thirty three ──── forgive me
────────── CHAPTER THIRTY THREE,
FORGIVE ME ──────────
❛ Llorar no indica que eres débil. Desde el nacimiento, siempre ha sido una señal de que estás vivo ❜
Alexander y Acacia fueron los únicos que quedaron despiertos en la noche, sin sentir el cansancio que el resto hacía. La astral no quitó la mirada de Calista, viendo como su pecho bajaba y subía con cada respiración.
──── Ella me odia ──── susurró. Dion siendo el único que la oyó del resto de los astrales ──── Y tú también lo haces ──── apretó los labios, reteniendo las lágrimas que llenaron sus ojos.
──── Nunca sentiría tal sentimiento a ti ──── respondió el astral, arrugando su frente.
──── No mientas ──── Alexander negó, observándolo ──── Estás a la defensiva y ni siquiera trataron de oírnos.
──── ¿Qué quieren que hagamos? ¿Abrir los brazos como si nada hubiera sucedido?
──── Pensaba que sería así ──── Acacia confesó, llamando la atención de los primogénitos callados ──── Cuando los ancestros llegaron a nosotros para pedir que volviéramos, acepté porque quería verlos por última vez, dijeron que nuestros cuerpos serían restaurados con ayuda del árbol astral.
──── Tal como la historia ──── Alexander apoyó ──── Ellos no perdonan las acciones de Oficuo así que la llevaremos para que no vuelva nunca.
──── Lo lamento ──── ella murmuró, limpiando las lágrimas con el dorso de su mano ──── Pero esa noche, no podía seguir dando más de mí.
──── Iba ir por ti ──── Myles habló, titubeante ──── Cuando mire que no podía sostenerte, iba por ti. No me importaba caer por que eres mi hermana, nacimos juntos, luchamos y derrotamos a tantos, ¿cómo iba a dejarte?
──── Pero yo no pude dejar que lo hicieras. Myles, tienes a Naia a tu lado, solo... hubiera sido demasiado para ella, el dolor y puedo comprenderlo porque es el mismo que sentí cuando perdí a Alexander.
Myles giró, viendo a Naia abrazarse a sí misma. Sabía que los días que habían pasado fueron duros, demasiado porque él no daba de sí mismo. Siempre repetía el mismo escenario, viendo como Acacia caía, pero jamás pensó en el dolor que cargaba en sus hombros cuando perdió a Alexander.
──── Realmente lo amas ──── él masculló.
──── Lo hago ──── asintió, mirando a Alexander con una sonrisa ──── Así como él me ama a mí.
──── ¿Qué harán después de encontrar a Oficuo? ──── Karsten preguntó ──── ¿Solo se irán?
──── Es el plan ──── asintió ella.
──── ¡Eso es una basura! ──── exclamó con enojo el astral ──── ¿Cómo pueden venir e irse como si nada?
──── Tratamos de explicarlo...
──── ¡Cállate, Alexander! ──── gritó, apretando las manos ──── Por ti ella está muerta.
──── ¡No es cierto! ──── Acacia lo detuvo, levantándose de su asiento ──── No morí por él, lo hizo por todos. Para llevarme a lo que estaba consumiendo el planeta.
──── Ponlo de ese modo, Acacia. Deja que todos lo piensen, pero jamás lo aceptaré.
Karsten se levantó, saliendo del comedor para dirigirse a la salida. Acacia dio una mirada, persiguiendo al hijo de Neex.
──── ¡Deja de tu inmadurez de lado por una vez, Karsten! ──── gritó en medio del pasillo, caminando detrás de él ──── Se suponía que no caería a ese espacio, pero Oficuo me arrastró.
──── Y Myles te sostuvo, pero tú lo soltaste ──── replicó, girando sobre sus talones.
──── No quería que muriera. Solo pensaba en Naia, en cómo quedaría.
──── Nunca tuviste una relación con Naia ──── negó.
──── Puede ser, pero por un momento sentí lo que ella siente por Myles. ¿Nunca has sentido ese amor tan puro que puedes dar todo para tenerlo? ──── preguntó, frunciendo las cejas ──── ¿Ese que ruegas cada noche para que no se acabe?
──── Lo sentí y después tú moriste ──── susurró, apretando los labios ──── No fui el mejor hermano, Acacia, tomé decisiones equivocada, pero... estabas a mi lado, siempre y ahora no lo estas. ¿Cómo se supone que salga adelante? El tiempo en que estuvimos separados, solo lo desperdicie.
──── No, no ──── ella negó, acercándose ──── Sé lo que intentas decir.
──── ¿Qué?
──── Lo que pasó con tu padre, no fue tu culpa ──── murmuró, colocando una mano en la mejilla de Karsten ──── Mucho menos de lo que me ocurrió. Eres mi hermano y la muerte no cambiará ese hecho.
Karsten alzó su mirada, fijándola en ella. Acacia seguía siendo la misma, su nariz, sus labios hasta esos pequeños lunares en su rostro y entonces ocurrió lo menos pensado.
Él dejó salir los sollozos que tanto retuvo, dejándose abrazar por Acacia, la astral que dejó ese dolor en su pecho.
──── Está bien ──── ella susurró ──── Aquí estoy.
Para Alexander, la noche se convertía en una tortura, tan silenciosa e imposible de pasar. Con los primogénitos entendiendo lo que ocurría, pudo sentir como esa carga en sus hombros se disminuía, pero seguía sintiendo la molestia de las miradas furtivas de Dion.
Entre todos los astrales, fue él quien lo aceptó, aunque fuera humano, con sus masivas bromas y vanidad, pero con el enojo llenando sus ojos dorados, pareciera que fue hace mucho tiempo.
El sonido de la tetera cortó todo pensamiento, sacando el agua para mantenerse caliente con una taza de café.
──── Así que... esos son tus hermanos.
Alexander giró, oyendo el comentario de Dion, el astral apoyándose en el mostrador.
──── Sí, aunque en el otro lado tienen la edad con la que murieron ──── asintieron.
──── Entonces, ¿por qué se miran más grandes?
──── Necesitábamos apoyo y ellos eran los más aptos, para eso requería de un cuerpo mayor. ¿Quieres una taza? ──── ofreció, alzando los sobres de café.
──── Claro, con las lluvias cayendo sobre el planeta astral siento que me congelo.
──── Es nuestra culpa ──── Alexander sonrió ──── Los ancestros dijeron que eso podía ocurrir durante nuestra estadía, cuando el cielo se despeje es hora de irnos.
Puso la taza enfrente de Dion mientras tomó asiento, tomando un poco de la suya.
──── ¿No dormirás? ──── Dion preguntó.
──── A diferencia de mis hermanos, no siento sueño.
──── O solo esperas a Acacia ──── bromeó, dándole una sonrisa.
Alexander río ──── También.
──── Siento que te arrebate la vida ──── dijo el astral después unos segundos, la diversión fugándose ──── Ni siquiera tuviste que pelear, pero lo hiciste y me libraste cuando estaba a punto de morir.
Alexander miró a Dion, oyendo sus palabras con cautela.
──── Parece que compartes la culpa con Acacia ──── mencionó, sintiendo la calidez de la taza ──── Ella también se echa la culpa, ¿sabes? Fue lo primero que me dijo cuándo nos volvimos a encontrar.
──── Pero yo si tengo razón ──── replicó, frunciendo el ceño ────Esa estocada iba a mí, no a ti.
──── Me vio como un enemigo.
──── ¡No es así, Alexander! ──── exclamó ──── Oficuo iba a matarme y por alguna razón interviniste.
──── Tú, entre todos lo que fueron por mí, sabes mi deseo profundo de estar con mi familia y lo estoy. De alguna manera, estoy cumpliéndolo.
──── Pero estás muerto ──── susurró.
──── Estoy con mis padres, mis hermanos y con la astral que amo ──── dijo, sonriendo ──── No te atormentes, amigo, soy más feliz de lo que fui alguna vez.
──── ¿Es muy hermoso el lugar dónde estás? ──── Dion preguntó suavemente.
──── Cuando llegues y espero que no sea muy pronto, te gustara. Todos estamos reunidos, celebrando, pasándola bien sin necesidad de electricidad o alimentarnos ──── contó, su sonrisa haciéndose más grande ──── Solo es felicidad, Dion, solo mantienes ese sentimiento.
──── ¿No te arrepientes de haber estado aquí?
──── Algunas veces lo pienso ──── confesó, rascando su barbilla ──── Jugué a ser un héroe cuándo solo era un chico humano completamente asustado que deseaba permanecer en algún lugar.
──── Nosotros fuimos lo indicado, ¿no? ──── Dion sonrió.
──── La mejor de mis opciones ──── confirmó ──── Entiendo que es difícil, no puedo pensar cómo actuaría si estuviera en su posición.
──── Ahora que hablamos, estoy procesándolo mejor.
──── ¡Oigan, es hora de salir!
Alexander terminó de tomarse el café mientras salía a encontrarse con Dax. El astral abrió las ventanas, mostrando el sol salir a pesar de las nubes oscuras y la intensa lluvia.
──── Que clima más estupendo para pelear ──── Karsten comentó con sarcasmo, acercándose con Acacia.
La astral rompió su abrazo para juntarse a Alexander, sonriéndole.
──── ¿Todo bien?
Él asintió, besando su frente por unos segundos.
──── Axle y Lane siguen durmiendo. ¿Por qué no desayunamos? Si atrapamos a Oficuo no lo disfrutaremos ──── dijo Acacia.
──── Puedo preparar un buen desayuno ──── Calista intervino junto a Giles ──── Y nos sentamos en el comedor, todos reunidos.
──── Sería grandioso, gracias ──── Dax aceptó respetuosamente.
Alexander solo rio, repitiendo las palabras con burlas mientras él intentó llegar a su hermano para golpearlo.
Acacia los dejó, entrando a la cocina tras Calista, paseándose con nervios.
──── Así que, ¿ya no hay más reyes o príncipes? ──── ella cuestionó.
──── No, todo fue roto ──── explicó ──── Eso... fue lo mejor, ¿sabes?
──── Lo fue. Quitaron todas las ataduras de nuestros padres.
──── ¿Ellos están contigo? ──── preguntó frunciendo sus cejas ──── En el lugar donde... tú sabes.
Acacia sonrió, oyendo los titubeos de su amiga.
──── Sí, ellos están conmigo igual que cada astral que ha fallecido ──── asintió.
Calista también lo hizo, moviendo su mirada al rostro de la astral, capturando los detalles que había empezado a olvidar.
──── Lo lamento ──── dijo inesperadamente ──── Rompí la promesa de siempre cuidarnos la espalda.
Acacia frunció las cejas, negando.
──── Nadie rompió nada, Calista. Lo sucedido no fue culpa de nosotros y si así lo fuera, tú no te convertirías en la culpable, sería yo.
──── Desde que moriste... nada es lo mismo ──── confesó, apretando los dientes ──── Es como si toda mi vida empieza a perder sentido.
──── Lo que sucede es que empiezas a perder tu camino ──── ella susurró, acercándose para tomar sus manos frías ──── Una vez Alexander me dijo que todos en la vida tenemos un gran propósito, un camino que recorrer. Ahora te lo digo a ti, no pierdas el enfoque ni lo que te hace feliz porque es lo más triste que puede existir.
──── Te quiero conmigo.
──── Ya lo estoy ──── susurró. De su bolsillo sacó una foto, aquella que recogió en el reino de Zoqri después del fuego ──── El rey me la dejó después de morir. Sé que no acostumbramos a tomarnos fotos, pero quiero que la conserves.
Calista tomó la imagen, sonriendo al ver a los dos astrales tan pequeños. Las lágrimas picaron en sus ojos, pero las retuvo.
──── Es hermosa ──── musitó.
──── No te derrumbes, por favor ──── pidió en voz baja.
──── Voy a tratar, Acacia. Lo prometo.
──── No puedo creer que Oficuo siga viva ──── Bronte murmuró, ajustando las pesadas botas en sus pies ──── Y menos que los oscuros hayan descubierto una forma de llegar al espacio.
──── Después de ver a los Zoqri y Acacia vivos, si les creo ──── Myles asintió.
──── No están del todo vivos ──── intervino Karsten ──── Solo es como un ser o algo así.
──── De cualquier forma, parecen ser ellos, ¿no? ──── preguntó Myles, cruzando los brazos.
──── Lo sean o no, hay que aceptarlos ──── Laria contestó ──── Tal vez detener a Oficuo no solo es su misión.
──── De hecho, mi hermano y Acacia si tienen una segunda misión integrada ──── Axle comentó, entrando a la habitación donde los astrales se terminaron de alistar ──── No fue pedido directamente, pero lo sabían.
──── ¿Y eso? ──── inquirió Dion.
──── Miren, no entiendo la conexión que tienen con ellos, ya saben, morí de niño y ni siquiera tuve amistades, pero todos vemos y sentimos cómo se están derrumbando cuando no debe ser así. Deberían de tomarlo como el ánimo para salir adelante, ellos no murieron en vano, pero ustedes están demostrando que sí lo hicieron.
──── ¿Qué quieres que hagamos, Axle? ¿Aparentar que todo está bien? ──── Karsten cuestionó, alzando su ceja.
──── No aparentar, aceptar que todos morimos para traer la paz y que la mantengan de ese modo, no ignorando lo que sucede. Sin nuestra intervención, Oficuo estaría uniendo su ejército de nuevo.
──── Y eso significa, tener nuevamente a los primogénitos cayendo como hojas de un árbol ──── Lane apoyó, apoyándose en su espada ──── Si tanto desean morir, solo pídanlo, pero no desperdicien el oxígeno que otros quieren.
──── No sabía que los Zoqri eran tan desagradables ──── Calista susurró.
Los dos hermanos voltearon sincronizadamente para observarla, sus ojos centellando con un brillo inusual que asustó a la astral. Solo fueron unos segundos hasta que parpadearon, dando una sonrisa idéntica.
──── Bueno, eso pasa cuándo te juntas con Acacia ──── se excusó Lane ──── ¿Nos vamos?
Aun cuando el resto de los primogénitos los persiguió, Calista siguió sintiendo esa extrañeza en su pecho. Esperó unos segundos antes de decidir seguir adelante, tomando la espada que ofreció Giles.
──── ¿Estás bien? ──── él preguntó.
──── Sí, solo... nada ──── negó.
Asintió, tomando con suavidad la mejilla de Calista, haciendo que lo mirará. Su pulgar pasó por su piel, sintiendo la calidez.
──── Aún seguimos juntos, ¿no?
──── ¿Qué? ──── frunció las cejas con confusión la astral ──── Claro que estamos, ¿por qué preguntas eso?
──── Con todo lo que sucede, hemos estado distanciados y sigues sin dar una respuesta sobre la petición ──── explicó, señalando el anillo.
──── Necesito un poco más de tiempo, ¿sí? Termines con todo este asunto y partiremos de ahí.
──── Está vez sin pretextos, Calista ──── pidió, posicionando sus manos en el rostro de ella ──── Por favor.
──── ¿Astrales? ──── Dax intervino, cruzando los brazos ──── Vamos, sin retrasos.
Giles la volvió a observar, esperando una rápida respuesta. En cambio, Calista solo se inclinó dando un fugaz beso.
──── No dejemos que sigan esperándonos ──── se excusó, entrelazando sus dedos para salir.
──── ¿Cuál es el plan? ──── Myles cuestionó, cruzando los brazos.
──── Nos vamos a dividir en tres grupos. Ustedes ataquen por los lados, acabando los oscuros, nosotros buscaremos a Oficuo ──── Axle explicó, agachándose para observar lo que fue su casa.
──── ¿Directo a la línea de fuego? ──── Naia interrogó, frunciendo las cejas ──── Van a herirlos.
──── Sanaremos rápido. Vayan primero, después lo haremos ──── Acacia habló.
Los primogénitos asintieron, manteniéndose agachados mientras se repartían en dos grupos junto a los guerreros. El silencio del reino junto a los restos quemados, hicieron imposible que sus pasos fueran silenciosos.
──── Por alguna razón, pienso que lo arruinaran ──── Lane masculló ──── Tú, pequeña mentirosa, dijiste que son los mejores en la historia.
──── Lo son ──── confirmó──── Pelee varias veces con ellos y ni una vez perdimos.
──── Siempre hay una primera vez ──── sonrió Dax, sacando la espada ──── A mi cuenta. Uno, dos...
Dax no terminó de contar los números cuando los astrales oscuros salieron de la mansión. Axle maldijo, viendo como el primer grupo se dispersó, entrando por la puerta principal.
──── Te lo dije. Idiotas ──── murmuró.
Acacia rodó los ojos, siendo la primera en salir. Girando la espada entre sus dedos, la enterró con fuerza en los pechos de los astrales, tomando cada segundo para llegar a la entrada donde apoyó a Calista.
──── ¿Qué sucedió con la línea? ──── preguntó, haciéndose oír entre los gritos.
──── Vimos a Oficuo, está en la parte trasera. Si entrabamos, llamarías la atención de inmediato ──── explicó, quitando restos de cabello rosado de su boca ──── Le estamos dando ventaja.
La astral sonrió, asintiendo ante sus palabras. Después de todo, ahí seguía la fuerza que los caracteriza como primogénitos.
──── ¡Al lado izquierdo! ──── gritó a los Tauro, señalando la cerca ──── Oficuo está atrás.
Alexander fue el primero en saltar, tomando el impulso perfecto para caer sobre sus pies sin dar un resoplido de cansancio. Tiró los cuchillos, con una destreza jamás vista, cayó en varios oscuros, abriendo el paso para Acacia.
Siguieron peleando, intentando derribarlos para llegar a la improvisada habitación situada en el fondo. Acacia tomó un profundo respiro, observando cómo los oscuros empezaban a amontonarse en la entrada.
──── Hacen un fuerte ──── Lane carraspeó, tirando el cuerpo inerte del astral ──── ¿Dónde están los primogénitos?
──── Dispersos, acorralando a los que intentan escapar ──── respondió Dax ──── Así que solo estamos los cincos.
──── Bueno, hagámoslo ──── aceptó Axle, sacando nuevas espadas de sus piernas ──── A menos que tengan miedo ──── bromeó, sonriendo.
──── ¿Miedo? ──── Lane bufó, atento a los oscuros ──── Ya quisieras, hermanito.
──── Astrales, ¿estamos peleando o jugando? ──── Acacia intervino, abriéndose entre los dos junto a un Alexander divertido.
──── Ellos quieren mejorar tu récord, cariño ──── murmuró.
──── Como si podrían ──── ella bufó, observándolo ──── No vayas directo a ella, ¿sí?
──── No te preocupes, todo estará bien ──── confirmó.
Deshaciendo la línea, los astrales oscuros corrieron a ellos, alzando sus espadas para tratar de herirlos. Acacia detuvo las estocadas, maniobrando su cuerpo para evitar los filos que se dirigían en su dirección.
Desde la distancia, el resto siguió peleando, utilizando objetos de su alrededor para terminarlos. Los Zoqri sintiendo la fuerza en sus venas en pelear sobre su reino, uno que fue acabado por el deseo de un poder que jamás obtendrán.
De poco en poco, el resto de los primogénitos se fue integrando, ayudando a acabar los obstáculos. Sin perder la concentración, Calista pudo observar cómo Acacia se movió por el alrededor, tan fluido que pareciera no caminar ni sudar una gota.
Desde que los hermanos de Alexander tomaron esa actitud dura e incluso como si no estuvieran presentes por unos segundos, hizo que pensara en que si realmente eran ellos.
Soltó un profundo suspiro, estocando a cada oscuro que se atravesaba en su camino. Miro como Acacia junto a los hermanos entraron al sitio, eliminando con facilidad a los que estaban protegiendo.
Acacia fue la primera en ver el cuerpo de Oficuo, arrastrándose por el suelo con dificultad. Parte de su cuerpo estaba quemado, incluso las vendas se pegaron a las heridas y su rostro perdió esa chispa que tenía.
Con el enojo en sus venas, enterró la espada en la pierna de Oficuo, haciendo que dejará salir un fuerte grito.
La astral dio la vuelta, fijando su sorprendida mirada en ellos.
──── No es posible ──── susurró.
──── ¿Qué es imposible? ──── replicó, manteniendo su voz suave ──── ¿Qué esté frente a ti?
──── ¡Moriste! Yo te lleve conmigo.
──── Lo hiciste, gracias por eso ──── asintió, agachándose para estar a su nivel ──── Igual que ellos
Los hermanos se mostraron, con rapidez los identificó como Zoqri, los hijos del rey que mató
──── No, no ──── ella negó, arrastrándose ──── ¡Nadie regresa de la muerte!
──── Piensa, Oficuo, ¿quiénes somos? ──── Acacia murmuró, sus labios levantándose en una sonrisa.
La astral miró ese gesto, incluso la forma en que el resto apretó sus labios con enojo. Poco a poco, su mente se fue abriendo, encajando las piezas. Es entonces, cuando gritó con toda la fuerza de sus pulmones, intentando seguir con su huida.
──── ¡No, se los ruego, no lo hagan!
──── ¿Qué sucede? ──── Bronte preguntó, mirándolos mientras trató de recuperar el aire perdido.
──── Solo estamos hablando ──── respondió Alexander sin emoción alguna ──── Pueden descansar. Nos encargaremos de ella.
──── ¿Solos? ──── replicó Naia, negando ──── Ella puede...
──── Tranquila ──── la detuvo Acacia, tomando a Oficuo de su cuello ──── No tiene ni una gota de fuerza.
Los cincos astrales salieron por el hueco formado, sin perder la mirada en el objetivo.
──── Se los suplico ──── siguió susurrando, su rostro perdiendo todo color ──── Diles a los ancestros que me perdonen, nunca quise hacerlo.
──── Nosotros formamos el árbol astral, repartiendo alimentos y aire fresco. Somos los ancestros, Oficuo y estás por morir ──── Lane declaró, su voz monótona asustándola.
──── Traicionaste a tu sangre, utilizaste la pureza que te fue concedida para matar a dos primogénitos ──── Axle siguió hablando ──── Y el reino de Zoqri.
──── Debería de darte vergüenza ser llamada como el ancestro que te dio la vida ──── Alexander escupió, sintiendo el enojo latir.
──── ¡Ellos tomaron decisiones erróneas! ──── Oficuo gritó ──── Y estaban destruyendo, me desterraron sin darme oportunidad de defenderme.
──── Porque estás equivocada. Lo que tratamos, siempre fue de quitar esa maldad de los humanos y tú la regresaste, matando a tu propio pueblo ──── murmuró Dax, frunciendo el ceño ──── Ahora, tenemos que exterminarla y lamentablemente, eres tú.
──── ¿Después de todo lo que hice? ──── preguntó la astral ──── Yo merezco vivir, gobernar y ser la líder.
──── ¿Quién crees que eres para negar nuestras decisiones? ──── Alexander replicó.
Oficuo titubeó, bajando la mirada con temor.
──── Nadie, señor ──── susurró.
Axle sacó su espada, brillando con el sol saliente entre las nubes. La astral solo pudo quedarse quieta, aceptando su destino.
──── Sé que soy mala pero solo quería hacer un bien ──── masculló en voz baja.
──── Tú bien daño a muchos astrales, incluyéndome ──── Alexander explicó ──── Solo era un humano, tenía veinte años y me quitaste la posibilidad de ser un astral.
──── Con estos ancestros, te salve de una miseria ──── siseó ──── ¿Realmente te hablo a ti o al ser que habita tu cuerpo?
Sin dar una respuesta, Axle levantó el arma, enterrándolo en el pecho de Oficuo. Un grito de sorpresa salió de sus labios, llenándose de sangre sus manos.
Una luz salió de la herida, tragándose a los astrales y revelando su forma verdadera por unos segundos. El alrededor cambió, mostrando un desierto y el intenso calor dañándolos.
──── ¿Qué es esto? ──── ella preguntó, sintiendo la arena bajo sus dedos.
──── Tu infierno ──── Acacia respondió con simpleza.
Ella agarró las manos de los hijos de Zoqri, desapareciendo del destino que Oficuo se otorgó a ella misma.
para no seguir metiendo relleno, ya estamos cerca de terminar el Astral Perdido, voy a llorar porque a sido un carrusel de emociones crear esta historia
no olviden votar y comentar, los quiero!
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