────﹝ the traitors ﹞
──── ❛ Tu peor pecado es que te has destruido y te has traicionado por nada ❜ ────
prologue!
──── No diré ni una palabra ──── habló el hombre encadenado. Sus ojos celestes se mantuvieron fijos al suelo al igual que todo su cuerpo por las pesadas cadenas. Lo único que pudo notar era como su sangre, tan espesa y roja, iba cayendo cada vez más lento ──── Ustedes solo son unos astrales queriendo hacer el trabajo sucio de sus padres. Deberías de darles vergüenza ser unos peones en este juego que perderán.
Una sonrisa despreciativa apareció en el rostro de la astral, sus ojos rojizos recorrieron al astral encadenado, sintiendo un poco de orgullo de ese hombre que mantenía su postura a pesar de saber su destino.
──── Él acaba de llamarte peón ──── la astral se burló, mirando a su acompañante que mantuvo su rostro serio, sin mostrar ni una reacción ──── Un despreciable peón que perderá.
──── Creo que tendré que enseñarle a respetar a sus reyes ──── Karsten habló con voz dura. Sacó la espada suavemente de la vaina sujeta a su cadera y la movió, dejando que el reflejo de la luz golpeará directo al rostro del hombre ──── Deberías de cerrar los ojos.
Acacia solo dio un paso atrás cuándo Karsten hizo girar la espada en un suave movimiento que apenas pudo captar el hombre encadenado hasta que sintió cuando el filo atravesó su estómago. Un quejido brotó de sus labios manchados, mirando a las dos figuras que estaban en esa habitación.
──── ¿Todavía piensas que somos unos peones en este juego que ustedes han iniciado? ──── Acacia preguntó, acercándose al hombre. Pasó su dedo por el rostro de aquel astral, llenándose de sangre ──── Habla conmigo. Te daré la oportunidad para que tu muerte sea... rápida ──── le propuso con voz suave.
Una risa brotó de aquel hombre, cerrando sus ojos celestes antes que esa voz inocente y suave se introdujera en su cabeza. No iba a creer en sus palabras, no en aquellos astrales que estaban cazándolos como si fueran culpables de lo que estaba sucediendo en su planeta.
──── Él no dirá nada porque no es un traidor, ¿cierto? ──── interrogó el astral, limpiando su espada de la sangre que llenó esa habitación. Sus ojos rojizos lo observaron, viendo como su expresión cambió ante sus palabras ──── Un hombre de honor que terminaría con su misión sin importar de lo que sucediera, pero nunca pensaste que te íbamos a atrapar. Olvidaste que nosotros siempre estamos vigilando.
El hombre levantó su rostro, enfrentándolos ──── No seremos los únicos. Ustedes caerán primero, como los peones que son.
Un suspiro brotó de los labios de Acacia, ladeando su rostro con calma ──── Tus palabras han sido tan cautivadoras, casi creo en ellas, pero permíteme prometerte algo ──── ella dijo, sin alejar su mirada ──── El día que muera, voy a llevarme a tus reyes conmigo. Voy a matarlos y me aseguraré que nunca lleguen al Jardín del Eterno.
Un gruñido de enojo se expandió por toda la habitación cuando el hombre se lanzó a Acacia, deseando poder estrangularla con sus propias manos por esa promesa ante sus reyes. Las cadenas lo inmovilizaron, sin darle la posibilidad de poder moverse ni un centímetro.
Una sonrisa creció en la astral, gustándole que estuviera mostrando ese lado feroz y agresivo, como la oscuridad envolvía esa mirada celeste que podía ser igualada al cielo. Acacia no se movió de su posición, sin temor a ese hombre que estaba luchando contra las cadenas, de hecho, esperaba que pudiera escapar para que pudiera enseñarle un poco más de lo que estaba hecho.
Le encantaría ver como ese astral trataría de herirla, aunque sea por unos segundos.
Antes que su imaginación pudiera expandirse más, escucharon unos gritos femeninos juntos a unas fuertes pisadas que solo podía pertenecer al astral más grande. Myles apareció en la puerta, empujando un cuerpo femenino al suelo que era sostenida por un par de grandes cadenas que envolvían sus brazos y piernas.
La mujer no levantó su rostro, temerosa de lo que había en esa habitación. Solo pudo notar un par de botas oscuras acercándose a su posición, las pisadas tan lentas que solo hicieron que su corazón latiera más rápido.
──── He traído un regalo ──── Myles anunció con una gran sonrisa. Su rostro se avivó al sentir el miedo en esa mujer, sabiendo lo que vendría muy pronto ──── Es una muy hermosa.
Karsten se acercó junto a Acacia, rodeando el cuerpo de esa mujer que no había levantado su mirada. Los astrales no necesitaron ver sus ojos para saber que venía del mismo reino, ambos eran Duksol.
──── Puedo ver algo más ──── Acacia murmuró, mirando los ojos celestes de aquel hombre ──── Me arriesgaré a decir que son hermanos.
La mujer levantó su cabeza ante la última palabra, enfocándose en el astral que estaba encadenado en aquella oscuridad. Apenas fueron unos segundos para reconocerlo y sentir escalofríos recorrer toda su espalda al notar su estado.
──── Hermanos, me gusta como suena eso ──── Karsten confesó, creando una media sonrisa que iluminó su rostro serio. Agarró las pesadas cadenas, haciendo que la mujer se quejara de dolor ──── ¿Quieres el mismo trato especial que tu hermano o nos darás la información que queremos?
Myles cerró la puerta detrás de él, apoyándose en la pared ──── Naia lo intentó. Prefiere mantener su boca cerrada y mostrarse como indefensa. Cree que podrá conmover nuestros corazones, pero se equivoca.
──── ¿Quiere redimirse después de intentar matar a nuestro rey astral? ──── mencionó Acacia sin poder creer cómo eran esos astrales ──── Me sorprende lo desleal que eres, nada comparado a tu hermano. Él sí me agrada.
Acacia agarró el rostro de la mujer, levantándolo. Esos ojos celestes estaban llenos de miedo, el pánico que le encantaba mirar en sus enemigos.
──── Es una cobarde ──── dijo Myles, bufando sin gracia ──── No dará ni una información. Solo está tratando de manipular para escapar de aquí.
Karsten apretó las cadenas de la mujer, haciendo que ella soltará un grito de dolor al sentir como sus brazos se tensaron.
──── Cambiará de idea una vez que comience los planes que tengo con ella ──── él murmuró en voz baja. Se agachó, inclinándose al oído de la mujer ──── Te encantará conocerme.
──── Por favor, no lo hagan ──── suplicó aquella mujer, haciendo una reverencia a aquellos astrales ──── Se los pido, nunca quise atentar la vida del rey astral ni de los Zoqri.
Karsten rio ante su reacción inesperada. Dejó las cadenas en la pared, caminando directo al hombre que no había emitido ni una palabra.
──── ¿Oíste lo que tu hermana dijo? Ella dijo que no quiso atentar la vida del rey astral ni de los Zoqri ──── él repitió con una gran sonrisa ──── Deberías de aprender de ella. Es una astral muy valiosa. Nos dirás quién te mandó, ¿verdad? Tú reconoces quiénes son los que ganaran en este juego.
Ella negó, sin dejar su posición de reverencia ──── No puedo decirlo ──── musitó con voz quebrada ──── Con solo estar aquí, estamos muertos.
──── Entonces, ¿por qué pides piedad si sabes que te mataran? ──── preguntó Myles, entrecerrando sus ojos verdosos con dudas ──── ¿Le temes más a ellos o a nosotros?
──── No todo lo que desaparece queda muerto ──── habló el hombre astral. Miró a los tres astrales con desprecio, deseando tener la oportunidad de demostrarles que su reino nunca se dará por vencido ──── Deberían de saberlo. Las almas de los Duksol vivirán por la eternidad.
Acacia frunció el ceño, pensando sobre sus palabras. Los Duksol tenían una ideología muy diferente a las suyas, pero nunca había oído hablar de esa manera a una, causándole curiosidad sobre a lo que se refería. Había muchas cosas que los Duksol no compartían y eso podía ser utilizado como una gran ventaja con el resto de los astrales.
En cambio, Karsten frunció sus labios, enojándose por las divagaciones de esos dos astrales que solo estaban jugando, moviendo sus fichas sin darles ninguna información. Sacó nuevamente su espada, enterrándola en el pecho del hombre que lo miró con sorpresa.
Myles hizo lo mismo, sin necesitar del permiso de los astrales para saber qué hacer. Quito la vaina de su espada, alzándola en el aire por unos segundos hasta que pasó por el pecho de la mujer que seguía en su posición.
La mujer alzó su cabeza, mirando el rostro de Acacia. La sangre salió de sus labios cuando ella hizo una sonrisa maliciosa que hizo que sus ojos celestes brillaran antes de caer al suelo. Acacia solo apretó sus labios, asqueada de las gotas que cayeron a sus botas preferidas.
──── Podrías avisarme la próxima vez ──── ella se quejó, dando fuertes pisotones para quitar la sangre ──── No quiero nada que me contagie de su ignorancia.
Myles solo sonrió, mostrando sus hoyuelos a los lados de sus labios pálidos ──── Mi disculpa hacia ti, princesa de Poxzia.
──── Bronte es el encargado de limpiar ──── avisó Karsten, entrometiéndose entre los dos astrales. Pasó su brazo por los delgados hombros de Acacia, atrayéndola a su cuerpo ──── Vayámonos o escucharemos sus quejidos sobre que hice trampa.
──── Es probable porque lo hiciste ──── le recordó Myles, abriendo la puerta ──── Yo te dije su posición.
──── Hubiera podido encontrarlo ──── Karsten se defendió, rodando sus ojos claros. Observó a Acacia, moviendo sus cejas con picardía ──── Creo que te prometí una cena.
La astral bufo, alejándose de su agarre ──── Eso fue hace dos semanas y ahora estoy muy decepcionada que no hayas cumplido. Creo que necesitaré muchos regalos para estar feliz, de nuevo.
La mirada de Karsten brilló, pensando en las diferentes formas en que Acacia lo engañó para obtener lo que quería, especialmente armas que su padre no le daba permiso de poseer.
──── Tendré que aprobar esos regalos primero ──── él aceptó, extendiendo su mano con lentitud ──── De igual forma, sabes que nunca te digo que no a ti.
Acacia sonrió, acercándose al astral ──── Habiendo aclarado nuestras diferencias, tengo muchas ganas de visitar Neex ──── cedió, entrelazando su mano.
Karsten solo sonrió, guiándola a la salida. Supo que ese día, la pequeña princesa iba a hacer que su reino brillará con la emoción que solo ella podía portar.
──── ❛ Me estás enseñando a amar, yo no sabia amar, amar no es pedir, es dar mi alma, vacía ❜ ────
después de casi cuatro años, decidí publicar un prólogo para el Astral Perdido
sí, me tomo demasiado tiempo en tomar esa opción pero mejor tarde que nunca
no olviden dejar sus votos y comentarios ♥
por cierto, el hermoso banner fue hecho por
vean su tienda gráfica, hace bellezas así que espero que le den una oportunidad!
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