eight ──── they are here
──────────── CHAPTER EIGHT,
THEY ARE HERE ────────────
❛ Hay que esperar cuando se está desesperado, y andar cuando se espera ❜
Acacia abrió sus ojos cuando la sensación de brisa empezó a extinguirse, indicando sólo una cosa. El puente se había cerrado o, mejor dicho, lo bloquearon para que sus cristales no siguieran fluyendo y dejaran caer a los primogénitos.
El cielo nocturno empezó a aparecer. Para Acacia, fue difícil mantener sus ojos abiertos por el incesante aire que había a su alrededor mientras caía, su cuerpo estaba moviéndose en el aire sin ninguna seguridad a su alrededor.
Cuando sintió una cortada en su brazo, la princesa supo que estaba por tocar tierra, aunque la oscuridad no le permitía detectar nada. Agarró el pomo de su espada, dejando que el filo creciera en un intento de aferrarse al primer objeto que pudiera tocar.
La caída sería dolorosa y probablemente podría herirla si no encontraba un balance.
Otro golpe en su pierna hizo que supiera que estaba cerca de tocar algo, aunque aún no sabía de qué se trataba. La espada solo rozaba, sin poder engancharse a ningún objeto y fue cuando Acacia pudo observar lo que sucedía.
Estaba cayendo directo a un vacío, siendo rodeado por grandes rocas que fluían agua que caía directo al lago seco. Si su cuerpo caía ahí, iba a sufrir demasiado y eso no podía permitírselo en una misión tan importante.
Comenzó a moverse en el aire, intentando controlar su cuerpo para que se pusiera recto y así tener mejor oportunidad para el tiro. Ya preparada, sujetó su espada con firmeza y la empujó directo a las rocas, haciendo que el filo se enganchara. Sus brazos se tensaron ante el repentino movimiento y se ayudó de sus piernas, recargándolas en las rocas para poder escalar.
El sudor empezó a caer por su rostro, buscando una forma de subir sin dañarse o poder caerse. La espada estaba bien puesta por lo cual solo necesitaba un movimiento para alzarse y llegar a la orilla.
Antes de poder moverse, un brazo apareció delante de su rostro como si se tratara de un salvavidas. Sin importar de quién se trataba, lo agarró, dejándose alzar hasta golpear la dureza de las rocas que hizo que suspirara por los hincones de dolor.
Rodó sobre su espalda, recuperando el aire perdido tras esa caída. Tuvo que respirar varias veces, calmando su corazón acelerado por la adrenalina, era muy pronto para utilizar toda su energía en un mundo que desconocían.
──── Qué desastre ──── murmuró para sí misma.
Giles se levantó, sentándose en el suelo mientras su desastroso cabello se movía por el aire, pegándose a su cuello sudoroso. Así que después de todo, el astral fue quién le ayudó a no caerse, por lo menos había demostrado que estaban en el mismo lado.
──── Ellos cerraron el puente, ¿no? ──── Giles comentó, mirando el cielo nocturno con molestia ──── Parece que quisieron que nos hiriéramos o muriéramos en el camino.
Él se levantó, estirando sus brazos golpeados. Le dio un vistazo a Acacia, quién seguía acostada en el suelo con un golpe en su rostro que se iba a tornar rojizo en poco tiempo.
Se planteó la idea de decirle, probablemente por la adrenalina no sentía nada, pero rápidamente eliminó ese pensamiento, si lo hacía, ella iba a querer matar a Karsten por haber hecho que se golpeara y aunque no eran los mejores amigos en este momento, no quería que terminaran mal.
──── O solo quisieron que sintiéramos pánico por estar cayendo al vacío ──── Acacia habló, levantándose del suelo. Limpio el polvo de su ropa, degustando estar sucia ──── Saben que no moriremos por unos golpes, se necesita más que eso. ¿A dónde iremos? Parece que estamos en un bosque.
Los dos astrales miraron a su alrededor, rodeados de grandes árboles y probablemente animales que estaban al acecho. Lo único que se oía era el agua cayendo sobre las rocas y los suaves movimientos de las hojas.
──── Solo sigamos adelante ──── Giles dijo, sacando su espada ──── Nos encontraremos o Dion lo hará.
──── Tú guías ──── aceptó la astral, intentando mantener tranquilidad entre ellos.
Giles comenzó a caminar, abriéndose paso entre tanta vegetación. Acacia se mantuvo atrás, observando su alrededor por si un animal se acercaba, no estaba segura que tipo de criaturas existían en ese mundo y no quisiera averiguarlo de la peor forma.
En ese momento, un grito se abrió paso entre tanta calma, sin pensarlo, ambos corrieron, guiándose por el eco. Los pájaros salieron volando, ayudando a los astrales a saber el camino que debían de elegir cuando los gritos cesaron.
Acacia corrió lo más rápido que sus piernas les permitía, igualando la velocidad de Giles. Mantuvo su respiración controlada tal como aprendió mientras saltaba los troncos caídos con tanta facilidad como si se tratara de un felino.
Un rastro de sangre capturó la atención de Acacia, deteniéndose ──── Por este lado ──── indicó.
Giles no necesito de más palabras para seguir a la astral que seguía las gotas de sangre derramada en el suelo. Una figura fue apareciendo mientras se acercaban, haciendo que ambos detuvieron sus pasos y se sorprendieron de encontrarse con Bronte.
Un río de sangre fluía de su pecho donde una flecha estaba incrustada a centímetros de su corazón. Su brazo también estaba lleno de heridas y sangre, haciendo que la escena fuera todavía más terrible.
Una figura más se acercó por el otro extremo, revelando a Gaea. Su labio inferior tenía un rastro de sangre y su ropa estaba sucia por la caída. Sus ojos violetas se llenaron de preocupación cuando el cuerpo de Bronte se derrumbó en el suelo, apenas pudiendo respirar.
──── No ──── susurró Gaea con lástima.
Acacia reaccionó al instante, quitándose la mochila para buscar el botiquín de primeros auxilios que sus damas prepararon. En cambio, Giles se acercó a Bronte, llamándolo para que no cerrara sus ojos o sería peor.
──── La herida está limpia ──── habló el astral, arrancando la camisa de Bronte ──── No hay daño interno. Necesito suturar la herida antes de que pierda más sangre.
──── ¿Traspaso la piel por la espalda? ──── Gaea preguntó, arrodillada a un lado.
Giles negó, pasando sus dedos por la herida ──── No fue tan profunda. Acacia, dame el botiquín. Me encargaré de él.
Acacia asintió, mostrándole todos los productos que llevaba en el botiquín. Giles se deshizo de la camisa de Bronte para dejar caer el alcohol alrededor de su pecho. Los fuertes gritos de Bronte provocaron que las aves volarán, graznando al mismo volumen.
Gaea tuvo que sostenerlo cuando él comenzó a agitarse, sintiendo su pecho doler cuando Giles retiró la flecha sin dañar la piel. Acacia solo quedó en silencio, dejando que el astral se encargará de poder curarlo.
Unos pasos se acercaron, revelando a los dos últimos astrales faltantes. Dion junto a Calista se abrieron paso, quedando mudos por la situación. Como el resto, se encontraban con golpes y suciedad en su ropa, pero estaban bien a comparación de Bronte.
──── ¿Qué demonios pasó? ──── Dion murmuró, dejándose caer a un lado para observar el rostro pálido de Bronte ──── Hermano, resiste.
Bronte arqueó su espalda de dolor cuando Giles traspasó la aguja en su piel sin dar tiempo para respirar. No podía perder tanta sangre, los humanos no tendrían la necesaria y tampoco había acceso de regresar al Planeta Astral para buscar ayuda.
Acacia miró a Calista, levantándose del suelo para observar a su amiga detenidamente ──── ¿Estás bien? ¿Te golpeaste?
Ella negó, suspirando ──── No, estoy bien. Solo... ¿él estará bien?
──── Lo estará, Giles se encargará de todo. Deberíamos de armar las tiendas ──── Acacia propuso, agarrando las manos de Calista ──── Bronte estará cómodo dentro de una.
──── Si ──── Calista confirmó. Miro a Gaea, sonriéndole ──── ¿Quieres ayudarnos?
──── Yo me encargaré ──── Dion murmuró, tomando su lugar. Gaea estaba pálida ante la sangre, nunca le había gustado estar en esas situaciones y menos con los astrales que ella quería ──── Ve, ellas necesitarán tu ayuda.
Recuperando sus fuerzas, Gaea dio el primer paso en agarrar las carpas que las dos astrales le ofrecieron. Cada uno llevaba una carpa en su mochila, perfectamente doblada para no ocupar demasiado espacio.
Las tres astrales la armaron sin problemas, entendiendo los pasos que llevaban inscritos en el papel. Anteriormente habían intentado hacer una expedición en los bosques del planeta astral con todos los primogénitos, pero nunca pudieron encontrar una fecha en que todos estuvieron dispuestos así que Gaea no pudo evitar sentir nostalgia por esos tiempos.
Acacia decidió solo hacer tres carpas en caso de emergencia y tuvieran que dejarlas atrás. No sabían a lo que se iban a enfrentar en ese tiempo y necesitaban pensar con claridad todos sus movimientos antes de tomar una decisión errónea.
Giles y Dion se encargaron de introducir a Bronte en una de las tiendas. Limpiaron el sudor de su frente, esperando que el astral se recupere lo más pronto posible y que esa herida sanara correctamente.
Ninguno estaba preparado para enfrentar la peor situación si la herida llegara a infectarse por una flecha que algún astral tirara para matarlo.
Bronte estaba inconsciente, después de tanto dolor y pérdida de sangre, no resistió perderse por un momento la calma que su cuerpo estaba pidiendo. Acacia se encargó de limpiar la suciedad del rostro del astral y el brazo, curando las pequeñas heridas de su brazo y cambiando esa desastrosa camisa por una limpia.
No quería que despertara con la vestimenta llena de sangre. Necesitaban olvidar ese momento difícil y así enfocarse en lo importante, encontrar al hijo de Zoqri que aparentaba ser humano en ese mundo.
──── El descanso le ayudará ──── Acacia dijo, tirando la ropa sucia en una esquina de las carpas ──── Partiremos a la salida del sol. No sabemos qué tan lejos estamos de la ciudad, mientras tanto, hagamos una fogata para mantener el calor.
──── Dion puede venir conmigo a buscar ramas y verificar el perímetro ──── Gaea propuso, sacudiendo sus rizos morados que estaban decorados por argollas, un símbolo de su reino ──── Oí que en los bosques de los humanos hay osos, probablemente se espanten al ver el rostro de Dion ──── bromeó, intentando aligerar la tensión.
Dion se levantó, cruzándose de brazos ──── Tomaría eso como una ofensa, pero estoy seguro que estás escondiendo tus verdaderas intenciones y tienes miedo de ir sola ──── él replicó, alzando su barbilla con orgullo ──── Vamos, dejaré marcas para el regreso.
Acacia sonrió, negando con su cabeza. Claro que Dion buscaría una segunda intención por el comentario, era el astral que siempre intentaba beneficiarse de todo y narcisista, siempre desviando la atención a él, pero al mismo tiempo, llegaba a ser amable, cuidadoso y ayudaba en los momentos difíciles.
No muchos podían entender a los habitantes de Kordax, pensaban que su belleza impedía que fueran feroces o buenos guerreros, pero estaban equivocados. Cada uno de ellos tenían dones impresionantes en las peleas que vencían con facilidad a otros reinos, pero decidieron no involucrarse en conflictos y se centraron en potencializar algo más cálido, tranquilo y eso fue la belleza externa e interna de cada astral.
Eran diferentes a los habitantes de Neex que su principal objetivo era ganarse la vida a través de la fuerza y peleas o los habitantes de Tharan, donde Giles era príncipe, que se enorgullecían de su masculinidad y cicatrices que ganaron.
Por eso Dion era querido por todos, era inevitable caer rendido por su personalidad y belleza. Acacia aprendió mucho de los Kordax y aunque muchos creían que mentía, era uno de los reinos donde podía encontrar paz.
La noche pasó más rápido de lo pensado. Ninguno de los astrales estaba acostumbrado a ese cambio de horas por lo que Calista y Gaea fueron a dormir, intentando reunir fuerzas mientras Acacia decidió quedarse despierta, vigilando que nadie los molestara.
Giles también había decidido ir a acostarse en una de las carpas, pidiéndole a Acacia despertarlo si cambiaba de opinión y quería dormir. Dion cuidaba de Bronte, cambiando la gasa que protegía las puntadas que Giles hizo en su pecho. Necesitaban verificar que no se infectara, esa era su prioridad en ese momento.
Acacia camino por todo el bosque, guiándose de las marcas que Dion y Gaea hicieron para no olvidar donde se encontraba el improvisado espacio seguro. Se sentó en una gran roca frente a un árbol, donde comenzó a lanzar las cuchillas al aire para tomarlas por la empuñadura y tirarlas con fuerza directo al tronco donde quedaron incrustadas.
Repitió el procedimiento, necesitando que su mente se tranquilizará de tantos pensamientos que pasaban. No quería llenarse de negatividad, preguntando qué sería lo siguiente si ya habían herido a uno de los astrales.
La misión no estaba comenzando de la mejor forma, eso lo sabía, pero necesitaban esforzarse para que todo mejorara. Bajaron al mundo de los humanos para encontrar al astral perdido y ahora, debían de regresar al planeta astral con él, no podía perder esa oportunidad para redimirse de sus decisiones.
Acacia no sabía que estaba sucediendo en su planeta en ese momento, solo esperaba que su padre fuera inteligente y no hiciera ningún movimiento erróneo hasta que pudieran encontrar al hijo del rey de Zoqri.
Ese humano será su ventaja contra la corona.
──── Eres muy brusca con tus movimientos ──── dijo una voz ronca con un tono divertido,
Ella sonrió, mirando por encima de su hombro a Dion. El astral se recargó en uno de los árboles, observándola fijamente. Descubrió que la mejilla de la princesa estaba enrojecida, supuso que su caída no fue tan buena como la suya. Sus propios astrales cerraron el puente con una intención mala y por poco, cumplen con su objetivo de herirlos.
──── Solo estoy eliminando un poco de tensión ──── ella confesó, rodando sus ojos rojizos ──── ¿Tú puedes hacerlo mejor? ──── interrogó, ladeando sus labios en una sonrisa burlona.
──── ¿Sabes con quién hablas, amor?
Dion sacó una daga de su bota, alzándola en el aire por unos segundos hasta que la tiró directo al árbol donde se incrustó junto a las otras que anteriormente había lanzado Acacia.
──── Estoy impresionada que diste en el blanco ──── bromeó la princesa, inclinándose hacia adelante ──── ¿Quieres sentarte un rato? Seré una buena compañía, lo prometo.
──── No podría negarme a tal oferta de paz ──── Dion aceptó. De un salto, llegó al otro lado de la roca, sentándose junto a la astral ──── ¿Cómo te sientes?
Acacia se encogió de hombros, mirando las dagas en el árbol ──── Todavía estoy procesando lo que está ocurriendo ──── confesó, recargando su cabeza en su mano ──── Solo puedo recordarme a mí misma que debo de enfocarme en la misión, pero... no comenzó de la forma en que esperaba.
──── Nadie quería comenzar de esta forma ──── Dion susurró, perdiendo toda emoción de su rostro ──── Bronte estará bien, es un astral fuerte. Todos estaremos, el tiempo pasará rápido, encontraremos al humano-hijo de Zoqri y volveremos a nuestras vidas.
La princesa lo miró, fijándose en esos ojos dorados que estaban en calma ──── ¿Crees que podremos volver a la vida que antes teníamos?
──── Debemos de hacerlo ──── dijo en voz baja. Dion alzó su mano, acariciando con suavidad el hombro de la astral ──── Por eso acepté esta misión. Quiero que volvamos a ser los mismos primogénitos y hagamos cumplir las normas que siempre deseamos desde pequeños. No voy a perderlos por una decisión que no elegimos.
──── Sería bueno que lo intentáramos ──── asintió la astral, queriendo creer en sus palabras.
Dion abrió su boca para hablar, pero su mirada se perdió en un punto detrás de Acacia, llenándose de preocupación. Ella se giró, mirando lo que atrapó su atención.
Varios haces de luces aparecieron en el cielo nocturno, brillando como si fueran estrellas. La princesa se levantó para verlas mejor y siguió su recorrido con su dedo para poder hacer un cálculo rápido de la distancia, no sería exacto, pero tendría una idea del tiempo en que tendrían para escapar.
El puente se abrió nuevamente y había astrales bajando, muy lejos de su territorio.
──── Al parecer, la misión se volvió más interesante ──── susurró ella.
Dion se levantó, quedándose detrás de ella ──── ¿Crees que sean astrales? ──── interrogó, ladeando su cabeza con pesadez ──── No quiero enfrentarme a mi propia raza.
Acacia compartió una mirada con Dion, entendiendo sus palabras. Ahora tenían que enfrentarse con los astrales, su mismo pueblo para poder cumplir su misión y liberarlos de una guerra.
──── Esperemos que no sea necesario. Mantengámonos lejos de los astrales y regresemos a casa.
El sol salió entre las montañas, asombrando a Acacia quién alzó su mano, sintiendo la calidez que desprendían los rayos. Todo el bosque se iluminó, mostrándole la belleza de sus grandes y robustos árboles, así como la delicadeza de sus flores y algunas frutas que no estaba segura si eran comestibles.
La experiencia en el mundo humano era poco gratificante, pero aceptó que tenía sus bellezas escondidas. Si todo estuviera bien, dedicaría parte de su tiempo a descubrir cada una de ellas como lo hizo su madre una vez cuando estaba en vida.
──── ¿Por qué todo tiene que pasarme a mí?
Acacia sonrió al oír esa voz ronca y amable. Bronte salió de la tienda, teniendo su brazo pegado a su cuerpo al seguir herido. Su rostro ya tenía color, incluso sus ojos azules brillaban como usualmente estaban.
──── Puede ser porque tienes el rostro más bonito de todos los primogénitos ──── le respondió la princesa con una pequeña broma.
Ella saltó la roca, acercándose al astral para ayudarlo. Compuso la venda que sostenía su brazo, no tenía ningún hueso roto pero las heridas todavía no sanaban por completo.
──── Solo estás tratando de subirle la autoestima al astral ──── Dion replicó con una media sonrisa. Se acercó a Bronte, agitándole suavemente el hombro ──── Hermano, me alegre verte radiante, no tanto como yo, pero de algo se inicia.
Giles también se acercó, guardando la tienda donde durmió en su bolso ──── ¿Puedo ver la herida en tu pecho? Quiero asegurarme de que todo esté bien.
Bronte asintió, haciendo una mueca de dolor al momento de sentir los dedos de Giles en las puntadas. Gaea se encargó de guardar la tienda donde el astral dormía, no podían dejar nada atrás por si llegaban a necesitarlo.
──── ¿Pudiste ver quién te hirió? ──── Calista interrogó, apoyándose en uno de los árboles cercanos ──── ¿Fueron los guerreros?
El rostro de Bronte se contrajo de dolor, no físico sino recordando ese momento. Aunque era de noche y la adrenalina bombeaba por todo su cuerpo, pudo reconocer a la astral que lanzó la flecha directo a su pecho antes de ser absorbido por el puente.
──── Fue Laria ──── murmuró, sintiendo su garganta secarse.
Acacia hizo el mayor esfuerzo para eliminar la expresión de perplejidad. Laria, la misma astral con la que había estado en una relación no oficial pero la cual todos sabían que se haría realidad en poco tiempo.
Ella era incapaz de imaginar que Laria podría herir a Bronte, era su astral, el que más amaba y protegía así que no podía pensar en la posibilidad de que los hiriera, especialmente en un lugar delicado. Laria siempre había sido una de las dulces astrales con su rostro angelical junto a Bronte.
Ninguno de ellos dos era sádico, siempre evitaban torturar a los traidores y los combates, preferían perder, pero en ese momento, Acacia supo que debía de eliminar esa imagen y reconocer la realidad.
──── Pudo ser un error ──── Calista susurró, agitando su cabeza ──── Ella no haría algo así.
Gaea hizo el intento de hablar, pero al instante cerró la boca, sin tener una excusa del por qué. Ninguno de los astrales podía pensar en una razón del por qué heriría a Bronte.
──── Solo cambiaré las vendas ──── Giles masculló, queriendo romper esa tensión.
Los primogénitos nunca se habían herido de esa forma. Habían crecido juntos y nunca pensaron en que estarían en esa situación, divididos por un problema donde no tuvieron la oportunidad para opinar.
bienvenidos a la segunda parte del libro Astral Perdido donde estaremos en el mundo de los humanos, buscando al hijo perdido de Zoqri, espero que lo disfruten :)
votos y comentarios igual a ánimo para seguir escribiendo, love u!
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