39. Ideas del corazón.

39. Ideas del corazón.

El agua es calienta, pero agradable. Cala en mi nuca y los omoplatos,  deshaciendo nudos y estrés en esas parte de mi espalda que luego me causa dolores por la ansiedad. Suspiro al sentir los músculos estirarse y aliviar un poco la carga de mis sentimientos y pensamientos.

—¿Qué estas haciendo, Izuku?

Me cuestiono a mí mismo.

Me cubro los ojos con mis manos, tratando de buscar entre mis recuerdos algo desagradable o irrelevante para disminuir la hinchazón en mi entrepierna. Pero consigo un efecto totalmente contrario, las imágenes en una centella despampanante atraviesan mi mente de extremo a extremo. 

Todo vuelva en mi, anudando aun mas sensaciones electrizante en mi pecho, punta de los dedos y virilidad. La calefacción que desprendía la piel blanca y terriblemente suave de Momo al ser apresada por las palmas de mis manos, las exhalaciones golpeando de lleno en mis labios, barbilla, cuello, clavícula y orejas. Su embargante aroma mezclado con las gotas de sudor que hacían que resbalara mas fácil mi cara entre sus abundantes pechos y abdomen. 

Como las yemas de mis dedos querían dejar la marca de mis huellas dactilares en cada centímetro de lo que es ese cuerpo incandescente y extremadamente sexy.

Las manos caer en un resbalón de mi cara, guindando a los lados de mi cintura. No tengo que mirar para saber que estoy peor que antes. 

Si antes era una roca, ahora soy un maldito tubo de metal 

Tire la barbilla hacia abajo, y me espante de encontrar esa imagen de ella arrodillada frente mi erección. 

El cabello azabache se le pegaba a los lados de la cara, frente y con las gotas seguían desordenándose por donde sea. Esos abrumadores iris abismo que podrían tragarse cualquier secreto y a la vez, hacerte decirle tus pecados me miraban con mucho detalle. El labio inferior siendo roído con desesperada excitación por esos dientes que mordieron los míos. 

La impaciencia y exigencia en el brillo de esas cornear hace que mi amiguito salte emocionado. Me tomo el atrevimiento de tomar sus cabellos largos con mis dedos para atraerla a comenzar lo que me exige. 

Pero el encanto desaparece, mi mano no atrapa nada, y solo veo el vapor del agua caliente a mi alrededor. Parpadeo reiteradas veces, y me tallo los parpados. 

Cuando regreso a ver no hay nadie delante, suspiro decepcionado y cansado. Cierro la regadera y decido hundirme en la tina. Atraigo mis rodillas hasta que peguen con mi pecho para poder abrazarlas. Cuando ya estoy así, escondo mi cara en el medio de estas. 

—¿Puedo acercarme?

—Haz lo que quieras ya esta-

Suelto mis piernas y miro como esa castaña que me destrozo la vida esta enfrente de mi, con la intención de gatear para acercárseme. Sigue teniendo el antifaz, pero esta totalmente desnuda. Puedo ver su esplendoroso y a la vez firme cuerpo que me hace suspirar de placer y nervios. 

—Te extrañe muchísimo...

Trago por mi garganta, con miedo acerco mi mano pero algo dentro de mi me hace retraerla de regreso y apartar la mirada. Aprieto mis labios conteniendo y desahogando el dolor en la carne de mi boca. En un suspiro nasal profundo y largo, regreso la mirada y ya no esta. 

Mi cerebro alcoholizado y corazón roto de verdad que no me ayudan a afrontar todo lo que esta pasando. Todo es tan confuso, doloroso y a la ves alivianante. 

Alivianante...

El recuerdo de como se escucha esa palabra desde la voz de Yaoyorozu me hace sonreír con tristeza y curiosidad. Todo lo que paso en el karaoke, tanto la conversación como el acto sexual; me dejo sorprendido de buena manera mas que de mala. 

Era... Lindo. Si eso era, la verdad que era muy lindo y agradablemente inquietante que la chica que siempre creí nunca me vería más que un amigo, me estuviera diciendo que siente algo en dirección romántica por mi.

Quiero decir, es irrealmente hermosa, sincera, graciosa y había cambiado tanto para bien que podría llegar a ser un sueño que alguien tan genial como ella guste de mi. Pero paso, no estaba durmiendo, ni había tomado lo suficiente como para alucinar o entender diferente sus palabras y acciones.

Como ella lo había dicho:

"Las personas como tú y yo aguantamos mucho y nos tragamos la cosas..."

Nadie como ella podrá entender el terremoto que se empeña en volver a destruirme una y otra vez mis intentos fallidos por sanar mis heridas.

Tal vez... Solo tal vez, podría ser que Yaomomo sea la clave para que yo logre entenderme y así, curarme de a poco de este mal de amores.

¿Debería darnos una oportunidad cuando aun me atormenta el fruto de ese amor que no pude seguir cosechando?

—¿Midoriya?—, su voz me saca del nido de pensamientos. —¿Está todo bien? Llevas un largo rato ahí dentro.

—¡S-si, está todo bi-bien!—. Me reprochó mordiendo el interior de mi mejilla por tartamudear.

—¿Estas seguro?—, indaga al escuchar la inestabilidad en mi voz.

—Si solo...—Aterrado, busco por todo el lugar alguna mentira en los accesorios de baño para excusarme. —¡Me aseguraba de tener condones en el cajón del lavabo!

—¿Ah?...

—¿Eh?

El silencio se mete entre nosotros, y por fin caigo en cuenta de las palabras que sin revisar, salieron de mi boca.

—¿¡Eeeehhh!?—, el grito de sorpresa y exclamación del otro lado de la puerta me hace entender que la he puesto muy nerviosa, hasta enojada por ofenderla de esa manera al asegurar una propuesta tan indecente que ni siquiera le he planteado. —¡T-te-te esp-ero-ro en-en tu-tu cuar-to!

—¡No-no espera, Yaoyo-!

Los ruidos de su cuerpo alterado, y pisadas en la madera de caoba se alejan velozmente, para darle luego solo paso a el sonido de una puerta cerrarse con esmero.

¿Le acabo de proponer a Yaoyorozu que tengamos sexo?

Más descabellado aún...

¡¿Ella acaba de aceptar sin rechistar que tengamos sexo al correr a mi habitación?!

Con la sangre corriendo como torrente de una cascada en picada através de mi corazón y mejillas; salgo a tropezones y un resbalón que casi me hace caer de trasero en el piso. Arrancó del porta toallas la misma para secarme la piel aperlada. Procedo a cambiarme rápidamente, me pongo mi ropa interior, shorts azul marino, y cubro con mis hombros la toalla para que mi cabello no vuelva a empapar mi espalda. Agarro la camiseta azul, y me miró en el espejo para darle ánimos con un asentimiento.

Corro fuera del baño y con las gotas deslizándose con facilidad por mi espalda, pecho y goteante cabello por el ajetreo haciéndome sentir más frío que nunca.

La puerta se alza frente a mi, y me siento pequeño, como cuando iba en preparatoria. El pánico contrae mi garganta, paso saliva y me cuesta tanto que casi toso. Aclaro mi voz intentado desalojar esos nervios en mi tráquea, logro mi cometido solo un tanto.

Infló el pecho con una bocanada de aire, y entro a mi habitación. La luz de la ventana entra, moviendo está la brisa de la noche las cortinas crema que me regaló mi madre cuando me mudé.

Su silueta deja una sombra en las sábanas de la cama, está sentada en esta admirando la luna llena que tenemos; no encuentro estrellas, solo la gran y redonda esfera gris con algunas nubes de compañía.

Es una noche tranquila, fría, sin estrellas y con hermosas nubes ligeras.

—¿Yaoyorozu?—con duda su apellido se derrite en mis labios.

Esta se sobresalta y me mira dudosa sobre su hombro. Tiene una sonrisa de boca cerrada algo tímida, se ve inquieta.

—La luna está hermosa está noche. —Comenta, palmeando al costado en el colchón.

—Es... —Me detengo, pensando si es correcto lo que voy a decir, pero un zumbido en las orejas me hace mucho ruido con la sola voluntad de quedarme callado. —Estoy en paz.

Le tomo la invitación silenciosa. El mueble se hunde al sentarme, esto hace que ella se deslice y nuestros hombros se rozan. Su piel es tibia, y le da calor a la mía recién salida de las aguas.

La miro tiene la cara totalmente colorada, del cuello hasta la frente y orejas. El cabello lo tienen algo húmedo y revuelto pero me sigue pareciendo elegante y femenina aún sin todo el maquillaje de chica amante del negro de hace un rato.

Sus pómulos son realzados, redondos y carmín me traen un sabor melancólico en los recuerdos. Dejó de enfocarla, apartando la mirada y cerrando los párpados para arrancar ese pensamiento de que se parecen a las mejillas de Uravity.

—¿Midoriya tu quieres que nosotr-?

—¡No, eso no-no fu-e lo que!—me apresuró a negar, la veo sorprendida y algo asustada por mi exaltación. —Quiero decir... Estaba nervioso, yo solo... Dije eso sin pensar, solo estaba acomodando mis pensamientos en la ducha.

—¿Estabas volviendo a sobre pensar?—, indago algo divertidamente molesta.

—No, solo...—su mirada con entrecejo contraído me impidió mentir o excusarme, —un poco, si.

—No piensas estando conmigo ¿Sí? ¿Por favor?—, esa fue una extraña combinación entre súplica y orden.

—Esta bien—suspire buscando relajarme. —¿Quieres hacer algo?

—La verdad soy más de ir sobre la marcha que pedir algo para que funcionen las cosas—explico, se giró sobre su cintura y me miró bajando los iris por mi clavícula y deteniéndose en mi brazo con cicatrices.

Comencé a ponerme la camiseta de dormir.

—Ah lo-lo siento, salí tan rápido que no pude ponerme la-

—¿Tienen una historia dolorosa y trágica?—la forma en que fórmula esa pregunta no es como los pocos que antes me vieron los brazos.

Es una voz con sentimientos de curiosidad que no le da espacio a la lastima o que, soy víctima de ellos por mi fatídico pasado.

Detuve la acción de cubrirme el pecho, toque con la punta de los dedos las irregularidades y arrugas que hacen la larga, y grande mal curación de la piel.

—Si, así es. —El hilo melancólico le hace inclinar la cabeza esperando a que siga. —¿Tienes suficiente curiosidad como para despertarte aunque esos ojos algo inchados y rojos quieren dormir?

—Luego de llorar me gusta desvelarme leyendo historias trágicas de superhéroes y novelas juveniles. —Me dio un guiño, sacandonos una risa más suave y menos incomoda.

—Bien, prepárate para la potencial historia real que podría ser el libro más vendido en todo Japón. —Se giro totalmente en mi lugar y me prestó su atención por completo.



















~

—¿Ya te tranquilizaste?—, aunque estoy enfrente suyo no me mira, ni porque estoy rogando con esa pregunta por su atención. —Cammie.

—Buenas noches, Iida. —No escuchar mi nombre o su típico 'príncipe' como siempre de sus regordetes labios me hace contraer las cejas con pesar.

Se levanta del sillón individual y sin mirarme con esos hermosos iris apagados con una capa de resignación.

—Niña rebelde. —Con firmeza pero tristeza fría digo su apodo, consiguiendo que se detenga. —¿Te irás y acabarás con todo esto sin darme aunque sea una explicación?

—No puedo decírtelo, lo lament-

—¿Ni siquiera porque me lo merezco?

—Perdón. —Se acerca, inclina su espalda doblandose por la mitad con ese porte, y, delicadeza que siempre atrapó mis ojos por cualquier cosa que hiciera llevándose los mechones que se salieron de su oreja, para poder dejar un beso fugaz en mi mejilla. —Cuidate, príncipe.

Pero mi corazón no quiere eso. No puedo, luego de haber perdido tanto tiempo cuando ni siquiera me miraba con interés, ese tiempo perdido quiero recuperarlo. Me niego a perderle.

Tomo su muñeca, logrando que no avancé pero no me observaba, tiene miedo y tiembla. Esta aguantando lo más que puede tirar la posición que tomo, y pelear por lo que hemos construido.

—Dímelo viéndome a los ojos, sino no podré respetar tu decisión. —Sé que es patético y desesperado de mi parte como me aferró como un bicho despreciable, cual sengijüela, pero la amo.

Rayos, la amo como nunca llegue a querer a alguien

—¿Porqué te aferras tanto a alguien que parece desde todos los ángulos que solo se aprovecho de ti?—, que se ataque así misma para arrancarme yo solo por sus palabras, es algo que ya sabía y tenía más que presente.

Ella es así, se menosprecia, y minorisa para creerse ese mentira que no es suficiente para nadie.

—Eso tampoco me lo puedes decir a los ojos sin desviar la cara en las últimas palabras. —Afirmo, logrando que ella tense la mandíbula dejándome entender que mi comentario fue acertado. —Deja de apartarme, y hacerte esas tontas ideas en la cabeza tú sola, sobre qué solo estás conmigo por Sakura-kun. Porque cada día que me regalas a tu lado, y tanto con esos besos que son como agua a la planta en el pecho que enteraste en mi corazón me demuestran lo contrario.

>>Tus brazos cálidos cada que me tratan de rodear pero no pueden porque soy ridículamente más grande que tú, dando el calor que debería proveer el sol en la tierra, animando a seguir creciendo en este rincón que podría ser pequeño a simple vista, pero es grande en el interior y te lo entrego hasta el más mínimo extremo. —Con ambas manos y las puntas de los dedos me señaló el corazón que me brinca entra los pulmones que respiran descolocados, acelerandome el habla, exprimiendo todo lo que me recorre desde la cabeza hasta los pies en ese intento de hacerla entrar en razón. —Tu risa es la más dulce melodía que anima a crecer está semilla, que ya dió flores y están por madurar los frutos en las ramas. Todo eso y más, te dejan al descubierto, te desmienten, demuestran que no quieres que me vaya. Te lo dije ¿Recuerdas?

Un sollozó contrajo su espalda y hombros. De verdad le estaba costando aferrarse a la idea de terminar todo de un golpe. Pero soy mil veces más necio que ella,  y la seguiré si eso significa dejar mucho de mi en ella. Entregárselo, el viejo y al nuevo yo.

Ese que se divierte, no piensa en el ¿Que dirán?, en como mis acciones y habla repercuten en el linaje.

—No sé nada de tu filosofía, ni tú pasado, comienzo a entender tus principios y lo que te mueve para que tengas razones que te hagan pelear contra la vida, y solo con esos pocos rasgos que ví en nuestra amistad y los meses de novios, me dejan soñando y deseando con ser el padre de Sakura y hacer de tu nombré parte del apellido Iida... Pe-pero el mie-do de que sea...  Muy apresurado me ha hecho callarmelo.

Las lágrimas que me ciegan por haberse acumulado, se riegan por el borde de los párpados; la nariz me escurre llegando la secreción a mis labios. Lo retiro con algo de brusquedad, porque me incomoda y podré verme débil y patético ante ella por toda este show, pero no quiero parecer asqueroso por los mocos.

—Iida, ya basta...

—Sé que aveces tenemos puntos de vista muy distintos. Diferimos, somos lo más opuesto que podemos encontrar en la sociedad, pero eso es lo que necesitamos. —Ablando el tono de voz, estoy susurrando mientras me acerco con pasos lentos. Necesito transmitir tranquilidad, para que ella la ingiera en su mente alterada por el rencor. —Te doy mi palabra cuando digo que, desde que llegaste a mi vida algo dentro de se derrumbó por el temblor que provocaste con tú sola presencia. Niña rebelde... E-eres la que me-me hizo ver que debía reformarme, perderme para encontrarme realmente... Dejar de retener lo que de verdad quiero, lo que me hace feliz y reprimi por tanto tiempo. Te admiro... Como no tienes idea, pero eso solo fue lo que dio pie a el enamoramiento. Y lo lamento si esto que digo te asusta pero... ¡Te amo!

—Por favor, detente. —Podes decir eso con fluidez pero el dolor y las lágrimas en su cara no puede esconderlas.

—Eres temeraria, yo precavido. Tu siempre te comportas de forma irrespetuosa y yo de una muy educada. No te quedas callada y yo siempre bajo la cabeza—comienzo a decir todo lo que tengo atorado en la cabeza y corazón. —Tu valentía roza la ignorancia y mi cobardía la paranoia. Arruinas tu reputación para proteger la de tu hijo y yo cuido la mía para ganar respeto para mí familia. Ocultas tu cariño siendo fría y despiadada, yo siendo demasiado exigente y conservador. Me quieres aunque sea todo, menos lo que tú eres; y yo te amo porque desatas la revolución que tanto necesitó descubrir.

—¡Para por favor!—, al fin alza la cara, creo que ahí fue donde cometió el error que le hizo disipar la fiel decisión de terminar conmigo.

Porque lo vi en esos preciosos fanales que tanto me enamoran porque son infinitamente expresivos.

—Oh, ya no te escondes. —Mi mano acuna su mejilla, está hirviendo en bermellón. —¿Puedo?

Ella entiende mi permiso y cierra los párpados aún temblando ante el solo tacto y cercanía.

Lo que ella no sabe, es que yo también tiemblo por solo estar en la misma habitación

Antes de que se arrepienta deslizó mis labios algo resecos sobre los suaves y dulces de ella. Amo besarla, no porque despierte algo cuando se vuelva intenso en mi intimidad; sino porque puedo encontrar su forma más sincera en ese simple acto, ella se descubre y vuelve completamente honesta entre roces y ocasionales mordidas.

—Te amo, y no es de dientes para afuera. —Le confieso de nuevo, pero está sonríe divertida.

Sé que no puede contra mi labia de consquistador antiguo, dice que es tierno pero muy gracioso para su cerebro a la actual generación.

—Te quiero muchísimo, Tenya. —Junta su frente en mi barbilla que comienza a crecer, —lamento no poder aún corresponder esas palabras tan grandes, y tan cargadas de algo tan pesado e importante. 

—Mientras me dejes estar aquí, —llevo su mano a mi pecho, dejando claro que ella no me haga sacarla del lugar en mi pecho. —Are todo lo que logré mi voluntad para hacerte sentirlo, y luego darte valor para que me lo digas, mi preciosa niña rebelde.

—¡Basta!—, me empuja por los pectorales con una mano. —Me haces sonrojar.

—Esa es la idea. —En un ataque de besos por toda su rostro y cuello, la arrastro a nuestros cuarto en mi departamento.

La cargo, mis manos en sus muslos y, las pantorrillas tratando de agarrar soporte al rodearme la cintura. Como si fueran pedidos de ayuda los gemidos se escapan con ferocidad de nuestras bocas, que no se dan descanso para devorar la del contrario. Es una guerra entre el control, su lengua chocando desesperada contra la mía.

Me apresuró, y sin ver tanteo la puerta de la habitación, encuentro el picaporte y giro para poder entrar. En el corto camino del marco de esta a la cama me quito los zapatos con ayuda de mis propios pies. Las calmadas risas por mi torpeza de su parte entre los besos, me arrebatan una sonrisa.

Estoy por dejarle sobre el colchón y darle toda mi atención y amor... Pero me detiene.

—Dejame sentarme sobre ti. —Acepto su petición con un asentimiento, me coloco yo primero y ella a ahorcadas, sus kilometricas piernas a cada lado de mi.

—¿Qué tienes en mente, niña?—, indagó curiosamente divertido y ansioso.

—Hacerte el amor, eso tengo pensado. —El giro que se estrella contra mi corazón me hace sentirlo en la garganta.

Es le primera vez que me dice que haremos el amor, siempre ocupa la palabra 'follar' o 'coger'

—Soy todo tuyo, —me sostengo con mis palmas detrás y al costado de nosotros. —Estoy a tu merced.

Y entonces ella hace de las suyas, como siempre desde que cruce miradas con toda su presencia.

Desarmandome, y construyendome desde 0













~

—¿¡CON QUE DERECHO ME RECLAMAS ALGO!?—Grito en su cara, le he dado una de las bofetadas más fuertes de todas en el historial de peleas que me dejó golpearle.

—Tu fuiste quien me dijo que solo era tu asistente y amigo, pero me mentiste. —Con la mano en la cara regresa a enfocarme. —No querías seguir ocultandomelo, podrás engañarte a ti misma pero no a mi. No soy incrédulo y mucho menos estúpido.

—¡No sé de qué estás hablando!—, bufo, llevándome las uñas al cuero cabelludo. —¿Vas a seguir buscando infidelidades de mi parte? ¿Cómo cuando terminamos porque tú eras el que reflejaba su engaño en mi?

—Sabes que no eran celos encubiertos, estabas perfectamente conciente que la única escena que hice en la empresa fue porque te defendí del descarado de Keigo. —No está gritando, pero la alteración se ve en como suben y bajan en los hombros y sus fosas nasales. —El ave de rapiña se merecía con todas las letras esa deformación de nariz por sexista y pervertido.

—¡Já! por favor—me río con falsa gracia, —solo estábamos bromeando, eran simples albures, Shoto.

—Sea lo que sea, Ochako. No estámos hablando de mi estam-

—¡Claro que estamos hablando de ti!—, vuelvo a gritar, últimamente es lo único que hago desde que todo comenzó a descuadrarse en mi vida. —¡Me dijiste que ¿porque le marqué a Midoriya?! Ibas a comenzar con tus reclamos y manipulación—el aire me falta por decir todo sin detenerme, al final el grito me flaquea en las cuerdas vocales. Tomo aire para seguir, con las uñas enterándose aún más en la piel de mi cabeza que está punzando. — ¡Solo porque viste el registro de llamadas, en lo que fui al baño luego de haberme cogido como desquiciado!

—¡¿Y que quieres que piense luego de haber estado hablando de mi mejor amigo durante todo el trayecto hasta aquí?!—. Por fin su frasco se rompe.

Hace un tiempo leí que debíamos tener un frasco para las cosas que no queremos, o deberíamos ocultar, olvidar. Para no lidiar con ello, ya que somos demasiado débiles para darles la cara.

Esto son traumas, comportamientos, fetiches, situaciones, tipos de relaciones con ciertas peronas, y hasta cosas propias que son físicas.

Puedes verlas en tu mente de forma metafórica como a ti más te guste, piedras de diferentes tamaños y colores, dulces, botones y hasta listones o simple papel en notas.

Rompí el frasco de Sho-kun...

—¡LO INTENTO ¿SI?!—, se lleva las manos a sus finos cabellos de dos colores, jala de estos y podría jurar que escuché que se arrancó algunos cientos. —¡PERO TE LA PASAS RELEYENDO MENSAJES DE UNA CONVERSACIÓN ARCHIVADA! ¡TE PIERDES EN TUS PENSAMIENTOS CON SOLO SU PARECENCIA YA SEA PORQUE ALGUIEN LO MENCIONA O LO VEZ A LO LEJOS!

Como tigre enjaulado y moribundo de furia camina de un lado a otro, solo con unos bóxers delante de mi. Yo sigo en la cama, contra el respaldar. Atraigo las sábanas contra mis pechos, con miedo.

—¡Lo miras como quiero que me mires, te comportas como una tú qué no conozco pero me es familiar a la Ochako de hace unos años!—el dolor en su voz no es opacado por sus celos y venenosa irritación. —¡Por ese tipo de actitudes es que no he quitado las cámaras de tu ofi-!

—¡¿Que tú que?!—, me levanto, embriagandome ahora yo de bilis que sube a velocidad por mi garganta. —¿¡HAY CÁMARAS EN MI OFICINA!?

—Claro que no solo estoy hablando por enojo, yo no-

Ese chispiante sonido seco vuelve a impregnarse en nuestro alrededor, oídos y pieles que tuvieron ese choque extremo. Ahora tiene en la otra mejilla la marca de mi mano, con todo y uñas al acabar los dedos.

—¿Así que eso era lo que ocultabas?—, comienzo ahora yo mi vómito exclamaciones en forma de cuestiones, y la sangre haciéndome ver rojo carmín—, ¿Por eso has estado preguntando si "todo está bien"? ¿POR ESO HAS ESTADO COMPORTANDOTE TAN ATENTO Y CARIÑOSO? ¿PORQUÉ ME OCULTABAS QUE ME ESPÍAS EN LA EMPRESA?

—¡SI, ASI ES! ¡TE ESPIÓ ¿Y QUÉ?—de una zancada se coloca frente a mi, tan cerca que tengo que subir la barbilla para verlo en esas córneas que amenazan con salirse del lugar en su cara. —¡LO HICE POR TODOS LOS RUMORES, POR COMO KEIGO TE RONDA Y POR COMO SE MIRAN MIDORIYA Y TÚ!

Sé que Shoto Todoroki nunca me pondría una mano encima, pero había cambiado demasiado desde el tiempo sin tener un contacto estable entre nosotros.

Energúmeno, se detuvo y agarró una almohada para gritar contra está.

—Bien, y-ya estoy bien. —Sudando, se desplomó cerca de mi, en la cama.

Lo imite, pegando mi espalda contra el frío colchón. Nuestros tórax's subían y bajaban por los alaridos.

Estoy arta que estar con él es como ver todo el tiempo en rojo

—¿Terminaste o me seguirás espantando?—, reclamé, al ver que seguía jadeando y había resto de su ira en esos iris tan diferentes que complementaban su alma tan contradictoria.

—Si, lo siento por derrumbarme, no quería que mi paciencia se acabará.

—No te preocupes, creo que no hemos sido completamenr sinceros, apesar de que lo prometimos.

—Si, eso creo. Lo lamento...

—Yo también lo lamento...—el aire acondicionado es lo único que causa algún tipo de ruido que sería cortado con un cuchillo sin filo. —Esto ya no puede seguir así, Shoto.

Ya es hora, algunos arrancan de raíz, yo te extirpare como un tumor cancerígeno de mi


















~


*Yo tratando de ser sería por todo lo que paso en este capítulo, pero terminando por reírme porque ustedes sufrirán este cap
<( ̄︶ ̄)↗  *























Ahora sí, sigamos...

Capitulo largo para compensar que no actualice este domingo, o miércoles. Anaways, es requeté temprano, ya les dije que no se acostumbren en notas de autor antepasadas, esto no es de siempre (sobre todo porque esto sucede en la circunstancias de capitulo atrasado).

La canción se centra más que nada en las 3 parejas, no lo sé, de cierta forma como la de IzuMomo comienza a entrar en más confianza y algo lindo, así como Shoto y Uraraka siguen siendo en lo que piensan los niños lindos que han hecho todo bien en sus destinados (me refiero a Deku y Momo), que ellos aún se quieren aunque no puedan estar juntos y se hirieron.

Bueno, ya mejor me callo mucha nota poder hoy.

¡Feliz halloween 🥴👻🎃!

Espero se la pasen genial, tanto a los que irán una fiesta de disfraces, como los que irán a una convención o solo se quedaran en casa viendo una sería de oelucoas iconicas de este festividad que nosotros los latinos amamos hacer nuestra.

Les dejo aquí un resumen de mi semana del mes de octubre :3

El altar que hizo mi carrera de la universidad en un concurso, que no ganamos, ¡Pero hey las risas no faltaron!

Ignoren la bolsa de basura por favor :/
Es el mi chafa, barato y incompletos cosplay o disfraz de Sukuna [Jujutsu Kaisen]. Mañana subiré a mi Instagram algo más completo por ser el mero día de brujas y calabazas.

Iré a un parque cerca de casa, y me pondré en lo que falta del cuerpo las marcas de brazos, abdomen y espalda. No lleve completo mi maquillaje a la escuela porque chance y por enseñar mi panza, y pechos con vendas me expulsaban, si de por si me dijeron cosas por el de la cara.

¡Aguafiestas sin espíritu de truco o trato!

En fin, felis hanuca, cuidense de los dulces con cosas punzantes, NOSOTROS tampoco nos libramos de eso por ser México.

Recuerden, comentar y votar es amor.

Gracias por leer 💚✨🎃.

Maleficent ✨🖤 y mamá pequitas 💚✨ ¡Fuera!

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top