Aleluya, Aleluya
EL ASISTENTE
Autora: Clumsykitty
Fandom: Marvel/AU
Pareja: Stuckony
Derechos: a dormir horas seguidas.
Advertencias: mucho angst, mucho drama y tres cabezas huecas peleando entre sí, cosas de todos los días. Es un Stony+Winteriron, no más ni menos, Tony centric porque en este lado de Narnia amamos a Tony siendo consentido por dos idiotas de Brooklyn. Una historia de encargo.
Gracias por leerme.
*****
Aleluya, Aleluya.
¿De qué modo te amo? Deja que cuente las formas:
Te amo desde el hondo abismo hasta la región más alta
que mi alma pueda alcanzar, cuando persigo en vano
las fronteras del Ser y la Gracia.
Te amo en el calmo instante de cada día,
con el sol y la tenue luz de la lámpara.
Te amo en libertad, como se aspira al Bien;
Te amo con pureza, como se alcanza la Gloria.
Te amo con la pasión que antes puse
en mis viejos lamentos, con mi fe de niña.
Te amo con la ternura que creí perder
cuando mis santos se desvanecieron.
Te amo con cada frágil aliento,
con cada sonrisa y con cada lágrima de mi ser;
y si Dios así lo desea,
tras la muerte te amaré aún más.
¿De qué modo te amo?
Elizabeth Barrett Browning.
Por supuesto que era una cobardía haberse ausentado un par de días luego de regresar de Shanghái poniendo de pretexto que el viaje le había dejado un jet lag espantoso. Tony se miró al espejo, acomodando su corbata diciéndose que lo peor que podía suceder es que James estuviera ahí esperándolo con una renuncia además de unas cuantas palabras dolorosas. No podía postergarlo más o Cherokee iba a buscarlo en persona lo que significaba que detrás de ella vendría Pepper. Sin más, salió del Penthouse camino a la torre a enfrentarse a sus demonios, contando los minutos que le tomó subir por elevador hasta el piso de su oficina, saludar a Cherokee con una sonrisa tensa, buscando por el rabillo del ojo a su asistente a quien no vio por ningún lado hasta que abrió la puerta.
-Buenos días -saludó James en tono cordial.
Tony cerró la puerta con calma, para no parecer ansioso, caminando a su escritorio donde dejó su maletín, sentándose como en cámara lenta en su silla. James no dejó de observarlo en todo ese tiempo, con sus manos metidas en los bolsillos del pantalón. Cuando estuvo bien sentado, fue que el joven habló de nuevo.
-Para ser sinceros, creí que huirías a otro país.
-Todavía lo estoy considerando. Y buenos días.
-¿Por qué lo estás considerando?
-No soy bienvenido.
Bucky entrecerró sus ojos. -No estoy molesto, si eso es lo que andas pensando.
-¿No lo estás?
-No, lo estuvo, claro está, me dijiste algo que no están fácil de digerir. Luego me preocupaste al no aparecer.
-James, yo... ni siquiera sé por dónde comenzar.
-Déjame a mí hacerlo -interrumpió este- Quiero decir que está bien, es decir, no es que me hayas mentido desde el inicio. Tú fuiste muy claro con lo que estabas pasando y yo decidí continuar así, no puedo reclamarte ahora nada cuando los términos y condiciones fueron firmados sin alteraciones.
-¿Hablas en serio?
-Lo hago.
-Quieres decir que...
-Al menos de mi parte quiero continuar con esto, Tony, sí que me puse celoso, todavía lo sigo. Ya es una cosa mía que no debe preocuparte porque tampoco le estoy dando tanta importancia. Soy un ser humano, puedo sentirme así y de todos modos quererte en mi vida.
-James.
-Sé que puedo parecer un joven ingenuo que no ve más allá, eso no es verdad y sabes bien que tengo algo que me hace tener los pies en la tierra. Estoy enamorado de ti, Anthony Edward Stark.
-Y yo de ti, James Barnes.
El millonario sonrió, dejando su asiento para ir con James y besarlo con lágrimas atrapadas en sus ojos, sintiendo ese alivio luego de haberse atormentado con escenarios que nunca iban a suceder. Lo abrazó con todas las fuerzas que pudo, sintiendo que el día iba a mejorar bastante a partir de ahí. James tomó su rostro entre sus manos, besando su frente y luego dándole un pequeño empujón.
-Tenemos muchos pendientes.
-Ah, los pendientes.
-No quiero verte más triste, Tony.
-Sonríe para mí y no estaré alegre.
James no le negó una visita a Becky, un café después del trabajo con la adolescente preguntándole todo sobre Shanghái que le respondió con mucho gusto. Necesitaba eso, sentirse parte de una familia, no por admiración o interés, sino porque era Tony Stark, nada más. Sin títulos ni premios, reputaciones buenas o malas, dinero o ropa cara. Se quedó a dormir ahí, realmente a dormir lo que también se convirtió en una experiencia nueva que le agradó bastante porque fue para él un gesto más íntimo que el tener relaciones. Despertar para desayunar con los hermanos Barnes, hacer planes para el fin de semana, trajo esas energías robadas por sus malos pensamientos.
-Luces mejor -observó James al ir a la torre.
-Ustedes me hacen mucho bien.
Otra cosa que agradeció de su asistente fue cómo tomó el tema de Steve igual que un torero encara de frente a un bravo toro. El aplomo para hablar de él calmó los nervios del castaño.
-Estás en un punto importante de tu relación con él. Si aparece, existe una buena posibilidad de que se arreglen, si no lo hace, me parece que entonces ya no tendrás que dedicarle más energías a él, su ausencia habrá sido un claro mensaje.
-Pero yo no quiero perderte, James.
-Yo tampoco.
-Te confieso que he pensado en algo muy loco, demasiado loco.
-¿Estar con los dos? -sonrió Bucky de forma maliciosa.
-... bueno sí. Se suponía que tú debías ser el sorprendido, no yo.
-Es que también lo pensé mientras no estabas, por eso también estaba celoso cuando me hablaste. Al principio me dije que no te compartiría con nadie, solo que tampoco me cerraré de ojos al hecho de que Steve llegó primero, has compartido mucho estos años con él.
-¿De verdad estarías cómodo con algo de tres?
-Depende de Steve, en estos precisos momentos lo detesto por hacerte sufrir, como dije, si aparece y hace lo posible por tener las cosas claras y en buen camino, cambiaré mi opinión sobre él.
-Tengo serias dudas sobre el que pueda aceptarte, James, la verdad.
-Seremos tú y yo, entonces. Una cosa es segura, ya no puedes negarte a tu felicidad.
Tony suspiró, mirando por la ventana. -Siempre estuve ahí para él, dejé muchas cosas en nombre del amor. No me arrepiento, lo hice de corazón por él. Pero desde que te conocí algo dentro de mí se niega rotundamente a esa clase de sumisión.
-¿Por eso piensas que eres mala pareja?
-Más o menos.
-Creo que el gran problema entre ustedes dos es precisamente eso, en la balanza, tú pusiste más y llegó el momento en que todo se cayó.
-Tal vez, más no me arrepiento, James, eso te lo dejo claro también. Me gustó todo lo que hice por Steve, todo lo que le di porque no lo entregué esperando una recompensa de su parte.
James ladeó su rostro. -Al dar tanto, ya no tienes más, por eso ahora necesitas que sea al revés.
-Es raro hablar de mi ex contigo.
-Al contrario de cierto millonario excéntrico, yo no tengo esa clase de inseguridades.
-Auch. Doble Auch. Te voy a descontar sueldo por esto.
-No hay problema.
Como si fuese ave de mal agüero, James predijo la aparición de Steve que se dio al otro día. Tony ya terminaba su día, saliendo antes para ir a visitar a Rhodey cuando se encontró con el rubio esperándolo en el estacionamiento junto a su auto. James todavía estaba trabajando con Cherokee en la oficina, así que no lo vio o quizá la conversación siguiente no hubiera sido tan civilizada. El millonario se mordió un labio para ir a su lado, sujetando su maletín con ambas manos y no estar jugando con ellas.
-Has vuelto.
-Quisiera hablar.
-Aquí en el estacionamiento es súper incómodo. ¿Un café?
-Por supuesto.
Fueron a ese puesto de cafés en Central Park, pidiendo sus preferidos antes de echar a andar por los caminos del parque, primero en un raro silencio que solo se veía interrumpido por las charlas con las que se cruzaban, los niños gritando alegres o uno que otro joven cantando ajeno al mundo a su alrededor. Se detuvieron sobre un puente que cruzaba un riachuelo, apoyándose sobre la orilla de la gruesa piedra con el reflejo de sus figuras en el agua quieta.
-¿Realmente sientes algo por él?
-Sí.
Steve permaneció callado, mirando hacia el frente. Tony lo observó, sabiendo que estaba conteniéndose para no estallar como lo hacía cuando algo no cuadraba en su forma de ver el mundo. Sus ojos buscaron esa mano tensa sobre la barda, cubriéndola con la suya con una suave palmada.
-Pero también sigo enamorado de ti.
-Tony...
-¿Recuerdas cuando nos conocimos? Fuiste el primero en llevarme a comer a una fonda, resguardarnos en un camión de comida de la lluvia o casi morir al intentar entrar a tiempo en el subterráneo. Me enseñaste de los pequeños placeres de las cosas más nimias que yo había pasado por alto, me rescataste de mi alcoholismo e incluso me recibiste en tu cama sabiendo en cuantas yo había estado antes, haciéndome sentir como si fuera la primera vez.
-Todo contigo fue como una primera vez para mí.
El castaño asintió, apenas sonriendo. -Sabes que soy pésimo explicando mis sentimientos, pero es que James es como esa parte mía que había estado muerta. Él la ha resucitado, acepta todo de mí con una naturalidad que me asusta, Steve, y al mismo tiempo me encanta. Me hizo sentir de nuevo libre, me hizo sentir como yo soy, como siempre fui pero me perdí en el camino y antes de que pienses que fue tu culpa, no es así. Me olvidé a mi mismo creyendo que era así como se llevaba una relación.
-Yo no lo supe ver.
-En tu defensa, no estás dentro de mi cabeza.
-Morí estos días, sin dejar de repetir en mi mente tus palabras no sobre tu asistente, sino la forma tan dolorosa en que te referiste a ti, porque piensas que es así como te veo. Eso fue... espantoso. ¿Cambiamos tanto que me transformé en un monstruo a tus ojos?
-Sabes que no te veo así, fue...
-De todas formas, no se dicen esas cosas a menos que ya lo hayas sentido antes. Todo este tiempo creí que estabas sujetando mi mano caminando a la par, nunca me percaté que en realidad estaba arrastrándote, que estabas rompiéndote por mantener mi ritmo en lugar de que ambos estuviéramos en la misma sintonía.
-No siempre fue así -Tony torció su boca.
-Al separarnos, también debí aceptar la posibilidad de que pasara algo como lo de James. No puedo reclamar lo que yo mismo entregué.
-Entiendo si es mucho para ti, yo mismo todavía me ando preguntando si hago bien.
-Si sientes algo por mí, no dudes así.
-¿Steve?
El rubio dejó su café para abrazarlo con esa firmeza que doblaba las rodillas del millonario, quien se aferró a los bordes de su abrigo, abriendo sus ojos al verlo de frente.
-Yo no voy a decirte ahora mismo que estoy encantado con la idea de compartirte con alguien más, que no tengo problemas con ser tres en lugar de dos porque estaría siendo un mentiroso. Pero tampoco voy a afirmar que por ello simplemente voy a olvidarte o dejarte ir. Sabes que no soy alguien que suela cambiar sus ideas, me gusta estar firme en ciertas cosas.
-Lo sé, Steve, lo sé.
-Puedo asegurarte algo, todavía quiero seguir peleando tus batallas, Tony. Quiero despertar a tu lado, verte a través de un noticiero y esperarte emocionado a que vuelvas a casa para que me cuentes cómo es que lograste esto o aquello. Quiero contarte de mis cosas, que seas parte de todo aquello que me es de importancia, escuchar tus críticas e incluso enojarme por ellas. Lo que no deseo ni acepto es el ya no volver a verte, el ya no sentirte, que mis manos no sujetan más las tuyas.
Tony sonrió, parpadeando rápido porque le pareció que iba a ponerse a llorar.
-No te quiero perder -susurró con un hilo de voz.
-No lo harás -Steve suspiró hondo, pegando su frente con la del castaño- Tan solo... dame tiempo ¿sí? Y ni se te ocurra pedirme perdón.
-Hm.
-Te amo, Tony.
-Yo te amo, Steve, quiero que lo nuestro siga, yo tampoco sé cómo debe seguir.
-Podemos averiguarlo juntos. Dame unos días. No desapareceré, te lo prometo.
-Esperaré por ti.
-Sshh, no me iré. Ya no lo haré. Lo arreglaremos, esta vez en serio.
Le debía aceptar a Steve que era un gran celoso posesivo, que de pronto un joven becario de asistente apareciera para robarle lo que siempre fue solo de él era un durísimo golpe a su ego. Tony regresó bastante sereno, sin la inquietud de que las cosas entre el rubio y él se hubieran ido por el caño de la peor forma. Claro que existía esa remota posibilidad de que terminaran en definitiva, porque sería demasiado pedirle una relación así de extraña, al menos ya no sería gritándose, con rencor entre ellos. Pensar así también lo dejó más tranquilo, dedicando esos días a estar con James, divirtiéndose con sus ocurrencias propias de su edad, él reconociendo las cosas buenas que resaltaba de su propia persona.
Como ya lo había dicho, James era como esa parte inquieta y rebelde que olvidó en pos de convertirse en una suerte de adulto funcional muy aburrido, estresado por siempre encajar. Tony recuperó esas cosas que anteriormente lo hicieran tan feliz, como el dedicarse a reparar autos clásicos o cocinar esas recetas antiguas de la familia Stark que estuvieran olvidadas por ahí en un rincón esperando deleitar nuevos paladares. Becky fue una excelente alumna para la cocina, ahora que estaba mucho mejor y podía salir de casa sin necesidad de estar atada a un tanque de oxígeno. Estaba retomando sus estudios, así que eso fue un buen pretexto para que visitaran el Penthouse y lo llenaran de vida con su presencia.
Obvio que Cherokee se percató del cambio en la dinámica entre James y él, lanzándole miradas maliciosas igual que ciertos comentarios sarcásticos para incomodarlo. Tony contraatacó invitándola un día a comer a su restaurante favorito con Becky Barnes de invitada sorpresa. Ambas hicieron migas de inmediato, platicando entre ellas de todo bajo la mirada divertida del millonario como la sorprendida de James, quien abrazó al otro por sus hombros ya en la sobremesa.
-¿Lo extrañas?
-Bastante -se sinceró Tony- Esta nueva etapa me gustaría compartirla con él. ¿Sonaré como un dependiente emocional si digo que conforme pasan los días más crece mi temor de que ya no vuelva?
-Suenas como un idiota, porque si es el hombre que me has contado, así sea para terminar, se presentará. No es de los que acaban una relación por mensaje o correo.
-Cierto. ¿Tú estás listo para lo que sea?
-Yo siempre estoy listo.
-Puf, sí claro.
Fue una semana tortuosa hasta que una noche recibió un mensaje de Steve preguntando si estaba libre para ese próximo fin de semana. Tony se encontró buscando un conjunto con los mismos nervios que antes tuviera, como cuando apenas comenzaba a salir con el rubio, riendo porque reconoció esa vieja chispa en su interior. Era una cita y al mismo tiempo no lo era, siendo invitado a comer al bar irlandés que era especial para ellos, ahí fue donde se conocieron por primera vez, el millonario derramando su cerveza sobre la camisa a cuadros de Steve porque alguien lo empujó.
Le gustó sobre todo que se sintió todo natural, nada forzado el poder tomar su mano, entrelazar sus dedos mientras iban a la mesa de la esquina que siempre apartaban para las citas. Disfrutó mucho el tomar una cerveza fría con un estofado irlandés mientras escuchaba lo que había sido la semana de Steve, las nuevas ideas que tenía, los nuevos clientes o ese proyecto en puerta además de pequeñeces como el haber descubierto otro carrito de hot dogs que sabían excelentes o una queja por el retraso en el subterráneo solamente por pensar que sería más rápido que un taxi en horas pico de tráfico. Él también le contó de sus propias andanzas por la semana, evadiendo el mencionar a James hasta que no fue el propio Steve quien sacó a colación el tema.
-Debes estar esperando una respuesta de mi parte.
-Oh, sí.
-Bueno -el rubio respiró hondo, bebiendo de su botella- Creo que puedo hacerlo.
-¿En serio?
-Si puedes con unos pocos celos míos, es un trato.
Tony rio como niño pequeño. -Me gusta que estés celoso. Pero en serio, Steve, no hay problema si es mucho para ti.
-Es raro, más bien. Inusual.
-¿Sin comparaciones tontas ni reclamos de viejos tiempos?
-También eso queda fuera.
-Wow. ¿Cómo te has convencido?
-Sabes que me gusta ver los pros y contras.
-¿Ajá?
-En los pros me di cuenta de que podía haber alguien que te cuidaría cuando yo no pudiera. Siempre tuve esa pequeña inquietud, que algo malo te pasara porque no estuviera yo ahí, solo que después lo transformé en algo que prefiero olvidar.
-Somos dos. Me asombra ese pensamiento tuyo.
El rubio se encogió de hombros. -Si él puede hacerlo, si de verdad tiene ese compromiso, estaré más tranquilo.
-Espero que puedan llevarse bien.
-Haré mi mejor esfuerzo.
-¿Puedo presentarte entonces a los Barnes?
-¿Los?
-Ah, creo que se me había olvidado decirte, tiene una hermanita que estudiará con Jan.
Tony sonrió a la expresión de Steve, levantando su botella para celebrar por ese nuevo camino.
-Por nuevos comienzos.
-Por nosotros.
Armar esa reunión no fue difícil, Tony estuvo comiéndose las uñas de los nervios, reservando en un restaurante alejado de todos una mesa para ese gran momento. Steve fue puntual como siempre, mostrándose cordial cuando Becky y James aparecieron. Ese apretón de manos entre los dos hombres por los que se moría fue algo fuerte, nada que lamentar una vez que estuvieron sentados a la mesa, compartiendo una comida italiana de buen gusto entre charlas que el millonario supo llevar por buen camino, observando a uno y otro como se trataban. Ya había amenazado a Bucky con no hacer desplantes juveniles o se replantearía lo que tenían, una advertencia fuera de lugar, su asistente mostró la soltura necesaria para que el ambiente fuera relajado.
-Hey, Becky, ¿quieres ir al balcón a mirar la ciudad por un telescopio?
-¡Me encantaría!
Los dejó a solas, para que pudieran hablar mejor con una mirada a cada uno de que esperaba lo mejor de ellos, tomando de la mano a Becky quien estaba feliz de la experiencia, esperando su turno para ver por el telescopio con Tony mirando hacia el interior del restaurante de cuando en cuando, echando un vistazo a la mesa donde Steve y James hablaban con calma, sus gestos y posturas no le dijeron que estuvieran enojándose o pasando a la agresión pasiva. Si lo de ellos iba a funcionar, sería porque todos estaban de acuerdo, pero además iban a llevarse como gente civilizada, debía existir un equilibrio lo que implicaba algo de amistad entre esos dos.
-¿Te ha gustado la vista, Becky?
-Siempre creí que Nueva York era horrible, pero eso fue porque siempre la miré desde la ventana del hospital.
-A veces vemos las cosas de una sola manera, olvidando que hay otras caras por conocer.
-Gracias, Tony.
-De nada, linda, que todavía espero por tu cumpleaños. Lo haremos a lo grande.
Becky rio, tirando de su manga. -Tony, ¿te casarás con mi hermano?
-Oh, bueno -el millonario se rascó su nuca- Eso lo veremos luego, a lo mejor él no quiere.
-No volveré a hablarle si se niega.
-Volvamos, seguro deben estar preguntando por nosotros.
-Pero ¿si te casarías?
-Supongo que sí, por qué no.
Con todo lo sucedido, se le había olvidado ese tema. Sería algo que dejaría para después, no quiso apresurar las cosas con ideas que todavía necesitaban probarse. Al volver a la mesa, se encontraron con dos hombres platicando de los equipos de fútbol americano como si fueran viejos amigos. Eso trajo una sonrisa a Tony, porque le decía que estaban en paz, al menos lo suficiente para que esa relación de tres funcionara. Steve prometió ayudar a Becky con sus dibujos para la escuela, encantando a la chica, después de todo siempre había tenido ese toque de caballero con las mujeres.
-Lo veo muy sonriente, jefe.
-Cherokee, soy feliz.
-Ah, entonces al fin me puedo jubilar.
-¿Qué? Eso no, todavía debes estar conmigo como cincuenta años más.
-¡Por las arrugas de mi rostro!
-Tu contrato es vitalicio, Cherokee.
-Me alegra volver a escuchar al verdadero Tony Stark.
-Aw, Cherokee, sabes que siempre y por siempre serás mi chica.
-Y usted mi niño consentido.
Navidad le trajo a Tony un anillo doble que esos dos idiotas mandaron a hacer, igual que sus propias argollas para una promesa de matrimonio que solamente entre ellos comprendían. Una familia con la que pasar la Nochebuena, dos manos que sostenían las suyas con fuerza, sin retrasarlo ni tampoco llevarlo a un ritmo que no pudiera seguir. Tanto él como Steve fueron sanando las heridas pendientes, mientras volvía a conocerse a través de James. Si lo pensaba bien, el mayor ganador de todos era él, porque tenía no solo uno, sino dos buenos amores que hacían sus días más brillantes, esperanzadores. Por supuesto que no eran perfectos, y eso todavía lo hacía mejor.
-A veces me digo que si no hubiéramos tenido esa crisis en la empresa, Cherokee no hubiera tenido necesidad de contratar un asistente, entonces yo no hubiera conocido a James, resignado a perder a Steve y convirtiéndome seguramente en una versión moderna de Scrooge.
-Dicen que las crisis suelen traer cambios necesarios -opinó Steve, sentado a su lado con James del otro observándolos.
-Cambios urgentes diría -comentó este.
-Si hay algo que me sorprendió porque de momento no se me ocurrió que traería con todo esto de andar así, es la parte del sexo. De las cosas que me estaba perdiendo.
-Tony... -Steve negó.
-¡Es cierto! Digo, deberían sentirse halagados, estoy diciendo que los dos son muy buenos y que me encanta disfrutar de estos beneficios.
-Goloso -acusó James.
-Puesto que ustedes acceden, también lo son. Hablando de ello, ¿no tienen ganas de seguir fortaleciendo esta relación?
Sí, había tenido cambios que en su momento lo aterraron, pero ahora era feliz. Algunos dirían que solo estaba siendo el mismo ególatra narcisista abusivo por acaparar a dos preciosos ejemplares para sí mismo, que dijeran lo que mejor les pareciera. Por fin conocía lo que era sonreír al ver lo que amaba esperándolo en casa, ayudándolo en la oficina, acompañándolo en sus viajes o hasta posando para él. Lo tenía todo, era un hombre de verdad millonario y por nada del mundo lo iba a cambiar.
Porque era Tony Stark.
F I N
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top