7. Lucalicius
Capítulo dedicado a MariCH1110 ¡Gracias por tu apoyo!
----------
7. Lucalicius
—Lucalicius —repite por tercera vez Ivanna esbozando una sonrisita.
—Sé que te estás burlando —le hago ver, ofendido. Ha sido lo mismo desde que Annette insinuó que hasta podría ser el nuevo James Bond.
—No me estoy burlando —asegura ella en lo que bajamos a la planta baja del almacén. Ahí se realizará la presentación de Chevalier y es importante quedarnos—. Me parece fenomenal que tu autoestima aumente gracias al piropo de una mujer de casi sesenta años —agrega Ivanna, desinflándome.
Por supuesto, no iba a permitir que pasara demasiado tiempo sintiéndome cómodo conmigo mismo. ¿Cómo se les llama a las mujeres que son así? No quiero decirlo.
Al llegar al primer piso del almacén nos abrimos paso entre los invitados que comienzan a llegar. Anette nos pidió ocupar dos sillas cerca de donde se sentará la prensa.
—Sabes Ivanna —levanto mi barbilla con honor. De fondo suena una melodía de Schubert—, leí que la amabilidad es un valor necesario.
—También la honestidad —recalca ella indicando hacia dónde debemos avanzar.
Su declaración me sorprende, hace que sienta quemar mis orejas a la par de que también me hace sentir mal. ¿Por qué no deja que me sienta bien? Y se lo pregunto directamente:
—¿No me veo bien?
«Dios, soné patético»
Sin embargo, pese a que me veo desconsolado, ella oportunamente se pone a charlar con uno de los invitados y «no le da tiempo» de contestar. Ivanna Rojo es el tipo de mujer que pase lo que pase sale ganando.
Con el tipo en cuestión acuerdan una reunión en dos semanas, la plática es profesional, Ivanna no pierde cualquier oportunidad para hacerse de un nuevo contacto. A esa conversación le sigue otra de igual modo productiva. Mi jefa, altiva como es, se siente en su zona hasta que una mujer de deslumbrante cabellera castaña la saluda.
—Ivanna Rojo —le besa ambas mejillas y puedo percibir que a Ivanna no le agrada. Lo demuestra. Aunque sonríe, esboza las mismas muecas que cuando me ve a mí... lo que es triste.
—Ingrid —saluda con menos deferencia.
Ingrid no es una palomita. Sin pudor alguno, observa a Ivanna como si le generara curiosidad. No es conmigo el asunto e igualmente me pone incómodo.
—El otro día vi a Fedra... Engordó —Ingrid suelta una risa seca. ¿Eso vino a decirle a Ivanna?—. Me dije: me alegra por Ivanna.
¿No comprendo?
—De hecho está embarazada —aclara Ivanna estudiando la reacción de Ingrid. Creo que estoy metido en una especie de confrontación.
—¡No! —La otra se echa hacia atrás denotando «sorpresa»—. ¿De Lobo? —agrega con histriónica preocupación. Es risible. Ivanna no se altera, no disputa, «no pierde el glamour», diría mi hermana Clarissa.
—Ella se casó —le recuerda a Ingrid.
—Oh, es cierto —Ingrid esboza un puchero—. Aunque conociéndola... —Dirige una mirada significativa a Ivanna— sabes a qué me refiero —Mi jefa no contesta—. Y quién es el chico —pide saber ahora, señalándome.
Y cuando estoy listo para que Ivanna Rojo vuelva a ignorar otra oportunidad de presentarme, para mi sorpresa contesta:
—Le pago para tener sexo con él.
Me quedo de piedra.
—Viste bien.
—Cobra caro.
—¿Cuánto? —Ingrid sonríe con coquetería. En serio quiere saber.
Yo...
—Incluye cláusula de exclusividad —habla por los dos Ivanna. Yo no encuentro mi voz.
—¡No!
—Lo lamento.
No soy su juguetito sexual.
—Es broma, ¿verdad? —insiste en saber Ingrid.
—Por supuesto —sonríe Ivanna—. Es solo mi asistente... Luca.
—Entonces su relación es estrictamente laboral —Ingrid nos señala a ambos con su dedo.
—Sí... Estrictamente laboral —contesta Ivanna levantando con gracia su mejilla para, a continuación, dar golpecitos sobre esta utilizando su dedo índice, cuya uña está perfectamente pintada de color rojo.
Pide... Con ese ademán pide... Pide que le dé un beso.
Acostumbrado a seguir sus órdenes, lo hago. ¡Lo hago! Le doy un beso en la mejilla que resulta mucho más sonoro de lo que pretendo... de lo que quiero.
Virgen santa, es el primer contacto físico que tenemos si no contamos cada que pega post-it en mi frente.
Además, ¿qué intenta?
Sin apartar la sonrisa de triunfo de su rostro, Ivanna arquea una ceja en dirección a Ingrid. Imagino que le dice «¿Ves? Hace lo que le pido». La otra la ve con admiración.
—¡Ivanna, que lindo muchacho! —La felicita una segunda tipa que huye de una conversación para venir con nosotros... Llamamos la atención.
—Es Luca. Su asistente —le entera Ingrid mostrando orgullo por ya saberlo.
¡Soy un objeto de exhibición!
—¿Y qué le pones a hacer, Ivanna? —pide saber la tipa a todas luces sedienta de chisme. Antes de hablar, mi jefa coge la copa de champagne que un mesero le ofrece—. Porque no te imagino... —De nuevo una mirada significativa.
Ellas asumen que «algo» pasa entre nosotros.
—La última vez limpió mi jacuzzi utilizando solo una tanga —cuenta Ivanna, orgullosa.
¿QUÉ?
—Debe verse bien —Las amiguitas de Ivanna me miran de pies a cabeza. Estoy... Estoy sudando.
—Es una lindura —asegura Ivanna alcanzando el lóbulo de mi oreja para juguetear con este—. Las veo luego —se despide segundos después haciendo un gesto con su mano indicando que la siga; volviendo, así, a dejar en claro quién manda.
Encontramos nuestras sillas, espero a que tome asiento primero y, en silencio, vemos la presentación de Chevalier.
No dice nada. Por más que espero alguna especie de «aclaración», calla. Calla y me enfada. En verdad me disgusta porque esta vez si se pasó.
—No he limpiado tu jacuzzi vistiendo solo una tanga —digo.
—¿Es reclamo? —contesta, «sorprendida».
—No —discuto—. Solo... —Trago saliva—. Solo estoy bastante seguro de que participar en ese tipo de conversaciones no es parte de mi contrato —señalo a las tipas que aún están mirándome.
Ivanna no me mira a mí, observa la presentación; levanta su copa de champagne en dirección a todo aquel que la salude de lejos.
—Tampoco está en tu contrato montar caballos, aparcar mi coche o volar globos aerostáticos —sonríe—. Ve a quejarte con Lionel si quieres. Pídele que te cambie de jefe. Porque a mí no me va a despedir. Soy la ejecutiva que maneja la mejor carpeta de clientes, la que más ingresos genera.
Ahora comprendo el juego. Y necesito el trabajo. Sabe que necesito el trabajo.
—Solo... —Me resigno a regañadientes—, Solo que quede claro que yo no limpio jacuzzis en tanga —insisto en recalcar.
—Sin tanga entonces —contesta de acuerdo Ivanna poniéndose de pie para saludar a otro posible cliente.
«¡Dios!»
Otra vez ganó.
Pero doy pelea. En cuanto la presentación termina, me instalo junto a ella escuchando —aunque no quiera— cada conversación que concierna a Doble R.
Debo admitir que la admiro por nunca aceptar un no. Ivanna sabe negociar. Es astuta. Como bien lo dijo el señor Rodwell, sabe su trabajo. Soy de poca ayuda. El 99% del tiempo puede sola. El 1% restante me envía por un Cosmopolitan o café.
O me pone a estacionar su Maserati.
O a cambiar un pañal. Con eso también se pasó.
Por ello, acostumbrado a servir la mayor parte del tiempo de edecán, achichincle o planta, me sorprendo al ver a la chica del catering empezar a flirtear conmigo. Al parecer ya no soy tan invisible. Me sonríe cada que pasa cerca... se aproxima a ofrecerme bocadillos... ríe conmigo. Le sigo el juego. ¿Por qué no? Es linda. Aunque no me habla. No de inmediato. Es hasta que oficialmente Annette da por terminado el evento que se acerca dispuesta a romper el hielo. Yo sigo en mi papel de planta. Soy un hermoso helecho.
—Me preguntaba... —Ella baja la mirada cuando habla. ¿Ya dije que me sorprende estar llamando la atención? Su cabello castaño, impecablemente recogido en una coleta, enmarca un par de ojos café. Sí, me gusta. Insisto, ¿será el traje?—. Me preguntaba si te gustaría acompañarme a mí y a una amiga a una fiesta en casa de ella —termina.
Una fiesta. Alex no me lo va a creer. Me giro hacia Ivanna. Ella no ha terminado de platicar... Sin embargo, cuando estoy a punto de hablar se apresura a contestar:
—No.
¿No?
¡Ni siquiera sabía que estaba escuchando!
Miro a la chica.
—No-No hay problema —tartamudea y se aleja. Luce apenada.
Cruzado de brazos, espero a que Ivanna termine de platicar.
—¿No? —le reclamo en cuanto su nuevo contacto se aleja—. ¿Por qué hiciste eso? —exijo saber... aunque con un tono prudente—. Esto ya termino y cuando llegamos mencionaste que después no hay otra actividad.
—No está permitido flirtear en horas de trabajo —asegura, moviendo de un lado a otro su cabello.
—¿Y lo que hiciste hace un rato qué fue? —Me refiero al beso.
—Lo mejor que te pudo haber pasado —recalca y me hace seguirla.
—Sabes, creo que lo hiciste a propósito —la confronto. ¡Me cansé! Se acaba de meter con mis bolas.
Pareciéndole gracioso mi comentario, ella se vuelve a girar en mi dirección.
—Solo quisiste arruinarme la noche —empiezo—. Ahora me pregunto —Aquí vamos—: ¿Realmente eres capaz de hacer algo peor? —La reto mientras me mira fijamente.
...
—Gracias por ofrecerte a ayudarnos a apilar las sillas, Luca —escucho decir a Annette al terminar de acomodar la segunda fila.
—Sí —suspiro.
—¿Puedes creer que Ivanna se acercó a decirme que Luca quería ayudarnos para agradecerme lo de los trajes? —cuenta la señora a otro de los encargados del almacén—. Es un amor.
Le sonrío.
Y de ese modo, antes de empezar con la tercera fila, me acerco a una ventana y desde ahí miro al Maserati salir del estacionamiento para después perderse en la oscuridad de la noche.
¿Servirá de algo que me una a un sindicato?
«Lucalicius», se repite en mi mente. No puedo olvidar el tono con el que lo dice. Como si le enojara. Como si la retara.
-----
Si creen que Ivanna no va a narrar, se equivocan 7u7
«Lucalicius» se refiere a la unión de las palabras Luca + delicious (delicioso en inglés) Ivanna la menciona por el correo que Alex puso en la Hoja de vida (LucaliciusHotPapa) Igual creo que me comí una «o», pero el caso es ése. Ya sabemos que Ivanna no olvida ese curriculum y lo utiliza para enfadar a Luca. Ese... es uno de los motivos por el que menciona esa palabra 7u7
Añadan esta historia a su lista de lectura y/o biblioteca de Wattpad para no perderse las actualizaciones.
Grupo de Facebook: Tatiana M. Alonzo - Libros (Clic en Unirse al grupo)
Twitter: TatianaMAlonzo
Instagram: TatianaMAlonzo
¡Gracias por votar! c:
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top