29. Clase de sexualidad con Sauron y Han Solo
IMPORTANTE: He visto que a muchos -y no sé por qué- les suelen aparecer cortados los capítulos o solo no les aparecen. Cuando sea así, cierren Wattpad y luego abran la app de nuevo. Eso suele funcionar.
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Capítulo dedicado a Its_theketchup7w7 ¡Gracias por dejar comentarios en todo!
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29. Clase de sexualidad con Sauron y Han Solo.
Abro la puerta despacio, procurando no hacer ruido, y de igual manera entro a la casa. Traigo conmigo cosas del supermercado que ayer vi que faltaban, como leche, aceite y azúcar; y, responsablemente, también pasé a una papelería por plumones nuevos y papel especial. Debo pasar en limpio el dibujo que le prometí al señor Becker.
En el vestíbulo giro sobre mis pies buscando. No escucho a mamá o a Clarissa en la sala o la cocina. ¿Estarán en el piso de arriba?
Me encamino hacia la cocina y ahí encuentro al abuelo frente a la nevera, revisando los tuppers que utiliza mamá para guardar la comida que sobra.
Saco del bolsillo mi teléfono y miro mi reloj. 11:43 a. m.
—Buenos días —saludo.
El abuelo salta en su silla.
—Estaba revisando que todo esté en buen estado —indica.
—Buena idea. ¿En dónde están mamá y Clarissa? —pregunto, guardando en cajones y la alacena las cosas que traje.
—Tu madre salió desde temprano y Clarissa fue a pasear perros.
—¿Necesita dinero? —dudo, refiriéndome a Clarissa, pues por ese motivo suele pasear perros en el vecindario. El abuelo no sabe qué responder—. ¿A qué hora salieron las dos? —pregunto entonces.
—Poco después de las ocho.
Respiro con alivio.
—Bien, hagamos algo: Yo no te he visto supervisar la comida y tú a mí me viste llegar antes de las nueve.
—Hecho. ¿Estabas con alguna mujer? —quiere saber y elijo no mentirle, es el abuelo.
—Sí.
—¿La hiciste prender un cigarrillo en tu boca al terminar?
—Abuelo, yo no fumo.
Por otro lado, no quiero imaginar dónde hubiera terminado el cigarrillo de pedirle eso a Ivanna.
—¿Al menos te pasó las pantuflas cuando saliste de la cama?
—Me preparó Hot Cakes.
—Bien ahí.
—Aunque yo también le hice uno a ella.
El abuelo echa hacia atrás su silla gruñendo.
—No la llames enseguida —recomienda—. Pasará el día imaginando dónde se van a casar y cuántos hijos tendrán, pero no saber de ti contribuirá a que no dejes de tener el control.
—Sin duda alguna.
Me da la mano.
—Hoy no preparemos nada —propongo—. Más tarde pediré pizza.
—Y por eso eres mi nieto favorito.
—Avísale a Clarissa y a mamá cuando vengan.
—Lo haré... Mientras —Él mira de mi a los tuppers—, seguiré revisando que todo esté bien aquí.
—Me llamas si encuentras algo interesante.
Subo las escaleras a prisa y del mismo modo entro a mi habitación, todavía libero dosis extra de adrenalina y es bueno estar en lugar en el que puedo pensar tranquilamente. Aún no asimilo del todo lo que pasó.
Me quito los pantalones, la camisa y el saco y me pongo algo más cómodo. Después, sin más para hacer, paso el resto de la tarde ocupado con el dibujo para el señor Becker. Me ayuda tener ya el boceto.
No hago caso a otra cosa hasta que escucho vibrar mi teléfono. Lo acerco a mí y lo reviso. Es un mensaje en el grupo que tengo con Alex y Roy.
Alex: ¿Seguimos sin noticias de Luca?
Maldición, es cierto. No avisé que estoy bien.
Roy: Hoy si murió.
Me apresuro a escribirles.
Luca: En cinco minutos video llamada.
Roy: ¡Pero estoy en el Mini Market!
Luca: Ignoras el teléfono si llega algún cliente.
Seguidamente enciendo el ordenador y envío la invitación de llamada a los dos. Hacemos esto desde hace años.
—Ey —saludo, haciendo a un lado el dibujo para Becker.
—¿En dónde has estado, simio culón?
Alex siempre es el más temperamental.
Las caras de mis amigos se acercan a sus respectivas pantallas con duda.
—Pasé la noche con Ivanna —explico.
—¿No aprendiste la lección?
—Esta vez fue diferente.
—¿Te utilizó para cambiar de canal a su televisor?
—Nos acostamos —suelto, sin más.
Las reacciones de mis amigos son de duda.
—¿Qué?
—Que tuvimos sexo —Alcanzo el pedazo de pizza que aún tengo en el plato y lo muerdo.
Alex rasca su barbilla con interés, su semblante es serio.
—Luca..., tocar el hombro de alguien no es tener sexo
—Tampoco estar en el mismo lugar —añade Roy.
—O rozar con tus nudillos su espalda.
Asumen que tuve un incidente similar al de la blusa desatada y solo exagero.
—Lo sé —digo—. Pero esta vez hablo de sexo... Sexo, de lo que se dice... sexo.
Alex y Roy se miran con preocupación.
—Voy a tomar este muñeco de Han Solo y este de Sauron —dice Alex yendo por estos a una repisa cercana y al volver mostrarlos en pantalla. Los coloca una frente al otro—. ¿Ves cómo Sauron toca el brazo de Han Solo? Eso no es sexo —empieza en lo que yo termino mi pizza.
Los muñecos comienzan a intercambiar roces.
—¿Ves ahora cómo Han Solo toca la cabeza de Sauron? Eso tampoco es sexo.
Asiento después de cada demostración.
—Ahora miremos cómo se tocan la entrepierna.
—Okay.
—¿Por qué tienen que ser hombres los dos muñecos? —pregunta Roy.
—¡Maldita sea, Roy, no interrumpas la demostración! —Lo regaña Alex.
—Me acosté con Ivanna —repito y una vez más el semblante de mis dos amigos es serio. No me creen.
—¿Qué bebiste anoche? —pregunta Roy.
—Champán.
—Averigua cuánto de alcohol tiene la champán —le pide a Alex.
—¿Alguien ajeno a tu confianza le echó algo? —pregunta Alex mientras.
—Chicos, no aluciné —insisto—. Anoche tuve la mejor noche de toda mi existencia.
—Sabes Luca, yo no te tengo como mentiroso —dice ahora Alex, exasperándome.
Me pongo de pie, camino hasta mi armario y lo abro; ahí busco dentro de mi saco. En uno de los bolsillos están las bragas de Ivanna, las saco por encima para verlas; aunque después de unos segundos las devuelvo.
—¿Saben qué? No me importa si no me creen —aviso de vuelta en mi silla—. Yo estoy seguro de lo que pasó y eso es suficiente.
Tanto Alex como Roy me analizan en silencio.
—Júralo por tu Funko de Linterna verde edición especial —pide Alex.
—Lo juro.
Los dos saltan.
—¡AMIGO, TE ACOSTASTE CON IVANNA! —gritan.
—Lo hice —repito, ansioso. Era necesario hablarlo.
—¡Acerca el dorso de tu mano a la pantalla! —exige Roy—. ¡Acércala!
Lo hago y él la besa con solemnidad.
—¿Ella estaba borracha? —se apresura a preguntar Alex.
—¡NO!
Me ofenden. Ahí mismo lo comprobé.
—Un momento —Roy una vez más demanda nuestra atención—, ¿eso significa que Luca ya no es señorita?
—¡Hace mucho que no soy señorita, Roy! —defiendo.
—¿Sangraste? —ríe Alex.
—Toda mi sangre se fue a un solo lugar y ustedes saben a cual.
Los dos exclaman «¡Uh!» y reímos con fuerza.
—¿Y... qué tal? —pregunta Alex sin miramientos.
Soy honesto.
—Te vendería a ti por otra noche como esa.
—Wow.
—Es una diosa.
—Pero, ¿por qué lo hizo? —se pregunta Alex ahora, anticipando que ella lo propuso; sabe que yo no me atrevería.
—No tengo idea —admito—. ¿Le atraigo?
De nuevo caras de duda.
—Luca tiene la polla de buen tamaño—saca como conclusión Roy.
—¿Por qué sabes eso? —cuestiona Alex.
—Concurso de meadas para ganar dos boletos para el pre estreno de Ironman. 2008. Preparatoria. Lago de Ontiva —dice Roy.
Alex y yo asentimos recordando.
—¿Te cuidaste? —quiere saber Alex ahora.
—Ella dijo que no había de qué preocuparse.
—¡¿Y le creíste?! —Su enojo va en aumento—. ¡Ojalá resultes embarazado y ella ni te pase para la manutención!
—¡Yo me puedo hacer cargo solo, Alex!
—¡Ni siquiera lo va a reconocer! ¡Ya me vi yéndote a traer al hospital y sacándote en silla de ruedas con tu batita para luego cuidarlo cuando tengas que volver al trabajo!
—¡Le vas a tejer camisitas!
—¿Puedo organizar la fiesta para anunciar el género? —interviene Roy.
—De acuerdo —Alex se vuelve a poner serio—. Volvamos al tema. ¿Eso quiere decir que Ivanna ahora es tu...? —No se atreve a ponerle nombre y es mejor así.
—Mi amiga especial. Así lo llama ella.
Así lo propuse yo.
—Insisto, ¿y no aclaró por qué?
—Tal vez le excitan los perdedores —opina Roy.
Me cruzo de brazos.
—Gracias.
—Sabes a qué me refiero. Tratándose de compañeros de trabajo hay otros, en caso quiera sexo de oficina; pero ninguno es su subalterno. Puede que —Roy levanta sus brazos con resolución— le guste mandar en la cama.
—Pero ahí tengo una rodilla en el suelo —aclaro, pero ninguno sabe de qué hablo y... también es mejor así.
—Es que ni aunque Luca la tenga grande —agrega Alex, todavía pensativo—. Y ya tiene a Marinaro en todo caso... que es Marinaro.
—Tiene una concesionaria —recuerda Roy.
No debí contarles lo que me dijeron otros compañeros.
—Y dinero. Mucho dinero.
—O sea, vamos el hecho de que entre él y Luca hay un abismo de diferencia.
Miro a los dos opinar.
—Tan extenso como la gran muralla china.
—Y tan profundo como la cueva de Voronia.
—Y tan inexplorable como...
—Ya entendí —mascullo, molesto.
—Pero tú tienes lo tuyo —se disculpan—. Por ejemplo...
Ambos se quedan en silencio «pensando»; de modo que, fingiendo rascar mi cara, les muestro mi dedo medio.
—Ya lo mencionamos —continúan mis amigos—. Tienes el Funko de Linterna Verde edición especial que te regaló Prudencia.
—De las pocas cosas buenas que ha hecho.
—Pru —corrijo.
Y ahora que lo mencionan me siento culpable por no pensar mucho en Pru.
—¿Consideran que debería hablarle de Ivanna? ¿Cómo creen que lo tomará?
Alex y Roy abren y cierran sus bocas antes de contestar.
—Diplomáticamente, por supuesto.
—Pru es de las que sabe alejarse... sí.
—Y es... ya sabes cómo.
—Muy...
—No creo que haga drama.
—Ella es... Ya sabes...
No saben qué añadir.
Paso ambas manos sobre mi cara.
—¿Podemos ver cuando se lo digas? —preguntan entonces.
—Y que Ivanna esté presente.
—No —decido.
Ya me preocupé.
Levanto mi mano para ver la pulsera que intercambiamos Pru y yo el día de su partida. ¿Qué hago? No es justo para ella no decirle, antes de mi novia fue mi amiga. Por otro lado, tampoco es que ahora tenga una relación formal. La misma Ivanna lo dijo: Nosotros somos «amigos».
—¿Si Marinaro comparte a Ivanna contigo porque Pru no puede prestarte un rato? —se pregunta Alex.
—Que viva el poliamor —está de acuerdo Roy.
—Aunque Marinaro es Marinaro —insiste Alex. A los dos los impresionó mucho y hasta ahora solo han oído hablar de él y lo han visto en fotos.
—Pero ya quedamos en que Luca tiene lo suyo —defiende Roy. Yo solo miro de uno a otro—. Tú dibujas. ¿Marinaro dibuja?
—Estoy seguro de que no dibuja —zanja Alex.
—Entre otros atributos físicos en los que Luca lo supera. Por ejemplo...
Los dos se vuelven a quedarse en silencio manteniendo su boca abierta y una vez más rasco mi mejilla para mostrarles mi dedo.
—Tiene ese maldito abdomen marcado mientras Luca...
—Me ayudó el practicar deportes durante la preparatoria —digo, orgulloso. Por lo menos no luzco escuálido.
—Y tiene piel bronceada.
—Me pongo rojo si paso mucho tiempo bajo el sol —digo a modo de disculpa.
«Aunque a Ivanna le gusta el color rojo»
—Y no olvidemos sus ojos azul acero...
—Pero a Luca, por ejemplo, se le pone un ojo bizquito cuando está feliz.
—Y a quién le importa dos aburridos ojos azules normales cuando puedes tener uno bizquito —Está de acuerdo Alex.
Bueno..., Pru me quiere así.
—Viene cliente —se apresura a decir Roy, disculpándose. Hora de terminar la video llamada.
—Bien. Nos vemos más tarde —me despido—. Y mientras, más les vale a los dos que mamá si haya creído lo de la niña trapecista.
Miro los plumones de colores desperdigados sobre el papel, ya con el dibujo del señor Becker listo, los aparto, enrollo el papel y lo pongo a salvo arriba de mi armario. Por otro lado, como de nuevo pienso en Ivanna, y por tener ya el material listo, otra vez siento el impulso de dibujarla.
Me acomodo lo mejor que puedo en mi silla y comienzo con su rostro.
Esta vez la dibujo de cuerpo completo, de pie frente a edificios que se ven más pequeños que ella por estar en perspectiva; lleva puesto un vestido sencillo de tirantes y el cabello suelto.
Y es así como, acompasando mi respiración con cada trazo, me pierdo en la perfección de sus facciones.
Horas después inevitablemente alguien toca mi puerta.
—Adelante —le autorizo entrar luego de esconder en un cajón los tres dibujos que he hecho de Ivanna hoy. Todos de ella caminando por la ciudad.
—Ey —musita Clarissa, cerrando la puerta tras ella.
Miro qué hora es en mi teléfono. 7:43 p. m.
—¿Acabas de llegar? —inquiero, curioso. Clarissa no es de estar mucho tiempo fuera.
—¿En serio te sientes con la autoridad de reprocharme eso? —devuelve y nos saludamos con abrazo—. ¿Por qué no viniste ayer? —demanda ahora—. ¿Estuviste con Ivanna? ¿Platicaron?
—Hicimos más que platicar —digo, avergonzado, y Clarissa ríe—. Pero no voy a entrar en detalles contigo, eres una niña
Ella husmea sigilosamente mi aspecto.
—¿Besó tu cuello? Tienes algo aquí —señala y me alarma.
Camino hasta el espejo más próximo y sí, lo confirmo, tengo un chupetón marca Ivanna Rojo.
Clarissa suelta una risita
—¿Se la vas a presentar a mamá? —pregunta ahora.
Miro a mi hermana de vuelta.
—¿A mamá?
—¿No es tu novia?
—¿Ivanna? No. A ella... no le van ese tipo de relaciones.
Mi hermanita se cruza de brazos.
—¿Entonces de qué tipo le van?
—Unas que tú nunca tendrás. Es más, no tendrás novio hasta los treinta. Acabo de decidirlo.
—No entiendo —Clarissa frunce el ceño.
—No quiere algo significativo —trato de explicar; aunque, siendo ese el caso, yo tampoco entiendo a Ivanna.
—¿No te ama?
—¿Qué?
—Pregunto si te ama.
—No me puedo imaginar a Ivanna diciéndome algo así —rio, nervioso.
Clarissa no da crédito.
—Las relaciones que tiene no se basan en el amor —explico.
Mi hermana gira sobre sus talones como si buscara algo dentro de la habitación; mira mis plumones de colores, de nuevo frunce el ceño y niega con la cabeza pensando.
No luce contenta.
—«Las relaciones que tiene no se basan en el amor» —repite—. Y siendo ese el caso no te parece extraño que quiera estar contigo en medio de una competencia —dispara, molesta—. Si no lo hizo porque te ama, lo hizo por su empresa... Lo hablamos la otra noche. Debe quererte de su lado para que no le pases información a Rodwell.
Me quedo sin palabras.
Es más, paso mi lengua sobre mis labios sintiendo a la vez que mis ojos pesan.
—¡Es más o menos lo mismo que Patrik le hace a Katrina en Las 10 cosas que odio de ti... Aunque él no lo hizo por una empresa! —dice como referencia pero yo estoy en la luna, o en marte... ya no sé—. ¡Va un paso adelante, Luca!
«Un paso adelante»
—Sí. Eso... debe ser —musito, sintiendo que bajan mis defesas.
Después me giro hacia la pared para que Clarissa ya no pueda verme de frente.
—¿Te pone a hacer cosas tontas, te sabotea y hasta te humilla y ahora... está interesada en ti? —ríe sin humor mi hermanita—. ¿Qué te ha dicho después de eso?
Recuerdo la conversación que tuve con Ivanna hoy más temprano.
—Que no permita que Rodwell le haga daño.
—¡JÁ! ¡Ves! —espeta, molesta—. ¡Y yo que le di el beneficio de la duda!¡Estoy enfadada, Luca, muy enfadada!
Asiento haciendo muecas con mi boca para alejar el nudo en mi garganta. Clarissa, en caso contrario, ahora guarda silencio.
—¿Estás bien? —pregunta y me rodea para volver a verme a la cara. Se asusta al ver mi expresión, sabe que algo va mal—. ¡Luca, no quise...!
—No. Está bien —digo torpe, aguantando las ganas de venirme abajo—. Alex y Roy incluso no me creían.
Porque es cierto, ¿Ivanna conmigo? Y yo que lo tomé a broma. Me siento un imbécil.
Clarissa no deja de verme con culpa. Coloco mi mano sobre su hombro y la acompaño a la puerta.
—¿Ahora qué te parece si me dejas solo? —le pido. Mi voz tiembla.
Ella parece querer echarse a llorar; no obstante, como me siento igual o peor, espero a que salga y cierro la puerta.
—Estoy bien —le prometo desde dentro.
«Estoy bien»
Una vez a solas, dejo caer mis hombros e inspiro con fuerza; evocando cada momento de la noche anterior y la madrugada.
«Me... mintió»
Hago mucho ruido al buscar aire.
—¡Luca! —escucho gritar al otro lado de la puerta a Clarissa, sabe lo que pasa.
Me apresuro a colocar el pestillo a la puerta para que no vuelva a entrar.
—¡Estoy bien! —repito, pero me escucho patético.
E inevitablemente, a pesar de que pongo toda mi fuerza en ello, lágrimas comienzan a caer.
«Estúpido»
Camino hasta mi cama y me siento.
¿Por qué?
Ahora parece lógico. Alex y Roy lo dijeron, ¿para qué me quiere si tiene a un sujeto como Marinaro?
Me siento avergonzado de cada cosa que hice y dije. Cuánto debió reírse de mí.
Entierro mi cabeza entre mis manos.
Por otro lado, ¿por qué me importa todo esto? Es decir..., se supone que solo es sexo.
Pero no se siente así.
Duele.
¡Duele!
—¿Por qué, Ivanna?
¿En qué momento pasé de no sentir nada por ti a querer arrancarme el corazón porque me lastimaste?
Si de por si tengo poca experiencia con el sexo; con las mujeres, para asuntos del corazón en general, soy un completo imbécil.
No sé cómo... no sentir.
No sé cómo detener lo que en este momento se está retorciendo dentro.
Vuelvo a liberar aire y más lágrimas caen.
Siento mucha vergüenza.
Pero necesito hablar.
Merezco que me explique.
Miro mi teléfono, lo alcanzo y abro mi conversación con ella. Lo último fue el mensaje del miércoles indicándome que debíamos reunirnos en Becker Steak House.
Parece inapropiado, es mi jefa; sin embargo, al mismo tiempo, tengo claro que fue ella quien rompió esa barrera.
Limpio mi cara con el dorso de mi mano y empiezo a escribirle.
Yo: ¿Fue con un interés detrás? ¿Te acostaste conmigo solo para tenerme de tu lado?
Yo: Porque no era necesario, Ivanna. Ya te había demostrado que no le soy leal a Rodwell.
Le di información sobre Rodwell. No tenía que hacer algo así.
De cualquier modo, como nada nuevo en mí, una vez envío los mensajes me siento estúpido. Aún más estúpido.
¿Para qué le escribo? No le importa. Yo soy el imbécil que construyó castillos de aire en su cabeza. No sé cómo esconder mis sentimientos.
Contesta minutos después:
Ivanna: Te veo mañana a las 8:00 a. m. en Café Chaúd. Lleva el dibujo de Becker.
¿Solo eso?
Yo: ¿Cómo puedes ser así? Por lo menos dime algo más por consideración.
Yo: Si no es mucho pedirte.
Ivanna: No necesitas ir con ropa de oficina. Ve semi formal.
Debe estar riendo y le doy la razón. Para ella es fácil. Yo soy el «niño». Así me llama, ¿no? «Niño»
Tal vez tiene razón y lo soy.
No soy tan listo como ella.
Tan duro, tan... indiferente.
Y quiero escribirle otro mensaje solo por el gusto de seguirme desahogando a pesar de que no le importo.
Yo: Me gustaría entenderte.
Ahí está.
Y no me importa.
Ya no me importa nada. Y, de cualquier modo, como nada nuevo en ella, ya no contesta más.
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¡Ah! El drama.
Pasamos de reír a llorar.
¿Qué veremos en el siguiente capítulo?
A) Luca se aleja por completo de Ivanna 😮😢
B) Ivanna encuentra la manera de arreglar esto y lo más posible es que haya fuego 😌🔥🔥🔥🔥🔥🔥
¿Y quién narra? ¿Luca o Ivanna? Hagan sus apuestas 💵
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Hoy las estrellitas son para Alex y Roy 😌
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