Capítulo II

Mi primera visita a Japón fue demasiado extraño para una persona normal como yo. Quiero decir, salvé a una chica, me dispararon al estómago, me salvó su abuelo llevándome al hospital, pensé que perdí mis documentos y mi pasaporte y sería deportado a México cuando soy inglés (ya saben, lo típico). Y ahora tras visitar a un ser querido a quien la considero como una madre, la chica y su abuelo vinieron a visitarme.

"Ahm, no quiero ser descortés ni nada, pero... ¿cómo sabían que estaba aquí?". Pregunté mientras los invitaba a pasar a mi habitación temporal de la iglesia.

"Te investigamos". Fue la respuesta del abuelo.

"Me investi-¡¿me investigaron?! ¡Que miedo!". Me asusté porque lo dijo como si fuera lo más normal del mundo investigar a las personas.

"Era broma. De hecho, te seguimos hasta acá desde nuestra limusina".

"¡Eso no lo hace menos aterrador!". Tan solo suspiré para calmarme. "En fin, ¿a qué se debe su visita?"

"Queríamos ofrecerte un puesto de trabajo".

"¿Un qué?". Mi curiosidad apareció.

Esta vez fue el turno de Erina para hablar. "Debido a lo ocurrido en los últimos días, has demostrado ser apto para ser mi guardaespaldas. Siéntete afortunado".

"¿Hah...?". Levanté una ceja en confusión. "No lo... oh, esperen, ¿dónde están mis modales? Déjenme traerles té y un poco de pastel".

Me levanté y salí de mi habitación con dirección a la cocina. Siendo educado como una persona inglesa, siempre estoy acostumbrado a la hora del té, una adicción que tuve desde niño.

Serví té caliente en tres tazas y tres porciones de pastel para nosotros. Cuando regresé, noté que estaban viendo una insignia colocada en un cuadro de vidrio.

"Veo que la insignia les llamó la atención". Hice notar mi llegada.

"Es una estrella de 8 puntas de los caballeros de la gran cruz del imperio británico". Dijo Erina cuando lo vio. "Eres un caballero".

"Ehm...algo así". Respondí mientras dejaba la bandeja sobre la mesa. "La reina Isabel II me nombró 'Sir' cuando le salvé la vi-digo, c-cuando bajé a un gatito de un árbol".

"¿La reina te nombró 'Sir' por bajar a un gatito de un árbol?". La ceja de Erina se elevó.

Obviamente ella, al igual que su abuelo, no me creen esa mentira tan poco convincente. Por lo que me están mirando inexpresivamente.

"Eso no importa ahora, ¿si?". Evité la mirada de los dos Nakiri. "Mejor hablemos sobre eso de querer ser su guardaespaldas".

Hay muchas cosas que me sucedieron en el pasado y que he ocultado a la hermana María. Uno de ellos era mi antiguo trabajo de mayordomo para la reina. A mi edad obviamente sería ilegal trabajar, pero necesitaba mantener el orfanato donde crecí. Así que, con documentos falsos, trabajé para la realeza por dos años. En el último año, la reina se ahogó con su comida y yo le tuve que hacer la maniobra henlich, salvándole la vida. Eso es lo que me hizo ser nombrado Sir Ryu.

Tiempo después renuncié para poder disfrutar la vida.

"Que alguien te ofrezca un puesto de trabajo es, sin duda, una buena oportunidad y más con esta economía. Pero...". Eché un terrón de azúcar a mi taza. "Tendré de rechazarlo. Muchas gracias".

"¿Eh? ¡¿Por qué?!". Erina estaba consternada.

Parece ser que es una de esas personas a las que nunca se les había dicho 'no'.

"He trabajado desde que tengo memoria para darles una mejor vida a los niños del orfanato donde crecí. Y ahora que ya lo he cumplido, quisiera dedicarme un tiempo para mí". Le di un sorbo a mi taza de té. "No lo sé, tal vez ir a una academia, universidad, hacer amigos y ser doctor, ¿o actor? Hay cientos de opciones del cuales elegir".

"Veo que ya has decidido tu futuro, ¿eh?". Senzaemon comprendió mientras bebía su té. "Supongo que al menos lo intentamos".

"¡Pero, abuelo!". Erina quiso protestar al levantarse de su asiento.

"No se puede hacer nada, Erina. Ryu-kun rechazó el puesto de trabajo, y debemos respetar su decisión". Dijo con una mirada severa.

"Tks". Con un resoplido, Erina volvió a sentarse y a cruzarse de brazos.

¿Tantas ganas tenía de que yo trabaje para ella? Supongo que es una niña mimada o algo así. Y eso es raro, ya que actuaba como una mujer indefensa cuando la salvé.

"Esto es un pastel Victoria, pastel nombrado a la reina Victoria del Reino Unido en el siglo XIX". Dijo Erina, sacándome de mis pensamientos. "Debes saber que soy muy crítica con respecto a la comida. Me disculpo de antemano si te hago llorar".

"¿Ooh?". Una sonrisa apareció en mi rostro. "¿Dónde está la damisela en peligro que salvé hace unos días? Puede ser que sea la primera vez en hacer un pastel Victoria, pero estoy seguro que no sabe tan mal".

"Yo seré quien juzgue eso". Dijo tomando la cuchara y un poco del pastel.

Cuando le dio un mordisco, no sé qué pasó, pero ella gimió y su cara se sonrojó. No era un gemido y un sonrojo de vergüenza, sino uno de placer.

Mierda, eso fue erótico.

"¡Erina!". Su abuelo la atrapó cuando de repente perdió el equilibrio y casi sí caía de su asiento.

"¡Ay no!". Atrapé el plato con el pastel justo antes de que se cayera al suelo. "¿Estás bien? Erina, responde".

Su respuesta fueron murmullos incomprensibles mientras extendía su mano débilmente hacia el pastel, como queriendo recuperarlo.

"Creo que ya no haré pasteles". Murmuré cuando la vi perder la conciencia. "Déjela en mi cama para que descanse".

El abuelo obedeció sin rechistar, estaba demasiado preocupado por su nieta como para decir algo.

"¿Qué tenía ese pastel?". El abuelo me miró severamente, como si quisiera matarme con la mirada.

"N-nada malo, seguí la receta como estaba". Respondí mientras le mostraba la receta en mi teléfono.

"Mmm... es solo una receta normal". Dijo al ver los ingredientes. "Supongo que debo probarlo yo mismo para saber si es cierto".

Se volvió a sentar, tomó una cuchara y probó un poco. Al instante, sus ojos se abrieron con seriedad y su túnica se rompió en pedazos.

"¡¿Qué está-"

"Ryu-kun". Su voz sonaba fría y honestamente me daba miedo.

"¿S-sí...?"

"Tu pastel Victoria está... ¡delicioso!". Rugió flexionando sus musculosos brazos. "Guarda nuestras raciones para llevar".

"¿Q-qué?"

"Debes mostrarme cómo lo hiciste". Me tomó de los hombros y me empujó fuera de mi habitación.

"E-espere un segundo...". Pedí, pero no me escuchó.

2 horas después...

"Es lo mismo, pero ahora sabe mejor". Dijo Senzaemon.

Me pidió que hiciera otra vez el pastel, (fui obligado en realidad), y ahora que vio cómo lo hice, se volvió a desnudar.

Es un anciano raro.

"Seguiste la receta paso por paso. Sin embargo, por alguna razón que no logro entender, te sale delicioso". Senzaemon analizó la situación mientras acariciaba su barba.

"¿Salió delicioso? Que extraño, a mí siempre me sabe igual".

"Sin duda eres alguien excepcional, Ryo-kun. Muy excepcional".

"¿U-usted cree eso?". Pregunté con timidez.

"Dime... ¿qué te parece si ingresas a Totsuki?".

"Totsu-¿qué?". Pregunté confundido.

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Al día siguiente...

Pov. Narrador...

Totsuki, una academia de artes culinarias y ceremonia del té. Al parecer es la academia más famosa del mundo. Los futuros chefs vienen aquí para convertirse en la nueva generación de profesionales de la alta cocina.

Senzaemon se encontraba completando su montaña de papeleos con total concentración hasta que su querida nieta, Erina, entró jadeando y sin aliento, vistiendo su camisón rosa. Una sonrisa divertida apareció en su rostro.

"Ah, hola, Erina. ¿Qué te trae a mi oficina el día de-". No pudo completar su pregunta cuando de repente Erina se acercó a su escritorio y lo golpeó con las manos, causando que la montaña de papeles se caiga al suelo.

"¡¡¿DÓNDE ESTÁ?!!". Erina gritó con sus ojos inyectados en sangre. "¡¡PUEDO OLERLO DESDE AQUÍ!!".

"¿Qué cosa?". Preguntó mientras fingía escanear la oficina en busca de algo hasta que tuvo una idea de lo que era. "Ooooh... ¿por casualidad estás buscando...". Metió la mano en su manga y sacó un recipiente con la torta Victoria dentro. "...esto?".

Erina, al ver el pastel, literalmente se abalanzó hacia el postre. Sin embargo, no logró tomarlo cuando su abuelo se levantó de su asiento, estiró su brazo y bostezó, manteniendo el recipiente fuera de su alcance.

"¡Dámelo! ¡Por favor, abuelo! ¡Dámelo!". Suplicó Erina con lágrimas queriendo salir de sus ojos y dando saltos para querer alcanzarlo desesperadamente.

Aunque era la primera vez en muchos años desde que Erina quisiera volver a probar un platillo que no le causara repulsión. Sin embargo, no quería ver llorar a su nieta, a ninguna de las dos que tiene, sin importar la situación.

Maldito seas, mi sensible corazón. Maldijo en sus pensamientos Senzaemon antes de suspirar. "Bien, te daré el recipiente con una condición".

Erina asintió tan rápido que parecía romperse el cuello. "¡Cualquier cosa, abuelo! ¡Lo que sea!".

"Quiero que seduzcas a Ryu-kun y lo convenzas de unirse a Totsuki".

Como Senzaemon lo esperaba, su reacción fue divertida. El rostro de Erina se volvió rojo y tartamudeaba.

"¡¡¿Q-Q-QUÉ?!! ¡¡¿POR QUÉ?!!". Gritó tan fuerte que creyó que toda la mansión podría haberla escuchado.

"Ayer le propuse a Ryo-kun de entrar a Totsuki, incluso sin hacer el examen de admisión y darle vacaciones pagadas. Pero se negó a hacerlo. Su talento es tan bueno que volvió a hacer el pastel siguiendo la receta al pie de la pie y salió incluso más delicioso".

"¡¿Qué?!". Los ojos de Erina se abrieron de sorpresa. "Eso sería lógicamente imposible".

"También creí lo mismo hasta que yo lo vi con mis propios ojos". Senzaemon se acarició la barba con su mano libre. "Sin duda es impresionante para su edad".

"Entonces... ¿quieres que lo convenza de unirse a nosotros?". Erina preguntó. "No debería ser difícil... p-pero no voy a seducirlo".

"No te iba a obligar a eso".

"¿Qué?".

"¿Qué clase de abuelo sería si obligo a mi querida nieta a seducir al chico que le gusta? Eso tú lo decides". Senzaemon disfrutó ver la expresión sonrojada de su nieta.

"¡Él no me gusta, abuelo!". Erina chilló con la cara roja.

"¿Estás segura? ¿Quién fue la nieta que me pidió contratar a Ryu-kun para que sea su guardaespaldas personal sin importar el precio?". Preguntó con falsa curiosidad.

"¿Alice...?". Erina trató de mentir, pero no funcionó. "Está bien, fui yo... ¡p-pero eso no significa que me guste!".

"Claro, claro". Dijo Senzaemon con una pequeña risa. "Pero hablando en serio, intenta convencer a Ryu-kun a unirse a Totsuki. Hazte su primera amiga".

"¿Su primera amiga...?". Preguntó Erina.

"Verás, hablé con la hermana María de la iglesia en donde vive Ryu-kun, y me dijo que en Inglaterra, él nunca tuvo amigos a pesar de su personalidad alegre. Se la pasaba solo en el orfanato hasta que se fue para vivir independientemente". Explicó Senzaemon. "Conviértete en su amiga, ya sea para que se una a Totsuki o no. Sé que él lo necesita".

A Erina no le gustaba la idea de ser amiga de alguien a quien apenas lo vio tres veces. Sin embargo, la tentación de volver a probar ese pastel era demasiado para ella.

"Bien, seré su... amiga, ¡pero nada más!". Ella asintió de mala gana, aunque su sonrojo estaba en su cara.

"Entonces, aquí tienes". Senzaemon le tendió el recipiente a Erina, quien lo atrapó rápidamente y salió corriendo de la oficina con dirección a su habitación.

"¡Gracias, abuelo!". Dijo Erina mientras desaparecía de su visión.

Senzaemon rió hasta notar que ella ya no estaba a la vista. "Ya puedes salir, muchacho".

"Señor Senzaemon, ¿no ha pensado en ser negociador de rehenes? Se ve que tienes futuro". Detrás de la puerta, Ryu salió con las manos en los bolsillos.

Él estaba ahí justo cuando Erina entró salvajemente a la oficina sin que ella se diera cuenta.

"¿Y que es eso de seducirme y convertirse en mi amiga?". Ryu se le tembló el ojo. "¿Por qué?".

Senzaemon sonrió. "¿Por qué? ¡Porque sí! ¡Soy un hombre viejo y necesito divertirme!".

"¿Con el sufrimiento de otras personas?".

"¡Además, realmente me gustaría que ambos sean buenos amigos y quien sabe! Tal vez algo más".

"Me voy, hasta nunca". Ryu se dio la vuelta y caminó hacia la puerta. "Diviértete con esas fantasías que solo pasan por ese enigmático cerebro tuyo".

"Oh, yo no diría eso. Después de todo, te gusta ella, ¿verdad?". Ryu se detuvo en seco y la sonrisa del demonio de la comida creció. "Vamos, sé honesto con este anciano".

"Admito que ella es hermosa, sería imposible no darse cuenta de eso, pero... no me gusta su nieta de forma romántica". Admitió Kai mientras se daba la vuelta para verlo. "Solo la conocí de manera desafortunada y eso sería todo".

"¿No crees en el amor a primera vista?".

"Pues yo...". Ryu se sacudió la cabeza para quitarse ese pensamiento que tenía. "Ya me voy". Justo cuando iba a darse la vuelta, dijo. "Ah, y con respecto a unirme a su academia... acepto".

"¿Eh?".

"Suena interesante descubrir que cocineros hay y que desafíos podría enfrentar". Ryu dio una leve sonrisa. "Soy de aceptar retos".

"¡Perfecto!". Senzaemon sonrió. "Las clases comenzarán en un mes, pero me gustaría que vinieras una semana antes para conocer a la Élite 10 de Totsuki".

"¿La Élite qué?"

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Tres semanas después...

Pov. Ryu...

Me pareció interesante ver como Erina viene a visitarme casi todos los días con la intención (obligatoria) de ser mi amiga.

Aunque la mayoría de esas visitas era para enseñarme la variedad de platillos que existe y los que podía hacer para que ella pudiera probar. Siempre ocurría el mismo efecto de gemir y desmayarse cuando prueba un platillo mío.

También me presentó a Arato Hisako, la chica que siempre la sigue y que es su secretaria. Ella me agradeció de forma muy exagerada el haber salvado a 'Erina-sama' de esos monstruos cuando no estaba presente.

Con el tiempo, empezamos a llevarnos bien, pero a veces se volvía tsundere, y más cuando su abuelo bromea con nosotros.

Empiezo a odiarlo.

Sin embargo, ver la expresión avergonzada de Erina es muy divertido.

Y ahora, me toca conocer a la Élite 10 de Totsuki.

CONTINUARÁ

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