George o Mary


Pasados los 9 días de duelo, el detective Lyster visitó a su clienta al atardecer. Un ama de llaves abrió la puerta de la modesta casa. A pesar de los millones que Magdalene Pakao hizo durante sus largos años como química ella siempre vivió de manera modesta. La anciana Pakao se encontraba postrada en cama con la mirada fija y perdida en el techo de su habitación.

–Lamento mucho lo ocurrido–

–Al final todos morimos– dijo la anciana – ¿Quién mejor que yo para entenderlo? Noche tras noche ruego a la muerte que sea mi amiga y me lleve con ella, pero no lo hace. Lo he buscado a usted y su experiencia para que atrape a quien sea que está causando todo esto– Gruesas lágrimas recorrieron las arrugas de la mujer.

El detective quiso disculparse con la anciana ya que él apenas tendría 3 años como detective, pero se dijo para sí mismo que este sería el caso que lo forjaría en su carrera.

–No he logrado muchos avances y me gustaría preguntarle directamente; ya que usted me contrató ¿Sospecha de alguien?

La anciana tosió y levantándose con dificultad escupió en una cubeta cerca de su cama, en el recipiente se acumulaban flemas llenas de sangre.

–Comprendo que es un caso difícil. Sospecharía de cualquiera de mis hijos o nietos, aquellos de quienes no sospecharía ya están muertos. Nuestra familia está corrompida en el pecado y la porquería detective, pero si acaso debo dudar de alguien lo haría de George, él fue a la guerra años atrás y bueno; no quedó bien mentalmente, o de Mary, se rumorea que ella mandó a matar a su esposo años antes.

–Está bien, los visitaré. Volveré en 3 días para informarle mis avances. Si me permite la sugerencia debería pedir protección para sus familiares.

–Somos una familia orgullosa, ni mujer ni hombre de los Pakao aceptarían protección, los haría sentirse inferiores a los demás.

– ¿Y qué hay de usted?

–Mi ama de llaves ya cuida de mí y como le dije, somos una familia orgullosa.

–Pero...

Magdalene le interrumpió con dureza.

–No me ofenda con su falsa misericordia detective, he tomado mis precauciones, mi testamento solo será válido si muero por causas naturales. Si el asesino es uno de los míos, lo cual sospecho, no me va a tocar aunque lo desee. 

El detective estaba a punto de preguntar si había manera de hacer una cláusula que protegiera al resto de la familia cuando el ama de llaves entró aterrada a la habitación.

– ¡Han encontrado a lady kasy en un basurero de la ciudad!

Lyster tardó 20 minutos en llegar al lugar, deseando que todo fuera un error, pero el miedo estremeció su alma cuando descubrió que era verdad.

Retorcida dentro de un pequeño armario abandonado, como una muñeca mal guardada y con los pechos arrancados a mordidas se encontraba el cuerpo de kasy Pakao. Aquella quien apenas un par de días atrás lloraba junto al cadáver de su hermano.

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