🎭14💥

Anteriormente en el asesino de la carretera...

Entro poco a poco, paso a paso. Presenciando el frío calar en su piel, herizando sus bellos y hasta haciendolo tiritear. Si había restos de sueño, la helada agua del río ya había disipado cualquier rastro de ellos.

El agua cubrió más arriba de su ombligo, la cristalina sustancia reflejo algo turbulentas su imagen. Seguía viéndose como un chico desadaptado, enclenque y debilicho. Pero la delgado ocultaba su habilidad para ser escurridizo y ágil.

Sobre los milimetros de piel pálida pecosa adornaban -de forma desinteresada- cicatrices de todo tipo. Desde quemadoras de cigarro, metal, cortes, cuerdas, cuero, uñas, madera, golpes, hasta los aparatos eléctricos con los que los policías te paralizan.

Era repulsivo. Al menos ante sus oscuros y vacíos iris arbusto.

Luego de un rato, salió sintiendo bien recibido el calor del sol y se procedió a vestir. Tomo el arco, carcaj, mochila, en su hombro acarreo el cuerpo del ave, y con su mano llevo la cubeta llena de sangre. La usaría después, y de ser necesario en el camino de regreso al campamento.

14. Memorias

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Siendo perseguido por el detective Todoroki, guardo el diario entre sus cosas. Aunque dijo que le ayudaría, eso no significa que le soltaría así como si nada, las evidencias que ella había recolectado.

Era un delito del estado perpetuar la tumba de un una persona. Sobre todo si era la de la madre del asesino. Pero en ese momento, era lo que menos le importaba.

—¿Y ahora que harás? —sintio la presencia del bicolor detrás suyo.

Se encogió de hombros.

—Ir a casa, supongo. —Ajusto las correas de su mochila, —seguire con la investigación.

Comenzó a alegarse, creia haberse quitado a ese adorable pero, posible problemático chico guapo.

—Espera.

Se detuvo sin dar vuelta, este la alcanzó y espero a que siguiera hablando.

>>¿No quieres ver lo que llevo hasta ahora del caso?

-¿Me dejaras ver? -alzo una ceja con incredulidad, ¿De verdad la dejaría metarse de lleno en el caso?

—Si, es lo justo. —Saco las llaves de su saco, y comenzó a girarlas en su dedo índice. —¿Vamos al cuartel?

—¿No será extraño que tus colegas te vean llegar conmigo?—lo siguio, abrió la puerta de su auto, sabiendo ya cual era.

Porque si, ella tenía bien investigados a todos los policías entregados al caso de sus hermanastros. Si llegaba a toparse con cualquiera, tenía que ser precavida.

—¿Cómo sabías cuál era mi-?

—¿Te han dicho que haces preguntas muy obvias que podrías responder tu solo?—le corto mientras se colocaba el cinturon de seguridad. —Vamos, tengo que estar en casa antes de las 5.

Este solo se callo, arrancó el auto y prosedio a pensar en lo que le había dicho, y si, era toralmen cierto.

Lo que pensó el heterocromatico fue:

Es buena

~

—Buenas chicos, —todos se levantaron para saludar de reverencia al más alto. —Ya les dije que dejen de hacer eso.

—Por respeto a su padre y buenos deseos para el caso, déjenos seguir haciéndolo. —Uno de los que estaban entre los cubículos le pidió, logrado que este solo torciera la boca.

—De acuerdo, —presedio a seguir su camino, y Uraraka lo sigo.

Pasaron unos cuantos cuadros de trabajo, sonaban teléfonos ocasionales y escuchaba voces con vocabulario policial, varías cosas que
noto la hicieron poner alerta.

Si queria salir de ahí sin esposas en las muñecas, debía elegir con cuidado lo que decía.

—Este es mi oficina, cuando necesites algo puedes venir. Mi puerta siempre estará abierta. —Ofrecio Shoto, ella solo asintió sin mucha importancia.

Cómo último recurso

—Linda oficina, —miro a su alrededor, carpetas, un escritorio, ventana a un costado, libros y una particular foto de graduación.

Eran el desaparecido y él.

—Gracias—, tomo el cuadro y la miro de cerca, Shoto dijo lo que ella esperaba y ya sabia. —Somos Bakugo y yo, el día de nuestra graduación en la universidad de criminología.

—Te ves mucho más joven y relajado. —Comenzo a tejer su telaraña, punto número uno: ganarse al sujeto.

—Gracias, yo me veo exactamente igual. —Se rasco la nuca, respondiendo a los halagos con perplejidad.

—Yo estudiaba en el mismo lugar, pero tuve que dejarlo porque mi padre enfermo y tuve que hacerme cargo. —Paso dos: demostrar confianza y vínculos emocionales. —Perdon, estoy contando cosas que no deben interesar...

—No te preocupes, puedes contar conmigo cuando necesites a alguien. —Se ofreció, demostrando empatía y lástima, eso es lo que la castaña buscaba. —Esta es una copia de todo lo que yo llevo hasta ahora, pistas, testigos, evidencias hasta, registros pasados de altercados donde estuvieron involucrados tus familiares.

Lo tomo del escritorio y lo procedió a meter en su mochila, mira la hora en su reloj y fingió torser la boca con inconformidad.

—¿Ya tienes que irte?-otra vez conseguía manipular la situación. —Si quieres puedo llevarte a casa.

—Te lo agradecería mucho, —acepto, siguiendo de cerca al policía de dos colores. —¿Porqué estás tú a cargo de este caso?

—Porque es mi mejor amigo,—esa respuesta la saco de sus casillas, el tono que uso fue demasiado amenazador. -Oh lo siento, a veces puedo ser algo-

—Amenazante, si. Te sale natural, —metio las manos dentro de los bolsillos en su estomago de la sudadera que traia. —Podria decir que el papel de policia malo, te queda mejor que el bueno. 

Rio entre dientes, era un risa pequeña que le hizo embelsarse de la imagen.

—Si, bueno... Me lo dicen mucho. —Llegaron a su auto, abrio la puerta del copiloto y le dio la seña que subiera. 

—¿Todo un caballero?—su pregunta hizo sonrojar levemente el adulto, Uraraka tenia ese poder sobre los aultos masculinos, que era joven, carismatica, inteligente; demasiado interesante y realmente muy madura para su edad. 

La formula perfecta para angatuzar a los hombres que ella biera comvniente usar para sus fines personales. 

—Si, bueno... Así me educaron. —Cierra la puerta luego de que ell suba, da la vuelta al auto y sube en este. 

Tomo rombo por la calle principal y se dirigio a la direccion que ella le dio. De cierto modo, le incomodo que el bien parecido, vestido y de porte elegante conociera donde vivia. La casa de su madrina era decente y de clase media, pero ella... Bueno, era un caso totalmente diferente. 

Cosas por las cuales los hombres veian aun mas combenientes la idea de aprovecharse de ella, aunque nunca conseguian llegar a donde la castaña no quisiera. 


¬

—¿Ya despierto?—la irritante voz de su secuestrador le repiqueteaba en los timpanos, ni recien levantandose le daba tregua. 

—¿No es obvio?—se intento levantar, y le sorprendio poder hacerlo. Recordaba estar atado casi hasta el cuello a la cama. —¿No crees que es muy arriesgado que me des tanto rango de movilidad?

—No, Kacchan no tiraria comida, —pone una mesita plegable sobre él, sorprendiendolo. —Es un quiso de pato con pasta udon, tiene picante como te gusta. 

Miro por el rebillo la expresion feliz del maldito niño de preparatorio. ¿Como habia terminado siendo un sociopata o psicopata? Aun sin comvivir mucho, no podia estandarizarlo en un solo grupo. Podria ser ambos o un poco del otr, pero por completo no sabia cual era- 

—Con la de ayer supe que no esta embenenada, ¿verdad?—insistio con su plan del inicio, fingir el trastorno de Estocolmo, un trastorno que el secuestrado padece: logrando que entienda, empatice y le agrade a su secuestrador hasta el punto de sentirse identificado con el o, en los peores casos, enamorarse del mismo. 

—Así es, yo no le haria eso a Kacchan. —Tomo con sus manos el costado de la silla donde se sentaba, moviendo la cabeza de forma alegra, como un niño pequeño. 

Eso me suena familiar...

—¿Porque yo?—pregunto, para luego llevarse una cucharada a la boca. 

—¿Porque tu que?

—Me secuestraste a mi, cabe decir que no estaba en el pais pero debiste tener a alguien vigilandome para saber cuando y donde estaria nada mas regresar a Japón.—Dio un pequeño analisis de su situacion, —no todo pueden ser casualidades.

—Te equivocas, todo fue cosa del destino. —Subio sus pies a donde estaba sentado, abrazando sus piernas, —solo paso, y me acorde de ciertas cosas y te lleve conmigo. 

—¿Ciertas cosas?—repitio lo que dijo, sintiendo un extraño sabor en la boca. —Pero, aun asi eso no responde mi pregunta. 

Se llevo un poco de comida al boca luego de soplarlo, sorbio el hilillo de udon con sabor que exploto en su boca. Era un sabor sorprendentemente delicioso, que le recordaba demasiado a su infancia. Era picante, con un umami fuerte y suave para que pudieras seguir comiendo sin cansarte.  

—¿Rico verdad?—miro al chico de risos, tenia una sonrisa de satisfacción que le hizo sonrojarse de bajar la guardia por demostrarle algo positivo, aunque eso también era un poco de ressitencia en empatizar con el, una reaccion que por mas inconciente que fuera, le quedaba bien al plan en el que queria progresar. 

—Si, bueno...—se aclara la gargante, —es promedio. 

Hizo que su cara de puchero y eso proboco un dolor en la cien del policia cenizo. Gruño, demostrando su molestia. 

—¿De verdad no recuerdas nada cierto?—la forma triste en la que formulo la pregunta hizo sentir nostalgico a Bakugo, como si recordara ese modo del menor de entonar, como si ya lo hubiera escuchado antes, pero eso era imposible. 

—¿Tendría que recordar algo?

—¿No te suena familiar este lugar?—miro a los alrededores, esperando una reacción del rubio, pero solo miro y miro, y nada parecia sonarle. —Tuviste un accidente de pequeño, ¿Cierto?

—¿Como sabes eso?—el ceño fruncido comenzaba a ser suave y no agresivo, estaba mirando algo del antiguo niño que alguna vez fue su mejor amigo y modelo a seguir, resurgir entre su yo del presente y eso le agradaba a Izuku. 

—Bueno, porque yo también estuve aqui hace mucho tiempo, al igual que tu. —Eso detono una jaqueca que hizo que el iris rubi se llevara ambas manos a la cabeza. —No los rechazes, tienes que dejarlos que fluyan, si los reprimes te seguiran doliendo.

—¿Porque- no me-mejor me di-ces que pasa?—con dolor y voz entrecortada sostiene su cabeza, sintiendo martillazos en todo el cerebro.

—Son cosas que uno mismo tiene que descubrir, quisiera ayduarte pero ¿Y si terminas creyendo que yo invente todo?—su explicación hace caer en cuenta, algo que Katsuki no habia visto en la personalidad de su secuestrador. 

Izuku Midoriya seguia siendo un ser humano con principios y, aunque fuera poco creible, una razon y moral propia. Como todos, no podria haber solo maldad detras de todos esos asesinatos, acciones y crimenes. 

Los seres vivos hacemos lo que creemos correcto, y en ese instante le estaba mostrando un poco de su escencia, de como pensaba, tenia ideales que podrian ser de un persona normal, y de cierto modo, lo era, el era normal, solo lo habia corrompido la sociedad. Solo tendria que aberiguar su historia, para entenderlo y salir de ahí.

—Si es para detener este dolor, creeme que te creere. —Dice con voz debil, estaba sudando y respirando de manera muy acelerada. —Por favor. 

—Lo lamento, no puedo, Kacchan. —Baja la mirada, ocultando su frente en sus piernas, abrazando muy ferte estas, —solo tienes que saber que aquí empezo todo, aquí nos conocímos. 

Entonces pierde el conocimiento. Dejando su comida apenas tibia, con la cuchara en el suelo. Deku solo pudo mirar, y esperar a que despertara. Quito el plato de comida, y se lo llevo para guardarselo para cuando volviera despertar, con la esperanza que recordara algo minimo, lo que sea. 

Regresa a mi, Kacchan


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Nota de autora

Han pasado 85 años... Y lo siento mucho, pero creanme como a los de el Fanfic El jefe, vengo para terminar esta historia, pero siento que sera super corta no tan larga como estoy acostumbrada y eso, me hace sentir inconforme pero, minimo podre darle final.

¡Feliz año nuevo 2024!

Perdón, de verdad y gracias. Por aún estar aquí.

Recuerden comentar y votar es amor, gracias por leer.

Maleficent ✨🖤 y mamá pequitas 💚✨ ¡Fuera!

PD: los veo el otro sabado, los quier killers. 

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