Capítulo 4

Era sábado de principios de abril, el sol ya había salido hacía unas horas por el horizonte y en la escuela superior Karasuno, más concretamente en el pabellón deportivo de la escuela, se habían reunido los chicos del club de voleibol junto a la ayudante del equipo para el enfrentamiento de 3 vs 3 que tendría lugar para poner a prueba a los chicos de primero y ver su coordinación. En un principio, el capitán del equipo iba a ingresar en el equipo que formaban Tsukishima Kei y Yamaguchi Tadashi, los dos otros chicos de primero que se habían unido al equipo; sin embargo la entrada de otro jugador había hecho que Daichi decidiera dar un paso al lado y dejar que un equipo con tres de primero enfrentara al equipo de Tanaka, Kageyama y Hinata, estos dos últimos siendo los chicos que realmente Daichi quería probar y comprobar si habían mejorado para ser compañeros de equipo.

Los ojos oscuros de Kageyama Tobio se habían agrandado debido a la sorpresa del último integrante del Karasuno; misma sorpresa que se reflejó completamente en su cara y que no pudo esconder de sus compañeros. Pero había una razón para ello. Si bien él no pudo entrar en la Academia Shiratorizawa porque lo rechazaron, Kageyama dudaba de que eso le hubiera pasado al chico que tenía delante, al mismo que lo derrotó hacía un año atrás sin apenas romper a sudar.

"¡¿Qué hace él aquí?!"

La mente del adolescente de cabello era un caos. Si Hinata se había propuesto derrotarlo a él; él se había propuesto derrotar al chico que estaba al otro lado de la red, moviendo la mano en su dirección dándole un saludo completamente casual, como si fueran amigos de toda la vida. ¡Y lo tenía en el otro equipo. ¿Cómo iba a hacer que Tanaka y Hinata pudieran superar al As que estaba al otro lado de la pista? ¿Cómo sortearía sus movimientos? No conocía las habilidades de Tsukishima y Yamaguchi, pero sabía perfectamente el nivel del rubio de marcas en las mejillas que lo sonreía como un zorro. ¡Era la definición completa de As! Un jugador completo con las habilidades y el físico todoterreno que le daban una enorme baraja de posibilidades.

―Creo que Kageyama se ha roto.

Hacía rato que Hinata había estado pinchando la mejilla de Kageyama intentando llamar su atención, pero el chico había incluso dejado caer la pelota de su mano y mantuvo sus ojos fijos en Naruto durante todo aquel lapso de tiempo, generando mucha más intriga e interés por sus compañeros.

Al final de unos minutos, el grito salió de su boca:

―¡¿Qué haces aquí?!

Una sensación de déjà vu llegó a la mente tanto de Kageyama como de Hinata. Hacía una semana, ellos mismos habían recreado esa misma escena y ahora el moreno la estaba recreando con el rubio de ojos azules, aunque este último rio ante la perplejidad por parte de su nuevo compañero de equipo.

―Hacía un año que no nos veíamos, Kageyama.

―¿Quién es, Kageyama? ¿Lo conoces?

Las preguntas de Hinata fueron completamente válidas para todos los miembros del equipo, pues salvo Sugawara y Daichi, ninguno de ellos lo había visto en ninguna de las prácticas ni había interactuado con él en algún momento, pero Kageyama parecía conocerlo y el capitán y el armador del Karasuno no se mostraron sorprendidos ante la presencia de un extraño.

―Ah, culpa mía. Ayer llegó la solicitud de vuestro nuevo compañero, quien jugará contra vosotros como Kageyama ha descubierto―Daichi llamó la atención sobre sí mismos―. Él es Uzumaki Naruto, de la preparatoria Konoha, que se ha unido a Karasuno recientemente y ha solicitado entrar en el equipo. He creído que sería justo que él hiciera equipo como Tsukishima y Yamaguchi. En un principio iba a ser yo quien tomaría el lugar, pero veo mejor esto.

―¡Un placer!―el rubio dio una inclinación hacia los veteranos y el resto de sus compañeros―. ¡Espero que nos llevemos bien!

―Pero eso no aclara el porque Kageyama lo conoce―intervino Hinata, frunciendo el ceño―. ¿Han sido compañeros de equipo o algo? Porque Kageyama le está enviando una mirada, que podrían ser dos dagas. ¡Y da miedo!

Kageyama reaccionó ante las últimas palabras de Hinata.

―¡¿Quién dices que da miedo, retaco?!

―¡No soy ningún retaco!

Naruto rio divertido ante la interacción de ambos adolescentes, encontrándolo esclarecedor. Con ver a ambos chicos, el rubio encontró la química que tenían los buenos dúos en cualquier deporte. Las personalidades distintas se atraían y aquello era un buen ejemplo, más si le sumaba que ambos tenían algunos intereses en común, como parecía ser el caso por los ojos de ambos.

―Son muy intensos.

Tsukishima no tenía el mismo pensamiento que el Uzumaki. Para él, que estaba yendo a un cuarto de gas o menos, que les dieran tantas ganas a unas simples prácticas, era muy molesto. Le levantaba dolor de cabeza y lo ponía de mal humor.

―¡Oh! Bueno, es que Kageyama y yo tenemos una "historia"―los ojos del adolescente se entrecerraron y su sonrisa zorruna cobró vida en solamente unos segundos―. Una romántica, claro.

―¡¿Qué?!

―¡Ni de coña!―Kageyama señaló a Naruto con un dedo acusador, mientras con la otra mano sujetaba a Hinata―. ¡No vengas con esa mierda, idiota!

―Jajaja, ni siquiera se te puede tomar el pelo todavía, ¿eh?―el rubio se encogió de hombros y redujo su sonrisa a una mucho más calmada, mientras la frustración permanecía en el rostro de su compañero de equipo―. Es una pena que no me quieras de pareja.

―¡Pero serás idiota!

―Kageyama y yo coincidimos en un torneo el año pasado, creo que en el mismo en el que estabas, Hinata―la atención del Uzumaki se movió hacia el jugador más bajo del equipo, que devolvió la mirada―. Fui yo quien destruyó a su equipo y lo venció y derrumbó su castillo de naipes completamente.

Fueron palabras directas que demostraban una tranquilidad pasmosa. Naruto había mencionado lo ocurrido con Kageyama hacía un año como si no hubiera sido nada, como si fuera una quedada de amigos cualquiera o una discusión entre dos buenos amigos. Pero cualquiera podía ver los oscuros ojos de Kageyama moverse sobre el rubio como si fueran dos dagas a punto de ser lanzadas.

―Así que, ¿tu pusiste final al Rey?

Siguiendo su propio papel, Tsukishima intentó meter el dedo en la llaga, llamando la atención de Naruto sobre el chico de casi metro noventa del equipo. Debía reconocer que el chico era realmente alto y sería aterrador pelear contra él en un partido, pero había enfrentado a otros chicos igual de altos, con alguno siendo de dos metros o tal vez un poco más. Y los superó a todos.

―Puedes llamarlo un final, si―asintió, sonriendo hacia Kageyama que apretó los labios―. Supongo que las palabras de mi amigo y el karma miso hicieron que terminar en este lugar, contigo Kageyama Tobio―estiró la mano hacia su compañero, que la miró con los ojos ligeramente más grandes―. Espero recibir tus pases, si superas este desafío. Porque no voy a contenerme solo para darte la oportunidad.

Aquellas palabras fueron sinceras. No iba a contenerse ni contra Kageyama ni contra nadie. Como bien había hecho desde una edad temprana, donde aprendió los roles, puntos fuertes y débiles de cada posición, Naruto iba a seguir el mismo camino en aquella práctica y en todas las demás. Contenerse no era algo que solía hacer, a menos que se lo pidieran. E incluso en estos casos, solía terminar saliéndose de control por el intento de manipulación. Era una bestia que prefería estar libre que atada por las cadenas.

―No quiero que te contengas―Kageyama aceptó la mano de Naruto y la estrechó con fuerza, haciendo del rubio una de las pocas personas que él había aceptado y reconocido en su vida―. Quiero vencerte, demostrarte que no soy como la vez anterior. ¡No voy a perder contra ti, Uzumaki!

Naruto ensanchó la sonrisa cuando la voz llena de energía lo golpeó. Era justamente lo que quería, lo que Ino le advirtió. Kageyama Tobio estaba en proceso de cambio, podía verlo, y quería ser partícipe de los resultados, aunque fuera siendo compañeros, algo que ni él ni Sasuke se esperaron en ningún momento.

―¡Oye, oye!―dando unos saltos, Hinata llamó la atención de los chicos sobre sí mismo―. ¡Tenme en cuenta también! ¡Yo voy a ser el líder del Karasuno!

―Pfff jajaj―Tsukishima rio―. ¿Vas con eso, renacuajo?

―¡Que no soy un renacuajo, tío repelente!

Los ojos de Naruto dieron una pasada al cuerpo de Hinata y su mente se activó en solamente unos segundos. Recordaba al chico. Fue el único en seguir los movimientos de Kageyama hacía un año. Era un rematador sin experiencia, más verde que el pasto mismo y con muchos déficit y carencias que había que suplir. Pero si se entrenaba bien al chico, Naruto no dudaba de que podría convertirse en un rematador excelente con un juego increíble. Al menos, en su opinión, pues descartaba el factor altura como algo importante realmente. A veces, ser pequeño y ágil era lo mejor en una jugada. Y mientras el jugador pudiera saltar para generar una brecha, este podría seguir jugando.

―Por supuesto que te tendré en cuenta―aquellas palabras hicieron que Hinata dejara a un lado a Tsukishima―. Hinata Shoyo, ¿verdad? Vi tu partido contra el equipo de Kageyama. Vi cómo te moviste y seguiste los movimientos increíbles de Kageyama o un pase a tras de tu compañero. Pocos jugadores podrían generar una jugada rápida, pero tú estás dentro de la lista. Quiero ver de lo que ambos sois capaces en este partido de práctica―el adolescente miró sobre su hombro―. ¡Capitán!―Daichi lo miró, junto al resto de tercero―. Aunque pierdan, ¿dejaras que Kageyama sea armador? Porque no me voy a contener si esto me calienta los motores.

Una de las premisas de aquel enfrentamiento, era la de la derrota del equipo de Kageyama. Si esto pasaba, el chico no podría ser armador y jugaría en cualquier otra posición que podría cubrir con su talento innato. Por ello Kageyama se había esforzado y ayudó a Hinata, también habiendo otros factores. Pero ahora Naruto estaba pidiéndole remover dicho factor y Daichi solamente lo pensó por unos segundos, dando un asentimiento ante el pedido.

―Pero no quiero que te guardes nada, Uzumaki. Si permito que Kageyama juegue como armador incluso tras su derrota, será porque vi la química de Hinata y Kageyama y porque vi que juegas completamente en serio, sin restricción. ¿Estoy siendo lo suficientemente claro?

―Cristalino, capitán―hizo girar la bola entre sus manos y clavó sus ojos en su equipo rival―. Supongo que sería descortés de mi parte iniciar con esto. ¿Os importa, Tsukishima, Yamaguchi? Después de todo, les voy a ceder el primer saque. Aunque os aseguro la victoria.

Tas la última palabra, sonrió.

―No, no importa―Tsukishima negó―. Deja a los intensitos sacar. Si no, podrían ser un dolor en el trasero peor que un grano.

―¡Por mí tampoco hay problema! Si dices que ganaremos y que ya derrotaste a Kageyama, entonces cédeles el primer saque.

Naruto dio un asentimiento y lanzó el balón directamente hacia su equipo rival, siendo atrapado por Tanaka, que miró aquello con un ceño marcado por la confusión y la rabia explosiva, sintiendo que estaban siendo menospreciados y estaba a punto de estallar. Pero el rematador del Karasuno se detuvo, sintiendo la presión sobre sus hombros y cuando miró al equipo de los tres estudiantes de primer año, vio como una enorme figura crecía detrás del Uzumaki.

"Estamos jodidos...¿verdad Kami?"

Las prácticas 3 vs 3 eran algo usual en los equipos pequeños de voleibol y mucho más conocidas entre aquellos equipos que no contaban con la fama para poder entrenar con otros equipos. El paso de cuatro años y la decadencia, llevaron al Karasuno a entrenar de aquella forma y, a veces, rogar por algunos partidos de práctica con otros equipos. Sin embargo, Daichi vio el potencial de aquel año. Contaban con Kageyama, un armador con mucho talento y una enorme habilidad. Tenían a Hinata, un diamante en bruto. Y por último, tenían a un jugador demasiado completo como para desaprovecharlo. Y con Tsukishima tenían alguien que realmente era un muro para defender.

Aquel año el Karasuno tenía a futuros jugadores muy prometedores y que podían crecer bajo presión hasta convertirse en las estrellas relucientes de algunos partidos. Daichi estaba poniendo sus últimas esperanzas en aquel equipo y las victorias podían visualizarse ante sus ojos, pero aún tenía que descubrir si todo era su imaginación o no, si realmente podían ganar algo más que unos juegos de práctica.

En el lado izquierdo de la pista se situaron Tsukishima, Yamaguchi y Naruto. Al lado derecho estaban Hinata, Kageyama y Tanaka, quien sacaba en aquella ronda. El 3 vs 3 iba a iniciar y los ojos del resto de compañeros estaban fijos en los novatos y Tanaka, esperando con expectación a lo que podía pasar. ¿Ganaría el equipo de Kageyama y Hinata o lo haría el equipo de novatos? ¿Sería realmente Uzumaki Naruto tan bueno como Daichi vio durante el torneo juvenil?

El capitán llevó el silbato a sus labios y lo hizo sonar.

―¡Que inicie el partido!

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