Capítulo 18
El Interescolar finalmente había llegado y los equipos de cada región estaban emocionados por poder participar. Era el primer escalón para ellos, con un pase hacia el torneo nacional si lo superaban o, al menos, quedar mejor clasificados para los nacionales. Y todos los adolescentes que participaban en el torneo, estaban llenos de emoción, deseosos por poder competir contra los mejores equipos de sus respectivas regiones y avanzar hacia un futuro brillante, siendo apoyados por familiares, amigos y profesores. Sin embargo, uno de los equipos que se presentaban al Interescolar no era muy popular dentro de los otros institutos presentes, contando con una fama que los ensombrecía de una mala manera.
Los Cuervos sin Alas era el nombre que el Karasuno había recibido a lo largo de tres años después de su última presencia en unos nacionales y donde pudieron brillar y obtener sus últimas victorias antes de su caída en desgracia, casi como si les hubieran lanzado una maldición y esta no hubiera desaparecido en todo ese tiempo, granjeándoles unos resultados que les dieron el mote de Cuervos sin Alas, porque no podían volar sobre sus rivales ni anotar puntos, como hizo el Pequeño Gigante tiempo atrás. Pero ahora, cuando los chicos del Karasuno llegaron al polideportivo donde se llevarían a cabo los partidos del Interescolar, algunos chicos se apartaron dejándoles pasar y mirándolos con cierta aprensión, intentando no mencionar el mote del equipo ni nada relacionado con ellos.
¿Motivo de esta nueva actitud?
El partido de práctica entre el Karasuno y el Aoba Johsai no había sido un secreto una vez terminó y, gracias a los alumnos que fueron a verlo, la victoria de los cuervos sobre sus rivales se esparció como la pólvora, creando nuevos murmullos y confusión entre los jugadores de voleibol, quienes no comprendían como un equipo como el Karasuno pudo vencer al Aoba y a su capitán Oikawa, quien era considerado uno de los mejores colocadores de la prefectura. Pero la victoria había sido legitima y, a quien le preguntaban, dejaba en claro que el Karasuno había mostrado mejores jugadores de lo que esperaban en un inicio, pues el Aoba Johsai había aceptado el partido, o más bien lo pidió, para ver las habilidades del nuevo colocador de primer año. Y el tiro les había salido por la culata.
Ahora, los chicos del Karasuno caminaban directos hacia el mostrador de registro, listos para su primer partido del Interescolar, con un Hinata nervioso como siempre que iba a iniciar un partido, fuera o no importante para ellos, lo que demostraba su falta de experiencia en partidos oficiales y torneos.
—El partido contra el Tokonami va a ser de los primeros, donde si ganamos nos enfrentaremos al que gane entre el Date y el Sakurashita—el entrenador notó la ligera negatividad entre algunos de los chicos al mencionar al Date—. ¿Algo que comentar, Uzumaki?
Así como Naruto era buen jugador en el campo, también lo era fuera de él, como demostró en el partido contra el Aoba Johsai al estudiar a cada uno de sus rivales. Y ahora que estaban en un torneo, había aprendido todo lo posible de los equipos contra los que podrían jugar, lo que había llenado su cabeza de posibles jugadas, contra jugadas y estrategias para vencer a los rivales. Sin embargo, al ver al resto de equipos y conocerse a sí mismo y sus compañeros, enfocó su atención en los equipos que podrían vencerlos: el Date y el Aoba Johsai.
—No es necesario preocuparse mucho por cualquier equipo que no sean el Date o el Aoba Johsai. Son los únicos que he visto que podrían ganarnos con sus habilidades. El Bloqueo de Lectura del Date es casi perfecto y vamos a tener que trabajar para superarlo y ya nos preocuparemos del Aoba Johsai. Lamento si me extiendo, entrenador, pero es lo que he observado en los vídeos que me facilitaste.
Keishin se había encargado de educar a uno de los mejores jugadores para el Interescolar. Tras haber hablado con el profesor Takeda, había tomado la decisión de obtener vídeos de partidos de equipos que jugarían en el Interescolar y dárselos a Naruto, el chico con más mente del equipo, algo que había aprendido tras ver algunos partidos 3 vs 3 que habían hecho a modo de entrenamiento.
—Es un buen análisis. Yo había pensado algo similar. Esto, sin embargo, chicos, no quiere decir que os confiéis con el resto de los equipos contra los que podremos jugar. Podrían darnos una sorpresa desagradable y tenemos que estas completamente enfocados. ¿Lo habéis entendido chicos?
—¡Si, entrenador!
El polideportivo estaba lleno de personas: familiares, compañeros y amigos de los jugadores e, incluso si uno miraba bien, podía ver a algún que otro ojeador de equipos profesionales o de, incluso, equipos universitarios. Aunque no lo pareciera, el Interescolar no solo atraía a las familias y amigos de los jugadores, sino que también llamaba la atención de los ojeadores de distintos equipos y de profesionales deportivos, sobre todo de los que estaban dentro del mundo del voleibol. Tal vez no era algo tan conocido como el torneo nacional, pero cualquier torneo deportivo podía llamar la atención de las personas adecuadas, pudiendo cambiar la vida de algunos jóvenes prometedores.
—Se siente la presión, ¿eh?
Naruto palmeó la espalda de Hinata levemente, haciendo que su compañero casi cayera de bruces contra el suelo. Esto provocó que el rubio sonriera levemente nervioso y divertido, pues la cara de pánico del muchacho era igual a la del partido de práctica contra el Aoba Johsai. Eso indicaba que tendrían que tratar calmadamente al chico y evitar que se hundiera un poco en sí mismo por los nervios. Después del Interescolar, Naruto estaba seguro de que el chico podría crecer hacia arriba como una estela con el entrenamiento y la educación deportiva adecuada.
—Vamos a ser mirados por encima del hombro dado nuestros resultados anteriores—comenzó Daichi mientras iban preparando la pista y se arreglaban—. Nos van a subestimar como si fuéramos simples jugadores de escuela primaria.
Las palabras del capitán eran una realidad que los chicos del Karasuno sabían perfectamente. Desde hacía algunos años, el Karasuno no había despuntado en los torneos o en partidos oficiales y dejaron de tomarse tan en serio el voleibol, pasando a ser un equipo de media – baja tabla al que poca gente querría pertenecer, pues daba pocas oportunidades para el futuro deportivo para cualquiera que quisiera seguir jugando. El mismo Daichi estaba sorprendido de los grandes jugadores que tenían en el equipo en aquel año y la enorme oportunidad que se les había presentado con aquellos chicos. Tenían la posibilidad, si lo hacían bien, de llegar a los nacionales y poder conseguir la victoria.
Era un hermoso sueño, sin duda, que compartían todos los chicos que estaban participando en el Interescolar. Pero el Karasuno y sus jugadores lo vivían con más intensidad. Si alguien miraba a los ojos de Hinata y Kageyama, estos dos chicos de primero demostraban una voluntad casi inquebrantable y eran una inspiración para sus compañeros.
—Supongo que las probabilidades están en nuestra contra, ¿eh?—Keishin miró a las gradas. Nadie estaba apostando por los chicos del Karasuno, ni siquiera sus compañeros de clase. ¿Pero como culparlos cuando el equipo no había dado buenos resultados hasta el momento?—. ¡Vamos a ir con todo contra nuestros rivales, chicos!
—¡Hai, entrenador!
Los ánimos estaban encendidos dentro de los chicos del Karasuno. La formación era casi imparable, con Hinata y Kageyama estando delante y siendo el pequeño pelinaranja un señuelo que atraería la atención de la defensa rival. Por supuesto, el menosprecio por la altura de Hinata, era otro factor clave, así como su velocidad de reacción, sus reflejos y su cuerpo casi sobrenatural. Hinata era un arma y el entrenador estaba seguro de que sería un golpe letal para los rivales.
—Tú te quedas en el banquillo, Uzumaki.
Naruto no discutió con su entrenador ni puso malas caras. Ante la decisión de Keishin, su mente entró en encontrar la respuesta lógica al planteamiento del entrenador: los rivales estaban por debajo de los estándares actuales del Karasuno y usarlo a él como una carta en el campo, sería una victoria asegurar una victoria de manera aplastante. Eso era lo lógico y lo que su entrenador estaba pensando, ¿verdad?
—La verdad, no me sorprendente que te lo tomes con calma—el entrenador estaba mirando a los chicos colocarse y saludar a sus rivales próximos. Todos habían calentado—. Aún así, quiero explicarte mi motivo por mantenerte en el banquillo.
—¿Más allá de ser una carta bajo la manga para los partidos duros como contra el Date o el Aoba?
—Esa es una parte, lo admito; sin embargo, Daichi y yo hemos estado hablando sobre como encajarte en este equipo. Cada posición ha sido ocupada y si bien eres capaz de ocupar hasta el puesto de Líbero en algún caso, no es la posición que se va a necesitar de ti en este Karasuno en proceso de crecimiento.
—Entonces...
—Tienes experiencia real, por lo que he visto. Y, si tengo que catalogar tu nivel, podría ser de jugador profesional, voy a reconocerlo. Eres mejor que los chicos que están frente a nosotros, con un cuerpo y habilidades que se complementan para ocupar cualquier lugar dentro de la pista. Tus recepciones y saques pueden darle la vuelta a un partido y seguramente serías capaz de jugar a nivel profesional si lo quisieras, con gente mucho mayor y experimentada—lentamente, dentro de la mente del chico, se fue formando una idea loca, pero una idea, al fin y al cabo—. Tanto Daichi como yo hemos tomado la decisión de hacerte el segundo capitán del Karasuno y pasarás a ser el capitán cuando Daichi no esté en la pista o cuando él finalmente se retire del equipo. Tal vez, y solo tal vez, podrías incluso tomar el puesto en los nacionales, donde realmente tendrías que darlo todo de ti. No creo que haya muchos jugadores como tú, pero en los nacionales se reúnen los mejores jugadores de Japón para competir por quien es el mejor equipo del país.
—Lo que me llevaría a enfrentar a Ushijima en algún momento y no cree que haya nadie en este equipo, a parte de mí, que pueda detener al mejor jugador adolescente japones de voleibol, ¿cierto entrenador?
—No te voy a mentir: eso es justamente lo que tenemos en mente Daichi y yo. Eres el mejor jugador con diferencias y un entrenador prometedor, si me permites decirlo. Has estado trabajando con Hinata la mayor parte del tiempo, dándole rutinas de ejercicios para mejorar su tren inferior y poder moverse mejor de lo que ya lo hace. Incluso le has ayudado con las recepciones y las planchas, en caso de que tenga que lanzarse para una recepción.
—El chico es el más verde del Karasuno, entrenador, y pocos de los compañeros tienen la consciencia de que Hinata es el punto débil del equipo. Muchos puntos podrían llevar si él no recepciona bien los remates y eso puede hundirlo mentalmente.
—No niego que llevas razón, de hecho haberte dado cuenta de ello cuando tu entrenador no...¡arg, me frustra un poco! Supongo que no estoy acostumbrado a conocer alguien con tu talento.
Naruto y Keishin se habían sentado en el banquillo, el chico sabiendo que no iba a jugar aquel partido, pues el equipo rival estaba en un nivel inferior al Karasuno o uno muy parecido a cuando ellos empezaron a entrenar, y el hombre lo hizo para dirigir el partido.
—Gracias, supongo entrenador.
Los labios de Keishin se torcieron en una sonrisa ciertamente burlesca.
—Ellos darán las gracias cuando te vayas delcampo, chico.
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