Capítulo 15
El sudor escurría por los rostros de los doce jugadores en la pista. Sus respiraciones se notaban pesadas cuando el balón, nuevamente, golpeó el suelo con una fuerza ensordecedora y, finalmente, los chicos cayeron sobre sus traseros mientras intentaban acaparar todo el oxígeno posible para intentar recuperarse y poder ponerse de pie nuevamente, pues después de dos sets intensos, los jugadores estaban completamente cansados y sus piernas apenas los mantenían de pie unos segundos más, sobre todo a los más jóvenes.
El resultado no era sorprendente para los chicos del Karasuno, donde habían sido derrotados en ambos sets y el partido finalizó con su derrota de una manera aplastante, sobre todo en el segundo set, donde sus recepciones no fueron las mejores y descubrieron varias debilidades en su juego. Por otro lado, aunque los de Konoha se mantenían aun de pie, se mostraban también cansado, resollando, debido a la intensidad que habían metido a las jugadas para presionar a los chicos del Karasuno y hacerles fallar, mostrar muchas de sus debilidades. Y las recepciones fueron la primera debilidad que mostraron, por mucho que los chicos no hubieran querido demostrar esa debilidad. Los saques de los jugadores de Konoha fueron lo suficientemente fuertes e intensos como para causar que los chicos del Karasuno comenzaran a fallar en las recepciones, recibiendo cada remate como si fueran chicos que acababan de empezar a jugar, incluso el mismo Daichi.
Daichi llevaba ya tres años jugando al voleibol en la escuela superior. Tenía una mejor recepción que los chicos de primer año, con una mejor resistencia que estos y que los de segundo año. Pero su resistencia y la fuerza de sus piernas fueron superadas por los jugadores de Konoha, unos chicos de primer año que jugaban mejor que ellos y que podían aplastarlos en un partido oficial. Ya no había duda de porque fueron capaces de vencer al antiguo equipo de Kageyama de una manera aplastante, llegando incluso a lastimar al propio Kageyama en su propio orgullo. Y Naruto había demostrado una experiencia mayor de la que había esperado, la cual se tradujo en jugadas desbordantes.
A pesar de que fueron derrotados por chicos de primer año, los chicos del Karasuno no estaban desmotivados, si no que vieron en aquel partido una forma de aprender y crecer como jugadores para próximos partidos y torneos, como lo sería el Interescolar, donde enfrentarían a equipos de nivel nacional como el Aoba Johsai que contaban con jugadores del nivel de Oikawa, con mucha más experiencia y nivel que ellos y con una habilidad superior a la suya. Sin embargo, Daichi tenía fe en los chicos que habían entrado al equipo en aquel año, así como en la voluntad que tenían todos por llegar y ganar los nacionales por primera vez en años. Hacía tres estuvieron a las puertas de obtener la victoria, pero fueron derrotados y la desgracia llegó como una enfermedad casi permanente, haciendo que el mejor entrenador abandonara y que el Karasuno fuera conocido como "Los Cuervos sin Alas".
Las alas del Karasuno ahora se habían transformado en jugadores espléndidos de primer año: Hinata, Kageyama, Tsukishima y Naruto. A ojos del capitán, estos cuatro chicos eran el eje principal del equipo, los que los harían crecer como jugadores y los podrían llevar a los nacionales. Daichi no tenía la menor duda de ello ni de sus compañeros. Aun debían de aprender cosas, encajar como una maquinaría y evolucionar. Pero eso lo harían con los partidos, con las derrotas y la fe colocada sobre las personas correctas como lo eran Hinata y Kageyama, siendo ellos la punta de lanza, el pico del cuervo.
A ojos de Daichi, Tsukushima era el muro férreo que podría reducir los puntos que recibirían y Naruto era el pilar sobre el que se tendrían que sostener para seguir adelante, el mástil central del barco. Para él, que era el capitán, Naruto era el portento de un líder, un próximo capitán indiscutible que podría hacer evolucionar al equipo mucho más que él mismo, por mucho que odiase eso.
"Supongo que hay que ir dejando paso a los siguientes, aunque uno no quiera hacerlo"
Tomando una bocanada fuerte de oxígeno, se puso de pie finalmente y aceptó la botella de agua y la toalla que le tendía Naruto, mostrándole aquella sonrisa confiada. Era como el sol: siempre brillando, siendo el foco de atención y para él ya no quedaba duda alguna de que sería el próximo líder del Karasuno.
—Gracias.
—No hay de que, capitán.
Ambos chicos miraron a sus respectivos compañeros y amigos. Hinata se había acercado a Chouji y Neji, con aquella intensa mirada que siempre ponía cuando quería algo o algo había llamado su atención, lo que era claramente obvio. Los dos chicos habían realizado remates espectaculares que incluso los profesionales elogiarían. ¿No era eso lo suficientemente interesante para que un chico de primer año quisiera aprenderlo? Hinata quería ser el Pequeño Gigante, el As del nuevo Karasuno, una posición que solo el rematador de confianza ocupaba. Y para ser ese rematador, tendría que hacer cosas como las que realizaban Neji y Chouji, o incluso el remate suave que se realizó en un punto del partido. Cada remate contaba y chicos con la poca experiencia de Hinata podían aprenderlos, sobre todo contando con su poder físico.
—¿Qué has visto?
La pregunta de Daichi salió casi sin pensar, de una manera directa y al poco tiempo de bajar la botella, cuando ya bebió un trago de ella.
—Las recepciones son un punto crucial en los partidos oficiales, sobre todo si se alargan. Entrenar el tren inferior, las piernas sobre todo y la manera de recibir un balón, van a ser cruciales para nosotros, sobre todo en Hinata. El chico está incluso más verde que la hierba del verano, pero con un potencial sin pulir. Y ahora que menciono a Hinata...tenemos un problema en su dúo con Kageyama.
—¿Problema? Los he visto compenetrados...
—Y lo están; pero Hinata va a crecer de una manera mucho más rápida de la que esperas. A su manera, es un prodigio, no solo un portento físico. Aunque aun de manera inconsciente, nuestro compañero es capaz de recrear ciertas jugadas que, si se acoplan a su físico, podrían darnos la victoria—Naruto dio un trago a su botella de agua—. Eso causará fricción con el ego de Kageyama, quien está acostumbrado a dirigir y lo que dará problemas a otros jugadores. No coloca la pelota como el rematador quiere, si no que la coloca como él cree que es mejor. Y no solo eso. Con el caso de Hinata, tanta confianza en Kageyama, romperá al dúo en un momento cuando él abra los ojos y decida tomar sus decisiones. Bueno, para eso falta, pero va a haber que enseñarle a Hinata y esto hará que Kageyama no quiera hacerle pases. El ego de nuestro colocador será un problema cuando Hinata quiera evolucionar y arrastrarnos detrás de él.
—¿Tan a futuro has mirado?
—Solo he observado. Es todo tan evidente, como el hecho de que ganar al Aoba Johsai en estas condiciones sin la presencia de los jugadores experimentados, sería como que una hormiga levantara un trozo de hormigón. Y personalmente, capitán, pero debemos mirar a futuro y no hacia el presente. El Interescolar no es un nacional y todavía quedará el torneo siguiente, el de invierno creo. Deberíamos enfocarnos en el segundo torneo y usar el Interescolar como una prueba para mejorar. No quiere decir que lo deban saber ellos, solo tú y yo si te parece bien. Para crecer, hay que jugar completamente en serio.
Daichi no respondió de manera inmediata, de hecho, volvió a beber de su botella mientras pensaba en las palabras de su compañero. Debía reconocer que llevaba razón. ¿Usar a Kageyama y Hinata como una lanza sin pulir? Su primer pensamiento cuando vio a los dos, era que crecerían de manera exponencial con ellos en el equipo, pero ahora que Naruto mencionó los problemas de los chicos...
—¿Estas planeando algo para nosotros, Naruto? Pareces un entrenador profesional.
—Soy jugador con años de experiencia, capitán, y hasta que tengamos un entrenador, creo que hay ejercicios que podemos realizar para aumentar nuestra condición física y ganar en resistencia. Creo que el potencial físico de este equipo es muy elevado y debemos explotarlo, sobre todo de Hinata. La resistencia será algo clave en los partidos oficiales, así como mantener una mente bien ordenada.
—¿Estas pensando en entrenamientos de profesionales?
—Si, eso justamente era en lo que pensaba. Chicos como Ushijima siguen estrictos entrenamientos profesionales, así como una alimentación adecuada. Creo que deberíamos ver si podemos implementar algunas de esas cosas aquí.
—¿Sabes que el presupuesto no va a llegar, no? Nadie tiene fe en el equipo de voleibol.
—¿Estaba yo hace tres años?
—¿Qué quieres decir?
Naruto parpadeó y miró a su capitán.
—¿No sabes quién soy?
—Naruto Uzumaki, ¿no? Nuestro compañero de equipo y de instituto.
—Mi padre es alguien con dinero. Bueno, mi familia es alguien con dinero, incluso sin mi padre, aunque no es un dato que vaya dando por ahí porque prefiero ser alguien normal a todos los efectos. Y sé que venir al Karasuno no es de chicos ricos, pero mi madre se crío en esta prefectura, en la casa de los abuelos y ahora...ahora yo también estoy en esta prefectura, viniendo a este instituto. La cuestión es que podría crear un fondo para el equipo de voleibol con el apoyo de mi madre. Seguro que ella estará contenta si hago eso.
—¡Espera! ¡Eso sería demasiado!
—Capitán, soy un chico al que no le gusta el dinero, que quiere ser jugador profesional de voleibol y poco más—Naruto se encogió de hombros ante la mirada desorbitada de Daichi—. Donar dinero para que podamos ganar los nacionales, no es ni siquiera la mayor proeza de mi familia materna. O al menos, según la bisabuela Mito, donaron dinero para la fundación de algunas escuelas o cosas así. Yo solo seguiría el legado de mi familia al apoyar al Karasuno con algo más que mi presencia en el campo de juego y les daría algo que necesitamos y que nos ayudará.
Sus palabras no eran de burla ni una mentira: la familia Uzumaki tenía dinero, mucho dinero desde hacía varias generaciones, proveniente de negocios establecidos a lo largo del periodo Edo en adelante y que seguían manteniendo, así como otros que fueron comprados recientemente por sus abuelos maternos y que les serían heredados a él, como un regalo a la mayoría de edad. Sin embargo, no le interesaba ser un hombre de negocios, un cirujano o cualquier trabajo que su padre consideraba, actualmente, como algo apto. Tenía dinero, habilidades y tiempo para ser un jugador profesional de voleibol, algo que Naruto pensaba conseguir y que su madre apoyaba. Y era su deber apoyar a sus compañeros para poder llegar a los nacionales.
—Naruto...
—¡No te preocupes, capitán! Vamos a ir directamente a comernos a los equipos en los nacionales.
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