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Lágrimas silenciosas no dejan de caer por mi rostro. Ya he perdido la cuenta de todo lo que llevo llorando, pero sigo haciéndolo de todos modos. Mi corazón duele como nunca pensé que podría hacerlo, y aunque trato de tranquilizarme para no tener que volver a coger mi ventolín por vigésima vez no lo consigo.

Todavía me duele la forma en que traté a Namjoon, la forma en la que me alejé, en la que huí de casa en plena madrugada como si fuera una forastera que había entrado a robar. Dejé todo allí, todo de mí en casa de mi abuela, corazón incluido, y caminé hasta llegar al lugar donde el coche de la que decía ser mi madre me esperaba.

Había querido contarle a mi hermana lo que estaba sucediendo, el por qué de mi comportamiento, pero no pude hacerlo. Sabía como era ella, y como iba a reaccionar, y no quería arriesgarme a nada.

Me sacrificaría yo, no quería más dolor de por medio.

Todavía quedaba fresco en mi mente los últimos momentos en casa. Le había dicho a mi hermana que no iba a acompañarles hasta el aeropuerto, porque no me sentía capaz de despedirlos, y aunque me había fruncido el ceño estando completamente en contra terminó por respetar mi decisión. Y me dolió decírselo, porque fue otra de las mentiras más dolorosas que había soltado esa noche. En el momento que la dije que me iría a pasear antes de que se despertaran pensé que ya me había pillado, pero tampoco me dijo nada, solo me abrazó y besó mi frente, como si ella fuera la mayor de las dos.

— Te has enamorado, ¿cierto?— fue todo lo que dijo mientras ella me consolaba a mí, mientras yacía en sus brazos por última vez.

No dije nada y solo asentí. No iba a ser capaz de contarle todo ni por asomo, sobre todo teniendo al hombre que poseía mi corazón a escasos metros de mi puerta, sabiendo que le había roto el corazón de la forma más cruel que pudiera existir.

También me lo había roto yo, pero dolía más saber todo el daño que mis palabras le habían causado.

Pero me convencí de que era necesario, al menos eso me forzaba a creer. No quería pensar que todo esto estaba siendo en vano, por lo que me estaba esforzando demasiado en que saliera bien, en que mereciera la pena.

Llevé mis rodillas hacia mi pecho, pasando mis brazos por mis piernas, sujetándolas muy fuerte contra mí mientras hundía mi rostro en el pequeño hueco que quedaba libre. Estaba sentada sobre la repisa de la que por años había sido mi habitación, mirando hacia la calle, observando la libertad de la que carecía en estos momentos. El cuerpo me dolía por la paliza que Marta me había dado una vez cerró la puerta de casa, y tenía muy claro que mis mejillas estaban amoratadas por lo golpes, pero mi apariencia no era lo que me importaba en estos momentos.

Había perdido la cuenta de las veces que me había amenazado desde que llegué aquí. Me despojó de mi teléfono y cualquier tecnología a mi alcance y me encerró en mi habitación. Ya llevaba dos días aquí metida, sin salir, solo viendo el sol a través de mi ventana, viendo la libertad bajo mis pies.

Suspiro sintiendo unas punzadas de dolor en mi pecho. Llevo sin comer desde que me fui de casa, según Marta para que adelgace más rápido, pero lo único que siento es mucho dolor en mi cuerpo, demasiada pesadez en mis extremidades.

Levanto la cabeza cuando oigo como la puerta se abre. No quiero mirar quien entra, no me apetece, pero en cierto modo puedo suspirar tranquila cuando me doy cuenta de que es la señora de la limpieza quien lo hace. Ella entra con una bandeja repleta de comida, lo que me extraña, y sin decir mucho me la deja delante de mí mientras me da una mirada triste.

— Come Jana— es lo único que me dice, pero yo solo miro hacia la entrada de la habitación con miedo de que mi madre entre y vea esto.

¿Qué si es un tipo de prueba? ¿Y sí después de esto solo me vuelve a pegar?

— No debo— es todo lo que digo, aunque me estoy muriendo de hambre.

Ella solo me sonríe como si todo estuviera bien. Su mano llega hasta la mía y me acaricia con lentitud. Puede que sea el único contacto humano genuino que haya tenido en el tiempo que he estado aquí encerrada.

— Su madre no está, ha salido y tardará unas horas en volver— lo dice segura, pero yo sigo sin fiarme— Tiene que comer niña, no estoy de acuerdo con lo que su madre está haciendo, pero tampoco puedo hacer mucho más por ayudarla.

Lo dice con dolor, lo noto, y soy consciente del por qué lo hace. Seguramente mi madre ha movido sus hilos para mantenerla amenazada con algo, y en cierto modo me odio un poco más a mí misma por eso, porque siento que es mi culpa.

Pestañeo en un intento de apartar las lágrimas de mí y creo que lo consigo. Trato de ponerme más recta para coger el plato de arroz con verduras que me ha traído, y en cuanto doy el primer bocado no evito gemir de satisfacción. La señora me mira con pena mientras me ve comer, más bien devorar la comida, y yo trato de ser lo más fina posible, pero me es imposible.

— Gracias— lo murmuro con la boca llena de arroz y más lágrimas en los ojos.

Ella me sonríe con lástima. No me hace falta mirarla demasiado para saberlo, por lo que me centro en comer. Bebo un poco de agua cuando termino el cuenco de arroz que me ha traído y después paso al bol de frutas. Todo me sabe a gloria, pero se acaba tan pronto parece que lo empiezo. Me limpio los labios con la servilleta y lo dejo todo en su sitio para que ella se lo lleve. No me ha pasado desapercibido que no es la misma mujer que vi cuando salí de esta casa hace unos meses. Es otra distinta, y casi siento pena por la anterior, porque estoy segura de que Marta la ha echado de muy malas formas y sin pagarla su finiquito.

Como hace con todas.

— ¿Por qué no aprovecha para escapar?— ella me mira antes de desviar su mirada hacia la puerta de la habitación. Parece lógico que lo diga, pero sé que si lo hago las cosas solo se pondrán peores.

La sonrío con pena, porque nada más me gustaría, pero sé que no puedo.

— Es mejor que me quede aquí, para todos.

Sus ojos me demuestran la rabia que siente, puede que la impotencia, pero no me dice nada. Creo que lo entiende, y se apresura a llevarse la bandeja y a cerrar la puerta de la habitación con llave.

Vuelvo a quedar sola, y me veo obligada a abrir la ventana para ventilar el espacio y hacer que desaparezca el olor a comida. La soledad vuelve otra vez a mí, y el dolor también, por lo que me encojo de nuevo quedando en la misma posición de antes.

¿Desde cuando mi vida se ha vuelto tan miserable?

Es lo que me pregunto mientras sigo mirando al exterior. Se ve tan fácil vivir ahí abajo que me da envidia, pero me la tengo que tragar aunque sienta que me quedo sin fuerzas. Tengo ganas de gritar y de llorar más, pero debo ser lo suficientemente fuerte como para soportar todo esto.

Porque es para que Namjoon esté bien, para que pueda vivir bien, eso es todo lo que quiero.

Aparto la mirada de la ventana y me levanto de la repisa. No puedo seguir observando la calle como si no me doliera hacerlo, por lo que me encamino hacia el armario lleno de toda la ropa de marca que mi madre había comprado para mí durante años. Me alivia saber que ella no está en casa, eso me hace estar más tranquila, por lo que cuando me agacho para alcanzar la caja que está al fondo de mi armario lo hago sin miedo de que la puerta vaya abrirse de golpe.

La saco y no evito sonreír levemente al abrirla. Aunque mi madre haya sacado toda la tecnología actual que había en mi habitación no había contado con que mi portátil viejo siguiera por aquí. Debo agradecerme mentalmente haberlo guardado muy bien cuando lo cambié por el nuevo, y rezando al más allá porque siguiera funcionando lo enchufo a la corriente y pulso al botón de encendido.

Un suspiro de alivio sale de mis labios cuando la manzanita aparece en la pantalla dándome la bienvenida de nuevo. Espero que funcione correctamente, y tengo que cerrar los ojos encantada al ver que todavía lo hace.

Gracias Jana del pasado por cuidar perfectamente tus cosas.

No dudo cuando entro al buscador de internet, y no sé si lo hago por masoquista o porque necesito un pequeño escape, pero pongo su nombre en la barra de búsqueda.

"Aférrate a mí cuando lo necesites Jana. Siempre voy a estar ahí, para ti."

Y eso es todo lo que quiero creer mientras me bombardeo a fotos y a vídeos de Namjoon. Realmente me doy cuenta de lo famoso que es, pero eso tampoco es lo que me importa. Ignoro completamente ese hecho mientras veo todo el material que voy encontrando. Casi me siento una acosadora por ver tantas cosas de él, pero lo necesito, al menos para aliviar el dolor de mi corazón por unos minutos.

Veo fotos, vídeos musicales y entrevistas colgadas en YouTube. Me duele verlo, pero a la vez me alivia, por lo que continuo ignorando los pinchazos que me dan en el corazón cada vez que él mira directamente a la cámara.

"Me conoces Jana, tú me conoces de verdad"

Es en todo lo que pienso a medida que veo más de él. Me obligo a bajar la pantalla del portátil, porque siento que me ahogo ante lo que veo. Cierro los ojos y echo mi cabeza hacia atrás, dándome cuenta de que sí, de que yo he conocido a un Namjoon muy distinto del que se muestra en la pantalla.

De que yo conozco al verdadero.

Y me duele darme cuenta de eso, porque era consciente de que en algún punto lo había dudado, de verdad que lo había hecho, pero esto me demuestra que no, que no era así. Las lágrimas caen y me tengo que obligar a apartarlas, como si de esa forma no fuera a doler más, pero realmente no lo hace.

Entonces estoy haciendo lo correcto, lo estás haciendo bien Jana.

Apago el portátil y lo vuelvo a guardar, tal vez mejor que antes para que mi madre no sea capaz de encontrarlo de ninguna de las maneras. Cubro todas mi huellas dejando el armario tal cual estaba. Nadie podría pensar que había hurgado en sus profundidades para rescatar mi portátil viejo.

Me levanto del suelo y me siento en la cama. El estómago me duele y sé que es porque he comido más rápido de lo que debía. Además, ya estoy notando la falta de la medicación que debía de tomar, y que por esto había cortado de golpe. Todo mi organismo estaba revolucionado y lo único que pedía era que mi estómago no rechazara la comida por la que había estado rogando por estos días.

Cruzo mis piernas sobre el colchón y vuelvo a mirar hacia la ventana. Tengo que morder mi labio inferior aguantando las lágrimas al pensar en mi familia. Mi abuela debe de estar preocupada por mí, demasiado, y a estas alturas sé que mi padre e Irune saben que he desaparecido de golpe y sin aviso. Me odio un poco más por eso. Ellos no se merecen el sufrimiento que les estoy causando, no lo hacen, y casi me veo pensando que tal vez sería mejor desaparecer para siempre para que por fin pudieran descansar de la agonía que les causaba.

Puede que de ese modo pudiera redimirme de mi culpa también.

Sacudo la cabeza ante esos pensamientos. No, no volvería a caer en la tentación del suicidio de nuevo. Eso solo causaría más dolor que alivio, y yo no quería morir, no todavía.

Aunque no supiera cuanto más iba a durar al lado de mi madre.

Me estremezco cuando escucho la puerta de la entrada abrirse. Sé que alguien ha entrado por el sonido de los tacones repiqueteando en el suelo. Parece que se acercan hacia aquí de forma rápida, y me encuentro encogiéndome en mi sitio, como si de esa forma pudiera protegerme antes de que alguien arremetiera fuerte contra mí.

La puerta se abre con un ruido sordo. Yo no miro hacia la puerta, no quiero hacerlo, pero el gruñido que da Marta me obliga a hacerlo. Ella está ahí parada, agarrada al pomo de la puerta vestida con un conjunto de falda y chaqueta de Channel. Su pelo está muy bien sujeto en lo alto de su cabeza, y se ve tan tirante que es imposible que algún pelo se salga de su lugar. El maquillaje que lleva es perfecto, como siempre, y la hace ver inalcanzable.

A un nivel superior.

— Vamos— es lo único que me dice, y al ver que no me muevo vuelve a gruñir— Muévete niña estúpida, que no tengo todo el día para perderlo contigo.

Trago saliva ante su tono. Siento miedo, no lo voy a negar, y con mucha prudencia en mis movimientos me levanto de la cama. Camino con lentitud hasta pasar el umbral de la puerta y me siento extraña. Es la primera vez que salgo de mi habitación en dos días y casi se siente como si estuviera haciendo algo prohibido.

Marta me empuja por la espalda para que me encamine hacia el salón que conecta con la cocina. El espacio abierto me recibe y me siento como una intrusa en este lugar. Hace tiempo yo llamaba casa a este sitio, pero ahora no lo sentía así, no era así.  Ella me empuja hasta que me obliga a caer en el sofá. Mis piernas fallan porque me siento algo débil, pero logro acomodarme lo mejor que puedo para no mostrar todo el miedo que siento, aunque es una tontería, porque sé que ella sabe que la temo y que me tiene en sus manos.

No noto que hay alguien más en la sala hasta que una mujer de pelo negro aparece a su lado sosteniendo una copa de vino. Sus ojos rasgados me indican que es asiática, pero tengo la certeza que no la he visto en mi vida, al menos que yo recuerde. Marta y ella parecen conocerse, porque se miran con sonrisas que me dan escalofríos.

No sé que está pasando aquí.

— Vaya, así que tú eres quien ha recogido mis sobras— habla en inglés, pero eso no es lo que me preocupa. Tengo que fruncir mi ceño porque no sé a que se refiere, pero ella solo sonríe.

— ¿Perdón?— es todo lo que puedo decir, pero me tenso al darme cuenta de que ella me está mirando de arriba a abajo, estudiándome con detenimiento, no perdiendo ni un solo detalle de mí.

— Para serte sincera, no sé que narices ha visto en ti, pero tampoco me extraña, Namjoon es esa clase de chico que mostrándole una pizca de cariño ya cae rendido a tus pies— lo dice con tanto veneno en su voz que me produce una arcada.

¿Quién diablos es esta chica?

No tenía ni idea de quién era, pero ya la odiaba. Me parecía horrible como podía hablar así de alguien, sobre todo una persona que no estaba presente para defenderse, pero ese no era el punto.

Mis puños se apretaron a mis costados al escuchar como hablaba de Namjoon. Esa bajeza en sus palabras hacía que mi sangre hirviera del enfado, y me vi deseando estamparle mi palma en su cara por hablar así de él.

— ¿Qué es esto?— trato de ignorar sus palabras aunque me cueste, y desvío mi mirada hacia Marta.

Ella solo sigue sonriendo.

— Otra pequeña motivación— mis labios se arrugan y devuelvo mi mirada a la chica frente a mí, quien bebe de su copa de vino encantada.

— Tú colaboras y a Namjoon no le pasa nada— se encoge de hombros como si fuera una completa nimiedad— Aunque debo decir que eres demasiado estúpida por proteger a un tío que te engañó, debes tener muy poca autoestima querida.

Siento rabia e impotencia fluir de mi interior. No sé de que va esto, pero no me gusta nada, absolutamente nada.

Vuelvo a mirar a Marta.

— Ya estoy aquí contigo, ¿qué más quieres de mí?— lo digo con voz medio ahogada, como si estuviera a punto de romperse.

Aunque fuera yo la que estuviera a punto de ello.

Marta me mira elevando sus cejas y creo que se fuerza a retener en su lengua algún tipo de insulto dirigido a mí. Cruza sus brazos bajo su pecho, mostrándose aún más inalcanzable, y fija muy rotundamente sus ojos en mí.

Como si estuviera valorando sus opciones.

— Todavía no has hecho nada querida— su voz me quema, pero trato de ignorarlo— Haz lo que te digamos y nadie sale herido, desobedece y me encargo personalmente de arruinarte la vida, es fácil.

Casi pongo los ojos en blanco, pero me abstengo de ello.

No podía creer que fuera tan hipócrita.

— ¿Arruinarme la vida? ¿No has hecho eso ya?— no sé de donde saco las agallas para decir eso, pero simplemente sale de mis labios y soy incapaz de retenerlo.

Marta eleva su mentón todavía con su mirada en mí. Me parece ver, por su gesto, que mis palabras le han sorprendido, pero no dice nada.

Solo sonríe.

— No me provoques niña, aún no has visto nada— ella desvía su mirada hacia la mujer de pelo negro y la hace un gesto con la cabeza— Creo que debería de ver algo, tal vez así aprenda a cerrar más la boca.

Frunzo mi ceño cuando la chica de pelo negro sonríe encantada. Me doy cuenta de que ha estado tapando la pantalla de la televisión en todo momento, y veo, por como se mueve, que está deseosa de enseñarme lo que ambas tenían preparado.

— Mira y disfruta querida— su tono me repugna, pero me lo trago todo y miro hacia la pantalla.

Aunque me arrepiento nada más lo hago.

Las lágrimas se me acumulan en los ojos cuando veo las imágenes que van pasando como si fuera una auténtica película porno. Es asqueroso y repugnante, y siento ganas de gritar hacia la mujer que está junto a mi madre por hacer esto.

Namjoon cae boca arriba a la cama. Se le ve a la perfección el rostro, pero a ella no y sé que esa es la ventaja con la que juega. Me siento horrible viendo estas imágenes, porque rápidamente las asocio con la última foto que vi cuando mi madre me envío ese sobre lleno de fotografías. Ahora sé de donde salieron y solo siento pena y rabia.

Él permanece con los ojos cerrados todo el tiempo mientras ella le desviste como si estuviera plenamente consciente. Puede que otras personas no lo noten, pero yo sí, y viendo esto sé que Namjoon no está en sus sentidos al cien por cien, porque sus extremidades no se mueven como deberían si estuviera teniendo sexo, y su pecho no está agitado, para nada agitado.

Esta mujer le violó, abusó de él.

— ¿Quién eres?— es todo lo que pregunto mientras la cinta sigue corriendo por la pantalla— ¿Por qué le hiciste eso? ¿Qué está mal contigo?— las palabras salen de mí disparadas, no las puedo frenar.

Yo no quiero ver más de esa atrocidad, no quiero.

— Soy Yon, encantada querida— es lo que me dice mientras eleva su copa de vino con una sonrisa falsa, y mi único pensamiento es estrellársela en la cabeza.

— ¿Por qué?— vuelvo a preguntar desviando mi mirada hacia mi madre, esto es horrible, demasiado, y lo siento completamente irreal.

¿Hasta donde puede llegar su maldad?

— Es fácil Jana, coopera y ese vídeo no sale a la luz, ¿no querrás que te acusen de una violación?— abro mis ojos de golpe y niego.

¿Qué yo qué?

— Se nota que no soy yo, no sé a donde quieres llegar con esto— mi tono es a la defensiva, completamente.

Pero Marta solo sonríe.

— Ah, ¿no?— vuelve a mirar a la tal Yon y esta pulsa un botón del control de la televisión.

Yo solo me horrorizo ante lo que veo. Esa que sale ahí no soy yo, sé que no lo soy, pero parece que sí. El montaje está tan bien hecho que dudo por un momento si es real, pero soy muy consciente de que no lo es, que no soy yo la que está teniendo sexo con una persona inconsciente. Los cambios son muy sutiles, pero justos para parecer que soy yo la que está sobre Namjoon haciendo una auténtica barbaridad. Y aunque yo sepa que nunca había hecho tal cosa, el mundo no lo sabía, y era muy consciente de que si esto saliera a la luz la conmoción sería enorme.

Y Namjoon saldría muy perjudicado por mi culpa.

Las lágrimas caen de mis ojos y mi pecho duele. Me falta el aire y no sé como gestionarlo, pero tengo que luchar por mantenerme firme ante estas dos mujeres que se sitúan frente a mí con sonrisas ganadoras.

— ¿Qué es lo que quieres de mí Marta?— la desesperación fluye sola, pero ninguna me contesta a lo que pregunto.

Solo sonríen encantadas.

— Parece que te gusta hacer cosas bastante ilegales, ¿violar chicos?— Yon se está riendo encantada— No pensé que tú fueras de esas.

Mis ojos están encharcados a este punto, y mi garganta está completamente cerrada, sin dejarme pronunciar palabra.

Me trago todo ello y miro a Marta. No sé porque me hace esto, el por qué de causarme tanto daño, pero yo cedo ante ello, simplemente me resigno a mi destino.

— ¿Qué tengo que hacer?

Y con esas palabras ella sabe que me tiene.

Justo donde me quería.

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Holooooooo,

¿Cómo estáis? Espero que genial y todos muy sanos☺️

Pues bueno, aquí llega otro capítulo cargadito, contando la situación de Jana actual y que no pinta para nada bien. Tengo curiosidad por saber que pensáis vosotras y vosotros sobre los planes de Marta. ¿Para qué quiere a Jana? Y bueno, también ha aparecido un personaje que se nombró a principio de esta historia y que se le perdió la pista hasta este momento. Debo decir que, cuando salen las fotos que Marta le envía a Jana, nadie mencionó la existencia de la última foto que ve, que es a Namjoon desnudo con una mujer, así que igual ahora esto os pilla de sorpresa😋 De todos modos, quiero saber cuales son vuestras predicciones (aunque sé que algunas se pueden despejar en el capítulo de la semana que viene😝)

Ahora, y fuera de lo que es esta historia, ¿habéis visto los concept clips de Butter? Realmente a mí me han flipado, y me han dado vibes de la serie de Euphoria como cosa mala. Tengo unas ganas increíbles de que salga ya la canción y despejar todas las dudas que tengo sobre como va a ser, porque mi cabeza está a punto de explotar🤯

Por otro lado, y ya hablando de temas mucho más serios, he estado al tanto de los últimos acontecimientos que han ocurrido en Latinoamérica, que son verdaderas atrocidades y una violación de las libertades humanas increíble. No voy a hacer una opinión personal sobre esto, porque básicamente no tengo toda la información necesaria y tampoco me compete hacerlo, pero solo deciros que si alguno o alguna de los/las que me leen son de alguno de esos países donde la cosa está muy mal, os mando mucha fuerza y espero que no os ocurra nada malo y que vuestras familias estén bien💜💜 Muchísimo cuidado chicas y chicos, y mucha fuerza para lo que quede (que espero de todo corazón que sea poco)💜💜💪

Y ya con esto me despido hasta la semana que viene♥️

Nos leemos chikis;)

PD: He cambiado la portada, ¿os gusta?😋

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