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— Madre mía, que agobio tengo— le pasé un vaso de plástico a mi hermana, quien no había hecho más que quejarse durante todo el día— Se suponía que veníamos de invitados, no de trabajadores.

Una sonrisa se deslizó por mis labios mientras bebía un sorbo de mi vaso de Coca Cola. Sí, Irune tenía razón. Se suponía que veníamos de invitados, pero, creo, que en el momento en el que mi abuela quiso salir tan pronto de casa ya me tendría que haber mentalizado de que no veníamos como simples invitados.

Cuando mi abuela ofreció su ayuda, literalmente, estaba ofreciendo toda la mano de obra gratis que tenía en casa.

— Bueno, ya conoces a la abuela, cuando ofreció su ayuda nos estaba ofreciendo a nosotros— me encogí de hombros mirando a toda la gente que había venido— Realmente ha venido mucha gente.

Irune asintió.

— Sí, demasiada, y se nota que a E no le gusta esto— mi mirada se deslizó por la gente hasta llegar al lugar donde mi hermana había señalado con su mano— Creo que es el décimo chico que su abuela le presenta.

Mis labios se tensaron viendo como Elia ponía los ojos en blanco hacia el chico que había ido muy decidido a darla dos besos en las mejillas. El gesto de disconformidad de E no pasó desapercibido para nadie, ni para nosotras ni para su abuela.

— Está empeñada en que conozca a alguien— volví a beber de mi vaso de Coca Cola.

— Creo que su abuela está decidida en emparejarla hoy para que no se vaya del país— mi hermana bebió de su vaso, y en cuanto probó el líquido puso mala cara— Joder Jana, ¿coca cola? ¿Es enserio?

Pestañeé mirando hacia mi vaso, el cual tenía el mismo líquido que el de ella, y subí mi mirada hacia su rostro sin entender donde estaba el problema.

— ¿Te dejó de gustar la coca cola?— mi hermana solo sonrió mientras negaba con la cabeza.

— No, pero estamos en una fiesta en la que nos han obligado a ser camareras siendo invitadas— observé como se giró para tirar el líquido al suelo y echar su vaso hacia las bolsas de plástico que había colgadas en las esquinas de las mesas— Lo mínimo es una cerveza para poder pasar este trago.

Puse mis ojos en blanco en ese momento.

— Como la abuela te vea se va a poner histérica— mi hermana se encogió de hombros mientras abría su lata de cerveza.

— Bueno, si consigo beberme todas las que pueda antes de que eso pase, tal vez me ría de la situación— dio el primer sorbo, uno muy largo, antes de emitir un sonido de satisfacción— Joder, sí, esto es otra cosa.

Suspiré negando con mi cabeza. Irune era un caso perdido, totalmente perdido.

Miré hacia la gente. Todo el mundo se encontraba hablando entre sí dentro del patio de la abuela de E. Realmente no recordaba que su abuela tuviera una casa tan grande, pero realmente la tenía. El patio trasero de la casa se dividía entre una zona de asfalto y un jardín que no se podía ver donde terminaba. Los setos rodeaban la parcela de su casa, la cual estaba justo al lado de la casa de E, y sí, esa tampoco era pequeña.

Lo primero que me había llamado la atención cuando llegamos fue el gran pino que se encontraba al fondo del jardín. Parecía un buen sitio donde sentarse en verano y leer un buen libro. Las parcelas de ambas casas se encontraban unidas, por lo que parecían más grandes todavía, un jardín que no tenía fin ninguno. Ambas casas eran imponentes, altas y anchas, de un color ladrillo verdaderamente muy bonito. Casas elegantes que estaban acogiendo una gran fiesta de despedida a la nieta mayor de la anfitriona del lugar.

Y bueno, toda la gente del pueblo que había ido llegando se encontraba en la zona de asfalto. Aunque más que asfalto era algo así como gravilla. Había una mesa enorme de madera maciza decorando esta parte de la casa, y sí, apostaba que en los veranos la familia se reunía a realizar todas sus comidas aquí.

Al menos si fuera mi casa lo haría.

Aunque ahora, lejos de la paz que se debía de sentir este lugar, estaba atestado de mesas que habíamos desempolvado nosotros en el momento que llegamos. Solo fue bajar del coche y comenzar a recibir ordenes sin parar. Los chicos se vieron atestados por un montón de ordenes en español que no estaban entendiendo, aunque bueno, agradecía a los primos y hermanos de Elia que les hubieran ayudado en todo.

Creo que esos chicos habían impuesto bastante a los chicos.

— Ay mira, el primo de Elia, que guapo es de verdad— miré hacia mi hermana elevando mis cejas mientras trataba de esconder mi sonrisa— Joder, menuda pena que tenga novia, sino ya le habría saltado a la yugular.

— ¡Irune!— le di un golpe en el costado— Eso está fuera de lugar.

Mi hermana me observó ofendida.

— ¿Me vas a decir que tú no te has fijado en la tableta de chocolate que se carga?— la vi dar otro sorbo a su cerveza— De verdad, cuando hemos llegado y ha salido ese bombón a recibirnos yo pensaba que había entrado en el cielo directamente.

Puse mis ojos en blanco, no pude evitarlo.

— Pues no, yo no me he fijado en eso— sentí como la pelirroja giró su cabeza, casi como si no diera crédito a mis palabras— El físico no lo es todo.

— Ya, pero una alegría para la vista si que es— la comisura de sus labios se elevó hacia arriba cuando vio al otro chico darle un golpe en el hombro— No, si en esta familia los genes están de sobresaliente.

— Irune, por favor, calma tus hormonas— di un sorbo a mi vaso intentando ignorar los comentarios salidos de mi hermana.

— Joder, yo creo que es porque hace mucho que no follo, tal vez debería intentarlo con alguien aquí— su voz fue muy directa y seria, como si de verdad se lo estuviera planteando.

Me tuve que llevar una mano al pecho mientras tosía la Coca Cola que había bebido. Al escucharla se me había ido por mal sitio, y mi hermana, en vez de ayudarme, empezó a reírse a mi costa.

— Ay, la ostia Jani, me encanta cuando tu lado puritano sale a la luz— fingió quitarse una lágrima de la esquina, y yo, ignorándola en todo lo posible, dejé mi vaso sobre la mesa intentando calmarme.

Notaba mis mejillas enrojecidas, tal vez mucho, y ese calor se estaba extendiendo por todo mi cuello. Llevé mis manos hacia mis luces de navidad particulares, intentando tapar el sonrojo evidente, y con una mueca en mi labio miré a mi hermana.

— Eres de lo que no hay, de verdad— negué con la cabeza intentando dar respiraciones profundas para recuperarme de mi ataque de tos.

— Ya, ya— Irune se encogió de hombros con una sonrisa, y dando otro sorbo a su cerveza señaló con la cabeza hacia alguna parte— Anda, hablando del otro primo buenorro, viene hacia aquí.

Mi ceño se frunció y me giré hacia donde ella estaba mirando. Pestañeé dos veces, tratando de encajar la razón por la que ese chico se estaba acercando hacia nosotras, pero mi mente no fue lo suficientemente rápida para encontrar una respuesta.

Él ya estaba a nuestra altura, sonriéndonos con una sonrisa matadora sacada claramente de los genes de la familia de Elia. Moreno, alto y piel bronceada por el sol.

Claramente el prototipo de mi hermana.

— Hola, ¿lo estáis pasando bien?— su voz era grave, con un deje algo vasco.

Mi hermana sonrió encantada.

— Disfrutamos de nuestro trabajo de camareras— mi mirada fue hacia Irune— Tú abuela es algo mandona, ahora entiendo por qué se lleva tan bien con la mía.

El chico río, como si realmente lo que había dicho mi hermana fuera muy gracioso.

Desvié mi mirada hacia otro lado, tratando de encontrar algún escape posible.

— Ambas son unas generales de primera categoría— su mirada se desplazó hacia mí— Tú eras Jana, ¿verdad?

Me obligué a mirarle, abandonando mi intento de huída hacia alguna parte.

— Sí, esa soy yo— me volvió a sonreír, y yo solo atiné a hacer un intento de sonrisa.

Este chico me ponía muy incómoda.

— Mi abuela me ha insistido mucho en conocerte— asentí, no sabía que más podía hacer— Y la verdad, creo que esta vez tenía toda la razón.

Mi ceño se frunció.

— ¿Razón en qué?— el primo de Elia sonrió, como si con esa sonrisa consiguiera derretirme.

Lo cierto es que no.

Conmigo eso no funcionaba.

— En que debería echarme una novia como tú— mi hermana boqueó sorprendida, y yo solo atiné a abrir mi boca estupefacta.

Así que este es el chico que me querían presentar.

— Ya, pues verás, yo no...

No pude terminar la frase.

Para cuando quise darme cuenta, Namjoon se había posicionado a mi lado con la vista bien fija en el chico que tenía en frente. Su brazo había serpenteado mi cintura hasta dejarme pegada a él. Boqueé por la sorpresa, y con los ojos bien abiertos elevé mi rostro hacia él. Su mandíbula estaba algo tensa, pero aún así su expresión mostraba una serenidad increíble.

¿Qué acababa de pasar?

— Hola— su voz fue profunda haciendo que el primo de Elia elevara una de sus cejas— ¿Todo bien?

Había girado su rostro para mirarme. Sus ojos pasearon por todo mi rostro, y yo, completamente perdida por este arranque de Namjoon, asentí con mi vista bien fija en él.

Mi hermana ahogó su risa.

— Joder con el coreano— mi mirada se desvió hacia ella en modo de reproche.

La postura del chico cambió. Sus hombros se cuadraron e inclinó su cabeza hacia un lado, como si estuviera estudiando al chico que se había puesto a mi lado.

Un chico que me interesaba más que él la verdad.

— ¿Y tú eras...?— su primo habló en inglés, reconociéndole de inmediato.

Me abstuve de poner los ojos en blanco, y antes de que Namjoon contestara fui yo la que me adelanté.

— Mi novio, creo que os presenté antes— mis labios se tensaron en una sonrisa forzada, y por el rabillo del ojo vi como mi hermana daba un trago a su cerveza escondiendo su sonrisa.

Se lo estaba pasando bien la desgraciada.

— ¿Tú novio? No recuerdo que lo presentaras así— mis ojos se entrecerraron hacia él.

La mano de Namjoon se apretó en mi cintura, y como si tratara de fusionarme con él me pegó más hacia su cuerpo.

— Soy Namjoon, nos conocimos antes— él le miró de arriba hacia abajo— ¿Y tú eras...?

Mis cejas se elevaron al notar el tono de su voz, pero traté de disimularlo todo lo que pude. Ambos chicos se estaban mirando como si quisiesen matarse de un momento a otro.

Y creo que, algo dentro de mi cabeza hizo click en ese momento. Pasé uno de mis brazos tras la espalda de Namjoon, y noté como su pecho dejaba escapar algo de aire cuando hice eso.

Sus dedos me apretaron un poco más hacia así.

— Soy Saúl, uno de los primos de Elia— sus ojos volvieron a depositarse en mí— Mi abuela me dijo que estabas soltera.

Mis cejas se elevaron.

— Bueno, como bien has dicho, "estaba"— miré hacia Namjoon elevando mi mirada— Ahora ya no estoy disponible.

Mi hermana ahogó su risa, completamente divertida con la situación. Ella estaba salteando su mirada entre Namjoon, Saúl y yo, pasándoselo en grande con esta pequeña escena.

Sonreí para mí mientras me pegaba más hacia Namjoon.

Él estaba celoso, me estaba celando.

Y era un sentimiento raro, porque nunca antes nadie me había celado de esta manera, bueno, nunca antes me habían celado en general, y que él lo hiciera ahora se sentía extraño.

Pero no era malo.

— Bueno, tal vez lo haya entendido yo mal— Saúl miró hacia el hombre que me estaba sosteniendo, y pude jurar que se estaba conteniendo para no lanzar un bufido— Nos vemos luego, Jana.

Mi hermana entreabrió su boca sorprendida por la idiotez del primo de Elia, y girándose hacia nosotros murmuró:

— Será gilipollas, ni se despide del resto el muy capullo— negué con la cabeza restándole importancia, y giré mi rostro hacia Namjoon.

Su mirada estaba siguiendo al primo de Elia mientras se alejaba entre la gente, y yo, sin poder contenerme ni un ápice, solté:

— ¿Estabas celoso?

Su cabeza se giró hacia mí en ese momento, como si le hubiera pillado por sorpresa. Sus labios se entreabrieron y sus cejas se elevaron un poco.

Creo que estaba valorando la respuesta.

— Sí— escuché como mi hermana ahogó un pequeño grito, y ambos nos giramos para mirarla.

Ella solo hizo un gesto con las manos, como si no tuviera nada de relevancia aquí.

— Solo ignorarme, yo me voy por otro lado, tal vez por allí...sí, allí es un buen lugar— ella señaló hacia algún sitio inespecífico mientras comenzaba a andar con la vista puesta en nosotros.

Mordí mi labio inferior escondiendo mi sonrisa mientras veía como Irune se alejaba de nosotros, y sin aguantarlo más, giré mi rostro hacia Nam de nuevo.

Me le quedé mirando un tiempo, puede que demasiado prolongado, pero parecía que a él no le importaba. Sentía como la tensión que se había establecido entre nosotros cedía un poco en este momento, y tratando de aprovecharlo incliné mi cabeza hacia atrás para mirarle mejor.

— Se te ve más relajado ahora— giró su rostro hacia mí, todavía manteniendo su mano en mi cintura, sin querer moverla.

Un suspiro salió de sus labios.

— Sí, yo...he pensado que no puedo comportarme de esta manera tan infantil cuando me queda tan poco tiempo aquí, al menos quiero aprovechar lo que dure todo el tiempo que pueda— mis labios se entreabrieron levemente mientras mi cabeza asentía con suavidad. La sensación de agradecimiento no tardó en aparecer en mi interior— No quiero estar mal contigo Jana, al menos no en este ambiente tan incómodo.

Una sonrisa se deslizó por mis labios.

— Entonces...¿ya no estás tan preocupado?— mi cuerpo se giró hacia él, y mi mano, aventurándose más allá de lo que alguna vez hubiera permitido, se deslizó por la piel expuesta de su brazo.

Le miré esperando una respuesta.

— Sigo preocupado, pero menos, al menos hasta el punto de que no me haga comportarme como un niño pequeño— su mirada descendió al suelo unos segundos antes de elevarla hacia mí— Seguimos teniendo que hablar después de esto, es importante Jana, no quiero que te lleves una idea equivocada de mí.

Incliné mi cabeza hacia un lado mirándole con preocupación.

¿Una idea equivocada de él?

Eso me parecía imposible.

— ¿A qué t...?— él me cortó antes de que pudiese terminar la frase.

Simplemente sacudió la cabeza, dándome a entender que no quería continuar con esta conversación.

Me resigné.

— Realmente me he puesto celoso— mis cejas se elevaron con sorpresa. No esperaba que eligiera retomar esa conversación— Muchos chicos te han estado mirando hoy.

— ¿Y?— volví a inclinar mi cabeza hacia un lado— Te dije que no me interesa eso.

Sus ojos estudiaron mi expresión, como si tratara de buscar una mentira en ella.

Bien, no había ninguna mentira.

— Tal vez te des cuenta de que algún chico es mejor que yo o más guapo y decidas que...— negué con la cabeza haciéndole callar.

Y antes de que pudiese replicarme en algo me puse de puntillas en un gesto rápido, haciendo que mis labios impactaran con los suyos en un toque rápido.

— Te dije que mi cabeza ya está ocupada en este momento y no planeo que eso cambie a corto plazo— una sonrisa estaba en mis labios, y él, recuperándose de mi ataque repentino, batió sus pestañas para observarme con un nuevo brillo en sus ojos— La belleza es pasajera, además de subjetiva, y honestamente, yo no soy alguien a quien se le deslumbre tan fácilmente.

Sus labios se entreabrieron, y cambiando su expresión a una seria dijo:

— ¿Nunca nadie te ha deslumbrado?

Una sonrisa se deslizó por mis labios.

— Sí, solo una vez.

Tragó saliva profundamente, y pude ver como una ráfaga de preocupación pasó por sus ojos.

— ¿Quién?— la cautela vibró en su tono, y yo sonriendo plenamente hacia él afirmé muy decidida.

Con la completa verdad.

— Tú— sus cejas se elevaron sorprendidas, sin esperar para nada esa respuesta— Tú has sido el único hombre que ha logrado dejarme sin habla en el primer encuentro.

Una sonrisa que marcó sus hoyuelos apareció por su rostro, y parece que, mis palabras, le animaron a rodearme con su otro brazo, en una especie de abrazo que mantenía mi cuerpo atrapado entre sus brazos.

No me quejaba de ello.

— Así que yo...¿eh?— sus cejas se habían elevado y su expresión cambió por completo.

Ahora estaba encantado.

— Si, tú, pero tampoco te lo tengas tan creído, ¿eh?— mis manos pincharon su estómago sacándole una risa, y antes de darme cuenta mi mejilla estaba pegada en su pecho.

Su risa retumbó en mi mejilla, y sí, no pude evitarlo yo tampoco, me reí con él mientras mis brazos se enrocaban en su torso.

Eché mi cabeza hacia atrás para poder mirarle. Sus ojos estaban fijos en mí dejando sus hoyuelos totalmente intactos en su rostro. Yo seguía mostrando mi sonrisa abierta cuando dejé de reír, notando el latido de mi corazón golpear muy fuerte en mi pecho, y sintiéndome perdida por él me dejé acunar entre sus brazos.

Se sentía correcto estar aquí, demasiado correcto.

— ¿Te he dicho ya que estás muy hermosa hoy?— negué con la cabeza, dejando mis ojos quietos sobre los suyos, disfrutando un poco más de ese brillo que me atraía con una fuerza abrumadora— Estás muy hermosa Jana, la mujer más guapa de la fiesta.

Dejé que una pequeña risa escapara de mis labios.

— Gracias— él sonrió, una sonrisa dedicada a mí que hizo que mi corazón diera un bote en mi pecho— Tu también te ves muy guapo.

Él sonrió más, casi parecía imposible que su sonrisa se hiciera más grande, pero para mí lo hizo. Volvió a abrir la boca, tal vez para decir algo más, pero un carraspeo nos hizo girar nuestros rostros hacia un lado.

Jin y Taehyung se encontraban de brazos cruzados y con una ceja alzada, aunque noté que estaban escondiendo una sonrisa. Namjoon retiró sus brazos de mi cintura emitiendo un sonido de pura incomodidad y yo hice lo mismo, separándome un poco de él, pero siguiendo lo suficientemente cerca como para que nuestros brazos se rozaran.

— ¿Qué hacíais?— Jin habló en coreano hacia Namjoon, y él, rascando la parte trasera de su nuca murmuró.

— Nada.

Jin y Taehyung se miraron entre sí, como si hubiera una especie de broma privada entre ellos.

— Si, ya, haremos como que os creemos— Jin depositó su mirada en mí, y Taehyung, asintiendo hacia lo que había dicho Jin dejó que su sonrisa apareciera en su rostro— Veníamos a preguntar qué es lo que están bailando ahí— mi mirada se desvió hacia donde Jin estaba señalando. Varias personas se habían reunido en mitad del césped para bailar— Parece divertido.

Mi vista volvió hacia Namjoon cuando sentí que sus ojos me miraron. Taehyung y Jin seguían con sus ojos puestos en mí, bueno, más bien en nosotros, esperando una respuesta para lo que fuera que habían preguntado.

— Jin pregunta qué están bailando ahí— él volvió a señalar hacia el grupo de gente— Dice que parece divertido.

Una sonrisa se deslizó por mis labios y clavando mi mirada en Jin hablé:

— Son bailes regionales, eso de ahí es una jota montañesa— no me había dado cuenta de que la música había cambiado al típico sonido de las gaitas y las castañuelas— ¿Queréis probar?

Con un movimiento de cabeza señalé hacia las personas que se movían rápidas al son de las castañuelas y las panderetas que resonaban tras los altavoces que habían colocado en el jardín.

Namjoon tradujo a los chicos, quienes no dudaron ni un segundo en abalanzarse hacia mí y agarrar mis brazos para arrastrarme hacia la pista de baile improvisada. Reí cuando noté como Taehyung se fijaba mucho en los movimientos de todas las personas para poder imitarlos, aunque solo logró tropezar con sus propios pies. Jin le siguió, en un intento de hacerlo mejor que Taehyung, pero la velocidad del baile y la poca coordinación de sus pies le hicieron tropezarse teniendo que apoyarse en su amigo para no caer estrepitosamente.

Traté de contener mi risa mientras les enseñaba como se debía de bailar esta música. Elevé mis brazos, imitando a todas las mujeres que estaban bailando ajenas a la pequeña clase rápida que estaba dando, y comencé a mover mis pies mostrando con lentitud los movimientos. Me sorprendí al ver lo rápido que aprendieron, y con tan solo cinco minutos después ya estábamos los tres bailando como si fuésemos verdaderos profesionales en esto.

Namjoon nos estaba observando un poco más alejado con una sonrisa impregnada en su rostro. Parecía divertirse aunque ni si quiera se había atrevido a acercarse para bailar con nosotros. Sabía que nos había estado grabando con su teléfono mientras enseñaba a Jin y Taehyung como bailar una jota montañesa.

Para ser sincera no tenía muy claro que recordara muy bien los movimientos. Mi abuela me solía llevar a los cursos de bailes regionales cuando era pequeña. Cuando se acercaban las fiestas del pueblo, como ella formaba parte de la organización, me llevaba con ella para que aprendiera a bailar la música y así poder vestirme con los trajes regionales que tanto la gustaban. Tenía guardadas un montón de fotos mías vestida con el traje de montañesa que ella misma me había hecho y que a mí me encantaba ponerme cada vez que se acercaban las fechas de la romería del pueblo.

— Oh señor, no siento mis piernas— la música acababa de terminar, y Jin, en un gran suspiro dramático de su parte, había apoyado sus manos sobre sus rodillas intentando coger aire.

Apoyé una de mis manos sobre sus hombros para que me mirara.

— ¿Estás bien?— su cabeza asintió, dejándome ver una sonrisa divertida en sus labios.

— ¡Namjoonie!— las piernas de Taehyung no parecían sufrir cuando corrió hacia la zona de gravilla de nuevo— ¡Tenías que haber bailado con nosotros!

La risa de Taehyung resonó bien alta mientras Jin y yo nos acercábamos hacia ellos. Tenía una sonrisa en la cara mientras caminaba de vuelta hacia el mismo sitio en el que estaba antes. Mi corazón latió fuerte, muy fuerte, porque sentí como la mirada de Namjoon estaba sobre mí, muy fija, ignorando cualquier cosa que Taehyung le estuviera diciendo con un entusiasmo desmesurado.

Jin y yo llegamos a la altura de Taehyung, quien seguía replicando a Nam por no haberse unido a nosotros en la pista improvisada donde todas las personas se habían unido para bailar. Le devolví la mirada a Namjoon, tal vez con más timidez de la que en verdad sentía. No sabía de donde venía esta sensación, ni si quiera sabía si se debía a este momento, pero, aquí y ahora, con estos chicos a mi alrededor, reunida de nuevo con mi familia y con Namjoon a mi lado no podía evitar dejarlo fluir.

Me sentía pletórica.

Eufórica.

Como si nadie pudiese parar la felicidad que estaba aflorando en mi interior a pasos agigantados.

— Hyung, deberías de haberte unido a nosotros— la queja era palpable en la voz de Taehyung.

Jin asintió conforme con Taehyung, pero creo que él si que se dio cuenta de que Namjoon no estaba prestando la más mínima atención. Sus ojos seguían puestos en mí, muy fijos, haciendo que mi piel quemara bajo la intensidad de su mirada.

Una intensidad arrolladora.

— Os he estado observando— había hablado en inglés, a pesar de que Taehyung le estaba hablando en coreano, y parecía una respuesta automática, como si fuera algo estándar, aunque en realidad sentía que estaba dirigida solo a mí.

— Pero no es lo mismo— Taehyung seguía quejándose, pero Nam no le estaba prestando la más mínima atención.

— Taehyung, vámonos, sobramos aquí— Jin tiró del brazo de su amigo manteniendo una sonrisa en su cara. Creo que se estaba divirtiendo con esta situación, en la que Nam parecía completamente perdido en mí, y yo, tan buenamente como podía, trataba de sostenerle la mirada manteniendo una pequeña sonrisa en mi rostro.

Realmente sentía como las comisuras de mis labios habían comenzado a temblar por la intensidad de su mirada.

— Pero Hyung, todavía no he...— Jin negó con la cabeza ante lo que sea que hubiera dicho Taehyung y tiró más de él.

— Vámonos hacia allí, he visto que hay salchichas y costillas— desvié la mirada hacia ellos, permitiéndome descansar un momento de la intensidad que emanaba Namjoon, aunque fue completamente en balde.

Su mirada seguía fija en mí, quemando mi piel, provocando que mi estómago cosquilleara con fuerza.

¿Serían esto las famosas mariposas?

Giré mi rostro hacia Namjoon de nuevo, sintiendo como mis mejillas estaban algo encendidas, pero aún así me animé a mirarle, a sostener su mirada de nuevo. Tragué saliva de forma disimulada en un intento de calmarme, y pestañeando un par de veces elevé mi mirada hacia él.

— Bailas muy bien— su voz fue grave, provocando que un escalofrío me recorriera la espalda— No sabía que bailabas así de bien.

Remojé mis labios con mi lengua antes de contestar.

— En realidad no lo hago tan bien— junté mis manos sobre mi estómago tratando de evitar que se notara el temblor de mis dedos— Esto solo lo aprendí de niña por mi abuela.

Namjoon negó dejando que una pequeña sonrisa, que marcó su hoyuelo derecho, se expandiera por su cara mientras daba un paso hacia delante, acercándose a mí.

Haciendo que mis nervios se acrecentaran.

¿Por qué narices me ponía nerviosa ahora?

— Lo haces muy bien Jana— sus manos buscaron las mías, y sacándome un jadeo de la impresión, me dio una vuelta sobre mí misma, haciendo que la falda del vestido de tirantes que llevaba volara levemente sobre mis muslos— ¿Bailas conmigo?

Su rostro estaba muy cerca del mío, tal vez mucho más de lo que era ahora mismo consciente. Mi corazón latía desenfrenado y mis ojos se habían fijado a la altura de mi cadera, en nuestras manos unidas.

Se sentía demasiado bien, un cosquilleo placentero.

Abrí la boca para contestar. Estaba claro que quería decir que sí a esa pregunta, pero un pequeño tirón en mi falda me hizo bajar la cabeza hacia un costado.

Unos ojos grandes marrones me estaban observando con una pequeña sonrisa inocente, tal vez avergonzada. Era uno de los primos pequeños de Elia. Les había conocido poco después de llegar aquí. Izan, el hermano mayor de los mellizos, me miraba con sus manos tras su espalda mientras se balanceaba sobre sus pies. Incliné mi cabeza hacia a un lado, dejando que una pequeña sonrisa saliera por mis labios esperando que de esa forma el pequeño tranquilizara los nervios que parecía tener.

— Hola— mi voz sorprendentemente fue tranquila, demasiado, a pesar de que Namjoon seguía sosteniendo mi mano y mi corazón parecía escapar de mi pecho en cualquier momento— ¿Qué pasa?

Los ojos del pequeño pasaron de mi rostro hacia Namjoon en veces repetidas. Sus grandes ojos marrones eran un calco de los de Elia, y verdaderamente era increíble ver como toda su familia se parecía entre sí.

— Buelita te está buscando en casa, dice que vayas— sus pestañas revolotearon con aire inocente— Yo me puedo quedar a cuidar de  R...— negó con la cabeza mientras salteaba su mirada hacia Namjoon— Tu novio mientras no estás.

Una sonrisa se deslizó por sus labios mientras sus ojos volvían a reparar en mí.

Asentí dudosa por el comportamiento del pequeño, pero tampoco le hice mucho caso. Volví a mirar a Namjoon bajo los atentos ojos de Izan.

— Tengo que irme un momento, la abuela de Elia me necesita para algo— él asintió dejando que media sonrisa de comprensión se estirara en sus labios.

Aunque pude notar en su mirada cierto fastidio.

— Claro, está bien, voy a buscar a los chicos— asentí con una sonrisa pequeña— Pero después seguiré queriendo mi baile.

No pude evitar soltar una pequeña risa mientras mis mejillas se calentaban.

— Vale, luego te veo— él me sonrió y como si Izan le estuviera incomodando no ser el centro de atención se interpuso entre nosotros.

— Vamos Namjoon, yo te llevo con V y Jin— pestañeé repetidamente al ver la hiperactividad repentina del niño.

Solo pude sonreír al ver como Izan alejaba a Namjoon con los pasos más rápidos que un niño de 6 años podía dar. Namjoon, por su parte, había girado la cabeza hacia mí, manteniendo su brazo estirado bajo el agarre de Izan, moviendo sus labios, preguntándome que era lo que había dicho el primo pequeño de Elia. Mi sonrisa se expandió, y divertida por la situación elevé mis manos encogiéndome de hombros, haciendo que Namjoon se rindiera ante Izan con una sonrisa que hizo que mi corazón latiera fuerte.

Les vi alejarse hacia la gente hasta que los perdí de vista, fue entonces en el que giré sobre mis pies para adentrarme a la casa en busca de la abuela de Elia.

La sonrisa no se iba de mi cara, mi corazón seguía latiendo acelerado y mis manos seguían cosquilleando por el toque de Namjoon. Podía jurar que todavía sentía la intensidad de su mirada sobre mi piel.

Sentirme así de viva , así de completa, no estaba mal.

Nada mal.

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Hola,
¿Cómo estáis? Espero que muy bien😄

Aquí os dejo el capítulo antes de la tragedia, o tal vez no, pero bueno, el drama está por llegar. (Muy cerca, más de lo que creéis)
Y bueno, ¿qué os han parecido los celos de Namjoon? Una situación un poco divertida, así de descanso para vuestras emociones, aunque ya llega lo inevitable.

La pregunta es, ¿cómo llegará?

Bueno, ya no tengo mucho más que decir, así que nos vemos la semana que viene y os leo en los comentarios🙃

Nos leemos chikis;)

PD: os he dejado arriba un vídeo para que veáis como es una jota montañesa☺️ (hay varios tipos de jotas, es el baile típico del norte de España)
Pd2: sí, en el norte de España no se baila flamenco, eso es típico del sur.

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