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— Así que, ¿hasta cuando os quedáis?— Irune bebió de su taza de Cola-Cao salteando su mirada entre los tres chicos que comían las tostadas que les había preparado la abuela.

Jin tragó el pedazo de tostada antes de contestar.

— Mmmmm, el lunes tenemos que volver— su mirada se deslizó hasta Namjoon, quien estaba mi lado comiendo una tostada con jamón que le había preparado la abuela especialmente para él.

— Sí, el lunes tenemos que ir al aeropuerto para volver— mis ojos observaron su perfil— Tenemos que coger el avión al mediodía.

— Bueno, eso nos da cinco días— Irune sonrió y desvió mi mirada hacia mí— ¿Qué les podemos enseñar primero?

Incliné mi cabeza hacia un lado clavando mis ojos en ella.

— No sé, ¿qué os gusta?— limpié mis dedos con la servilleta mientras miraba a cada uno de los chicos sentados en la mesa— ¿Tenéis alguna preferencia?

Los chicos se miraron entre sí y se encogieron de hombros.

— No sabemos que se puede hacer por aquí, así que lo que sea está bien— Namjoon nos miró a ambas.

Irune y yo nos miramos entre sí.

— Podemos ir a la ruta del Faro, creo que las vistas les van a gustar— Irune se encogió de hombros e hizo un puchero.

— Pero a mí no me gustan las escaleras— automáticamente puse los ojos en blanco.

— Te aguantas— ella arrugó su nariz— Además, hace buen día, y siempre que vamos te acabas bañando.

La pelirroja apoyó sus brazos en las mesa mirándome fijamente.

— Solo si me dejas el bikini que nunca te quieres poner— volví a poner los ojos en blanco.

— Cógelo, sabes que me da igual— ella sonrió y desvió su vista hacia los chicos.

— ¿Os gusta el deporte?— los tres chicos se miraron antes de contestar.

Bueno, más bien Jin y Taehyung señalaron a Jungkook como respuesta.

El castaño se encogió de hombros algo avergonzado. Una pequeña sonrisa se deslizó por mis labios viendo como sus mejillas se coloreaban un poco.

— Era una pregunta general— Irune rió un poquito— Vamos a hacer una ruta.

Los chicos se miraron entre ellos algo confusos, y como si les fuera costumbre, todos miraron a Namjoon en busca de una traducción.

— Dice que vamos a hacer una ruta— los tres abrieron un poco sus labios y asintieron.

Alargué mi mano para coger mi teléfono. Mis dedos se deslizaron por la pantalla de forma rápida, y unos segundos después la voz robótica resonó por la cocina.

— Es una ruta corta, hay muchas escaleras pero merece la pena por las vistas— los chicos asintieron y yo volví a teclear en mi teléfono— Mirad, es aquí— giré la pantalla para enseñarle las fotos que salían en google.

Jin alargó su mano para cogerme el teléfono. Taehyung y Jungkook metieron sus cabezas para ver la pantalla, mientras que Namjoon se estaba peleando por ver algo.

Una risa salió de mis labios.

— Quiero ir— Taehyung miró hacia Irune— ¿Vamos ya?

Mi hermana y yo nos miramos sonriendo.

— Podemos preparar algo para comer por allí y salir— giré mi rostro hacia el reloj de la cocina. Eran las diez y media de la mañana— ¿Os parece?

Namjoon les tradujo, y casi ipso facto asintieron. Parecían emocionados.

— ¿Tenéis bañadores?— Irune los miró a todos. Namjoon volvió a traducir y los chicos negaron— No creo que los bañadores de aita les queden.

Mis labios se convirtieron en una fina línea. Tenía razón, lo bañadores de mi padre no les quedarían.

Mi cabeza bajó al sentir un cosquilleo por mis piernas. Ilsan se había acercado y había puesto sus patitas en mis piernas para que le cogiera en brazos. Me alejé de la mesa para ponerle en mis piernas y él se acomodó en cuanto mis dedos acariciaron sus orejitas.

— No tenemos por qué bañarnos, además, la temperatura del agua está descendiendo ahora, creo que les daría hipotermia— mi hermana elevó sus cejas y cogió su teléfono tecleando muy rápido.

— ¿Qué tal soportáis el frío?— los chicos volvieron a mirarse entre sí.

— Bien— Jungkook se encogió de hombros.

Irune volvió a teclear.

— ¿Habéis saltado de un acantilado alguna vez?— todos los chicos abrieron sus ojos como platos, como si mi hermana estuviera loca.

Puse los ojos en blanco.

Taehyung tecleó en su teléfono muy rápido con gesto de horro.

— ¿Por qué saltaríamos de un acantilado?— Jungkook entrecerró sus ojos mirando a mi hermana y cogió su teléfono.

Sus dedos volaban por la pantalla.

— Sí es seguro yo lo hago— Irune elevó sus cejas y estiró su brazo para que Jungkook le chocara las cinco.

— Mira hermanita— Jungkook chocó su palma con la de ella y me miró con una sonrisa— No soy la única loca.

Puse mis ojos en blanco.

— Estáis como una cabra— intercalé mi mirada entre mi hermana y el castaño.

Jin miró a Namjoon, y el moreno pareció entenderle con solo un vistazo. Sus ojos dieron conmigo en el momento que yo me giré hacia él.

— ¿Por qué dice lo del acantilado?— Ilsan se removió de mi regazo y le dejé en el suelo antes de contestar.

— Porque es una tradición, hay varias alturas, y es "seguro"— mis dedos se elevaron a cada costado haciendo el gesto de las comillas— Ese faro lo construyeron los presos del centro penitenciario del Dueso más allá de la mitad del siglo 19– Namjoon entreabrió sus labios asintiendo con su cabeza— Ellos construyeron todo el camino de las escaleras, y si no estoy mal lo volvieron a remodelar los presos por el 2013 o algo así— me volví a acercar a la mesa para mirar a todos— Supongo que lo de saltar del acantilado viene de una posibilidad de escape de los presos mientras trabajaban en el faro.

Namjoon se giró para traducirles a los chicos.

— Mi hermana es como una enciclopedia— puse mis ojos en blanco otra vez.

— Pido perdón por informarme de los sitios a los que voy— elevé mis palmas hacia arriba sacando una pequeña risa a los chicos.

Jin tecleó en su teléfono.

— Namjoon es igual— mi mirada se desvió hacia el moreno. Una sonrisa se deslizó de forma inconsciente por mis labios— Cuando viajamos siempre le preguntamos a él por los sitios porque es el único que se lee las guías y los busca en internet.

Mi hermana me miró con una sonrisa de pilla. Alargó su brazo para coger su teléfono. Sus dedos se movieron rápido por la pantalla, y antes de dejar que la voz del traductor sonara por los altavoces, envío una mirada de soslayo a Taehyung.

— No, si últimamente parecen compartir muchas cosas en común— mis ojos se abrieron de más y escuché como Namjoon tosía en seco.

Jungkook se tapó la boca con la mano escondiendo una risa y vi como Taehyung se ponía rojo mientras enviaba una mirada disimulada a Namjoon. Jin intercaló su mirada entre todos sin entender nada de lo que estaba pasando, y inclinándose hacia Jungkook murmuró.

— ¿Me he perdido algo?— el castaño solo nos miraba confuso.

Creo que era el único que no se había enterado de lo ocurrido hace apenas una media hora escasa.

Me puse roja al instante.

Carraspeé en seco separándome de la mesa. Mi hermana se estaba riendo entre dientes, y yo, sintiendo como mi estómago daba vueltas de campana en mi interior, me levanté mirando a todos con el mayor temple que me podía permitir.

— Me voy a cambiar— mis dedos jugaron nerviosos entre sí, y decidí que era buen momento para bajar la mirada y mirar a mi perro— Vamos Ilsan.

El cachorro levantó su cabeza de golpe de la alfombra y comenzó a mover su cola de forma frenética. Con pasos torpes vino corriendo hacia mí, y bajo la atenta mirada de los chicos, y la mirada divertida de mi hermana, desaparecí por el umbral de la puerta.

Toqué mis mejillas, las cuales estaban ardiendo. Un suspiro salió de mis labios cuando mis manos apretujaron un poco mis papos*, y mientras subía las escaleras hacia la habitación escuché la risa escandalosa de mi hermana.

— ¡Eso es Jani, huye!— mis dientes atraparon mi labio inferior nerviosamente, y sabiendo que mi hermana era un caso perdido negué con la cabeza tratando de esconder mi sonrisa.

Ilsan se me adelantó en las escaleras, subiendo más rápido que yo, aunque eso lo hacía siempre. Abrí la puerta de mi habitación, soltando un bufido cuando me percaté de que Irune no había subido la persiana. Me moví con cuidado hasta llegar a la ventana. La luz de la calle se filtró en la habitación, llenando cada espacio, y girando mi muñeca abrí la ventana permitiendo que el aire entrara a ventilar todo a su alrededor. Para estar a mediados de septiembre, y habiendo llovido hace dos días, el tiempo era casi veraniego. Hoy hacia calor, y las nubes de esta mañana habían desaparecido dejando un cielo azul.

Un gruñido a mi espalda hizo que me girara. Ilsan se había puesto a jugar con la alfombra de mi habitación. Una sonrisa involuntaria se deslizó por mis labios y me acerqué a él. En cuanto se percató de que me había agachado a su lado se levantó lo más rápido que pudo, moviendo su cola como si no hubiera un mañana. Su lengua relamió mis manos, seguramente estaba palpando restos del desayuno.

— ¿No estás cansado?— Ilsan parecía tener energía para todo el día— Hemos paseado mucho esta mañana.

Ilsan solo movía su cola mientras relamía toda la palma de mi mano.

— ¿A dónde habéis ido?— levanté mi mirada hacia el marco de la puerta, donde mi padre estaba apoyado, vestido con unos vaqueros y una camisa de manga corta.

— A la playa, se ha bañado y luego me ha bañado a mí— mi padre rió acercándose hacia mí— Aunque bueno, después de eso ha bañado a Jungkook y a Jin.

Reprimí una risa al recordar el estado de Jungkook y Jin cuando Nam y yo subimos del sótano. Ambos completamente calados hasta los huesos mientras Ilsan correteaba a su alrededor. Mi hermana y Taehyung les estaban mirando desde la mesa del porche para cuando el moreno y yo nos asomamos, aunque no nos libramos de una mirada demasiado cómplice por su parte.

— Siempre disfrutaste de los paseos matutinos— asentí con una sonrisa, incorporándome del suelo— ¿Qué vais a hacer hoy?

Ilsan comenzó a jugar con los pies de mi padre. Siempre hacía lo mismo.

— Les vamos a llevar a hacer la ruta del Faro, hace buen día, así que vamos a aprovechar— el brazo de mi padre se posó sobre mis hombros acercándome hacia él. Darme un abrazo matutino también se había vuelto una costumbre— Pensé que Anne y tú os ibais a la feria de Stock, ¿qué hacéis todavía aquí?

Me separé un poco de mi padre. Sus ojos verdes me calaron hondo, y supe en ese momento que algo no iba bien.

— ¿Papá?— mis ojos estudiaron su rostro, y él, como si fuera una forma de tranquilizarme, me sonrió mostrando el hoyuelo que tenía en la mejilla izquierda.

— Me han llamado del bufete, tengo un par de asuntos que atender, así que Anne y yo nos vamos hoy— mis labios se entreabrieron y un puchero se formó en mis labios.

— ¿Todo está bien?— sentía que algo no iba bien.

— Sí hija, todo está bien— sus labios se posaron en mi frente de forma pausada.

Algo no iba bien.

Le vi alejarse hasta la puerta. Mi ceño se frunció. La sensación seguía ahí, y sabía que había algo que no me estaba contando.

No lo pensé cuando le seguí hacia la puerta.

— Papá, dime que pasa— me paré en mitad del pasillo de la planta de arriba.

Por las escaleras venían subiendo Taehyung, Namjoon e Irune, quienes se pararon en seco al verme salir de la habitación.

Noté como mi padre soltaba un suspiro antes de darse la vuelta. Sus ojos se desviaron hacia la escalera antes de fijarse en mí. Mi mirada estaba sobre él, esperando que me dijera que era lo que había pasado.

Porque sabía que había pasado algo.

— ¿Papá?— los labios de mi padre se fruncieron, y ahí pude afirmar mi suposición.

Algo había pasado.

— Jana, no es nada, estate tranquila— mi ceño se frunció levemente.

— Aita, ¿qué pasa?— Irune terminó de subir la escalera hasta colocarse a mi lado. Namjoon y Taehyung se miraron sin saber muy bien que hacer. Ellos no estaban entendiendo nada de lo que decíamos— ¿Aita?

Mi padre se quedó observándonos a ambas por más tiempo.

Di un suspiro largo, soltando lo que mi cabeza estaba comenzando a pensar.

— Es Marta, ¿verdad?— mi padre remojó sus labios, afirmándome mi suposición. Algo dentro de mí se removió, y cerré los ojos un momento intentando relajarme, tratando de que la sensación horrible que me estaba comenzando a surcar cada célula no me afectara— ¿Qué es ahora?

Abrí mis ojos clavándolos en los de mi padre.

Él miró tras mi espalda. Namjoon había terminado de subir la escalera posicionándose tras de mí, como si de esa manera me pudiera proteger. Fue automático. Su calor corporal dio con mi espalda tranquilizándome al instante. Sentí que podía respirar mejor, más fluido. La carga de mis hombros pareció ceder y me alivié por eso. Miré un poco de soslayo, asegurándome de que no era una invención de mi mente y que Namjoon efectivamente si estaba tras de mí.

Así era.

Y me animé a encarar a mi padre otra vez. Sintiéndome más tranquila.

— No creo que sea prudente decírtelo— mi lengua remojó mis labios.

Irune ahogó un grito a mi costado.

— ¡Aita!— su tono se había elevado.

Fue puro auto reflejo cuando mi mano se posicionó en la muñeca de mi hermana. Negué con la cabeza cuando sus ojos miraron mi rostro.

Namjoon y Taehyung no perdían detalle de lo que estaba sucediendo.

Tomé una bocanada de aire, intentando sonar tranquila y relajada.

— Papá, por favor, dímelo— mis ojos dieron con los suyos. El color de nuestros iris eran iguales, de la misma tonalidad e intensidad— Lo podré aguantar, te lo prometo.

Irune nos miraba a ambos, queriendo saber de una vez que pasaba, al igual que yo. Las cosas habían ido demasiado bien durante la mañana, y había sido muy ingenua en pensar que mi madre no haría ningún movimiento durante estos días.

Ella me lo dijo. Sólo acababa de empezar.

Mi padre me observó. Sabía que era lo que corría por su mente en estos momento, y le entendía. Él estaba pensando en mi yo de hace unos pocos días, totalmente ido y perdido. Y yo misma sabía que era un arma muy volátil en estos momentos, era muy consciente de eso, por eso me estaba esforzando en mantenerme cuerda y serena.

Lo estaba consiguiendo por el momento.

Debía de agradecer eso a Namjoon. Parecía un héroe que siempre llegaba en mi momento más débil, y tenía miedo de eso también. Él era alguien muy poderoso sobre mí, demasiado. Tenía la capacidad de elevarme en un segundo, de guiarme por el camino y mostrarme la luz que debería permitir que me alumbrara.

Y estaba aprendiendo de él, y me empeñaría en aprender bien.

— Jana...— un suspiro escapó de mí.

— Si no lo haces tú la llamaré a ella, estoy segura de que si estará encantada de decírmelo— Irune ahogó un jadeo girando su cabeza hacia mí. La negación estaba en la punta de su lengua cuando el ceño de mi padre se frunció.

— No lo hagas Jana, ya sabes como terminaste la última vez— mis labios se entreabrieron como si me hubiera dado un golpe.

No le faltaba razón, la última vez no fue mi mejor momento, y sí, ella seguía teniendo mucho poder sobre mí, pero supongo que debería empezar por algún sitio.

Di un paso atrás, sintiendo a Namjoon más cerca de mí. Sus dedos rozaron en ese entonces el dorso de mi mano, y pareció darme un impulso que nunca antes había sentido.

Busqué aire, supongo que lo necesitaba, y sellé mis labios de nuevo.

— Cómo quieras papá— me encogí de hombros y me giré por completo para entrar a mi habitación.

Tuve que saltear a Namjoon y a Irune, pero pude alcanzar el teléfono que descansaba sobre la cama deshecha. Mi padre entró el primero en la habitación seguido de Irune, Namjoon y Taehyung, quien se había quedado junto a Ilsan bajo el marco de la puerta con gesto confuso.

No sabía que era lo que me estaba poseyendo en estos momentos para hacer lo que iba a hacer. Parecía haber sucumbido a la completa locura al hacer esto, pero sabía que la tendría que enfrentar en algún momento.

Y conocía a Marta, no iba a parar hasta hundirme.

Porque soy una creación suya, alguien que debe desaparecer cuando ella chasquee los dedos.

Desbloqueé el teléfono y no tardé mucho en buscarla en la lista de contactos. No me había atrevido a borrarla todavía, ni si quiera a volver a mirar su número una vez más, pero aquí estaba, apunto de marcarla para que seguramente me volviera a hundir.

Sí es que yo lo permitía otra vez.

— Jana, no— mi padre se acercó a mí queriendo quitarme el teléfono.

Ilsan ladró desde los brazos de Taehyung.

— Cuéntamelo— elevé mi palma hacia él haciendo que frenara en seco. Sabía que intentaba impedir que volviera a ponerme mal, tal vez evitarme un ataque de asma, pero me había convencido de que esto era algo que tenía que hacer— Última oportunidad— elevé el teléfono mostrándole el contacto de mi madre en la pantalla.

— Jana, ¿por qué la vas a llamar? La darías lo que quiere, llamar la atención— Irune tuvo la delicadeza de hablar en inglés, más calmada, algo que era muy atípico de ella— ¿Verdad Nam?

Pestañeé desde mi lugar al lado del colchón dirigiendo mi mirada hacia el moreno.

— Jana— mi corazón martilleó en mi pecho al escuchar su voz pronunciar mi nombre— ¿Es lo que quieres?

Su mirada estaba sobre mí, muy fija, pero destilaba serenidad. Su voz había sonado seria, y supe que eligiera lo que eligiera él me iba a apoyar.

Bajé el teléfono en mi mano sacando un suspiro de los labios de mi padre. Bajé mi mirada fijándola en el suelo, recordando todas y cada una de las veces que ella me había agredido de alguna u otra forma, tanto física como psicológicamente.

Si ella seguía haciendo eso era porque sabía donde darme.

Me alejó, me dejó sola, completamente sola con ella. Ella era mi única relación social en los últimos 10 años de mi vida, y estaba harta de que ella me controlara.

Las lágrimas acudieron a mis ojos, pero no las dejé salir.

No quería que salieran por ella. No más.

— Irune...— pestañeé intentando escampar mi visión borrosa por las lágrimas— ¿Recuerdas cuando llegué aquí? ¿A principios del verano?— levanté mi mirada hacia ella. Mi hermana me observó mientras asentía con lentitud. Noté como mi padre apretaba los puños a cada costado de su cuerpo— ¿Te acuerdas de que tenía moratones en las mejillas y en los brazos?— mi mirada se deslizó por cada persona en la habitación. Namjoon prestaba mucha atención, y me percate de que sus puños también estaban cerrados a sus costados. Me di cuenta de que estaba hablando en inglés. Lo había hecho de forma inconsciente, plenamente, y tal vez había una razón para ello. Puede que necesitara soltarlo a la mayor cantidad de personas posible, o sólo...solo puede que quisiera que él se enterara.

— Sí, me acuerdo. No quisiste contarme que ocurrió, dijiste que solo te tropezaste porque te emborrachaste— mis dedos apretaron mi teléfono.

Bajo el marco de la puerta de mi habitación aparecieron mi abuela y Anne junto con Jungkook y Jin. Ellos dos miraron todo a su alrededor, intentando averiguar que pasaba.

— Bueno, mentí— mi padre tensó su mandíbula. Creo que ya sabía que era lo que iba a decir, él había trabajado con demasiadas víctimas de violencia y sabía como se procedía estos casos— Mi madre me pegaba cuando no hacía las cosas que a ella le parecían. Ese día no me dio una paliza porque había mucha gente delante, pero si me dio un par de bofetadas.

No parecía tan vergonzoso al decirlo en alto. Parecía no doler tanto de esta forma, tal vez porque sabía que ellos si me estaban escuchando.

Puede que por eso me animé a continuar.

— ¿Te acuerdas que he tenido que estar con medicación y una dieta de aumento de peso?— Irune frunció sus labios, y noté en su cuello la tensión.

Hacía eso cuando intentaba no llorar.

— Eso fue por las dietas estúpidas a las que te obligaba, no te dejaba comer— mi mirada se desvió hacia mi padre, quien me seguía viendo muy atentamente.

Sabía que esto le iba a doler, porque no lo sabía.

No sabía ni una cuarta parte de todo lo que me ha hecho esa mujer.

— No, la medicación fue obligatoria para contrarrestar los efectos de unas pastillas que ella me daba— el rostro de Irune se descompuso, y noté como a Namjoon le cambiaba el semblante— Cada vez que ella podía y me veía gorda me las suministraba para que vomitara todo lo que ingería. Cuando me hice los análisis os dije que solo estaba falta de hierro, pero la verdad es que estaban muy descompensadas en todo. Necesité pastillas para la tensión, la ansiedad, el hierro, vitaminas y me recetaron zoloft*...— tomé una bocanada de aire antes de continuar— Necesitaba el zoloft para controlar mi ansiedad social y evitar que vomitara toda la comida que ingería...yo...estuve al borde la bulimia.

Pude jurar que mi padre soltó un juramento. Irune ya era lágrimas para ese momento, y me sorprendió bastante que Namjoon me siguiera sosteniendo la mirada. Anne se había tapado la boca sorprendida y con más lágrimas en los ojos, y mi abuela trataba de entender que era lo que estaba sucediendo.

Yo solo quería continuar.

— Y sí, se que piensas que si me cuentas lo que sea que haya hecho ella esta vez volveré a caer y me intentaré suicidar otra vez— mi mirada se había dirigido hacia mi padre. Su mirada se había endurecido, pero sabía que en su mente estaba pensando muchas maneras de asesinar a mi madre— Y por favor, no intentéis tapar lo que fue, porque yo misma soy consciente de que lo intenté, y no quiero estar por esa línea otra vez, por eso he estado buscando psicólogos por internet.

El rostro de mi padre se descompuso en ese momento. Supongo que esta conversación la tendríamos que haber tenido hace bastante, que debía de haber contado todo esto mucho antes, pero no tuve las fuerzas para hacerlo en ese entonces. Y ahora, no sabía de donde venía, pero ya lo había hecho y me sentía bien. Un peso había caído de encima de mis hombros y estaba más liberada ahora.

— ¿Por qué no me lo dijiste Jana? ¿Por qué cada vez que te llamaba no me lo contaste?— mi padre se pasó la mano por el pelo frustrado— Mierda, te hubiera sacado de ahí, hubiera conseguido tu custodia a como diera lugar.

Un suspiro salió de mis labios cuando vi la desesperación en su rostro. Mi estómago se tensó en ese momento. Irune estaba con lágrimas en las mejillas al igual que Anne. Mi abuela había endurecido el rostro y se adentró más en la habitación. Yo seguía hablando en inglés, por lo que sabía que no había podido entender nada de lo que había dicho, pero supongo que Anne le había dicho algo. Jin tiró de Jungkook y de Taehyung hacia las escaleras. Creo que sabían que no debían haber escuchado lo que había dicho, pero a mí me daba igual, no me quería esconder.

Porque al final esta era yo, esta era mi historia y mis cicatrices y no lo iba a poder cambiar aunque quisiera.

— Porque de buena soy tonta papá— mi pecho se infló. Mi mirada se deslizó por todos los presentes en la habitación. Todos me miraban muy atentos, esperando a que continuara. No me quise fijar en la mirada de dolor de Namjoon, sentía que si le miraba me derrumbaría— No te dije nada porque sabía que ella estaba sola, porque aunque fuera tan mala conmigo yo lo soportaba porque se quedaría sola. Sigue siendo mi madre por mucho dolor que me haya causado y sentía que, aunque ella me fallara constantemente y fuera tan dura conmigo, yo no podía hacerle lo mismo. No quería dejarla sola, porque la soledad acaba matando y ella no tiene a nadie, solo estaba yo.

Una lágrima descendió por la mejilla de mi padre. Un nudo apareció en mi garganta al verlo. Mi padre era muy fuerte, y había sido testigo de muchas cosas en esta vida. Su trabajo le había enseñado a endurecerse y a no implicarse en los casos más de lo debido. Por su despacho habían pasado un montón de víctimas de violencia con historias similares, pero supongo que era diferente al tratarse de su propia hija.

— Aún así Jana, debiste contármelo— su mano volvió a revolver su pelo antes de clavar su mirada verde sobre mí— ¿Desde cuando...?

— Desde que os divorciasteis, pero se volvió peor cuando no me dejó volver aquí— mis dedos se apretaron a mis costados— Cuando te decía que no podía subir porque tenía que estudiar o porque me había apuntado a cursos de idiomas no era verdad. Si no volví no fue porque no quisiera, fue porque ella me sabía manipular muy bien para que me quedara con ella. Cuando pasaron unos años supongo que me acostumbré a no sentir y solo me dejaba guiar por lo que me decía. Ella quería que fuera una réplica de ella, para eso me estaba formando.

— Es una hija de puta— Irune se limpió las lágrimas de las mejillas. Había hablado en español, pero sentí que Namjoon la había podido entender a la perfección— Mierda Jana, tenías que habérnoslo dicho, esto no hubiera pasado.

Mis labios se tensaron en una línea. No estaba demasiado segura de eso, creo que habría salido tocada de cualquier otra forma.

Di un paso hacia delante, acercándome a mi padre. Él me observaba y en su mirada pude distinguir un millón de emociones que estaban cruzando ahora por su mente. Me estaba doliendo hacer esto, mucho, y sabía que era difícil para él también. Enterarte de la situación que ha tenido que pasar tú propia hija y no haber hecho nada para evitarlo debe ser devastador. La impotencia era la única emoción que podía tener lugar en esta situación. Saber que estuviste ahí y no hiciste nada era doloroso, y me dolía saberlo, porque mirándole a los ojos podía palpar todo el dolor que lo estaba abarcando.

Me sentía culpable por eso.

— Papá...— mi mano se extendió hacia las suyas. Mis dedos se entrelazaron con los de él, hacia mucho que no hacía eso, pero se sentía bien retomar viejos hábitos— Si no te lo conté al principio de todo fue por la razón que ya te he dicho, y si no te lo conté hace unos meses fue porque me daba vergüenza.

Sus labios se fruncieron levemente, pero fue efímero. Su gesto se relajó por completo y su mirada cambió. Dejó salir una pequeña respiración, siempre hacía eso cuando intentaba pensar en frío. Tengo grabado ese gesto a fuego en la memoria. El recuerdo de las tardes cuando era pequeña llegó a mí. Mi padre sentado en la mesa de la cocina con muchos papeles de casos en los que tenía que investigar. Siempre que el caso era muy duro hacia ese gesto, intentando no desviar sus pensamientos hacia su zona más emocional, queriendo encontrar la mejor solución para la persona que había acudido a él en busca de ayuda.

Ahora estaba haciendo eso mismo.

— Jana...nunca te hubiéramos juzgado, lo sabes— sus dedos se aferraron a los míos.

Le miré a los ojos.

— Lo sé, pero mi mente estaba jodida en ese entonces, bastante más que ahora— desvié mi mirada hacia Irune lanzándola una sonrisa para tranquilizarla— Acababa de salir de un entorno muy tóxico donde siempre pensaba que todo lo que decía estaba mal o se reían de mí. Nunca era tomada en cuenta y mi opinión no existía. Irme a estudiar fuera fue un alivio dentro de ese mundo, pero siempre terminaba volviendo y lo poco que mejoraba lo perdía en menos de una semana— mi estómago dio un vuelco al recordar todas las llamadas telefónicas en las que terminaba dando un par de caladas a mi inhalador. Creo que ese objeto ha sido mi verdadero mejor amigo durante los últimos años. Me sorprende no haberme hecho adicta a él— Por eso quiero que me lo cuentes tú, porque si no lo haces voy a volver a caer en cuanto ella me llame, porque sé que lo hará— me callé unos segundos, intentando encontrar alguna reacción de su parte. Nada, no conseguí nada— Papá, sé que lo sabes, jurisprudencialmente hablando soy una víctima vulnerable y uno de los derechos más importantes en la jurisdicción es el derecho a la información. Si tiene que ver conmigo, tengo que saberlo.

Le vi tragar saliva. Le había pillado ahí, pero tampoco me sentí mejor por hacerlo. Sé que estaba pensando en mi bienestar y en evitarme más dolor, pero esto era algo que tenía que afrontar.

— Está bien, pero quiero que estés tranquila, y pase lo que pase yo no voy a dejar que Marta te haga nada— asentí, sabiendo que así iba a ser.

Mientras les tuviera a ellos sabía que iba a estar bien.

Poco a poco Jana, poco a poco.

— Aita...¿quieres que os dejemos solos?— Irune se atrevió a hablar.

Desvié mi mirada hacia ellos, pero solo me fijé en una persona. Namjoon estaba ahí de pie con gesto serio. Él intuía un poco de lo que me había pasado, pero supongo que no se esperaba todo esto. A decir verdad, ni mi padre se lo esperaba, pero esta era la realidad.

Y no se podía cambiar lo que ya había tenido lugar.

Me separé de mi padre y me acerqué hasta Namjoon. Todo el mundo me estaba observando, pero ahora mismo me da daba igual que lo hicieran. Sentía que era algo que debía de hacer, aunque todo el mundo estuviera apuntándome con una cámara para cazar el momento.

Mis ojos dieron con los suyos. Él me miraba algo sorprendido, pero tampoco había abandonado del todo su expresión. Supongo que eran muchas emociones a gestionar en tan solo unas horas, y si para mí era abrumador no me quiero imaginar para él.

— Siento que te hayas tenido que enterar de esta manera— me aventuré a estirar mi mano para dar un suave apretón en la suya. Su gesto fue automático. Giró su mano para poder agarrar bien la mía, entrelazando nuestros dedos de la misma forma que lo habíamos hecho sobre el piano hace algo más de una hora.

— No importa Jana, mientras tú te hayas sentido lista para contarlo— sus labios se estiraron un poquito, dándome una pequeña sonrisa que calmó por completo a mi estómago revuelto— Tienes a tú familia, me tienes a mí y también a los chicos que están abajo. No estás sola en esto, nunca lo vas a estar.

Mi corazón palpitó fuerte y de forma casi inconsciente mis labios se estiraron formando una pequeña sonrisa.

Me giré para mirar a mi padre, todavía sosteniendo la mano de Namjoon.

— Papá, por favor— creo que todos en la habitación estaban fijándose en nuestras manos unidas, pero no me importaba.

Me sentía bien así.

Mi padre clavó su mirada en nuestras manos unidas antes de elevarla hacia mi rostro. Su expresión seria había sustituido a la desesperación y dolor que había atisbado en un principio, pero sabía que aunque las intentara ocultar seguían ahí. Las emociones que se habían encargado de borrar cualquier rastro de aprecio que hubiera quedado por mi madre, por Marta.

Nada bueno quedaba ya por ella, sobre todo cuando sus labios se movieron para terminar por sepultar cualquier tipo de sentimiento que alguna vez había profesado por mi madre.

— Te ha denunciado.
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*Papos: mejillas
*Zoloft:  sertralina que se usa para tratar la depresión, ataques de pánico, trastornos obsesivo-compulsivo, de estrés postraumático, ansiedad social y de forma grave de síndrome  premenstrual (trastorno disfórico premenstrual). Este medicamento puede mejorar su estado de ánimo, sueño, apetito y nieves de energía, y puede ayudar a devolverle el interés por la vida cotidiana. [Obviamente, no hagáis ni el intento de conseguirlo por ningún motivo a no ser que un psiquiatra os lo recete tras la valoración pertinente]

Holooooooooo, ¿cómo estáis?
Pues aquí os traigo un nuevo capitulín, el cual espero que os haya gustado mucho, y....ya volvió.

Parece ser que la gran madre de Jana vuelve a hacer de las suyas, esta vez tirando por las vías legales, ¿De qué narices las estará acusando? Y, parece ser, que por fin, nuestra protagonista se ha sincerado 100 x 100 con todo lo que realmente tiene. Me parecía algo raro que nadie se haya extrañado de que solo le pusieran una dieta de aumento de peso, xd🙃

Así que, hasta aquí termina el capítulo de hoy, y verdaderamente estoy curiosa por lo que pensáis, así que os leo en los comentarios😋

Nos vemos la semana que viene chikis;)

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