42

Abrí la puerta de la entrada con todo el cuidado que pude. Ilsan entró el primero, con su lengua fuera y jadeando por el paseo que acabábamos de dar. Apenas eran las nueve y media de la mañana, y seguramente todos seguían durmiendo, pero extrañamente yo me había despertado con los ojos como platos cuando apenas estaba amaneciendo. No me pude quedar quieta en la cama, mucho menos cuando Irune estaba luchando por tener el colchón entero para ella solita, así que, me decidí por levantarme de la cama. Ilsan se había despertado en el momento en el que yo puse los pies en el suelo, y cuando salimos de la habitación le tuve que arrastrar hacia abajo. El cachorro se había parado frente a la puerta del cuarto de Namjoon y Taehyung, arrascando con sus patitas delanteras la parte baja de la puerta, y con mucho apuro, y esfuerzo, le tuve que coger en brazos y llevarle hacia la planta baja.

Eran las seis y media de la mañana, y nadie estaba despierto, como era obvio, por lo que decidí cambiarme de ropa, unos shorts de deporte, top y sudadera, y salí con Ilsan a dar un largo paseo. Caminamos por todo el pueblo y después fuimos a la playa, donde, ilegalmente, dejé que Ilsan se bañara. Aunque he de admitir que lo paso bastante mal cuando veo como se mete en el agua, pero vuelvo a respirar de nuevo cuando sale corriendo torpemente hacia la orilla para revolcarse en la arena.

Como consecuencia de eso, ahora tenía que bañarle.

— Vamos chico— me agaché para quitarle la correa y dejarla en la mesa del espejo de la entrada— Arriba— le cogí en brazos, dejando que me besara la cara, era imposible impedírselo, y sintiendo como mi sudadera se empapaba, lo llevé en brazos por el pasillo para salir hacia el jardín y poder bañarle.

Entré a la cocina, esperando que todavía no hubiera nadie despierto, pero no corrí con esa suerte. Parecía ser que los dos sujetos que se quedaban en el salón tenían alma de madrugadores natos, y ambos ya se encontraban sentados en la mesa de la cocina hablándose entre sí en voz baja.

— Que te digo que sí, que ella le abrazó y le besó aquí— no estaba entendiendo nada de lo que estaba diciendo Jungkook, pero se señaló en la mejilla con mucha emoción— Tenías que ver la cara de Rapmon hyung, ¡se puso colorado!

Jin sonrió dejando que una pequeña risa saliera de su garganta.

— Ayer hablé con ella, la hice unas preguntas— me quedé quieta en la puerta de la cocina, Ilsan se me estaba removiendo mucho en los brazos y me estaba siendo muy difícil sostenerlo— Es verdad, Nam y Seung tenían razón, ella no conoce BTS, y por lo que pude entender creo que a ella le gusta Nam.

Jungkook sonrió y cogió su teléfono para informar a Jimin de todo lo sucedido.

— Dios, esto es genial, me siento como un cupido o algo así— el menor tecleaba en su teléfono de forma rápida— Creo que le tenemos que confesar a Nam nuestra trastada del chat con Jana...puede que si hablan ella le comente las conversaciones y ahí se va a dar cuenta de que hemos sido nosotros.

Jin hizo una mueca.

— Si...estamos jodidos en eso— el mayor se recostó en la silla mirando a Reina tumbada en la alfombra frente al fogón— No puedo mandarla un mensaje diciéndola, "hey, he vuelto a cambiar de teléfono, vuelvo a tener el de antes". Nos pillarían de inmediato.

Jungkook dejó el teléfono sobre la mesa de la cocina y observó a su hyung. Su rostro pareció perder color cuando fijó su mirada en el umbral de la puerta de la cocina.

Jin continuó hablando.

— Aish, las cosas parecen ir tan bien ahora. Namjoon está feliz, Jana está bien, y honestamente, hacen una pareja increíble— Jungkook le hizo aspavientos con la mano a su mayor— Además, Jana me cae muy bien, es como Namjoon pero en versión mujer y guapa, y tiene una abuela que cocina que te mueres.....¡Qué cojones te pasa enano!— Jin frunció su ceño y frenó la mano de Jungkook.

Por mi parte, terminé de batallar con Ilsan, que no dejaba de removerse en mis brazos, y entré a la cocina bajo la atenta mirada de ambos chicos. Me quité un auricular de la oreja para saludarlos, dejando que la melodía de la música se proyectara hacia fuera.

— Oh, ya os habéis despertado— una sonrisa cruzó mi rostro y volví a acunar a Ilsan para llevarle hacia el jardín. Parecía un bebé bañado en barro en mis brazos— Buenos días chicos.

Jin tragó en seco y forzó una sonrisa tratando de aparentar normalidad.

— ¡Buenos días!— sus ojos descendieron de mi rostro hacia Ilsan. Ahora su sonrisa parecía más relajada— ¡Wow! ¿Qué ha pasado?— su inglés fue muy marcado.

Mi vista bajó hacia mi cachorro revoltoso, y en cuanto lo hice fue como su señal para levantar la cabeza y darme en la barbilla.

— ¡Ouch!— mis labios se tensaron aguantando el pequeño ardor que me recorrió por el cuello. Me había dado justo donde tenía el moratón que me había hecho por culpa de mi madre.

Jungkook se levantó de su silla para venir ayudarme.

— Ayuda— el estiró sus brazos para coger a Ilsan por mí, pero negué con la cabeza aguantando el dolor.

— Va a mancharte— señalé con la mirada su ropa de dormir, y pestañeando un par de veces para intentar mitigar el dolor, le indiqué con la cabeza la puerta que daba al jardín— ¿Me la puedes abrir?

Jungkook me miró con sus ojos bien abiertos. Indiqué con la cabeza hacia la puerta del jardín, y fue cuando pareció entender. Se movió rápido, y levantó la persiana justo como mi abuela le había enseñado a hacerlo. Fue bastante divertido observar como miraban a las persianas cuando mi abuela se puso a cerrarlas anoche.

Recuerdo como Taehyung me dijo preocupado que por qué nos gustaba sentirnos como si estuviéramos en una cárcel. Mi padre se rió de eso, y le contestó que no tenía nada que ver esto con la cárcel.

Creo que lo que a Taehyung le molestaba era el sonido de la persiana al bajarse.

Jungkook me abrió la puerta, y le agradecí con una sonrisa que él me respondió. Dejé a Ilsan en el suelo del jardín, y tardó muy poco en salir escopetado por todo el terreno. Un suspiro salió de mis labios cuando le vi correr, y mis dedos se fueron como un actoreflejo hacia mi barbilla. El dolor había mitigado un poco, pero todavía seguía ahí.

— Cierra la puerta, por favor— indiqué a Jungkook que cerrara la puerta del jardín, y él me hizo caso.

Jin también había salido al jardín, y tanto Jungkook como él se quedaron mirándome para saber que iba a hacer.

Ambos miraron mi sudadera empapada.

— ¿Qué has hecho?— mi mirada bajó hacia la sudadera de la universidad, la cual era muy calentita, y que tenía dibujada un gran surco oscuro.

Cortesía de Ilsan.

— Culpable— mi dedo índice señaló al cachorro que ahora se retorcía por el jardín moviendo su cola— Voy a bañarle— mis brazos gesticularon como si estuviera en una ducha.

Jungkook y Jin asintieron reprimiendo una sonrisa. Creo que me habían entendido.

Suspiré otra vez mirando de reojo hacia mi perro. Bañarle siempre era toda una aventura en la que terminaba empapada, pero bueno, ahora también lo estaba.

Dejé mi teléfono junto los auriculares sobre la mesa de la terraza. La sudadera estaba empapada y me estaba empezando a helar, pero la aguanté puesta por respeto a los dos chicos asiáticos a mi lado. Había investigado un poco sobre su cultura y había descubierto que eran bastante más conservadores y reservados que nosotros, como ya sabía de cualquier cultura asiática, así que me aguanté el frío como buena mujer del norte que era.

Fui hacia la parte de atrás del jardín, abriendo el pequeño cobertizo de plástico donde guardábamos la manguera y los jabones de los perros. Abrí la llave del agua y encendí la manguera comprobando que funcionara. La llevé hasta la parte delantera del jardín, frente a la mesa de la terraza, donde Jungkook  y Jin se habían sentado para observar que iba a hacer.

—¡Ilsan!— mi cachorro levantó su cabeza y vino corriendo hacia mí. Le di un par de caricias antes de encender la manguera otra vez, y como era costumbre, él se puso a jugar con ella.

Le mojé entero, y cuando le empapé su hocico él se puso a ladrarme. Sonreí apagando la manguera y eché un poco de jabón sobre su pelo. Mis dedos acariciaron todo su pelaje, limpiándole bien.

— ¡Jana!— levanté la cabeza ante el llamado de Jungkook. Él señalaba mi teléfono algo apurado— ¡Teléfono! ¡Llamar!

Fruncí mi ceño incorporándome. Ilsan pareció quejarse, y me siguió hasta la mesa de la terraza. Sonreí a Jungkook agradeciéndola por avisarme, y me fijé en la pantalla.

Era mi tutor de tesis.

Mi ceño se frunció otra vez y me apresuré a coger el teléfono.

— ¿Diga?— un suspiro sonó al otro lado de la línea.

Coloqué el teléfono entre mi hombro y mi oreja. Tenía las manos llenas de espuma.

— Jana, menos mal que lo coges— asentí sin saber muy bien que decir— ¿Puedes hablar un momento? Disculpa por llamarte tan pronto.

Negué con la cabeza ante la fija mirada de Jungkook y Jin.

— Si claro, pero dame un segundo— él emitió un asentimiento y me apresuré a coger el teléfono con la mano— ¿Podéis vigilarlo?

Hice un gesto con la mano señalando a Ilsan y a mis ojos repetidas veces. Ellos asintieron, y Jungkook señalando la manguera comentó.

— ¿Puedo?— asentí y miré su ropa.

— Te vas a empapar— me señalé a mí y después a él.

Solo se encogió de hombros.

— Da igual— me encogí de hombros y volví a asentir.

— Adelante— sus ojos se empequeñecieron con la sonrisa, y antes de que me diera cuenta ya estaba corriendo hacia la manguera. Me giré hacia Jin— Voy dentro para hablar— señalé la puerta del jardín y Jin asintió como si me hubiera entendido a la perfección.

Esperaba que hubiera sido así.

Entré dentro de la cocina de nuevo y sequé mis manos con el trapo del horno. Volví a coger mi teléfono de nuevo, colocándomelo en la oreja antes de hablar.

— Está bien, ya estoy aquí, ¿qué ha ocurrido?— sabía que tenía que ver con mi tesis.

— Bueno, ya sabes que presenté una queja ante decanato por lo que te hicieron— asentí, aunque él no podía verlo— Bueno, pues han aceptado la queja, me lo acaban de comunicar por eso te llamaba. Iniciarán una investigación de ambos proyectos, además de que yo he presentado todos los borradores que me has ido pasando hasta la fecha como prueba de que ese trabajo es tuyo, también todos los correos que nos hemos mandado y van a comprobar en el despacho las tutorías que hemos tenido juntos.

Pestañeé sorprendida.

— ¿Y cree que va a salir bien?— algo dentro de mí quería creer que si.

Ese trabajo era mío, absolutamente mío.

Demasiado personal para ser de otra persona, demasiado personal para ser un plagio.

— Por supuesto que sí Jana, no me explico tal si quiera como se pudieron plantear un plagio— una respiración profunda salió de mí— Además, ahí no acaban las noticias. He conseguido que no toquen tu título universitario. Contacté con tu tutor de TFG* y le expliqué la situación, él ha presentado las pruebas pertinentes y han desestimado la revocación de tu título y no van a tocar tu nota.

Mi mano cayó a plomo sobre la encimera de la cocina. Cerré los ojos y dejé que un suspiro de alivio saliera de mis labios.

— Pero...¿no ha sido muy rápido?— volví a abrir los ojos y me dirigí hacia la mesa de la cocina— Digo, apenas ayer me mandaron el correo informándome que mi TFG estaba bajo investigación.

Mi tutor dejó escapar una pequeña risa, no me hacía falta verle como para saber que estaba sonriendo.

— He movido algunos hilos Jana, todo va a estar bien y evaluarán tu trabajo— me recosté en el respaldo de la silla y eché mi cuello hacia atrás mirando al techo— Te conozco como alumna, y sé lo trabajadora y honesta que eres en tu trabajo. No mereces esto que te han hecho, pero se descubrirá, no te preocupes.

Mis ojos picaron. Quería llorar de alivio.

— Muchísimas gracias— mi voz salió en un susurro.

Voces se escuchaban venir del pasillo. Namjoon, Taehyung e Irune entraron en la cocina, quedándose estáticos en la puerta al verme a mí, sentada en la cocina con una de mis manos tapando mis ojos.

Menuda vergüenza.

— No me las des Jana, eres una alumna y profesional brillante— la voz de mi tutor se notaba alegre— Esto es una injusticia, y un trabajo tan bueno como el tuyo no se merece ser acusado de plagio, no se lo merece.

Una sonrisa cruzó mi rostro. Mi hermana me miró con sus ojos de recién despierta, e intentando espabilarse se sentó frente a mí en la mesa. Namjoon y Taehyung se acercaron hacia Irune, quedándose detrás de la silla en la que se había sentado.

Mis ojos subieron hasta los de Namjoon, y traté de decirle con la mirada que estaba bien, que todo parecía ir bien.

Esto eran buenas noticias al fin y al cabo.

— Muchas gracias, enserio, por todo lo que ha hecho por mí— los ojos de los tres estaban fijos en mí.

— Bueno, si sucede algo más te llamaré, y si tienes alguna duda contacta conmigo— asentí emitiendo un sonido con la garganta— Estamos en contacto.

— Gracias otra vez, estamos en contacto— sonreí antes de colgar— Hasta luego.

— Hasta luego Jana— el pitido de la llamada finalizada resonó en mi oído, y con eso, dejé caer el teléfono en la mesa.

Suspiré otra vez.

— ¿Qué ha pasado?— Irune extendió sus manos señalando el teléfono— ¿Quién era?

Sonreí otra vez y me levanté de la silla.

— Mi tutor de tesis— Namjoon elevó sus cejas, esperando cualquier cosa— Me ha llamado para decirme que decanato a aceptado la queja y van a estudiar el supuesto "plagio" de mi tesis, y se ha puesto en contacto con mi tutor de TFG y ha conseguido que no entren a tocar mi título universitario ni la nota del TFG.

Irune abrió la boca sorprendida, Namjoon extendió una sonrisa y Taehyung frunció su ceño confundido.

El pobre no había entendido nada.

— Eso es...jodidamente genial— Namjoon dio un paso hacia adelante para envolverme entre sus brazos.

Yo correspondí encantada.

Taehyung dejó caer su boca abierta, muy sorprendido por ver a su hyung actuar de esa manera. Por dentro estaba encantado, y luchaba para esconder su sonrisa.

— La ostia, ¿cómo lo han hecho tan rápido?— Irune se acercó a mí para abrazarme también.

Me encogí de hombros, todavía no teniendo muy claro como es que lo habían hecho, pero no me iba a quejar. Parecía que todo proyectaba hacia algo bueno, algo positivo.

— No lo sé— el brazo de Namjoon se quedó sobre mis hombros, él mantenía una sonrisa en su cara— Mi tutor contactó con mi tutor de TFG y creo que él ha intercedido— junté mis manos a la altura de mi pecho. Estaba sintiendo mucha emoción dentro de mí y no sabía como gestionarlo bien— Creo que le enviaré un correo agradeciéndole, llamarle es demasiado, ¿no?

Mi nariz se arrugó y mi cabeza se inclinó hacia un lado. Si le llamaba creo que me estaba pasando, puede que un correo fuera suficiente, aunque me sabía a poco.

Namjoon sonrió mostrando sus hoyuelos. Taehyung le miró con los ojos bien abiertos, como si quisiera quedarse con todas las reacciones del moreno, y Irune solo nos sonrió, parecía muy feliz.

— Perdón...— pestañeé un par de veces antes de mirar hacia el castaño, quien sonreía con su bonita sonrisa cuadrada— ¿Alguien...explicar...me?— se señaló con sus cejas elevadas.

Mi hermana sonrió divertida y miró a Namjoon con su ceja alzada. Mi mirada reflejó el apuro que me dio la situación y mis labios se entreabrieron para disculparme por olvidarme del idioma.

— Lo siento Taehyung— mis ojos se abrieron como platos y mi cabeza giró buscando mi teléfono que había dejado sobre la mesa.

Mi brazo se alargó para atraparlo entre mis dedos. Namjoon elevó sus cejas viéndome actuar tan apurada. La emoción que sentía en mi interior me había convertido en una especie de mujer hiperactiva y nerviosa. Mis dedos se deslizaron rápidos por la pantalla escribiendo. Taehyung me miraba confuso, como si viera una completa loca, y mi hermana se estaba aguantando la risa.

— Mi tutor de tesis me ha llamado para decirme que mi TFG está a salvo— mi mirada dio con la suya. Taehyung entreabrió sus labios mientras escuchaba muy atentamente a la voz del traductor. Mis dedos volvieron a deslizarse por la pantalla cuando la voz calló— Voy a seguir manteniendo mi título de grado universitario.

Su boca se convirtió en una "o" perfecta antes de estirar sus comisuras y darme una sonrisa muy brillante. Mis ojos se abrieron de más mientras fijaba mi vista en él, esperando que me hubiera entendido todo. El castaño solo avanzó un paso y me dio un corto abrazo mientras pronunciaba en un forzado español.

— Felicidad— mis labios se estiraron hacia los lados. Namjoon nos observaba con una sonrisa, bueno, más bien me miraba a mí, y mi hermana solo trataba de retener su risa.

— En este caso se dice "enhorabuena"— Irune pronunció despacio, intentando que Taehyung pudiera entender la palabra.

— Oh, enhorabena— una sonrisa salió de mis labios.

— Muchas gracias Taehyung— el castaño me sonrió encantado y desvió su vista hacia la puerta del patio.

— Jungkook y Jin...— señaló la puerta y yo asentí. Sus ojos se desviaron hacia Namjoon, quien le asintió como si le diera permiso para salir, y como si fuera un niño sonrió muy ampliamente antes de dirigirse hacia la puerta.

Le vimos salir muy contento. Los tres seguimos sonriendo después de que Taehyung se marchara hacia el patio.

— Sabes que Namjoon podía haber traducido, ¿no?— mis ojos se abrieron sorprendidos de nuevo.

— ¡Oh!— llevé mis manos hacia mi boca y desvié mis ojos hacia el moreno, quien me sonreía muy divertido— Lo siento.

No sabía por qué me disculpaba, pero creo que era la costumbre.

— No pasa nada, me ahorras traducir— me guiñó uno de sus ojos y pude escuchar a mi hermana bufar.

Ambos nos giramos a mirarla.

— La ostia, de buena mañana y ya estáis tirándoos los tejos, yo me voy para fuera— ella levantó sus manos como si no tuviéramos remedio. Mis mejillas no tardaron en enrojecerse como dos luces de navidad, y Irune, mandándome una mirada divertida, se giró hacia la puerta— No hagáis cosas de mayores en la cocina, que aquí comemos todos.

Mi boca cayó abierta como si no pudiera creer lo que acababa de decir mi hermana, pero, por suerte o por desgracia, la conocía perfectamente, y eso es algo que por mucho que deseara no había salido de mi imaginación. Ella lo había dicho de verdad, tan descarada y directa que me avergonzaba.

Mis mejillas estaban rojas como dos cámbaros cuando me giré para mirar a Namjoon.

— N...no la hagas caso— mi mano subió hacia mi pelo, intentando meter algún mechón tras mi oreja, pero tenía el pelo recogido en un moño mal hecho.

Namjoon me sonrió con sus labios juntos, como si no importara. Su pecho subió y bajó con lentitud, y mis ojos se fijaron en su lengua remojando sus labios.

Jana no mires.

Como si me hubiera dado una bofetada retiré la mirada de sus labios y la fijé en el fregadero, y antes de que me diera cuenta ya me estaba lavando las manos.

— ¿Quieres café?— movía las manos muy rápido debajo del chorro helado.

Mi mente solo reproducía en bucle su lengua remojando sus labios.

Basta ya Jana, basta.

— Claro— su voz sonó ronca, y quise pensar que era porque se había levantado hacia poco.

Seguro.

Saqué dos tazas y las llené con el café que había dejado preparado por la mañana antes de irme. Puse un poco de leche en las tazas y las metí en el microondas. El minuto y medio creo que se me hizo eterno, pero cuando sonó el timbre del microondas no pude evitar dar un respingo. Cogí ambas tazas con cuidado y las llevé a la mesa. Namjoon no me había quitado la mirada de encima, había podido notarlo, y eso me había puesto más nerviosa de lo normal.

Emocionada y nerviosa, una combinación que se me antojaba letal en estos momentos.

— El TFG es un trabajo, ¿no?— terminé de echar el azúcar en mi café y me dediqué a remover el líquido.

— Sí, en España hay que hacerlo si quieres obtener el título universitario— mi mirada estaba pendiente del café, creo que no me atrevía a levantar la mirada hacia el moreno. Me había puesto inexplicablemente nerviosa— Yo lo hice sobre sociedades del mundo, investigué sobre muchas culturas, aunque hice más hincapié en las poblaciones que están apartadas de la civilización y trabajé en la influencia que el mundo desarrollado tiene sobre esas poblaciones, me pareció interesante.

Las cejas de Namjoon se elevaron, y sus manos rodearon la taza de café para llevársela a las manos.

— ¿Cómo conseguiste la información?— tragué el líquido caliente antes de contestarle.

— Bueno, tuve algunos profesores que han hecho investigaciones sobre esas poblaciones, sobre todo en tribus africanas, aproveché eso— una sonrisa surcó mi rostro recordando las largas entrevistas que tuve con mis profesores de antropología— Creo que fue por ese trabajo que me decanté por especializarme, puede que fuera una motivación.

Una bastante grande a decir verdad. Recuerdo como llegué a envidiar a todas esas personas que vivían apartadas de todo, viviendo en tribus con bajos recursos, pero donde cada uno se apoyaba en el otro. Parecían no juzgarse, parecían dejarse ser, y creo que fue eso lo que me llamó la atención.

Parecía una vía de escape razonable ante la horca que estaba en mi cuello.

Lo más accesible. Convertirme en antropóloga y huir lejos a realizar meses en investigación en alguna tribu africana, asiática o lo que fuera.

Lo que fuera con tal de estar lejos.

— ¿Te gustó hacer ese trabajo?— mis manos rodearon la taza de café, y no pude evitar recordar este mismo ambiente en esa cafetería en Austria.

— Sí, me gustó mucho— mis dedos se encorvaron alrededor de la taza— Envidié muchas veces a esas tribus para ser honesta.

Sus cejas se elevaron curiosas. Sabía que iba a preguntar.

— ¿Por qué?— mis dientes atraparon mi labio inferior nerviosa.

Porque parecía no haber expectativas, era sencillo, la respuesta era sencilla.

— Expectativas, supongo— un suspiro salió de mis labios, como si me quitara un gran peso de encima— En ese tipo de tribus los patrones y rasgos culturales son sencillos, si cumples la norma estás dentro, no hay expectativa porque no hay influencia externa que la cree...simplemente es...diferente, la vida es diferente.

Namjoon me observó durante unos segundos que se me hicieron eternos.

— ¿Y crees que eso sería mejor?— su mirada era suave, casi como si la seda te acariciara la piel, y se sentía bien.

Siempre se sentía bien con él.

— No lo sé...— era una confesión— Pero a veces quisiera...la presión ha podido conmigo muchas veces, me ha hundido— mi mirada bajó hacia el líquido de mi taza— Bueno, eso ya lo viste...ya lo has visto todo de mí.

Los labios de Namjoon se estiraron hacia los lados.

— Eso no es verdad— su mano se separó de su taza y acudió a tocar la mía. Sus dedos acariciaron el dorso de mi mano, y como si hubiera sido una orden, me vi obligada a separar mi mano de la taza. Sus dedos parecían jugar con mi palma, y no me quejé, se sentía bien— Ni remotamente he visto todo de ti, cada día aprendo algo diferente, me enseñas algo diferente.

Separé a fuerza pura mis ojos de nuestros dedos. Sus dedos hacían cosquillas en mi palma, como si fuera lo natural. Sus ojos encontraron los míos, y creo que él pudo ver la sorpresa en mi mirada, pues sus labios se estiraron a los lados dejando ver sus preciosos hoyuelos.

— ¿Yo?— mi voz era de sorpresa total.

— Si, tú...— sus ojos bailaron por todo mi rostro, y lo sentí como una caricia, como la más dulces de las caricias— Todas las personas nos rompemos en algún momento, es ley de vida, pero también lo es reponerse. Aprendemos de nuestras caídas y nos hacemos más fuertes de nuestras heridas— un suspiro escapó de mis labios.

Él tenía razón. Tenía mucha razón.

— Supongo que hay que estar preparado para la primera muerte, ¿no?— los ojos de Namjoon me estudiaron. Yo me animé a seguir hablando— Yo decidí matarme a mí misma en el momento en que acepté quedarme con mi madre, supongo que en el fondo, ya sabía lo que me esperaba, pero estuve tan ciega que no lo quise ver.

El ceño de Nam se frunció.

— ¿A qué te refieres con la primera muerte?— una sonrisa amarga cruzó mi rostro, y decidí centrarme en el recorrido de sus dedos sobre mi palma antes de continuar hablando.

— Romper contigo mismo, te sacrificas y mueres, eso me hice yo— mi mente trató de buscar una buena razón para ello...no la encontré, ya no la encontraba— A veces la herida es tan profunda que te dejas desangrar. Es como si fuéramos dos personas, una viendo morir a la otra. Me hundí en el fondo del mar tratando desesperadamente de mostrar una imagen de mí que no era, creo que eso era lo que quería mi madre. La marioneta perfecta sin sentimientos, que pudiera asemejar a ella, que pudiera manejar como quisiera— mis hombros se encogieron, como si de esa manera estuviera terminando de deshacerme de todos y cada uno de los hilos que se habían clavado en mi piel— Siempre he tenido miedo de perderme por completo en cierta manera, he tratado de buscarme desesperadamente, pero supongo, que hace dos días, fue mi último grito de auxilio...— levanté mi mirada hacia la suya. La mirada de Namjoon era profunda, muy profunda, tanto que pensé que estaba viendo todo a través de mí, y sorprendentemente no me molestó.

Quería que lo hiciera.

— Jana...— mis dedos decidieron entrelazarse con los suyos.

El cosquilleo cálido no tardó en traspasarme como una suave brisa.

Sonreí.

— Esta vez me escucharon, así que supongo que no estaba tan oscuro ahí abajo, ¿no?— mis ojos se fijaron en los suyos.

Parecía que estuviera a punto de llorar.

No lo pensé mucho cuando me levanté de la silla. Puede que este sea el acto más osado que haya hecho en mi vida, y demasiado impertinente, pero se sentía bien en el momento. Namjoon me observó confundido, pero yo solo mantuve mi sonrisa en la cara. Me acerqué a él, y como si fuera una reacción normal, se separó un poco de la mesa. Aproveché eso y me senté en sus piernas con cuidado. Él entreabrió sus labios sorprendido, como si no se hubiera esperado eso de mí, y ciertamente yo tampoco me lo esperaba de mí, pero creo que fui valiente. Mis brazos rodearon su cuello, y sentí como un suspiro entrecortado escapaba de sus labios. Me acerqué más a él, y sonreí como él me había enseñado antes de fundir mi cuerpo en un cálido abrazo con el suyo. Sus manos estaban inertes a ambos lados de la mesa, como si no supiera donde colocar las manos, y yo solo disfrutaba del calor que emanaba su cuerpo.

— No quiero que llores, es un día feliz para mí, no quiero que por mi culpa llores— mi tono había salido muy tranquilo, casi como un susurro en su oído.

Fue en ese entonces cuando sus manos me rodearon. El calor se extendió por mi cuerpo y simplemente se sentía correcto. Esto era natural, tanto que me asustaba...pero de una buena manera. Las emociones se multiplicaron, y me sentía bien.

Con él me sentía bien.

— No voy a llorar, te lo prometo— le sentí sonreír— Una cosa...

Mis ojos se abrieron, no sabía que los había cerrado, y obligándome, puse mis manos sobre sus hombros y me separé de él. Mis ojos chocaron con los suyos. Sus manos se habían posicionado en mis caderas, y me sorprendí al no molestarme en absoluto por su toque.

Normalmente tendía a evitar que los demás me tocasen, me sentía incómoda, nerviosa y ansiosa...pero con él, con Namjoon, simplemente estaba bien...aterradoramente bien.

— Dime— sus labios se estiraron un poco a cada lado de su rostro, y sus ojos observaron todo mi rostro con un brillo que no supe identificar.

— ¿Podría usar eso de la primera muerte para una canción?— mis cejas se elevaron sorprendidas.

— ¿Eh?— mi cabeza se inclino hacia un lado confusa.

Ahí recordé que era productor.

— Sí...yo...— una de sus manos se separó de mi cadera y rascó su nuca. Me encantó ese gesto, y solo pude sonreír.

— Si puedes, pero me tienes que prometer que me enseñarás la canción— mis ojos se entrecerraron— ¿Vale?

Sus cejas se alzaron y me sonrió.

— Vale— mis ojos bailaron por su rostro, analizando cada parte, y como si fuera un acto reflejo sonreí al igual que él.

No me di cuenta de que seguía sobre su regazo. Ambos nos estábamos mirando fijamente, envueltos en una atmósfera demasiado íntima, muy personal, como si nos estuviésemos reconociendo y mostrándonos tal cual éramos.

Sin máscaras, ni dolor.

Puramente nosotros.

— Veo que te has pasado a la tecnología actual— sus ojos se fijaron en mi teléfono sobre la mesa. Me obligué a apartar la mirada de su rostro para mirar el IPhone de último modelo que me había comprado Anne— Echo de menos el otro...

Una sonrisa se deslizó por mis labios.

— Ven conmigo— me levanté de su regazo intentando no hacerle daño.

Sus ojos se fijaron en mí.

— ¿A dónde?— él se levantó en cuanto me separé de él.

— A otra época— le guiñé un ojo y me dirigí hacia la puerta de la cocina.

Namjoon me siguió por el pasillo hasta las escaleras que subían al piso de arriba. Me aproximé por la parte trasera, donde mi abuela había colocado una tela decorativa para tapar la puerta que bajaba al sótano.

— Hay una puerta— Namjoon me observó sacar la llave que estaba dentro del cofre que decoraba la mesita llena de imágenes de la entrada.

— Si, es una puerta— un chirrido sonó cuando empujé la puerta de madera hacia dentro. Las escaleras de piedra parecían mortales desde esta perspectiva, aunque la visión no mejoró mucho cuando encendí la luz— Ten cuidado con el techo, es algo bajo.

Bajé las escaleras con cuidado sintiendo a Namjoon tras de mí. El olor a madera vieja se filtró por mis fosas nasales, y cuando llegué al final de las escaleras, tanteé la pared de piedra buscando la luz.

El espacio que hacia de trastero se iluminó ante nosotros. Namjoon miró todo a su alrededor, observando el mobiliario viejo de mi abuela y montones de ropa en bolsas de plástico que parecían desteñirse aún más a cada segundo que pasaba.

— Wow...todo esto...¿de qué año es?— Namjoon dio unos pocos pasos mirando todo lo que tenía a su alrededor.

Mi mirada salteó cada mueble y cada prenda, dejando que una sonrisa se deslizara por mi rostro.

— Creo que lo más antiguo que hay aquí es del siglo 18– Namjoon giró su rostro hacia mí entreabriendo sus labios sorprendido. Me decidí por avanzar unos pasos y señalarle un armario lleno de ropa muy vieja— El armario que ves aquí, si no estoy mal, perteneció a la bisabuela de la abuela de la madre de la abuela de mi abuela.

— No estoy seguro si debería ver esto gratis— sus ojos bailaron por toda la habitación.

Me animé a seguirle contando.

— Cuando mi abuelo construyó esta casa quiso hacer esta habitación. Está aislada del exterior y solo se puede acceder por el interior de la casa— me fijé en el perfil de Namjoon mientras seguía observando todo— Antes, por donde hemos entrado— señalé el hueco en el que el techo bajaba un poco, reduciendo el espacio considerablemente— Debería haber una especie de compuerta de hierro que cerrara por completo esta habitación.

— Una especie de búnker— asentí sintiendo su mirada sobre mí— ¿Por qué?

Mis ojos se fueron solos hacia uno de los armarios donde mi abuela había metido toda la ropa de mi abuelo. Me acerqué hacia el y rebusqué entre la ropa su uniforme militar que guardaba con tanto aprecio.

Namjoon volvió a entreabrir sus labios mirando la prenda que había sacado.

— Mis abuelos se conocieron a finales de la guerra civil española, cerca de 1939– el sonido del plástico resonó en la habitación— Mi abuelo salvó a mi abuela de que fuera enviada a un campo de concentración en Alemania. Ella era un niña y mi abuelo tenía sus 20 años— volví a dejar el uniforme en su sitio y me giré a mirar a Namjoon— Mi abuelo luchó en la guerra civil y se vio obligado a tomar partido en la Segunda Guerra Mundial para ayudar a los nazis— bajé un escalón hasta casi llegar a la altura de Nam— Mi abuela dice que fue un milagro que se volvieran a encontrar.

Namjoon me miró por unos segundos. No estaba segura de que era lo que estaba pasando por su mente en estos momentos.

— Estudié en el colegio sobre la Segunda Guerra Mundial, pero esto es...wow— sus ojos fueron por toda la habitación otra vez, inspeccionando cada rincón— ¿Por eso hizo esta habitación? ¿Resquicios de la guerra?

Asentí haciendo una mueca.

Ese era uno de los fantasmas que más atormentaron a mi abuelo.

— Si— un suspiro escapó de mis labios dejando que mi mirada fuera por todos los armarios— Mira esto— atrapé su mano muy rápido, casi sin pensar, y lo guié entre cajas hasta el armario en el que me había fijado— Creo que esta era la ropa de la madre de mi abuela, de los famosos años 20– mis dedos tantearon los plásticos observando todas las prendas.

— Es increíble verlo en persona, ¿puedo?— señaló una de las prendas y yo asentí indicando que estaba bien si la cogía— No es lo mismo verlo en fotos que en vivo y en directo.

Asentí concordando con él.

— La abuela solía reñirnos mucho a Irune y a mí de pequeñas— mis ojos estaban puestos en la prenda que tenía el moreno en sus manos— Nos pasábamos todos los veranos aquí metidas probándonos la ropa, incluso creo...— giré mi rostro buscando entre los armarios. Una sonrisa asomó en mi rostro cuando lo pude ver— Solíamos jugar a los novios de pequeñas. Irune y yo nos solíamos turnar para los roles, pero normalmente era yo quien se ponía el vestido de novia de la abuela— con mucho cuidado saqué la prenda— Mira, la abuela nos contó que tenía mucho valor sentimental, se lo hicieron a mano, pero nunca nos contó quien.

Namjoon dejó la prenda que había cogido y se aproximó hacia mí con la vista fija en el vestido que asomaba tras el plástico.

— Es muy bonito— sus ojos brillaron cuando una sonrisa que mostró sus hoyuelos me iluminó. Elevó su mirada hacia mí, y de pronto me setí nerviosa, muy nerviosa— Seguro que te quedaba genial.

Mi garganta dejó escapar una pequeña risa.

Él sonrió más.

— Bastante grande, pero bueno— dejé la prenda en su sitió y deslicé mi mirada por todo el sitio de nuevo. Volví a sonreír— Pero si te he traído aquí no es por la ropa, ven— volví a cogerle la mano.

Parecía que se había hecho costumbre, pero él no se quejó.

Y yo menos.

Le guié entre las cajas hasta llegar al otro extremo de la habitación. Solté su mano por un momento para apartar la tela que cubría el piano. Un nudo se formó en mi pecho nada más verle, pero lo deshice rápido.

— Me preguntaste una vez si tocaba el piano— mi mirada se deslizó por su perfil.

— Me acuerdo, en la librería en Venecia— él asintió con una sonrisa— ¿Es tuyo?

Ahora la que asentí fui yo.

— Sí... mi abuelo me lo regaló una navidad— mis dedos acariciaron la base llena de polvo— Era pequeña, muy pequeña, y solía pasar las vacaciones de verano aquí. Mi abuelo me llevaba con él al bar donde jugaba la partida de cartas todos los días— una sonrisa algo nostálgica apareció en mi rostro— En ese bar tenían un piano de madera, muy del estilo de las películas del oeste, y un día me dio curiosidad y empecé a aporrear las teclas. Me pillaron enseguida como podrás adivinar.

Namjoon sonrió mostrando sus hoyuelos.

— Seguro que no te dijeron nada— mis ojos volvieron hacia el piano.

— No, no lo hicieron— mis dientes atraparon mi labio inferior y volví a suspirar— El dueño del bar me dijo que su mujer sabía tocarlo, y fue ella la que me enseñó a tocar. Mi abuelo me llevó todos los días al bar, aunque no jugase a las cartas, para que la mujer del dueño me enseñara— mi lengua remojó mis labios— La navidad de ese año mi abuelo me lo regaló, pero a mi madre no le gustó, bueno, a mi madre no le gustaba nada que me gustase.

Otro suspiro profundo salió de mí.

Mis dedos notaron una leve caricia. Bajé mi rostro para observar como la mano de Namjoon buscaba entrelazarse con la mía. Lo dejé. La sensación cálida se extendió por toda mi mano dejando un pequeño cosquilleo placentero.

Me sentí mejor, mucho mejor.

— Ahora ya no está, ella no te puede frenar— mis labios se entreabrieron y mis ojos, bien abiertos, dieron con los suyos.

— Ya no lo puedo tocar— Nam negó con la cabeza escondiendo su sonrisa.

— Seguro que sí, anda, toca algo para mí— mi mirada bajó hacia mis dedos.

El recuerdo de mi madre pegándome en los dedos me atacó. El dolor expandiéndose en mi palma.

Los dedos de Namjoon se aferraron más a los míos.

El dolor desapareció. Mi madre desapareció.

— En serio, casi no me acuerdo de nada— mis labios hicieron una mueca, y mis ojos bajaron a las teclas algo amarillentas— Además, debe de estar muy desafinado, igual ni suena.

La ceja de Namjoon se elevó en su rostro, y antes de que me diera cuenta extendió una de sus manos pulsando una tecla.

El sonido desafinado no tardó en salir.

— Comprobado, si suena— mis dientes atraparon mi labio inferior reprimiendo la sonrisa que amenazaba con salir— Venga, yo te ayudo.

Ahora fui yo quien elevó las cejas.

— ¿Tocas?— una sonrisa avergonzada asomó por sus labios.

— Un poco, solo lo hago cuando compongo o para producir las melodías, pero no soy profesional, se lo básico— sus dedos se separaron de los míos y quitaron un poco de polvo del asiento que había bajo el piano— Ven aquí.

Me quedé mirando su mano tendida en el aire. Mis labios se habían entreabierto y mi cabeza se había ladeado. Mis ojos lo observaban atentos, muy atentos a todas sus facciones.

Mi palma se deslizó por la suya.

Su sonrisa no tardó en extenderse, y con cuidado me sentó sobre uno de sus muslos, volviendo a esa atmósfera tan íntima que habíamos dejado en la cocina.

— ¿Qué tocamos?— mi voz salió muy suave, casi temblorosa.

Estaba notando todo el calor del cuerpo de Namjoon en mi espalda. Su calidez me estaba abarcando a pasos agigantados, transportándome hacia algún lugar que no fui capaz de catalogar, pero se sentía muy bien, demasiado bien. La tranquilidad de su presencia me había calado por completo, y sabía, con mirarle a los ojos, que en su rostro había una sonrisa que dejaba ver los hoyuelos de sus mejillas.

— Vamos a improvisar— mis cejas se alzaron, y estuve a punto de replicar que eso sería imposible, yo no tenía alma de música— Vamos a ver— sentí como sus brazos me rodeaban, aunque sabía que lo tenía que hacer para llegar a las teclas.

Podría quedarme en esa posición toda la vida.

Mis mejillas se sonrojaron como ya era costumbre, pero pronto mis ojos se desviaron hacia sus dedos pulsando cada tecla con una delicadeza que hizo que mi estómago diera una vuelta de campana.

El sonido desafinado no tardó en reproducirse, pero aunque no fuera la melodía más delicada que se habría podido tocar alguna vez en la historia, para mí si lo fue, fue perfecto.

Una de las manos del moreno descendió para atrapar una de las mías. Las había dejado sobre mi regazo y me había dedicado a observar los dedos de Namjoon deslizarse por las teclas suavemente. Creo que ese movimiento me había atrapado por completo, y se me había olvidado subir una de mis manos para acompañarle en la melodía.

Prefería verlo a él.

— Venga...— su mano rodeó a la mía posicionándola sobre las teclas. Su voz había sonado muy cerca de mi oído, como un susurro que me provocó un escalofrío por mi columna— Así...

Su mano estaba sobre la mía, dictándome las teclas que debía pulsar para acompañarle en esa desastrosa melodía. Una sonrisa se deslizó por mis labios, y sentí como mi corazón se revolucionaba como si hubiera pisado el acelerador de un coche de forma brusca. El pecho de Namjoon estaba pegado a mi espalda, y podía sentir como sus respiraciones se volvían más profundas y pesadas. Tragué hondo, mis mejillas se habían calentado y sabía que debía de estar roja muy roja. Tuve miedo de que él apartara su mano de la mía, porque entonces se desvelaría el temblor que me estaba forzando en no mostrar.

No aguanté mucho. Mi rostro se giró para mirarle, y me sorprendí al averiguar que él ya me estaba observando. Sus ojos no prestaban atención a las teclas, simplemente sus dedos tocaban mientras sus ojos estaban puestos en mí. Mi corazón latió más rápido, casi podía notar los latidos en mis oídos, y en el fondo de mi estómago sentí un cosquilleo que creía que me haría desfallecer.

La melodía cesó en ese momento. Nuestras manos seguían apoyadas sobre las teclas, totalmente inertes, la una rodeando a la otra, todavía sintiendo el calor de su toque sobre mi piel. Mis ojos bailaron por su rostro, y cuando frené en los suyos me di cuenta de que él prestaba atención a mis labios. Creo que fue totalmente involuntario cuando mi lengua se paseó por mi labio inferior, haciendo que Namjoon tragara profundo. Sus ojos se apartaron de ahí como si quemara, y su mirada no tardó en bailar por mi rostro, como si de esa manera estuviera repartiendo suaves caricias en mi piel.

Yo lo sentía así.

No era consciente de lo cerca que nuestros rostros se encontraban en ese momento. Nuestras respiraciones casi se podían entremezclar como si fueran una sola. Sus ojos volvieron a detenerse en mis labios otra vez, y esta vez, los míos también se detuvieron en los suyos. Su mano, la que estaba solitaria sobre el piano, descendió hasta colocarse sobre mi rodilla. Fue inmediato, cuando su palma tocó mi rodilla desnuda sentí un escalofrío recorrerme de arriba a abajo, y a medida que su pulgar iba dejando suaves caricias sobre mi piel, esta se iba erizando más, haciendo que las cosquillas de mi estómago y los latidos de mi corazón incrementaran de forma inmensurable.

Su rostro se acercó más al mío. Nuestras narices se rozaron, y por mi mente corrió el recuerdo de nosotros en esa playa en Dinamarca. Nuestros rostros aproximándose, nuestros labios hambrientos del otro, ambos corazones latiendo a la vez, al mismo ritmo desenfrenado.

— ¿Puedo...?— el aire que escapó de sus labios con ese susurro pegó en mi rostro.

Sus ojos revisaban todas mis facciones, buscando un gesto que le obligara a recular, pero no había nada. No me vi capaz de contestar con palabras, mi voz parecía no poder salir en estos momentos, así que, totalmente sumida en esta nube de emociones y sentimientos, obligué a mi cabeza a asentir.

Namjoon tomó la iniciativa. Su rostro se aproximó más, haciendo que nuestras narices se acariciaran en un tierno roce, y antes de que sus labios se pegaran a los míos, fui testigo de como sus comisuras se estiraron levemente en una pequeña sonrisa.

Cerré mis ojos en el momento en que sentí el tacto de sus labios sobre los míos. La mano que tenía posada sobre mi rodilla se apretó levemente, provocando que otro escalofrío me recorriera desde mi cabeza hasta mis pies. Mi mano, resguardada bajo la suya, pareció reflejarlo, y sentí como sus dedos buscaban entrelazarse con los míos mientras nuestros labios comenzaban a moverse sobre los del otro.

Un movimiento suave, gentil y cargado de emociones. Mi corazón quería escapar de mi pecho. Incliné mi cabeza hacia un lado de forma inconsciente, permitiéndole más acceso a mi boca, profundizando este vaivén que me estaba transportando a un lugar completamente nuevo. Su mano se deslizó con lentitud por mi muslo, y de un momento al otro dejé de sentir su toque, pero solo fueron unos segundos que se me antojaron eternos. Su mano se apoyó en mi nuca, acercándome más a él, fundiéndonos más el uno en el otro. Su dedo pulgar estaba dejando leves caricias detrás de mi oreja, y en ese momento sentí como su lengua se deslizaba contra la mía, acariciándola suavemente, haciendo que mi estómago diera vueltas de campana mandando una sensación placentera por todo mi cuerpo.

Él guiaba el beso, y no me molestó, mi experiencia era nula y con él era fácil dejarse llevar. Esto parecía natural, con él parecía natural, y no me costó seguirle el ritmo. Volví a inclinar mi cabeza hacia el otro lado, siguiendo el ritmo lento y sensual que él estaba marcando. Nuestras lenguas se acariciaban la una a la otra, con mucha suavidad y delicadeza, y por mi mente pasó la idea de si esto era así siempre. Mi cuerpo estaba temblando entre sus brazos, y agradecía que él me estuviera sosteniendo.

Quería que lo hiciera siempre.

Sus dientes atraparon mi labio inferior con suavidad. Una sonrisa involuntaria se deslizó por mis labios cuando él hizo eso, y entreabriendo un poco mis ojos vi como él también estaba dejando asomar una pequeña sonrisa todavía con mi labio inferior entres su dientes. Lo soltó con suavidad, sacando un pequeño jadeo de mi garganta. Nuestras frentes se juntaron, como si ese debiera ser el broche final para ese momento. Nuestros pechos subían y bajaban como si hubiésemos terminado de correr una maratón, y aún con su mano sujetando mi nuca y su pulgar acariciando mi piel, abrí mis ojos.

Sus ojos ya me estaban observando para ese momento, brillantes y llenos de emociones. Una sonrisa radiante apareció en su rostro, y una suave risa quiso escapar de sus labios. Le imité, no podía no hacerlo. Mi corazón latía fuerte, muy fuerte, y lo estaba haciendo por él.

Seguía latiendo por él, seguía luchando gracias a él.

— La ostia, tira para arriba Taehyung, tira para arriba— un ruido sordo hizo que nos separásemos como si dos cuerdas hubieran tirado fuerte de nosotros.

Nuestros ojos se fueron directos hacia la pequeña entrada del sótano, y en la pared pude ver las sombras de dos cuerpos desapareciendo por la puerta de arriba.

No habían pillado de lleno, pero no podía importarme menos.

Una pequeña risa salió de mi garganta con mis ojos fijos en la pequeña entrada. Namjoon se giró hacia mí al escuchar mi risa, y no pudo evitar reír conmigo. Ambos nos miramos con nuestros ojos brillantes y llenos de emociones y dejamos que nuestras sonrisas se saludaran como la forma más bella de presentación.

— Creo que deberíamos subir— Namjoon tenía la voz ronca.

Nuestros dedos seguían entrelazados sobre las teclas del piano, y echando una mirada hacia la puerta asentí.

— Sí, creo que sí— una sonrisa se deslizó por sus labios, y decidí que era el momento de levantarme de su regazo aunque no quisiera— Bueno, sabes que ahora vamos a ser el cotilleo de los de arriba, ¿no?

Namjoon se levantó tras de mí, todavía con nuestros entrelazados, y encogiéndose de hombros me volvió a sonreír.

— No me puede importar menos Jana, no puede— mis ojos se entrecerraron divertidos, y llena de emociones por dentro, tiré de él hacia las escaleras.

Latidos fuertes en mi pecho, mi corazón palpitando como nunca por él, de la manera que parecía deber ser, como si fuera el arte más bello existente, un sentimiento de vida que nunca había experimentado, pero que quería descubrir...con él.

Era la perfección es su estado puro.

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Holooooooooooooooooooooo,

Así que.....bueno......¿os gustó?
Este capítulo es algo, bastante, larguito, así para despedir el maratón😂 Y ya, por lo que parece, ha llegado el momento que tanto me habéis aclamado. Uno que ha tardado, pero que a mi parecer a venido en el momento justo, por lo que contadme, ¿qué os pareció? Os leo en los comentarios😋
Y bueno, parece ser que estos dos capítulillos han sido algo más relajadetes, jeje, bueno, como que eso no va a durar mucho, así que, ¿qué pensáis que pasará ahora?

Una cosa que quería decir, y que me la he guardado para este capítulo final, es (como ya es típico de mí) los agradecimientos. He visto que ya hemos sobrepasado los más de 4K de lecturas, y ósea, es una completa locura y todo es gracias a vosotros que tomáis parte de vuestro tiempo para leer las líneas que escribo. De verdad, muchísimas gracias❤️❤️😘

Y ya, para terminar, porque no me queda mucho más que decir, es que espero que os haya gustado este capítulo, a pesar de ser tan largo.♥️😊

Nos leemos el jueves que viene chikis;)

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