35

7 de septiembre, aeropuerto de Bilbao, País Vasco, España

Mis brazos estaban rodeando con fuerza a Irune. Sus brazos estaban apretujando mi torso, pero no me importaba nada. Nos estábamos despidiendo hasta que ella volviese de su Erasmus en nueve meses. Mi padre rodeaba con su brazo a Anne, quien nos observaba con una sonrisa en sus labios.

En un suspiro me se separé de ella lo justo para dejar mis manos sobre sus hombros. Mis ojos buscaron los suyos y una sonrisa salió de mis labios.

— No la líes en Alemania, no queremos que nos llamen porque estés en la cárcel o algo así— Irune sonrió mostrando todos sus dientes.

— Descuida hermanita, mantendré mis instintos delictivos a raya— ella me guiño un ojo divertida y yo volví a abrazarla fuertemente.

Me iba a hacer mucha falta, y sabía, que en cierto modo, yo también a ella.

— Ya sabes que me puedes llamar cuando sea— la pelirroja se separó de mí. Su mirada estaba un poco más decaída, ella sabía a que me refería, pero pronto se repuso manteniendo su porte de siempre.

El de la chica fuerte e infranqueable.

— Lo superaré Jana, me jode ahora, pero dentro de nada ya estaré bien— una mueca de fastidio apareció en su rostro— Seung no es el único tío en el mundo, hay más peces en el mar. Además, ya te dije que me parecía un tío que era un mujeriego, mira si no me equivoqué.

Mis labios se apretaron entre sí. Sabía que a mi hermana le había jodido el "engaño" de Seung. No tanto porque ellos tuvieran una relación, porque no la tenían, ni si quiera llegaba a algo parecido. Lo que le había molestado a mi hermana había sido la mentira. Por lo que ella me había contado, Seung le había dicho que estaba completamente soltero, y nada más volver a España, mi hermana había encontrado unas fotos que indicaban que muy libre y soltero no es que estuviera.

Podría no haber sucedido nada entre ellos, pero Irune me había dicho que él le había propuesto ir a su habitación de hotel. Y supongo que no sería para ir a jugar al parchís precisamente.

— Bueno, ya sabes que para lo que sea estoy aquí, además, ahora puedo hacer videollamadas — Irune soltó una pequeña risita y volvió a abrazarme.

— Y no sabes todo lo que voy a abusar de eso hermanita—mis brazos se aferraron a ella por un momento más— Cuando defiendas tu tesis me llamas para contarme, tengo que saber como de boquiabierto le has dejado al tribunal— mis ojos se empequeñecieron con mi sonrisa.

— Cuenta con ello, me voy a poner la ropa que me has regalado para la defensa, al menos, si no les gusta lo que digo, que flipen con mi apariencia— la nariz de Irune se arrugó dejando que su risa escandalosa llamara la atención de todo el aeropuerto.

Las mejillas de mi hermana estaban completamente rojas por la risa, y mi padre y Anne nos estaban mirando como si estuviéramos locas.

— Estoy muy orgullosa de todos los avances que has hecho Jana, demasiado orgullosa— sus brazos me rodearon por una última vez.

La voz mecánica de los megáfonos rezumbó en nuestros oídos. Su vuelo, destino a Berlín, Alemania, estaba a punto de iniciar el embarque.

— Creo que es hora de que os soltéis niñas—mi padre se había acercado hacia nosotras. En su rostro se podía notar que no le gustaba que Irune se fuera, pero sabía que lo estaba asumiendo muy poco a poco.

Anne, en cambio, lo llevaba mejor que mi padre.

— Ya sabes, pórtate bien y no des dolores de cabeza— Anne abrazó a su hija y la dio un beso en la cabeza— Espero que no te hayas dejado nada, ¿te cercioraste de que lo tenías todo?

Una sonrisa apareció en mi rostro. Me había pasado prácticamente toda la noche con ella para ocuparme de todos sus descuidos. Yo sabía muy bien que ella llevaba todo, me había encargado personalmente de ello.

— Llevo todo 'ama, la cabeza también está incluida en el equipaje— la pelirroja guiñó un ojo a su madre antes de abrazarla.

— Ten buen viaje, y avísanos cuando llegues a Berlín— me había posicionado a un lado de mi padre. Agarré un asa de su maleta de viaje, el resto ya las habíamos facturado, y se la pasé con cuidado— Espero que las clases de alemán que te di sirvan para algo— mi tono de voz era preocupado.

Irune me sonrió.

— Tranquila cerebrito, me irá bien— volvió a abrazarme y agarró su maleta con un suspiro— Bueno familia, creo que es momento de que me vaya, nos veremos en unos meses— mi hermana volvió a abrazar a mi padre y a Anne, y después volvió a mí.

Me abrazó de nuevo, muy fuerte.

— Te voy a echar de menos enana— mi tono había sonado bajo. Noté como Irune sonreía con su rostro escondido en mi cuello.

— Y yo también Jana, yo también— se separó un poco de mí, lo suficiente como para que mi padre y Anne no se enteraran de lo que decíamos— Si hay avances con Namjoon me los cuentas de urgencia.

Puse los ojos en blanco y sonreí.

— Ya, ya, anda, vete que pierdes el avión— la pelirroja me sonrió pícara.

Voy a echar de menos esa sonrisa.

— Lo que digas— Irune nos sonrió a los tres, y agarrando su maleta se fue alejando hacia la zona de embarque, pero antes de llegar se volvió a girar hacia nosotros— ¡Agur*!— su mano se movía de un lado hacia el otro y la sonrisa de su cara no desaparecía.

Se la notaba muy emocionada, y eso, me ponía muy contenta.

Estiré mi brazo sobre mi cabeza y moví mi mano de un lado al otro despidiéndome de ella. Irune se dio la media vuelta con una sonrisa, y se alejó con un trote suave hacia el chico que estaba cogiendo los billetes para dar el paso hacia la sala de espera antes de embarcar. La vimos desaparecer tras las puertas, y los tres dejamos que un suspiro saliera de nuestros labios.

— Y ahí se va— mi padre arrugó sus labios y dejó que otro suspiro saliera— La casa se va a sentir muy tranquila sin ese terremoto.

Una sonrisa cruzó por mis labios.

— Y tanto que va a estar tranquila papá— mis brazos se colaron por su torso y él me abrazó por los hombros— Ya verás como nueve meses se nos pasan rápido.

Mi padre sonrió con sus labios sellados, y yo me apegué más a él. Desde que volví, nuestra relación había mejorado mucho. Antes no era mala ni mucho menos, pero apenas hablábamos si no era para lo justo, pero ahora podíamos estar hablando por horas de cualquier tema sin aburrirnos, además de que yo me abría cada vez más a él.

Era como una flor floreciendo en plena primavera.

— Menudo par de melancólicos— Anne soltó una pequeña risita y se apegó hacia nosotros. Mi padre la rodeó con su otro brazo y sonrió encantado— Vámonos ya, así podemos llegar a comer con Deva.

Asentí con una sonrisa y mi padre empezó a andar hacia la salida con nosotras a sus costados.

— Al menos todavía me quedan las otras tres mujeres de mi vida— mi padre me guiñó un ojo y dio un beso en los labios a Anne.

Me separé de mi padre haciendo una falsa mueca de asco. La diversión no se ocultaba en mis ojos y con un tono fingido me quejé.

— Por favor, no hagáis eso delante de mí, que incómodo— mi padre me sacó la lengua y volvió a dar un beso a Anne en los labios.

Me gustaba verle feliz a él también.

— Te diré lo mismo cuando lo hagas enfrente de mí— arrugué mi nariz con una sonrisa divertida y negué con la cabeza girándome para dirigirme hacia el coche.

Dudaba que eso fuera a suceder.

El viaje en coche de vuelta a casa de mi abuela no se hizo muy largo. Los tres notamos la falta de Irune en el coche. Sus ocurrencias y su vivacidad ya no estaban, y todos notamos su falta exageradamente.

Una hora y poco después, llegamos a casa de mi abuela. Reina y Ilsan ya nos estaban esperando en la puerta, ansiosos por nuestra llegada, pero cuando todos entramos dentro de casa, ellos se quedaron en la puerta esperando que Irune entrara también.

Bien, eso no sucedió.

La abuela nos estaba esperando en la cocina. Se había entretenido cocinando en lo que nosotros íbamos a dejar a Irune al aeropuerto de Bilbao, y yo sabía que lo había hecho porque necesitaba distraerse. Mi abuela era la que peor lo llevaba de todos, no le gustaba que sus nietas se fueran de casa, pero finalmente siempre lo entendía, y sabía que en algún punto, tanto Irune como yo, nos iríamos y solo vendríamos de visita.

Trataría de no alejarme más de lo debido, no otra vez.

— ¿Cómo la dejasteis a la moza en el aeropuerto?— mi abuela había dejado el acompaño del cocido montañés sobre la mesa después de servirnos a todos los platos con las alubias.

— Mamá, ya sabes que Irune no mira hacia atrás— mi abuela arrugó sus labios con evidente desilusión.

— Como le va eso de irse de pingo*, menuda pájara que es— vi como mi abuela hundía su cuchara en las alubias y se la llevaba a la boca.

— Deva, sabes que ella cuanto más lejos mejor— Anne estaba cortando un pedazo de morcilla— Estará bien, además, prometió llamarte todos los días.

Mi abuela dejó la cuchara a un lado para coger el vaso de agua. Reina e Ilsan entraron en la cocina algo desanimados, pero cuando mi pequeño me vio, aceleró sus pasos torpes para ponerse entre mis piernas.
Ese pequeño cachorrito había crecido un montón en apenas un mes.

— Más la vale, sino voy a buscarla para traerla de esa melena roja que me lleva la cría— elevó su puño a la altura de su pecho para recrear el gesto de ella trayéndola de vuelta, cosa que nos hizo sonreír a todos. Mis ojos estaban pegados en la abuela, quien al segundo desistió y bajó su puño al mantel de hule. Un suspiro escapó de sus labios, y fui testigo de como la mano de mi padre aterrizó sobre la suya dándola un leve apretón.

— Mamá...ella va a estar bien, deja de preocuparte, sabes como es Irune, se las apañará tal y como lo hizo Jana— mi padre me miró guiñándome un ojo— Además, sabes que siempre vuelven, tarde o temprano vuelven.

Una sonrisa se extendió por los labios de mi abuela, y recomponiéndose como si no se hubiera afligido, volvió a coger su cuchara para hundirla en las alubias.

— Y pensar que nuestra Jana emprenderá vuelo otra vez— mi cuchara se detuvo en mitad del camino hacia mi boca. Mi ceño se frunció y noté como mi padre me miraba confuso.

— ¿De qué hablas buelita?— bajé la cuchara dejándola dentro del plato.

Mi cabeza se inclinó hacia un lado y mi nariz se arrugó levemente. No sabía de que estaba hablando.

— ¿Sabes que me decía tu abuelo?— negué con la cabeza. Mi padre y Anne habían dejado sus cucharas a un lado para escuchar a mi abuela— Me decía que era como una mariposa. El siempre tenía miedo de que si me dejaba volar libre me fueran a dañar, pero él no sabía que yo era muy fuerte.

Mis labios se arrugaron todavía sin comprender.

— Mamá...¿de qué estás hablando?— mi padre tenía su ceño fruncido, tampoco estaba entendiendo nada.

Anne sonrió hacia mi abuela.

— Creo que cuanto menos sepamos ahora mejor, cariño— pestañeé un par de veces girando mi rostro para mirar hacia Anne, quien había estirado su brazo para atrapar la mano de mi padre sobre la mesa.

Mi padre y yo parecíamos los únicos en no enterarnos sobre lo que ellas estaban hablando.

— ¿Qué tal llevas la tasa esa?— mi abuela cambió de tema abruptamente, ella era experta en eso, y mis labios se extendieron en una sonrisa despreocupada, olvidándome por completo sobre lo que estaba hablando antes.

— Es tesis güela, y bien, la llevo muy bien— tomé el vaso de agua para dar un sorbo— Solo me falta darle un par de repasos para terminar de cerrar todo y creo que ya estaré lista.

Mi abuela asintió con una sonrisa y siguió comiendo el cocido que había estado preparando durante gran parte de la tarde de ayer. Me llevé a la boca un pedazo de carne del acompaño que había hecho mi abuela esta mañana y disfruté del sabor de la carne en mi paladar.

— Ya se acerca el día Jana, ¿estás nerviosa?— Anne me miraba con una sonrisa relajada.

Ella sabía como trasmitir tranquilidad cuando era necesario.

— Todavía no, pero estoy segura de que cuando llegue allí me pondré nerviosa, solo espero no trabarme mucho al hablar— tomé otra vez el vaso de agua mientras escondía mi mano bajo la mesa para dar un pedazo de la carne tan rica a Ilsan.

Sentí su lengua lamer mis dedos con rapidez.

— En eso te pareces a tu padre, en su primer juicio fuimos a verle tu abuelo y yo, eso pareció un circo— mi padre dejó los cubiertos sobre el mantel y miró ofendido a la abuela.

— Mamá...— la abuela me sonrió mientras me guiñaba un ojo en complicidad. Anne se había recostado en su silla mostrando su sonrisa mientras trataba de retener las carcajadas.

Mordí mi labio inferior intentando retenerlas yo también.

— Ve segura Jani, no lo vas a hacer peor que tu padre aquella vez— una pequeña risita escapó de mis labios, y mis ojos fueron a parar hacia mi padre.

Él negaba con la cabeza repetidamente hacia su madre. La abuela era una bomba a veces.

— Saldremos el 11 después de comer, así vas a tener tiempo para repasar lo que necesites cariño— mi padre se había decidido por ignorar deliberadamente las palabras de mi abuela, que sabía que en el fondo lo habían divertido, porque él mismo me había confiado muchas veces lo desastre que había sido su primer juicio.

Increíblemente consiguió remontar y ganar lo perdido en la primera sesión. Mi padre siempre fue un luchador, tal y como lo era yo ahora.

— Está bien. Estoy citada el 12 a las diez de la mañana para exponer. Mi tutor me ha recomendado ir una hora antes, así me puedo reunir con él para atajar puntos claves de la presentación— mi padre asintió con una sonrisa.

— Estoy seguro de que lo vas a bordar— mis labios se volvieron una línea avergonzada y miré hacia mi plato.

— Lo haré lo mejor que pueda— lo había murmurado más para mis alubias con berza que para la mesa.

Todas las miradas estaban puestas en mí.

— Sabemos que lo harás genial Jana— Anne había hablado ahora haciendo que levantara mi mirada hacia ella— Tú abuela y yo estaremos esperando noticias aquí, pero seguro que te aprueban, estamos seguras.

Un suspiro, que formó una sonrisa en mi rostro, salió de mí. Mi estómago tendía a revolverse cada vez que pensaba en el día de la presentación de la tesis, pero trataría de hacerlo lo mejor posible. Me había esforzado mucho por terminarla y por prepararla hasta que estuviera perfecta. Este era un trabajo que sí me había gustado hacer y me había sentido cómoda haciendo.

Había puesto multitud de fotos hechas en el viaje por Europa. Había reflejado un montón de realidad sobre cada diapositiva que había empleado y sobretodo pensamientos de una persona que había estado en el punto crítico de una sociedad cerrada a la perfección. Había querido reflejar esa desesperación por aparentar ser quien no eres, por cuadrar en los estándares y mantener una fachada permanente hacia el mundo.

Aunque queramos ser nosotros 100 por cien nunca íbamos a poder serlo, siempre hay algo que lo impide, algo que te dice que no esta bien, y todo es por el miedo a la opinión.

Así que decidí atacar opinión con opinión.

Mi decisión había sido muy arriesgada, lo sabía, mi tutor me lo había dicho, pero no me rendí y seguí para adelante. Necesitaba plasmar lo que había sido mi vida en una sociedad llamada del primer mundo cuando no eras apto para estar en ella. Parecía que una subcultura se creaba entorno a la falsedad, la falta de empatía predominaba y las ganas de dominar al grupo salían a flote. Siempre había un cabecilla en todos los lados, pero parecía que, en este mundo, corría la sangre por ser quien dominara.

Yo fui una de los muchos dominados, pero ya no, no quería eso.

O al menos eso me lo decía, porque inevitablemente siempre, de algún modo u otro, me tocaría ser una dominada, pero esta vez quería reivindicarme y darme a respetar. Respeto, de eso se trataba, de no pasar por encima del otro.

Ese era el tipo de dominación que no quería, no quería que me controlaran, no más.

— ¿Quieres más postre Jana? Hay helado en el congelador, coge uno anda— me limpié los labios con la servilleta y me levanté para dejar mi taza de café sobre el fregadero.

— No güela, no puedo comer más. Ahora voy a repasar un par de cosas de la tesis y después sacaré a Ilsan y Reina a dar una vuelta— la ayudé a recoger todos los cubiertos de la mesa antes de pasar un trapo húmedo sobre el hule.

Anne entró en ese momento a la cocina arremangándose las mangas de su sudadera.

— Jana, ve a lo de la tesis que ya ayudo yo a tu abuela— se echó un mechón de su pelo corto tras la oreja.

— Eso cielo, ve a hacerlo ahora y luego sal a dar un paseo, creo que el día te va a aguantar sin llover— mis ojos fueron más allá de las cortinas de la cocina.

El cielo estaba nublado, pero las nubes no estaban tan grises. Definitivamente si aguantaría sin llover.

Dejé el trapo en la encimera de granito beige y lavé mis manos en el grifo de la cocina. Cogí la rodilla* que descansaba en el asa del horno y me sequé las manos. Suspiré.

— Está bien, si necesitáis algo me llamáis— di un abrazo a la abuela y otro a Anne antes de salir por la puerta— Ilsan, vamos.

Mi cachorrito se levantó de debajo de la silla que había estado ocupando durante toda la comida. Escuchaba sus pasitos seguirme algo torpes. A veces todavía era algo inestable, sobre todo cuando el suelo estaba húmedo. Sus patas solían resbalarse, y solía estirarlas hacia delante como si intentara frenar cuando eso pasaba. Reina, como buena madre que quería hacernos creer, nos siguió a ambos. Esperé al pie de las escaleras que ambos perros me alcanzaran. Escuché el motor del coche afuera. Mi padre había ido a tirar la basura hacia un rato y ya parecía haber vuelto. Ilsan giró su cabecita hacia la puerta escuchando el motor, pero tampoco le importó mucho quien fuera a ser, solo volvió a girarse para subir a saltitos las escaleras. Reina le siguió por detrás, como si se cerciorara de que su cachorro llegaba bien arriba.

Aunque me preocupaba yo más por él que ella.

Cerré la puerta de mi habitación. Ambos perros ya se habían acomodado en las alfombras que la decoraban. Me dejé caer en la cama con pesadez a la vez que estiraba los brazos para atrapar mi ordenador. Abrí la pantalla y puse la contraseña. Mi fondo de pantalla era el mismo que el de mi teléfono. Los jardines de Tívoli me daban la bienvenida con la silueta de Namjoon de fondo.

Una sonrisa algo melancólica asomó en mi rostro. Lo echaba mucho de menos.

Mis ojos se desviaron en ese entonces hacia mi teléfono. No pude resistirme a estirar el brazo para atraparlo entre mis dedos. No tardé mucho en entrar a su chat de WhatsApp y ver la última conversación que habíamos tenido hacia dos noches.

Bueno, para él supongo que fuera por la mañana.

Había buscado a conciencia la diferencia horaria de España y Corea del Sur. Siete horas. Eso era lo que nos separaba. A pesar de los 10.038 kilómetros que había por medio.

Daba las gracias a Irune enormemente por haber mandado ese "Hola", de verdad lo hacía.

Una sonrisa abierta apareció en mi rostro al leer nuestra conversación tan extraña que había decidido iniciar él mismo.

Namjoon
Pregunta seria Jana
Enviado 4 de sept 15:35

Yo
Dispara
Enviado 4 de sept 15:40

Namjoon
¿Carne o pescado?🍗 🐟
Esto, como coreano que soy, es muy importante
Enviado 4 de sept 15:40

Yo
Ambas la verdad, me gustan ambas.
Enviado 4 de sept 15:41

Namjoon
Tienes que decidirte por una, ambas no vale como respuesta
Enviado 4 de sept 15:41

Yo
Bueno, puede que tenga más debilidad por la carne a la barbacoa, ¿contento?
Enviado 4 de sept 15:41

Namjoon
Acabas de salvar esta relación Jana, no sabes lo aliviados que estamos
Enviado 4 de sept 15:42

Yo
¿Estamos?
Enviado 4 de sept 15:42

Namjoon
Estoy*, perdón, el auto corrector hace de las suyas muchas veces😅
Enviado 4 de sept 15:42

Yo
Claro, jajajaja
Enviado 4 de sept 15:42

Namjoon
Oye.....¿me puedes decir algo en español? Tenemos curiosidad por ver como suena
Tengo*, jajajajajaja, vaya con el autocorrector
Enviado 4 de sept 15:44

Yo
Ammmmmmm
¿Qué quieres que diga?
Me da algo de vergüenza.
Enviado 4 de sept 15:45

Namjoon
Cualquier cosa está bien, solo quiero escucharte otra vez
Enviado 4 de sept 15:45

Yo
Bueno, pero prohibido reírse.
Enviado 4 de sept 15:46

Namjoon
Prometido
Enviado 4 de sept 15:46



Yo
[Audio 00:45 seg]
Perdón, no sabía que decir, así que he cantado un poquito.
Enviado 4 de sept 15:48

Namjoon
Wow
Enviado 4 de sept 15:50

Yo
Lo siento de verdad, no ha sido buena idea, lo voy a borrar.
Enviado 4 de sept 15:52

Namjoon
NO, NO LO BORRES
Tienes una voz muy bonita, nos gusta
Me gustas*
Gusta*, el autocorrector menuda vergüenza.
Enviado 4 de sept 15:53

Yo
...
No sé si te acuerdas de la canción.
Fue la que bailamos en la plaza de Dinamarca.
Enviado 4 de sept 15:53

Namjoon
Claro que me acuerdo!!
Cómo era el nombre del que lo canta?
Enviado 4 de sept 15:54

Yo
Era un grupo, Maldita Nerea se llama.
Enviado 4 de sept 15:55

Namjoon
Le gustas.
Me gustas*
GUSTA*, PERDÓN EL AUTOCORRECTOR
Enviado 4 de sept 15:57

Dejé el teléfono a un lado y me tumbé boca arriba en el colchón. Miré a la pantalla, que ya se había apagado, de mi ordenador y solté un suspiro. Mi sonrisa no tardó en aparecer mostrando mis dientes por completo. Mis pies colgaban del colchón, y no me hacía falta mirar para saber que Ilsan estaba hipnotizado con ellos.

Suspiré otra vez.

A mí si me gustas Namjoon, aunque sea imposible. Me ocuparía de recordar este sentimiento tan bonito por el resto de mi vida, esa iba a ser mi fuerza para salir adelante.
Cogí el teléfono de nuevo y lo desbloqueé. El chat de Namjoon brillaba delante de mí, y con una sonrisa pulsé en el play del audio dando paso a mi voz.

Ninguna estrella está sola, ni deja de brillar, aunque el silencio y las horas, quieran hacerla llorar. Llenas de luces las sombras, callas la soledad. No eres el miedo que ahoga, eres la vida que das.

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Agur*: adiós (idioma euskera)
Irse de pingo*: expresión cántabra, es equivalente a irse de marcha o fiesta.
Rodilla*: paño basto u ordinario que sirve para limpiar, especialmente en la cocina (definición RAE)

Holaaaaaaaa,

Buenooooo, pues Irune ya se fue a su Erasmus y Jana se ha quedado sola a enfrentar su tesis doctoral, ¿cómo creéis que saldrá? (Hay un personaje muy desaparecido que va a volver prontito jeje)
Por cierto, ¿quién creéis que será quién todavía tiene el teléfono de Namjoon? Ya es 7 de septiembre y no falta nada para su cumple, el cual parece ser que va a tener una gran sorpresa ¿qué será? Además, ¿qué os ha parecido esta conversación entre "Nam" y Janis? Parece que nuestra prota se ha abierto demasiado desde que lo conoce, y el significado de la letra final :), (por cierto, el nombre de la canción es Tú eres la vida, de Maldita Nerea, y esta canción originalmente está dedicada, según tenido entendido sino es así corregirme, hacia las personas enfermas por cáncer, más especifico, mujeres, si es que no estoy mal informada), que añado, aquí tiene otro significado distinto, por eso solo he cogido alguna estrofa, la que me parecía más significativa y que pegaba más con la historia. (Si queréis que os deje un pequeño listado de las canciones que van a ir apareciendo hacédmelo saber, si lo queréis, al final haré una lista recopilando todas)

Nos leemos la semana que viene chikis;)

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