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Creo que nunca antes me había encontrado en una situación semejante. Cuando acepté, sin pensarlo mucho a decir verdad, nunca pensé que fuera a ser tan mala idea. Y no lo digo porque Namjoon sea una mala compañía o algo así. Por supuesto que no me refería a eso, sino que el caso erróneo en esta ecuación era yo. Nunca antes había estado en una cita. Porque si, mi hermana se había encargado de hacerme entender que esto era una especie de cita múltiple, pero que no me preocupara que ella ya se encargaría de darnos tiempo a solas.

Pero claro, ¿tiempo a solas para qué?

Era el ser más inexperto sobre el planeta tierra en cuanto a citas se refería. En mis casi 25 años de vida no había tenido una cita, nunca, y mi experiencia con chicos se reducía a nada. No contaría mi patético beso en la playa con 15 años mal contados en juego de la botella. Sería caer muy bajo.

Aunque más bajo no podía caer ya.

Y bueno, realmente esto iba a estar destinado al fracaso. No tenía ni la menor idea de cómo comportarme, o de qué temas hablar o que hacer. Ciertamente, nunca tenía en claro qué hacer en cualquier situación de mi vida. Las múltiples facetas y caretas que debía adoptar para encajar eran miles, pero ahora estaba perdida, muy perdida.

Supongo que mostrar mi verdadero yo podría ser una opción. Se trata de Namjoon, ya me ha visto en las peores situaciones y nunca había salido corriendo o reído de mi. Esa era una cosa que agradecía, y de la que estaba muy sorprendida. Ya había perdido la cuenta de las veces que este chico me había descolocado. Siempre que pensaba que había metido la pata, el moreno me sorprendía con una ocurrencia sobre mi comentario, o simplemente se reía porque le había parecido divertido o aportaba una opinión.

Me tomaba en cuenta y se preocupaba por mi, y eso...eso no era usual en nadie de mi entorno.

Por supuesto que aquí descartaba a mi padre, abuela y hermana, incluso a la novia de mi padre, porque tenía muy claro que ellos eran los primeros en estar para mi, pero simplemente la vibra que me trasmitía Namjoon era diferente y...única.

Eso me lo había demostrado en varias ocasiones en el escaso tiempo que llevábamos de conocernos. La primera vez fue en Venecia, donde había pasado una de las mejores tardes de mi vida. Parecí caer al abismo, al sitio donde siempre me regodeaba y permanecía, porque parecía corresponderme, porque creía que no había otro sitio para mi. Tan poca cosa, tan insignificante, como un como un completo cero a la izquierda, o al menos eso había creído por una gran parte de mi vida. Mi madre hizo un buen trabajo en eso. Pero, de un momento a otro llega esa tarde en Venecia, con un completo desconocido que me hizo gritar en una de las exhibiciones de arte más raras a las que había acudido alguna vez, y después acepta jugar a mí absurdo juego de las identidades sin replicar, sin reírse o sin creer en lo infantil que podía parecer. Estaba tan desesperada por no ser yo que cuando acepto no evité aliviarme, ni sentirme feliz. Y lo disfruté, disfruté esa tarde demasiado y la repetiría mil y una veces.

Después llega Copenague. Un lugar mágico y que me ha hecho recopilar un montón de experiencias que nunca pensé que iba a llegar a tener. Un día solo bastó para sacarme por completo de mi zona de comfort, si es que no estaba fuera ya de ella. El baile en mitad de la plaza con Namjoon hizo que me sintiera como una verdadera protagonista de una película romántica, especial y guapa, aunque me estuviera muriendo de nervios por dentro. Miles de sensaciones me recorrieron por dentro, tantas que no sabía cómo gestionarlas, ni si quiera lo hago ahora, pero no pude evitar dejarme llevar por un momento. De todos modos, no podía evitar frenarme en seco, era a lo que estaba acostumbrada, pero siempre que parecía perder el control, Namjoon estaba ahí. Su mano envolviendo mi mano, sus brazos envolviendo mi cuerpo, él sonriéndome, transmitiéndome palabras de cariño y comprensión.

Simplemente era él queriendo estar para mí, a pesar de que no me conocía de nada.

Y simplemente por eso, y por muchas cosas más que no estaba preparada para aceptar, es que dije que nos conociéramos. Solo sabía que lo quería en mi vida, y lo quería por mucho tiempo.

Fue por eso que cuando dije que sí no me lo pensé, básicamente no pensé en nada. Solo recordé mi tranquilidad y la agradable sensación que había sentido la tarde anterior. Las emociones encontradas y las sensaciones nuevas que estaba descubriendo con él me hacían sentir bien, y supongo que era eso lo que quería seguir sintiendo cuando acepté esta locura.

Lo conoces de hace apenas una escasa semana Jana, no hagas locuras, no es tu estilo.

Y aunque no fuera mi estilo hacer estas locuras aquí me encontraba. Dentro de un coche camino hacia no sabía donde con tres hombres y mi hermana.

En cualquier parte me llamarían estúpida.

Ahora era el momento de recordar los reportajes de las noticias donde chicas aparecían violadas y asesinadas en mitad de la nada, descubriendo en su historia que en algún punto habían decidido entrar a casa de un chico o viajar con él a algún sitio que a priori parecía inofensivo.

Definitivamente, esta no ha sido una de mis mejores ideas.

— ¿Qué música os apetece escuchar?— Jake cambiaba la emisora de la radio en el coche— El viaje no es tan largo, pero algo de música no nos vendría mal.

En parte tenía razón. Desde que nos habíamos subido, nos habíamos sumido en el completo silencio. Uno demasiado tenso por parte de Irune y el amigo de Namjoon, Seung creo recordar, y uno bastante extraño entre el moreno y yo.

Y no era para menos.

— Lo que sea esta bien— Seung apoyó su mano en él reposa cabezas de Jake para inclinarse hacia delante— Nam, ¿por qué no pones algo de tu móvil?

Mis dientes atraparon mi labio inferior y mis dedos jugaban nerviosos sobre mi regazo. Por presión de mi hermana hoy me había puesto un vestido que estaba en mi maleta y yo no lo sabía. Por saber, no sabía ni de su existencia, pero mi hermana, muy amablemente, se había encargado de esconderlo de mí esperando el momento idóneo para obligarme a ponerlo.

Y este era su momento idóneo.

Recordaba haberlo visto en el Zara cuando fuimos de compras antes de comenzar el viaje. Era blanco, con algún remate bordado en el escote y las mangas anchas que llegaban justo por encima del codo. Me llegaba justo por encima de las rodillas, no se pegaba a mi figura y eso me gustaba, pero la razón por la que no me lo había comprado era el escote. Solía ser muy insegura en el aspecto de mostrar demasiado de mi, sobretodo la parte por la que acentuaba ciertos aspectos de mi cuerpo, aún más con los últimos acontecimientos ocurridos con mi madre.

Parecer un saco de huesos y mostrarlo al mundo me hacía sentir demasiado vulnerable.

Era cierto que había ganado peso, y con ello salud, pero aún me faltaba demasiado para poder hablar de una recuperación plena. Y este vestido, en concreto, parecía empeñarse en mostrar cierta zona que odiaba de mi. Mi pecho.

Nunca había teñido unos pechos enormes, y ahora, por haber cogido unos cuantos kilos, la talla de sujetador había aumentado, pero tampoco era especialmente por eso. Mis clavículas era la parte que más odiaba de mi, y los escotes eran lo que más se empeñaba en mostrar. Ahora se veían más rellenas que antes, mi hermana me lo había recalcado cuando lo primero que hice fue cubrirlas con mi pelo.

Como respuesta a eso obtuve un recogido alto en mi cabeza.

El escote de estilo de barco mostraba mis hombros y mis clavículas al mundo. Había insistido en llevar una chaqueta, pero mi hermana, en un ataque de buena samaritana, y en sus propias palabras, "para hacerle un favor al mundo", me la había requisado y guardado en su mochila.

Supongo que me resigné.

— Claro, conecto ahora el bluetooth— la voz grave del moreno sonó en el coche, cosa que me hizo estremecer, pero lo supe disimular muy bien.

Una melodía comenzó a sonar  y el silencio volvió a reinar el coche.

Todo el mundo parecía más tenso que antes, excepto mi hermana y yo, que no sabíamos que ocurría.

— Hostia, nunca pensé que el coreano cantado sonaría tan bien— fruncí mi ceño y miré hacia mi hermana, ¿por qué no sonaría bien?— No me malinterpretéis, es que os he oído hablar y no pensé que podría sonar así de bien, tan melódico.

— Irune...— me removí en mi asiento y di una mirada de soslayo a mi hermana.

— Y según tú, ¿cómo sonaría entonces?— mi hermana frunció su ceño y miró hacia Seung.

— Como si iniciaráis un rito satánico o algo parecido— mis labios se tensaron al escuchar el tono de mi hermana.

Seung frunció sus labios y fue a abrir la boca. Yo me adelanté a él.

— Como un rito satánico sonaría si intentásemos cantarlo nosotras, sobretodo porque no tenemos ni idea del idioma— los chicos soltaron una pequeña risa, y yo, algo cortada, me giré hacia la ventana para ocultar mis mejillas sonrojadas.

Irune me miró ofendida.

— ¿Estás conmigo o contra mi hermanita?— Seung se tapó la boca, y dio una mirada divertida hacia la pelirroja.

— Obviamente Jana está de nuestra parte, le gustan los ganadores pelirroja— miré brevemente la mirada divertida que daba Seung a mi hermana.

Irune resopló.

— Lo entiendo, necesitáis a mi hermana para contrarrestar la mala suerte que das tú— abrí la boca sorprendida y noté como Namjoon trataba de aguantar la risa.

— Tienes razón Irune, Seung no hace más que dar mala suerte— el moreno ajustó sus gafas de sol y miró hacia la ventana.

Más específicamente al retrovisor, donde parte de mi perfil se estaba viendo reflejado.

La canción cambió, y otra melodía más relajada comenzó a sonar. La voz del intérprete no tardó en colarse por todos los huecos del coche. La voz era grave y suave, bastante familiar a decir verdad.

Abrí los ojos sorprendida.

— ¿El que canta eres tú?— me había inclinado hacia delante.

Namjoon se tensó, y con un gesto nervioso trató de cambiar la canción de su teléfono. Seung lo miraba con el mismo semblante, y Jake solo parecía ajeno a todo, manteniendo una sonrisa en el rostro mientras nos miraba de reojo a Irune y a mí.

No entendía nada.

— No la cambies, me gusta como suena— mi mano se había extendido hacia delante para tocar su hombro.

Noté cómo sus músculos se endurecían y se relajaban bajo mi toque. Su perfil quedó a mí completa vista cuando sus ojos se dirigieron hacia mis dedos, observándolos con apariencia incrédula sobre su hombro. Un suspiro salió de sus labios y sus dientes atraparon su labio inferior. Pestañeé poniéndome nerviosa y retiré mi mano de su hombro para dirigirla a mi regazo, donde agarré la falda nerviosamente. Pude notar como sus dedos se curvaban alrededor de su teléfono, el cual bloqueó y dejó sobre su regazo.

—¿La canción es tuya?— traté de ocultar el nerviosismo de mi voz.

Creo que lo hice bien.

— Si lo es— el moreno miraba hacia el frente algo tenso.

— Me gustaría saber que dice— murmuré por lo bajo, pero sabía que él lo había escuchado— ¿La has sacado al público?

Sabía por él que trabajaba como productor, pero no tenía la menor idea si también era un artista musical.

— No lo ha hecho— incliné la cabeza hacia un lado y miré hacia Seung, quien se había apresurado en responder.

— Pues debería, eres bueno chaval— Irune asintió mirando hacia Namjoon— ¿Tienes nombre artístico o algo? Si quieres te puedo ayudar en eso, soy muy creativa, o si lo necesitas, también te puedo asesorar económicamente, pronto seré graduada en administración de empresas y economía.

— Deja de venderte, todavía te faltan 3 años para graduarte— le di un codazo juguetón a la pelirroja quien me miró fulminante.

— Nunca es pronto para empezar a venderse en el mercado— pestañeé cuando Irune se giró hacia Seung y le guiñó un ojo junto con una media sonrisa pícara.

El pelinegro se giró para mirar hacia la ventana con las mejillas sonrojadas. Miré a mi hermana sorprendida y no tardé en escuchar la carcajada de Namjoon.

— Lo tendré en mente, pero de momento me va bien como productor— Jake carraspeó alto haciendo que todos lo mirásemos sorprendidos.

Menos Namjoon y Seung que parecían fulminarle com la mirada.

— Jake...— el pelinegro siseó el nombre de su amigo, como si estuviera adivirtiéndole de algo.

Solo fruncí el ceño.

— Ya llegamos chicos— el coche giró dejando ver el mar en su plena extensión.

Una gran explanada verde se extendió ante nuestros ojos. El panorama verde en contraste con la costa era hermoso y tranquilizador, casi me recordaba a casa.

Aparcamos el coche en un parking al ras de la entrada de un restaurante. La edificación se encontraba encima de una colina, separado a un par de kilómetros de la playa, y entre medias, la hierba decorada con el rocío de la humedad se extendía campante a lo largo de todo el lugar.

Bajamos del coche. La brisa marina movió mi falda y un escalofrío me recorrió desde los hombros hasta los pies. A mi espalda, mi hermana salía del coche con su mochila a su hombro. La miré de soslayo pidiéndole mi chaqueta con la mirada y ella solo negó.

— Eres cántabra, este vientecillo lo puedes aguantar— había pasado por mi lado susurrando aquello.

Mordí mi labio inferior y suspiré resignada comenzando a andar con todos hacia el restaurante.

—¿Queréis tomar algo?— Jake abrió la puerta dejándonos pasar primero a Irune y a mí.

Namjoon venía detrás mío.

— Yo puede que luego, prefiero dar un paseo por lo alrededores antes— mis ojos estaban fijos en los ventanales del lugar.

El mar acariciaba la orilla en un suave balanceo. Un suspiro relajado salió de mi, y mis dedos cosquillearon con bajar a la playa para dar un paseo.

Realmente echaba de menos mis paseos matutinos por la orilla.

— Vamos— el moreno se había puesto a mi lado, él estaba viendo los ventanales de la misma manera que yo— Vosotros sentaros fuera, luego nos unimos nosotros.

Namjoon me miró con una sonrisa en sus labios, y yo sentí como mis mejillas se calentaban.

No te sonrojes ahora Jana.

— Claro, buscaremos un sitio en la terraza— mi hermana se había adelantado a los dos hombres que nos miraban un poco confusos, bueno, más bien miraban a Namjoon.

Parecía como si lo desconocieran.

— Amm...— Seung abrió la boca para decir algo, pero Irune le cortó empujando a Jake y a él por delante de ella.

— Anda, vamos a buscar un sitio, el día esta increíble— Jake y Seung caminaban hacia la puerta que daba hacia la terraza— Disfrutar chicos— la pelirroja nos guiñó un ojo y nos dio una sonrisa juguetona.

Pestañeé confusa antes de notar la mirada de Namjoon sobre mi.

— ¿Vamos?— el moreno me tendió una de sus manos con una sonrisa.

Parecía muy seguro de sí mismo en estos momentos, y desearía tener yo también la misma seguridad que parecía irradiar él.

Porque era un puro manojo de nervios.

— C...cla...claro— me quise dar un golpe en la frente.

¿Por qué tartamudeaba ahora? No lo sabía, pero era estar a solas con él y no saber cómo actuar. No sabía quién ser, ni cómo ser, ni de qué manera poder hacer lo correcto. Estaba muy perdida.

Mis dedos se deslizaron por su palma, justo como habíamos hecho ayer mientras paseábamos por los jardines de Tívoli. Salimos por la puerta del restaurante y nos dirigimos hacia la gran extensión de hierba. Su mano cubría por completo la mía, parecía ridículamente pequeña entre sus dedos, y debo decir que yo no era nada pequeña en comparación a la media.

Al menos en altura no me sacaba tanto, mi cabeza llegaba al ras de su mentón.

— Este lugar me gusta, las vistas son espectaculares y el sonido del mar muy reconfortante— su mano había tirado de la mía , por lo que mi brazo estaba completamente pegado al suyo.

Su calor corporal se traspasaba a mi cuerpo, y verdaderamente eso se sentía bien. Eso también se sentía verdaderamente reconfortante.

— Me encanta el mar— había elevado mi mirada hasta la costa, fijándome en la manera en la que las olas desembocaban en la orilla.

Me permití aspirar el aire fresco que provenía de la gran masa azul. Esto era algo que me encantaba y echaba de menos de estar en casa. Mi paseo matutino era algo sagrado, y muy relajador para mi. El ambiente junto con los sonidos de la playa me transportaban a un lugar muy lejos de la realidad. Podía sumirme en una realidad inexistente en el que durante un momento todo era perfecto y el mundo en el que vivía no estaba completamente desmoronado.

Una lástima que esa no fuera mi verdadera realidad.

— En Seúl no tengo oportunidad de verlo a menudo, y aunque el viaje no es tan largo a penas tengo tiempo— giré mi rostro para observar su perfil.

Íbamos caminando en dirección a la costa, por la hierba hasta las escaleras que daban acceso a la playa. La mirada de Namjoon estaba completamente perdida en las ondulaciones que hacía el agua. Era como si le relajara, y eso lo podía notar por cómo los músculos de su brazo se relajaban y su agarre se suavizaba.

Había perdido el leve temblor del principio.

— Yo antes vivía en Madrid, así que lo más cercano que estaba del agua era por las fuentes que había en el parque del Retiro— el moreno me miró con una sonrisa de medio lado. De forma sincronizada comenzamos a descender por las escaleras— Aún así, creo que nunca me llegué a acostumbrar a la ciudad.

Y eso era cierto, pero no por las razones banales que da como excusa todo el mundo, si no que, era por mi madre.

Nunca llegué a sentir Madrid como un verdadero hogar. Siempre me sentí como una extraña en un lugar muy grande, que no sabía que hacer para encajar y ser validada por los otros. Nunca me llegué a integrar, a poder decir que tenía un grupo de amigos con los que salir o un sitio al que ir cuando me sentía ahogada.

No había un sitio seguro en ese lugar.

— Puede ser agobiante...las multitudes, el tráfico, los edificios...— una mueca cruzó mi rostro antes de posar los pies en la arena.

Decidí quitarme las sandalias que llevaba.

— En mi caso, nunca fue eso...— mis labios lo habían pronunciado sin tal siquiera pensarlo, pero sí, lo había dicho y no me arrepentía ni un poco.

Porque esa era mi verdad.

Los ojos de Namjoon me observaban fijamente mientras soltaba la hebilla de mis sandalias, pero si alguna vez quiso decir algo al respecto no lo dijo, y no sabía de donde venía, pero por una vez, quería que me preguntaran.

— Yo nací en Ilsan, pero pronto me mudé a Seúl por el trabajo de mi padre, así que prácticamente la ciudad es lo que he conocido durante toda mi vida— me levanté con mi sandalias en la mano, y Namjoon no tardó mucho en atrapar la mano que me quedaba libre. Los pies se me hundían en la arena, el tacto era agradable y me hacía sentir casi como si estuviera en casa— Durante los fines de semana de los veranos solíamos ir a la playa. Nos quedaba a dos horas de distancia de casa, pero a pesar de que mi padre estaba muy cansado del trabajo de la semana, hacia el esfuerzo de llevarnos a mi hermana y a mí a pasar un buen rato.

Caminábamos a paso lento, bastante cerca de la orilla, y el sonido de las olas romper nos hacía de banda sonora. El ambiente era perfecto para recrear cualquier escena de una novela romántica.

En verdad, toda mi aventura con él parecía sacada de una novela romántica, y no me desagradaba.

— Yo, al contrario que tú, si nací en la costa— bajé la cabeza unos segundos haciendo una mueca con los labios— Aunque eso ya lo dije ayer, tampoco es que sea un dato nuevo.

Namjoon mantenía la vista al frente y su rostro estaba relajado.

— ¿Por qué fuiste a Madrid entonces?— un suspiro escapó de mis labios.

— Supongo que mi madre se empeñó en que la vida en la capital era lo mejor, aunque verdaderamente no lo fuera— desvié mi mirada hacia las olas— De todo modos, mi padre no duró mucho allí, se divorció de mi madre y regresó a su hogar.

— Oh vaya...lo siento mucho— negué tensando mis labios en una línea.

— No lo sientas, si yo hubiera sido algo más lista, cuando me dieron a elegir, me hubiera ido con él— sentí la mirada de Namjoon sobre mí, y aunque sus labios no pronunciaran palabra, yo me lo tomé como un impulso para desahogarme, aunque fuera un poco— Mi madre no es alguien fácil de tratar, es demasiado superficial y se guía por las apariencias. Yo me quedé con ella porque obtuvo mi custodia al principio, pero después, supongo, que sabía que mi madre en realidad estaba sola y pensaba que en el fondo si me tenía aprecio, pero solo me equivoqué.

Un breve silencio se extendió entre nosotros. Parecía que Namjoon estaba pensando que decir en estos momentos, o solo asimilando lo que había escapado de mi boca.

Puede que el golpe de realidad viniera ahora y después de esto se alejara por completo de mi.

— ¿Desde cuando estás sola con tu madre?— su tono de voz era bajo, y había sonado muy serio.

— Tenía cerca de 6 años cuando mis padres se divorciaron, mi madre consiguió la custodia y le quitó todo el que tenía a mi padre— en un gesto nervioso retiré mi mano de la de Namjoon y me abracé a mí misma.

Si me iba a ignorar ahora prefería que fuera de la forma menos dolorosa posible.

— Veo que ha sido muy duro para ti— me había adelantado unos pasos, pero el moreno había recortado la distancia poniéndose a mi lado de nuevo.

— Demasiado, pero me di cuenta demasiado tarde— mis dedos se curvaron sobre mi codo— Fue por eso que volví a casa, a mi verdadera a casa de la que mi madre me distanció.

— Donde naciste, supongo— asentí.

— Si, volví con mi abuela y mi padre— mis dientes atraparon mi labio inferior con nerviosismo.

Volvió a mantener unos segundos de silencio.

— Es tu punto de partida entonces, ahora solo queda escalar hacia arriba— pestañeé un par de veces antes de girar y mirar su perfil.

— Yo...me sorprendes— ahora fue el turno de Namjoon de mirarme con su ceño fruncido.

— ¿Por qué?— su lengua remojó sus labios y yo solo tragué saliva.

Supongo que ya que estaba siendo sincera me podría extender un poco más.

— Solo...normalmente la gente no me toma en cuenta, o simplemente tiende a burlarse de mi porque no tengo ni idea de como actuar o saber que decir para no estar fuera de lugar— desvié mi vista para mirar hacia el mar, no quería verle a la cara en estos momentos— Durante toda mi vida ha sido así, me han hecho de menos siempre, sobretodo mi madre, por lo que soy bastante rara y a veces retraída...

— No eres así, creéme— el moreno buscó mi mano para agarrarla con fuerza. Su dedo pulgar acarició el dorso de mi mano con suavidad y pude sentir un cosquilleo agradable, siempre sentía un cosquilleo agradable cuando el cogía mi mano— ¿Puedo hacerte una pregunta?

Una respiración entrecortada salió de mi boca mientras asentía lentamente.

Tenía tanto miedo de lo que me pudiera preguntar ahora.

— ¿Por qué Eva?— fruncí mi ceño un segundo antes de mirarle.

— ¿Eh?— Namjoon mantuvo la mirada en mí y repitió.

— ¿Por qué elegiste Eva como nombre? En Venecia, ¿recuerdas?— asentí con lentitud.

—Yo...viene del latín, lo acorté para que sonara algo más mundano...— mi lengua remojó mis labios, justo como había hecho él momentos atrás— El nombre que escogí era Evado, del latín escapar, evadir, liberarse...Supongo que estaba demasiado desesperada ese día.

— ¿Y ya no lo estás?— mis labios se tensaron en respuesta.

¿Ya no lo estaba? No lo sabía de seguro. Si me preguntas eso al principio de este viaje la respuesta hubiera sido un rotundo sí, en mayúsculas, pero ahora...ahora la situación no estaba mucho mejor, pero paradójicamente no me sentía igual de ahogada que al principio.

Desde que conozco a Namjoon había dejado de ahogarme.

— ¿Soy sincera?— el moreno asintió mirándome fijamente— No tanto como al principio. Siento que la cuerda de mi cuello se ha aflojado y ahora puedo ver todo desde una nueva perspectiva. Te tengo que dar las gracias por eso, tú me has ayudado un montón con eso, aunque creas que no has hecho nada, yo siento que me has salvado la vida.

Retiré mi mirada de su rostro, sintiendo como mis mejillas se calentaban, como siempre lo hacían cuando se trataba de él.

— Muchas gracias por eso que has dicho, aunque no lo creas significa mucho para mí— Namjoon bajó su mirada y carraspeó roncamente— Creo que ahora me toca ser sincero a mí...

Le corté antes de que continuara.

— No tienes que hacerlo si no quieres...que yo te haya contado esto no significa que tú estés obligado a hacerlo también— él negó mirándome con una sonrisa de labios cerrados.

— No Jana, quiero hacerlo, siento que necesito hacerlo— su mano rascó su nuca de forma nerviosa— Siento que tú me entenderías mejor que nadie.

— Oh...—mis labios se entreabrieron en una "o" perfecta.

Solo guardé silencio.

— Yo he estado en tu situación, hace unos años...— su lengua remojó sus labios y su mirada se perdió en el mar— No fue con mis padres, pero si que he luchado muchos años por encajar en un sitio donde parecían no quererme ni en pintura. En mi caso, fue en la época en la que empecé a trabajar, o al menos a intentarlo para demostrar que si podía hacerlo, que estaba cualificado para estar en la posición que quería. Lo peor de todo fueron los comentarios. Cuando salió nuestro primer trabajo, el mundo se había dividido. Algunos les gustaba y otros nos odiaban por el simple hecho de ser nosotros. No aguanté mucho la presión al principio, solo quería huir y desaparecer. Llegué a pensar que era demasiado ambicioso pensando en que sí lo podía lograr. Todo parecía haberse vuelto en mi contra y no sabía como gestionarlo.

— Ser una marioneta del mundo...acoplarse a lo que parece correcto aunque eso te queme por dentro...— Namjoon pestañeó un par de veces antes de asentir.

—Sí...es justo eso, no sabía muy bien como actuar en ese entonces, estaba demasiado perdido— tensé mis labios.

— Te entiendo demasiado bien.— mi tono había sido amargo.

Muy triste para poder plantearse ese estilo de vida como una realidad.

— Luego empezaron a llegar en masa todos los comentarios de odio. Los comentarios positivos era ínfimos, los medios hablaban pestes de nosotros y las radios tiraban a la basura los Cds que les mandábamos en promoción. Nadie estaba interesado y todo el mundo nos decía que era mejor que desapareciéramos...— mi mano dio un leve apretón a la suya cuando noté como su voz parecía romperse— Me costó demasiado adaptarme, aún no estoy seguro de haberlo logrado. Soy muy inseguro conmigo mismo, aunque aparente no serlo, la verdad es que soy un verdadero caos por dentro. Trato de analizarlo todo y hacer lo que parece ser correcto, aunque no lo quiera...dios, si solo llegaras a leer un pequeño porcentaje de los comentarios que me llegaban te asustarías de verdad.— su mano libre revolvió su pelo y sus dedos se entrelazaron con más fuerza en los míos— Lo peor es que alguna vez me llegué a plantear hacer algunas cosas que me decían, menos mal que me detuvieron a tiempo.

Un nudo se había formado en mi garganta, y las lágrimas picaban en las esquinas de mis ojos deseando deslizarse por mis mejillas. Él y yo éramos muy parecidos, formados y moldeados por los mismos patrones a pesar de la cultura tan opuesta en la que habíamos crecido.

— Has tenido mucha suerte, demasiada, y quien quiera que sea el que te detuvo de hacer una locura...vale la pena— estaba mirando al suelo y mi tono había sonado como si de un susurro se tratase— Ese tipo de personas valen mucho la pena.

Namjoon asintió, y sentí como posaba su mirada en mí mientras sus dientes atrapaban su labio inferior. Parecía que quería decir algo, pero yo me adelanté.

— ¿Puedo hacerte una pregunta?— el moreno hizo un sonido en afirmación con su garganta— ¿Por qué Levis?

Sus labios formaron una sonrisa de medio lado, y frenando el lento andar que llevábamos, se giró de cara al mar, perdiendo su mirada en el balanceo hipnótico de las olas.

— Es del latín...— abrí los ojos sorprendida por la coincidencia— Lo leí en un libro de literatura cuando iba al instituto, nuestro profesor era un apasionado de la literatura europea, sobretodo de los grandes autores de la parte de Gran Bretaña, España y Francia. Él siempre nos decía que las lenguas europeas provenían del latín en su mayoría, y que muchas de las obras tenían vocabulario en desuso actualmente...—se cortó a sí mismo y sacudió su cabeza como si se regañara mentalmente. Intenté sonreír de lado, dándole a entender que no me importaba, que me gustaba escucharle, porque en verdad así era— El caso es que un día investigué, y me aprendí algo del vocabulario, y me acordé de Levis y su significado;  ligero y liviano, suave y luz...son cosas que me gustaría trasmitir en el futuro. Poder ser esa persona que con su música sea capaz de quitar algo del peso de los hombros de alguien, dar un ápice de luz a un mal momento, poder ser esa suavidad en un momento duro y áspero. Solo quiero ser alguien que pueda aportar algo positivo a toda la negatividad del mundo, quiero dar aquello por lo que yo rogaba cuando estaba en ese lado. Alguien con el que me pueda sentir identificado en un momento difícil, que a través de sus letras pueda encontrar algo a lo que aferrarme...solo quiero ser ese tipo de persona...por eso pensé que Levis era la definición perfecta de lo que quería ser en ese momento.

Mi mano se soltó de la suya y fue corriendo hacia mi mejilla para retirar la lágrima que había caído rebelde por la esquina de mi ojo.  Namjoon, al dejar de sentir el contacto de mi palma contra la suya, bajó su mirada para mirar mi rostro, el cual estaba tapando con mis manos.

No quería que me viera llorar.

— ¿Estás bien Jana? ¿Necesitas algo? ¿Tú inhalador quizá?— negué con la cabeza y bajé mis manos a mis costados.

Sus manos se habían posado con preocupación sobre mis hombros, y me sorprendí al notar lo grandes que sus manos eran. La calidez de sus palmas se extendía por mis hombros, dejando un tenue cosquilleo que me sacó una sonrisa.

Una sonrisa de verdad.

Namjoon pestañeó sorprendido, y noté como sus ojos bajaban rápidamente hacia mi boca, como si estuviera soñando.

Y sí, la situación era demasiado rara si la mirabas desde fuera. Un chico con las manos apoyadas en los hombros de una chica mientras esta dejaba escapar alguna que otra lágrima emocionada y sonreía como una idiota por primera vez en mucho tiempo.

— Ya lo hiciste...eso que acabas de describir ya lo hiciste— mi nariz se arrugó con algo de gracia mientras trataba de quitar las lágrimas de mis mejillas.

Namjoon seguí en shock.

— ¿Eh?— el moreno pestañeó un par de veces y yo solo pude volver a sonreír de forma sincera dejando escapar una pequeña carcajada.

No me reconocía, y parecía ser que Namjoon tampoco.

— Ser la luz de alguien, darla esperanza...lo hiciste conmigo, me has ayudado en muchos más sentidos de los que crees, ya te lo dije— Namjoon sacudió su cabeza y volvió a observarme fijamente.

Sus ojos brillaban demasiado, y eso...eso me gustaba mucho.

— Has sonreído...— mis cejas se elevaron y solo pude inclinar la cabeza hacia un lado confusa. ¿Sólo se había quedado con eso?— Has sonreído Jana, por mí, te he sacado una sonrisa.

Abrí y cerré la boca de golpe. Estaba sorprendida, realmente sorprendida que solo se hubiera quedado con eso.

¿Se lo tendría que repetir?

— Yo...— verdaderamente no sabía que decir.

Puede que le hubiera horrorizado mi sonrisa, sí, él estaba en shock porque había sido horrible. Estaba segura.

—¡Has sonreído Jana!— estaba gritando, muy alto, y parecía muy emocionado.

Ya no estaba tan segura de lo que sentir al respecto.

— ¿Sí?— mis ojos estaban muy abiertos y mi tono había sonado muy poco confiado.

¿Qué se supone que debo hacer ahora?

— ¡Sonreíste por mí! ¡He sido yo!— parecía un niño emocionado.

Un niño muy grande y que se veía demasiado guapo.

Por dios Jana, ¿en qué piensas? Ahora me estaba sonrojando.

Aunque él no pudo apreciarlo mucho, por que de un momento a otro sus brazos me estaban rodeando y mis pies ya no tocaban el suelo. Namjoon daba vueltas sobre sí mismo, dando gritos de júbilo y de emoción mientras anunciaba por todo lo alto que me había hecho sonreír. Yo estaba algo en shock por esa reacción, una que era la que menos me esperaba de todo lo que podría haber sido.

Y aunque me podría haber quedado completamente estática mientras él me sacudía de arriba a abajo como si fuera un saco de patatas, dejé que su emoción me envolviera a mí también, pareciendo ambos dos completos locos en mitad de la playa, con toda una terraza llena de personas por espectadores. Una carcajada que salió de mi garganta, plena y sincera, acompañó a los gritos que daba Namjoon, quien también comenzó a reír. Mis manos se habían apoyado en sus hombros, sujetándome como podía por las vueltas que estaba dando, y cuando pareció cansarse me bajó con lentitud, sintiendo como su pecho subía y bajaba entrecortadamente mientras su voz se encargaba de reproducir las carcajadas restantes que le quedaban. Yo le imitaba, completamente embriagada de su emoción, y a medida que mis pies fueron tocando la arena de nuevo, mis manos fueron bajando lentas por su pecho.

Nuestros ojos estaban conectados, y ambos debíamos tener el mismo brillo en ellos. Ambos rostros adornados con una sonrisa de verdad, una la cual Namjoon no dejaba de mirar embelesado, y casi sobre mis labios le escuché susurrar.

— Tienes la sonrisa más bonita que he visto en mi vida— mis manos estaban apoyadas en sus pectorales, y estaba tan ida que no me estaba dando cuenta de la poca distancia que nos separaba.

Creo que ni él mismo se estaba dando cuenta, y la verdad es que ni me importaba en estos momentos.

Mis ojos bajaron a sus labios sin darme cuenta, y antes de si quiera pensarlo, él ya se estaba acercando hacia mí con la mirada fija en los míos.

Creo que nos vamos a besar...oh dios mío ¡nos vamos a besar!

Tragué profundamente, salteando mi mirada entre sus labios entreabiertos y sus ojos, que se habían fijado en mis labios, encontrándose medio cerrados. Me acerqué de igual forma que él, con lentitud, y de forma nerviosa, traté de dar una profunda respiración para mentalizarme de que nuestros labios iban a tener contacto, y creo, que él hizo lo mismo, porque de un momento a otro sentí un hilillo de aire, casi como un suspiro, acariciarme los labios.

Sus manos se había mantenido fijas en mi cintura, y había notado como sus dedos se habían curvado levemente, como si se estuviera reteniendo a sí mismo de pegarme hacia él de la forma en la que quería. Por mi parte, no pude evitar esconder el temblor nervioso que se había iniciado en mis manos, muy tenue y apenas perceptible, pero que seguramente él estaba notando por el contacto.

Y nunca pensé que estaría deseando este momento tanto, al menos no lo había contemplado en mi mente hasta este momento, donde sus labios parecían ser la cosa más apetecible del mundo.

Pero yo nunca he sido una chica con demasiada suerte en la vida, a la vista está hasta el momento, porque justo en el momento en que ambos habíamos cerrado los ojos por completo para completar el recorrido que nos faltaba, que no era mucho tampoco, un trueno decidió caer con un estruendo demasiado fuerte como para no sorprenderse.

Ambos nos separamos de golpe, asustados y volviendo a la realidad, dándonos cuenta de lo que habíamos estado apunto de hacer. Me llevé una mano a mis labios, como si los estuviera cubriendo por seguridad, pero en realidad no tenía ni idea de por qué lo hacía realmente. Namjoon y yo teníamos los ojos muy abiertos y las mejillas completamente enrojecidas.

Ninguno se veía capaz de decir nada, así que, antes de que se viera más incómodo, me aventuré a hablar.

— Parece que va a llover...— mi lengua repasó mis labios inconscientemente, y mis manos habían bajado a la falda de mi vestido alisándola— Creo que deberíamos volver con el resto...— miré hacia el cielo, tratando de saltear la mirada de Namjoon, la cual se había fijado intensamente en mis labios, y comencé a andar pasándole como un rayo hacia las escaleras.

Él carraspeó tras de mí. Yo frené en seco, completamente atacada de los nervios y tratando de gestionar mi no-beso que se había sentido casi como uno, y me di la vuelta intentando parecer serena.

Bien, era un fracaso en ello.

— Jana...— su tono de voz era ronco y grave, y yo, como acto reflejo, solo tragué saliva muy profundamente— Tus sandalias...— se agachó a recogerlas de la arena y las sacudió con lentitud.

Parecía que él había procesado más rápido que yo lo que acababa de no-pasar. ¿Por qué parecía tan seguro?

— Sí...cierto, se me olvidaba...— me acerqué muy veloz hacia él, arrebatándole lo más rápido que pude las sandalias de la mano, y completamente roja como un tomate me volví a dar la vuelta antes de que me viera.

Bueno, eso fue otro fracaso de mi parte.

Me encaminé hacia las escaleras con una velocidad pasmosa. Le había dejado atrás muy rápido, y no tenía muy seguro si podría aguantar mucho rato alrededor de él sin que me explote la cara primero.

Porque si de algo estaba segura, era de que este día, este momento y sobretodo, todas estas emociones, no las iba a olvidar nunca en mi vida.

A él no lo iba a olvidar nunca en mi vida.

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Holooooooooooo,

¿Cómo estáis? Espero que muy bien🥰

Aquí os traigo otro capitulillo, dando ya por finalizado esta gran aventura por Europa, de la que queda un pequeño capítulo de transición (el siguiente vaya) para dar comienzo a otra etapa distinta. Y bueeeeeeeeno, siento el CASI beso, pero sé que cuando llegue ese momento lo vais a amar (básicamente porque ya lo he escrito y creo que me he muerto de la ternura).

Por otro lado, ¿qué os ha parecido este capítulo? ¿Qué os ha parecido su manera de abrirse al otro?, y, ¿los significados de los nombres? ¿Os esperabais eso? Os leo😊

Hablando de otro tema, NUESTROS CHICOS CONSIGUIERON LA NOMINACIÓN AL GRAMMY YAS, aunque sigo algo enfadadilla porque no les han dado las nominaciones que merecen (no digo que otros artistas no lo merezcan, pero hay nominaciones objetivas ejem Álbum of the year ejem, que se basa en las ventas e impacto, y vamos, los números están ahí xd) Peeeeeeeero, al menos es un comienzo y espero que en un futuro les den el reconocimiento que merecen (y a otros artistas también; [el robo a blinding lights ha sido too much])

Bueno, yo me despido aquí, espero que os haya gustado el capítulo;

Nos leemos el jueves que viene chikis;)

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