25
Namjoon
La conversación en la mesa se mantenía viva gracias a la hermana de Jana. Nunca había visto a una persona que supiera mantener el hilo de una conversación tan fluida como ella, a pesar del idioma.
— Entonces, ¿los tres sois de Corea del Sur?— su tenedor nos señaló y una de sus cejas se alzó curiosa.
— Si, de allí somos todos— Seung respondió haciendo que la ceja de la pelirroja bajara.
Era gracioso ver como su ánimo subía o decaía depediendo quien contestara de los tres, y sabía que eso a Seung le estaba llevando por la calle de la amargura.
— Bueno, creo que tendremos que ir a Corea del Sur hermanita— su mirada se desvió hasta la castaña a mi lado, quien había estado sumida demasiado tiempo en el limón de su Coca-Cola — Si todos los tíos de allí son como estos tres quiero ir a por uno, preferentemente con la personalidad de Namjoon, si tengo que aguantar a otro como el imbécil mejor me quedo en casa.
Casi me atraganto de la risa al ver como mi amigo bufaba por lo bajo.
— Oye, ¿te pasa algo conmigo?— la pelirroja dejó el tenedor en su servilleta y cogió su botella de cerveza.
— Sí, mira que no suelo ser rencorosa, pero desde casi tiraste a mi hermana del barco te tengo cierto retintín— Irune empinó su botella de cerveza para dar un largo trago.
Abrí mis ojos tratando de aguantar la risa que quería nacer desde el fondo de mi garganta. Jana levantó su mirada hacia su hermana, y por la forma que la miró sabía que la estaba regañando.
— Wow, menunda bomba que es la española, eh amigo— desvié mi vista hacia el amigo de Seung, Jake, que por lo que tengo entendido está en Dinamarca por trabajo, y habíamos quedado con él aquí solo porque mi amigo había querido aprovechar para saludarlo— Me gusta esta chica...— el pelinegro la miró esperando que ella completara la frase.
— Irune tío, me llamo Irune— ella elevó la cerveza hacia arriba en señal de saludo antes de beber.
— También la puedes llamar la loca o desquiciada, depende en que estado emocional te la encuentres— Seung dio un sorbo a su cerveza y la pelirroja le fulminó con la mirada.
— Habló el gilipollas...— siseó en español, a lo que tanto Jana y mi amigo levantaron la cabeza como resortes.
— ¡Irune!— una sonrisa cruzó mi rostro al escuchar la queja procedente de su voz.
— No entiendo el qué me has llamado ahora, pero deja de insultarme— Jake y yo agrandamos los ojos escondiendo nuestras risas de nuevo. La pelirroja por su parte solo giró su cabeza alzando una de sus cejas antes de mirar a Jana de nuevo.
— Joder, lo que me faltaba, que este ahora me entienda cuando lo insulto— Jana entreabrió sus labios e inclinó su cabeza hacia un lado hacia la pelirroja.
— Irune por favor te lo digo, compórtate— la pelirroja puso los ojos en blanco ante lo que había dicho la castaña.
Nadie en la mesa lo entendió, pero a mi me encantó como sonaba su voz cuando hablaba en su idioma.
¿Le gustaría la mía cuando hable en coreano?
— Bueno, y la otra belleza en la mesa, ¿quién es?— mi mirada se desvió hacia Jake, quien había posado sus ojos en Jana.
No me había gustado como había sonado su tono cuando se había dirigido hacia Jana. Sabía por mi amigo, que él llevaba varios años viviendo en Europa, pero sus raíces eran coreanas, y hablar de ese modo, sin respeto, a cualquier persona no estaba bien visto.
O tan solo era yo queriendo condenar su forma de expresarse porque su forma de hablarle me había quemado por dentro.
-- Jana, me llamo Jana— sus dedos se curvaron alrededor de su vaso de Coca-Cola .
Sabía que hacia eso cuando la atención estaba sobre ella, era una señal de nerviosismo. Me había podido percatar de ello cuando estuvimos ayer por la tarde en la cafetería charlando y tomando un café.
Eso había sido lo más cercano a una cita que había tenido en toda mi vida.
— ¿Y qué eres de la loca?— Irune entreabrió sus labios ofendida y yo desvié mi vista hacia Seung frunciendo mi ceño.
Irune inclinó su cabeza hacia un lado y sonrió maliciosa.
— Su hermana, y te aseguro que en algún momento cuñada de tu amigo— los ojos de Jana se agrandaron y sus mejillas se tornaron rojas.
Ella se sonrojaba muy fácilmente. Me gustaba mucho verla sonrojada.
— ¿Ah si? ¿Y quién te dice eso?— el ceño de Seung se había fruncido y me había lazado una mirada confusa.
Miré de reojo hacia Jana, quien se había concentrado de nuevo en su Coca-Cola mientras se tocaba las mejillas. Mordí mi labio inferior nervioso mientras miraba su perfil lo más disimuladamente que pude.
La idea no me produjo rechazo, es más, me agradaba.
— Chaval, tienes que estar ciego si no ves la química que tienen esos dos— su dedo nos señaló mientras sus labios se estiraban en su rostro— Y aunque no voy a hablar mucho sobre esa tensión que se traen, estoy segura que algún día se acordaran de mí.
— Si bueno, no creo que eso llegue a ocurrir nunca— el ceño de la pelirroja se frunció, y mirando a su hermana de reojo apoyó los codos en la mesa.
Mis dedos se curvaron sobre el reposabrazos, tratando de no cambiar la expresión de mi rostro.
— ¿Ah sí? ¿Y quién te dice eso?— mi mirada, al igual que la de Jake, estaba fija en el rostro de Seung.
— Pues lo digo yo pedazo de loca— mis cejas se alzaron sorprendidas por la contestación de mi amigo.
El rostro de Irune se contrajo, y supe por su expresión que no le había gustado ni un pelo como le había contestado mi amigo, pero antes de que pudiera decir algo, la risa de Jake rompió la tensión del ambiente.
— Madre mía chicos, más que Namjoon y Jana, los que verdaderamente se van a liar sois vosotros— agrandé mis ojos y rápidamente tapé mi sonrisa con la mano.
Vi a Jana encogerse en su silla, fijando su vista hacia el suelo, mientras trataba de aguantarse la risa.
— ¡¿Qué?! ¡¿Yo?!— Seung e Irune se señalaron a sí mismos agrandando mucho sus ojos.
Mi mirada bailó de mi amigo hasta Irune volviendo de nuevo a mi amigo. Sus expresiones de horror y pánico eran demasiado graciosas como para no reirme.
— Donde las dan las toman, hermanita— Jana había cogido su Coca-Cola para darla un sorbo mientras tenía una mirada juguetona sobre su hermana.
Creo que me acababa de enamorar de la forma en la que sus ojos se veían en ese momento.
— Parece que tu hermana ha estado esperando hasta este momento para decirte eso— Jake dio un sorbo a su cervada mientras se recostaba en su silla— Pero ahora en serio, ¿de verdad sois hermanas?
Mi vista fue a parar a Jana, quien había cogido su tenedor por primera vez para pinchar unas patatas y mojarlas en la salsa.
Ella ahora estaba más cómoda, lo podía notar en su postura.
— Hermanastras— sus ojos verdes se fijaron en Jake, y el pelinegro la sonrió, cosa que me hizo hacer una mueca— Pero bueno, no nos hace falta tener lazos de sangre para hacernos familia.
— Bien dicho, Jani— Irune se había recostado en su silla mirando a su hermana mientras se llevaba a la boca las patatas que había pinchado.
Una expresión de gusto se formó en su rostro a medida que iba masticando. Podría estar mirando sus expresiones por horas y no me cansaría.
El carraspeó de Seung hizo que desviara mi mirada hacia él, quien me observaba con una ceja alzada.
— Y bueno, ¿desde cuando sois hermanastras?— Irune bufó al escuchar a mi amigo, cosa que me hizo sonreír al ver como Seung rodaba los ojos.
— Mis padres se divorciaron cuando tenía como 6 años— Jana dejó el tenedor sobre la servilleta que había cogido— Después de eso mi padre subió hacia el norte de España para trabajar, y allí conoció a la madre de Irune. Creo que yo tenía como unos 9 cuando nos presentaron.
— Yo tenía 5– la pelirroja dio un sorbo a su cerveza mirando hacia Jana— Desde que conocí a Jani tuve como un flechazo con ella, la seguía a todas partes.
Jana sonrió con sus labios sellados, como si estuviera recordando toda su niñez.
— Mira, si ya apuntaba a maneras de loca desde pequeña— Irune frunció su ceño y miró a mi amigo.
— Sí, pues cuidado con la loca, que voy y en un brote psicótico te tiro por un barco— una sonrisa escapó de mis labios y la carcajada de Jake no tardó en resonar.
Jana solo suspiró negando con la cabeza.
— Ella era un terremoto desde pequeña, cuando ella tenía como 7 me dio un susto de muerte— se llevó el vaso de Coca-Cola a los labios para dar un sorbo— Estábamos en la casa de la abuela de vacaciones, y habíamos ido a la playa a pasar el día. Yo estaba con mi padre surfeando, y este terremoto no se le ocurrió otra cosa que meterse mar adentro por la zona de los surfistas.
Irune bajó su mirada hacia la mesa escondiendo una sonrisa, y yo me acomodé para observarla mientras relataba la anécdota que la había sacado media sonrisa mientras miraba a su hermana.
Me tranquilizaba de sobremanera mirarla con esa expresión relajada.
— ¿Pasó algo grave?— mi voz había resonado algo preocupada, aunque esa no había sido mi intención.
Los ojos de Jana dieron con mi rostro, y yo sentí como la calidez se alojaba en mi abdomen.
— Se la tragó una ola, pero tuvo muchísima suerte de que ningún surfista la diera con la tabla— sus ojos dieron con la sonrisa de su hermana.
— Pero mira, estoy entera— Irune me guiñó un ojo con una sonrisa pícara y Jana solo puso los ojos en blanco.
— Por desgracia— mi ceño se frunció hacia Seung y pude notar como Jake le dio un codazo que hizo que su brazo cayera del reposabrazos.
— Bueno, el socorrista tuvo que sacar a todos los surfistas para sacarla a ella, estuvo como 5 minutos sumergida y la tuvieron que hacer el boca a boca— Jana cogió su tenedor de nuevo y pinchó unas patatas, yo la imité— Oh, ese día también descubrimos que era alérgica a la picadura de las medusas, asi que terminamos en urgencias con ella entubada.
Jana se llevó las patatas a la boca, y mientras las saboreaba en su boca, su mirada quedó estática en el rostro pálido de mi amigo.
Sentía que eso había sido un jaque mate.
— Yo...— Irune suspiró terminando su cerveza.
— Tío, tocado y hundido, no hace falta ni que lo intentes— me llevé las patatas a mi boca, y tragándolas lo más rápido que pude traté de intervenir para cortar la tensión.
— ¿Y qué se te cruzó por la mente para entrar de esa manera al mar?— Irune fijó su vista en mí.
— Pues bueno, yo era fiel seguidora de mi hermana, y si ella surfeaba pues yo también, aunque apenas estuviera aprendiendo a nadar— volvió a coger el tenedor para pinchar unas patatas.
Jana cogió su vaso de Coca-Cola para darle otro sorbo.
— Una inconsciente, eso es lo que era— los ojos de Irune se empequeñecieron escondiendo una sonrisa.
— Seré una inconsciente, pero soy tú inconsciente— la mesa se llenó de carcajadas, y pude ver de reojo como los hombros de Jana temblaban y sus ojos brillaban divertidos.
Me encantó mucho presenciar esa imagen. Ojalá algún día sea testigo de una sonrisa plena por parte de ella.
Preferentemente provocada por mí y dedicada solo a mí.
— Entonces, ¿sois de la parte mediterránea?— Jake dio otro sorbo a su cerveza con su atención puesta plenamente en Jana— He oído que esa es una parte muy bonita de España.
Irune elevó una de sus cejas y Jana arrugó su rostro en una mueca.
Sonreí para mis adentros.
— Mmmm no, no somos de la costa mediterránea, ¿que te hizo pensar eso?— Jake inclinó su cabeza confuso y yo mordí mi labio inferior tratando de contener la satisfacción interior que me estaba surcando en esos momentos.
Desvié mi vista hacia Jana.
— No lo sé, como dijistéis vacaciones en la playa simplemente lo asumí— sus hombros se elevaron como restándole importancia y Irune soltó una carcajada.
— No pasa nada, típico error de los extranjeros, la costa mediterránea es como un jacuzzi para nosotras— mi ceño se frunció y miré hacia Irune.
— ¿Un jacuzzi?— mi tono había sonado divertido.
— Sí— mis ojos se desviaron hasta Jana, quien había puesto sus manos alrededor de su vaso de Coca-Cola— Nosotras somos de la costa cantábrica, mucho más bonita que la mediterránea— sus ojos dieron con mi rostro, y creo que mis mejillas se sonrojaron cuando ella me guiñó un ojo cómplice.
Ella también se sonrojó tras agrandar sus ojos, cosa que me hizo reprimir una sonrisa.
— Entonces, ¿Galicia tal vez? ¿o País Vasco?— Jake volvió a intentarlo llamando la atención de Jana.
— ¿Has estado en España alguna vez?— Jake asintió con una sonrisa y Jana se la devolvió con sus labios cerrados.
Eso no me gustó.
— Sí, estuve en Ibiza con unos amigos, y después en Barcelona por trabajo— Irune elevó una de sus cejas y salteó su mirada entre Jake y Jana, como si tratara de descubrir algo— Se come realmente bien por allí, y el ambiente es increíble.
— ¿Puedo serte honesta?— los dedos de Jana tamborilearon en la mesa— Bueno, os lo voy a ser a los tres, por si alguna vez vosotros dos vais a España— mis ojos se fijaron en ella— Madrid y Barcelona son increíbles, no lo voy a negar, e Ibiza es la isla de la fiesta, pero verdaderamente la belleza de España no está en esos sitios.
— Bien dicho hermanita— Irune la sonrió elevando su botella de cerveza ya vacía.
— ¿Y dónde nos recomendarías ir?— apoyé mis brazos en los reposabrazos y me incliné lo suficiente como para poder mirarla.
Ella inclinó su cabeza hacia un lado, dejando una de sus manos sobre la mesa con sus dedos tamborileando la superficie.
— Bueno, eso depende de tus gustos, ¿te gusta el calor? entonces el sur y el mediterráneo es lo tuyo, incluso las islas Canarias si quieres un tiempo más tropical— su vista se despegó de mí y la salteó entre Jake y Seung— ¿os gustan las temperaturas más fresquitas? el norte entonces es para vosotros, paisajes verdes, montañas y mar, lo tiene todo.
Jake la sonrió.
— Me lo has vendido muy bien, creo que planearé un viaje a España en breves— la guiñé uno de mis ojos haciendo se sonrojara.
Me di una palmada en la espalda mentalmente.
— ¿Y de qué parte sois vosotras?— los ojos de Jake se posaron sobre Jana intensamente y ella, desviando su mirada hasta él, se removió incómoda en el asiento.
Controlé la mueca que quería formarse en mi rostro y miré a Jake. Sentí la mirada de Seung sobre mí, pero no me importó.
Deja de mirarla así.
— Norte, norte, para ser más específicos Cantabria— Irune se apoyó en la mesa mirando hacia Jake, quien se vio obligado a cambiar su mirada hacia la pelirroja— Aunque yo soy del País Vasco, pero vamos, vasca de nacimiento, cántabra de corazón.
Bien hecho Irune, bien hecho.
— ¿Y eso donde queda?— Irune elevó una de sus cejas y yo quise cubrirme la cara con mis manos.
¿No te han dicho que en el norte? Será imbécil.
— En el norte centro, pegado al mar, mucha perdida en google maps no tiene crack— Jana miró a su hermana con los ojos abiertos y ella solo puso sus ojos en blanco.
Seung carraspeó llamando la atención de la mesa.
— ¿Os habéis criado aquí?— él giró su móvil en la mesa para enseñarnos un paisaje completamente verde y con montañas al fondo. La foto había sido tomada justo en lo que parecía una puesta de sol.
Era completamente hermoso.
— Si, eso es Cantabria— Jana sonrió con sus labios cerrados y Seung asintió volviendo a mirar la foto.
— Parece un sitio muy tranquilo— Irune asintió.
— Si sabes ir a los sitios correctos lo es, es horrible cuando llega el verano y vienen todos los madrileños a la playa— Irune volvió a recostarse en su silla mirando hacia su hermana— Aunque es gracioso ver como ven las puestas de sol como si estuvieran descubriendo América por primera vez.
— Irune...— la pelirroja puso los ojos en blanco de nuevo.
— Lo siento, pero no puedo con la gente de Madrid— Jana negó con la cabeza como si la diera por perdida.
— ¿Y eso? ¿A quién has asustado tú ahora?— Seung miró a Irune con un gesto divertido.
Ella chasqueó la lengua y volvió a poner los ojos en blanco.
— A nadie, pero una persona en mente si que tengo— sus ojos fueron a parar hacia su hermana quien se tensó de inmediato.
Fruncí mi ceño viendo como Jana bajaba su mirada para jugar con sus manos sobre su regazo.
No me gustó nada ver como se apagaba de un momento a otro.
— Que miedo das pelirroja, que miedo das...— Irune dio un fuerte suspiro y miró hacia Seung.
— A ti si que debería darte miedo...— mi lengua remojó mis labios completamemte ajeno a las palabras que se dedicaban mi amigo e Irune.
Mis ojos estaban completamente fijos en Jana, quien se había hecho pequeña en su asiento, como si algo derrepente la hubiera afectado un montón. Supe de inmediato que eso lo había provocado algo de lo que había dicho Irune. Mis labios se tensionaron en una fina línea y mis ojos bajaron hacia sus dedos que jugaban nerviosamente sobre su regazo, y pude percatarme que la uña de su dedo pulgar estaba arañando el dorso de su mano fuertemente. Si seguía a ese paso iba a hacerse daño.
No lo pensé mucho, y creo que nadie se dio cuenta en la mesa, del momento que estiré mi mano bajo la mesa para atrapar los dedos nerivosos de Jana. Mi mano cubrió las suyas haciendo que su rostro se elevara hacia el mío. Mis ojos clavados en sus orbes verdes, los cuales se habían agrandado sorprendidos. Sus pestañas revolotearon un par de veces antes de relajar su expresión.
No me gustó la tristeza que vi reflejada en su mirada.
Su pecho se elevó con la respiración que tomó, y de a poco fui aflojando el agarré de mi mano hasta terminar acariciando con mi dedo pulgar la zona en la que su uña había estado arañando. La calidez de su piel contra la mía se sintió demasiado bien, e intentando disimular el conflicto de emociones de mi interior giré mi rostro mostrándole mi perfil a Jana.
Sus ojos seguían puestos en mi perfil, y con lentitud fui apartando mi mano de la suya hasta dejarla apoyada en el reposabrazos. Moví mis dedos, sintiendo un cosquilleo en mis yemas que gritaba que volviera a poner mi mano entre las suyas.
Porque sí, porque se sentía demasiado bien como para no experimentar un poco más.
— Chicos— llamé la atención de Seung e Irune, quienes se habían sumido en una discusión llena de insultos por ver quien picaba más al otro. Jake era un mero expectador de todo aquello— ¿Qué os parece si vamos todos a los jardines de Tivoli? He oído que es algo de Dinamarca que no te puedes perder.
Irune giró su rostro hacia el de su hermana, quien seguí mirándome atentamente.
— ¿No querías ir tu allí?— Jana asintió desviando su mirada letamente hacia su hermana.
Parecía que lo había hecho a regañadientes.
— Si, me gustaría sacar fotos allí— sus manos se apoyaron en los reposabrazos, y no pude evitar mirar lo cerca que estaba su mano de la mía.
Tal vez, si estirara mi dedo meñique podría volver a tocarla.
— ¿Eres fotógrafa?— Jake había vuelto a posar su mirada en Jana— Si ese es el caso, allí podrás sacar fotos fantásticas, es un sitio lleno de vida.
Jana negó con la cabeza fijando sus ojos en el rostro sonriente de Jake.
— No, no soy fotógrafa, solo me gusta sacar fotos— me fijé en sus dedos tamborileando nerviosos sobre el reposabrazos.
Ella tamborileaba los dedos cuando se ponía nerviosa, lo hizo ayer en la cafetería y lo ha hecho hoy cada vez que tenía que intervenir en la conversación.
Ojalá pudiera hacer algo para que ella se relajara.
— Ella está haciendo un doctorado— mi voz había sonado sin pensarlo, pero mis ojos estaban puestos en sus dedos, los cuales habían parado abruptamente.
Ahora ella me miraba a mí.
— Vaya...¿cómo sabes tu eso?— Irune había elevado una de sus cejas y me miraba con sus ojos entrecerrados.
Me encogí de hombros restándole importancia al asunto.
— Ella me lo dijo— Seung me frunció el ceño y simplemente negó la cabeza.
Jake nos miró curioso.
— Bueno, ¿que os parece si vamos tirando? No queremos que se nos haga tarde— Seung clavó sus ojos en mí, como si tratara de decirme algo, pero simplemente lo ignoré.
Ya sabía yo mismo cual era el peso de esa mirada, y no podía importarme menos.
— Quieto parado tío, ni te creas que vamos a hacer un sinpa'— creo que fue gracioso como los tres fruncimos el ceño para mirar a Irune.
Jana solo negó con la cabeza y llamó a uno de los camareros para pedirle la cuenta.
— ¿Sinpa'?— mi amigo trató de repetir lo mismo que había dicho ella, pero creo que sonó demasiado mal.
— Si, un sinpa'— Irune sonrió divertida volviendo a repetir esa palabra en español.
Creo que los tres estábamos tan sumidos en esperar una explicación a lo que fuera eso que había dicho que no me di cuenta cuando Jana puso un billete sobre la cuenta que había traído el camarero.
— Oye...— la castaña se giró hacia mí mientras guardaba su cartera en la mochila— No tenías que haber pagado lo de todos.
Ella negó estirando sus labios.
— No pasa nada, vosotros nos habéis invitado a sentarnos aquí y yo os invito como agradecimiento, y sobre todo por tener que aguantar el cotorreo de mi hermana— Seung miró hacia Jana negando con la cabeza.
— Hombre mujer, pero si te hemos invitado nosotros, además, ya contábamos con tu hermana en el paquete— miré agradecido hacia Seung, quien sabía que se sentía bastante apurado en estos momentos.
Tal vez se estaba dando cuenta de que ella no era como él pensaba.
— No se os va a caer el mundo encima porque una mujer os invite a unas patatas y unas cervezas— Irune se levantó de su silla poniéndose la mochila a sus hombros— Anda, vamos que a este paso se nos pasa el día.
Jana la sonrió en una mueca, y se levantó tras ella. Yo imité su acto con cara de estúpido y circunstancias en mi rostro. Creo que en mi vida me habían invitado a algo, con la excepción de ayer claro está.
Si estaba yo en la mesa ya asumía que el que pagaba era yo. Tan solo me libraba si iba con los chicos, ya que lo solíamos echar a piedra, papel o tijeras, o simplemente uno se ofrecía y ya.
Esto me había desconcertado bastante, y sabía que a Seung también.
También influía mi propia cultura. En Corea no es nada habitual que una mujer invite a tres hombres a lo que sea, sobretodo habiendo sido yo quien la había invitado a ella a la mesa con nosotros. Además, me había llamado la atención la gratitud con la que ella se había ofrecido a pagar, como si estuviera sorprendida por la invitación.
Para ser honestos, cuando las palabras salieron de mi boca apenas las registré en mi subconsciente. Mi mente todavía se mantenía en el momento tan íntimo que habíamos tenido mientras bailabamos en mitad de la plaza, completamete ajenos a todo el mundo a nuestro alrededor. Apenas pude mantener acallados los fuertes latidos de mi corazón, y creo que fui capaz de mantener a raya el temblor nervioso de mis manos cuando la sostuve entre mis brazos.
Sí, ese parecía un buen lugar para ella.
Pero aún así, todavía no era capaz de dar un nombre a lo que sentía cuando estaba con ella. Tan solo dejaba mis emociones fluir, y vaya si lo hacían. Todavía mis dedos picaban por volver a posarse sobre su cintura, por volver a sentir la piel de sus manos pegada a mi palma. Trataba de recordar todos los sentimientos que se reflejaban en las canciones románticas sobre el amor, pero ninguno se le acercaba.
Todo era superior, todo me sobrepasaba, y eso me confundía y desconcertaba.
Porque no era capaz de poner un nombre a todo esto que había empezado hace tan solo unos días.
Asi que, todavía sin saber muy bien que pensar o decir en ese momento, la seguí con la mirada mientras tratábamos de alcanzar los pasos de ambas españolas. Me estaba esforzando en descifrar el enigma que Jana comenzaba a representar para mí.
— Menuda bomba que son esas dos españolas, ¿eh?— Jake caminaba a un lado de nosotros, observándo como Jana e Irune hablaban entre ellas mientras observaban la pantalla del teléfono de la pelirroja.
— Ni que lo digas tío— Seung había fijado la vista en Irune, y frunciendo mi ceño le di un codazo.
— ¿A qué se supone que estás mirando?— Seung se sobó el brazo y Jake soltó una carcajada.
— Yo te lo digo, a la "loca", como él mismo la llama— Seung frunció su ceño y negó con la cabeza.
— Ni con un palo, fíjate tú lo que te digo, antes me meto a monje en el Tíbet— no pude evitar soltar una carcajada.
Eso no se lo creía ni él.
— ¿Te has convencido o lo sigues intentando?— Jake sonrió mirando hacia ellas otra vez, y mi ceño se frunció siguiendo el recorrido de su mirada.
Él estaba mirando a Jana, y eso no me gustaba.
Tampoco entendía el por qué no me gustaba.
— Lo que digas— Seung se encogió de hombros y señaló con la cabeza hacia las chicas, quienes parecían sumidas en una conversación algo acalorada.
Al menos eso parecía por el ceño fruncido de Irune.
— La castaña es muy guapa, pero muy callada— una sonrisa se formó en su rostro, y yo metí las manos en los bolsillos de mis pantalones— Aunque bueno, eso la hace más interesante.
Noté la mirada de Seung sobre mí, y sin darme cuenta mis manos se convirtieron en puños dentro de mis pantalones.
— Creo que deberías apartar tus ojos de ella amigo— Seung pasó uno de sus brazos sobre los hombros de Jake— Esa no es mujer para que fijes tus ojos en ella.
El pelinegro elevó una de sus cejas y miró hacia su amigo.
— ¿Por qué? ¿Tiene novio?— mis dientes atraparon mi labio inferior y antes de que pudiera frenarlo mi voz resonó entre los tres.
— Puede— Seung giró su cabeza para mirarme con el ceño fruncido, y Jake me observó con expresión confusa.
— ¿Puede?— una sonrisa ladeada asomó en sus labios mientras sus ojos me estudiaban profundamente.
Me aclaré la garganta en un gesto nervioso y subí una de mis manos para arrascar mi nuca. Elevé mi mentón y fijé mi vista en el andar de las dos chicas delante de mí, bueno, más específicamente mirando el perfil de Jana, quien estaba hablando a su hermana.
— Sí, puede— di un rápido vistazo hacia los dos chicos a mi lado antes de acelerar el paso para alejarme de ellos.
Un suspiro escapó de mis labios cuando ya me encontraba a medio camino de distancia de los chicos. No tenía la menor idea que me estaba ocurriendo, yo nunca me comportaba así y no me gustaba no tener el control de lo que se estaba produciendo en mi interior, pero aun así, el bienestar y la calidez que me envolvía opacaba todos los pensamientos racionales.
¿Cómo esto podría ser malo si se siente tan bien?
Pero aunque quisiera detenerlo sentía que no podía. Era completamente involuntario el dejarme llevar cuando de ella se trataba.
Carpe diem, Namjoon, carpe diem.
Después, ya lloraré en silencio.
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Holooooooooooooooooooooo,
¿Cómo estáis? Espero que estéis todos muy bien, y muy sanos.
Bueno, aquí os traigo otro capitulillo, que he tenido que dividir en dos, así que la semana que viene tendréis la perspectiva de Jana (aviso de que se viene intenso)
Y bueno, a mi me gusta el drama, bastante, por lo que también aviso de que os quedan unos pocos capítulos de tranquilidad antes de que se venga lo gordo😋
Pregunta, ¿qué pensáis sobre los pensamientos de Namjoon? Si estuvierais en su lugar, ¿cómo creéis que actuaríais? Os leo👀
Honestamente, para escribir esta historia estoy escuchando mucho Maldita Nerea, creo que me he hecho fan después de estar escuchando prácticamente todas las canciones para escribir las interacciones entre Nam y Jana (si estáis curiosos os puedo decir que canciones top entre sus interacciones son "2 besos después" [el estribillo es principal fuente de inspiración] y "Nunca estarás sola"). Si queréis saber alguna más os puedo ir diciendo, dejádmelo saber.
Ya no tengo mucho más que decir💜
Nos vemos la semana que viene chikis;)
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