20

Namjoon

— ¿Se puede saber donde te metiste anoche?— la voz de mi amigo hizo que desviara mi vista del paisaje— Me dejaste tirado justo a la entrada tío.

Una sonrisa cruzó mi rostro, y echando la cabeza para atrás me dediqué a observar las copas de los árboles del Prater.

— Te perdí de vista, no me largué a ningún sitio.— esa había sido una mentira demasiado descarada, pero tampoco quería volver a tener la misma conversación otra vez— Además, tampoco fue tanto tiempo.

Escuché a Seung bufar y clavar sus ojos en mí.

— Te fuiste como por veinte minutos, perdona si me preocupé.— su tono era irónico, yo solo sonreí más— Encima, llevas con esa sonrisa de baboso desde que volviste, asi que, ya, desembucha.

Mi lengua remojó mis labios mientras mis ojos se desviaban hacia él. Seung me observaba con una ceja elevada y sus manos metidas en los bolsillos de su sudadera. Sabía de sobra que estaba expectante por una respuesta, sobretodo cuando había estado desde anoche con una sonrisa de estúpido en mi cara.

Opté por hablarle con la verdad.

— La he vuelto a ver.— mis dientes atraparon mi labio inferior, intentando que mi sonrisa no se extendiera más— A la chica de Italia, ella está en Viena.

Observé como mi amigo pestañeaba lentamente una vez antes de mirarme como si me hubiera vuelto loco.

— ¿Qué? ¿Es una broma?— un bufido escapó de sus labios— ¿Es en serio Namjoon? ¿Viena?

Un suspiro salió de mi boca antes de volver a mirarle.

— Si, está en Viena, la encontré anoche en el parque de atracciones, estaba haciendo cola para la noria.— Seung me puso los ojos en blanco.

— Menuda coincidencia, ¿no lo crees?— metí las manos en los bolsillos de mis pantalones evitando poner los ojos en blanco.

— No es una sassaeng, te lo puedo asegurar.— tenía una corazonada que me decía que así era— Vamos, he pasado una tarde entera con ella, me hubiera dado cuenta.

— Si, ya.— por el rabillo del ojo vi como Seung cruzaba sus brazos a la altura de su pecho. Paramos en seco en medio del camino— Namjoon, es demasiada coincidencia, Italia primero, ahora Viena, ¿que viene después? ¿El mismo avión? ¿el mismo hotel?, o mejor aún, ¿tal vez presentarse en la puerta de tu casa? No sé si recuerdas, le diste tú identificación.

Una respiración pesada escapó de mi boca.

— Seung, deja de ser un paranoico.— mi amigo elevó una de sus cejas y una sonrisa sarcástica se extendió en sus labios.

— No Nam, baja a la tierra de una puta vez.— mi mandíbula se tensó adivinando lo que iba a venir ahora— Está bien que te hayas fijado en ella, es guapa sí, pero hasta ahí, no hay más. No puedes ir como tonto enamoradizo por ahí por una tía que ni conoces, y que encima nos ha seguido a través de dos países. No des tu confianza así como así, mierda Nam, ¿es que no lo ves?

— Cállate Seung, no sigas por ahí...— mis palabras sonaron más graves de lo que pretendí.

— No, si sigo porque alguien te lo tiene que hacer ver.— las aletas de su nariz se agrandaron cuando cogió aire duramente— No puedes hacer lo que el resto de la humanidad puede, estás todo el tiempo expuesto y si cometes un error no solo caes tú, tus compañeros también. Ya te ha pasado una vez, ¿no aprendes?, Yon llegó igual, calentándote la oreja con palabrería barata hasta que te llevó a la cama, después ella tuvo el material suficiente como para amenazarte con hacerlo público y joderte la carrera, ¿quieres eso acaso?

Mis dientes estaban muy prietos, mi mandíbula muy tensa y podía apostar que mi ceño estaba muy fruncido.

— Entonces, ¿no puedo cometer errores? Mierda Seung, también soy humano, la gente lo entiende, y sí, perdóname por no ponerme histérico cada vez que me cruzo con alguien, perdóname por no pensar que todo el mundo puede ser un maldito sassaeng y sí, ¡por qué no!, ¡perdóname también por querer vivir aparentando que puedo hacerlo con normalidad!— una respiración pesada salió de mis labios.

Estabamos parados en mitad del camino de tierra y grava. La gente salía hacer ejercicio con los rayos de la mañana, y aquí estábamos nosotros, gritándonos en un idioma ajeno al del resto de la gente de alrededor.

— Joder Nam, solo quiero que entiendas que esto es sospechoso.— mi mirada estaba entrecerrada y clavándose duramente en su rostro— Son dos países, muchos encuentros y no creo que eso sea una coincidencia.

Una sonrisa sarcástica salió de mis labios.

— Para tu información, esos encuentros de los que hablas han sido yo chocando con ella, y ni siquiera ella me estaba viendo o sabía si quiera que yo estaba alrededor.— Seung juntó sus labios en una línea, estaba seguro que estaba mordiendo su lengua para evitar decir algo que caldeara más esta situación— En Italia, la tarde que pasamos juntos fue porque yo se lo pedí, yo fuí a buscarla y yo propuse la idea. Y para que te enteres bien, ella se negó, no quería, y yo la rogué porque aceptara.

Mi amigo abrió sus ojos sorprendido.

— ¿Qué?— su voz dejaba ver claramente la sorpresa que le había atacado, él no se lo habría esperado— Es un hecho, te volviste loco.

Un suspiro sonoro escapó de mis labios.

— Pues sí, me he vuelto loco, no pienso y soy un inconsciente. Puedes decir lo que quieras, pero no me arrepiento de nada.— cubrí mi rostro con mis manos ahogando otro suspiro— Mira, lo único que sé con certeza es que cada momento que he estado con ella me he sentido completo, como nunca antes, tan libre y sin ataduras, que he podido ser yo, sin miedo a como me fuera a juzgar, porque sé, que hiciera lo que hiciera, ella no me iba a dedicar una mala mirada, ni unas palabras de odio, ni nada de eso...— dejé caer mis brazos a mis costados algo cansado y aturdido con esta conversación— Me pongo nervioso cada vez que la veo, más de lo normal, siento como todo mi ser flotara en una nube que se mueve al son de su voz, nunca antes me he sentido así, y sí, se que es una completa gilipollez esto que te estoy contando, porque yo también soy plenamente consciente de que mi trato con ella ha sido una tarde y ya está, pero no sé...solo me sentí yo, con ella pude sentirme yo.

Mis labios se sellaron cuando terminé mi discurso. Mi mirada se clavó en el suelo, esperando la risa o los gritos de Seung, no sabía exactamente qué, pero esperaba que su reacción me despertara de este sueño que parecía estar viviendo.

Elevé mi mirada unos segundos después, con la certeza de que su ceño estuviera fruncido, completamente listo para echarme otra bronca sobre como debería comportarme dado al punto de mira pública en el que me encuentro...constantemente.

Aunque me sorprendí. Me sorprendí mucho cuando solo ví sus cejas elevadas y su boca en forma de "o", como si no pudiera creer lo que acabara de decirle.

Tal vez si esté loco. Me he vuelto loco.

— Yo....vaya— eso fue lo único que pudieron pronunciar sus labios en forma de susurro.

Una sonrisa amarga se formó en mis labios.

— Si...vaya.— puede que mis palabras también hubieran sido una revelación para mí.

Aunque ya no lo sabía. Ya no sabía nada.

Todo en mí era confuso, más que de costumbre. Estas cosas no me pasan, siempre tengo los pies bien puestos en la tierra, siempre soy consciente de todo lo que ocurre a mi alrededor. Por mi trabajo debía serlo, ser consciente de todo, tener cuidado con todo, pisar siempre con pies de plomo...No había cabida para cometer un error, al menos, no en esta industria.

Avancé unos cuantos pasos hasta llegar a un banco. Me dejé caer derrotado, y con algo de frustración me pasé las manos por la cara.

Esto era absurdo.

— No sé que decirte...— Seung se dejó caer a mi lado poniendo su mano sobre mi hombro para darme un apretón.

Dejé caer mis manos sobre mis rodillas.

— Creéme cuando te digo que soy consciente de esta locura.— mi voz sonaba algo ronca, y había bajado los decibelios de mi tono considerablemente— Soy plenamente consciente de que no debería tener este tipo de trato, soy completamente consciente de que nunca debí rogarla para que pasara la tarde conmigo, más aún cuando no la conozco de nada, pero fue un soplo de aire fresco.— levanté mi cabeza para fijar mi vista en las piedritas del camino— No lo sé, con ella me sentí tan libre de todo, simplemente sentí que podía aparentar ser un joven normal por un momento. Dimos un paseo, fuimos a la exposición esa que parecía un hospital en el que gritabas para descargar todo lo que teníamos dentro, y a partir de ahí hubo una conexión, algo que me deshinibio por completo, algo que me hizo sentir que podía ser un tío de 25 años disfrutando de un viaje al extranjero sin preocuparme por las apariencias...Fue tan liberador y tan normal...

Un suspiro escapó de mis labios. Ni si quiera pude terminar de explicar lo que sentía por dentro. Todo en mí era un caos, un caos que estaba trastocando mi cordura.

No podía entenderme, de verdad que no podía. La sensación de bienestar que me invadía cuando ella aparecía opacaba a todo lo demás. Y sí, no lo voy a negar, ella me atraía físicamente, y lo poco que había podido ver de su interior me había dejado fascinado, pero no sabía que quien era ella.

Y me daba igual.

— Namjoon...— mi nombre salió en un suspiro de los labios de Seung, y con eso, elevé mi mirada del suelo para mirarle a los ojos— Mira, no te voy a atosigar más con esto, sólo no quiero que te hieran, no más de lo que ya lo han hecho...

—No creo que eso pase Seung...solo dejémoslo estar.— quise levantarme del banco, pero su mano en mi hombro me lo impidió.

— Déjame hablar, y una vez me escuches, damos este tema por zanjado y que sea lo que tenga que ser...— vi como sus fosas nasales se agrandaban cogiendo más aire, como si este fuera la fuerza que necesitara para continuar— Estamos de acuerdo que no tenemos ni idea de quien es ella, la conocemos...bueno, la conoces de varios encontronazos y una tarde, y ella te hace sentir cosas que no entiendes ni tú.- mi ceja se alzó esperando ver a donde quería llegar con esto— Lo que quiero decir es, que si ella te está haciendo sentir de esa manera que no pienses, que vayas para adelante, ya nos arrepentiremos mañana si algo malo sucede, y por supuesto que me puedes llamar para llorar o simplemente emborracharnos juntos si esto sale mal, porque vamos a ser sinceros, las probabilidades son infinitas.

— Sí, son infinitas— creo que las comisuras de mis labios estaban empezando a alzarse hacia los extremos de mi rostro.

— Por lo que, y dicho esto, vamos a disfrutar de este viaje, y si nos la volvemos a encontrar o lo que sea pues bueno, disfruta mientras dure el momento.— la mano que tenía sobre mi hombro me dio un leve apretón, y chasqueando con su lengua se levantó como un resorte dándome una última mirada.

— Carpe diem, amigo— me levanté tras él, viendo como su boca esbozaba una pequeña sonrisa mientras fijaba su mirada en el final del camino.

— Si, carpe diem...— Seung pasó su brazo por mis hombros y emprendiendo marcha nos dirigimos hacia la salida del parque— ¿Qué te parece si vamos por unos americanos y alquilamos unas bicis mientras me cuentas más sobre esa chica?

Asentí dejando salir la sonrisa que había borrado minutos atrás, y caminando a paso lento, disfrutamos del paisaje que ofrecía el Prater.

En cierto modo me recordaba a la tranquilidad que me infundía el río Han cuando mme encontraba estresado.

— Asi que...- Seung quitó la mano de mi hombro para mirarme a la vez que metía sus manos en sus bolsillos— ¿Cómo es? ¿Ya sabes su nombre?

Mis ojos se empequeñecieron, y miré hacia el suelo para esconder mi sonrisa. Las imágenes de ayer en la cola de la noria pasaban como ráfagas saliendo de una cámara, capturando cada imagen y movimiento para darlas vida y sentido en el mejor de los libros jamás escrito.

— Jana, ella se llama Jana.—intenté que sonara tal y como había escuchado a su hermana pronunciarlo— Y es española.

Seung rió.

— Vaya...hemos pasado del anonimato absoluto a saber todo de ella.— mis dientes atraparon mi labio inferior, sintiendo como la calidez de mi pecho volvía a recordar la forma en la que sus ojos mantenían un brillo único tras todas las luces de colores.

El color le sentaba bien.

— Podría decirse que la loca de su hermana, como tú la llamas, me lo desveló.— noté como mi amigo hacñia una mueca.

— Espera, ¿hablas de la pelirroja homicida? ¿la misma que se subió a mi espalda como una completa loca?— yo asentí, tratando de no dejar salir la risa que había subido hasta mi garganta.

No lo conseguí.

— Sí, la misma.—mi amigo arrugó la nariz.

Yo sonreí más.

—Esa chica estaba completamente loca.—su afirmación me hizo achicar mis ojos por la sonrisa que se había extendido sin limitaciones en mi rostro. Seung me observó extrañado, frunciendo el ceño, como si miles de preguntas se hubieran desencadenado en mi cerebro—Oh por dios, ¿cuéntame ya que pasó?

Una risa natural brotó de mis labios.

— Digamos que su locura me agrada, creo que gracias a ella me he insinuado por primera vez en mi vida a alguien.— Seung ahogó un gritó.

— ¡No me jodas! ¡¿Qué tú has hecho qué?!— una risa escapó de su garganta, y me miró alucinado— Madre mía, ¿cómo me he podido perder eso? Dime cómo fue ahora mismo.

— Es vergonzoso, no te lo voy a contar.— una ceja se elevó en su rostro mientras negaba.

Creo que mis mejillas se están calentando por momentos.

Salimos del parque y caminamos por la acera. Las calles de Viena eran concurridas, sobre todo por esta zona, y el ruido de los coches sonaba ronco en mis oídos.

En cierto punto podía parecerse a Seúl.

— No, no.— Seung me dio un golpe en mi brazo, lo que me hizo mirarle de mala forma sólo para ver su sonrisa completamente extendida en su rostro— Necesito saber como es que mi amigo se ha insinuado por primera vez en su vida sin morirse de vergüenza.

Mis labios se extendieron juntos en una línea. Mis mejillas se calentaban, y nervioso llevé una de mis manos hacia mi nuca.

— Pues no lo sé, solo salió así, sin más. Simplemente creo que se me pegó un poco del carácter de su hermana en ese momento.— mis pies pararon en seco en el semáforo en rojo.

Seung paró a mi lado.

— ¿Y?— su tono inquisidor me hizo levantar una ceja— ¡Deja de hacerte el interesante! ¿Cómo fue?

Mis dientes atraparon mi labio inferior, mi mano rascó mi nuca y como un acto reflejo la subí hasta mi gorro para reacomodarlo en mi cabeza.

Sonreí de nuevo.

— A ver, no fue nada del otro mundo, creo que a una escala internacional mi insinuación no debutaría ni si quiera en un TOP MIL— mi amigo bufó, y sentí como su pie daba golpecitos en el suelo esperando que le contestara.

El semáforo se puso en verde. La gente cruzaba el paso de cebra con ritmo acelerado, como si quisiera llegar pronto a su destino.

No tan diferente de Corea.

— ¿Te lo voy a tener que rogar?— su suspiro hizo que me pusiera más nervioso derrepente.

¿Y si le parecía una mierda de insinuación? A ver, yo nunca me había insinuado a nadie, nunca había tenido el valor para hacerlo, sobre todo cuando todas las chicas que no habían sido mi madre no me consideraban gran cosa.

Si, nunca tuve una motivación.

Pero con ella, con Jana, todo fue natural. Las palabras y el tono habían salido sin siquiera planearlo, y para cuando lo quise detener ya estaba en el aire.

No me arrepentía, en lo absoluto.

— Bueno, pues todo nace desde que la hermana me da dos besos en la mejilla a modo de saludo- mi amigo abrió sus ojos escandalizado. Sí no es una forma muy familiar de saludo para nosotros.— No te escandalices, en España se saludan así, es normal para ellos y da pie a un trato algo más cercano y cordial.— Seung asintió, todavía no muy convencido con lo que había dicho— La cosa es que ella le dijo a Jana que si ella no me había saludado de la misma forma, cosa que ella negó porque era verdad, simplemente nos dijimos hola...

— Namjoon, ve al grano que veo que me cuentas la Biblia a este paso— mi ceño se frunció ante su interrupción, pero ignorándolo continué.

— La pelirroja le dijo que tenía que saludarme de la misma forma, ella se negó diciendo que podía sentirme incómodo... y bueno, le dije en un tono muy sugerente que me gustaba empaparme de otras culturas y me lancé a saludarla yo con los dos besos...— mi tono de voz había bajado considerablemente.

Esperé una respuesta. No la obtuve.

Giré la cabeza para mirar a mi amigo boquiabierto, completamente incrédulo con lo que acaba de contarle.

— E...eso...¿lo hiciste tú?— su tono era de completa incredibilidad, y era normal, yo no era capaz de hablar así a una chica en serio.

Por mucho que lo parezca.

— Sí, eso hice, y después llamaste tú.— Seung abrió aun más la boca y miró hacia el frente consternado.

— Mierda...¿os corté el rollo?— una sonrisa incómoda salió de mis labios.

— No, es más, me salvaste.— un suspiro de alivio salió de sus labios— En ese momento, después de besarla y decirle muy sugerentemente un "¿lo hice bien?", mi cerebro conectó y me puse nervioso.— mi amigo rió, y podía sentir su mirada divertida sobre mí- Su hermana nos estaba mirando como una madre orgullosa, y yo empecé a travarme al hablar cuando me fui a despedir y...

Una sonrisa volvió a aparecer en mi rostro.

— ¡¿Y qué?! ¡Nam deja de hacer tanto suspense que no eres un jodido drama!— su tono se elevó dejando ver la frustración de sus palabras.

Sonreí más recordando la calidez de sus labios en mi mejilla.

— Ella me besó, en las mejillas por supuesto, para despedirse de mí.— un grito ahogado, demasiado dramático, salió de mi amigo.

Parecía mi hermana cuando hablaba con sus amigas de chicos.

— Creo que esa es la experiencia más parecida a una película romántica que has tenido en tu vida.— mis ojos se desviaron al suelo unos segundos antes de sonreír.

— Esa es la única experiencia más parecida al romanticismo que he tenido en toda mi vida— no pude evitar corregirle—Y aunque haya sido demasiado vergonzosa y descarada para alguien como yo, la voy a guardar como un recuerdo muy preciado.

Seung me dio un par de golpes en el hombro dejando escapar su sonrisa de sus labios. Sus ojos brillaban felices, y no entendí el por qué de ello, pero tampoco le di más vueltas.

— Sabes, quitando todo lo que ha ocurrido con ellas, me alegro de que las hayamos conocido en este viaje.— entramos a un Starbucks  para comprar un americano— Bueno, más bien me alegro mucho de que tú hayas conocido a esa chica, verdaderamente ella te ha alegrado el viaje de una forma que yo no hubiera podido hacerlo.— nos pusimos a la cola.

— ¿A qué te refieres?— torcí la cabeza hacia un lado a la vez que ajustaba la gorra.

— No sé, creo que estás más jovial, desde que la conoces te comportas más como un chico de 25, has desconectado en eso de tener una apariencia permanente.— avanzamos unos pasos en la fila— Sonríes más, y ya no estás tan pendiente todo el tiempo de tu alrededor...no sé...es como si volvieras a ser tú otra vez.

Abrí mis ojos sorprendido. Tenía razón y apenas me había percatado de ello.

Normalmente, cuando salía a la calle solía tener un sexto sentido puesto en mi alrededor. Nunca sabía cuando una cámara iba a captar cualquier cosa que estuviera haciendo, por lo que siempre debía mantener una fachada, no mostrar cosas que realmente quería hacer pero que sabía que tal vez no serían bien vistas por los fans. Asi que, me he pasado rechazando durante años viajes con amigos de la escuela, salidas a bares o simplemente ir un día a comer con todos ellos a un restaurante.

Dejé de ser el cien por cien de mí.

Y eso tuvo consecuencias, por supuesto que las tuvo. Perdí muchas amistades en el camino, me desligué de personas que no hubiera querido y me sumí en el trabajo. Dentro de mi estudio no había cámaras, dentro de mi estudio podía respirar.

Ahí dentro podía ser yo.

Aunque no sabía a ciencia cierta si eso era verdad. Estaba solo ahi dentro, junto al mar de pensamientos que muchas veces parecían ahogarme en un charco. ¿Era bueno?

¿Estaba dando la mejor versión de mí? No, no lo hacía.

Y parecía mentira como tan solo una persona había conseguido desligarme de todo en tan solo un mísero segundo.

No me arrepentía haber chocado con ella tantas veces. Puede que el destino haya querido darme un golpe de suerte, tirarme un ancla para seguir la cadena y volver a mí.

No lo iba a desaprovechar.

— ¿Lo crees así?— Seung asintió, y yo, mírando hacia el suelo escondí una sonrisa.

Me agradaba. Agradaba la sensación de poder proyectar una imagen real, alguien que sí pudiera corresponderse conmigo, con mis sentimientos.

Puede, y solo puede, que ahora pudiera tomar otro rumbo, uno donde pudiera ser mejor.

Donde pudiera ser yo.

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holooooo,

¿Cómo estáis todas y todos? Espero que sigáis muy bien y estéis muy sanos y vuestros familiares también.

Aquí os traigo otro capítulo, que espero que os guste mucho. Hoy Nam parece que se abre un montón y le cuenta muchas cosas a Seung sobre sus sentimientos. Además Seung también le dice muchas cositas a Nam de las que se ha ido dando cuenta y su opinión al respecto. ¿Vosotros que opináis? Dejádmelo en comentarios.

No tengo mucho que contaros hoy, excepto que este finde es el concierto de BTS online, ¿lo vais a ver?

Bueno, yo ya me voy yendo, que tengo clase ahora y quiero dejar esto subido antes de empezar.

Nos leemos la semana que viene chikis;)

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