16
— ¿Qué se supone que vamos a hacer aquí?—mis ojos vagaban por lo amplio de la habitación blanca.
Esta sala parecía sacada de una sala de espera de hospital.
Y en definitiva, asi era. Field Hospital era un sitio bastante concurrido por lo que podía ver. La sala de espera estaba llena, y las personas salían de la sala en la que te hacían entrar con rostros relajados y sonrisas incrustadas en sus labios.
El moreno, Namjoon, estaba grabando con su teléfono móvil el ticket que nos habían dado al entrar, y yo, por mi parte, me dedicaba a mirar al resto de personas que esperaban sentadas a que la pantallita mostrara el número de su ticket.
— Relajarnos...— el murmullo del chico a mi lado hizo que lo mirara. Se inclinó hacia un costado para guardar el teléfono de última generación en el bolsillo delantero de sus pantalones.— En el folleto de la entrada ponía que este sitio servía para eso. Desestresarse, asi que, antes de continuar con nuestra escapada de dos horas, nos relajaremos primero, además que esta parte es la atracción principal de esta exhibición.
En eso tenía razón. En el intinerario de mi hermana no estaba contemplado una visita a este lugar, tal vez porque no lo había encontrado o simplemente no lo encontró lo suficientemente atractivo como para visitarlo. Field Hospital X, una exhibición de arte para las voces silenciadas, eso había leído en la entrada del edificio y no pude tensarme más en ese momento.
La visita a este lugar había sido demasiado curiosa y muy alejada del tópico de una exhibición de arte. Habíamos estado pasando por sendas salas recreadas a partir de salas de espera de hospitales, nos habíamos sentado en camillas sacadas de las consultas de los dentistas, y nos habían colocado uno auriculares distintos por cada sala. Namjoon había estado a mi lado en cada sala, disfrutando de la extrañeza de la exposición y sonriéndome cada vez que teníamos que cambiar de sala.
Y ahora, después de lo que parecían un millón de salas, llegamos a la atracción principal de esta exposición, que prometía provocar demasiadas emociones que no tenia por seguro que fueran a colarse en mi sistema. Namjoon se veía igual de relajado que al principio de esta locura de aventura, y yo, no hacía más que arrugar el ticket que me habían dado al entrar en esta sala y mirar hacia las personas que salían sonrientes por la puerta contraria de donde entraban en dirección a las escaleras.
Aplasté mis labios en una fina línea y di una respiración profunda. Mis ojos bajaron hasta el pequeño papel que sostenía en mis manos. Número 656. Nos tocaría enseguida.
— No entiendo como...— contesté en voz baja, haciendo que mis dientes atraparan mi labio inferior a la vez que mis ojos aterrizaban en la pantalla que marcaba los turnos.
Iban por el 650.
— Sólo déjate llevar— su mano aterrizó en mi muslo dando un suave apretujón. Mi ceño se frunció y llevé mis ojos hacia él.— Lo siento— había retirado su mano en un gesto rápido y sus ojos se habían abierto de par en par.
Un suspiro salió de mis labios y recosté mi espalda en el respaldo del asiento. El bolso que me había comprado esta mañana en el mercado frente al Wenice descansaba en mis piernas, y mi pulgar no hacia más que pasar sobre la textura del mimbre.
— Por cierto— mis ojos aterrizaron en el rostro del moreno de nuevo— No me has dicho tu nombre todavía.
No respondí de inmediato. Mi nariz se arrugó levemente antes de que abriera la boca. Tampoco pude decir nada.
— 655, es su turno.— mis ojos se desviaron hacia el panel que ahora marcaba el número de Namjoon.
— Creo que es tu turno— mi dedo índice señaló la pantalla y el moreno giró su cabeza en un suspiro.
— Si, vamos— su mano enganchó mi muñeca obligándome a levantarme junto con él.
Ambos pasamos la puerta custodiada por un chico encargado de mirar los tickets.
— Ella no puede entrar— Namjoon frunció el ceño y enseñó mi ticket.
— Estamos juntos, ella es la siguiente— el chico miró mi ticket con el ceño fruncido antes de suspirar.
— Está bien, pero ella consume de tu turno también, hay mucha gente hoy— el moreno asintió y tiró de mí hacia dentro.
La puerta se cerró a nuestras espaldas haciendo que saltara en mi sitio. Mi cabeza giró asustada hacia la puerta ya cerrada, y soltando un suspiro para relajarme miré hacia delante.
La habitación blanca parecía completamente insonorizada, y frente a nosotros había una red de metal que escondía un altavoz.
Mis ojos fueron a parar en el moreno. Namjoon miraba todo a su alrededor como un niño pequeño, y con manos nerviosas sacó su teléfono del bolsillo para empezar a grabar otra vez.
— ¿Por qué grabas todo?— la pregunta había salido de mis labios sin tal siquiera pensarla.
Pero él, al igual que yo con la pregunta de mi nombre, no respondió.
— La primera vez gritaré contigo— una voz robotizada hizo que girara mi cabeza hacia el altavoz.
La voz robotizada comenzó un grito demasiado falso, y Namjoon, girando su cabeza para mirarme, la siguió.
Una de sus cejas se alzó esperando a que yo comenzara a gritar también, y cuando volvió a guardar su móvil en el bolsillo para coger mis manos entre las suyas le seguí.
Mi grito se escuchaba más bajo que el suyo, en definitiva, nunca en mi vida le había gritado a nadie o tal siquiera había elevado la voz, pero con sus ojos fijos en los míos y sus manos agarradas a las mías, podía sentir todo ese flujo de energía del que él se estaba deshaciendo.
Creo que fue eso lo que me animó a seguirle.
Cuando la puerta se volvió a abrir, ambos seguíamos gritando con nuestras manos agarradas y nuestros ojos fijos en los del otro. No nos dimos cuenta de que el chico de los tickets estaba intentando llamar nuestra atención para que nos fuéramos y pasara la siguiente persona, pero estábamos tan sumidos en lo que estábamos haciendo que no nos importó.
Cuando nos quedamos sin aire cerramos nuestras bocas.
— ¿Mejor? — su voz ronca hizo que mis labios se extendieran en mi rostro, y asintiendo con el aliento algo entrecortado le vi sonreír.
Sus hoyuelos volvieron a aparecer.
—¡Perdonen!— la falta de paciencia del chico en la puerta era notoria. El moreno y yo nos giramos sorprendidos para ver al chico de los tickets cruzado de brazos frente a la puerta abierta y algún que otro curioso tratando de ver que ocurría dentro— Su tiempo se ha acabado, gracias por disfrutar de esta maravillosa experiencia, la salida es por ahí— señaló una puerta a nuestra a espalda notablemente irritado.
Nosotros nos giramos hacia la puerta bajo el cartel grande de EXIT, y dando una rápida mirada a la puerta de nuevo nos fuimos corriendo hacia la salida.
Estábamos bajando las escaleras cuando Namjoon rompió a reír en una risa floja.
— Vaya... eso fue...¿intenso?— su mano derecha subió rápida a rascar su nuca.
Eso lo hacía cuando estaba nervioso.
Negué con la cabeza rápidamente ante la afirmación que acababa de hacer para mí misma. No me había fijado tanto en él como para saber eso...al menos eso creo.
— Creo que no le caemos muy bien al chico de los tickets— mi mano se aferraba a la barandilla mientras bajábamos las escaleras.
Parecía increíble, pero ahora mismo me sentía otra persona. Mis manos temblaban de la emoción y el peso de mis hombros parecía haber desaparecido casi por completo.
Pero solo casi.
— Si, bueno...— sus labios se curvaron en una sonrisa que volvió a marcar sus hoyuelos— Puede que nos entretuviéramos un poco de más.
— Si, solo puede— mi murmullo llegó a sus oídos extendiendo la sonrisa de su cara.
Continuamos bajando las escaleras en silencio, y cuando ya nos faltaba un piso por bajar sentí la mirada de Namjoon sobre mí.
— Así que...— llegamos a la planta baja— ¿Qué te apetece hacer ahora?
— No se supone que estas dos horas eran para recompensarme por el susto de ayer— miré mi reloj de forma dramática— Ya ha transcurrido casi la mitad de tu tiempo y aún no me siento recompensada.
Eso era una mentira, pero el tono divertido de mi voz le hizo sonreír, y mordiendo su labio inferior para evitar que su sonrisa se extendiera más, intentó abrir las puertas dobles que daban a la calle.
— Vaya— sus manos bajaron las asas de la puerta para abrirla sin éxito— Creo que está cerrada.
Mi ceño se frunció mirando hacia las puertas. Eso era imposible, mientras bajábamos las había oído abrirse y cerrarse.
— Espera, déjame a mí— mis manos se posicionaron en las manillas al mismo tiempo que él se daba la vuelta para subir por las escaleras— Abierto.— la luz me dio en la cara en el momento que las puertas cedieron.
El moreno se giró y rascó su nuca nervioso. Una pequeña sonrisa apareció en sus labios cuando me pasó de largo para ir a la calle.
Creo que estaba avergonzado.
Troté unos pasos para poder alcanzarle y ponerme a su altura.
— Y bien, ¿que hacemos ahora?— creo que mis palabras salieron demasiado ansiosas de mi boca.
Bueno, creo que en verdad estaba ansiosa por ver que proponía ahora, porque esto no estaba siendo tan malo. Ni remotamente cerca.
— Qué tal si me dices tu nombre primero, ¿eh?— mis ojos se entrecerraron mirando la sonrisa que coronaba su expresión.
Mi lengua remojó mis labios en un intento de hacerme la interesante el suficiente tiempo como para no parecer tonta. Estaba tentada a no decírselo, pero no porque no quisiera, sino porque con él no me conocía de nada y eso...se sentía bien.
Creo que por primera vez podía intentar ser yo, sin presiones, sin expectativas, ser quien me diera la gana sin esperar ningún reproche de vuelta.
Si, no se lo diría.
— ¿Te has olvidado de tu nombre acaso?— una sonrisa se extendió en mis labios mientras negaba con la cabeza.
— No, no me he olvidado de mi nombre— el chico elevó una de sus cejas.
— ¿Entonces?— parecía muy interesado en saberlo.
— No te lo voy a decir— Namjoon me miró sorprendido— Al menos no por ahora.
Él inclinó su cabeza hacia un lado.
— ¿Eso no sería jugar en desventaja? Tu ya conoces mi nombre, es más, tienes mi identificación, podrías saber hasta mi dirección...— eso lo último lo susurró como si se diera cuenta que la había liado.
Yo fruncí mi ceño confundida y busqué su identificación en mi bolso.
Se la entregué de vuelta.
— Toma— él atrapó el carnet entre sus dedos como si se quitara un peso de encima— Hagamos una cosa.— Namjoon me miró curioso.
— Tu dirás— cogí una respiración profunda antes de continuar.
— Usemos un pseudónimo, el que tú quieras— su ceño se frunció.
— ¿Un pseudónimo dices?— parecía que la idea no le agradaba en lo absoluto.
Yo le miré emocionada.
— Si, un pseudónimo— mis ojos conectaron con los suyos— Tu lo eliges, un nombre que nadie asocie a ti, a tu persona, puede ser un personaje histórico, literario o incluso inventado.— observé como su expresión iba cambiando a una más interesada— Usa un nombre que usarías en un sitio donde no quisieras que te reconocieran, en el que no tengas que estar atado al peso que es tu nombre, algo que no te condicione para actuar como se supone que deberías por ser quien eres.
Mis dientes atraparon mi labio inferior algo emocionada por la idea, y pude ser testigo de cómo el temple del moreno iba cambiando.
— Un nombre que nadie pudiera asociar a mi persona...— parecía que su mente estaba debatiendo la idea— Vale, creo que me agrada la idea.
No me di cuenta en el momento que la sonrisa en mis labios se había hecho más amplia. Mis labios entreabiertos mostrando una parte de mis dientes parecieron animar a Namjoon a pensar en un buen nombre por el cual no ser él por una tarde.
— Vale, creo que ya sé cuál va a ser mi nombre— su mirada conectó con la mía de nuevo— ¿Tú tienes el tuyo?
Asentí enérgica y él rió.
— ¿Qué te parece si les decimos a la vez?— su cabeza se movió de arriba a abajo— ¿A la de tres?
— Vale, yo empiezo— su voz parecía emocionada también— Uno....
— Dos...— continué mientras mis dedos jugaban nerviosos con el asa de mi bolso.
— ¡Y tres! — ambos nos miramos antes de decir nuestros nuevos nombres.— ¡Levis!
— ¡Eva!— un breve silencio se extendió entre ambos antes de que rompiéramos a reír.
Parecíamos dos locos en mitad de la calle, riendo sin tapujos, sin ataduras que nos retuvieran. La gente nos observaba con gestos de guasa, unos con sonrisas, otros simplemente fruncían el ceño ante el escándalo que estábamos haciendo, pero hoy, a partir de este momento, nos daba igual.
— Madre mía, hacía tiempo que no me reía así— Levis llevó una de sus manos hacia su rostro para apartar una lágrima que asomaba en la esquina de su ojo.
— Lo mismo digo— ajusté la correa de mi bolso a mi hombro antes de erguirme con una sonrisa en mi rostro— Y bien, Levis, ¿a dónde vamos ahora?
Él me sonrió, y extendió su mano en el aire esperando que la cogiera.
Por supuesto que lo hice.
— Hacia donde nos lleve el viento Eva— sus piernas se empezaron a mover por la acera— Vamos a disfrutar como niños de nuevo, vamos a escribir nuestra propia aventura.
La emoción que nacía en la parte baja de mi estómago se palpaba prometedora, y adentrándonos en lo profundo de las calles de Venecia nos dejamos ir, olvidando nuestros nombres y extendiendo las alas por primera vez en mucho tiempo.
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Holooooooo,
Primero que nada, llegará un punto en la novela donde se explique el por qué la elección de esos nombres, porque no están puestos al azar, así que no os preocupéis si ahora no entendéis nada, os prometo que ya saldrá (no se cuando, pero se explicará😉) y segundo, ¿os ha gustado el capítulo?
Ahora mismo, Nam y Jana van a tener muchos encuentros, en los que se desplegarán muchas emociones, y seréis testigos de cómo van a experimentar ambos (todo cosas nuevas para ellos😊) También os digo, que puede que haya varias cosas que no entendáis, pero a medida que la historia avance todo se irá hilando y quedando claro.
Ahora, me despido hasta la semana que viene (espero que os hayáis pasado por INFERNO, ya disponible en mi perfil y donde podréis encontrar el prólogo)
Nos vemos chikis;)
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