2 | Capítulo 02





La televisión de HeeRan era el único centro de sonido en el departamento, las noticias daban la bienvenida a un nuevo día.


— En ultima hora, un cuerpo fue hallado sin vida cerca de la zona de Bamseom Park, Seúl. Según los socorristas, la víctima presenta marcas de estrangulamiento que posiblemente le haya hecho perder la vida. No se puede identificar a la victima por la falta de documentación, esto puede ser un posible caso de...


Cuando estaba completamente lista, HeeRan apago el televisor y se marcho a la galería, tendría que hacer unos papeleos importantes ese día. Al llegar al estacionamiento cerca de su galería, se dispuso a inhalar una línea de cocaína sobre una pequeña base que mantenía en su auto. Luego se arreglo un poco el maquillaje que había hecho a la carrera en su departamento y bajo de su auto para comenzar a caminar a su destino.

Pero su caminar fue interrumpido por un hombre que iba a su dirección. Conocía bien el cabello platinado que resaltaba con la luz del sol, pero no quería topárselo ni hoy, ni dentro de unos días. Pero no pudo esquivarlo por lo obvia que quedaba a la vista de él.

— ¡Hey, querida Hee! — el rubio se mostro emocionado al encontrársela luego de un mes de no verse — ya tenía tiempo de no verte. ¿Qué haces? ¿Por qué no saludas? ¿Ya se te olvido lo que me deb...?

HeeRan se acerco hasta tomarlo del brazo con una mano e intentar callarlo con la otra, le habían amargado la mañana, todo ese día no iba a salir como esperaba.

— ¿Quieres callarte? — comenzó a caminar hacia la galería y lo invito a pasar — ¿Quieres que se den cuenta de lo que haces y nos lleven a la cárcel? — miró por todos lados para ver si su secretaria no había llegado todavía.

— Bueno... tengo algunos clientes que no lo harán porque perderían mercancía — hablo JiMin con vacilación, caminaba detrás de ella, mirando los cuadros y se quedo maravillado en uno en especifico — Y sino me pagas, ¿cómo quieres que llegue?

HeeRan, al darse cuenta de su fascinación por un cuadro que no se vendía desde hace un año, se acercó a él.

— ¿Te gusta? — JiMin se quedo viendo tanto con emoción como desconcierto, no entendía pero algo le atraía — No te concentres en saber su significado, a veces no tenemos que llegar a comprenderlo, solo poder reflejar lo que sentimos al verlo. Como ellos sintieron al crearlo.

— ¿Sabes de lo que estas hablando realmente? — la miró confundió por la seguridad de las palabras.

— ¿Me crees ignorante? Si fuera así, no vendiera nada de esto — sabía que mentía, tenía que engañarlos con palabras dulces para que así compraran y ahí se le activo una magnifica idea.

— ¿En cuanto lo vendes? — JiMin se mostraba receptivo a todo, era algo que llamaba su atención, así que prestaba atención en todo.

— ¿Lo quieres? — ahora era el turno de poder jugar para un trueque — Este esta en la categoría de los más agotados, su valor esta en los tres millones... si lo quieres, podemos saldar la deuda y puedes encontrar un posible cliente que lo quiera.

Se quedo pensativo. No tenía idea de donde meter ese cuadro para saldar la deuda de HeeRan, pero sabía que la gama de clientes que contaba eran personas que gastaban hasta para pagar por otra persona sin su consentimiento. Por lo que acepto sin rechistar mayor cosa. Estrecharon las manos con un nuevo negocio y JiMin se marcho con la protección suficiente para que este no fuera dañado.

Cuando estaba saliendo, en la puerta vio entrar a JiWoo, que ella se quedo sin entender porque el hombre se estaba llevando un cuadro, cuando no había hecho negocio con ella, ni la anterior noche, ni mucho menos antes. Por lo que entro corriendo hasta la oficina de HeeRan, que se encontraba pegándose en la mesa, arrepentida de lo que había hecho. ¿Cómo iba a justificar esa venta?

— ¿Quién era ese? — JiWoo acomodó las cosas del escritorio — No tiene imagen de ser un cliente.

— Es uno de los asistentes de una persona muy cercana mi, así que vinieron a recoger a un cuadro que pidieron. Luego pagan.

JiWoo la miró asustada. ¿Cómo es que iba a dar primero el cuadro y luego esperar su pago? ¿De quien vendió? Tendría que hacer inventario para saber si esa venta sería beneficiosa o si le pagarían a tiempo y no era nada de una estafa. Pero tenía que confiar en HeeRan y que su mala racha iba a mejorar. Como también de estar pendiente de los tres compradores que habían reservado los cuadros que el día anterior al finalizar la exposición fueron empaquetados.







Por la tarde, la casa Jeon solo se encontraban un niño de dos años y su tío que tenía la facilidad de entretenerlo con música de su época. JungKook al ver que el pequeño no se movía por ver la gran pantalla del televisor, se dirigió a la cocina para hacer un desayuno sencillo y practico para ambos. Eran las nueve de la mañana y aunque llevarán tiempo despiertos, hasta a esa hora se les antojo algo. Si su hermana viera esa situación, los hubiera sacado a ambos a patadas de la casa, uno por ser un niño caprichoso y el otro por ser consentidor.

Teniendo todo listo, se llegó a sentar al lado del niño para darle de comer al menor. Sabía que podía hacerlo solo, pero siempre tenía el miedo de que se ahogara. Y que decir del pequeño Jung TaeYang, no hacia mucho esfuerzo cuando esto pasaba y eso le gustaba, le gustaba que su tío lo consintiera sin que el mayor supiera.

Mientras miraban una caricatura y terminaban de comer, su celular comenzó a sonar. Observo que era NamJoon, se sentía cansado de que lo llamara, pero sabía que no podía negarse en ningún momento, así que contesto de mala manera sin soltar ninguna palabra.

— ¿Qué te parece ir a almorzar? Iré con JiMin para hacer cuentas.

El negocio Min, no solo se centraba en la desaparición de personas, sino que también en el negocio de drogas. Y ahí fue donde conoció a JiMin, que lo había asignado en algunas áreas de Seúl. Aunque hubieran muchos más trabajadores, ellos habían formado una gran amistad. Vio a su sobrino masticando el control de la televisión por lo que se lo terminó sacando y sin preocuparse del estado del objeto, lo tiró hacia le sillón. El menor estaba por empezar a llorar, así que contesto de inmediato.

— Mándame la hora y cuando termine de cuidar a TaeYang iré.

Colgó con la afirmación de NamJoon y se dispuso a ordenar el hogar mientras vigilaba a su sobrino. Un poco antes de que su hermana llegará, había entrado al cuarto de ella para tomar ropa e ir directo al baño para arreglar al menor. Aunque tuviera mucha ropa para combinar, él encontró algo que lo hiciera ver al menor como una mini replica de él.

Ya al estar cerca a la hora del almuerzo, se despidió de su hermana y tomo camino en su motocicleta hacia un restaurante donde encontraría con NamJoon. Fuera del local se encontraba su jefe con una bolsa del lugar, dando entender que ya había comprado la comida. Con un pequeño saludo, NamJoon subió a la motocicleta y tomaron camino hacia un área muy apartada, el área de bodegas que ahora tenían función de casas para algunos que rentaban en ese lugar.

JiMin rentaba una de ellas y la mantenía como su hogar; ahí tenía todas sus comodidades. Sin embargo, eso no quitaba que el lugar estuviera limpio completamente, él no era un adicto como sus clientes de la alta sociedad, pero era notoria sus bajas ganas de hacer limpieza en la gran bodega que estaba llena de todo un poco. Fueron recibidos por anteriormente mencionado y los tres se acomodaron en una especie de sala de estar.

La conversación no se hizo esperar, mientras miraban una pelea de boxeo en la gran pantalla que abarcaba ese área.

— ¡Hey, Kook! — lo llamó JiMin, al ver que este estaba concentrado en el aparato electrónico — ¿Hoy no era tu día de cuidar a TaeYang? ¿Por qué no lo trajiste?

— Ya no quiero involucrar más a mi familia de lo que esta — contesto simple, mientras se llevaba otro poco de japchae a la boca — HoSeok no esta para poderlo bajo estrés sabiendo en donde me meto. Hasta es muy arriesgado vivir con ellos, tarde o temprano pueden irrumpir ahí.

Aunque la pequeña familia Jeon estaba involucrada, rara vez hacían acto de presencia en cosas organizadas por NamJoon y JiMin. Se mantenían muy alejados para que JungKook no sintiera la presión de cuidarlos y que arriesgue la vida más de lo que hace.

— No te pongas paranoico tan temprano, Kook. — NamJoon quiso relajarlo y al tocar su hombro se dio cuenta de lo tenso que se mantenía — Eres el mejor y el jefe no se arriesgará a perder a uno de los grandes, será difícil de deshacerse de ti — pero esas palabras en vez de tranquilizarlo, lo entristecieron.

La conversación luego se limito a NamJoon haciendo cuentas con JiMin, pero al llegar al pago de una peculiar clienta, el mayor del lugar, se dio cuenta de algo nuevo que colgaba de la pared.

— ¿Qué es eso?

El rubio no entendió hasta que observó por donde estaba la vista de NamJoon — ¡Ah! eso... una clienta lo regaló.

— ¿Regártelo? — quedo desconcertado por las palabras, ¿quién regalaría algo tan feo?

— ¿Si...? Fue por ser uno de los mejores proveedores de la ciudad — soltó con grandezas burlonas, sabía que era mentira pero eso no le haría mal a nadie.

— ¿En cuanto esta valorado?

— En unos tres millones

— ¿De wones? — pregunto ahora JungKook, al ver el cuadro.

— No de dólares — contesto.

Esa respuesta había sido con sarcasmo, pero NamJoon no le presto atención a la forma de como se había hecho, sino en el precio. ¿Realmente había gente que pagaba por ello? Tenían en mismo valor de como desaparecer personas.


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