Ser como todos es no ser nadie

¿Miedo a qué? ¿A decir lo que sentimos? Eso que llevamos adentro nuestro que solamente uno lo sabe. Lo único que hacemos es pensar en el qué dirán si llegamos a expresarnos por completo y con total sinceridad.

¿Miedo a lo que piensen los demás? Dejando que ese sentimiento de inseguridad nos controle en nuestra totalidad. Así mismo, nunca sabremos qué pensarán los demás sino decimos lo que verdaderamente nos sucede, pero para qué preocuparnos por los demás y sus prejuicios si lo único que importa es ser como somos en realidad. Es sumamente frustrante vivir en una sociedad que solamente le importa encajar y pretende que se siga una línea llena de estereotipos, prejuicios y reglas que lo único que hacen es encerrar cada vez más lo que se lleva dentro. La cual pretende que reaccionemos, pensemos y sintamos lo mismo, dejando a un lado la originalidad y habilidad que posee cada uno a ser auténticos, algo que todas las personas llevan dentro por el simple hecho de ser diferentes.

El ambiente en el que vivimos se encarga de unificarnos y obligarnos de distintas maneras a ser como se debe ser, negándonos la libertad de expresarnos de cualquier forma, la que más se nos apetezca. Además, en el mayor de los casos nos replanteamos que lo que nos ocurre está mal y es un error. Así mismo, intentamos convencernos de que lo que nos sucede es incorrecto para poder coincidir con los parámetros previamente establecidos. Tratamos de modificarlo, sin dudar si en realidad es lo correcto. ¿Y para qué hacerle caso? Aceptar y seguir con este orden es ser cómplice de este. Aunque todos sepamos que no es favorable, no nos animamos a salir de él y destacarnos con nuestra originalidad. A pesar de que, si lo podamos hacer con grandes grupos de personas, se sigue cometiendo el mismo error, porque el miedo a ser criticados y enjuiciados por nuestra individualidad es el mismo.

¿Qué es ese miedo que produce que nos enojemos? Nos enojamos porque no somos capaces de escapar de ese sofocante aire que nos consume, el mismo siempre es posterior y nos proponemos cambiarlo para la siguiente similar situación. Aunque es en vano porque nos ahogamos en el mismo vaso de agua, el miedo nos manipula y nos aterra quedarnos solos. Constantemente pensamos en qué le va a gustar al otro, cuando eso tiene que ser una consecuencia de lo que somos realmente por dentro y fuera. Tenemos la habilidad de disfrazarnos para los demás, tapando todo lo que no nos gusta de nosotros mismos, debido a esa sociedad que nos regula. Agradarle al otro es un placer. Más que un placer un alivio, porque nos aseguramos de no quedarnos fuera del círculo que nos rodea. Esta termina siendo la zona de confort menos esperada.

Seguimos escondiéndonos, practicamos amoldarnos, todos lo hacemos. Fingimos. No nos damos cuenta de que el otro también lo hace, por eso, muchas veces no conocemos de manera transparente a quien tenemos enfrente nuestro.

En vez de quejarnos de esta sociedad que nos abruma, deberíamos empezar a cambiar cada uno desde su lugar, y no dejarnos llevar a medida que crecemos, por esos reglamentos impuestos que lo único que hacen es perjudicarnos. Hay que tomar las riendas para poder modificar las cosas de manera colectiva, pero que la misma este llena de individualidades que nos distingan. Naturalizar el orden y seguirlo neciamente, es permitir que el miedo a ser distintos nos controle.

Primer texto de Nati. Personalmente pienso que es uno de sus mejores. Sigue una línea general muy buena y concluye en una reflexión que te deja maquinando. En solo unos párrafos siento que describe todo aquello que a veces pienso pero que nunca acabo por plantearme. Me somete y me interpela, y realmente me deja preguntándome:

Y entonces, ¿miedo a qué?

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top