Capítulo 5

Como prometí, no habrá drama que les haga llorar, disfruten :3

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POV. Normal

A la mañana siguiente, Astrid esta vez no abandonó la cama al alba, sino que optó por quedarse en su tienda un rato más para poder reflexionar sobre ciertas cuestiones que pensó la noche anterior antes de caer dormida y, de tan sumergida que estaba en sus pensamientos, no se percató de cuando su madre entró al lugar.

-Con que aquí estás, ¿por qué no te has levantado cariño? se me hizo tan extraño no verte caminando desde temprano por la aldea- le preguntó Bertha tocándole el cabello maternalmente.

-Lo siento, no tenía muchas ganas sinceramente... mamá ¿crees que pueda hablar contigo de algo que me atormenta? -preguntó enderezándose para quedar sentada en la cama.

-Sabes que sí Astrid ¿tiene que ver con tu boda?

-En parte, pero es más allá de eso.

-Claro, ven, vamos al río. Quiero pescar algo fresco para el almuerzo, ya que tu padre sigue con la construcción de nuestra casa- indicó la mujer antes de que ambas Hofferson abandonaran la tienda.

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-Entonces ¿qué te atormenta? -le preguntó la mayor a su hija.

-Pues... ¿tú sabías que se tienen que firmar documentos para ser jefa de Berk?

-Oh, sí, pero la verdad es que no lo recordaba hasta ahora que lo mencionas. Es que tú sabes, la única vez que escuché sobre eso fue cuando Valka se casó con Estoico y eso solo porque ella me contó por encima las cosas que tuvo que firmar. Pero ¿qué te preocupa?

-No sé, siento que habrá mucha presión por detrás que puede llegar a hostigarme y me haga explotar sin querer. Me refiero a que la gente esperará mucho de Hipo y de mí como jefes y matrimonio, debido a que la última vez, bueno, tú sabes, Estoico lideró prácticamente solo dos décadas- soltó en voz baja- no quiero que me idealicen tanto para que al final me restrieguen a la cara que no cumplí con sus expectativas, porque sabes que no me quedaría callada y no estoy para quedar bien con cualquiera.

-Pero cariño, eres una Hofferson; ser así, es parte de tu identidad. El que te defiendas no tiene nada de malo, te das a respetar- puntualizó mirándola con extrañeza.

-He ahí el problema mamá. Hipo es el pacifista y tranquilo, mientras que yo la de armas tomar y severa; tiendo a demostrar mi carácter como una guerrera o general, no como creo que una jefa debería hacerlo. No sé si podría actuar como una Haddock, no quiero manchar la reputación y linaje que hay por detrás con mi forma de ser, no sé si me entiendas mamá- expresó cubriéndose el rostro con ligera frustración.

-As, claro que entiendo. Pero escúchame, creo que tú solita te estás presionando por cosas que no tienen importancia. Es decir, Hipo se quiere casar contigo por todo lo que representas; una Hofferson con carácter, determinación y una mujer única que es capaz de hacer temblar hasta al más valiente vikingo. Él te ama por tu inteligencia, tu manera de ser estratega y por ser siempre la que se mantiene firme con las órdenes... él no quiere que seas como las demás Haddock, él te quiere tal cual eres ahora. Además, nadie se ha quejado de ti, ves siempre por el bien de los demás antes que el tuyo; claro ejemplo, lo que hiciste por esos niños en el risco. La gente sabe de tu carácter, pero eso solo te hace ser la persona ideal para que los dirijas y para ser portavoz de todos los que vivimos en Berk. Hipo y tú son el complemento del otro, son perfectos para liderar- aseguró acariciándole la mejilla.

- ¿Y qué dirán las demás aldeas?

-Ten por seguro que Hipo les dejará muy en claro cuán importante eres para todos y sobre todo para él. También que deben respetar la manera en cómo lideran; no te precipites a un escenario catastrófico, lo harás bien.

-Tienes razón, es solo que, es un paso importante. Me tiene ansiosa hasta cierto punto, quiero hacerlo bien y por eso me exijo de más. La parte de ser esposa me es más sencillo, realmente no tengo inconvenientes con eso. Ya que, sé que Hipo me ama como soy; no tengo que fingir con él.

-Es algo normal, como dijiste, cuando los de tu generación fueron creciendo, no vieron como una pareja dirigía la aldea, pero tal cual Hipo y tú lideraron a los jinetes de dragones, así lo deben de hacer con todos nosotros. Te garantizo que es lo mismo, solo deben seguir teniendo la misma confianza, comunicación, lealtad y amor- le aseguró con una sonrisa antes de que Astrid la abrazara con fuerza.

-Gracias mamá, realmente necesitaba desahogarme, creo que todos los planes de la boda, la construcción de la aldea y esto, me alteraron de más. Pero ya estoy más tranquila- aseguró con firmeza- estoy lista para todos los cambios.

-Esa es mi niña. ¿Lista para ser la siguiente jefa de Berk?

-Sí, estoy lista- aseguró con determinación.

-Perfecto, después me dices como te fue; ya que quiero los detalles. Mucha suerte.

-Claro que sí, serás la primera en saberlo. Gracias mamá.

Después de eso, Astrid ayudó a su madre con la pesca, y para cuando la mujer regresó a la aldea para continuar con sus deberes del día, la rubia se quedó en aquel lugar mientras la brisa golpeaba su rostro con sutileza. Inhaló aire profundamente unas cuantas veces para relajarse antes de que una voz interrumpiera el momento.

-¡¡Astrid, aquí estás!! ¡Por Thor! ¿Dónde te metiste? -preguntó Valka con la respiración agitada por haber corrido de un lado a otro.

-Lo siento, lo siento; estaba tomando un respiro ¿qué pasa? -soltó la mencionada sin entender.

-Son las 10:30 de la mañana Astrid, todos te estamos esperando en el gran salón- reveló la castaña.

La chica en ese instante la miró horrorizada y apenada justo antes de echarse a correr hacia el gran salón. Había olvidado por completo la noción del tiempo y lo que le había comunicado Bocón la noche anterior.

Debido a la gran resistencia y condición física que tenía por todos sus entrenamientos, arribó rápidamente al lugar. Pero antes de entrar, esperó a que Valka llegara y, cuando esta estuvo a su lado, abrió la puerta.

-Ah, miren, con que ahí está la futura jefa de Berk llegando tarde desde ahora- exclamó uno de los hombres que formaban parte del consejo.

La Hofferson estaba más que avergonzada por su informalidad, puesto que ella no era así y cuando estaba a punto de disculparse, su prometido se le adelantó a hablar.

-Ella siempre llega puntual a todos lados, incluso antes de la hora señalada. Todos somos humanos y podemos llegar tarde al menos una vez en nuestra vida; no nos pueden condenar por eso.

Hipo estaba esperándola sentado en una de las mesas mientras Bocón juntaba todos los documentos que debían firmar.

Astrid respiró profundamente tres veces, saludó amablemente y sin más, se acercó a Hipo con paso firme, pese a las miradas desaprobatorias por parte del consejo.

-Perdón por llegar tarde Hipo, sé que esto es importante; lo siento enserio- se disculpó de inmediato en un susurro.

-Tonterías Astrid, sé que no fue apropósito. Aunque sí me asusté un poco al no verte, pensé que Bocón te había asustado, puesto que te soltó toda la información de golpe, la cual me correspondía a mí explicarte con calma. Perdón por no haberlo hecho antes, pero ni yo sabía que requerían estos papeles antes de que nos casáramos; discúlpame por eso- aseguró este rascándose la nuca apenado.

-No pasa nada, pero ¿asustarme por qué? -preguntó risueña.

-Pensé que ya no te querías casar conmigo al ver todo el papeleo que conllevaba hacerlo- dijo entre broma.

A lo que la rubia le golpeó ligeramente el hombro con diversión.

-No seas tonto, no haría eso. Yo me quiero casar contigo sin importar nada.

-Bueno, me alegro, entonces ¿estás lista? porque algunos del consejo están malhumorados, ya sabes; dicen que tienen otras cosas que hacer.

-Claro, claro, podemos iniciar- aseguró acercándose más a él para que pudieran leer con mayor facilidad los documentos que debían firmar.

-Bueno, empecemos. Primer punto- informó Bocón con seriedad y con un tono de voz alto para que todos los presentes escucharan con claridad- los jefes aceptan la absoluta responsabilidad de ver por el bienestar de la aldea, así como de cada integrante de la misma.

Una vez leído el primer documento, el rubio le entregó a la pareja el pergamino para que lo observaran con mayor lujo de detalle, donde el primero en firmar fue el castaño después de unos segundos. Y para cuando le pasó el lápiz de carbón a su lady con cariño, alguien del consejo habló antes de que esta pudiera firmar.

-Firma con el apellido de tu futuro esposo, no vayas a hacerlo con tu apellido de soltera.

Astrid se sintió tonta al no recordar aquel detalle, pero supo disimular su sorpresa guardando compostura. Y para evitar que se dieran cuenta que la tomaron desprevenida, simplemente le asintió al hombre antes de escribir "Astrid Haddock". Se sintió bastante extraña al ver su nuevo nombre, pero supuso que era cuestión de acostumbrarse.

-Firma como Astrid Haddock-Hofferson- le susurró el castaño al oído de repente.

-Pero...

-Tú hazlo, yo puedo autorizar que tengas apellido compuesto como tu futuro esposo y jefe de la aldea. Aunque después de casarnos la gente te llame Astrid Haddock, en documentos seguirás conservando el apellido Hofferson; es parte de quién eres y lleva la historia de tus antepasados, no quiero que pierdas eso.

-Juro que de no ser porque no estamos solos, habría saltado sobre ti para besarte, gracias- sinceró besándole la mejilla discretamente.

-Saliendo de aquí me puedes recompensar- aseguró guiñándole un ojo coquetamente.

-Voy a considerarlo- aseguró con una sonrisa pícara.

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Siguieron firmando documentos un rato más, donde se mencionaron cosas un tanto más sin importancia hasta que, llegaron a los verdaderamente importantes y, sobre todo, polémicos.

-El jefe puede tener concubinas y no se le podrá castigar, ni juzgar por ello- mencionó Bocón con incomodidad, pues él solo era el orador, no fue quién colocó todas esas ideas sobre la mesa.

Astrid se molestó con el consejo por tal atrevimiento, pero se abstuvo de decir algo, puesto que sabía que esa regla la habían colocado para conservar lo que jefes más antiguos que Estoico sí habían firmado.

Hipo inmediatamente se negó sintiéndose realmente ofendido, ya que creyó que aquel punto no se tocaría y, sabiendo que le habían faltado el respeto a su lady, le pidió a Bocón que le entregara el pergamino para enseguida romperlo en mil pedazos enfrente de todos.

-Al igual que mi padre, no firmaré esto. Solo seré fiel a una mujer en toda mi vida y ella está sentada justo a mi lado, no necesito a nadie más- aseguró mirando con molestia al consejo.

A lo que estos únicamente suspiraron ante su respuesta, pero no dijeron más, pues el jefe podía hacer todos los cambios que quisiera a su mandato; después de todo, el jefe no recibía órdenes, únicamente las daba.

Astrid pudo sentir una bonita calidez en el corazón y tanto fue así que, se abrazó a Hipo para evitar ponerse sentimental delante de todos. Y este le respondió abrazándola con una mano por la cintura protectoramente.

-Bueno, siguiente punto- continuó el herrero en un carraspeo- de no poder procrear un heredero, es su deber nombrar a otra familia de donde se tendrá al próximo jefe.

La pareja nunca esperó tener esa conversación antes de siquiera plantearse la idea de tener bebés, pero teniendo todos esos documentos por delante, no les quedó de otra.

-Supongo que, de no poder darte hijos, ammm, el lugar sería para los Jorgenson ¿no? son la siguiente familia más respetable después de las nuestras- reveló Astrid con una sonrisa triste, por pensar aquella posibilidad.

-Perdón por tener que hacerte pensar todos estos escenarios, de verdad perdóname- le aseguró apenado antes de recibir una negación por parte de ella- bueno, sí, estoy de acuerdo contigo, de no poder tener hijos, el cargo pasaría a los Jorgenson.

Hecho el acuerdo, ambos firmaron el documento.

-Penúltimo punto, en caso de que el jefe muera en tiempo de mandato, la jefa perderá completamente el poder de gobernar. De ser lo contrario, el jefe podrá continuar con su deber.

El castaño inmediatamente negó otra vez antes de tomar la palabra.

-No- mencionó rompiendo el pergamino- Bocón, por favor escribe lo siguiente, ya que será el documento que sustituirá a este- pidió antes de dar una pausa para que el herrero tomara lo que necesitaba- si muero antes de tiempo, Astrid seguirá liderándolos hasta que desee ceder su puesto. Y, de ser caso contrario, también quiero la opción de seguir o terminar el mandato. Ella y yo tendremos los mismos derechos en nuestro matrimonio; seremos iguales y, por tanto, tenemos derecho a gobernar en las mismas condiciones.

Pese a que se escucharon algunos murmullos de desaprobación, el nuevo documento se creó, donde un Hipo completamente satisfecho, firmó. Y en cuanto le pasó el carbón a Astrid, esta tuvo enormes ganas de llorar, pero se abstuvo de hacerlo antes de inclinarse sobre la mesa para firmar.

-Último punto, queda estrictamente prohibido debido a circunstancias previamente acontecidas en Berk que, una vez realizado el matrimonio, se abandone su puesto. Es decir, no podrán abdicar hasta que exista la posibilidad de ceder su puesto a los siguientes jefes o como se dijo en el punto anterior, si uno de los dos perece y el otro no desea continuar sabiendo que ya no haría un trabajo que fuera beneficioso para la aldea.

Hubo un silencio incómodo tras aquellas palabras, pues claramente con "circunstancias previamente acontecidas" se referían al caso de que Valka abandonó a Estoico como su esposa, así como su puesto de jefa de la aldea. No querían repetir ese error los del consejo, por lo que, serían más precavidos y estrictos con la nueva pareja.

A Hipo se le hizo un tanto indignante que les hubieran ordenado a Astrid y él que, por ninguna circunstancia se podían separar o sencillamente decir que ya no querían liderar. No es como que pensara en hacerlo, pero tampoco se quería sentir atado de manos a un contrato.

Pero en cambio, Astrid fue la primera en firmar.

-Babe, firma. En esto no vas a poder razonar con ellos, quieren ser precavidos. Además, no está en nuestros planes la palabra divorcio, mucho menos abdicar, así que firma para que podamos irnos, porque llevamos aquí 2 horas y ya me duele la espalda- pidió con una pequeña sonrisa cansada.

-Tienes razón, pero el documento hubiera sonado mejor diciendo "el matrimonio promete estar juntos hasta más allá del Valhalla, por lo que simplemente firman para confirmar que se amarán y apoyarán hasta el final de los tiempos"- aseguró mientras firmaba a regañadientes.

La Hofferson rio discretamente al ver el puchero que hizo su castaño, pero no pudo decir más, pues el resto de presentes en el lugar se acercaron para revisar detalladamente que todos los documentos estuvieran en forma y, una vez que recibieron una aprobación, Hipo habló.

-Bueno caballeros, damas... ya nos tuvieron aquí un buen tiempo, si nos disculpan, mi prometida y yo tenemos cosas que hacer; buen día- soltó caminando hacia la puerta con Astrid tomada de la mano.

Y sin esperar una respuesta a cambio, abrió la puerta antes de que echaran a correr lejos de ahí.

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Corrieron hasta llegar a la tienda de acampar de Astrid, donde inmediatamente al entrar, Hipo atacó sus labios.

La rubia le correspondió con gusto antes de dar un brinquito para subirse en su cadera, enredando las piernas como soporte, a lo que el castaño a cambio, la sujetó de los muslos para que no se cayera y, tras separarse del beso, soltó un pesado suspiro.

-Enserio lamento como se dieron las cosas. No quise que te faltaran el respeto de esa manera invadiendo nuestra vida privada.

-Tranquilo, está bien. Me defendiste y, de cualquier manera, se tenía que hacer, pero lo que sí es que, quiero darte las gracias.

- ¿Gracias por qué?

-Por ser quién eres, eres todo lo que quiero y necesito en la vida para ser feliz; siempre me haces sentir como la mujer más afortunada del Midgard- aseguró abrazándolo con cariño.

-Bueno, lo hago con gusto, lo sabes. Te mereces tener la mejor vida posible y, te juro que te la daré- devolvió abrazándola con fuerza.

-Te amo tanto- le susurró sobre sus labios después de un rato.

-También te amo y mucho- musitó antes de terminar con el espacio entre ambos para dar inicio a un nuevo beso.

Y, al separarse, la rubia le acarició la mejilla antes de hablar.

-Oye, necesito tu ayuda.

-Dime.

Ante eso, Astrid se bajó de la cadera de Hipo, pese a que este hizo un puchero, pues quería seguir disfrutando de la calidez del cuerpo de su prometida, pero viendo que eso no iba a ocurrir, se resignó soltando un silencioso suspiro.

-Tu madre y la mía me pidieron tus medidas para hacer tu atuendo de la boda y, bueno, me las pidieron a mí porque sabían que sería más fácil y menos incómodo para ti que yo las tome. Ya que necesito tocar todo tu bello cuerpo para conseguirlas y ambas saben que no somos completamente inocentes- reveló con gracia mientras sacaba una libreta para anotar lo que necesitaba, así como una cinta de medir.

Como respuesta, únicamente obtuvo a un Hipo avergonzado y sonrojado a más no poder. Y sin duda para este en ese momento la temperatura se había elevado bastante, además de resultarle más sencillo quedarse callado.

La Hofferson trabajó en silencio, donde tomó las medidas perfectas sobre el cuerpo de su prometido y, para cuando midió la parte del pantalón, habló.

-Por cierto, debes impedir que Brutacio te suelte más nalgadas. Ni siquiera yo lo hago todavía, como para que él lo haga. No señor, queda estrictamente prohibido eso.

- ¿Acabas de decir todavía? ¿O sea que piensas hacerlo? -preguntó divertido.

-Pues sí, vas a ser mi esposo y una nalgada será lo más inocente que te daré y lo sabes- le respondió con obviedad mientras tomaba la medida de su cintura.

Hipo volvió a sonrojarse tras aquellas palabras, ocasionando la risa de Astrid.

- ¿O no me digas que tú no vas a aprovechar que seré tu esposa para hacerme cosas más atrevidas? a ver, quiero que me lo niegues- preguntó divertida mirándolo a los ojos y deteniéndose un momento en su labor.

-No, no, no, yo... tú sabes, es decir... sí, es decir, no, sí- intentó explicar, pero tartamudeó demasiado al hacerlo, por lo que prefirió abrazar a Astrid para ocultar su vergüenza.

La Hofferson volvió a reír al ver aquellas acciones tan torpes de su parte antes de darle un beso en la nariz y seguir tomando sus medidas.

-Lo tomaré como un, "claro que voy a aprovechar que serás mi esposa para hacerte otras cosas"- respondió risueña.

-Bueno, sí. Sí pienso hacerlo- musitó por lo bajo.

-Gracias por tu sinceridad- agregó mientras se levantaba de puntitas para tomar las medidas de su cabeza.

- ¿Para qué la cabeza? -preguntó algo extrañado, pero agachándose ligeramente hacia ella para que pudiera tomar sus medidas de manera más sencilla.

- ¿No es obvio? me encargaré de hacernos unas coronas de flores.

- ¿No es muy complicado?

-Nada es complicado para mí, lo sabes.

-De acuerdo, pero cualquier cosa, me dices para ayudarte.

-Gracias, sabes que lo haré- aseguró al terminar de recabar todas las medidas que necesitaba.

-Oye Mi lady, ya me tengo que ir a supervisar lo de la construcción de nuestra casa, pero ¿te veo para el almuerzo?

-Sí Babe, de todas formas, también me tengo que ir, debo ir con mi madre para dejarle esto y que me tomen medidas para mi vestido.

-Es una lástima que no pueda verte con el vestido hasta el día de la boda, pero sé que te verás hermosa- halagó dándole un besito en la frente.

-Gracias- respondió con una gran sonrisa- y yo sé que tú te verás elegante y guapo.

-Gracias, eso espero- respondió atrapando sus labios en un nuevo beso- nos vemos al rato.

-Que no se te olvide lo de las nalgadas- pidió la rubia entre el beso.

-No, no se me olvida- aseguró con una risa avergonzada- nos vemos al rato futura señora Haddock- agregó en broma.

-Nos vemos después señor Haddock- devolvió en el mismo tono.

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1 mes después...

Estando a nada de quedarse dormida de pie, Astrid soltó un cansado suspiro debido a que tenía que permanecer completamente inmóvil mientras las mujeres que se habían ofrecido a hacer su vestido, hacían ajustes al atuendo.

Le habían enseñado cientos de diseños y estilos, pero con ninguno se sentía lo suficientemente satisfecha. Sabía que algo le faltaba y, no podía estar más frustrada por no saber que era.

Pero, después de pasar toda la noche anterior casi sin dormir, se decidió por uno. Seguía sintiéndolo como algo simple, pero no tenía algún plan de reserva.

Para cuando las modificaciones finalizaron, la chica fue a cambiarse de vestimenta y dándole las gracias a las mujeres, salió a seguir cumpliendo con sus tareas como la futura jefa de Berk.

-Buenos días querida Astrid- saludó el sonriente Brutacio.

-Buenos días ¿qué pasa? -preguntó esta sin muchos ánimos mientras caminaban por el lugar.

-Ayer estaba pensando cómo solucionar la simpleza de tu vestido y descubrí lo que le falta- aseguró con confianza.

- ¿Qué cosa? -preguntó con asombro.

-Para eso necesitamos a mi joven alumno, vamos por él.

La chica no entendió a qué se refería el gemelo, pero no tenía una mejor idea para solucionar su problema. Por lo que le siguió el paso hasta llegar a la nueva herrería.

Brutacio, siendo como siempre, entró al lugar sin tocar, donde inmediatamente al abrir la puerta, se encontraron con un concentrado castaño dando martillazos a un trozo de metal. Debido a que dentro de la forja había una temperatura bastante alta, Hipo no llevaba puesta ni armadura ni camisa, únicamente un mandil de trabajo.

Astrid ante esa imagen, de repente no escuchó ruido, pues se concentró en el cuerpo semidesnudo de su prometido y en como algunas gotas de sudor se resbalaban lentamente por este. ¿Acaso estaba en el Valhalla por poder apreciar tan bella imagen?

-As, ¿estás bien? -preguntó Haddock estando frente a ella y sujetándola de las mejillas sutilmente, pues llevaba rato hablándole y no le había respondido.

- ¿Qué? ah, sí, todo bien- respondió la mencionada agitando la cabeza para salir de su ensoñación.

-No es que me moleste que estés aquí, pero ¿qué pasa?

-Hipi, ya deberías saber que la querida Astrid está inconforme con su vestido de novia. Siente que algo le falta y, yo tengo la solución- dijo antes de hacer una pausa dramática- ¡dorado! falta un toque de dorado, por favor, serán los jefes, estoy seguro de que pueden usar joyas. Al menos por ese día, ya sabes, algo para sujetar la capa, en las manos o un collar... solo venía a decirte eso porque es hora de ir por mi desayuno. Así que te dejo para que puedas hacer realidad mi grandiosa idea, sé que lo harás bien- terminó de decir acercándose a la puerta, pues ya tenía bastante calor.

-Uhmm ¿estás seguro de eso Brutacio? -preguntó la chica con duda.

-Segurísimo rubia, y por cierto Hipo, no andes de exhibido, ponte una camisa que la luna de miel aún no inicia- agregó antes de abandonar el lugar.

Hipo hasta ese momento recordó que estaba semidesnudo y echo un manojo de nervios fue a intentar cubrirse, pero no logró encontrar su camisa.

-Déjalo, no pasa nada; no es como que nunca te hubiera visto así- le aseguró ella tomando sus manos.

-Bueno, sabes... Brutacio no está tan errado en su sugerencia. Mira, deja me cambio para que salgamos de aquí y te muestre algo que puede funcionar- respondió acariciándole las manos.

-De acuerdo, te espero afuera de una vez.

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- ¿Entonces dices que podrías hacer unos accesorios para ambos de un material que puede asemejarse al oro? -preguntó la rubia sorprendida.

-Así es, de hecho, puedo ponerle una pizca de oro y mezclándolo con los otros materiales, quedará perfecto- aseguró el castaño con una sonrisa- para ti se me ocurren unos brazaletes que abarquen completamente tus muñecas, un cinturón con un fino diseño y, unos broches para sujetar tu capa ¿qué dices?

-Me encanta, yo confío en ti- aseguró sonriente- ¿y tú?

-Mmmm, para combinar contigo, puedo usar también los brazaletes y los broches junto con una cadena en la capa, ya que la mía es demasiado pesada- dijo pensativamente.

-Estoy fascinada con la idea, oye... ¿crees que sea posible que algún diseño de los accesorios sea inspirado en Tormenta y Chimuelo? estoy segura que habrían querido estar con nosotros ese día- añadió con una sonrisa nostálgica.

Hipo le devolvió el gesto con el mismo sentir antes de hablar.

-Seguro, puedo hacer los broches de las capas un tanto grandes y en ellos hago los diseños de los dragones. Y, de hecho, me encanta la idea, sería un gesto muy lindo- expresó con un toque de emoción.

-Y bueno, con nuestras coronas será el toque final- respondió más animada.

-Por cierto ¿de qué las harás? -preguntó con suma curiosidad.

-La tuya de moras azules y la mía de flores de manzana.

- ¿Algún motivo en especial para escoger esas flores? -preguntó con una sonrisa "inocente", debido a que la realidad era que él sabía muy bien el porqué las eligió, pero quería escucharlo de su voz.

-Porque florecen al mismo tiempo, se sincronizan... ya sabes, como tú y yo lo hacemos todos los días- dijo con un rubor en sus mejillas.

Hipo sonrió por ver cuán romántica podía ser su prometida y, de hecho, cada día se le notaba más. ¿Sería la emoción lo que la ponía así? ni idea, pero no se quejaba en lo absoluto, pues la amaba con todo su ser.

-Estoy de acuerdo contigo Mi lady, son perfectas- aseguró dándole un besito en la nariz.

-Gracias Babe- susurró todavía ligeramente ruborizada.

E Hipo para hacer que volviera a su estado natural, la tomó del mentón para besarla. Una vez que le correspondió y continuaron hasta que la falta de aire se presentó; la vio sonreír como siempre.

-Pues manos a la obra porque aún nos quedan muchas cosas por hacer- aseguró él con entusiasmo.

-Dame más trabajo de las necesidades de la aldea. Tú ya tienes demasiado con nuestra casa y ahora con la joyería, déjame ayudarte.

-Astrid, tranquila, estoy bien.

-No es pregunta, lo sabes.

-No, no, no y es mi última palabra.

- ¿Seguro? -mencionó desafiante como dándole a entender que era su última oportunidad para rendirse.

-Bueno, ya. Te doy más trabajo, pero no quiero que te desgastes de más o enfermes por eso- aseguró uniendo su frente a la suya- eres lo más importante que tengo.

-Estaré bien si tú tampoco te cargas de trabajo, tranquilo- respondió cariñosa antes de robarle un beso de piquito para después abrazarlo con fuerza.

Ya que, realmente apreciaba que él se sacrificara por siempre verla feliz, sin duda se iba a casar con el hombre indicado, aquel que la amaría por toda la eternidad y le aseguraría todos los días que era maravillosa.

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2 meses después...

El tiempo se iba realmente rápido.

La boda de los grandes jefes de Berk estaba a 3 días de llevarse a cabo. La nieve ya había pintado el archipiélago y durante ese tiempo, todos pusieron el doble de su esfuerzo, por lo que, para esas alturas las tiendas de acampar habían desaparecido.

Todas las viviendas estaban construidas y ahora sí parecían una aldea. Eso tenía realmente tranquilos al jefe y su prometida, pues con ello sus actividades disminuyeron bastante.

Hipo hacía 2 semanas que había terminado de construir lo que sería su nuevo hogar junto a su futura esposa; realmente esperaba que Astrid disfrutara de la casa, pero aún no se la mostraba como tal, ya que quería que fuera sorpresa, por lo que únicamente rezó porque la adorara, así como la joyería que iba a utilizar en la boda. Tras desvelarse un par de noches en la herrería, había conseguido terminar las piezas a tiempo, tanto las de ella, como las de él.

De hecho, en ese momento Haddock se encontraba guardando las joyas de ella en una caja para poder entregárselas a modo de regalo, además de una prenda en particular que, tenía muchísimo valor de manera significativa. Sonrió al tener todo listo, y sin más, salió de la casa de su madre, que era donde temporalmente vivía para ir a la casa de los padres de Astrid.

Tras tocar la puerta, afortunadamente fue la rubia quién lo recibió.

- ¡Buenos días Hipo! -dijo emocionada dándole un abrazo.

-Buenos días Astrid- le respondió con cariño devolviéndole el gesto.

- ¿Qué traes ahí? -preguntó curiosa.

- ¿Puedo pasar? -mencionó con una sonrisa.

-Claro, claro, pasa. Hace mucho frío hoy- aseguró dejándolo entrar.

-Así es ¿estás sola?

-Sí, mis padres optaron por ir a recolectar leña, solo a ellos se les ocurre salir con este frío.

-Entonces ¿podemos ir a tu habitación? por favor.

-Hipo, no vamos a hacer nada malo, ya faltan solo 3 días para que hagamos lo que queramos- sinceró con picardía.

-No tenía pensado eso- aseguró risueño- pero habría sido una buena idea.

-Entonces ¿para qué quieres ir arriba si aquí estamos solitos?

-Quiero darte una sorpresa y necesito que te la pruebes- reveló rascándose la nuca con pena.

-Oh bueno, de ser ese el caso, vamos- confirmó con una sonrisa.

Dicho eso, se dirigieron escalera arriba al cuarto temporal de la rubia. El cual, a decir verdad, estaba casi vacío, pues la mayoría de sus cosas ya estaban empacadas en cajas. Ya que, al momento de casarse, se llevaría todo a la nueva casa para dar inicio a su vida con su esposo.

-Cierra los ojos- le pidió él con emoción.

- ¿Qué tramas? -preguntó con una sonrisa divertida.

-Nada malo, te lo juro, solo confía...

-Siempre- dijo antes de cerrar los ojos.

-Extiende las manos.

Ante esas palabras, la Hofferson le hizo caso y, una vez que Haddock se aseguró que no estaba haciendo trampa, le entregó la caja.

Astrid abrió los ojos sorprendida y sin poder ocultar su curiosidad, esculcó el interior de la caja. Al hacerlo, sus manos temblaron de la emoción, pues observó finalmente la joyería que usaría el día de su boda junto a su nueva capa de jefa, la cual era de un hermoso color blanco.

-Te dije que escogería un color más bonito para ti. Creo que este tono le queda muchísimo mejor a una mujer, el blanco siempre demuestra elegancia y tú, Mi lady, siempre caminas con un porte así, por lo que pensé que este sería tu color ideal- mencionó con una sonrisa- espero que no se te haga muy larga, si no, para la boda la puedes llevar así y ya luego la ajustas a como desees ¿te gusta?

La rubia ante eso, fue a abrazarlo con fuerza mientras sentía como una lágrima escapaba de sus ojos.

-No puedo creer que estamos a nada de casarnos. Estoy tan contenta y ¡claro que me gusta la capa! ¡la joyería! ¡me encanta todo! gracias Hipo.

-No te imaginas lo mucho que ya deseaba que pasaran estos 3 meses, de verdad- confesó besándola en la frente- ¿crees que podría ver cómo te queda la capa?

-Claro que sí. Dame un segundo.

Tras eso, Astrid optó por darle la espalda a su prometido un momento mientras se quitaba los guantes que siempre usaba para probarse sus brazaletes, además de colocarse la capa. Y, reteniendo un pequeño sollozo por ver los broches con el diseño de Tormenta, los añadió a la capa.

Lentamente se dio la vuelta para que Hipo se deleitará con su imagen y, vaya que lo logró, pues este no paró de observarla.

- ¿Cómo me veo? -preguntó divertida.

-Perfecta como siempre... te he visto crecer desde que éramos unos niños y, persistentemente pensé que te convertirías en la mujer increíble que eres hoy, te ves preciosa.

-Hipo, me vas a hacer llorar- admitió abrazándose a él nuevamente para ocultar el rostro en su cuello.

-Solo te estoy diciendo la verdad- sinceró con una enorme sonrisa mientras la mecía en sus brazos.

-Babe ¿ya estás listo? ¿estás listo para nuestra boda?

-Más que nunca Mi lady.

Ya no fueron necesarias más palabras, pues el resto de promesas y sueños que deseaban cumplir finalmente fueron transmitidas con un beso.

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1 día antes de la boda...

Astrid la noche anterior había terminado de hacer la base de madera de las coronas que usarían Hipo y ella, así que únicamente le hacía falta ponerles las flores.

Para evitar hacer las cosas deprisa, salió al alba para ir a recoger las flores más frescas, pero de camino se topó con Brutilda. Y pese a querer evadirla diciéndole que iría a un lugar que de seguro le aburriría, la gemela insistió en acompañarla.

-Recuérdame porque esperaste hasta un día antes para hacer las coronas- preguntó sin más mientras Astrid comenzaba a poner las flores delicadamente en una canasta.

-Ya te lo dije 3 veces, porque las flores se habrían marchitado desde hacía mucho si las hubiera hecho semanas atrás- respondió con ligero fastidio- deben estar hidratadas, por eso tuve que esperar hasta hoy.

-Bueno, ya que- dijo alzándose de hombros antes de empezar a ayudarla a recolectar las flores.

Algo que extrañó a Astrid e inmediatamente Brutilda sintió su mirada sobre ella.

- ¿Qué? al menos te ayudaré con algo. Ya que, la gran mayoría lo hizo mi hermano.

La rubia rio internamente, pero no le dijo nada, sencillamente siguió con su labor. Para cuando el sol se extendió por todo el lugar, las chicas regresaron a la aldea con muchas flores en la canasta.

La chica Thorston se despidió y Astrid se dirigió a su casa para trabajar. Cuando se detuvo un momento a descansar masajeándose el cuello, su madre entró al lugar.

-Cariño, no puedes saltarte el desayuno y el almuerzo- regañó ligeramente dejándole algo de comida en la mesa.

-Perdón mamá, no pensé que hubieran pasado tantas horas- aseguró apenada.

-Bueno, come algo y luego continúas con eso.

-Está bien.

La Hofferson se tomó un merecido descanso, donde disfrutó de sus alimentos, pues ciertamente tenía hambre, pero enseguida que terminó, continuó elaborando las coronas.

Primero se aseguró de terminar la de Hipo y sonrió sumamente orgullosa cuando lo hizo. Tenía ganas de ir a dejársela de una vez, pero prefirió también terminar la suya por si su prometido necesitaba ayuda con algo más cuando fuera a dejársela.

Al llegar la hora de la comida, terminó su corona. Le enseñó ambas a su madre con una sonrisa y luego de que esta le asegurara que había hecho un buen trabajo, le ayudó a guardar su corona de flores de manzana en un sitio templado para que no se marchitara.

Y después de eso, la rubia comió un poco apresurada antes de tomar la corona de moras azules y salir de la casa de sus padres para dirigirse a la de Valka. Al estar frente a la vivienda, escondió la corona antes de tocar la puerta. No pasó mucho cuando la castaña la recibió con una sonrisa.

-Hola querida.

-Hola Valka ¿qué tal está todo? -preguntó sonriente mientras aceptaba la invitación de la madre de su prometido de ingresar a su hogar.

-Bien, solo que mira quien se quedó dormido en la mesa- le susurró con gracia señalando al comedor.

Astrid observó hacia donde indicaba y, se abstuvo de soltar una carcajada al ver a Hipo recargado sobre su antebrazo en la mesa mientras cabeceaba ligeramente.

- ¿No durmió anoche? -preguntó la Hofferson.

-No mucho, ayer se esforzó por acabar todas sus responsabilidades para que pudieran disfrutar toda la semana de su luna de miel como se debía.

Astrid sonrió con ternura y cuando estaba por darle la corona a Valka para dejar dormir al castaño, este se despertó de un sobresalto.

-¡¡Estoy despierto!! -exclamó en un grito tirando en el proceso un vaso de agua.

Obteniendo ahora sí risas escandalosas por parte de su madre y prometida.

-Buenas tardes jefe- saludó la rubia risueña.

- ¿Astrid? ¿Cuándo llegaste? -preguntó el castaño sonrojado mientras se ponía de pie para limpiar el desastre que había hecho con el agua.

-No mucho- admitió acercándose a él para ir a saludarlo revolviéndole el cabello tiernamente.

-Salúdame bien- musitó de manera juguetona.

-Tu madre nos está viendo, no haré eso Hipo- devolvió en el mismo tono rodando los ojos divertida antes de darle un pequeño golpe en el hombro.

- ¿Qué quedamos con esa violencia? -preguntó en broma.

-No es violencia, es comunicación- aseguró con una sonrisa burlona- en fin, solo venía a dejarte algo.

- ¿Qué cosa?

Astrid en ese momento le mostró su corona, e Hipo se quedó impresionado al ver el bonito accesorio que había hecho su lady exclusivamente para él. Y, sin tener oportunidad de decirle algo por querer soltarse a llorar, esta se puso de puntitas para colocarle la corona.

-Perfecta, te ves tan guapo- comentó con emoción- le queda bien, ¿verdad Valka? -agregó para la mujer que había ido un momento a la cocina.

-Me encanta, se ve bastante bien- halagó la mencionada con una sonrisa antes de seguir haciendo sus deberes.

Hipo se sonrojó por los cumplidos y antes de poder decir algo, se dirigió a una especie de espejo que tenía la casa para observarse. Y, al darse cuenta de que efectivamente no se veía mal, regresó a abrazar a Astrid.

-Muchas gracias Mi lady, te quedó increíble- le susurró al oído- ahora sí nuestros atuendos estarán completos para mañana- agregó con emoción.

-Así es, no puedo creer que después de estar comprometidos casi 3 años, mañana ya estaremos casados- sinceró con asombro.

-Mmmm ni yo, pero estoy más que emocionado por dar el paso final- aseguró acariciándole la mejilla antes de desviar la mirada a sus labios.

La chica imitó su acción y para cuando terminaron con el espacio entre ambos, se sonrieron con cariño al pensar que, para mañana en la noche, un nuevo capítulo en su vida habría de comenzar.

.

.

Como verán, esta vez avanzamos mucho en el tiempo, pero recuerden que eso pasará constantemente en esta historia.

Ahora, no tengo que confirmárselos porque sé que son brillantes, pero la boda HICCSTRID será en el siguiente capítulo 7u7. Sé que les gustará.

Sin más que decir, nos vemos pronto ;) 

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