Capitulo 5: Una pelea casi perfecta... El camino de una Heroina ha comenzado.
El cielo está lleno de nubes que se aglomeran para liberar una tormenta, un escenario sangriento, aunque en este solo hay dos personas, las cuales, frente a frente, ya han lanzando el primer golpe hacia su respectivo oponente. Ambos miran de forma despectiva a su contrincante mostrando en su mirada aquella superioridad de hacerse llamar invencibles.
El chico de ojos carmesí que ha copiado una infinidad de poderes y técnicas haciéndolo más fuerte con un semblante que irradia suma confianza frente al hombre de ojos azules que detona supremacía ante todos, como si su sola presencia dijera que esta situación está bajo su absoluto control.
Hasta el mismo cielo llega a sentir la presión que emanan ambos; en cambio, varias de las mejores soldados sienten como cada célula de su cuerpo tiembla y grita una sola palabra: “Huye”.
Higi, a pesar de estar mirando, sigue absorto en sus pensamientos. Sigue analizando cómo terminó todo esto y se cuestiona si valió la pena, no sabe a quién culpar.
A esa marioneta, a Astrid…, o a Ryuto.
Este último trajo a aquellas mujeres, quienes provocaron toda esta masacre e hicieron que se perdieran muchas vidas, todo con el afán de salvarlo de este lugar, pero ¿valió la pena? ¿Ha valido la pena tanta sangre derramada? Incluso Cristal está muerta.
¿Quién es el bueno aquí? ¿Quién se puede considerar como el malo? ¿Ellos? ¿Todos? ¿Él…? Aunque diga que peleó por ellas, no significa nada, también mató a personas que solo hacían su trabajo, este era el problema de no tener el resto del contexto para saber si lo que hizo es correcto o es igual de malo.
Las nubes están acercándose mutuamente, el lugar está en silencio y, en una ráfaga imperceptible, hay un choque de puños, aunque antes de poder tocarse, son divididos por una gran línea, es como si una barrera invisible los haya detenido en el instante en el cual ambos tocan sus puños mientras se escucha el sonido del trueno cual león resonar en las alturas.
Una onda expansiva limpia todo el lugar del polvo, escombros y sangre, y deja el lugar como si nada hubiera pasado, varias mujeres son empujadas bastante lejos por el poder que sueltan.
Ryuto comienza su ataque combinado de puños y patadas a alta velocidad, aunque parece que ni siquiera las hace, es como verlas en otro plano dimensional mientras el hombre rubio esquiva cada uno de los ataques, al mismo tiempo que se acerca y lanza una infinita cantidad de golpes, pero Ryuto las bloquea cada una, mas no toma en cuenta el hecho de que lo está haciendo retroceder con cada ataque.
—A pesar de ser una copia barata, eres algo decente. —Sonríe burlón.
—No, la versión mejorada —dice con superioridad.
La manifestación aparece y ahora los golpes han aumentando a una velocidad que ya ni siquiera se puede ver, de hecho, ambos han desaparecido ante la vista de todos los presentes mientras en el lugar un cráter de dimensiones masivas inicia a surgir por las montañas que están cerca y el cielo libera una tormenta masiva, lo cual hace que todas las mujeres sientan el miedo a más no poder. Empiezan a escapar y otras solo se quedan por la mera curiosidad.
Higi es el único que puede ver todo este espectáculo, parece que está a nada de devastar toda esta región.
Los golpes van y vienen a más no poder, mas el rubio solo esquiva cada uno con una precisión magistral.
Entonces ríe un poco.
—Esto empieza a tornarse monótono. —Con un movimiento de su mano, detiene toda la acción por ahora. Se ve con intenciones buenas, nada de más violencia por el momento.
—¿Qué pasó? Estoy calentando, puta. No interrumpas el estiramiento de alguien, sino me dan calambres.
—Es claro que a este ritmo vas a cansarte más tarde que nunca y entonces me llevaré la victoria. Pero, además, usar los puños solo fue más un impulso que algo de verdad diplomático. Me hiciste perder los estribos. —Se limpia el polvo de su traje—. Y lo más importante, esta batalla se está haciendo solitaria…
Alza su mano y expande un aura dorada por todo el sitio. Las soldados que habían desfallecido en el sitio, reviven de nuevo para contemplar la batalla.
De igual modo, el hombre, con otro movimiento de su mano, crea un domo especial para poder sacar el máximo potencial de ambos sin tener que destruirlo todo en el proceso.
—Ya basta de pelear como vagabundos. —Extiende su mano y de esta sale una espada de energía dorada—. Saca tus mejores modales. —Sonríe con soberbia mientras se pone en guardia.
Entre tanto, Rose abre los ojos muy desconcertada.
—¿Qué…? ¿Qué rayos fue lo que pasó…?
Cristal, por su parte, vuelve a respirar con sorpresa. Palpa su cuello por el miedo momentáneo, pero nota que está curada.
—Yo… estoy viva… —dice anonadada.
—¿Qué… pasó? —dice Tamy tomando su cara, todo su cuerpo ha sido restaurado.
Higi voltea a ver con suma sorpresa esto, las han regresado a la vida. Ryuto, por su parte, suelta unas carcajadas.
—Tienes encanto viejo, me agrada eso. —Alza su mano y del cielo su báculo sagrado cae mientras lo empuña con suma destreza—. No me decepciones. —Suelta unas carcajadas llenas de soberbia.
—Ni siquiera habrá tiempo para ello porque serás derrotado… —El hombre se pone pensativo—. ¿Sabes algo…? Pensándolo bien, no quiero que esto sea rápido —habla con malicia—. ¿En verdad te crees tan bueno? Te haré añicos en cada estilo de pelea hasta que tu cuerpo entero estalle de humildad.
—Anciano, yo no me creo el mejor… Yo soy el mejor.
Ataca con su báculo y queda a nada de tocar su rostro, aunque Ryuto ni se ha movido, el mismo bastón se ha estirado solo; mas su contrario solo mueve su cabeza, el bastón sigue hasta chocar con el domo y genera una grieta pequeña en este.
El rubio solo chista.
—¿Entonces por qué no me has vencido? —pregunta para golpear directamente su orgullo.
—La verdadera pregunta no es por qué no lo he hecho, sino, ¿por qué apresurarse en eso? ¿Y no te mordiste la lengua por error, “Señor voy a golpearte por detrás para terminar y volver con mi vieja”? Se nota que también eres el mejor…, pero no el número uno —dice golpeando directo de ambas formas.
Conecta de lleno un golpe con su báculo, pero el rubio lo bloquea con su espada, acción que inicia un choque de armas. Ambos pelean con el estilo que pertenece a cada arma sin inmutarse de los ataques del otro.
—Copiaré cada una de las habilidades hasta hacerlas mías, no importa cuantas veces sea, seré no el mejor, seré el número uno.
El hombre, de un golpe de su espada, lo manda hacia abajo, pero Ryuto solo sonríe ante esto y extiende sus manos.
—Dominio del Emperador: Black Parade.
Todo el lugar es cubierto por un manto de oscuridad del cual salen una infinidad de copias de Ryuto, los cuales portan igual el báculo y, al igual que el original, todos estos se estiran a una mega velocidad directo hacia su rival.
—¿En serio? ¿Recurres a un método tan trillado? Creí que podrías ser mejor que esto. —El hombre, realizando movimientos muy elegantes, esquiva cada uno de los ataques que provienen de diferentes direcciones—. Es hora de darle picor.
Hace un movimiento con su espada, la cual expulsa una onda de energía roja que se dirige a Ryuto.
—¡Ohh, sí!
Con emoción, se lanza hacia la onda como si fuera un bateador, estira su báculo para golpear la energía.
Sin embargo, al momento de que la onda impacta su báculo, este mismo se torna de color rojo.
—¿Miaw? —Mira confundido.
El báculo entonces se siente un poco desequilibrado y se muestra renuente a ser sostenido.
—¡Hey! Báculo malo.
—No es muy difícil leerte. Más obvio no pudiste actuar —chista.
—¿Tan obvio cómo lo que tienes arriba de ti?
Aparentemente, el hombre es aplastado por el mismo báculo, pero del tamaño de un meteorito que se estira desde el cielo, creado por sus copias de sombra mientras estas se van duplicando hasta ir tapando el mismo cielo, son alcanzadas en cadena por una multitud de rayos.
—Raiton: Kirin. —Todas las copias se iluminan y forman la figura de un tigre de energía, el cual se condensa hasta ser energía en su estado más puro—. Rugido sin fin.
Este impacta en el báculo oscuro y provoca un destello, seguido de una explosion de altos niveles que provoca que incluso se salga del mismo planeta.
Todos los presentes ven esto y, por un momento, todo el país se vuelve blanco.
Ryuto toma su báculo con su mano derecha, al realizar un movimiento, se escucha un sonido de choque: el color rojo desaparece y vuelve a la normalidad. Mira expectante.
Higi, quien solo mira, ve el pequeño poder que liberó mientras observa el gran agujero que hay ahora, ha devastado la mitad de la región; ningún aparato eléctrico sirve más, ante todo esto, se olvida del hecho de que Cristal y las demás han revivido.
—Dominio del Emperador: Guardería.
Una gran cantidad de edificios surgen por todo el lugar mientras tapan el gran agujero que iba directo hacia el núcleo del planeta.
«Sé que me escuchas, enano. Toma a todas y váyanse de este lugar cuanto antes»
—¿Acaso todas tus técnicas deben llamarse “Dominio del Emperador"? —Ryuto siente un brazo recargarse en su hombro.
Junto a él está ese hombre de apariencia perfecta, sin ningún rasguño ni herida del ataque colosal que ha ocurrido.
Mira alrededor.
—Vaya, que sucio dejaste todo, se nota que te hace falta aprender ataques más limpios… —niega con desaprobación.
Ryuto ríe ante su presencia.
—¡Sabía que no me decepcionarías! Es como dije, eres también el mejor, pero no el número uno —dice feliz al ver que ese ataque no ha provocado nada de daño—. Me habría decepcionado si eso hubiera tenido algún efecto.
El hombre se despega de él y suelta un suspiro.
—No puedo ocultarlo más, aunque me pese en todo el orgullo y mi ego, debo reconocerlo. No soy el número uno. —Mete sus manos en los bolsillos—. De serlo, no tendría sentido… su existencia. —Sonríe con soberbia nuevamente para voltearlo a ver con malignidad.
—Entonces sí existe… El número uno —dice mientras una sonrisa retadora y llena de puro deseo de pelea se refleja en él.
Es obvio, se ha motivado aún más.
—Daré por hecho que me haría pedazos de un solo golpe como mi todo poderoso dios Saitama, pero eso solo me emociona más a seguir volviéndome más fuerte.
Todo el lugar, hasta la ciudad de Raigon, ¡no! Más allá… se siente como todo tiembla y un sentimiento de escalofríos recorre la piel de los seres de este mundo. A este tipo no le importa nada que no fuera una sola cosa: pelear.
—¿Un golpe? Ni siquiera podrías estar de pie ante él —dice con gracia—. Sin embargo, también tengo esas ganas de poder ponerme a su altura algún día porque, ya que él es el número uno…, puedes deducir que yo soy el número uno después del número uno —comenta con sumo orgullo, aun con todo, no parece querer afrontar el hecho de que, en realidad, es el número dos.
—Creo que a eso se le llama ser el número dos, pero bueno, es al menos un logro estar casi a la par de quién se corona como el más fuerte, pero me cuestiono si vale la pena… —Voltea hacia arriba su mirada y observa al cielo—. Siempre habrá alguien más poderoso que tú y eso es emocionante, no me imagino ser el número uno, sino, ya no tendría razones para seguir peleando ni evolucionar más.
Ryuto no es capaz de imaginar un futuro donde él no se encuentre peleando y encontrando nuevos y más poderosos rivales que lo motiven a ser aún más poderoso. No lo niega, cuando conoció a Leo y a Higi lo supo, están en una liga más allá, en especial el moreno. Lo siente, siente el poder digno de ponerse al mismo nivel contra todos, pero su poder es igual de grande que su estupidez; no peleará contra alguien que no sea consciente de su potencial y que de paso no se vea con ganas de eso, pero ahora…
—Tengo enfrente de mí a alguien que puede romperme la cara y eso… me prende —dice mirando al rubio con emoción.
Observa desde una dimensión espiritual el potencial infinito que desprende, el potencial que desea tener, superar…, copiar y hacerlo suyo y, si existe alguien superior, el deseo sólo sigue creciendo aún más.
—¿Sabes…? Eres alguien muy raro, pero veo en ti un gran potencial. ¿Por qué no mejor nos ahorramos esto y te conviertes en mi lacayo? Podrías ser muy bueno y te daré todo lo que requieras para ser mejor. Te enfrentarás a todo tipo de rivales y me ayudarás a conquistar mundos, suena tentador, ¿no crees? —El hombre ahora se ha puesto más listo y decide usar la negociación.
Ryuto se pone a pensar en la propuesta.
—Veamos, ¿seguir órdenes de este viejo o seguir por mi cuenta matando dioses y rivales para seguir más potente? Difícil. —Se sienta en el suelo con las piernas cruzadas—. ¿Qué debo hacer, abuelito? ¿Seguir el camino de la tortuga junto al maestro Roshi o seguir mi camino de luz, fuego y destrucción? —pregunta a la nada.
Aprovechando el freno de ataques, Higi decide sacar a todas las militares sin que nadie se dé cuenta por medio de un portal para desaparecer del sitio siendo tragados por la tierra; sin embargo, no todas consiguen salir, pues el hombre rubio ha puesto una barrera para que quedaran espectadores admirando la batalla.
—Oh, carajo… —Higi se muestra algo frustrado, pues su infalible plan no funciona.
—Higi. —Cristal se pone al borde de la barrera—, ¿qué ocurrió?
Higi no dice nada, no siente el derecho de verla y hablarle después de lo que pasó, después de todo, murió en su presencia y él no pudo hacer nada, aún no sabe a quién culpar por esto.
Las que han sobrevivido no saben si decirle a Cristal lo que pasó, presenciaron su muerte y la de sus camaradas y como esa asquerosa marioneta quebró al chico que las protegió.
Para rematar, ahora sucede esto: el otro chico que buscaban está peleando contra otro ser de dimensiones incalculables. Es obvio, se sienten como míseras hormigas ante el poder de quienes han llegado a su mundo.
—¿Higi…? ¿Por qué me ignoras ahora? —pregunta un poco dolida.
Este solo aprieta sus puños hasta el punto de que un hilo de sangre sale, la realidad es que quiere abrazarla y no soltarla jamás, llorar y rogarle por su perdón, pero… no siente que lo merezca.
Tamy mira sus manos y ve su sangre, le señala esto a Cristal para que lo note. Higi no está bien.
—Quisiera decirte que pasó…, pero no sé si podrías procesar lo que aconteció, solo ten por segura que muchas de nosotras no volverán a ejercer este servicio… jamás —dice con tristeza, pues vio en el rostro de muchas el horror.
—Higi… —Lo mira con cierta pesadumbre, desea saber qué le pasó para estar así.
Tiene unas ganas inexplicables de estar a su lado, ese lazo que hicieron juntos en el laboratorio se volvió más fuerte.
Mientras tanto, Ryuto, todo imbécil, gira en su posición mientras sigue pensando.
—No implica que sea tu esclavo, ¿verdad? ¿O que tenga que servir todas tus órdenes? Porque si así es, tendré que declinar, ¡Ryuto es libre como el mono volador que es!
—Mira, con todo lo que ha pasado, ni siquiera he tenido la dicha de presentarme… —Retrocede.
El hombre extiende sus manos y de estas sale una energía oscura y dorada. De inmediato, una gran luz recubre el sitio y se escribe el nombre de este enigmático ser, haciendo una presentación perfecta.
—¡Yo soy Yasir Dagger! El ser perfecto.
Sonríe con una soberbia inaudita, pues, después de decir aquello, un gran pilar lo alza como si se estuviera poniendo en un pedestal.
Mira a Ryuto.
—¿Y ser mi esclavo? Claro que no, eso es muy rústico, pero obedecer todas mis órdenes, sí. Tendrías que hacerlo… —Su semblante es serio de nueva cuenta— porque aquellos que se plantan ante mí, terminan conociendo su verdadero lugar.
—Entiendo perfectamente ese sentimiento de implantar tu supremacía ante aquellos que se autoproclaman como los más fuertes siendo tan débiles, me dan deseos de romper sus cráneos. Por cierto, que elegancia la de Francia… —dice admirando su apariencia pulcra y reluciente, a su nariz llega un olor grato que disfruta— con olor a limón. —Ryuto se ha movido y está sobre su hombro oliéndolo—. Mejor que esa pinche marioneta con olor a padalustro.
Se aparta y sus ropas de combate de peleador asiático cambian, ahora luce un esmoquin, aunque también porta unos lentes negros.
—A mí me han llamado de tantas formas que ahora ya no me acuerdo, pero actualmente me conocen como Kuro Ryuto, aunque mi nombre de pila es Emiya Ryuto, mucho gusto, señor Yasir Dagger —dice todo elegante mientras emite un olor a jabón genérico.
—Vaya, debo admitir que así me gusta más. —Yasir baja de su pedestal hasta llegar al suelo—. Sin embargo, presiento que rechazarás mi oferta de igual modo. —El hombre saca a relucir un sable de energía—. Así que pelearemos, ya no es un combate para demostrar quién es el mejor: esta pelea es para defender mi orgullo. —El sable brilla con intensidad—, pues es claro que el mejor… soy yo. —Sonríe con soberbia.
—Me agrada esa mentalidad —dice mientras esta vez saca de dos portales una espada negra y otra de azul celeste que luce como el diamante—. Si eres el mejor, muéstrame y, si se puede, déjame copiarte, aunque no está mal la oferta, me agrada el hecho de ser entrenado por alguien aún más mamado, pero mientras pienso…
Ryuto se lanza a lo bestia mientras da un grito de guerra bastante peculiar, procede a dar un giro en el que conectan ambas espadas con la de Yasir, lo que provoca una ruptura en el mismo cielo y todo a su alrededor.
—Desátate, muchacho. Déjame ver si, aunque sea, haber hablado por hablar valió la pena —comenta refiriéndose a lo que dijo sobre poder vencer a quien se le pusiera enfrente.
—¡Ohh, sí! —exclama mientras las espadas cambian a un estado elemental y de forma volviéndose katanas.
De otro portal, desenvaina otra katana, la pone en su boca mientras se pone en posición.
—En-Ō Santōryū.
Las espadas se cubren de un fuego morado, el cual cambia a un verde brillante casi transparente que emana una presión espiritual colosal que hasta Higi siente el sudor salir de su frente.
—Estilo de las tres espadas… del rey del infierno —dice mientras ve a Ryuto ponerse en posición.
Las pobres mujeres sienten la horrible necesidad de salir corriendo de aquí, Higi solo se mantiene firme, aunque siente como su piel se eriza mientras Ryuto esboza una sonrisa.
—¡Rengoku oni giri! —Se lanza hacia Yasir con el aspecto de un espectro.
Aun con esto, el hombre autoproclamado como perfecto, detiene el ataque con su sable, aunque este se fractura un poco y una pequeña gota de sudor resbala de su frente.
—Vaya… —Con su otra mano toca el sudor y lo admira—, hasta que llega alguien que me hace esforzarme un poquito —chista—. Pelear contra mi padre siempre es divertido, siempre me hace sacar todo de mí, ahí sí que el ambiente se calienta demasiado, pero veo que esto será relajado. —Sonríe confiado.
Ryuto se mofa de sus palabras.
—¡Entonces me esforzaré mas! ¡¡Emma!! —grita con suma determinación.
Comienza un ataque veloz con sus tres espadas de todos lados y hace que el sable de luz se empiece a quebrar.
Es como pelear contra tres personas a la vez y su poder solo va en aumento, aquella sonrisa no desaparece en lo absoluto de su rostro, pero cada impacto de sus armas fractura cada vez más su arma y aquella energía se filtra poco a poco en el espacio creado.
Cada uno se esfuerza cada vez más, aunque aún manteniendo su poder a raya para no matar a los espectadores o destruir este planeta, aunque, si fuera por Ryuto, ya habría cortado esta tierra en dos; Yasir mantiene una actitud serena, pero denotando su deseo de querer demostrar su superioridad.
Ryuto lanza cortes a distancia que impactan en Yasir, o eso parece, pues no es más que un espejismo, el real está detrás de él e intenta conectar de lleno un corte lateral, aunque logra ser frenado a tiempo por Ryuto, quién suda por el esfuerzo. Realiza un giro que desata un tornado hecho de fuego verde que se dirige a su contrincante.
—Toca cambiar. —Yasir deshace su sable, el cual ya está a punto de hacerse añicos. Recrea ahora un par de katanas y las hace girar un poco para tener un poco de estilo.
Los ataques chocan de forma veloz e impactante, Ryuto demuestra su gran técnica con el arte de las tres espadas, pero lo ve, ese modo de pelear… Yasir ha perfeccionado el estilo de la katana, incluso más, ha logrado llegar al punto de crear su propio estilo y perfeccionarlo a un máximo potencial.
¿Cuánto tiempo ha dedicado este hombre a ser el mejor? ¿Podría llegar a ese nivel que parece simplemente… inalcanzable…? Sí, sí puede y eso lo emociona más.
—¡Vamos, maldita sea! —exclama con emoción.
—No hay necesidad de ser ruidosos, eso le quita la gracia al combate —replica con una sonrisa retadora, pero sobre todo, denota su actitud dominante y superior.
—Carajo, esto se está saliendo de control —dice Higi con suma preocupación.
Es consciente de que el combate ya está llegando a otro punto, duda que el domo aguante más, a menos de que sea reemplazado por otro más poderoso, pero si un ataque sale, será un caos monstruoso
—Debo encontrar la forma de sacarlas de aquí.
Se cuestiona si tiene el poder para abrir al menos un apertura en este lugar, lo suficiente para que pueda sacarlas de aquí. Se pone a pensar en un plan para sacar a las mujeres del lugar.
—Malditos locos.
—¡Ryuto! —El rubio llama la atención de todos con una sonrisa llena de complacencia.
Extiende su mano al domo y lo potencia todavía más, el domo se torna de un negro transparente.
—¡¿Es todo lo que tienes?! ¡Ni siquiera siento el corazón acelerado! —Se burla con intenciones de que ataque con más potencia, Yasir se está emocionando, tras muchos años, enfrenta a alguien interesante.
—No…, ¡aún tengo mucho para dar! —Libera un grito que genera una onda expansiva.
Tan fuerte es la onda que Higi junta a todas para impedir que sean levantadas hasta morir, el sonido es ensordecedor; aunque el domo retiene todo de manera perfecta, está cubierta de esa energía que a Higi le parece muy familiar.
Ryuto se para en seco y solo respira, cierra sus ojos mientras levanta sus manos, aquella aura verde lo rodea, rayos oscuros con un brillo rojo empiezan a salir de su cuerpo y de sus espadas.
—¿Eso es…?
—Emma.
Se pone en posición, reúne tanta energía que ahora parece que, de forma ilusoria, le salen cuatro brazos y dos cabezas más.
Tamy mira hacia arriba y siente que esto lo ha visto en el pasado, cuando investigó algo que no debió saber.
—Ashura…
—En-Ō Kyūtōryū: Ashura Mode.
Su rostro refleja una gran seriedad, es, para todas las presentes, algo sumamente bizarro, parece un monstruo sacado de las pesadillas. Ryuto mueve sus seis brazos y sonríe de forma retadora.
—¿Qué dices, Yasir Dagger? ¿Final round?
Yasir chista.
—¿Qué? ¿Ya? ¿La última ronda? Y yo que ni siquiera me he esforzado casi nada…, es… una pena —comenta con ironía.
—Entonces…, ¡qué siga la fiesta!
Ya ni siquiera se ve nada, solo como una onda de impactos ilumina todo el lugar mientras los ataques se vuelven cada vez más devastadores y certeros, varios cortes incluso salen rayando el domo que solo los absorbe.
Ryuto, de una forma veloz e impredecible, parece un tornado viviente que aparece de todos los lados posibles atacando a Yasir y solo aumenta paulatinamente su velocidad, ya no se puede distinguir; el aura que desprende de su ser distorsiona sus armas que parecen volverse de papel por cómo se mueven.
Ryuto está más que feliz, increíblemente feliz, encontrar a un oponente que lo haga sacar todo lo que tiene y lo que le falta, ese deseo solo aumenta y aumenta exponencialmente y aquel poder interno solo hace que su poder empiece a crecer de forma desmedida.
Lanza un corte con sus tres cabezas al cuello de Yasir, el cual logra esquivarlo, pero por muy poco. A pasos monstruosos se va acercando todavía más.
—Ashura Bakkei: Mōja no Tawamure.
Tres clones aparecen y, rodeados del aura verde, se lanzan hacia Yasir, girando en un tornado, pero antes de poder acercarse, todos estos desaparecen en un parpadeo.
Todo lo que se contempla a ojos de los espectadores es como en el domo y el suelo aparece una gran línea que corta todo en línea recta, incluyendo parte de la base y más allá.
El corte ha perforado todo el planeta, dejando una gran y profunda grieta de forma perfecta, da la ilusión de que el mismo planeta ha sido partido a la mitad; sin embargo, el ataque no llega al núcleo, mas sí alcanza a rozar la capa que cubre el magma del planeta.
Al final, todo lo que se escucha es el sonido de una espada siendo desenvainada. Las armas de Yasir se rompen y en su mejilla se puede apreciar una línea roja, para los demás no significará nada, pero para otros es el símbolo de la victoria.
Ryuto aparece con sus armas, vuelve a su forma normal, sin ninguna herida…, ¿verdad?
Yasir se limpia la sangre que tiene en el rostro.
—Vaya, sí que te esforzaste niño… —Revela que no hay ninguna herida detrás del líquido—, pero como te dije, tu combate es muy sucio… Fue divertido, no lo niego. Lo único que debo criticar y que me decepciona… es el hecho de que nada de lo que hiciste fue tuyo, todo fue una mera copia perfeccionada…
Ryuto suelta unas últimas carcajadas mientras comienza a sentirse sumamente débil.
—Al menos…, lo intenté. —Ryuto empieza a toser sangre.
Ese corte hecho a la perfección hirió a Ryuto de gravedad. Sin embargo, tal fue la perfección de dicho ataque, que fue planeado para dejarlo sin aliento, no para matarlo.
Yasir deshace las barreras y el domo. Se acerca hasta el joven peleador.
—Espero… que ahora entiendas tu lugar. —Lo empuja con su dedo y este cae inevitablemente al suelo.
La herida es brutal, pero Yasir no es tonto. Antes de siquiera iniciar el combate, lo analizó; sabe con exactitud que se va a recuperar.
—Sí… y ahora, te superaré… —Choca generando un cráter en el piso y cierra sus ojos con una sonrisa—. Lo haré.
Yasir se pone en una rodilla y también sonríe.
—En serio que serías un buen lacayo…
Higi se limita a mirar el resultado.
Ryuto peleó, pero, al final, se contuvo; por más que su locura por las peleas sea grande, no quiso destruir este mundo. Puede ser muchas cosas, menos alguien que mata solo por cumplir un simple capricho.
El chico ya no sabe si culpar a Ryuto por todo lo sucedido, él está feliz con este resultado, perdió y, aun así, está feliz con su derrota, realmente es un buen perdedor.
Uno que acepta que, en esta infinita y vasta inexistencia, siempre habrá alguien más fuerte que tú…, mejor que tú.
Yasir entonces mira de reojo a los demás y sonríe con amabilidad.
—¿Están todas bien?
Todas asienten con sorpresa por el cambio repentino de actitud.
—¿Qué ocurre, acaso nunca habían visto a un hombre como yo?
Su belleza perfecta no pasa desapercibida, a pesar de que el deseo sexual de la mayoría es casi nulo, su presencia llena de perfección y testosterona pura eriza la piel de algunas.
El chico solo mira asombrado, su sola presencia logra calmar el miedo que ha estado sembrando en ellas desde que empezó todo esto. Sin dudas, se puede apreciar la carencia de hombres en este mundo, pues solo bastó uno para que todas reaccionaran con asombro e inquietud en sus cuerpos.
De su parte, Higi quedó anonadado al presenciar un hombre que tiene bien ganado cualquier título que tenga la denominación de “El Perfecto” y es porque lo acaba de demostrar ante todos, no queda ninguna duda.
Yasir se acerca a las mujeres y baja del sitio de donde fue la pelea. Mira a Higi también y le genera cierta curiosidad
—Hey, tú. —Lo señala con la mirada—. ¿Qué está pasando aquí? Puedo sentir la presencia de mi hermana… —Su vista aguda alcanza a percibir unas hojas en el suelo— y de mi hermano menor….
—¿Hermanos? —pregunta—. De casualidad, ¿su hermana es una chica pelirroja de piel morena?
—Sí, Astrid. Es muy traviesa, pero es una linda chica. —Sonríe.
—Ya veo. Este…, pues a mí me están cazando por… la neta ni siquiera sé qué hice. Me encerraron aquí, unas locas atacaron el lugar, así que decidí ayudarlas a protegerse y, de golpe, una marioneta toda loca apareció aquí y provocó una masacre. —Para este punto no vale la pena guardarse las cosas, de todos modos, sabe que lo volverán a cazar—. Su reina está dentro del lugar, inconsciente. —Higi se percata de algo—. ¡Ay, es cierto! Los modales, soy Higi Yato, es un gusto conocerlo —dice con amabilidad—, perdón si estoy en estos harapos, es una ropa de combate.
El chico con esto sigue llamando la atención de las mujeres, muchas no ven sólo a un hombre perfecto, sino a un chico lindo, aunque Higi no lo nota por ser imbécil.
—Pues vaya que te ganas la atención de las mujeres, sobre todo la de allí. —Señala a Cristal, quién no para de verlo. Al ser señalada, se enrojece y se da la vuelta—. Tal vez te cazan para que les des hijos. —Ríe.
Higi también reacciona con suma vergüenza, aunque aún no siente que pueda hablar con Cristal.
—Bu… Bueno, eso fue lo que pasó, aunque al parecer hasta las que atacaron están en calma —dice mirando hacia su dirección, pues están vivas.
Sin embargo, no pasa ni un segundo para que, al verse todas de cara a cara, retomen sus armas y se apunten con obvias intenciones de asesinar.
Yasir alza la mano.
—¡Alto todas! —Emana una onda de aire que resuena por el lugar, sus palabras dictan firmeza y autoridad—. ¿Acaso no ven… que estoy en medio de una conversación? ¿No les enseñan modales aquí o qué?
La voz de Yasir es fuerte y llena de dominio.
—Ellas nos atacaron y mataron a varias de nosotras, no podemos desperdiciar tiempo —dice Tamy apuntando.
Con o sin ellos allí, su mentalidad está sumamente disciplinada para ir en contra de todo enemigo de Raigon, Kira es quien tiene la palabra final y se nota que no escucharán razones hasta que las hayan matado.
—Bueno, si su educación es tan mediocre, entonces alguien debe enseñarles a someterse. —Cierra el puño—. Decreto de su nuevo Rey: Autoridad.
Una ráfaga dorada cubre todo el sitio, deshabilitando todas las armas y llenando el sitio de vida. La base tecnológica se desvanece y deja en su lugar a una hermosa colina llena de rosales.
Yasir y Higi quedan en medio del sitio, un trono ha emergido del suelo y el rubio se sentó en él. De forma inevitable, todas quedan en una rodilla ante él y, en contra de su voluntad, proclaman:
—Obediencia a nuestro Rey.
Higi está alucinando por todo esto, él ha cambiado todo el lugar y ahora todas están venerándolo. Logra notar que, de entre todas, está la misma Kira, quién se nota un poco traumada.
Ahora le queda claro, estas personas, con solo soltar un poco de su poder, pueden someter a cualquiera, aunque Higi es el único que no se ve afectado por esto.
«Esto es asombroso», piensa viendo todo a su alrededor.
—Y no te confundas, niño. —Lo mira con seriedad—. No me veneran, solo les hice respetarme como merezco ser respetado.
—Ehh, de acuerdo, comprendo. —Asiente con su cabeza—. Wow, si la gente de Raigon ve esto, se quedarán alucinando, más al ver a su líder de rodillas frente a un hombre.
—Es lo malo de estos mundos, niño. La verdad es que sin hombres, esta sociedad está muy jodida. —Se levanta del trono y mira a todas de forma inferior—. Vieron de lo que fui capaz y todavía osan llevarme la contraria, como se nota la falta de educación.
Higi se cuestiona, ve a todas en calma, a pesar de aún sentir culpa, ve que todas, frente a un verdadero líder, pueden estar en paz. Se nota el cambio, sin dudas.
—La involución —dice para sí mismo.
Esa es la palabra indicada para este mundo: involución. Por más tecnología que haya, están atrasadas en casi todo lo demás, es decir, iban a usarlo de conejillo de indias, no quiere pensar que más podrían haber hecho de no ser por Ryuto.
Al final, esto no ha resultado tan mal, quizás, estos cambios realmente son para bien.
—Miren… —Yasir se soba las sienes—, no tengo tiempo para esto. —Frota su muñeca y un reloj aparece—. Mi esposa debe estar esperándome junto a mis niños y mi hermosa hija. —Sonríe con cariño viendo su reloj—. Así que les propongo algo a todas ustedes…
Yasir empieza a caminar entre ellas.
—Soy un Rey veterano, he conquistado un sinnúmero de Universos. Cada Tierra que he pisado solo agradece mi llegada, otros se llevan a la desgracia por su necedad e ineptitud, pero ustedes son mujeres y sé que son inteligentes: tomarán las decisiones correctas.
Todas se miran entre ellas, la verdad es que sus peleas en sí se dan más por la falta de hombres, de allí, han avanzado bien aun estando aisladas del resto de mundos, pero la presencia de Yasir les dice que hay un mejor camino que solo cazar hombres para reproducción artificial. Están ante seres que nuevamente pueden ejercer su voluntad sobre este mundo, aunque al menos se ve que no serán como los anteriores que estuvieron.
Higi siente que todo irá bien, aunque aún falta convencer al resto de la gente y sin mencionar que hay lugares más allá de esta tierra que quedan todavía por explorar.
Decide que este puede ser el momento ideal para irse. No está seguro, lo presiente, aunque él esté aquí, sabe que en cualquier momento su hermana aparecerá y quizás lo convenza de entregárselo, no puede confiar.
Al menos hizo lo que pudo, pero no se puede arriesgar.
—Primero lo primero…
Higi pensaba con muy justa razón. El chico se ve envuelto en una burbuja hecha de energía negra pura.
—¿Eh? —No logra reaccionar a tiempo.
—Lo siento, niño. Pero no me dijiste el contexto completo. Para tu mala fortuna, cuento con una habilidad única que me permite estar atento de todo lo que me rodea. —Lo mira con seriedad, después mira a las mujeres—. Todas cooperen en capturar a estos tres y mi familia se hará cargo de que este lugar sea ideal para ustedes. Todos los problemas que cargaron en el pasado desaparecerán; serán destruidos y luego será como si nunca hubiéramos estado aquí. Todos serán felices, estos tres tipos saldarán sus deudas y yo podré regresar ahora mismo a mi casa, ¿qué dicen? —Sonríe complacido.
Al final, las palabras que Ryuto le dijo fueron verdad, ve como todas están convencidas por estas palabras y lo miran. Está claro, aunque las haya salvado, no importa en lo absoluto.
¿Qué es mejor para ellas: dejar su mundo como está o salvarlo entregando a tres simples hombres?
Desde un principio supo que esto pasaría, por lo que solo se resigna a esperar su destino, aunque este aún está lejos de llegar.
Una distorsión en la burbuja se genera y comienza a girar hasta que de esta sale una mano, la cual lo toma del cuello, lo arrastra y lo saca de allí en un solo segundo. Lo mismo pasa con Ryuto que sigue inconsciente por el daño y es arrastrado por una distorsión.
Yasir observa con cierto recelo.
—Este chico sí que es muy particular —comenta refiriéndose a las manos que salieron. Después observa su reloj una vez más—. Bueno. —Mira a todas las mujeres—, ya saben qué hacer. Los Dagger fuimos muy malignos en su tiempo, sí… —Hace un ademán—, pero hace un tiempo que hubo un cambio en la administración. Ahora hacemos el bien por medios un poco… cuestionables; así que, no se preocupen. Todas ustedes están en buenas manos, mi hermana se encargará de que puedan avanzar y sean una sociedad más plena.
Yasir realiza un chasquido y todas dejan de estar sometidas ante su decreto.
—No quiero enterarme de que nuevamente se rebelaron entre ustedes. —Muestra un semblante sombrío— o les aseguro que regresaré y las conquistaré y vivirán bajo mis reglas…
Todas solo tragan gordo por esta aclaración, al final, tampoco es que tengan muchas opciones ahora: es estar bajo su mando y ser dominadas.
Las capitanas vieron aquella mano que tomó a Higi para llevárselo, es obvio que se trata del único que no se encontraba en la escena y quien más que el asesino.
Un escuadrón se dirige hacia el cráter y se percatan de que, en efecto, el cuerpo de Ryuto ya no se encuentra ahí.
—Creo que ya está más que claro —dice Sans con seriedad—. Informen a todas las unidades que estén dentro del país, no los dejen escapar y en cuanto a ustedes… —Ve a las rebeldes—. Ya habrá tiempo de resolver esto, comiencen a moverse.
Muchas dirigen su mirada hacia Kira, pero casi todas pasan de largo de ella, para este punto, está más que claro que ya no tiene ningún tipo de poder ahora y menos cuando se enteren como está Raigon; además de que Kira sigue traumada, su rostro muestra un gran horror, sus ojos no tienen vida.
—Tiempos oscuros se acercan —dice Tamy.
—¿Sabes…? —Yasir ve a Sans que está junto al cráter—. En realidad, pude haber rebanado las manos que salieron en un corte fino y perfecto —dice sacando su sable de energía—, pero mi instinto me detuvo de hacerlo. En el fondo, algo me dice que ambos aún no debemos encontrarnos, al menos no ahora…
Yasir guarda el sable, después estira un par de sus dedos y dibuja una línea recta en el aire, abre un portal. Le dirige la mirada y sonríe.
—Me voy a mi hogar con mi familia. Espero que en un futuro, cada una de ustedes tenga la suya también; aunque una familia… normal. —Yasir cruza el portal y se retira.
—Viendo nuestra situación actual, lo dudo —dice Sans con resignación y varias en su interior asienten.
Por más que se hayan visto encantadas por él, muchas realmente ni siquiera saben que es el amor, aunque esa palabra hoy en día en este mundo es un tabú.
Cristal, por su parte, de cierta forma también quedó un poco encantada por el hombre perfecto; sin embargo, en su interior, en el palpitar de su corazón, solo hay una persona que de verdad le interesa y le genera esa chispa única que se cree extinta en esa sociedad.
Ella aún no lo comprende del todo, pero se está empezando a enamorar de ese pequeño peculiar que le ha enseñado un sin fin de cosas y que, además, tuvo la dicha de conocerlo más. Al final, se dio cuenta de que, a pesar de tener todos esos poderes incomprensibles, sigue siendo un humano; sigue siendo un hombre con sentimientos, con un pasado y un corazón: sigue siendo una persona que puede dar y recibir amor.
Ella quiere darle ese amor…
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Ryuto y Higi caen sobre un sofá bastante cómodo, en frente de ellos se encuentra Leo sentado en un sillón reclinable mientras bebe una piña, a su lado, está Nova recargada en una pared.
—¿Qué hay, perras?
—¿Leo? —cuestiona Higi mientras lo mira con asombro, pero se lleva una sorpresa mayor al ver a Nova—. ¿Tú?
—Hola, enano, así es. Sigo viva —dice con simpleza.
—Pero…
—Agradece al chico junto a ti, realmente es inteligente, no solo logró regresarme con todos mis recuerdos intactos, sino también con una gran base de información y más. —Suspira—, sin mencionar que liberó información prohibida en todo Raigon y ahora el país completo está en un estado de revolución masivo.
—¡¿Qué?!
—Tal y como escuchaste, Higi —comenta Leo.
Este mira a Ryuto con sorpresa, no solo organizó un ataque a una base, sino todo eso.
—Y lo que falta. —Leo ríe.
—¿Cómo que lo que falta?
—Pues. —Se truena la espalda—, vi lo que pasará este día y solo puedo decir una cosa, nos vamos de mojados.
Higi lo mira sin entender de qué habla.
—Escaparemos de este país.
—¿De verdad?
—Temo que sí, ahora toda persona de Raigon sabe lo que está pasando, sin mencionar cosas que no deberían saber. No solo los cazaran a ustedes, sino a todo el imperio e incluso al ejército, ya debieron recibir la información.
—¿Nos ayudarás? —Nova asiente—. ¿Por qué deberíamos confiar en ti? Eres la mano de…
—Era, dirás. Eso se acabó, he recordado cosas que no debí saber, así que he decidido largarme de aquí y qué mejor forma que con los prófugos más buscados de este lugar.
—Dice la verdad, confía —dice Leo—. Además, si vamos a ser perseguidos, hay que hacerlo como se debe.
Muchas cosas siguen pasando por la mente de Higi, todo esto es un desastre, pero aun con eso…
—No sé si quiero.
—¿Qué? —preguntan al unísono.
—Esos tipos nos están cazando por algo, quizás, deberíamos entregarnos, de lo contrario, solo le llevaremos nuestros problemas a todos lo que nos rodean o se involucren con nosotros.
—Mira, sé cómo te sientes, en serio, pero lo mejor será mantenernos al margen. Está claro que no descansarán hasta jodernos y, bueno, si va a hacer así, entonces caeremos a nuestro modo —dice extendiendo su puño hacia Higi y él corresponde chocando el suyo—. Lo que pase, pasará, lo importante es pelear. Quizás nos tome tiempo entender las cosas, pero hay mucho que remediar. Por ahora, lo mejor será planear nuestro escape maestro y, por cierto, Ryuto hizo algo más que solo cortar esta tierra a la mitad.
—¿A qué te refieres con esto?
—Nova, hazme los honores.
Ella asiente y saca de una mochila una especie de dona metálica, la cual prende y hace que aparezca un mapa de todo el planeta, el cual está dividido en múltiples continentes a lo largo de todo el mundo, unos mas grandes que otros.
—Este es nuestro mundo, y aquí es donde estamos —dice entrando en un pequeño pedazo de tierra que puede considerarse del tamaño de Italia, está cerca de un gran continente—. Este mundo es mucho mas grande de lo que pensaron, Kira ha mantenido a este país bajo una gran mentira, a través de su influencia.
Ambos miran el holograma, Higi mira asombrado.
—Nuestro mundo alguna vez tuvo a todos estos pedazos de tierra unidos en un supercontinente, pero durante muchas eras, el mundo se vio bajo la sombra de unos seres que se hacían llamar dioses.
—¿Dioses?
—Sí, seres de un poder absurdo, tenían a todo ser que no fuera uno de ellos como esclavos para saciar sus deseos más bajos, yo fui creada durante este tiempo para ser de ayuda a la humanidad, para ayudarla a su liberación, pero estos seres simplemente eran demasiado poderosos. Hacían gala siempre que podían de su superioridad ante nosotros, no fue hasta la llegada de El Observador.
—Timael, sino mal recuerdo —dice Leo.
—Sí, era el primero que conocíamos que nos extendió la mano para poder cambiar las cosas, a su lado conseguimos avanzar hacia nuestra libertad, este mundo estaba lleno tanto de hombres como de mujeres por igual; sin embargo, nada terminó con un final feliz, en una jugada sucia por parte de ellos, usaron un extraño artefacto que provocó la devastación del mundo, hasta el punto donde todo el continente se partió en lo que ven ahora.
Los dos tratan de hacer una imagen mental de cómo llegó a lucir este mundo en el pasado.
—Aquel artefacto no fue otro que uno de los conocidos como “Los descuidos de Deuz”. Por suerte, Timael logró hacerlo desaparecer en los territorios lejanos de nuestro mundo, aunque de cualquier modo había seres que seguían en este mundo, seres que tenían el suficiente poder para volver a causar una segunda era de los dioses, por lo que se nos dio…
—Aquella lámpara —complementa Higi.
—No podría haberlo dicho mejor. Tenía el poder para permitirnos pelear a la par contra los que quedaron, pero aunque logramos vencer, no pudimos recuperarnos: la población se redujo a un nivel alarmante y sufrimos una pérdida de hasta el ochenta por ciento de la población masculina a nivel global.
—Por esa razón no hay hombres aquí.
—Sí, ante esto, Kira tomó cartas en el asunto y, usando el artefacto que Timael había escondido, alteró la mente de todas las personas; les hizo olvidar todo: los dioses, la guerra, la existencia del supercontinente… Encerró a cuantos pudo en este país para impedir que salieran. Se aprovechó del conocimiento antiguo y, con este, logró construir un gran imperio, conquistando a quien se le opusiera.
—¿Pues cuantos años tiene Kira? —cuestiona Leo.
—Te sorprendería, pero después de esto, usó ambos descuidos de Deuz para sus deseos egoístas como la invasión a otros mundos para conseguir hombres. Timael decidió tomar la decisión de encerrar este mundo, impidiendo que cualquier ser de este salga; bloqueó el acceso al multiverso, incluso al nuestro.
—Ya veo, eso explica algunas cosas —dice Leo—. Eso significa que en esta tierra hay dos descuidos de Deuz, ¿donde está el otro?
—Temo que eso jamás lo supe, Timael se lo entregó a un habitante de otro continente.
—Significa que tenemos la oportunidad de encontrar otro artefacto para poder hacerle frente a estos tontos, después de todo, son armas creadas a partir de quien fue el gran maquinista del Megaverso.
—Leo, no creo que esto valga la pena, solo nos meteremos en más problemas de los que ya estamos —dice Higi con preocupación.
—En problemas ya estamos y solo te dire que son muy, pero muy grandes. Al menos, hay que intentar defendernos, es lo mejor que podemos hacer. Quizás cometí grandes errores en el pasado, y estoy dispuesto a pagar por ellos, aunque quiero que me juzguen por eso y no por una burrada.
—¿Burrada?
—Luego te cuento bien.
—Entonces está decidido, ¿verdad? —dice Nova.
—Sí. Es verdad que este mundo literalmente perdió todo concepto primordial, significa que no todos están regidos por los mismos valores. Kira les enseñó los valores de antes, pero no como surgieron ni tampoco el concepto real del bien y el mal, no sabemos cómo estará el resto de este mundo y eso lo vamos a aprovechar —dice Leo con determinación.
—Después de todo, eres más interesante de lo que pensé. Me agradas, chico.
—Gracias —dice más motivado.
—Y ahora que lo pienso, ¿en dónde estamos exactamente? —pregunta Higi.
—En un búnker abandonado, literalmente está a las afueras de la ciudad, vine aquí después de dejar a alguien.
—¿A alguien? —pregunta.
—Es… una larga historia.
Recuerda que una vez que salieron del castillo, lograron pasar desapercibidos y, como prometió, dejó a Sky en su casa, la hizo pasar por demasiadas cosas, lo que menos quiere es que esté más envuelta en esto, solo le hizo prometer que no se alejara, que buscara una vida pacífica y que si alguna vez lo vuelve a ver, tiene permiso de golpearlo. Después de eso, se marchó para no seguir poniéndola en peligro, al menos tuvo el corazón para no llevarla directo a la boca del tiburón.
«Al menos pude hacer eso bien», piensa en sus adentros.
Higi solo se sienta en el sillón, arrimando un poco a Ryuto, el cual parece que se va recuperando bastante rápido. Suelta un suspiro y solo piensa en… Cristal, ni siquiera se pudo disculpar con ella correctamente, quiso darle un abrazo y decirle cuánto lamenta haber permitido que la mataran, aunque le queda claro que le contarán lo sucedido.
Por otro lado, Leo tiene razón, lo mejor será no involucrar a más personas. Higi no puede soportar otra pérdida y con el maldito Majin jodiendo en cada momento, está seguro que en el instante en el que se descuide lo hará caer en su trato.
—Maldito parásito de la imaginación —susurra para él mismo.
Mira hacia arriba y se pregunta si la próxima vez que vea a Cristal será ser diferente, si le volverá a sonreír o si no dudará en traicionarlo, todo con tal de salvar su mundo, aunque, al parecer, aún queda mucho por explorar en este mundo; sin embargo, si ella elige todo esto por sobre él, no la juzgará, cualquier persona con sentido común o moral lo haría.
Aunque Higi no toma en cuenta que si están regidas únicamente por las enseñanzas del ser humano y que no tienen un concepto definido de Dios, entonces esto es simplemente relativo para ellas.
Fuera de ahí, la noticia de la rebelión actual en todo Raigon no se hace esperar. Todas las habitantes desean la cabeza de Kira y saber porque les mintió por tanto tiempo, el caos y la anarquía comienzan a gobernar en las calles de todo el lugar, las militares que intentan hacer algo solo son atacadas por las civiles, la situación comienza a expandirse a varias ciudades, las cuales aprovechan esto para rebelarse contra Raigon y, con la base principal convertida en un jardín, se ha perdido bastante armamento.
Lo primero que deja claro Yasir y lo primero que se rompe.
—¡Tenemos un grave problema! ¡La capital está en un estado anárquico sin control! —dice una chica la cual corre hacia las capitanas—. ¡La ciudadanía se ha levantado en otra parte del sistema! ¡Y las unidades que están allí han comenzado a ser atacadas!
—¡Eso no puede ser! —dice Sans—. Informen a todas las unidades que bloqueen ca…
—¡Las demás ciudades de Raigon han comenzado a sufrir rebeliones! —informa otra de las soldados—. ¡Mayor cantidad de nuestras unidades y grupos de elite vinieron aquí por lo acontecido! ¡No tenemos suficientes equipos!
—¡Hemos tratado de hacer contacto con los demás escuadrones, pero ninguno responde!
Esta situación está por escalar a niveles demasiado altos, sin mencionar que el nulo contacto con los demás escuadrones se debe a que Leo las dejó a casi todas inconscientes cuando escapó de su encierro con Sky.
Sans lo tiene claro, están en el peor momento posible, justo cuando piensa que las cosas por fin se están por tranquilizar. Quiere ir y hablar con Kira, pero, para este punto, la confianza y el respeto que le tuvo, así como el resto de las unidades, está por los suelos y muchas de ellas ya la culpan por haber permitido la llegada de estos seres a su hogar.
—Oigan, sé que Kira no ha manejado del todo bien esta situación, pero la veo medio rara —comenta Rose señalando a la Lord.
La mirada vacía y perdida de Kira solo deja en claro un mensaje, ha presenciado el horror más grande de su vida.
—¿Qué cara…? Pero si yo recuerdo que ustedes iban a resguardar a la Lord en la base —comenta una de las soldados viendo a Rose.
—¿Cómo pretendes decir semejante estupidez? ¡Yo estaba muerta!
—¡¿La dejaron sola?! —exclama Tamy.
—¿En serio nadie se percató de que no estaba? —pregunta Cristal.
—Con todo lo que pasó, ¿en serio nadie? —cuestiona Sans—, sé que todo lo que sucedió fue aterrador, pero no puede ser que hayan decidido huir y dejarla a su suerte.
Todas se quedan calladas, pues por lo que pasó, decidieron correr por sus vidas, sin importar lo que le pasara. La verdad es que sí, todo fue sumamente aterrador a más no poder.
—Es el sentido lógico, no esperes que una persona normal no huya en una situación como esta —comenta una de las soldados.
—Supongo que también me habría preocupado más por el bienestar de mis tropas que por Kira —corrobora Rose desviando la mirada.
Sans suspira, pues tienen razón, con todo esto, nadie hubiera pensado en algo que no fuera su propio bienestar o el de sus seres queridos.
—Rose dice la verdad. Lamentablemente, yo pensé igual, prioricé a mis unidades por sobre todo —dice Tamy.
—Oigan, ¿soy la única que notó que hojas aparecieron durante la pelea entre el hombre rubio y uno de los weyes? —comenta una de las soldados del escuadrón cóndor.
—No, yo también lo noté y no tuvo sentido, antes de que esto se volviera un jardín no había árboles para empezar —dice Rose pensativa.
El silencio gobierna, no hubo mucha necesidad de pensarlo.
—Alguien más estuvo aquí… —dice Sans—, lo que sea que haya venido, creo que… solo Lord Amatsu lo vio, con ella han aparecido directamente.
—Pero… para dejarla en ese estado… —dice Tamy mirando a su Lord, la cual parece que con un solo saludo gritaría.
Cristal la observa con cierta incomodidad, pero al ser de las pocas personas que aún tienen sentimientos arraigados en ella, decide aventurarse en saber cómo se encuentra.
—Lord…, ¿Lord Amatsu…? —Se acerca a ella con voz débil. Espera alguna reacción.
Nada, no es más que solo un estado catatónico; un estado vegetal. Ni siquiera parpadea, en sus ojos se nota ese efecto, como si se esforzara por no hacerlo.
Rose, al ver esto, también decide acercarse. La toma de los hombros.
—¡Kira! —la agita—. ¡Kira, responde mal…!
Inesperadamente, Kira expulsa un grito ensordecedor con todas sus fuerzas, lanza un golpe directo a su mejilla y comienza a retroceder con un rostro lleno de horror.
—¡¡¡Aléjate de mí!!! ¡¡Aléjate!! ¡¡No me toques!!
Sus gritos solo reflejan el más puro miedo, se arrastra hasta llegar a un rincón y muerde su mano mientras se esfuerza por no parpadear.
—No cierres los ojos, no cierres los ojos, no cierres los ojos…
Repite la misma frase de forma continua. Todas perciben un sobreesfuerzo de su parte por no cerrar los ojos, pareciera que ella, al momento de hacerlo, verá su peor miedo hecho realidad. Ni siquiera pudo reconocer a Rose; su propia visión de la realidad se ha distorsionado por lo que presenció.
—¿Qué…? ¿Qué mierda…? —Rose se soba la mejilla.
—E… Eso no es normal. —Cristal está asustada por como actuó su vieja líder.
Sans se acerca con cuidado a ella.
—Lord Amatsu…, somos nosotras —dice con un rostro lleno de desesperación—. ¿No nos…?
—¡¡Aléjate!! —grita tan fuerte que parece que sus cuerdas vocales se van a desgarrar.
Hace que Sans se quede paralizada. Muchas miran esto con desconcierto, pena, tristeza, confusión…, pero, sobre todo, miedo.
Su líder, la mujer que gobernó esta tierra y conquistó hasta el ser más grande, ahora solo es un cascarón lleno de miedo, el cual llora en una esquina con unos ojos totalmente rojos e inyectados en sangre. Muerde su propia mano, a la cual ya le sale sangre por la fuerza con la que aplica su mordida… Ha caído en la locura.
—Maldición, ¿creen que el títere haya tenido que ver? —pregunta Rose con cierta repulsión—. ¿Alguien de ustedes seguía viva después de que nos mató ese idiota para saber qué pasó?
La mayoría niega con la cabeza.
—Las que vinieron con ella escaparon cuando tuvieron la oportunidad, creo que nadie se quedó con Lord Amatsu —comenta una soldado.
—Rayos, los únicos que podrían darnos una respuesta son ese niño castaño y el mismísimo títere, ¡qué mala pata! —refunfuña Rose con rencor.
—Dudo que Higi Yato nos pueda decir algo, cuando revivieron, él estaba aquí con nosotras —comenta una—, se encargó de mantener sus cuerpos a salvo, a no ser que haya visto algo que nosotras no.
Todas solo miran a Kira y solo pueden tratar de imaginar qué fue lo que vivió para estar en esas condiciones.
Frente a Kira aparece la ilusión de una niña pequeña, una niña que solo le hace recordar ese infierno de terror.
—¿Cómo… sigues…? —Sonríe de forma escalofriante mientras la mira directamente a los ojos.
—Por favor…, déjame sola… —dice entre susurros—. Por favor…
Rose escucha que está hablando sola.
—¿Y ahora qué trae?
—Ni idea, dudo que ahora sea capaz de diferenciar lo que es real y lo que no lo es —dice Tamy.
—Vaya, la verdad nunca creí pasar de tenerle admiración a tenerle… lástima… —comenta Cristal con un semblante entristecido.
—No podemos dejarla aquí.
—¿Y a donde se supone que la llevaremos? La base ya no existe, no queda ningún medio de transporte y tampoco podemos volver a la capital —dice Sans frustrada.
—Supongo que… solo nos queda esperar a que esa chica pelirroja nos ayude con esto —dice Tamy con resignación.
—Ojalá Higi estuviera aquí… —Cristal mira hacia el horizonte y se pregunta en dónde está el joven.
A pesar de todo, a pesar de que sus compañeras le contaron todo, sabe que no fue del todo su culpa. Al contrario, agradece seguir viva y poder seguir presente; tal vez ha juzgado mal a los Dagger, ahora mismo, ella tampoco sabe qué pensar al respecto.
A las afueras del país, Astrid camina de regreso junto a la líder de las rebeldes siendo su nueva mascota.
—No creo que sea buena idea —comenta con preocupación.
—¿Qué cosa? —pregunta la morena sin dejar de caminar, a su lado izquierdo está la francotiradora que encantó primero.
—Nos estamos acercando al territorio de Raigon, la gente en el instante que nos vean nos reconocerán, dudo que nos dejen tan siquiera entrar.
La francotiradora asiente ante esto.
—¿Y luego? —pregunta alzando la ceja—. A mí me dejarán pasar y a todas las que vengan conmigo, no me importa lo que piensen.
—Si usted lo dice…
—Oigan, ¿soy yo o la ciudad parece que está brillando de un color naranja? —comenta la francotiradora.
—Creo que más bien es rojo —dice agudizando la mirada.
—¿Un color naranja? —Astrid mira con atención, puede reconocer ese conjunto de colores en cualquier parte, además de que la noche ya está a punto de alzarse.
Lo que se ve no es por el brillo de la ciudad, sino porque la ciudad está siendo consumida en llamas a manos de su propia gente que ha tomado el control a la fuerza, se escuchan los gritos de las personas eufóricas.
—No… —Astrid mira un poco horrorizada la escena a lo lejos.
Sus ojos se abren un poco más y deja ver en ella un miedo arraigado, un temor acechante; los gritos y el fuego no hacen más que avivar esos recuerdos amargos de su pasado.
Frunce el ceño y aprieta los puños con fuerza.
—¿Qué… fue lo que hicieron…? —pregunta con una rabia contenida pensando en el trío.
Aunque lo que ella no sabe es que, en concreto, fue Ryuto quien provocó todo esto con tan solo hacer un clic en la computadora central de la base.
La ciudad se consume en el absoluto caos, se puede escuchar los gritos de las militares que están retenidas. La gente reclama con gran ira que quieren la cabeza de Kira, no hay pensamiento, no hay lógica, solo gente consumida por el odio, así como también se ve que ya varias militares fueron asesinadas.
Sin tomar en cuenta que las demás ciudades están en el mismo estado, Raigon ha caído en la absoluta anarquía y, sin el sentido de la moralidad completo, se dejan llevar con suma facilidad por sus emociones, pocas son las mujeres que han logrado escapar de la ciudad, las cuales no quieren nada que ver con esto. Por suerte, las pocas soldados que no fueron atrapadas las ayudan a escapar.
—Quédense de aquí… —dice Astrid con una frialdad espeluznante.
Ellas solo asienten mientras un frío horrible recorre su espalda.
Astrid comienza a volar encima de las ciudades y se posiciona en medio de todas. Observa como todas las chicas están destruyendo todo, las personas corren por sus vidas, saquean provisiones…
Una gran ira empieza a llenar su corazón. Un aura oscura inicia a rodearla y una gran furia se empieza a desatar dentro de ella, el recuerdo vivo de su tierra natal parece presentarse ante sus ojos y eso… no lo va a tolerar.
—¡¡¡Ya… basta!!! —grita con todas sus fuerzas y una energía brutal sacude el país entero, la cual apaga todo el fuego producido durante la rebelión.
Astrid respira agitada, más que nada por la ira que expresa en sus ojos verdosos, estos mismos brillan con una intensidad desgarradora.
Todas voltean a verla, el grito logra incluso sentirse por las ciudades y hace que paren en seco, incluso hasta donde estaba anteriormente la base.
Leo se limpia el oído mientras que Nova y Higi se han tapado los mismos; Ryuto despierta en seco.
—¿Eh? ¿Qué pasó…? —dice mirando a todos lados.
—Nada, solo que la reina del drama al fin llegó para ver el desmadre que armaste.
—Que horrible grito —dice Nova.
—Estoy seguro de que ahora más que cazarnos, querrá matarnos —dice Higi preocupado.
—Ohh, entonces dio el resultado que esperaba, ¡a huevo! —dice Ryuto orgulloso—. Dudo que eso sea suficiente para detenerlos, he visto en el corazón de esta gente, no hay nada que los haga cambiar.
»Es el error más grande que cometió la loca de Kira al modificar sus mentes, cuando se les mete algo en la cabeza, nada más las hará cambiar y menos… cuando se trata de saber que su propia líder les mintió a este grado.
—Además, técnicamente solo lo provocó Ryuto, nosotros esta vez estamos libres de culpa.
—¡Oye! Pero tienes un punto —dice restándole importancia—. Además, solo le mostré la verdad a la gente, así que, esta vez no fue por ser malo, sino para liberarlas del yugo de la opresión —dice todo dramático.
—Qué putos raros —dice Nova.
Regresando con Astrid, ella hace un ademán con su mano y junta a todas las mujeres del país en un solo punto, destruye todas los edificios colindantes y se posiciona frente a todas para que la vean y escuchen.
—¡¿Creen que esta es la solución?! ¡¿Eh?! —Las mira con furia—. ¡Yo misma las hubiera destruido a todas al llegar si esta fuera la maldita solución! —Lanza un rayo mágico a su costado destruyendo una ciudad entera.
Astrid se pone en el suelo y las observa con sumo desprecio.
—¡¿Creen que no sé lo que es vivir en una maldita mentira toda mi vida?! —Trata de contener su rabia—. ¡Pues adivinen! ¡Sí lo sé, maldición!
Todas se mantienen calladas mientras escuchan cada palabra que ella dice.
Astrid percibe a cierto grupo de mujeres que no formaban parte de la locura caótica que se estaba generando. Con un ademán de su mano, las mujeres son apartadas en un grupo aparte; la pelirroja deja inmóviles al resto para poder hablar con ellas.
Astrid entonces se muestra como es en el interior… una mujer también, una mujer con sentimientos, con amor…, una mujer con un pasado sombrío.
—Lo siento… —dice estando de rodillas frente a ellas. Una lágrima de sangre sale de su ojo izquierdo.
Entre ellos, está la mujer y la niña que fueron ayudadas por Leo, la niña la mira y, soltando la mano de su madre, se acerca. La mujer mira con duda esto, pero siente que todo va a estar bien, la pequeña llega hasta Astrid y pone su mano sobre su cabeza; intenta consolarla.
—Todo está bien, señorita —dice con inocencia—, no llore.
La pequeña, en su inocencia, siente que debe hacerlo. No sabe qué está pasando ni porque la gente se ha puesto violenta, pero, al igual que Leo que le ofreció su ayuda sin dudarlo, la niña sigue el mismo ejemplo, más ante alguien que llora. Su madre observa con el corazón enternecido a su hija, al igual que la mayoría de las personas, aunque otras aún no están convencidas de esto. Muchas siguen queriendo la cabeza de Kira, pero se mantienen calladas por el miedo hacia Astrid.
Aun con todo esto, ver que estos seres que han llegado, por más poderosos que sean, actúan igual que ellas, como humanos, les hace pensar si ellas no son seres extraños.
Primero está la mujer que incluso con su poder se arrodilla y pide perdón; luego, el chico que por más que fuera buscado, protegió a todas. Al final, ¿hay un verdadero villano aquí?
La niña solo saca de su pantalón un pañuelo y se lo ofrece a Astrid. Ella, por su parte, no puede creer que haya tenido que ver todo lo que aconteció a su alrededor. Llena de congoja, la abraza con fervor y sigue llorando, las lágrimas de sangre salen por una frustración que no puede explicar.
—Perdóname por no llegar a tiempo, mi linda niña… —Acaricia su espalda.
—Está bien, todo está bien, señorita. Ahora todo está bien —dice con una sonrisa mientras la abraza.
Su madre solo se acerca hacia ella y pone su mano sobre su hombro.
—Gracias… por haber llegado —dice con una sonrisa llena de fraternidad y se une al abrazo—. No tiene por qué disculparse.
—Tal vez no. —Se seca las lágrimas—, pero… sé lo que esto puede hacerle a las almas inocentes. —Se levanta y mira al resto con una sonrisa
Las mujeres que solo intentaron huir de este caos se acercan, le regalan una sonrisa amable junto a sus hijas y comienzan a agradecer.
Quizás en un pasado pudo haber borrado esto con un solo movimiento de sus dedos por lo que pasó, pero si eso pasaba, jamás podría haber contemplado esto. Aun entre tanto caos, siempre hay una pequeña esperanza.
El resto de mujeres miran esto y, en su corazón, se empieza a generar el sentimiento de remordimiento y culpa.
—Todo está bien. —La niña se separa de su mamá y saca de la mochila que le regalaron una barra de cereal—. Tenga, están ricas. Un cerillo nos las dio, fue muy amable —dice ofreciéndole la barra—. ¡Todo es mejor con algo en la barriga!
Astrid sonríe por esto, le resulta gracioso, aunque algo en sus palabras llama su atención.
—¿Un… cerillo?
—Mi amor, no era un cerillo —dice su madre entre risas.
—Pero se prendía en fuego, mami, y brillaba.
Varias mujeres se ríen con ternura por como se expresaba la pequeña.
—Se trataba de un hombre, señorita, uno bastante joven. Tenía piel morena y su cabello era algo largo, estaba buscando comida para mi hija y el joven se acercó con suma amabilidad y nos regaló toda su comida, aunque era bastante peculiar, podía prender fuego con sus manos.
—¡Y el resto de su cuerpo! ¡Lucía genial! —dice la niña con emoción.
—Aunque vimos que algunas militares se lo llevaron, ya no supimos nada de él.
Astrid reconoce de inmediato que se trata de Leo, no hay otro que tenga la misma descripción a la que han dicho. Sin embargo, sabe que esa no es su prioridad en este momento; lo más importante ahora es recuperar la paz de la ciudad de Raigon y sus ciudades aledañas.
—Ya veo, de seguro debe ser un tipo… peculiar. —Acaricia su cabellera—. Te agradezco la barrita, pero ya me siento mejor. Creo que es más provechoso que tú la tengas. —Le da unas palmaditas.
—Está bien. —Asiente con una sonrisa y regresa con su madre.
Astrid entonces se dirige de nuevo a las otras mujeres. Con pesadumbre, llega hasta a ellas y las mira ahora con un poco de comprensión.
—Sé que no debió ser fácil para ustedes escuchar la verdad. Siendo sincera, no conozco toda la historia de este lugar, pero sé sobre vivir una mentira creyendo que es la realidad.
Todas le prestan suma atención.
—Toda la vida creí que estaba viviendo mi propia vida hasta que me percaté que era la vida de alguien más… Suena ridículo, ¿no creen? —chista—. El punto de eso es… que habrá noticias que nos llenarán de cólera, que nos llenarán de rabia e ira y eso nos conducirá a actuar sin pensar…
Astrid hace un ademán y regresa todo a cuando estaban haciendo un caos.
—... Pero cuando miremos atrás, nos daremos cuenta de lo que hicimos… y nos arrepentiremos cuando ya sea demasiado tarde…
Las palabras de Astrid hacen conciencia en las duras mentes de casi todas las presentes y aquel sentimiento que no comprenden las lleva a liberar a las soldados. Las mujeres que están libres de este sentimiento ven felices como al parecer las cosas se podrán solucionar gracias a la intervención de Astrid, aunque hubo otras que solo les entró por una oreja y les salió por la otra, pero mejor se mantienen al margen.
—Entonces, ¿qué pasará con Lord Amatsu? Aun con todo esto, dudo que vuelva a ser recibida —dice una de las mujeres del grupo que recibió las disculpas de Astrid—. Dudo que vuelva después de lo que ha pasado.
—Ni siquiera está aquí, ni tampoco las capitanas de los escuadrones, raro —comenta otra a su lado.
—Entonces, vamos a traerlas y hablaremos todas juntas para llegar a un acuerdo.
Hace un ademán con su mano, de la cual sale un brillo mágico. Entonces, de una nube, salen todas las capitanas junto a Kira, aunque la sorpresa termina por no sentar bien.
En el instante en que aparecen allí, Kira empieza a gritar con sumo terror y hace que la gente quede desconcertada por esto.
—¿Qué…? —Astrid también la mira anonadada.
La encierra en una burbuja para que sus gritos no se escuchen.
—¿Por qué está así? —pregunta a las capitanas.
—No lo sabemos, pasaron muchas cosas en la base, la cual debo informar que ya no existe, señorita Dagger —dice Sans—. Solo sospechamos que… debió ver algo tan atroz y aterrador que la dejó en ese estado, ni siquiera es capaz de diferenciar la realidad.
Astrid se acerca a ella y puede percibir una marca, una marca peculiar y muy familiar.
—Zacarías —dice con firmeza y un sumo respeto.
—¿Quién? —preguntan casi al unísono por parte de las capitanas.
—Es mi hermano mayor inmediato, él es la encarnación misma del miedo. —Voltea a ver a las mujeres que quieren venganza contra Kira—. Mujeres, hoy les digo… que Kira ya pagó por todas sus malas acciones.
Ya ni siquiera sienten ira, más bien, sienten lástima al verla en ese estado tan lamentable. La gobernante de Raigon ha caído a lo más bajo y la tienen enfrente de sus propios ojos para contemplarlo.
—Como ven, ella ahora está en un estado delirante. Todo lo malo que les ha hecho a ustedes, se le ha regresado en la forma de su miedo más grande, impregnado en el centro de su alma. Será torturada por el resto de sus días, a menos que decidan darle una segunda oportunidad.
Casi todas allí no saben qué responder, la realidad es que ahora pagará por sus crímenes, aunque se vea realmente lamentable; pero, al final, es como se dijo: un mundo con todo distorsionado y sin la guía correcta, o más bien, con todo eso borrado, las lleva a tomar decisiones egoístas.
De este modo, todas deciden dejarla así para que pague por sus crímenes y esperan a que alguien más pueda tomar el lugar de forma correcta.
—Muy bien. Dicho está entonces. —Astrid hace un ademán.
Kira es llevada a un cuarto solitario, el cual solo ella conoce, donde sufrirá el resto de sus días… hasta que muera de hambre o de locura, lo que ocurra primero.
Con el trío, Leo sonríe de forma complacida por el resultado de las cosas. Al final, su visión no se equivocó, todo sucedió como lo vio.
Desde un principio supo que las cosas se saldrían de control, así que, ¿qué mejor forma de quitarse a Astrid de encima por un rato que usando a Raigon? Ahora, más que nunca, necesitan de un líder y de alguien que las ayude. Al ver como es ella, supo que es la más indicada para esto.
Solo fue necesario dejarla como la heroína de esta historia para poder proseguir con el resto: escapar de estas tierras.
Por el momento, hay que aprovechar, en especial, que la barrera que recubre a este mundo ha sido dañada a causa de Ryuto, su corte terminó afectando el sello y, por lo que sintió, hay cosas allá afuera, cosas que no tienen las mejores emociones hacia este mundo.
Si su plan sigue en marcha, este mundo tendrá una historia digna de contar, sino también podrán escapar a otro lado. Sabía que los Dagger jamás lo dejarían en paz, aun si aceptaba su castigo por una cosa que solo dijeron en broma, se nota que lo molestarán a donde vaya. Al menos, Neon le dio un chance, así que hará lo que pueda, aunque siente que pasará por muchas cosas para entender lo que quiere realmente.
Por ahora, solo queda ejecutar el plan: “Poner a Astrid como la principal en este país y dejar bien parado a Higi para que se cuestionen si realmente vale la pena seguir persiguiéndolos y es muy largo este nombre que da flojera escribirlo”.
Todo está listo.
«Bien, una cosa menos, ahora la siguiente», piensa mientras planea su siguiente movimiento para dar rienda suelta a la siguiente cadena de sucesos para esta historia y esa involucra al buen Higi.
Leo siente que ya han traído a todas las que estaban en la vieja base, entre ellas, Cristal. Ahora debe encontrar el modo de que ambos se encuentren, Higi tiene miedo, pero él no es tan idiota, sabe que si hay algo más poderoso que el deber es el amor y esa chica es la respuesta a la situación actual en Raigon con respecto a los hombres.
«Bien, manos a la obra, necesito que estos dos se vean antes de realizar nuestro épico escape al estilo del “Chapo Guzman”», piensa mientras ve a Ryuto cavar un hoyo con una cuchara.
«La cuestión aquí es, ¿cómo hacerlo? Necesito un modo de juntarlos…».
Ve a Higi acostado en el sillón mirando para arriba, absorto en sus pensamientos.
«… Quizás simplemente pueda abrir un portal y dejarlo con ella.».
Mientras Leo piensa en qué acción realizar, Astrid logra calmarse y habla con las habitantes de Raigon.
—Voy a ser sincera con ustedes, yo jamás he sido una líder o una capitana o una reina… No tengo experiencia en estas cosas de guiar a los demás, pero en lo que sí soy buena es en sacar lo mejor de mí misma y en demostrar que podemos hacer las cosas por nuestra propia cuenta.
Astrid se alza en los aires.
—Así que no, no seré su líder ni nada por el estilo, solo seré… una cabeza temporal que les ayudará a encontrar a la persona idónea para poder tener un equilibrio entre todas: una democracia justa en la que ustedes decidan quién es la mejor para guiar a esta sociedad a un mejor mañana.
Sonríe, pero su semblante es serio.
—Pero justamente eso pasará después de que hayamos reestructurado este mundo y hayamos encontrado el balance que necesitan para prosperar. Les voy a ayudar, pero necesito que también me ayuden. ¿Están conmigo? —pregunta con esperanza.
Nadie dice nada, pero lo que sí hay es el sonido del aplauso. Todas las mujeres aplauden y chillan, al parecer, sin importar lo que dijera, la apoyarán. Todas aceptan con gusto, ha cambiado por completo la opinión de las que la han visto con malos ojos, pues Astrid dejó ver quién es realmente.
Sin embargo, ahora se cuestionan si vale la pena seguir buscando a esos tres hombres, eso dejando de lado el crimen de Leo, al cual sí quieren aplicarle un justo castigo; pero para los otros no saben. A Higi, por más que lo negaran, ha despertado ese fuego que no se ve hace mucho y llamó bastante la atención; al menos, quieren pedirle disculpas por todo lo acontecido, apelarán a que sea perdonado por lo que sea que les haya hecho; y el otro, al otro ni lo conocen, no ha hecho nada realmente o eso piensan.
Al final, todo se terminará por decidir cuando todo se arregle, aunque eso implique salir más allá de las tierras que conocen.
Astrid retoma su compostura, se alegra de que la escuchen por quién es y no por lo que puede hacer; un respeto dado por amor y no por el miedo. A pesar de eso, sabe que aún tiene una misión primordial; no puede olvidarse en lo absoluto de la encomienda de su padre y de la confianza de su primo depositada en ella.
Mira a las mujeres.
—Sé que puede sonar complejo, pero necesito encontrar a estos tres hombres. Ahora que han estado aquí, he podido ver cómo es cada uno; de cierto les digo que al pequeño Higi no lo quiero condenar, veo en él una grata humildad comprensible. Estoy pensando en que podemos convencerlo de ayudarnos…
Cristal siente una gran esperanza al escuchar las palabras de Astrid, pues siempre pensó que la pelirroja lo quería dañar o lastimar; sin embargo, esto la tomó por sorpresa. Sin dudar, apoya la moción.
—¡Sí, sería un gran aliado! —expresa con una gran alegría.
Hasta el momento, Higi realmente es quien demuestra ser el más honorable de los tres, el chico realmente tiene un corazón demasiado bonachón, con todo esto, está dispuesto a entregarse como se lo comentó a Leo para que puedan expiar lo que hayan hecho.
Ryuto, hasta donde han visto, es alguien muy temerario, pero es alguien que sabe aceptar de forma digna la derrota en una pelea, aunque demuestra no tener algún tipo de aprecio real por los demás, aun así, no se mancha las manos de personas solo porque sí.
Por último, bien se puede decir, está la oveja negra. Leo, hasta ahora, solo ha demostrado estar rematadamente loco en cada aspecto posible, no se sabe si es un genio o un idiota, o si es ambas a la vez.
La mujer con su hija que lo conoció tiene en su mente que es un buen chico, algo raro, y, por otro lado, está Sky que lo vio no solo en un estado de psicopatía pura, sino también como alguien realmente amable.
Tres tipos, cada uno para nada parecido, pero está más que claro que Higi Yato es quien tiene más posibilidades de poder ayudar a estas mujeres y terminar con esto.
Lo complicado es el hecho de que está del lado de los otros dos, así que habrá que hallar un modo de convencerlo, si Astrid vio de lo que es capaz y como es, sabe que acepta su castigo como Dios manda, aunque él ni sabe que hizo, o bueno, no aún.
Las militares comienzan a pensar y tiene razón, el chico realmente es alguien que las puede ayudar en esto, ha demostrado ser alguien de fiar, a pesar de cómo fue tratado.
Tamy mira de reojo a su amiga junior con comprensión y esperanza. Lo siente, las flores de la joven esperanza todavía viven y espera que ese sentimiento pueda volver.
«Si lo que está escrito en los antiguos textos es verdad, aún hay aquello que alguna vez llamaron… Fe», piensa para sus adentros.
Las mujeres se comienzan a convencer, aunque varias todavía tienen sus dudas de estos tres, bueno, dos.
Ryuto se ha logrado mantener al margen de todo en una línea neutral hasta ahora, por lo que no tienen muchas razones para él, pero si lo quieren, pues no hay tanto problema, con quien sí tienen problema es Leo, pero ahora el problema principal es, ¿en donde rayos se han metido?
—Antes que nada, debemos prepararlas —asegura Astrid con firmeza—, las que me ayudarán a buscarlos, quédense a mi lado. Las que quieran irse, son libres de hacerlo. Solo les ruego que logren convivir en paz entre ustedes, les prometo que todo será mejor —proclama con fuerza.
—Yo me quedo —habla Cristal decidida—. Quiero volver a ver a Higi.
—Bueno, eres mi mano derecha, compañera. —Rose sonríe—. Si vas tú, voy yo.
—Gracias, capitana.
—Ya no me digas así, después de que la base fue hecha un campo de flores, creo que todos esos rasgos militares quedan de más. —La abraza por el hombro.
—Supongo. —Ríe un poco.
—Cuenten conmigo, también iré —dice Tamy—. Si podemos hacer algo realmente valioso con esto, me apunto. Además, no dejaría a estar dos solas. —Señala a Cristal y Rose con aprecio.
—Iré también, con o sin Kira, mi deber es con Raigon y, ahora, le debo mucho a usted, señorita Astrid —dice Sans con respeto.
Así mismo, todas las capitanas del resto de equipos, junto a sus respectivas soldados, están dispuestas a cooperar.
—No se vaya a olvidar de mí, señorita Astrid.
De entre la multitud, se acerca aquella soldado de tamaño enano, pero que demostró su poder y valía.
—Xena. —Astrid sonríe al verla—, volviste. —Camina hacia ella.
—¿Creyó que estaría en la enfermería el resto de la semana? —Ríe—. Ya quisiera, también me uno… Tengo asuntos que resolver con ese idiota —dice con sumo rencor contra Leo.
Las capitanas, junto a sus unidades, miran con sorpresa la incorporación de la mejor espadachín de Raigon. Por lo visto, tiene cosas que resolver con ese tipo, aunque es algo lógico, pues ella estuvo presente cuando ocurrió el atentado.
—Bueno, más que estar en la enfermería, creí que seguirías procesando lo que sucedió.
—Me tomó un rato hacerlo, he de admitir, pero no soy alguien que se quede mucho tiempo pensando sin actuar. Sea lo que sean esos tipos, cumpliré con mi reino para capturarlo —dice con determinación.
—En ese caso, estoy feliz de verte con nosotras. —Astrid intenta abrazarla por el hombro, pero, por su tamaño, se limita a poner su mano en su hombro izquierdo.
Todas sonríen, pues tener a Xena las hace sentir que tienen más oportunidades de poder ir tras ellos.
—Yo… también… voy…
Escuchan una voz algo débil, pero segura de la decisión.
Sky camina lentamente entre ellas. La verdad es que tiene ganas de volver a ver a Leo por alguna razón. No siente nada por él, en lo absoluto, solo quiere poder conocerlo mejor y comprender quién es exactamente.
—Sky… —dice Sans al verla acercarse. La mira con cierta duda y pena, le dijeron que pasó y lo que presenció—. No tienes por qué arriesgarte a esto.
—No creo que sea lo mejor para ti —comenta una de las miembros de su escuadrón.
—Dejen que venga —declara Tamy—. Si realmente estás dispuesta a esto, Sky, deberás mantenerte firme, ¿podrás? —pregunta con seriedad.
Sky levanta la mirada con un poco de cansancio, está agotada todavía mentalmente, pero como bien James mencionó en su momento, dedicó gran parte de su esfuerzo en estar en dónde está ahora y no dejará que ese títere lunático le quite quién es.
—Sí, yo puedo —replica con firmeza.
—Que así sea, entonces —habla Sans. Su mirada se dirige a Astrid—. A partir de ahora, hasta que llegue el día en que un nuevo líder surja, responderemos a usted y a su familia. Sans Kaminari, capitán del escuadrón Cóndor y comandante de las fuerzas armadas de Raigon, le ofrezco mi lealtad —dice con respeto y firmeza.
—De igual modo, Tamy Foresters, capitana del escuadrón Toro, le ofrezco mi lealtad a usted.
—Rose Collins, capitana del escuadrón Conejo, a sus servicios.
—Sky Sunshine, capitana del equipo Águila, lista para la acción.
—Hellen Wright, capitana del equipo Hormiga, ¡especialista en intercomunicaciones! Seré su respaldo de información.
—Thania Cox, capitana del escuadrón Topo, experta en el movimiento nocturno y en las sombras, dispuestas a servirle bajo la tierra —dice sacando un minitaladro
—Sarah Ward, capitana del escuadrón Serpiente. Sutil y veloz, a sus órdenes.
De esta manera, las siete capitanas de Raigon, junto a sus unidades, declaran su lealtad hacia Astrid; cuentan con ella para lo que sea necesario, aunque aún no son conscientes de que el grupo extremista de Amateratsu estará en esto de igual forma.
—Muy bien, ¿alguien más desea unirse, además de Xena? —pregunta Astrid al resto de mujeres—. Cómo les dije, son libres de decidir.
Algunas aceptan unirse a la causa, más que nada por el hecho de que es necesario el obtener hombres para poder producir más bebés, aunque lo hagan de forma artificial. Sólo dos quintas partes de las presentes deciden apoyar, el resto opta por mantenerse al margen, al menos por el momento.
A pesar de que el apoyo es menos de la mitad de todas las presentes, se termina formando un ejército que supera la población original de Raigon, pues Astrid había juntado a todas las ciudades en un mismo punto cuando decidió cesar el altercado.
—¡Yo también quiero! ¡Quiero encontrar al señor cerillo otra vez! —dice la niña con emoción, pues quiere reencontrarse con Leo.
—Mi amor, esto ya es algo diferente. Lo siento, pero no puedes —dice su madre, aunque la niña solo termina por hacer pucheros.
Astrid sonríe ante la pequeña discusión y se acerca a ambas.
—Bueno, pueden venir y no participar. Si lo encontramos, les dejaré hablar con él, ¿qué les parece? —expresa una dulce sonrisa.
—¡Síí!
—Bueno, supongo que estaría bien, es un chico interesante y veo que a mi niña le cayó de maravilla, así que, de acuerdo —dice con una sonrisa—. Mi nombre es Veronica Silesco y ella es mi hija, Rosario.
—¡Hola de nuevo, señorita!
—Sí que son hermosas ambas, serán mis protegidas. —Acaricia el cabello de la niña—. Muy bien, es hora de iniciar.
Astrid hace un ademán con su mano, las mujeres que decidieron no participar regresan a sus hogares. Todas las ciudades vuelven a su estado normal, es decir, a como estaban antes de que el caos iniciara.
—Antes usé estas manos para destruir, ahora las usaré para construir un mejor futuro —declara la pelirroja con determinación.
Se dirige a las siete capitanas.
—Hellen. —La mencionada da un paso al frente—, analiza a todas las mujeres que se han unido a la causa y asígnales un equipo.
—¡Sí, mi señora! —Hace un saludo militar.
—Ustedes, entrenen lo mejor que puedan a estas mujeres según se les sean asignadas, menos tú Sans. Tú vendrás conmigo a una expedición, todavía tengo un asunto pendiente.
—Como usted diga, señorita Astrid —dice de forma militar.
—Solo llámame Astrid, Sans. No soy tu superior, somos iguales. —Pone su mano sobre su hombro con una sonrisa fraterna.
—De acuerdo, como digas, Astrid. —Al fin esboza una sonrisa después de todo lo que ha pasado.
Ahora todas ven como es realmente Astrid y no la imagen que les mostró en su momento, por lo tanto, se ha ganado la confianza de Raigon. Así mismo, solo queda una cosa que resolver para comenzar a movilizarse, las conocidas Trance, de hecho, varias de ellas habían sido traídas al mismo sitio, debido a que hay varias infiltradas; sin embargo, han regresado a sus ubicaciones.
Fuera de ese asunto en particular, Astrid es consciente de que están por entrar a una guerra completamente injusta en cuestión de capacidades y nivel de poder, por lo que decide tomar cartas en el asunto. Se coloca enfrente de las capitanas y de Xena.
—Antes de empezar, voy a darles un empujón extra a cada una.
Astrid hace un ademán con su mano y todas se ponen en fila. Primero se para ante Xena.
—¿Qué hará? —pregunta Verónica, quien mira con curiosidad.
—Vamos a poner el juego en equilibrio —dice con emoción. Pone su mano en la cabeza de la guerrera—, ¿cómo te sientes, Xena? Me alegra que hayas podido reposar bien en estas últimas horas —comenta con empatía.
—Me siento bastante mejor, gracias por haberse preocupado. Por suerte, la recuperación fue óptima.
Mas no habla de su cuerpo como tal, sino de su estado mental, literalmente fue carbonizada viva; ni se dio cuenta de eso, luego revivió, tardó en procesar esto, pero al final logró reponerse bien.
—Es un alivio. En fin, ¿qué dices? ¿Estás lista para una revancha de verdad? —pregunta desafiante.
—Como no tiene ni idea —dice llena de determinación.
—Entonces, dime, te conoces mejor que yo a ti, si pudieras mejorar algo de ti, ¿qué sería?
Xena mentaliza esta pregunta, comienza a analizar todo el camino que ha recorrido para ser la mejor espadachín de Raigon.
Siempre soñó con llegar a ser una de las mejores guerreras, quiso ser parte de las fuerzas armadas, pero, debido a la deformidad con la que nació, la cual impide que sus huesos se desarrollen de forma correcta, su cuerpo no tuvo la capacidad de crecer lo suficiente para poder cumplir con los estrictos requisitos que Kira había establecido en aquel entonces. Así que, a pesar de tener todo en contra, se inscribió como una espadachín en el coliseo y, a través de los años, fue perfeccionando cada técnica y estilo que aprendió hasta crear sus propias habilidades.
Ahora es considerada como la mejor guerrera, se ganó el respeto del ejército e incluso de quien fue la reina. Hace mucho que su tamaño dejó de ser un problema, más bien, es una demostración de que nada es imposible. Posee capacidades que la convierten en alguien de temer y, a través de un riguroso entrenamiento, ha sido capaz de usar la magia, algo que es bastante complejo en este mundo, pero no imposible.
Aunque, incluso con todo esto, sabe que tiene un muy serio problema y es que es alguien muy volátil; tiene un temperamento muy explosivo y un carácter que hace que muchos se alejen de ella, además de su poca paciencia, algo que dejó claro cuando peleó con Leo. Ese enfrentamiento le genera mucha vergüenza, pues un simple idiota logró sacarla de sus casillas.
—Quiero tener la fortaleza mental para jamás volver a caer ante ninguna provocación que me desvíe de mi objetivo.
—Bien…
Astrid carga un punto morado en su dedo medio y, como si se tratara de una broma, le pega en la frente tras un roce con su dedo pulgar.
—¡Auch!
El punto se queda impregnado en su piel y es absorbido por su ser. La mente de Xena sufre un leve cambio.
—Listo, amiga mía. Te he dado un bloqueo mental que te impedirá enojarte o desviarte de tus pensamientos. Aun así, no será suficiente, pásamela. —Extiende la mano para que le dé su espada.
—Se siente… raro —dice mientras toca su frente, siente un cambio en su personalidad, pero no le molesta, al contrario, se siente mejor—. Gracias. —Le pasa su espada.
La mayoría de sus compañeras aún se cuestionan como es capaz de cargar una espada que duplica su tamaño, no se imaginan que tan fuerte es realmente Xena.
—De acuerdo, aquí viene la parte difícil. Siempre hay que calcular la cantidad exacta…
Astrid extiende su mano derecha y, con algo de esfuerzo, una esfera negra cubierta por una neblina y llamas moradas que desprende unas cuantas chispas rojas emerge de su mano.
Todas miran alucinadas esto, realmente Astrid tiene un poder asombroso.
—Les explico rápido, esto que ven es energía Darkio. Proviene de mi padre, es la fuente de energía más destructiva que existe en todos los Universos. Solo un poco es suficiente para destruir un Universo completo… —declara con precaución.
Todas sienten un escalofrío en su espalda por esto, saber que algo así existe sí que las hace preguntarse algunas cosas, ¿cuántos seres así de poderosos habrá allá afuera? ¿Sí habrá uno que se corone como el más poderoso?
—Muy bien…
Reduce demasiado el tamaño de la energía creada y la fusiona con la espada. Esta misma desprende un color púrpura muy leve.
—Wow. —Xena mira con asombro esto.
—Ahora vamos a protegerte… —Astrid pone sus manos en su armadura y un gas que parece tinieblas empieza a ser absorbido por la misma.
—Esto sí que es alucinante.
—Lo que te estoy dando ahora es Darkanium. Es una esencia vital, tu armadura ahora es indestructible; bueno, no del todo así. —Se frena en su explicación—, primero se va adaptando. Por ahora, las células que conforman tu armadura están asimilando esta esencia y están pasando información celular del historial de daños que ha sufrido tu armadura.
—Sí que es bastante información —dice parpadeando varias veces, al igual que las demás por lo que oyeron.
—Sí, es un poco complicado de entender al principio. Así que, cada vez que tu armadura se dañe, el Darkanium lo va a reparar y se adaptará, volviéndose inmune ahora a ese daño que te fue provocado anteriormente.
—De acuerdo, lo voy comprendiendo —dice asintiendo con su cabeza.
Rose se pone a pensar en la capacidad que tiene esta esencia y se percata de algo alucinante.
—No puede ser en serio, ¡esa esencia prácticamente puede dotar de inmortalidad a lo que sea! —asegura con firmeza—. ¿Por qué dárselo a la armadura y no a ella?
Todas comienzan a preguntarse lo mismo, incluso Xena, pero a la cabeza de Cristal llegó un recuerdo: aquella energía ya la ha presenciado antes y fue con la misma Nova, en el instante en el cual la atacó con ese poder y casi mata a Higi en el proceso.
—Porque te vuelve salvaje —habla Cristal estando detrás de Rose—. Esa misma energía era la que tenía Nova, es por eso que se descontroló y atacó a las suyas en primer lugar.
—Es cierto, Nova desprendía el mismo poder ese día. Actuó completamente errática, tanto, que no le importó dañar a los civiles —comenta una de sus compañeras.
—Así es. —Astrid retoma la palabra con un suspiro—, solo aquellas con una fuerza mental y de voluntad bien formado pueden portar esta esencia sin sufrir sus efectos: esta esencia carcome la conciencia y la induce a la malignidad; si no estás preparada para luchar contra tus propios deseos y ambiciones, entonces no lo puedes portar, pues la destrucción te consumirá y la expandirás a los demás.
Todas miran asombradas, no tanto por la explicación, sino por el hecho de que, si era así, entonces eso significa que Astrid tiene un buen autodominio, el suficiente para controlar un poder tan destructivo y corrupto.
—No fue nada bonito aprender a controlarlo, ¿saben…? Me arrepiento de muchas cosas, pero ahora eso es pasado. Algún día lidiaré con mis demonios, pero por ahora estoy aquí para ser alguien mejor, una mejor versión de mí misma. —Sonríe de lado.
Una sonrisa se esboza en las demás del mismo modo, confían en que las ayudará. Algunas ya están algo emocionadas, esperan ver que les puede otorgar.
—Ya estás, Xena. Ahora sí podrás tener tu revancha —dice eufórica.
—Sí —dice motivada, aunque en el fondo de su ser está guardando toda la ira y el rencor hacia Leo cuando llegue el momento.
—Bueno, ya saben cómo sirve el Darkanium, así que me ahorraré las explicaciones…
Astrid alza su mano al cielo y una magia en forma de neblina púrpura cubre a todas las capitanas.
Rose tiene el poder de la supervelocidad.
Tamy tiene el poder de la superfuerza.
Thania tiene el poder de convertirse en una sombra.
Sarah tiene el poder del camuflaje.
Hellen tiene el poder de la telepatía y la telequinesis.
Sky tiene el poder de volar sin la necesidad de sus propulsores, además de adquirir supervisión.
—Y para ti, Sans, tengo algo especial. —Sonríe orgullosa.
Sans tiene el poder de alterar su tamaño a voluntad, así como agilidad y una gran fuerza de agarre capaz de levantar cualquier cosa sin dificultad; aunque, aparte, Astrid decide otorgarle una habilidad extra y única para ella: la capacidad de alterar los campos electromagnéticos del cerebro para poder provocar la muerte; lo puede realizar en un radio determinado de distancia, por lo que las posibilidades de morir son más altas conforme a la proximidad que haya con ella.
Asimismo, por supuesto, le da a cada una su cubierta de Darkanium.
—¿Qué les parece? —Sonríe con satisfacción.
Todas se quedan asombradas por esto, no solo sienten que ahora son más poderosas, también sienten que pueden ser capaces de todo.
—Oye, ¿y qué hay de nosotras? —pregunta Cristal.
Las tropas de los escuadrones y el resto de mujeres se hacen la misma cuestión.
—Bueno, eso ya dependerá de Hellen. Tendrán los poderes respectivos a la capitana de su escuadrón.
—¡¿Entonces seré superrápida?! —comenta Cristal de nueva cuenta con gran efusividad.
—Así es. Capitanas, toquen a sus compañeras y les transferirán su poder.
Todas se emocionan por estas palabras y se dirigen con sus respectivas capitanas para que les otorguen su poder indicado.
—Wow, wow, tranquilas todas. Ya fue mucha emoción el día de hoy, lo mejor será descansar, ya ha anochecido. Debemos asegurarnos de que todo esté en orden en la ciudad —comenta Sans.
—Vamos Sansi, no seas tan recta —comenta Tamy—. Además, es un día especial, deberíamos invitar a Astrid a comer algo, ha sido un día muy agitado, ¿qué le parece la idea? —Dirige su mirada a la pelirroja.
—Bueno, me parece bien; sin embargo, no quiero despreciar a Sans. Hellen, haz un chequeo de las ciudades con tu telepatía.
—¡Sí, mi señora!
Las antenas del casco de Hellen se mueven en varias direcciones.
A la mujer le parece extraordinario tener un poder de tal magnitud, la telepatía no es cualquier cosa y más cuando eso implica el poder leer las mentes. A pesar de eso, no se le dificulta mucho, pues su constante actividad con intercomunicaciones le ha dado la facilidad de controlar este poder, no cabe duda de que Astrid ha escogido los poderes de una forma muy estratégica para cada una de ellas.
Luego de unos minutos, Hellen tiene sus informes.
—La ciudad está en orden, Astrid. Sin embargo, he detectado que hay infiltradas del grupo Trance entre las ciudades.
—Entonces sí encontraron la forma de poder entrar —dice una del equipo.
—¿Cuáles son sus intenciones, Hellen? —pregunta con cierta seriedad.
—Mandan información sobre lo ocurrido aquí, la caída de Lord Amatsu es una gran noticia para ellas, pero ahora alertan sobre usted y sobre su búsqueda sobre los tres weyes.
—Carajo, lo había olvidado, también se han dedicado a reclutar a hombres para que se unan a su causa —dice Sans—. Si saben ahora de esto, querrán reclutarlos para unirlos a ellos.
—Convencer a tres tipos de unirse a un grupo de raros que desean tener descendiencia entre el mismo sexo… Bueno, no lo veo muy complicado, literalmente aparecieron en la ciudad vestidos como mujeres de una forma cutre, no sería sorpresa que les tronara la reversa —comenta una del escuadrón Conejo.
Cristal reacciona de forma defensiva ante esto.
—¡E… Eso es muy ridículo! ¡No puede ser que algo así sea posible! ¡Ellos no son así! —Cristal infla sus mejillas y se sonroja, aunque esto es por unos sentimientos encontrados en ella.
—Oye, tranquila, Cristal, solo es una suposición —dice ofuscada por su reacción.
—Es normal esa reacción, está celosa —explica Astrid con unas risitas.
—¿Ce… celosa…? ¿Qué… es celosa? —pregunta consternada.
Todas miran a Astrid con intriga por esas palabras.
—¿Celosa? Me suena a cebolla —dice Tamy—. ¿Cristal está como una cebolla entonces?
—No, no… —Ríe—. Los celos son un sentimiento egoísta, es cuando quieres que algo sea solo para ti y te molesta que alguien más aparte de ti lo tenga, aunque se utiliza más para las personas.
—Ohh, ya veo… Un momento, entonces eso significa…
—¡Cristal quiere al enano para ella! —dice una de las chicas.
—¡¿Qué?! ¡No, no! ¡No es lo que creen! —En menos de un segundo, se hace un manojo de nervios.
La mayoría no puede evitar reír por esto. Claro, no conocen como tal lo que siente Cristal, salvo por Tamy, la cual pone su mano sobre su hombro.
—Eres muy obvia, querida —dice entre risitas—. No hay nada de malo, digo, en sí, hombre y mujer existen por una razón, ¿no? No sientas vergüenza…, aunque sí se te notan tus ganas de querer abrazarlo y no soltarlo.
—Bueno…, yo… —Se soba el brazo izquierdo.
—Está bien, mi niña. Ya verás que lo entenderás mejor. —Astrid muestra una sonrisa comprensiva. Después mira a Sans con seriedad—. Sans, ¿qué sugieres para los Trance de las ciudades?
—Por ahora, mantener al escuadrón hormiga alerta, si logramos detectarlas, será fácil descubrirlas. Debemos mantenerlas ubicadas y localizar cualquier tipo de comunicación que lleguen a realizar, de ese modo, podremos rastrear el origen de sus llamadas: así podremos dar con su ubicación central con mayor simpleza.
—¿No tienen una base fija? —comenta una.
—Sí, pero ahora que saben esto, comenzarán a moverse para no ser encontradas con facilidad, por lo que sugiero eso: aprovechar al máximo las habilidades del escuadrón Hormiga para ubicarlas, rastrear su señal y poder realizar una redada masiva a cada una.
—¿Creen poder hacerlo en menos de dos horas con sus nuevos poderes, chicas? —pregunta la pelirroja como reto.
Todas se miran entre sí y esbozan una sonrisa llena de convicción.
—Déjelo en nuestras manos, ¿no es así?
—¡Si! —dicen todas al unísono con determinación.
De este modo, comienzan a movilizarse por todo el lugar para poder encontrar la ubicación de los Trance.
Mientras tanto, en la cercanía de la ciudad.
—Ya se tardó bastante, ¿no crees? —comenta la líder de Amateratsu, la francotiradora, que ha estado haciendo círculos en la arena, asiente.
Astrid finalmente aprovecha la dispersión de los equipos para salir de la ciudad. Se ve más calmada y relajada. Para no hacerlas esperar tanto, vuela hasta el lugar donde ha dejado a la líder rebelde.
—Perdón por la demora. —Se acomoda su hermoso cabello rojizo—. Entraremos a la ciudad, todas serán una sola unidad otra vez.
Por otra parte, el trío y Nova van caminando por una serie de túneles que están en lo profundo de Raigon, aunque más que nada parece un viejo sistema de acueductos.
—Tienen que estar de broma —dice Nova con incredulidad—. No puedo creer que haya logrado llegar a este lugar escarbando únicamente con cucharas de plástico.
—Lo que yo no puedo creer es que haya un sistema viejo de drenajes por este lugar, más bien, ¿por qué está tan viejo? Parece que nadie lo ha usado en un montón de tiempo —comenta Ryuto alumbrando el camino.
—Cierto, ¿por qué está en primer lugar? —cuestiona Higi.
—Antes de Raigon hubo una ciudad distinta en el pasado. Una vez que Kira llegó a estas tierras, devastó a la ciudad que se opuso a ser gobernada, así que…
—¿Los mató a todos? —pregunta Leo.
—Más bien, los incineró hasta el punto en que ya no quedó ni rastro alguno de ellos.
—Se nota que copió mi estilo —replica con burla.
Llegan al centro principal, el cual tiene múltiples canales que van hacia diferentes ubicaciones de toda la ciudad.
—Esto está de pelos —dice Higi.
—Si mi memoria no me falla, el canal a mano derecha da a la sección tres; el canal número dos de esta nos llevará todo el camino hacia el castillo.
—¿Entraremos por el escusado? —comenta Ryuto. Los tres lo miran con asco.
—No, cerebro de pájaro, no llegaremos al castillo, sino a una parte del castillo, una que Kira mantiene en sumo secreto para tener a toda esta tierra controlada, y por tierra no me refiero al planeta en sí.
—Sí, sí, ya entendimos, a las ciudades, a esta especie de continente, aunque es de un tamaño tan pequeño que no se podría considerar así, pero bueno, andando.
Los tres siguen las indicaciones que Nova les da para poder llegar hacia la ubicación que les ha dado.
Los canales parecen contar con bastante tiempo, ¿pues cuánto tiempo ha vivido Kira? Al parecer, lo suficiente para que nadie sepa o recuerde que hay algo así debajo de ellas.
Caminan un rato hasta que llegan a un punto muerto, el cual es una pared que tiene unas escaleras que van hacia arriba.
—De esto yo me encargo —Nova camina y sube las escaleras.
Al final hay una especie de compuerta con escáner de retina, acerca sus ojos y la compuerta se abre enseguida.
—Bien, vengan rápido —indica para entrar por allí.
—¿No hubiera sido más fácil atravesar las paredes o simplemente destruir todo a la verga? —pregunta Ryuto.
—Sí, pudo ser, pero si lo piensas mejor, de haber destruido esto, habríamos causado un posible derrumbe. No sabemos qué tan débil es la estructura —responde Higi.
—Yo digo que está bien —dice vestido con el traje de un constructor conocido.
—No lo sabes…, ¿me prestas tu casco?
—No.
Los tres suben por las escaleras y entran a lo que parece ser una especie de centro de comando de alta gama.
—¡Órale!
—Genial…, está muy genial.
Higi contempla con sumo asombro. Nova, sentada en una silla, se encuentra en frente de un centro de mando junto a una serie de pantallas en las cuales se puede ver todo lo que pasa en Raigon.
Los chicos miran las múltiples pantallas y observan a las militares pasar de un lado a otro, al igual que escuchan lo que hablan, incluso se ve a las habitantes dentro de sus casas y a las de bajos recursos.
—Carajo, Kira tenía a todas monitoreadas en este lugar.
—Y no solo eso, ella tenía el control absoluto sobre toda la población. Las demás computadoras son para el resto de las ciudades, desde aquí, ella otorga y quita a cada mujer de Raigon lo que le plazca.
—¿Y por qué no ayudaba a otros? Solo mira como viven algunas de las mujeres que hay aquí —dice Higi.
—Ella tenía una ideología, debía de haber un equilibrio en toda la población, tanto de ricos, medios y pobres, así como un estricto control de natalidad, empleo, recursos, educación… Ella al azar elegía quien tenía suerte y quien no de forma imparcial.
Centra una de las pantallas en un departamento.
—¿Cómo nadie se da cuenta de las cámaras? —pregunta Leo.
—Esa es la cuestión, no son cámaras.
—¿Qué?
—Son una especie de superficie que complementa el techo, en sí, tiene cámara, pero tiene otras funciones, desde aquí, ella elegía quienes tenían la oportunidad de poder tener descendencia y quienes ya no.
Nova señala los múltiples controles que tiene la computadora, siendo una gran cantidad.
—A través de varios comandos, el lugar seleccionado desprende una sustancia química que altera el cerebro y el ADN de las personas, esto hace que con él tiempo pierdan toda su libido y cualquier tipo de deseo, por lo que solo terminan dedicándose a lo que hacen habitualmente.
—Espera un segundo —habla Ryuto—, esto yo no lo encontré en la información que revelé a todas las ciudades, solo hallé sobre la base, sus experimentos en hombres, su aislamiento y hasta que ella les lavó el cerebro y una que otra cosilla, pero esto…
—Es lógico, esto está muy bien resguardado, de tal forma que nadie pueda saber qué es lo que hay aquí. Kira era una mentirosa con excelencia que se hacía pasar por una líder ejemplar.
Higi mira a detalle, hasta que, por error, ve a una chica que se va a bañar. Se dispone a cerrar los ojos por la vergüenza, pero se termina por llevar una sorpresa.
—No, mames… Chicos, miren esto.
Los otros dos observan y, en lugar de ponerse nerviosos o avergonzarse, quedan impactados, la chica ya no tiene un órgano reproductor, de hecho, bien se puede decir que no tiene nada en sí.
—¿Qué… carajo? —Leo está desconcertado.
—No es la única. La alteración del ADN no solo ha provocado la pérdida del libido y de la capacidad de sentir deseo, sino también la facultad de tener sentimientos. Las que nacen ya lo hacen sin la absoluta capacidad de dejar descendencia, pues simplemente no tienen cómo hacerlo —dice con tristeza.
—Esto es… sumamente bizarro —dice Higi perturbado—. ¿Cómo es que Kira llegó a este punto?
—Cuando tienes a todos bajo tus pies, te crees con el poder para hacer lo que quieras y controlar a quienes quieras. Al final, ella se fue convirtiendo en los seres que intentamos destruir en el pasado.
—Dioses —complementa Ryuto de forma sombría.
—Sí, sus cuerpos ya no pueden tener nada de eso, pero se han ido adaptando para poder cumplir con el resto de sus necesidades.
—¿O sea que ahora ellas…?
—Mejor ignoremos esa parte porque es un puto asco. —Ryuto no está dispuesto a saber esa información.
Leo mira la pantalla. Habrá cometido muchas cosas en el pasado, pero jamás llegó a ese extremo, quizás es solo porque se ha mentalizado en ser el villano, pero… jamás se atrevió a quitarle esa libertad a los demás, ni tampoco a controlar sus vidas, quienes lo han seguido es por decisión propia, nunca porque él los obligará. Siempre ha dejado vivir sus vidas a los demás que solo quieren tener paz, pero esto…, esto ya es otro cantar.
Ryuto y Higi observan con mucha molestia y cierto rencor, tal vez el chico dijo en broma que son dioses, pero ellos están muy lejos de considerarse como tal. Más bien, el pasado de ambos, aunque no lo recuerdan del todo, tiene algo en común y es que al ver a estos autoproclamados dioses que roban toda libertad a los demás les hace hervir la sangre.
Nunca han ido a este punto, puede que hayan tocado fondo en el pasado, pero nunca le han arrebatado algo tan importante a otros y, sí, han cometido estupideces, pero es porque la situación no les dejó otro modo de solucionar las cosas a veces.
Han asesinado, destruido y causado caos, hacen lo que quieren, pero en su mismo ser siempre ha estado esa pequeña voz que les dice cuándo parar, sino, tarde o temprano el remordimiento les cae encima.
Sin embargo, lo que solía hacer Kira ya es completamente enfermizo. Leo se queda pensativo conforme a todo el asunto que lo está rodeando.
Si los Dagger piensan que ellos pueden llegar a ser igual de horribles, en especial él, entonces eso significa que no los conocen realmente.
No recuerdan exactamente cómo fue que terminaron juntos, pudo ser por simple azar de la vida o, quizás, su destino es más grande de lo que pudieron haberse imaginado. Ahora están aquí, probablemente por algo más allá de una simple coincidencia. Sin embargo, algo les queda claro, ni de cerca son como los dioses que han existido aquí y los que han de haber por el megaverso. Con esto, prefieren evitar que los llamen así, pues ese título solo refleja el vestigio de un pasado oscuro.
Es evidente, este país necesita un cambio, uno real; aunque si estas cosas suceden aquí, no se imaginan cómo estará el resto del mundo.
«Prefiero ser solo una hormiga chiquita, pero humilde, que un asqueroso y estúpido dios», piensan los tres al mismo tiempo.
Astrid se ha equivocado en algo con Leo. Sí, será un bastardo y demás, pero ni de loco será un malnacido como esos malditos, aunque eso no quita el hecho de que sí tiene serios problemas mentales a tratar.
—Si los traje aquí es porque siento que ustedes pueden hacer un cambio para bien. Ahora que Astrid Dagger ha tomado el control temporal de Raigon, díganme, ¿qué es lo que desean hacer, muchachos? —pregunta Nova mirándolos con seriedad.
—¿Crees que el resto del mundo es así? —cuestiona Ryuto.
—No lo sé, ha pasado tanto desde que salí que ya no me acuerdo.
—Podría hacer que recuperen lo que se les fue arrebatado, pero, en mi experiencia, sé que hacerlo de golpe solo puede traer una fuerte colisión, en especial a este lugar que lleva demasiado tiempo así —dice Leo—. Está claro lo que hay que hacer.
Ryuto asiente ante esto, pues tienen el mismo pensamiento.
—¿Cuál es el plan? —pregunta Higi.
—Este lugar ya te tiene en buena vista. Lo que haremos es salir de estas tierras e iremos más allá para buscar el segundo descuido de Deuz que fue abandonado.
—Si tiene el poder que nos dijo Nova, podremos hacer que todas las mujeres recuperen la capacidad de reproducirse nuevamente y tú, mi estimado enano, serás la pieza clave para llevar a cabo tal hazaña.
—¿En serio? Wow… —dice asombrado, aunque luego se percata de la realidad—. Solo me ponen a mí para no quedar como héroes, ¿verdad, hijos de la chingada? —expresa con fastidio.
—Sí, así es.
—Sobre todo yo —corrobora Leo.
Nova solo se les queda mirando a los tres con incredulidad.
—Sí, está confirmado, son unos idiotas.
De pronto, escuchan unos sonidos escalofriantes provenientes de una de las paredes. Son como pequeños murmullos que reflejan el miedo en su voz.
—Oigan, ¿escuchan eso? —dice Higi.
—Suena a murmullos…, ¿hay alguien aquí? —pregunta Leo.
—Puta madre, ya nos cayó la ley, hay que irnos a la verga ya. —Ryuto se prepara para largarse lo mas rápido posible.
—No, esperen, eso no puede ser. Este lugar solamente es conocido por mí y por Kira, no puede ser que ya lo hayan encontrado tan rápido —replica Nova extrañada.
Se levanta y busca de donde viene el sonido, acerca su oído a las paredes para lograr localizarlo.
—Yo también los oigo, suena como si alguien estuviera rezando o algo así, pero… con sumo terror. —Higi se acerca a las paredes igualmente y amplía su percepción sonora.
Se van acercando hasta que logran encontrar la fuente del sonido.
—Es aquí, alguien puede…
—Yo me encargo. —Ryuto se acerca. Frotando sus manos, se vuelve intangible y traspasa la pared.
Leo se acerca igual y esperan, aunque no pasa mucho para que Ryuto regrese con una expresión de asombro.
—¿Qué? ¿Qué hay allí? —pregunta Nova.
—Tienen que ver.
Junta a todos para que traspasen la pared y queden del otro lado. Frente a ellos se encuentra la que alguna vez fue la gobernante de Raigon.
Kira está en la esquina del cuarto, su ropa se ha desgastado por la ansiedad de sus manos, ha arrancado partes de su prenda; sus uñas están bastante húmedas por el constante contacto con su boca al estarlas mordiendo. Sus ojos están rojos por el esfuerzo inhumano de no haber parpadeado por horas, su condición física es muy lamentable, se nota que no ha comido nada tampoco en un buen rato ni tampoco se ha hidratado como se debe. Incluso sus pequeños cuernos se ven quebrados y las marcas en las paredes pueden confirmar que se debe a los golpes que se ha dado contra estas.
—Amigo, ¿qué rayos fue lo que pasó mientras no estábamos presentes? —cuestiona Leo que mira con incredulidad el lamentable estado de Kira.
—No estaba así cuando me trajiste, está como ida, como si su mente estuviera en otro lado, ¿qué le pasó? —habla Higi mirando con gran pena a Kira.
Nova siente lo mismo, pues, a pesar de todo, fue su mano derecha por mucho tiempo y ver que esa mujer ahora se encuentra en este estado es sumamente triste.
—Está en un estado de terror absoluto. —Ryuto la analiza con seriedad—. Está claro que sufrió una especie de traumatismo psicológico de un nivel inhumano. Solo mírenla, bien podría decir que ha caído en la absoluta esquizofrenia.
—El karma al parecer fue más rápido de lo que pensé. —Nova suelta un suspiro—. La llegada de ustedes fue el detonante para que esto pasara. Ahora, la gran y temible líder de Raigon… no es más que una mujer aterrada, incluso de sí misma por lo que se ve.
—Me recordó a la abuela loca de la serie de esa chica cantante —comenta Leo.
—¡Wey!
—¿Qué? Es verdad, es cruel, pero es verdad. —Suspira—. ¿Qué hacemos? ¿La dejamos aquí para que se pudra en su demencia actual?
—No me parece que sea lo mas ético, siendo honesto —dice Higi.
—Si la metieron aquí es porque se lo merece, está cumpliendo sus crímenes como tiene que ser, así lo decidió la gente —replica Ryuto sin sentir ningún tipo de compasión o pena por Kira—. Lo mejor será que nos larguemos de aquí, pero ya, no sabemos si hay alguien más por aquí. Si nos ven, estamos fritos, en especial tú, Nova, por estarnos ayudando.
—Sí, tienes razón, ella obtuvo su justo castigo, será mejor irnos —confirma la golem.
Ryuto la toma del hombro y la ayuda a pasar por la pared.
—Higi, es hora de irnos.
Aunque el castaño la mira con pena, a pesar de todo, siente que no se merece un castigo tan cruel.
—Sí que lo merece… —habla la voz de una niña pequeña.
Acto seguido, escuchan sus risas infantiles por toda la habitación.
—¡¿Pero qué?! —Higi reacciona ante la voz.
Leo se pone a su lado, ambos están alerta.
—Carajo, al final siempre sí hubo alguien aquí.
—¿Quién anda allí? No creo que se trate de una niña pequeña, no somos tan estúpidos…, ¿cierto? —Higi mira a Leo, pero él solo se alza de hombros.
—Solo quería practicar, mi papá está muy orgulloso de mí.
Una ventisca pasea sobre ellos.
—¿Papá? —cuestiona Leo ofuscado.
—También lo escuche.
Ambos dejan de estar a la defensiva y miran a todos lados.
—¿Tú eres quien dejó a esta mujer así? —pregunta Higi.
—¡Sí! He mejorado demasiado, es una de mis más grandes obras hasta ahora. —La voz vuelve a reír.
—Okay, pues muy buen trabajo. —Higi ríe algo nervioso, se rasca la cabeza con algo de incomodidad.
Leo solo siente pasar el aire, pero logra distinguir una pequeña alteración, por muy pequeña que sea, reconoce esa sensación y esa energía, aunque se mantiene callado.
—Bueno, entonces, ¿ella se quedará así… por siempre?
—Es claro que no… —La brisa recorre la piel de ambos—, ya no tarda en morir.
—Ah, okay. Bueno…, ehh…
Higi se rasca la cabeza, no se le ocurre qué más decir. Leo lo ve y suspira.
—¿Quieres que le dé otro chance? —dice con simpleza.
—¿Qué?
—Se nota a kilómetros tu obviedad, no sientes que se merezca algo así, aunque la realidad sea otra. Sin duda, eres demasiado bueno, Higi, y tomando en cuenta lo que la ventisca con voz de niña linda ha dicho, está a punto de partir al otro lado; aunque más bien se irá a pudrir al infierno, así que solo por esta vez te haré el favor.
—¡¡No dejaré que arruinen mi obra maestra!!
El cuarto se distorsiona de inmediato.
—Sus cuerpos no son para nada silenciosos, sus respiraciones me lo han dicho todo… Yo… sé… sus miedos…
Higi mira alterado esta situación, Leo solo rueda los ojos.
—No cabe duda de que esta niña no es nada fácil de convencer. Lo siento, enano, pero no puedo hacer nada, menos contra… el viento.
—Pero yo sí —dice con el semblante tapado por su cabello.
En un segundo, Kira es cubierta por una burbuja.
—¿Enano?
Como alma que se lleva el diablo, Higi sale corriendo con Kira en la burbuja mientras deja a Leo con una gran expresión de incredulidad, aunque al final termina riendo un poco dada la situación.
—¿Qué cosas, no?
Sin embargo, Higi cambia de escenario de forma radical, mas es una distorsión de su propia realidad, la cual es captada únicamente por sus propios ojos.
—Vamos, chico… No tenemos que hacer esto, yo la cuidaré muy bien. No dejaré que muera, pero tampoco la sacaré del juicio justo de sus acciones… Al menos, todo su pueblo quedó satisfecho de su condición actual. —La niña vuelve a reír con malignidad.
Higi mira de reojo a Kira.
—Compadre, no ganarás nada, salvo ser tachado de criminal por esta gente, mejor deja que las cosas sigan su curso establecido .
—Estoy muy de acuerdo con él. ¿Ya me la devuelves? —Abre una abertura de luz en su percepción de la realidad.
Higi termina por soltar un suspiro de resignación y regresa a Kira en donde estaba.
—¿Ves? No es tan malo, además, nosotros ya estamos en bastante líos, no queremos meternos en más problemas, ¿verdad? —Mira hacia donde está Kira—. Bien, ventisca con voz de niña de primaria, gracias. Te dejamos con tu trabajo. Vente, enano. —Leo carga a Higi como si se tratara de un costal para proceder a salir del lugar.
—No es nada…
Por un segundo, ven la silueta de una niña de bonita apariencia, la cual desaparece al instante entre risas infantiles. Así mismo, Kira deja de estar presente en la habitación.
—Creo que sí se trataba de una niña pequeña —comenta Higi.
—Lo que haya sido, tengo el presentimiento de que, quizá, algún día me la terminaré topando.
—¿Y eso por qué?
—No lo sé, pero su esencia se me hizo conocida. Mejor ignoraré eso, no quiero verme involucrado en más cosas de este tipo.
«Más si implica meterse con los Dagger» piensa, pues con esto buscará la forma de no verse involucrado con ellos una vez que terminen.
Se dirigen hacia donde están Ryuto y Nova, quienes esperan algo impacientes.
—¿Por qué tardaron tanto? —pregunta Nova.
—Vimos algo, nada fuera de lo raro, pero ya es hora de largarnos de aquí.
—Al menos deja alguna pista sobre este lugar para que tomen acciones con respecto a esto —dice Higi.
—Sobre eso, no se preocupen. Activé una señal silenciosa por todo el castillo, quienes estén aquí llegarán en unos cinco minutos, más o menos.
Los tres se le quedan viendo estupefactos.
—Si pensaban que este lugar quedaría sin ser descubierto, estuvieron muy mal, así que les recomiendo que comiencen a correr. Yo, por suerte, tengo esto. —En su muñeca hay una pulsera, la aprieta y abre un portal detrás de ella—. Suerte, los veo arriba.
Así sin más, los abandona a su suerte mientras el portal se cierra de paso.
—No creerán que nos jodió…, ¿cierto? —dice Ryuto sudando.
—¿Retirada estratégica? —propone Leo.
—Ni yo pude haberlo dicho mejor.
Con esto, salen corriendo por los canales del lugar, pero sin poder recordar cuales deben tomar; se terminan perdiendo por todo el subterráneo.
—¿No podemos simplemente destruir este lugar y ya?
—Si lo hacemos, hay una probabilidad de que la ciudad se venga abajo, quizá esta sea la base de los cimientos.
—Entonces, ¿qué hacemos? —pregunta Higi.
—Bueno, supongo que solo nos queda una opción y supongo que es la más razonable en momentos como este. —Leo toma a Ryuto y a Higi, los comprime como una pequeña bola y hace lo mismo con su cuerpo.
Su piel se hace de goma y comienzan a rebotar en el suelo, paulatinamente, van ganando altura y potencia al punto en que salen disparados hacia arriba a gran velocidad, consiguen traspasar el concreto del piso, el cual tiene varias capas de este material.
Finalmente pasan a la superficie, aunque su trayectoria continúa hasta llegar al cielo. Por suerte, se logran detener en una nube; aunque en el momento en el que vuelven a la normalidad, sus cuerpos aparecen llenos de moretones y raspones.
—¡Ay! ¡Mi precioso ser! —dice Ryuto sufriendo por el dolor.
—Creo que me fracturé el miembro… —Higi se revisa, pero después ríe al percatarse de que está bien—. Bueno, parece que no; pero ya, hablando en serio, siento que mis costillas están rotas. —Mira a Leo—. ¿Cómo es que se te ocurren estas cosas?
—No lo sé, me siento inspirado. —Ríe—. ¿Me la truenas?
—Vete a la verga.
Los tres se limitan a quedarse allí sin darse cuenta de que las nubes comienzan a moverse en una dirección diferente, son dirigidos hacia lo desconocido en el vasto y amplio cielo nocturno. Aún en su dolor, miran las estrellas y como el firmamento goza de la vida en el cosmos.
Ryuto contempla el panorama con nostalgia mientras respira con tranquilidad, Leo se limita a disfrutar de la vista, espera volver a la infinidad y vivir como un hombre libre sin ninguna atadura, aunque para eso, aún le queda mucho camino y Higi siente que está en paz, pero muy en el fondo, le gustaría haber podido hablar con Cristal sobre las maravillas que se esconden en el infinito firmamento.
—¿Cómo estarán, mijos? —pregunta Higi para después quedarse privado.
La nube sigue su camino sin rumbo a un destino incierto para los tres.
El tiempo pasa y Astrid se encuentra reunida en un gran salón con todas las mujeres que se han unido a la causa para la captura de Leo, Ryuto y Higi.
Así mismo, la aprehensión de las infiltradas en Raigon ha sido un rotundo éxito. Estas mismas se encuentran recluidas temporalmente, la pelirroja ya tratará con ellas en la mañana, por ahora quiere celebrar con sus nuevas aliadas.
A pesar de eso, están las dudas acerca de la presencia de la líder de las rebeldes. La mayoría de las presentas la miran con cierta incertidumbre, el conflicto ha sido bastante largo en el pasado, intentar convivir con el enemigo ahora es algo muy, pero muy incómodo.
—Bueno, es normal que el ambiente esté un poco tenso. Sé que debe ser complicado estar juntas ahora. —Astrid empieza a servir la bebida en las copas alrededor de la mesa en donde se encuentran las capitanas, Xena y la líder de Amateratsu—, pero estoy segura de que aprenderemos a sobrellevarlo.
—La verdad, Astrid, tomará más que solo intentar sobrellevar —dice Sans, a lo cual todas asienten—. Miren, no sé qué habrá hecho ella para convencerlas, pero el pasado no se borra solo de un soplido. Han causado bastantes problemas, sin mencionar que, por culpa de ustedes, la población masculina se redujo bastante.
La realidad es que nada ha cambiado mucho realmente, el grupo de Amateratsu la sigue por los efectos de su encanto y porque es mujer, pero siguen siendo personas sin ningún tipo de interés hacia los hombres, aún siguen sintiendo repulsión hacia ellos.
Solo por Astrid están ahí.
—Bueno. —Astrid denota una gran seriedad en su voz—, es perfectamente sabido que formar una sociedad armoniosa lleva su tiempo. Claramente, siempre van a existir personas que quieran ir en contra de lo que pueda ser el bien común, pero estoy segura de que podemos ir arreglando nuestras diferencias…
—Bueno, al final todas seguimos siendo mujeres, dejando de lado las diferencias en cuanto a ideales o mentalidad —confirma Hellen de forma lógica.
—Exacto, así que esta noche quiero proponer que sea un día de celebración. Hoy celebramos la liberación y la reunificación de este país y, con mi ayuda, no sólo ayudaremos al avance de este país, sino que todo el mundo podrá beneficiarse de lo que haremos. —Astrid alza su copa con una grata sonrisa.
Las capitanas miran a la líder de Amateratsu y a su compañera. Sans es la que alza su copa después.
—Si Astrid cree fervientemente que es posible crear un mundo mejor, sin tener que volver a hacernos daño las unas a las otras, creeré también en ese futuro —dice con una pequeña sonrisa.
—No aseguro cambiar mis ideales y gustos, pero, al final, nuestro objetivo siempre fue volver a ser una sociedad unida, espero que, al menos, puedan respetar que no pensaremos igual a ustedes, pero sí que compartimos el mismo sueño. —La líder alza su copa también—. Noel Magda, líder de Amateratsu, y la chica a mi lado es Risa, una de las mejores francotiradoras que podrán conocer.
—Mucho gusto y, de igual modo, espero sepan respetar mi forma de pensar porque yo prometo hacerlo con ustedes. —Alza su copa.
Astrid se muestra alegre por esto.
—¡Salud! —expresa con efusividad.
Todas alzan sus copas de igual forma.
—¡Salud! —exclaman por un futuro mejor para todas.
—Y si al menos sirve de algo, pido disculpas con respecto a lo que pasó con los hombres en el pasado.
—Bueno, mientras la disculpa sea real, supongo que estará bien.
—Aun así, no hemos encontrado a muchos desde hace dos semanas —comenta Tamy—. Los que estaban en la base fueron evacuados, pero ya no supimos nada al respecto, creo que se escaparon cuando tuvieron la oportunidad.
—Y con lo difícil que es encontrar uno…, o los Trance los reclutan y les lavan el cerebro con sus ideas o también escuché hace poco que alguien los ha ayudado a salir hacia el continente más cercano… —comenta Thania.
—Sea como sea, no es un tema importante hoy. Disfrutemos de esta noche, ¿quieren? —habla Astrid con una sonrisa serena.
—Cierto, disculpa, Astrid. Estamos demasiado acostumbradas a estar siempre en actividades laborales.
—Esta es de las pocas veces que nos podemos relajar tanto, así que, ¡a disfrutar!
Todas corresponden alegres mientras va llegando más comida.
La comida está en abundancia, pues hay bastantes personas en las mesas. La noche pasa entre risas y comentarios llenos de esperanza.
En cierta parte de la velada, Sans trata de conocer mejor a Astrid y ella se dedica a platicarle sobre su vida. Empieza a relatarle el porqué actúa como actúa actualmente y la razón por la que dejó de ser malvada.
—Cuando aún no tenía dominio sobre mis deseos, mis ambiciones y mi malignidad, era una persona muy egoísta y destructiva. Solo pensaba que mi único propósito era destruir y dominar, imponer mi autoridad e infundir terror a los que me rodeaban.
»Afortunadamente, mi tío me detuvo junto a su elegida. En ese lapso de tiempo, mi padre me recluyó en un Universo paralelo en el que empecé a vivir la vida de una persona común, aunque, bueno, en realidad era la vida de la elegida. Pude comprender de mejor manera el valor de las personas que nos rodean, hice un mejor amigo, tuve una guía en mi caminar… El punto es que comencé a disfrutar de esos momentos exquisitos que te da la vida; sin embargo, no todo fue un final feliz. Nuevamente me empezó a consumir mi malignidad interior, la destrucción recorría mis venas y la esencia de mi padre no hacía más que avivar esa sensación dentro de mí.
Astrid muestra una expresión de impotencia, recordar los sucesos la carcome por dentro.
—Al final, me vi consumida por la ambición y terminé por hacer un terrible uso de mi magia única; en el principio fue increíble haber creado mi propia magia, pero después de que utilicé ese recurso para destruir a mi familia y… matar a mi mejor amigo…
Una lágrima rojiza cae sobre su mejilla. Cierra los ojos.
—... A pesar de que todo fue falso…, a pesar de que fue una vil mentira…, mi sentimiento fue completamente real. En ese momento me pregunté, ¿qué estoy haciendo con mi vida? ¿Por qué tengo que hacer sufrir a los que están a mi alrededor y sentirme bien con eso? ¿Cómo es que mi padre es capaz de hacer algo así sin tener ningún remordimiento en su conciencia?
Abre sus ojos y su semblante se muestra decaído. Las lágrimas no tardan en salir y manchan de sangre su piel morena.
—Quizá, solo quizá, de no haber sido por mi hermano mayor, jamás me hubiera planteado estas cuestiones. Él fue quien trató más conmigo desde que nací; me enseñó esa belleza que tiene la vida inicialmente. Creo que, al final de cuentas, no quería que toda nuestra familia fuera… así: seres destructivos sin compasión ni piedad y que solo satisfacen un propósito que al final resulta estar completamente vacío.
Sans la mira, no puede evitar sentir compasión por ella. Realmente ha pasado por demasiadas cosas para poder reflexionar sobre su vida y hasta donde ha llegado, por lo que ahora entiende cómo es capaz de manejar de tal forma aquel poder tan misterioso y destructivo.
Coloca su mano sobre su hombro y le regala una sonrisa fraternal.
—De niña, tuve una maestra, una mujer muy estricta, pero fiel a sus convicciones. Me enseñó que los ecos del pasado siempre resonarán en el presente. Al principio creí que las cosas que uno cometió siempre las tendrá que cargar y que jamás serán borradas; lo que uno hace aquí se paga. Ahora veo que no se refería a eso.
»No se trata de cargar con tus errores y pensar que nunca sanarán, sino que se trata de no olvidar quién fuiste y lo que hiciste para siempre tener en mente cuánto has logrado avanzar y ser la mejor versión de ti: ser mejor de lo que alguna vez fuiste ayer y hoy para poder llegar a la cúspide de tu realización en el futuro algún día… y lo veo claramente. Tú lo representas, Astrid, eres una guerrera digna de respetarse, no me cabe la menor duda. Lamento haberte juzgado cuando nos conocimos, supongo que es difícil comprender el actuar de alguien sin tener el contexto del porqué es así, quizá tu pasado no sea el más feliz, pero ahora estás aquí, eso significa que has logrado avanzar y, aunque todavía te quede mucho que recorrer, lo valdrá.
Mantiene su sonrisa y alza su copa, mirándola a los ojos.
—Te dedico este brindis, por el día en el cual puedas ser realmente feliz a lado de quienes te acompañen y que tu vida esté llena de aventuras sin fin y halles paz en tu corazón. Salud, Astrid —dice con sumo respeto y admiración hacia ella, si ya se había ganado su respeto, ahora esto lo reafirmaba.
Astrid sonríe complacida de sus palabras. Se limpia sus lágrimas con una servilleta.
—Muchas gracias, Sans. No cabe duda de que Kira tuvo a alguien digna de llamar comandante. —Choca su copa con la de ella—. Y ahora quiero que puedas ser mi mano derecha en esta odisea.
—Para mí será todo un honor poder serlo —dice con una sonrisa—. Pero tengo curiosidad en algo, ¿cuál es la razón detrás de ir tras esos tres? Dejando de lado el crímen del chico moreno que por alguna razón lo llaman “Aoi Kirã”, que nombre tan estúpido, ¿por qué busca a los otros dos? —Eso ya es algo que tiene en la mente desde hace rato, quiso preguntarle a Kira sobre lo mismo, pero ahora ya no es posible.
—Mira, no es sencillo de explicar, ¿vale? —Suelta un resoplido—, ustedes han conocido a varios seres que se han hecho llamar dioses y entidades que han creado Universos —explica—, pero ¿sabes quién los creó a ellos?
—Bueno, desconozco el concepto de dioses para ser honesta, pero sí sé sobre los seres que están más allá de la compresión y, la verdad, no lo sé. Siempre me he cuestionado eso, digo, yo no soy de las que cree que todo surgió solo porque sí y ya, mágicamente ya está algo y fin; siempre he pensado que hay algo detrás, algo primordial que dio forma a todo, incluso a esta clase de seres, digo, si tuvieron que pasar para que algo evolucione y cambie, lo mismo tiene que aplicarse a ellos también, o eso pienso yo.
—Y no te equivocas. —Sonríe—. Vente, quiero darte… información privilegiada. Así entenderás todo.
Astrid se levanta de la mesa y hace un ademán sacando un poco de magia. Nadie percibe que se dirige a un cuarto apartado, mas que Sans.
Ella mira con asombro, aún se sorprende por este tipo de cosas, a pesar de todo lo que lleva viendo a lo largo del día
La pelirroja le hace una señal para que la siga y después entra a dicha habitación.
La sigue y entra a la habitación que le indicó con mucha curiosidad. Estando dentro, Astrid cierra la puerta y todo está en oscuridad.
—Empezaremos con lo básico…
Astrid ilumina la habitación, una mitad se colorea de azul y la otra se pinta de un tono rosado.
—... Existen dos planos: la Existencia y nuestro hogar, la Inexistencia.
—¿Existencia e Inexistencia? Es decir, ¿lo real y lo… irreal? —cuestiona confundida.
—Así es.
En el plano azul, Astrid crea imágenes de seres humanos completamente comunes.
—En la existencia están seres primordiales que, en su realidad, son personas comunes y corrientes; sin embargo, para nosotros, los habitantes de la Inexistencia, ellos son llamados Creadores.
Sans mira esto, es como cualquier otra persona que haya conocido.
—Espera, entonces…, personas normales, iguales a nosotros, totalmente comunes…, ¿nos crearon…? ¿Cómo es eso posible? —Sans empieza a confundirse más, además de que le parece ridículo lo que está escuchando.
—Suena absurdo hasta que conoces al creador de los Creadores.
Una intensa luz emerge encima de las personas que Astrid creó en el plano azul.
Sans observa con suma atención ante la mención de esta entidad, abre sus ojos a más no poder.
—Creador… entre creador… Entonces, sí existe un motor primordial detrás del origen de todo —comenta con cierta ansiedad.
—Así es, Sans. Este ser… es Dios. Dios es el Alfa y el Omega, el Principio y el Final, es Amor y Fidelidad. Dios es Justicia y Misericordia. Dios es el Creador de la Existencia y de los Creadores que hay en la Tierra cero.
En el plano azul se crea la imagen del planeta Tierra y sobre esta misma aparecen más humanos.
—En el principio del tiempo, Dios creó los cielos y la Tierra: esta es la Tierra cero, la primera tierra que fue creada; la única Tierra real y que en verdad existe.
»Dios creó al hombre a su imagen y semejanza; Dios es omnipotente, omnipresente y omnisciente, por lo tanto, todo hombre que existe en la Tierra cero tiene el poder de crear Universos y moldearlos a su antojo. Sin embargo, eso no los convierte en Dios, pues es Dios quien les otorgó esta facultad por medio de la existencia de la Inexistencia. En sí mismo, la Inexistencia fue creada por Dios para que el hombre pudiera explotar las facultades que se le fueron dadas en mucho menor medida. Es de esta manera que todo Universo emerge de la Tierra cero, todo no es más que una réplica de lo que los primeros hombres conocieron, pero también comenzaron a experimentar y a originar nueva materia, pero al final, todo está plasmado en una base que ya existía.
Finalmente, en el plano rosado se plasma la creación de una gran cantidad de Universos, los cuales están ligados por medio de una línea que conecta a una persona del plano de la Existencia.
Sans mira esto sin poder creerlo del todo, toda su vida se cuestionó sobre la realidad del existir, todas viven sus vidas complacidas con lo que tienen, sin preguntarse, sin cuestionarse, pero desde la aparición de estos seres, ella tuvo esa duda, ¿quiénes son? ¿Qué son? ¿Cómo son capaces de hacer tales actos que a ojos de cualquier persona con sentido común son… irreales?
Siempre pensó que había algo detrás, algo más allá, algo… superior. Si el Universo existe, debía de ser por algo que le dio su origen y, si existen seres con el poder de crear Universos, entonces algo más allá debió darle vida a ellos y ahora esa respuesta la tiene en frente de ella.
—Dios… suena tan… simple, pero… con una sola palabra, sientes que lo puedes resumir todo… Todo y nada… Entonces, solo existe uno…, pero ¿por qué se usa en plural también? Si no son dioses, a pesar de poder crear, ¿por qué se denominan así?
—Verás, un dios en sí es un ser que tiene la facultad suprema o absoluta sobre algún rasgo o elemento en particular, o bien, aquel que es hacedor de la existencia del Universo o de la Creación.
»Por eso mismo, podemos confundir que los Creadores sean dioses, pero como ya te expliqué, eso no es así; por eso mismo los llamo Creadores y no dioses, pues no tienen la capacidad realmente de velar por todo por lo que han creado, ya que solo hacen eso: crear. Ahora, hay seres creados aquí en la Inexistencia que se denominan así por definición, ya que sienten que tiene el poder y la capacidad de estar por encima de todos los seres con quienes cohabitan y, por lo tanto, se sienten con la autoridad de regir y de ser venerados y aclamados.
Sans siente un inmenso dolor de cabeza por esta revelación, pues acaba de recibir una información bastante pesada. Intenta comprender todo de la mejor manera posible y siente que las cosas van calzando, más por todo lo que le dijo al principio, pues como ella le dijo y le confirmó, incluso ante el poder que seres así poseen y se creen con el derecho de hacer lo que les entre en gana, al final, existe un origen y un ser primordial, por lo tanto, un motor creador que puso todo y dio forma a lo que hoy podemos ver.
—El original… Dios, un solo ser único y nada más —dice tras reflexionar todo esto.
—Así es, Sans. Los demás que se denominan dioses solo viven en una mentira autoimpuesta.
»El verdadero significado de ser Dios es algo que va más allá de crear algo, se trata de velar por tu creación; ser Dios es algo imposible de concebir realmente, pero puedo asegurarte que el creador del todo es distinguido por sus atributos primordiales: amor, justicia, misericordia, mansedumbre, paciencia, equidad y muchas otras más, pero el más importante de todos es la santidad. Dios es santo, santo, santo; la santidad es la exclusión de la malignidad dentro de alguien, entonces, por definición, Dios no puede ser malo; y del mismo modo, por la misma definición, los Creadores y todo lo que reside dentro de la Inexistencia no pueden ser considerados como dios…, pues ellos jamás podrán ser santos en su total plenitud.
Sans asiente ante esto y siente que ahora ve todo de una mejor forma, esto aclara muchas de las cosas que siempre se preguntó, pero entonces algo choca, un punto que Astrid dijo y que empieza a ponerla en una gran duda.
—Pero… dijiste que nosotras vivimos en la Inexistencia, lo irreal, pero eso solo se denomina para algo que no puede ser cierto o no tiene fundamentos que demuestren que es veraz, como los fantasmas o cosas así… Por lo tanto, ¿no… existimos? —dice denotando en su voz cierto miedo a la respuesta.
—La respuesta a esa pregunta sigue en debate hasta hoy en día: podemos decir que ciertamente no existimos…, pero al mismo tiempo sí.
—¿Cómo es eso tan siquiera posible? Es como esa extraña pregunta: “¿Ser o no ser?” ¿Es posible ser real y no serlo a la vez? —dice sin entender—. No… no… no logro imaginar algo así.
Astrid estira su dedo hasta su frente y le da un golpe con el mismo.
—¿Te dolió?
—Auch, sí. —Sans soba su frente.
—Pero tu Creador no lo percibió, así que no fue un dolor real, pero lo sentiste, ¿ahora entiendes? —Ríe un poco.
Sans intenta procesar esto.
—Entonces, mi ser como tal, no puede ser percibido por quien me creó, no siente lo que yo siento, pero entonces, él permite que yo sea capaz de sentir… Sí que es algo… muy difícil de procesar. —Sans se sienta en el suelo—. Siempre tuve en mente que había algo más, pero entonces, de ser así, quien me creó me da ese sentir y, aunque no sea real, es algo que también puede sentir, lo que lo hace algo real… Sí que es muy complejo, la verdad —dice sobando sus sienes.
Astrid se sienta junto a ella mientras admira las proyecciones de ambos planos.
—Estos conceptos pueden ser más profundos de lo que te imaginas, Sans. Por eso mismo, hay cosas que es mejor no saber, muchas veces la ignorancia es mejor que el conocimiento; hay verdades que no podrías soportar.
—Sí, se puede notar eso ahora, al menos es bueno saber que siempre hubo algo más allá detrás y que no solo todo surgió porque sí. La verdad, siento que cualquier persona con saber esto se volvería loca, a mí me duele la cabeza, siendo honesta, pero al menos me alegra saber que sí hay algo, o bueno, alguien, que ha puesto todo esto —dice un poco más tranquila.
—Me alegra escuchar eso. —La abraza por el hombro—. Ahora que sabes esto, te puedo contestar la pregunta de hace rato.
La mira para poder prestarle atención.
—Dios es un Dios celoso. Él quiere que la honra y la gloria sean sólo para él, claro, que no se refiere a todos los seres humanos, sino a todos aquellos que considera sus hijos; sin embargo, cuando existen seres que pueden opacar a Dios y llevarse la atención de los demás, impiden que puedan conocer al creador perfecto por excelencia y hacen que se desvirtúen de la verdad: los busco porque se han hecho llamar a sí mismo dioses y no podemos permitir… que a dónde vayan lo malinterpreten y les adoren.
—¿En serio? Bueno, del tipo loco si se ve posible, aunque parece, por lo que escuché, que su mente es difícil de conocer. De el otro no tengo idea, pero ¿el niño? Se ve demasiado bueno para creerse tal cosa. —Sans se pone pensativa mientras analiza lo que le dijo Astrid—. Pero si por algo los buscan es porque lo hicieron realmente, aunque se ven muy estúpidos para saber que lo dijeron sin conocer la gravedad de eso… Dioses, cuando suena en plural solo suena como seres poderosos y ya, pierde esa singularidad que lo hace especial.
—Es por eso que es peligroso que estén solos. —Astrid la mira con seriedad—, pues no es lo mismo decir "Somos dioses" a "Soy dios".
—Comprendo mejor esto siendo honesta, si esto es realmente la verdad, entonces sería incorrecto dejarlos ir así sin mas y, a donde quieran que vayan, la gente los termine llamando así por su ignorancia. Tal vez ser ignorante a veces sea bueno, pero no desconocer la verdad de todo esto. Además, aquí nadie sabe quién es Dios ni mucho menos saben de la palabra dioses, terminarán provocando todo un caos.
—Tú misma lo has dicho. —Sonríe de lado—. No importa si son buenos o malos, Sans, el peligro de desvirtuar ese concepto es el verdadero enemigo ahora. Sabía que lo entenderías.
—Siempre me gusta saber el porqué de las cosas y la razón para realizar una acción, sabiendo esto, comprendo de forma concreta el motivo de tu llegada… Quizá tu misión de capturarlos terminó siendo algo más grande. Llegaste a un mundo en el olvido, puede que esto termine incluso siendo más que solo una misión de búsqueda y captura para ser algo mayor, ¿no te parece? —Esboza una pequeña sonrisa—. Te ayudaré en todo lo que necesites para hacer esto, me has demostrado ser alguien de respetar, puedes contar conmigo.
—Gracias, Sans. Y sí, tienes razón. Esta odisea ahora es más que una simple captura; ahora también se trata de ustedes, de esta Tierra. Tienes mi promesa de que no me iré de este mundo sin haber dejado todo en un camino próspero y fructífero para todos.
Sans asiente esbozando una sonrisa, esta vez no necesita decir nada más, solo le extiende el puño. No dudará de ella, pues aunque su actitud a veces sea un poco cuestionable, sabe que en el fondo es una chica de buen corazón que ha pasado por todo.
—Cuento con ello. Gracias, Astrid.
—No tienes que agradecer. —Corresponde chocando su puño, aunque luego suspira. Su semblante se torna un poco sombrío—. Debo ser franca contigo: necesito hacerte una consulta.
—Claro, adelante, dime —dice con algo de duda por su cambio de actitud.
—Amateratsu está con nosotras porque está encantada —revela—, siento que sus palabras no fueron del todo honestas. Dime, Sans, si le quito el control que tengo sobre ella cuando terminemos, ¿volverá a rebelarse?
Ante la pregunta, Sans se queda callada unos segundos y trata de procesar la situación. La verdad es que, a pesar de sus ideales, su grupo busca unificar todo, claro, bajo un ideal que a casi ninguna mujer de aquí le interesa o le parece antinatural, sin embargo…
—Ciertamente, existe la posibilidad de que pueda traicionarnos, al igual que no. Siempre existe esa posibilidad y no creo que sea algo que uno deba descartar en la vida; sin embargo, es como usted y su hermano lo dijeron.
»Si realmente es posible crear un mundo donde todas podamos estar unidas, entonces solamente hay que mostrarle que ese futuro es posible para ellas también sin la necesidad de que todas pensemos igual. Todos son libres de vivir sus vidas como quieran mientras no afecten a los demás, solo hay que mostrarlo y, cuando llegue el momento, veremos si ha dado frutos, aunque algunas no sé si acepten, son muy extremistas o cabeza dura para hacerlo, pero vale la pena intentar.
Sans la mira con tranquilidad
—Por un futuro sin más sangre derramada en vano.
Astrid entonces recobra su alegría y sonríe de nuevo.
—Si ves que puede haber una esperanza junto a ellas, entonces me reconforta saber que no me veré en la necesidad de destruirla junto a su séquito —dice de forma simple.
—Bueno, habrá que esperar a ver qué pasa. Será un viaje interesante.
En eso, alguien toca la puerta.
—¿Hay alguien allí? Se escuchan murmullos detrás de esta puerta, ¿hola?
—Bueno, regresemos a la celebración, Sans.
Astrid se levanta y se dirige a la puerta. Sans hace lo mismo mientras siente más tranquilidad, quizá con algo de ansiedad por saber más de lo necesario, pero confía en que todo es para un bien mayor.
«Dios ¿eh?», piensa para sus adentros. «El todo… sí que es confuso, pero muy intrigante.».
Abren la puerta para encontrar a una soldado.
—Señorita Astrid, comandante Sans, ¿qué hacen aquí? Creí que estaban con las demás.
—Salimos un rato para platicar, ¿de dónde vienes? —pregunta la comandante.
—Vengo del baño, pasé por aquí y escuché murmullos por esta puerta, no pensé que fueran ustedes, perdón si las interrumpí.
—Tranquila, mi niña. Sigamos celebrando. A partir de mañana estaremos muy ocupadas. —Astrid le da unas palmaditas en la cabeza—. ¡Viva la noche de reunificación! —expresa con singular alegría.
Ambas sonríen ante la esencia positiva que Astrid desprende.
—¡Viva! —dicen también.
Sans se siente más relajada y alegre, algo que realmente le da un gran bienestar a su corazón.
En la cima de un edificio, Nova contempla toda la ciudad, la cual al fin está en paz. No sabe a dónde los llevará este camino, pero apuesta todo a que este mundo será puesto de cabeza.
—Las piezas están listas, solo espero que estos idiotas no hagan una tontería, por lo mientras, espero que la información en el castillo les sea de utilidad, chicas —dice teletransportándose de allí sin saber a dónde se han ido esos tres.
Aunque ellos tampoco lo saben, solo el viento lo dirá cuando despierten y vaya que será una sorpresa sin precedentes.
To Be Continue...
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Astrid Dagger, la antagonista y heroina principal de esta estupida y sensual historia Osiosi UwU
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