Capitulo 4: El niño, el idiota y el fumado... Las cosas se salieron de control.
Un nuevo amanecer en aquel universo, los rayos de luz van golpeando lentamente todo, anunciando la llegada del sol en la ciudad de Raigon; después de lo acontecido el día de ayer, el lugar experimenta un cambio repentino, debido a la llegada de aquellos tres hombres que simplemente dejan en claro que hay cosas que jamás podrán ser descritas o explicadas y ellos son la prueba viviente de esto.
Las mujeres que han presenciado parte del poder que ellos tienen y del caos que su sola presencia puede traer se cuestionan el porqué de su llegada a su hogar, además del hecho de que han sido capaces de cruzar la barrera que su planeta tiene, sin saber que no es más que una obra del destino; todo no ha sido más que una simple coincidencia, gracias al poder de la comedia, una ruleta, un grupo de mujeres locas y una gigante con tentáculos que los llevaron a saltar al primer mundo que escogieron sin pensar, ¿quién pudo imaginar que eso causaría algo de esta magnitud?
Así mismo, detrás de ellos, una fuerza de poder equivalente, que incluso va en aumento, se encuentra tras sus pellejos.
Aunque, por el momento, eso no es relevante todavía, las cosas se han puesto tensas en aquél lugar tras el combate en el coliseo y la destrucción provocada en el distrito Sakurai, a manos de Nova, la mano derecha de Kira, la reina de la ciudad.
La causa se debió a los ahora conocidos como los tres weyes y, justamente, en una ubicación cerca de unas montañas alejadas, va llegando un avión con Kira y compañía. En eso, algunas militares se van acercando hacia la zona.
Kira baja del avión junto a Astrid mientras son saludadas de forma militar. La comandante Sans se acerca hacia ellas.
—Lord Amatsu —dice de forma cortés.
—Comandante, es bueno verla bien —dice con agrado hacia la militar—. Deja te presento ante alguien. Ella es Astrid Dagger, alguien de suma importancia que ha venido a ayudarnos para la captura de los tres hombres.
—Mucho gusto, señorita Dagger. —Saluda de forma cortés y con un leve sonrojo ante la exuberante presencia de la pelirroja.
—Hola, querida. —Ríe—. Se nota la ausencia de hombres en este lugar, no me sorprendería que te sientas atraída —dice esto acariciando su cabello.
—Pe... perdón por eso —comenta con pena—, hemos tenido problemas con eso desde...
—Comandante Sans —habla Kira—, ya habrá tiempo para charlar sobre eso después.
—Vamos, Kira. No seas tan mala, ¿quieres? —Sus ojos destilan un brillo rojo—. ¿O acaso no te interesan tus subordinadas? Qué desconsiderada. —Se enseria un poco.
Los efectos que provoca Astrid son muy poderosos, incluso las presentes lo sienten. Kira intenta mantenerse firme, pero, en momentos como estos, ya se ha inclinado ante Astrid, por lo que solo baja la mirada.
—Yo... pido disculpas, es solo que se trata de un tema algo delicado —dice intentando no verse afectada por su presencia, algo que sorprende a varias de las soldados, ya que Kira no suele ser así ante otras.
—Kira, si no fuera consciente de eso, ¿no crees que actuaría? Pero ahora las cosas están tranquilas. ¿No presenciaste como reviví el coliseo entero? ¿Por qué tienes prisa, pues? Tus soldados también merecen su debida atención.
—Sí, gracias por recordarme tal importancia —dice con humildad.
—Espero que sea así. Disculpa que te hayan interrumpido, Sansi. —Acaricia su mejilla con dulzura.
—No..., no se preocupe, gracias de igual forma, señorita Dagger —dice sonrojándose por la muestra de afecto.
—Bueno, ya habrá tiempo para seguir hablando del tema. Mientras tanto, abordemos lo que tiene tan apurada a la Lord —dice con un tono burlesco—. ¿En dónde tienen al niño?
—Por aquí, por favor. Síganme.
Las tres entran al interior de las instalaciones; el lugar es simplemente masivo: cuenta con una gran cantidad de avances tecnológicos, los cuales se ponen a prueba.
Después de un poco de incomodidad a causa de un regaño imprevisto por Astrid, Kira asume de nuevo su posición y habla con la comandante.
—El lugar parece óptimo como siempre, ¿cómo se encuentran las demás bases?
—Todo en un perfecto orden, Lord Amatsu, la base sur ha comenzado con la finalización del mega portal y las demás con el recubrimiento de los Mecas.
—Ya veo... Entonces las demás ciudades ya han establecido nuestras órdenes. —Sans niega con la cabeza.
—Temo que no, los grupos rebeldes se niegan a cooperar. Las ahora Trance se han aliado con los pocos hombres que escaparon. —Kira se muestra pensativa.
—Entiendo, es una lástima.
—Me gustaría que me hablaras más de ese grupo rebelde... Trance, un nombre curioso —dice Astrid interesada.
—Por supuesto, señorita Dagger. Verá, hace un año, un grupo conformado por mujeres extremistas comenzaron a causar estragos en varias ciudades, se hacen llamar Amateratsu. Este grupo está basado en la ideología de que los hombres son inservibles en nuestro mundo, principalmente porque muchas ciudades han entrado en conflicto debido a la retención de ellos.
—Raigon ha sido de las pocas que ha logrado mantener alejadas a estas personas fuera de su territorio, aunque a veces uno que otro logra colarse —comenta Kira.
—Actualmente, debido a que nuestro mundo se encuentra aislado, algo que si desea le contaremos después, este grupo extremista ha comenzado a instaurar un régimen en el cual se dedican a la cacería de los hombres y buscan reemplazarlos. Se han encontrado en sus bases capturadas varios planos para la realización de un proyecto masivo que consiste en la creación de un aparato con el cual las mujeres serán capaces de llevar a cabo la partenogénesis.
—Es la capacidad de un ser vivo para reproducirse sin la necesidad de su contraparte sexual.
—Tal y como dice Lord Amatsu. Por suerte, los hemos retenido, pero, debido a todo esto, ha surgido un nuevo grup: los Trance, mujeres que siguen la ideología de no depender de los hombres, pero a diferencia de Amateratsu, ellas no desean exterminar a los hombres, sino que se les unan para formar una utopía donde mujeres y hombres convivan, pero sin sentirse atraídos por el sexo opuesto, sino como especie: hombres con hombres y mujeres con mujeres.
—Sí, lo sabemos, es repulsiva la idea de que exista un mundo únicamente así. Afortunadamente, es fácil distinguir a un Trance, suelen ser mujeres que visten o se modifican físicamente para tener una apariencia más masculina.
—Sí y se han dedicado a liberar a los hombres que han sido retenidos, ya sea por crímenes o que han sido capturados para el proceso de inseminación. Sé que suena cruel, pero son de las pocas cosas que nos quedan. Con el pasar del tiempo, muchas han comenzando a perder el libido y empiezan incluso a carecer de la capacidad de reproducirse. Estas son las últimas alternativas, en especial estando nuestro mundo encerrado.
Aquí está la otra cara de la moneda, una que muchos mundos de la inexistencia jamás narran: las consecuencias.
En estos mundos que muchos hombres desean tener solo por la fantasía de conseguir a muchas mujeres, nunca se toman de forma seria los sucesos que pueden llegar a pasar si algo como esto fuera real.
Un mundo con un solo sexo o donde uno de estos existiera en una escasa cantidad no sería el paraiso, sino un caos sin precedentes.
Sin romance ni atracción real, solo la constante y desesperada necesidad de mantener viva a una especie, a costa de cualquier método, no importa cual sea, o si la otra parte está de acuerdo, a pesar de lucir estables, piensan que pueden sobrellevar las cosas; sin embargo, la realidad es otra, incluso con la más mínima muestra de afecto sexual, pueden llegar a cambiar.
Es obvio, mientras más pasa el tiempo, más van perdiendo esa capacidad de relacionarse correctamente con otros.
—Entiendo —habla Astrid con un semblante serio—. De seguro este mundo fue creado por un degenerado sin pasatiempos —susurra para sí misma.
Astrid mira a Kira.
—Muy bien, iré a buscar estos grupos de los que me han hablado y los someteré. Nos seguirán y yo les prometo que este mundo mejorará, no importa si tengo que destruir lo que tenga que destruir.
Su semblante es determinado, pero en el fondo, se ve en ella esa chispa por querer ayudar para seguir el ejemplo de su hermano mayor favorito.
—Muchas gracias. —Le dirige la mirada y esboza una pequeña sonrisa, aunque se notaba su semblante serio—. Solo espero que esta vez las cosas sean mejores, a comparación de la última vez.
—¿Cómo fue la última vez? —Alza la ceja con curiosidad.
—Es una larga historia, y es la razón por la cual este mundo está aislado del resto de mundos. Con gusto se la contaré, pero una vez que veamos al niño Yato, si es que le parece —comenta esperando que Astrid acepte.
—Pues no me parece... —La mira con suma seriedad.
—De acuerdo. —Suelta un suspiro—. Esto sucedio hace más de...
—Era broma. —Le golpea el hombro con diversión mientras ríe—. Luego me cuentan. Sí que eres muy obediente. —Le da un beso en su frente—. Y espero que así te mantengas.
Ante esta broma, Kira suelta una pequeña risita asintiendo.
Las tres prosiguen caminando hacia su destino, aunque Sans, quien se ha mantenido solo como espectadora de esto, está sumamente consternada de ver como la reina de Raigon parece estar... sometida o en un estado de sumisión ante aquella chica de cabellera roja, algo que también es notado por las demás soldados del lugar.
Comienzan a cuestionarse como es posible que la mujer que ha logrado llegar a la cabeza del poder e incluso someter a otras ciudades a su dominio, aun tras la llegada del vigilante, ahora parece estar bajo las órdenes de otra mujer; pero Sans se mantiene al margen. Sabe que no es bueno preguntar, al menos no por el momento, de lo contrario, se meterá en problemas, ya de por si tiene asuntos que atender con aquella chica que fue traída aquí..
Astrid puede percibir la confusión de la comandante y la mira con cierta perspicacia. Se acerca a ella y le susurra.
—Todas ustedes... son mías... —Su tono sensual solo le provoca un escalofrío temible por la espalda.
Sans, a diferencia de la primera vez, no siente nada sexual, al contrario, todos los pelos de su cuerpo se erizan y su mismo instinto le grita que se encuentra en peligro.
Lo sabe, esta mujer solo es signo de malas noticias..., por lo pronto, es lo que percibe de ella hasta ahora.
—O de muy buenas noticias. —Le guiña el ojo, el cual cambia de color de inmediato, pues le ha leído la mente con su magia.
—¿Eh? ¿Cómo es que...?
—¿Sucede algo, comandante? —pregunta Kira.
—No, nada Lord. Síganme, no falta mucho para llegar a las cápsulas de retención —dice manteniendo su caminar hacia adelante, para después cuestionarse el como es que Astrid supo lo que sentía, pero mejor prefiere no preguntar.
Astrid solo suelta una pequeña risa. A pesar de fungir como una bienhechora en esta ocasión, no puede negar que le sigue gustando divertirse con la gente, sobretodo con personas que tienen altos niveles de mando.
Y en todo este tiempo, Cristal ha estado al margen de toda la conversación, pues se ha mantenido caminando lejos de ellas y no sabe nada de lo que han hablado.
En su mente solo tiene al joven Higi.
«¿Estará bien...?», emite un pequeño suspiro.
Aun a pesar de las generaciones, todavía existen mujeres en esta Tierra que consiguen concebir los sentimientos hacia el otro sexo.
Finalmente, dentro de aquel lugar, en los niveles bajos de la base, hay un sector custodiado por múltiples unidades especiales, tanto militares como científicas, las cuales se encargan de la investigación.
En varias celdas hay tanto criaturas extrañas como hombres, pero de entre todas estas, está una especie de cápsula de contención de máxima seguridad que resguarda a nadie más y nadie menos que a uno de nuestros tres protagonistas: Higi Yato.
—Es interesante, este chico cargaba consigo unos auriculares, pero estos carecen de una conexión alámbrica —comenta una de las investigadoras mientras observa el objeto con detenimiento—. ¿No se encontró nada más de este chico?
—No, doctora, ese es el único objeto que traía consigo, su ropa es normal como cualquier otra.
—Ya veo, realmente es muy interesante —dice dirigiendo su atención hacia Higi, el cual se encuentra solo en ropa interior.
Sus manos, pies y cuello están retenidos por una especie de grilletes de contención, los cuales evitan el uso de sus poderes, así como un bozal especial, el cual impide que libere cualquier sonido.
Por donde se buscara, su estado ya se puede considerar como aceptable, pero el daño que recibió a manos de aquel rayo destructor afectó mucho su ser, se nota en todo su cuerpo, el cual está lleno de cicatrices: unos parecen aún no haberse cerrado bien y aquella contención sólo hace imposible que sus poderes de curación hagan correctamente su trabajo.
Se encuentra completamente en calma, como si solamente estuviera dormido; ninguna reacción hay en su ser, o eso es lo que él transmite detrás de aquella cápsula, pues dentro de su ser, en su mente, es otra historia.
Higi está en un estado de meditación sobre un gran lago, sentado en posición de loto mientras se dedica a respirar profundamente, pues se encuentra frustrado, demasiado, y bastante enojado, ha sido derrumbado con tanta facilidad y al final lo han terminado encarcelando, a pesar de otra vez tener sus poderes al cien por ciento, han logrado retenerlo; se puede notar que este Universo cuenta con lo recursos y equipos necesarios para poder contener a seres como él.
—Se nota que no es la primera vez que llegan a pasar por algo de este estilo, lograron básicamente sellarme usando nada más y nada menos que tecnología —dice para sí mismo—. Para ser un mundo con un estilo de pensamiento y comportamiento depredador y casi medieval, han logrado avanzar de forma exponencial.
Aunque su tranquilidad se ve interrumpida en el momento en el cual una risa comienza a sonar alrededor. Frente a él, surge una figura que desprende un aura morada que bastante pequeña. Lo mira fijamente.
—Cuanto tiempo, cantante —dice con gracia.
El castaño solo lo mira con seriedad, es una de las criaturas más extrañas, retorcidas y misteriosas que la inexistencia pudo poner en su gran amplitud. Es algo raro tan siquiera de ver.
—Hola..., Majin...
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Por otra parte, se ve a Leo mirando desde las alturas de una casa cercana como ya han puesto precio a su cabeza por lo que provocó en el coliseo, se ha ganado rápidamente el título de "Aoi Kirã", el asesino azul, debido al fuego con el cual destruyó el lugar.
—Que rápido me hice de un nombre en esta ciudad, pero si quiero rescatar al enano, necesitaré de información —dice mientras come una manzana—. La duda es, ¿de dónde podré sacar esa información?
Ve cómo las fuerzas especiales se movilizan por las calles de la ciudad, pero sabe que no es tanto por él, sino por otra cosa.
Caminando por las casas, ve a una turba en frente de la gran plaza, la cual grita una sola cosa, la liberación del ahora nombrado: Kōtei.
—¿Quinto emperador? —dice mirando desde arriba—. ¿Hablan del enano?
—¡Esto es un ultraje!
—¡Ese chico nos salvó, no merece ser apresado!
—¡Exigimos la liberación del héroe de Raigon!
—¿Por qué Lord Amatsu mandó a Nova? ¡Casi destruye toda la zona de no ser por ese chico!
—¡Libérenlo!
—¡Liberen al Kōtei!
Son los gritos de las mujeres que, en su mayoría, presenciaron los actos del castaño. Entre ellas, varias que fueron salvadas de los escombros, gracias a las burbujas de este.
—Wow. —Ríe un poco—. Veo que te hiciste de una buena fama, a diferencia de mí, Higi —dice esbozando una sonrisa.
En ese momento, la capitana del equipo águila sobrevuela los aires de la ciudad después de haber sido informada por el equipo topo que todavía quedaban dos weyes por encontrar y capturar, siendo Leo el de mayor importancia, debido a su nivel de peligro categorizado. Así mismo, el equipo topo continúa buscando entre las sombras.
La capitana llega a ver a la turba furiosa y se acerca para informarse de la situación.
—¿Qué rayos sucede aquí?
Aterriza y apaga sus propulsores y después se quita sus gafas, algo que permite ver sus ojos turquesas.
—¿Eh? Veo que tenemos compañía. —Mira desde su lugar la llegada de la capitana—. Cierto, ella estuvo cuando nos persiguieron... y también fue la que técnicamente me mandó a volar por media ciudad. —Se lleva su mano hacia la barbilla para pensar—. Quizás el guión sí esté de mi lado después de todo.
Se vuelve completamente negro en un proceso curioso, como si se derritiera, para mezclarse entre las sombras.
—¡A ver, ustedes! —Señala a las mujeres—. ¿Por qué gritan tanto?
—Exigimos la liberación del chico que nos salvó la vida —habla una de las mujeres.
—Fue un ultraje el como después de arriesgar su vida fue tomado como un prisionero de guerra.
—Salvó a nuestras hijas y restauró toda la zona. Para empezar, ¿por qué rayos la mano derecha de Lord Amatsu hizo todo esto?
—¡No hay lógica! ¡Liberen al Kōtei!
La capitana se soba las sienes.
—¡Estos tipos son peligrosos! ¿Acaso no saben lo que hizo uno de ellos? —replica furiosa—. ¡Mató a todas las presentes en el coliseo, maldición! ¡Las hizo cenizas! ¿Qué les asegura a ustedes que esto no es más que un truco para engañarnos y después liquidarnos tomándonos desprevenidas?
—¿Y solo por uno deben de pagar todos? ¡Ese chico arriesgó su vida incluso para salvarlas a ustedes!
—¡Vimos cómo arriesgo su vida para salvar a una de ellas! ¡Salvó a nuestras hijas también! ¿Que monstruo salvaría vidas que no le importan?
—¡Ni siquiera puso resistencia! ¡Al final se dejó capturar aun después de estar casi al borde de morir!
—¡Ustedes debieron detener a Nova! ¿Cómo permiten que esto pase?
Los gritos empiezan a hacerse nuevamente con la misma frase: "Liberen al Kōtei".
La situación escala con mayor gravedad y hace que se gane la atención de mucha más gente.
—¡Son unos monstruos! —Se oye como otras voces resuenan en el lugar, es otro grupo de mujeres.
—¿Qué acaso están ciegas? ¡Uno de ellos asesinó a gente inocente sin piedad, incluso había infantes allí! ¡Y este! ¡Por favor, parecía que el fin del mundo había llegado!
—¡No se puede permitir que tipos así sean libres! ¿Quién nos dice que no pasará lo mismo que pasó hace mas de un año?
—¡Enciérrenlos!
El lugar ya casi parece ser una batalla campal entre todas las presentes, entre las que desean la liberación de Higi y las que apoyan la captura de los tres weyes.
Las circunstancias están casi en un punto crítico y los empujones e insultos no tardan en iniciar.
—Carajo, ¡aquí la capitana Sky! ¡Tenemos una revuelta en la ciudad cercana al coliseo! ¡Manden refuerzos!
La capitana se mete entre todas e intenta inútilmente detener a las chicas de pelear.
Leo, quien observa cerca de ahí, no puede evitar soltar un gesto de burla y procede a hacer su movimiento estratégico.
—¿Tan pronto? Las cosas se estaban poniendo interesantes ya... —La capitana escucha como habla alguien directamente en su oído y aquella voz es inconfundible, pues es la del mismo tipo que la salvó de su propia bala, y también quien provocó aquel brutal incendio—. ¿Por qué no dejas que las cosas sigan su curso? De por sí vendrán a intervenir, ¿por qué apresurarse?
Sky abre los ojos con sorpresa y se siente aterrada. Sin embargo, se mantiene estable para no asustar a las demás.
—Tú, maldito loco de mierda... —Voltea a todas partes intentando encontrarlo—. Debes pagar por lo que hiciste.
Leo se pone pensativo.
—Puede ser. La neta, no negaré que cometí unas estupideces, pero como dicen por allí, uno debe terminar con lo que empieza. Así que, si de todos modos ya me habían tachado de criminal..., ¿por qué no darles una verdadera razón para hacerlo? —Suelta una risa tétrica que solo ella escucha, no se ve por ningún lado—. Aun así, tuve suerte de que aparecieras, voy a necesitarte porque quiero información: más vale que me ayudes porque, de lo contrario, tomaré tu cuerpo y comenzaré a matar a todas aquí para que la seguridad quede aún peor parada de lo que ya está. Y dime, ¿te interesa? —dice de forma maliciosa.
Sky traga gordo, cambia disimuladamente el canal de su radio.
—Seis doce —está muy nerviosa. Sigue intentando encontrarlo—. Está bien..., no lastimes a nadie más...
—¡Espléndido! ¿Ves que no cuesta nada escuchar a otros? —Su humor ha cambiado por completo, ya no se siente esa maldad que roza la psicopatía, ahora suena como un chico alegre—. Bien, para empezar, te recomiendo que le digas a tus compañeras que vayan poniendo una barricada entre todas estas mujeres... o mejor aún, permíteme.
Antes de darse cuenta, deja de sentir el control de su cuerpo, más bien, parece que ahora está fuera de este.
Observa cómo su cuerpo se mueve solo mientras esboza una sonrisa, uno de sus ojos brilla de color amarillo mientras voltea a ver su espectro.
Saca un arma y dispara hacia el cielo, algo que alerta a todas las personas.
Sky solo presencia todo de manera incrédula.
«Dios mío..., ¿quién rayos es este tipo...?», el terror la abunda, sobre todo por el hecho de no sentir su cuerpo; la experiencia no es muy grata.
—¡Atención, culeras! ¡Se me calman ahora o empezarán a rodar cabezas! —Todas la miran asustadas, su mirada es seria y firme—. ¿Creen que haciendo esto solucionarán algo? ¡Sólo mírense! ¿Cómo sabemos que esto no es lo que planean? Que peleemos entre nosotras para desestabilizar nuestra ciudad.
—¿Y usted cómo va a saber eso? —comenta una de las que quería la libertad de Higi.
—¡Exacto, no lo sé! Pero ciertamente todas tienen razón en su hablar, estos tipos son peligrosos, uno mató a inocentes, pero otro salvó sus vidas. Son seres peligrosos, no se puede negar, pero no sabemos lo que quieren, por eso deben comprender que hacemos lo más razonable, ¿qué clase de ser humano no se asustaría con esto?
El lugar queda en silencio.
—Y quien se quejó de nosotras, ¿con qué derecho vienes a decirnos cómo hacer nuestro trabajo? ¡Sí tanto te crees, protégete tu sola, pedazo de excremento! ¡Hacemos lo que podemos! ¡Quizás no sea mucho, pero al menos lo intentamos! ¡Así que dejen de actuar así, solo miren el ejemplo que le dan a nuestras niñas, carajo! ¡Son adultos, por todos los cielos!
Sky solo mira esto con asombro. A pesar de ser cruel y vil, maneja la situación con firmeza y mucha razón. Lo único que la tiene consternada, es el hecho de que ella no suele ser tan agresiva con su propia gente; siempre le ha parecido de mal gusto el hecho de ser una autoridad y abusar de ello, asustar a los demás por el hecho de portar un arma.
Por esa misma razón, una chica consiguió distinguir esto. Se acerca hasta Leo y le apunta con su dedo.
—¿Qué pasa contigo, capitana? ¡Tú no actúas así!
—Es cierto... —dice mirando el arma en su mano, después voltea a verlas a todas—. Pido disculpas a todas, mi forma de expresarme y mi vocabulario no fueron los más indicados, por más que sea de un rango alto, también soy una civil, discúlpenme —dice haciendo una reverencia—. Pero no encontré otra forma para lidiar con esto, ver cómo la gente que estamos dedicadas a proteger entra en conflicto por unos hombres es abrumador, en serio.
»Lo siento, solo les pido que sean pacientes, Lord Amatsu sabrá qué hacer. Tengan paciencia, por favor, no dejemos que esto destruya nuestra sociedad, son tiempos difíciles afuera y no estamos libres de que nos logren alcanzar, no dejemos que esto nos afecte aún más.
Su voz refleja una gran calma y arrepentimiento, algo que se siente de algún modo... real, quizás porque, al final del día, sí siente un poco de remordimiento por su acto cometido en el coliseo y sentir que daña la imagen de una mujer que solo cumple su trabajo no le parece correcto.
Sky no sabe cómo, pero puede percibir los sentimientos qué provienen de él, ¿qué clase de ser es este? Primero es un demente y ahora actúa como alguien humano, ¿acaso está loco?
Todas las chicas se quedan pensando ante lo que acaba de decir Leo. Sin embargo, el equipo topo estuvo observando toda la situación todo este tiempo y el problema es que la capitana del equipo es muy buena amiga de Sky.
—Rodéenla —ordena.
En seguida, captan la orden y proceden a rodearla entre las sombras. Una gran cantidad de luces infrarrojas le apuntan.
Algo que debo admitir, es que es toda una sorpresa que el tipo, quien provocó una masacre, ahora actúa con solidaridad, qué ironía.
«Cierra la boca», piensa y se percata de que está rodeada. «Se acabó el tiempo.».
En un parpadeo, la capitana regresa a su cuerpo, sin haberse dado cuenta nuevamente.
—Rechista una sola palabra y les darás razones para que disparen —habla de nuevo, siendo ella la única que lo escucha de nuevo.
«Maldición...»
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Mientras esto acontece, en la base sale un grupo de mujeres con cascos tecnológicos con antenas.
—Lord Amatsu, aquí el equipo hormiga con un informe urgente.
—¿Eh? Dime qué sucede —comenta con seriedad.
—La capitana Sky ha enviado un código al canal directo. Seis doce, su integridad está comprometida junto con el resto de las civiles en la ciudad.
—¿Qué has dicho? —se pone alerta.
Sans, a su lado, reacciona por la noticia.
—Ehh..., he dicho que la capitana Sky envió un código al...
—No tienes que repetirlo —habla Astrid—. Es claro que esto lo está causando uno de ellos y no me sorprende saber quién de los dos que quedan es. No podrán lidiar con ellos solas, necesitan refuerzos.
—Pongan a Raigon en estado de alerta máxima, quiero a todas las unidades en las calles. Implementen el toque de queda después de las 7 de la noche, ningún civil debe de estar en las calles, muévanse —anuncia con seriedad.
—¡Entendido, Lord!
El equipo hormiga se mueve de forma sincronizada a cada una de las secciones de la base para dar las órdenes correspondientes.
Después de esto, entran al nivel en donde está retenido Higi, quien es custodiado por varias guardias mientras las científicas analizan con escáneres el cuerpo del chico. Aún se mantiene totalmente calmado, como si estuviera dormido.
—¿Todo en orden? —pregunta con seriedad mientras entra al lugar.
Es saludada de forma militar por todas.
—Lord Amatsu, nos alegra que esté aquí y, por lo visto, viene con compañía —dice la doctora al percatarse de la presencia de Sans y de Astrid.
—Correcto, dime, ¿cómo está nuestro pequeño capturado?
—Ha estado en un estado de sueño profundo, no ha movido ni el mas mínimo músculo desde que llegó. Su cuerpo comenzó a sanar de forma superacelerada, pero una vez que se le fueron puestos los grilletes de contención, dejó de sanar a la misma velocidad, ahora va a un ritmo bastante lento.
—Ya veo —se acerca para quedar frente a frente con la cápsula, lo mira—. ¿Creyeron en serio que podrían escapar? Sí que fueron unos tontos, una vez que capturemos a tus otros amigos, podremos exprimir hasta la última gota de su ser y su poder y, al fin, seremos libres de esta cárcel. Seres como ustedes no deberían ni existir, malditas fallas de la inexistencia —dice en voz baja mientras adquiere una sonrisa maquiavélica—. Monitoreen cualquier cosa, las veinticuatro horas de ser necesario, ¿qué tanto han logrado descifrar de él?
—Solo llevaba consigo unos auriculares, aunque no comprendemos el porqué de esto, pero, en general, no hay nada más; el resto de su cuerpo es humano, salvo por el hecho de que tiene parte de su estructura dañada como tal... —Continúa dando más información sobre su estado actual.
Mientras, en el interior de la mente de Higi.
—¿Estás loco? ¡No pienso darte eso! —dice bastante enojado sin quitarle la mirada a ese ser—. Primero me muero antes de olvidarlos.
—Vamos, no es un mal trato. Sabes que te puedo liberar de esta situación si así lo deseas, solo te pido una sola cosa a cambio..., muy chiquita —dice con gracia.
—¡Vete al infierno, maldito demente! Ya de por sí estoy en problemas, no pienso meterme en más solo para lograr salir de aquí. Confío en que los chicos me ayudarán.
—Ohh, pequeño Higi, ser nacido en el instante de una inexistencia, sabes bien que no los necesitas. Solo debes aceptar y liberar a todos, al fin y al cabo, es solo una inexistencia más, ¿no? —dice de forma maliciosa, lo cual lo hace enojar mas.
—Te he dicho que no. Ahora lárgate antes de que yo te saque a vergazos de mi mente. —Su cuerpo comienza a desprender calor, lo que genera un aumento en la temperatura.
Esto es alertado por los escáneres del lugar.
—Doctora, tenemos algo —dice una de las científicas—. La temperatura corporal del sujeto ha comenzado a subir, está incrementando de forma exponencial: es cada vez mas rápido.
—¿Qué? Déjame ver. —Se acerca hacia la pantalla y se percata de que los grados van subiendo velozmente—, pero ¿qué es lo que provocó esto?
De los grilletes, llamas comienzan a salir y estos son quemados poco a poco.
—Esto tiene que ser una broma, ¡saquen a Lord Amatsu de aquí, pero ya! —dice con seriedad, las militares asienten ante esta orden mientras otras apuntan sus armas hacia Higi.
—Lord Amatsu, debe salir de aquí —comenta una de las guardias.
—Relájense todas —replica Astrid con autoridad.
Con un ademán de su mano, la cápsula se enfría a la misma velocidad e incluso un poco más. Es lo suficiente para apagar el fuego, pero no tanto como para hacer hielo los grilletes.
Todas las presentes se quedan impactadas al ver como se ha estabilizado de golpe la cápsula.
En la pantalla se visualiza que la temperatura de Higi ha regresado a la normalidad.
—¿Cómo fue que...?
—Todo está bien, señoritas. Podría decirse que ahora contamos con la ayuda de alguien capaz de hacerle frente a estos sujetos —dice Kira sin haberse preocupado por lo que pasaba.
—Así es, cariños. —Sonríe—, pero también quiero aprovechar mi presencia en este lugar para darle una nueva oportunidad a este mundo. Es lo que mi hermano mayor haría. —Desvía la mirada—. Y eso implica que nadie va a extraer el poder de nadie. —Mira a Kira con los ojos entrecerrados.
Las presentes miran atónitas esta extraña situación que desentona con todo.
Aquella mujer demuestra tener el poder para poder ayudarlas sin tan siquiera sudar, pero ahora se pone al tú por tú con su líder. Lo que las descuadra más es ver como Kira parece estar aceptando, pues la ven temblando ante la mirada de la pelirroja.
—De acuerdo...
Astrid sonríe de nueva cuenta por su afirmación sometida.
—Entonces, confiaré en que cumplirás mis deseos. —Le da unas palmaditas en la cabeza—. Estás a cargo de esto, iré a visitar a esos grupos rebeldes de los que me hablaron. Si algo sale mal aquí, mandaré refuerzos. —Camina con sensualidad hacia la salida.
Todas no logran comprender bien esto, ella logra transmitir un aura tan aterradora como atrevida, lo que deja a muchas sin poder apartar la mirada.
Sin embargo, lo que más les choca es ver a su reina complaciendo a otra persona cuando se supone que ella es quien tiene la última palabra en todo, pero ahora no. Incluso sonrió de una forma muy estúpida cuando le dio esas palmaditas.
—Quiero que pongan esta área bajo cuarentena, no podemos arriesgarnos a que pase algo similar, quiero a todas fuera de esta parte en cinco minutos —dice regresando a un tono serio, algo que desconcierta a todas—. Háganlo... —Su tono suena profundo, de nuevo transmite aquella autoridad y miedo.
Esto logra que todas lo sientan.
—¡Sí, Lord Amatsu! —dicen todas al unísono para seguir sus órdenes.
Kira se pasa a retirar, seguida de Sans, la cual aún intenta procesar todo lo que pasó. Trata de convencerse de que no será la última vez. Esa joven mujer, Astrid..., no sabe como lo hace, pero ahora está segura de que es igual de peligrosa que esos tres chicos; una invasora del exterior.
Por otra parte, la capitana Rose platica con la capitana del equipo Toro, junto a ellas está Cristal, quien no para de observar a Higi.
—¿Puedes creer esto, Tamy? —Niega con la cabeza—. Lord Amatsu siendo la mascota de esta... modelo. —Dibuja sus curvas en el aire—. No actúa como nuestra Lord imponente y autoritaria ante ella, no sé qué pensar...
—¿Creen que esté bajo algún tipo de control mental? —comenta una de las miembros del equipo toro—. Esta chica llegó de la nada al igual que esos tres, ¿quien no nos asegura que también proviene del exterior como el tipo que llegó en el pasado? ¿Cómo se llamaba?
—De acuerdo a los informes, su nombre era Timael y fue quien le entregó aquella lámpara tan extraña —comenta otra.
—Venga o no de afuera, está claro que tanto ella como ellos son tipos muy poderosos, ¿qué podemos hacer al respecto? Estamos a su puta merced —replica Rose un poco frustrada.
—Tal vez solo debemos ubicar a quien sea el bueno —dice Cristal, quien se ha acercado hasta la cápsula de Higi. Coloca su mano sobre el cristal.
—Cristal, no deberías tocar eso. —Rose se encamina a ella y la aleja.
—Él es un héroe, estoy segura de eso. Siempre tuvo la oportunidad de lastimarme o dañarme, pero jamás lo hizo. Al contrario, solo me ha tratado muy bien... —Un leve sonrojo sale en ella.
—Cristal, deberías mantenerte al margen de esto, no sabemos si todo esto estaba planeado, ¿quién nos asegura que los otros dos no organizaron lo que pasó? —comenta Tamy con suma seriedad—. De acuerdo al comunicado, la ciudadanía casi entra en conflicto, debido a lo que pasó, ¿quién nos confirma que no desean ponernos unas contra otras?
—¡Pero el chico la salvó! —afirma una de las chicas—. Nova literalmente le lanzó un rayo a Cristal para asesinarla y él se puso de escudo, vi como su cuerpo estaba a nada de romperse.
El escuadrón entero se queda callado, pues nadie había sido consciente realmente de eso, casi todas habían entrado al refugio antes de poder presenciar eso.
—Eso..., no puede ser —comenta incrédula la capitana del equipo Toro—. Nova está para protegernos, ¿por qué razón cometería tal barbaridad?
—No lo sé. —Desvía la mirada—, pero él casi muere por mí, ¡y saben qué! No me importa lo que digan, para mí él es bueno. —Lo mira entristecida—. Y esa mujer debe ser la mala —comenta con rencor.
Todas están en un jaque mental.
Por un lado, está la noticia de los actos de Leo, por otro, este chico que salvó a su compañera y a su gente y, para rematar, su líder ahora es la perrita faldera de aquella chica tan extravagante, ¿quién es realmente el bueno aquí? Si es que tan siquiera hay uno...
—Sea lo que sea —habla Rose—, debemos mantenernos vigilando, no sabemos lo que pasará cuando despierte. Ya vieron lo que aconteció hace unos momentos, será mejor que te mantengas alejada de él, Cristal. Si despierta, habrá que avisarle de inmediato a... Lord Amatsu —dice lo último con ciertas dudas, ahora no sabe qué pensar del todo—. ¿Quedó claro?
—Si ma'am —dicen al unísono.
Todas proceden a salir del lugar para poder sellarlo por el momento. Tamy solo ve a Cristal y suelta un suspiro, pone su mano sobre su hombro.
—Puedes tener la primera ronda si deseas, quizás nuestras ideas choquen, pero veo que ese niño te tiene pillada. Debo admitir que no pensé volver a ver a una mujer así de nuevo —dice con cierta esperanza de que aquel sentimiento no se haya extinguido aún—. Si pasa algo, comunícanos de inmediato, confío en ti.
Aunque la verdad, Cristal se perdió en las primeras palabras que le dijo.
—¿Pri... primera ronda? —No puede evitar ruborizarse
—Venga, chica, tampoco te hagas de ideas extrañas —dice de forma juguetona—. La primera ronda de vigilancia, ya sabes.
—¡Ah, sí, sí! —Ríe con nerviosismo.
Tamy niega con la cabeza divertida.
—Solo si pasa algo, avísanos. Te lo dejo en tus manos.
Tamy se retira dejando sola a Cristal.
Cristal mira de nuevo hacia la cápsula y pone la mano en esta. Trata de relajarse un poco después de la conversación que acaba de tener.
Observa a Higi con detenimiento y, aunque parece una locura, intenta hablarle
—¿Ho... Hola?
Cristal espera atentamente alguna reacción.
En el interior de Higi, este está solo al fin. Mandó a volar a Majin despues de intentar convencerlo para que hiciera un trato con él, pero Higi nunca ha sido tonto para confiar en seres extradimensionales, en especial de los que te piden cosas a cambio.
—Bueno, supongo que ya estuve bastante tiempo aquí, no sé en qué estado se encontrará mi cuerpo, pero si puedo librarme de lo que pusieron, quizás logre escapar por mi cuenta, así los chicos no tendrán que venir a buscarme. —Vuelve a sentarse en posición de loto.
Comienza a respirar profundamente mientras su consciencia vuelve a reconectarse con su cuerpo.
Este comienza a moverse de a poco, sus manos y su cabeza ladean despacio.
«Se está moviendo, ¿debería reportarlo...?», piensa un poco nerviosa, pero la curiosidad es más grande. La verdad es que quiere ver si puede hablar a solas con él.
Higi abre sus ojos paulatinamente mientras recupera su visión en el proceso, Cristal es lo primero que ve después de todo lo sucedido.
Sus ojos parpadean varias veces hasta que se ajustan a la luz. Finalmente se percata del estado en el cual se encuentra, no de sus cicatrices, las cuales se cauterizaron gracias a su aumento de temperatura, sino que se refiere a que está sometido de manos, pies y cuello; su boca está tapada.
Empieza a imaginar el peor de los escenarios, por lo que inicia a moverse como un pescado fuera del agua, o sea, todo desesperado.
Cristal mira esto con sumo nerviosismo, pues verlo de ese modo la hace sentir un poco incómoda y ansiosa.
En una rápida reacción, le habla.
—¡Oye, oye! ¡Tranquilo, tranquilo! —Pone ambas manos sobre el cristal.
Higi la ve, aunque, por mala suerte, no es capaz de escuchar sus palabras, por lo que agudiza sus oídos lo más posible y consigue distinguir su voz al fin.
Detiene sus movimientos desenfrenados.
—¿Me escuchas? —Higi asiente con la cabeza. —Me alegra saberlo. —Suspira—. Ehh, ¿no puedes hablar? —pregunta con un gesto de preocupación.
Higi pone una cara incrédula, con sus ojos señala el bozal que tiene en su boca. Cristal se siente estúpida.
—Lo... Lo siento. —Desvía la mirada—. No he estado muy concentrada últimamente...
Cristal pega su frente a la cápsula y se sonroja levemente por la vergüenza.
Higi rueda sus ojos mientras niega con la cabeza, después ve por todos lados y se da cuenta de la gran computadora.
Para su suerte, los grilletes son de metal, quizás retienen sus poderes, pero si algo aprendió en sus viajes por los mundos es el encontrar los puntos débiles de cada objeto.
Cierra sus ojos y concentra pequeños rayos que salen de los grilletes y, en cuestión de segundos, la computadora se enciende.
—¡Oye! ¿Qué... haces? —pregunta asustada—. No estás pensando en escapar, ¿verdad? Me... Me meteré en problemas por no haber avisado que despertaste en primer lugar —dice con mucho miedo en sus palabras mientras cierra sus ojos por el sentimiento.
Pero Higi mantiene sus ojos cerrados, se escucha un sonido extraño, como si alguien estuviera escribiendo; en la pantalla aparece una palabra junto a una cara de gatito tierno.
"Holi"
Cristal, al notar que no pasa nada y al haber escuchado esos ruidos familiares al teclear, abre un poco los ojos y alcanza a ver el mensaje escrito. Sorprendida, voltea a ver a Higi de nueva cuenta.
—¡Wow! ¿Tú lo escribiste? ¿Cómo?
Abre uno de sus ojos para verla y se nota como las comisuras de sus mejillas se estiran: está sonriendo. Cierra sus ojos de nuevo y se escucha el teclado.
—No es muy difícil, simplemente usé la tecnopatía para conectarme a la computadora central de este lugar, a través de las ondas electromagnéticas que componen el sitio, pero debo mantenerme concentrado para esto; estos grilletes restringen mis poderes casi por completo, tuve suerte de que estén hechos de metal para lograr esto.
Sigue escribiendo.
—Puedes estar tranquila, no escaparé. No soy tan tonto, en el instante que lo haga, alertaré a todos en este lugar y no quiero verme forzado a herir a personas que solo cumplen con su deber.
Aun en su estado actual, sigue pensando en los demás; después de que lo capturaron en un estado casi moribundo, prefiere mantenerse allí antes de causar un alboroto.
Ante sus palabras, Cristal sonríe.
—Ya no tengo la menor duda, tú eres un héroe único.
—No es para tanto, solo no me gusta armar desmadres simplemente porque sí. —Higi presenta un ligero rubor en sus mejillas—. De héroe dudo tener algo tan siquiera, pero igual es lindo que alguien me considere uno.
—Bueno, arriesgaste tu vida por mí... Si eso no es ser un héroe, entonces no sé qué sea... —Lo mira directamente a los ojos—. Incluso siendo ambos extraños, te sacrificaste. Yo... no la seguiría contando de no ser por ti..., Higi —dice su nombre con mucha pena, pero al mismo tiempo para hacerle notar que se había quedado grabado en su mente.
El chico abre sus ojos para encontrarse con los de ella. No lo niega, es demasiado linda, además de valiente para arriesgarse a hablar con él, aun sabiendo que se puede meter en problemas, por lo que solo desvía la mirada con algo de pena. Cierra sus ojos de nuevo.
—No tienes porqué preocuparte, solo cumplí con el deber que todo hombre debe de tener ante una mujer, me alegra saber que no te pasó nada malo, Cristal —escribe—. Entonces, ¿qué pasará conmigo ahora? Es obvio que me trajeron aquí por algo y no fue para curarme, ¿verdad?
—Siendo sincera, ahora no tengo la menor idea. Lord Amatsu quería exprimir tus poderes para el beneficio propio de nuestra sociedad, pero la mujer sensual que la acompaña se lo prohibió rotundamente... Por ahora, solo estás bajo observación.
—Ya veo, entonces para eso nos había intentado capturar y una mujer sensual la acompaña, que extraño... —Abre sus ojos para verla directamente—. Dime, Cristal, ¿quieres saber cómo terminamos en esta situación?
Cristal asiente con euforia.
—De acuerdo, para empezar, es obvio que ni yo ni mis amigos somos de aquí, de hecho, no sabemos cómo fue que terminamos juntos. Antes de darnos cuenta, estábamos en un planeta siendo perseguidos por una horda de mujeres dementes...
Empieza a contar todo lo que ha pasado hasta ahora, su encuentro con aquella entidad oscura, su casi captura a manos de un monstruo femenino con tentáculos y su llegada a esta tierra por accidente y como fueron llevados ante Kira, la cual no dudó en intentar capturarlos usando aquella lámpara, y también que casi fue mancillado por aquella golem, de quien logró escapar por muy poco.
—Así es como se dieron las cosas, por lo que me dices, creo que ahora todo va cobrando sentido desde que llegamos. Kira busca capturarnos para obtener nuestro poder y romper el sello que mantiene a este mundo aislado del resto, pero lo que no me cuadra es eso de que una mujer sensual la acompaña, ¿quién es?
Cristal se cruza de brazos un poco enfadada.
—He escuchado que se hace llamar Astrid Dagger. No tengo ni la menor idea de quién sea, pero ¡estoy muy segura que ella fue quien mandó a Nova tras de ti y no Lord Amatsu!
«¿Astrid Dagger?... Dagger... ¡Dagger!», en su mente, un recuerdo fugaz pasa, aquél momento cuando aquella mujer monstruo los vio.
"—Dagger-sama no mintió, son muy lindos... y comestibles"
Rápidamente escribe en la pantalla.
—Cristal, esto es malo. No sé como, pero estoy seguro que esa tal Astrid es la persona que está detrás de nosotros tres. Todavía no comprendo el porqué de esto, pero estoy seguro que es ella quien mandó a ese monstruo del que te conté. Tanto eso como Nova desprendían la misma aura destructiva, pero la de Nova era mucho mas inestable, estoy seguro que debe ser la misma.
—¿Qué debería hacer, Higi? —pregunta un poco asustada por tales revelaciones.
—Nada, Cristal. Debes mantenerte al margen de todo esto, de lo contrario pensarán que las has traicionado. Debes estar tranquila, yo encontraré la forma de salir de aquí sin alzar sospechas de que nos comunicamos, así no te verás afectada. Tú solo ten por seguro que saldré de esta y evitaremos que esa loca haga algo contra ustedes, te lo prometo.
—Muchas gracias, Higi. En serio que eres muy lindo; hace tiempo que... no había escuchado de un hombre tan amable y comprensivo como tú... —Se acomoda su cabello y le sonríe de lado.
—Ah, bueno... Este... yo..., gracias. Igualmente, debo de agradecerte, veo que eres la única que ha tenido la amabilidad y el corazón para no juzgarme de inmediato... Te agradezco infinitamente por confiar en un ser como yo —escribe mientras abre sus ojos—. Y creo que también eres... muy linda, me gusta como tu cabello brilla cuando se mueve.
«¿En serio? De todas las cosas que se te pudieron ocurrir y alabas su cabello, qué imbécil», piensa con arrepentimiento, pues ya da por hecho que lo verá raro por alabar su cabello, aunque desde su punto de vista, es hermoso.
Cristal, por su parte, empieza a jugar con su cabello y a mirarlo más de cerca. Se pone nerviosa.
—¿De... De verdad? Nu... Nunca me habían dicho algo así... Quiero decir... yo... —Cristal empieza a ponerse nerviosa y le da la espalda, su rostro se enrojece—. ¡No importa, pero gracias! —grita inconscientemente por la vergüenza.
Se escuchan unos pasos que se acercan un poco.
—Cristal, ¿todo está bien? —dice una de las soldados al escuchar su voz—. Escuché que alzaste la voz, ¿pasó algo? —El volumen de su voz incrementa, pues está casi a la puerta.
—Carajo, tú solo di que estabas agradeciendo por lo que paso con Nova y ya.
La computadora se apaga y Higi cierra sus ojos rápidamente.
Cristal se pone firme y la soldado entra a la habitación.
—¡No, compañera! ¡No pasa nada! ¡Solo recordaba como este chico me salvó la vida de Nova y al recordarlo me puse muy nerviosa y grité sin pensar! —contesta y espera a que le crea.
—Está bien, pero tampoco es para que alces tanto la voz, cielos... Casi siento que me rompes el tímpano, tienes una voz muy potente —dice limpiando su oído—. Veo que estás firme en tu decisión de ver a este chico como un héroe. —La chica se acerca hacia ella y queda frente a la cápsula también, mira a Higi—. Debo admitir que es muy peculiar, ¿sabes?
—¿Por qué lo dices?
—Solo míralo, es técnicamente un niño. No se ve mayor a los dieciocho años y fue capaz de hacer todo eso. Me hace preguntar por qué clase de cosas habrá tenido que pasar para lograr obtener todo ese poder.
»La verdad, tener a un hombre así para nuestro uso es muy beneficioso, pero creo que sería mejor intentar convencerlo de ayudarnos, en lugar de tenerlo como rata de laboratorio, ¿no lo crees?
—Estoy definitivamente de acuerdo. —Voltea a verlo y después mira a su compañera con inquietud—... Oye, ¿podría estar a solas con él un poco más?
—Ehh, claro, no hay problema. Recuerda, si pasa algo, avísanos de inmediato —se pasa a retirar.
En cuanto abandona el sitio, Higi abre uno de sus ojos de forma disimulada y suelta un suspiro.
«Por un pelo y creí que ya no la contaba», piensa aliviado.
—¿Cuántos años tienes? —pregunta de forma imprevista, pero llena de curiosidad por lo que había dicho su compañera
Ante la pregunta, se sorprende, pero es sincero con ella. La computadora es encendida de nuevo y escribe su respuesta.
—La verdad, es que ni yo lo sé... Me han dicho que tengo una edad tan lejana como el tiempo, pero, siendo honesto, no tengo la menor idea..., y es porque no tengo recuerdo alguno de lo que solía ser antes de que empezara esto.
—Vaya..., no sé qué decir, me refiero a que..., pues te ves muy joven como un niño... —Se queda callada un poco.
—Sí, soy consciente de mi apariencia, no es la mejor que pude tener, siendo sincero —escribe—, pero sí recuerdo haber tenido una familia antes: hermanos, padres, amigos, siento que he visto mi vida pasar en múltiples versiones de sí misma, pero despierto y me pregunto si habré vivido alguna de ellas... o solo es mi mente buscando satisfacer esa parte.
Higi no logra recordar muchas cosas de su vida y eso le da dolores de cabeza a veces, pero aun con eso, se mantiene firme ante toda adversidad.
—Pero ahora estoy aquí, en un extraño y bizarro viaje por recorrer. Es divertido en cierto modo, más cuando conoces personas nuevas —dice mirándola y sonríe—. Pero si te sientes incómoda, puedo decir que tengo dieciséis años, no todos los hombres logran crecer rápido después de todo he, he, he.
Higi aún en estas situaciones, sabe lograr los buenos ratos. Cristal le regresa la sonrisa.
—Bueno, yo tengo veinte años, no hace mucho me enlisté a las filas... La verdad, no creí encontrarme en esta situación jamás, pero supongo que la vida da muchas vueltas. —Ríe—. Y bien, Higi..., cuéntame más de ti.
—Uff, ¿por dónde empezar? Bueno, ya sabes mi nombre completo, así que puedo hacer un resumen básico de mí. Me gusta mucho la música, soy un excelente cantante como lo demostré en mi pelea contra Nova, digamos que he logrado implementar esto a mi estilo de combate.
»Poseo la capacidad de controlar los elementos físicos básicos, por lo que puedo incluso crear o mezclar sus componentes para generar nuevas formas, tengo capacidades tecnópatas y porto conocimiento marcial, en especial con el Bō. Me encanta el karaoke, coleccionar figuras de Max Steel, ver anime y correr como Sonic, ¿dudas, mi lady? ¿Algo más que desee saber?
—Sí, ¿qué es música? —Ladea la cabeza curiosa—. ¿Y qué es un karaoke?
Se escucha como el corazón de Higi se rompe.
«Siento que me han disparado», piensa y suelta una pequeña lagrima traicionera.
—¿En serio no sabes qué es la música? —escribe aún incrédulo ante su aclaración.
—Ehhh, no. Es la primera vez que escucho esa tal música... De hecho, jamás he escuchado a alguien decir esa palabra...
—¿Jamás? ¿En serio?
Esto hace que se ponga a cuestionar sobre lo que sucede en este mundo. Ahora que lo piensa, hay cosas que no tienen mucho sentido; se nota que es una sociedad con un avance tecnológico alto, pero su pensamiento y forma de vivir es como una especie de involución, incluso todo lo que lo conforma es una mezcla de múltiples culturas, pero carentes de los elementos primarios que forman una identidad. Ahora que lo medita, la idea de tener una reina o incluso la existencia de monstruos es absurda.
—Dime, Cristal, ¿alguna vez has salido fuera de esta ciudad? Ya sabes, ir mas allá de su territorio.
—Pues sí, he salido de mi ciudad a otras ciudades para acompañar a mi capitana. Viajamos mucho por las misiones, pero creo que nunca hemos estado fuera de los territorios de Lord Amatsu, ¿por qué?
—Entonces como tal no, era solo una idea que había en mi cabeza. No te preocupes por eso, bueno, con respecto a lo otro, no me pasa por la mente que no sepan qué es la música o que ni siquiera hayan escuchado esa palabra.
«Entonces hay varias ciudades bajo un mismo territorio, si no mal recuerdo, la ciudad principal se llama Raigon. Si hay otras bajo su dominio, entonces esto es más un estado militar. Será interesante saber más sobre este mundo», en su mente, la idea de explorar más esta tierra se hace presente.
De sus pocos recuerdos, nunca estuvo por mucho tiempo en un mundo, pero ahora está aquí y con dos amigos más, quizás pueda darse el lujo de conocer.
—Bueno, ¿y por qué no me hablas de esa tal música?
Cristal se está enfrascando más y más con Higi y su sentir solo empieza a crecer lentamente.
—Bueno, supongo que puedo contarte en qué consiste. Verás, la música...
Mientras le cuenta sobre la música, dentro de las instalaciones, en una parte de la ventilación, se puede ver a alguien mirando a estos dos con detenimiento, es nadie más y nadie menos que Ryuto, el cual se ha infiltrado con éxito en la base.
Después de lo acontecido, logró escapar de esas dos que lo seguían, siguió la nave de Kira y llegó hasta aquí. Usó su capacidad de camuflaje y pasó desapercibido por completo. Una vez que se metió en los ductos de la ventilación, cambiando su tamaño, logró dar con Higi.
La cuestión ahora es encontrar la forma de liberar al enano de su encierro, por suerte, ha husmeado en los archivos de la base y ahora tiene el plan perfecto para eso.
—Tranquilo, Higi, estarás fuera de aquí en un dos por tres.
Camina hasta llegar a un cuarto de descanso, sale de los ductos y se coloca una hoja verde en su cabeza para convertirse en una chica con todo y el traje puesto.
—Infiltración perfecta, sacar al enano entra en acción.
Sale del cuarto y se mezcla con el resto de las soldados. Logra pasar desapercibido, gracias al gran número de tropas.
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Regresando con la pobre Sky, en estos momentos se encuentra retenida, debido a lo que pasó. Las sospechas sí que han sido muy grandes y, para su desgracia, el hecho de que ella es la única que puede escuchar a Leo, quien la tiene amenazada con matar a todas si dice algo de él, no es lo más agradable.
Ahora, después de un interrogatorio del cual no se llegó a nada, debido a esto, salvo que recibió múltiples cachetadas, ahora se encuentra sola en aquella habitación.
—Bueno, salió mejor de lo que esperaba, fase uno completada —dice para que, de golpe, una línea negra delgada comience a salir de la oreja de Sky.
Es bastante tetrico lo que pasa, de esa linea, surge Leo completamente de color negro. Vuelve a su forma original.
—Infiltración lista —dice con afirmación.
—¿Sigo siendo la única que te ve? —pregunta con cierto miedo.
—¿Eh? No, ahora todos pueden verme, después de todo estamos en un cuarto con circuito cerrado. —Señala la cámara que los enfoca—. Hola —saluda de forma amistosa.
Procede a estirar todo su cuerpo sin tomarle importancia al hecho de que se acaba de revelar ante una cámara.
En la base, el equipo hormiga ha estado monitoreando las cámaras.
—¡Capitana, el sujeto llamado Leo está junto a Sky en el salón de interrogatorios! —La capitana reacciona rápidamente ante esto.
—¡Avisen de inmediato a Lord Amatsu y envíen a todas las tropas disponibles!
—¡Sí, capitana!
El equipo hormiga da una alerta masiva a los distintos equipos especializados en contención, siendo el equipo serpiente el más preparado para escabullirse y atacar en silencio a sus oponentes.
—Rápido, todas tomen sus armas y prepárense —habla en voz baja la capitana. Todas asienten y van tomando sus armas.
En el proceso, un arma es intercambiada de improviso por una mano que sale de una fisura apenas perceptible. Esta arma contiene una bala verde luminosa. Las tropas no se percatan de esto y simplemente siguen alistándose para ir tras Leo.
Este, sentado sobre la mesa del cuarto, está tomando una taza de café. Fija su mirada sobre la cámara mientras voltea a ver la puerta.
—Oh, es cierto, ¿gustas?
Leo le ofrece un poco de su café. Los cambios tan repentinos en su actitud aturden a Sky, pues duda de lo que siente y piensa en realidad.
—No, gracias. En realidad prefiero el té helado. —Desvía la mirada—. ¿Por qué haces eso? —pregunta escéptica.
—La verdadera pregunta aquí es, ¿cuál es el problema que tu reina tiene conmigo y mis amigos? Dime algo, ¿no te has preguntado en ningún momento lo absurdo que es toda esta situación? —Termina su café—. Estás aquí sin ningún tipo de conocimiento sobre lo que está sucediendo realmente, admiro tu dedicación, pero veo que eres sólo de obedecer y listo... Jamás quise causar daño a este mundo, pero bueno, si me tachan como el villano, es justo que cumpla con el rol.
Deja de lado su taza mientras la ve directamente.
—No negaré mis crímenes, de todos modos, estoy hasta el culo de estos que bien podrían ser considerados una amenaza a nivel universal, pero, esta vez, hay dos personas que han aceptado seguirme aun sabiendo que estoy mal.
»Vale la pena intentar hacer algo, en lugar de convertir a todos en este lugar en piedra. Se nota que este mundo tiene secretos que valen la pena encontrar, así que, veamos como me divertiré. Y como te tengo de rehén, te contaré mi fruti-fantástico plan, pero solo será cuando ellas lleguen.
Sky solo suspira, está un poco intranquila, solo desea que todo termine y que su trato con él sea suficiente para mantener a todas a salvo. En cuestión de minutos, el equipo serpiente llega en silencio y apuntan todas hacia la puerta.
En lo que esto acontece, la capitana del equipo hormiga, Hellen, se comunica con Kira.
—Lord Amatsu, uno de los dos weyes restantes está en el salón de interrogatorios junto a Sky. He mandado al equipo serpiente para poder capturarlo.
—Excelente, capitana, de ser así, quiero que los neutralicen de inmediato. No podemos correr el riesgo de que la capitana Sky esté siendo controlada también por ese tipo, abran la puerta y disparen a matar —dice de una forma seria y fría.
—Daré la orden, Lord.
Hellen mira a sus soldados y les hace unas señas, ellas afirman con la cabeza y se retiran.
Sarah, la capitana del equipo serpiente, recibe una señal de su radio.
—Código tres catorce.
—Entendido, capitana. Equipo, ya saben qué hacer.
Todas comienzan a moverse hacia la puerta en silencio, la capitana hace unas señas y se colocan en una formación triangular, abren la puerta y disparan de inmediato. Sky se asusta y se abalanza debajo de la mesa de interrogatorios.
Una lluvia de balas impacta directo con todo el lugar, aunque se llevan la sorpresa de que solo está Sky.
—¿Pero qué? ¡Capitana, el sujeto no está en el lugar!
—¿Quién dice?
Al escuchar su voz, todas voltean hacia atrás y ven a Leo, quien tiene un roce en su mejilla del cual sale un pequeño hilo de sangre. Alza su mano con la bala luminosa en una especie de burbuja azul.
—Así que es con esto cómo planean neutralizarnos.
—¡Disparen!
Todas abren fuego, pero las balas apenas pueden salir; un aura amarilla en forma de domo se alza por todo el lugar. Solo pasan unos cuantos segundos antes de que todas caigan al piso inconscientes, Sky siente como todos los vellos de su cuerpo se erizan por instinto.
Solo una queda de pie, la capitana del escuadrón serpiente. Leo se acerca hacia ella, la toma de su cabeza y la alza.
—Realmente están bien entrenadas para esto, apenas pude escucharlas hasta que abrieron la puerta, son muy impresionantes, pero no contaron con un solo factor, nunca hay que confiarse sólo porque un tipo se revela ante ustedes.
Aquella burbuja parpadea hasta que simplemente la bala cae al suelo.
—Sin dudas es efectiva, quien haya logrado implementar sus capacidades es un genio. Con un solo roce ya me quito más del noventa por ciento de mis poderes..., pero no todos.
Sus ojos se tornan amarillos y mira fijamente a la capitana. Sin poder evitar el contacto visual, los ojos de la capitana se vuelven blancos y cae inconsciente.
—Bien, ya tengo todo lo que necesito. —Toma una de las armas—. Si quieres quedarte aquí, es tu decisión, si quieres venir conmigo, adelante. Digo, tendrás la oportunidad incluso de matarme o algo por el estilo, pues, si quieres, ahora mismo estoy casi sin mis poderes.
Procede a caminar por el pasillo con varias armas en sus manos sin saber que esta vez los efectos serán más duraderos; habrá sido un simple roce, pero hasta eso tiene el poder para afectar de forma exponencial.
Lo más inesperado de todo es que este tipo, sin ninguna importancia, le acaba de revelar que está técnicamente débil y que si quiere puede matarlo; sin dudas está loco o quizás simplemente no le toma el suficiente valor a su vida.
Sky solo respira con pesadez, quizá los delirios mentales de Leo la ponen a pensar sobre lo que tiene que hacer, pero en realidad solo se concentra en los hechos. No le importa si es demasiado estúpido como para decirle que puede matarlo: no va a desaprovechar la oportunidad.
La capitana del equipo águila se llena de coraje y valentía y agarra una de las armas tiradas en el suelo.
—Me vale un comino, demente de pacotilla. Pagarás por matar a las inocentes del coliseo. —Sky se escabulle como puede entre las sombras, pero lo hace de manera muy torpe—. Quizá deba tomar unos cuantos entrenamientos con Sarah y Thania... —dice refiriéndose a las capitanas del equipo Serpiente y Topo, respectivamente.
—¡Me hago viejo! —Escucha un grito desde la parte superior del lugar mientras sube unas escaleras.
—Está subiendo... Lo alcanzaré —Sky rápidamente persigue a Leo para matarlo o, al menos, herirlo de gravedad para capturarlo.
En la parte de arriba, todas y cada una de las soldados y mujeres están tiradas en el piso, inconscientes. Parece una masacre, pero sin nada de sangre, algunas que intentan mantenerse conscientes apuntan sus armas, pero es inutil, al instante caen mientras Leo camina a sus anchas por el lugar hacia una determinada dirección.
Sky sale igualmente a la superficie y logra divisar a Leo en la lejanía. Apunta su arma y su ojo preciso le apunta.
—Esta es mi oportunidad. —Su arma está fija en el pecho de Leo—. Te tengo, maldito bastardo —susurra.
Sky se mantiene quieta en el sitio, coloca su dedo en el gatillo y se prepara para disparar; sin embargo, no lo hace.
—Maldita sea, es un tipo peligroso... Debe morir. —Cierra su ojo derecho para tener mejor puntería, pero su decisión continúa insegura—. Mierda...
Deja de apuntarle. En realidad, se encuentra contrariada.
—La verdad es que... él solo ha intentado mantenerse con vida, pero ¡esas chicas no merecían morir! —dice para sí. Lo mira con el ceño fruncido—. Lo pensaré en el camino...
Decide seguirlo despacio para que no la perciba, pero ahora opta por tomar su terreno. Entra a una de las casas y llega hasta el techo de la misma; sale de la casa y comienza a moverse sobre los techos.
Leo camina mirando todo el lugar, la verdad es que es tranquilo, mira a todas las mujeres que están desmayadas.
—Esta vez parece que no logré medir el color del conquistador.
Camina hasta que ve en un callejón a una niña intentando despertar a su madre, las ve y no parecen ser de buenos recursos, por lo que se acerca hacia la niña.
—Oye, ¿estás bien? —dice ganando su atención.
La pequeña lo mira con miedo, es obvio que jamás ha visto a un hombre en su vida, por lo que retrocede un poco, pero sin alejarse de su madre. Leo mira a la mujer de cerca y coloca su mano sobre ella, cierra sus ojos y con esfuerzo logra hacer que esta despierte. Abre sus ojos para ver a su hija y a Leo, la niña solo abraza a su madre feliz.
—¿Un... hombre? —reacciona con total sorpresa.
—Supongo que no todos saben quien soy, al parecer.
—¡Caballo!
—¿Eh?
—Tienes cabello de caballo y piel como el lodo —dice la niña señalando con su dedo a Leo con inocencia.
Ante esto, su madre la regaña por hablar así, pero solo se llevan una risa por parte de Leo, algo que las deja ofuscadas.
—Ay, niños, la mejor parte de la vida, ¿quieres ver un truco? —Sonríe.
Extiende su mano y, con algo de esfuerzo, libera un poco de su fuego azul, la niña observa con asombro, al igual que la mujer. Leo mueve su mano de un lado a otro, como si él mismo produjera el fuego, o eso entienden ellas.
—¿Eres un cerillo? —pregunta inocente la niña.
—Mi amor, este es un hombre. Uno... peculiar debo decir.
—¿Primera vez que ves un hombre en mucho tiempo? —pregunta, a lo cual afirma—. Ya veo, por lo visto, no están en la mejor situación, permíteme.
Por suerte, de las cosas que le quitó a las soldados estaba una mochila llena de comida militar y agua. Solo la mira y, sin pensarlo, se las entrega.
—Bon appetit.
—Pero, esto es suyo...
—Consérvalo, se nota que ustedes lo necesitan más que yo. Ya me las arreglaré yo solo, lo más importante es que tu hija se nutra bien —dice denotando un aura tranquila.
Se sacude un poco y procede a salir del lugar.
—Adiós, cerillo —dice la niña.
—Adiós, y obedece a tu mami —dice con una sonrisa para proseguir con su camino por esta parte de la ciudad para ver hasta donde ha desmayado a todas.
Sky, por su lado, observó todo desde el techo.
Suspira, la decisión ahora se ha vuelto más complicada; Leo es un tipo bastante complejo: un completo misterio. ¿Es bueno? ¿Es malo? ¿Es ambas? ¿Acaso una personalidad múltiple que no comprende? Niega con la cabeza. Se limita a seguirlo un poco más.
«Me limitaré a solo capturarlo, así no cargaré con peso en mi consciencia», se adelanta un poco para tener un tiro certero.
Leo sigue viendo hacia todos lados mientras camina, pero sabe que ella lo sigue. Solo espera el momento en el cual ella intente su movida, aunque no distingue el instinto de sangre por ningún lado, por lo que da por hecho que solo intentará capturarlo. Suelta un suspiro de decepción.
Sky llega a tener una buena posición y apunta su arma hacia uno de sus costados. Piensa herirlo de gravedad para detenerlo y no haga movimientos inesperados; ella ha estudiado bien la anatomía humana y conoce los puntos específicos donde puede disparar sin matar al adversario.
—Vale, chico. Después de esto, seguro me ascienden a comandante. —Sonríe.
Sin embargo, ante todo pronóstico, se termina llevando una sorpresa: Leo se termina recostando en el suelo sobre su espalda, pone sus brazos sobre su cabeza en forma de almohada y comienza a silbar.
—Vale, esto no es lo que yo estaba esperando, me aburro —dice con una cara neutra mientras observa el cielo.
Sky observa esto dudosa, pero no le toma tanta importancia y le apunta de nueva cuenta.
—Vale... —Entrecierra sus ojos y fija su objetivo, pone su dedo sobre el gatillo—. Allí va.
Sky acciona su arma, pero un momento justo antes, un proyectil diminuto azota contra la misma y cambia la dirección. Asustada, no puede hacer más que visualizar el destino incierto de la bala, la cual se dirige directamente a uno de los órganos más propensos a desatar hemorragias internas severas.
Sin embargo, la bala se para a solo unos cuantos centímetros a manos de un pequeño hilo que brilla de color dorado, el cual sale del dedo de Leo. Sus ojos, los cuales se han mantenido ocultos detrás de su cabellera negra, se posan en Sky y deja ver sus pupilas grises carentes de vida. Con esto no hay nada que analizar, son literalmente los ojos de un cadáver los que la miran.
—Creo que te subestimé —dice con voz seria.
Cuando la miró antes, no se notaban sus ojos por lo largo del cabello. Ahora los contempla y son escalofriantes.
Sky, sin saber por qué, tiembla de miedo de tan solo ver su semblante. Su mirada penetrante no ayuda del todo y solo puede tragar gordo.
—¡No te quería matar, lo juro! —grita desde donde está.
Leo se mantiene quieto por unos segundos y solo suspira.
—Ya se que no fuiste tú, ahora sal o de lo contrario lo tomaré como mentira —dice para volver a ocultar sus ojos tras su cabello.
Sky oprime un botón de su traje y de este sale un propulsor. Vuela sobre el aire para ir descendiendo hasta Leo.
—De acuerdo, aquí estoy... —Desvía la mirada. Guarda sus propulsores de nueva cuenta—. Siempre supiste que te seguía, ¿verdad?
—Obvio que siempre lo supe, era demasiado evidente que intentarías matar...
De improviso, el mismo balín que había interceptado el arma de Sky, se entierra en la espalda de Leo.
—... Ay, allí está la prueba. —Hace una mueca de dolor para voltear su espalda—. Solo mira esto, es obvio que alguien está detrás de mi pellejo. —Señala el ahora visible agujero en la parte de su espalda—. Dime, ¿quién puede hacer esto? Más si estoy acostado, y ahora, con tu permiso, voy a gritar.
Agarra un poco de aire y suelta un grito horrible al sentir como la bala se está enterrando en su espalda.
—¡Oye! Creo que mejor te ayudo.
Sky, ansiosa e intranquila, se asoma a su espalda y lo que ve es horrible. Se puede apreciar como el balín metálico sigue excavando sobre la prenda y trata de penetrar la piel.
—¡Por los cielos! ¿Qué es esto? —intenta tomar el proyectil, pero de inmediato se quema los dedos—. ¡Carajo!
—¡Me lleva la...! ¡Aléjate rápido! —grita por sentir como la bala trata de penetrar hasta sus órganos.
—¡Hay que hacer algo, está apuntando a tus pulmones! —Comienza a respirar de forma agitada.
—¡Confía en mí! ¡Apártate! —dice con las venas marcadas en su cuello por el dolor.
Sky solo se limita a acceder a su petición y se aleja de él.
—Muy bien, hijo de puta. —Respira pesadamente—. Quien quiera que seas, ¡tratas con el pendejo erróneo!
Aprieta sus dientes con fuerza y, usando todo el poder que mantiene, su cuerpo comienza a elevar su temperatura hasta que este se prende en llamas azules. La temperatura es tal que el mismo suelo se convierte en lava y la bala solo se derrite y se mezcla con el piso mientras un Leo hecho de fuego se para. Todo su cuerpo parece ser un maldito sol, pero solo son unos segundos, pues todo se apaga al instante; este solo camina tambaleándose.
Dirige su mirada a Sky y alza su pulgar.
—Te lo dije, confía en... mí. —Leo cae desmayado en ese instante.
—No puedo creerlo..., ¿qué rayos fue eso...? —pregunta anonadada por lo que acaba de acontecer.
—¡Bien hecho, Sky! —Thania, la capitana del equipo topo, sale de entre las sombras—. Manejaste muy bien la situación.
—¡¿Qué?! ¿Fuiste tú quien disparó ese balín? —pregunta asombrada.
—¿Qué? No, creí que habías sido tú.
—¿Cómo rayos lo iba a hacer yo si estaba a un lado de él?
—No lo sé, pensé que habías fallado el tiro por accidente y luego la bala regresó a impactarle.
—Es lo más tonto que he oído, Thania.
—Bueno, con la tecnología que tenemos podría ser.
—Pero no era una bala, era un balín de metal. De esos que solo sirven para, ya sabes, derribar y no matar. Aunque aun con eso, este balín se veía con intenciones muy letales; su persistencia era inédita. No conozco que tengamos un arma así en ninguna parte.
—Qué extraño... —Voltea a ver a Leo—, pero bueno, ¡a quién rayos le importa! ¡Podemos capturarlo!
—¡¿Lo dices en serio?! ¡Pudo haber muerto!
—¿Y qué mierda importa eso? Asesinó a los nuestros por puro capricho, esto es piedad comparado a lo que se merece. —Alza su radio—. Aquí la capitana Thania, tenemos a uno de los dos weyes restantes. Manden todos los equipos de contención.
Este ser realmente es extraño, pues a pesar de haber cometido un homicidio a gran escala, no ha matado a nadie ahora, todas fueron dejadas inconscientes. Le dio su comida a una madre y a su hija, las cuales, de hecho, miran desde una esquina del callejón.
—Mira, mamá, te dije que era un cerillo —señala la niña, su madre la silencia.
—No hagas ruido... —La madre tapa su boca.
Lo más destacable es que literalmente pudo matar a Sky sin vacilar en aquel estado, en lugar de eso, le dijo que se alejara de él. No hay que pensar mucho, quiso evitar que saliera herida o incluso peor cuando hizo eso; no hay prueba más clara. En ningún momento negó su crimen ni se echó para atrás, dejó en claro que es consciente y no espera que lo perdonen, incluso le dio la oportunidad para que lo capturara o lo matara.
Este tipo simplemente está loco, estúpido y enfermo; es bueno y maligno..., ¿quizás es todas a la vez?
—Copiado —contesta Hellen del otro lado de la línea—. Avisaremos a Sans para que haga la captura, ¿a quién atraparon? Cambio.
—Al asesino del coliseo, cambio.
—Esas son muy buenas noticias, adelante. Avisen si el hostil hace algún movimiento, cambio.
—Enterada, cambio y fuera. —Apaga su radio.
Sky, sumida en sus pensamientos, solo se queda preguntándose en por qué rayos Leo decidió hacerse de mala fama en vez de poder ganarse el respeto como lo hizo el otro chico que salvó la ciudad; al menos así, las mujeres también desearían salvarlo, pero lo más seguro es que con él quieran su muerte o algo por el estilo. Solo se resigna, su destino está sellado, por ahora.
—¿Y cómo es que estás de pie aún? Es lo que más me impacta —resalta Thania.
—Ni yo lo sé, amiga... Ni yo lo sé. Supongo que fue piedad...
—¿Piedad? ¿De él? Tal vez te estuvo controlando mentalmente todo este tiempo —chista, pero Sky solo se mantiene seria.
En la mente de Leo, este flota por una gran oscuridad mientras descansa, todo resulta en una fatiga inimaginable, pero al menos así las cosas saldrán para mejor.
—Las cosas salieron mejor de lo que me esperaba, ahora, rumbo a ese lugar. —Ríe un poco y solo se acuesta mientras su cuerpo se va recuperando.
—En serio que contigo es un nunca saber.
No tarda en reconocer aquella voz, voltea hacia un lado su cabeza y alcanza a ver al ser que lo metió en esta locura.
—Nunca dejas de joder, ¿verdad, Neon? —Lo mira con fastidio.
—Ustedes se metieron en esto también —dice otra voz muy profunda y gruesa del otro lado.
—¿Pero qué...? —Mira hacia su otro lado para ver a aquella entidad—. ¿Qué rayos? ¿Ahora hay dos de ustedes? ¿Qué narices pasa en este lugar? —cuestiona muy ofuscado.
—Niño, como siempre, eres consciente de la inexistencia, aunque tan ciego para ver lo que hay más allá de esta, incluso lograste saber que esa chica no pertenece a ese Universo, pero, aun así, eres tan ignorante que no puedes reconocer a otros seres como yo.
Leo mira con detenimiento a aquella sombra con sus ojos como el infierno y lo siente: La ira.
–¿Son hermanos o qué? Son igual de negros y solo se les ven los ojos, ¿desde cuándo existe otro dios de la oscuridad aqui? Digo, hay un chingo allá fuera, pero jamás he conocido a otro que habitara en el macrocosmos.
Sin embargo, no espera que Neon suelte una risa toda histérica. Por otra parte, El Destructor, más que reírse, toma a Leo del cuello y hace que lo mire directamente a los ojos.
—No... soy... un... dios... —expresa cada palabra con odio y cólera pura.
En ese momento, Leo puede sentir esa misma energía destructiva que tiene Astrid; sin embargo, de alguna manera, la presencia de esta entidad es mucho más dominante, la representación de la ira contra el mismísimo pecado y la malignidad de los hombres: La ira justa y firme de Dios.
—¿Qué... mierda...? —dice intentando procesar esto. Toma su brazo para intentar liberarse, pero solo lo traspasa—. ¿Qué?
—Ay, niño, ¿acaso no has aprendido nada de las veces que has estado aquí? —dice con burla.
—¡Maldita sea, Neon, dile a este culero que me suelte!
—Ohh, mi joven heraldo, temo que no puedo. —El ambiente comienza a sentirse pesado, la gravedad parece aumentar para Leo—. ¿Recuerdas lo que te dije a ti y a tus amigos? ¿Sobre que ahora tendrían que lidiar contra algo que los perseguiría? Para tu desgracia, esta vez, estoy de su lado.
—¿Qué? ¿De qué...?
—Y otra más... No me vuelvas a llamar dios. —Neon expresa su voz como la primera vez: profunda e imponente, sin fondo.
Una fuerte presión comienza a hacerse presente en todo su cuerpo sintiéndose aplastado. Si con El Destructor su piel se erizó horrible, con Neon ahora siente que suda balas.
—Tú y tus dos amigos pagarán por su blasfemia. Solo hay un único Dios verdadero y ese será el único que prevalecerá. Los demás perecerán por su insolencia.
—¿Qué? ¿Dios? ¡Neon, déjate de juegos y ayúdame! ¡¿Cómo que ya no te digo así?! ¡Se supone que eres el puto dios de mi mundo!
—¿Crees que yo me puse ese título porque sí? —El lugar se vuelve más pesado a cada momento—. Toda una vida, bajo un título que jamás quise ni merecía. No, solo alguien puede ser llamado así; pero ahora, al fin, soy libre de ser denominado de ese modo... Aunque, como siempre, veo que tu estupidez no comprende la gravedad de las cosas.
El Destructor lo suelta y Leo termina cayendo al suelo, siente como una tonelada lo aplasta, no puede levantar la mirada.
—Tal vez hay un héroe en mi familia mucho más poderoso que yo, pero a diferencia de él, no tengo en mi diccionario el significado de la piedad... —Sus ojos brillan intensamente.
—Tú y tú, maldito traidor. —Mira con rabia a Neon—. ¡Pueden irse a la mierda junto a su maldito Di...!
De improviso, siente que su cuerpo es aplastado, se escuchan sus huesos fracturándose, por lo que suelta un fuerte grito.
Neon se pone junto a él y aquella aura blanca que crea su contorno es mucho más fuerte e intensa.
—Estuve por mucho tiempo aguantando esto, tú y esa boca tuya que solo suelta una blasfemia tras otra. Por desgracia, no puedo hacer nada contra esa parte de ti que está encerrada, la necesito para mantener a raya al mundo primigenio en donde toda la basura de la existencia se ha ido acumulando. Por suerte, ahora que una parte tuya ha logrado salir gracias a la teoría del multiverso, por fin puedo ponerte en tu lugar.
Se pone de cuclillas sin dejar de verlo fijamente.
—Te he elegido como mi heraldo para ser el antagonista ideal, pero veo que estás muy lejos de serlo todavía. Por el momento, estás muy lejos de poder comprender ese título —dice con cierta tristeza y decepción en sus palabras. Leo solo lo mira con rabia pura—. Los destinos están sellados, y si tiene que pasar una eternidad para que te haga entender tu lugar, que así sea, aunque, créeme, él no será tan piadoso como yo lo he sido contigo hasta ahora.
El Destructor solo entrecierra los ojos, se pueden ver las millones de almas que alguna vez se hicieron llamar dioses sufriendo dentro de sí mismo.
—Ustedes deciden si son los siguientes... —El Destructor lo mira con ira—. Podría ser que la piedad fuera una opción, pero los humanos son tan idiotas que cuando alguien se hace llamar un dios y lo demuestra, le siguen ciegamente. No me arriesgaré contigo tampoco.
Leo siente la presión hacerse cada vez más fuerte, por lo que pone su frente pegada al suelo.
—¡¿Qué... es lo... que... quieren?!
Leo puede sentir que está a casi nada de caer desmayado, las gotas de sudor ya están rojas por toda la presión y el miedo que irradian.
Él aún no comprende qué fue lo que hizo mal, pero está claro, lo que sea que haya hecho, la ha cagado en grande... o quizás sí lo sabe, mas su necedad lo hace negar los hechos. Lleva tanto tiempo tratando a Neon como un igual que ha observado por encima del hombro a todos esos seres que ha asimilado como simples vestigios del pasado, seres olvidables... Sin embargo, se olvidó por completo de la absoluta realidad.
Está junto al ser que puede regresar todo al vacío, el que lo convirtió en el ser que ahora es. A su lado, está la ira absoluta de un dios al cual le perdió la fe hace tanto, está claro, la realidad una vez más lo vuelve a golpear con suma crudeza. Ante estos seres, él no es nadie, aun así, es necio.
—¡Yo... no les... he hecho... nada!
—Como siempre, o te niegas a aceptar tu errores o eres tan estupido que no eres capaz de verlo —dice Neon.
—Doblégate ante tu Dios, el Dios de todos y de cada uno de nosotros o, al menos, no hagas perder a los demás a causa de tu soberbia inédita. Arrepiéntanse de sus palabras y no vuelvan a cometer blasfemia o sus vidas acabarán antes de haberse dado cuenta.
Neon mira a Leo, quien todavía se mantiene recio, y lanza un suspiro.
Deja de haber esa presión en todo el lugar, lo que permite a Leo voltear con todo el cuerpo lleno de sangre y herido.
—Has cometido el mismo error demasiadas veces que jamás le diste importancia, creíste que estarías a salvo, pero me tome que no. —Lo mira con tristeza—. Lo dejé pasar porque jamás creí que saldrías, pero ahora que se dio la oportunidad, es momento de que entiendas la verdad.
»Sé lo que piensas niño, aún tienes ira y rencor hacia él, te mofas en su nombre y te has proclamado a ti mismo con ese título sin entender su valor y todo por la vida que te tocó, por el infierno que tuviste que sufrir, un infierno que para tu desgracia, aún no termina, piensas que a él no le importas y jamás lo hará. Tus pensamientos son igual a los de muchos otros antes de ti y que continuarán.
Leo solo mira con sumo cansancio a Neon.
—Así que haremos un trato. Tú crees que Dios te ha olvidado junto a todos, que no hay esperanza ni redención, ni siquiera para que alguien como tú se redima como merece. Así que quiero que me demuestres que tú y tus amigos aún tienen oportunidad, pero tendrá que ser a la mala.
»Verás que Dios ha sido tan piadoso contigo que te ha dado más de lo que pediste, pero a cambio, ese será tu castigo. Cuando te vea llorar, arrodillarte y suplicar de verdad por su perdón, consideraré perdonarte... Pero, si en algún momento llegas a rogar o suplicar a Dios por misericordia en vano, por más insignificante que sea, no solo te quitaré tus poderes, te haré revivir de nuevo tu peor miedo infinitamente hasta que le supliques a él que te mate.
Señala a El Destructor.
—No quiero hipocresías del tipo que siempre ha dicho aborrecerlas. Ese es mi trato, ¿aceptas?
Sin embargo, Leo lo mira con el ceño fruncido.
—Entonces... igual... sufriré... —habla con mucha dificultad, siente que vomita las palabras—. Solo... pierdo... como... siempre
—¿Crees que eres el único que ha sufrido, maldito niño malcriado? —El Destructor retoma la palabra—. No tienes idea de lo que sufren miles y millones de personas a diario, pero es ahí donde tú no entiendes.
—Tú aprenderás lo que es la verdadera humildad, ¿creíste que tu vida era mala? —Ríe de forma maligna—. Sabrás lo que es sufrir de verdad, cuando veas lo que es dar y quitar de verdad. Considera esto... piedad..., Jonathan.
Este abre sus ojos como puede al volver a escuchar ese nombre. Uno que no deseaba volver a oír.
—Es del sufrimiento donde uno conoce a Dios. Así fue como yo lo conocí..., como todos lo conocieron... —El Destructor se aleja hasta perderse en la oscuridad.
—Sabrás lo que es sufrir de verdad. Cuando al fin aceptes la verdad, sabré que no me equivoqué contigo. ¿Eres un antagonista? Sabrás lo que significa. —Comienza a desvanecerse—. Solo sufriendo de verdad, verás su piedad...
Leo está moribundo por todo lo acontecido, lo último que queda es el eco de las últimas palabras de Neon. Solo empieza a cerrar sus ojos, no puede soportar el dolor, por lo que queda completamente inerte y en silencio.
Por fin cree poder estar en paz, después de todo lo que ha acontecido, pero esa tranquilidad se ve interrumpida por una risa siniestra que lo acecha desde las sombras. Abre como puede uno de sus ojos y una silueta que no es capaz de distinguir se figura delante de él.
—Sí, yo sé lo que piensas, Leonardo... ¿Cómo puedes romper algo que está roto? ¿Cómo puedes matar a alguien que está muerto? ¿Cómo puedes cobrarle venganza a alguien que ya se encuentra viviendo en el infierno...?
Las risas aumentan, la locura es palpable en cada una de sus expresiones vocales. Las respiraciones de Leo se hacen mas agitadas, a pesar de sentir que quiere vomitar sus pulmones.
—Hay una respuesta lógica para todas esas preguntas; respuestas sumamente sencillas: primero, reconstruyes lo roto para destruirlo de nuevo; segundo, revives al idiota para rematarlo; y tercero, viajas al puto infierno para sacarlo de allí y ponerlo en tu infierno personal...
Cada palabra hace que vuelva a sudar, a pesar de sentir que está deshidratado, pero lo que más lo altera es el nombre por el cual lo llamó.
—¿Como... sabes... su...? —Intenta seguir hablando, pero ya es imposible.
—No importa, tu abuelo fue una gran persona..., no como tú... Jonathan.
Su respiración solo se acelera mientras empieza a cerrar de nuevo sus ojos... Lo sabe, todo se fue al carajo desde el momento en que provocó a estos seres y se creyó mejor que ellos.
Puede sentirlo, jamás lo dejarán en paz, sufrirá. Jamás podrá librarse de ellos hasta que acepte a Dios, aunque, para eso, tendrá que pasar por el infierno otra vez, y esta vez... llorará sangre de verdad.
Mientras tanto, en la realidad, las capitanas siguen esperando a que llegue alguien a recogerlas, Leo continúa inconsciente. Pasa una media hora y el asunto solo parece empeorar ahora que nadie contesta las comunicaciones.
—Que carajo, ya se tardaron. —Thania alza su radio—. Aquí la capitana del equipo Topo, reporté hace media hora la neutralización de unos de los dos weyes restantes, cambio.
Solo se escucha la estática, ningún canal recibe señal, es como si todas estuvieran caídas.
—Oye..., ¿y nunca se han preguntado en dónde está el otro? —pregunta Sky mirando a su compañera.
—La verdad no, creí que estaría en las ciudades, pero mi equipo no ha reportado nada.
La radio comienza a recibir una señal, una voz entrecortada se oye.
—A... yu... nec... sit... a... da...
—¿Qué mierda...? —Thania se queda sorprendida.
—Es obvio, Thania. El otro está en la base.
—¡Mierda! Alguien tiene que ir y avisar a Lord Amatsu de esto.
—Lo sé, pero no lo podemos dejar aquí. No tardará en despertar, ¿qué hacemos?
—Es fácil deducir que necesitan ayuda...
Una voz grave ha hablado detrás de ellas. Los pasos de sus zapatos suenan claros y firmes. Las chicas voltean a ver y presencian a un enano de apenas un metro y medio acercarse.
—¿Quién rayos eres tú? —Thania apunta con su arma.
—Soy la tortura hecho persona, Thania. —Su tono de voz es siniestro.
—¿Qué mierda? ¿Cómo rayos sabes mi nombre? —pregunta muy asustada.
—Sé muchas cosas, entre ellas, que Ryuto ha interferido en su base y está a punto de liberar al otro niño de nombre Higi. He venido para capturar a Leo y llevármelo junto con Sky.
Ambas se miran atónitas; sin embargo, no confían en el hombre frente a él. Su apariencia no ayuda mucho y mucho menos esos espirales rojos cuadrados sobre sus mejillas. Le apuntan con sus armas.
—Que desafortunado que reciban así a quien derribó a este tipo en primer lugar. —Ríe.
—¿De qué hablas?
—¿Cómo crees que llegó esa bala verde entre las armas? ¿De dónde crees que vino el balín de metal que desvió tu tiro y distrajo a Leo lo suficiente para tomarlo desprevenido?
La radio empieza a sonar con más claridad.
—¡Atención a toda... nidades! ¡Estamos bajo a... enemigo! ¡Repito! ¡Estamos bajo ata... migo! ¡Amateratsu nos ha encon...! ¡Esto no es un sim...! ¡Repito! ¡No... un simulacro!
—El tiempo se agota y las opciones se acaban. —Saca un cubo metálico del cual sale una prisión comprimida con barrotes hechas de la lámpara de Deus—. ¿Lo encerramos o qué?
Por falta de tiempo, solo se miran entre sí y, sin más opción, se resignan a aceptar; aunque el temor de estar ante alguien que no conocen, pero que aparentemente él sabe todo de ellas, les da escalofríos.
—De acuerdo, pero no hagas nada estúpido.
—No lo haré, yo estoy de su lado. —Sonríe con locura.
Sky traga gordo y le ayuda a encerrar a Leo. Thania mira a su compañera y esta asiente.
—Estaré bien.
Thania toma esa afirmación para salir corriendo de allí a avisar a Lord Amatsu.
—Tendremos tiempo de conocernos, Sky. Ya tendremos tiempo. —Ríe con locura.
—Mierda... —susurra mientras siente un profundo miedo.
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En el centro de investigación y logística armamentística, el caos se desata, naves enemigas atacan sin piedad la base mientras unidades de estas invaden el lugar.
—¡Sin sobrevivientes! —grita una de las rebeldes, disparando a múltiples unidades.
Sans, que se mantiene en la base, trata con todo de resguardar a la misma.
—Mierda, mierda, ¡mierda! —dice con rabia. Dispara a todas las rebeldes, son mucho más de las que imaginaba—. ¡¿Cómo fue que nos tomaron por sorpresa?! ¡Esto nunca había pasado!
—¡Alguien intervino con las comunicaciones con todas las ciudades de Raigon! ¡De algún modo lograron obtener nuestras coordenadas! —comenta una de las miembros del equipo águila.
—¡Eso es imposible! ¡La base está bien ubicada para ser impenetrable, no está en ninguna ubicación que sea rastreable! ¡No hay forma de que lograran llegar sin ser detectadas! —dispara y observa cómo llegan más naves rebeldes, las cuales están preparando misiles—. Mierda, ¡que todas evacúen las instalaciones! ¡Son demasiadas!
—¡Sí, cap...!
En un segundo, su cabeza revienta a causa de una bala de francotirador y cae al piso muerta. Sans ve hacia la base y nota como las unidades caen con rapidez.
—Mierda, mierda, mierda... ¡¡Mierda!! —Sigue disparando hasta dejar vacío el cargador.
Dentro de los laboratorios, las soldados matan a los monstruos y se llevan a los hombres por un lugar escondido.
—No dejen nada de evidencia, de lo contrario, estaremos expuestas, carajo. —La doctora, al ver la situación, agarra una jeringa que tiene arsénico. Se dirige hacia donde está Higi.
Entre tanto y tanto, Astrid consigue llegar a la zona donde las rebeldes están situadas.
—Puedo percibir su sitio cerca de aquí. —Continúa caminando con firmeza.
Muy a la distancia, una francotiradora la tiene en la mira.
—Tenemos una infiltrada en la zona, permiso para disparar —habla por medio de un comunicador.
—¿Es hostil? —responde.
—No, viene completamente desarmada.
—Manténla en la mira, por cualquier cosa, abre fuego.
—A la orden —dice apuntando.
Astrid hace un ademán con su mano y expulsa un brillo morado apenas perceptible. Inmediatamente después, mira fijamente hacia la francotiradora, la ha detectado.
—¿Pero qué rayos...?
La mujer parpadea y Astrid ya no está en su posición.
—¿Eh? —se pone alerta y toma el comunicador—. Código rojo, la infiltrada... no es hostil —dice lo último ya encantada. Astrid está justo detrás de ella.
—Que niña tan obediente. —Besa su cabeza.
Solo se arrodilla ante Astrid mientras sonríe de forma lasciva.
—Dime, linda, ¿en dónde está tu líder? —La acaricia.
Sin dudarlo, saca un plano del territorio y señala el lugar donde está.
—Aquí —dice muy enérgica y con los ojos con un destello rosa sin dejar aquella sonrisa.
—Buena, niña, ahora sigue haciendo tu trabajo. Cuídate y no mates a nadie, ¿está bien? —Sonríe con cariño.
—Sí, mi señora —responde de forma sumisa. Regresa a su posición.
El comunicador suena.
—Cabo, responda, ¿no es hostil? ¿Por qué anunció el código rojo? ¿Está todo bien? ¿Cabo...?
—Responde y diles que estaré ahí en un segundo.
Asiente y toma el comunicador.
—Todo está bien, fue un error mío. No pasa nada, no es hostil, se dirige hacia su ubicación para poder conversar con usted.
—¿Conversar? ¡¿Por qué no la detuviste?! ¡Bien podría ser una espía o una infiltrada del reino de Raigon y algunos de los países mas allá de las fronteras! ¡Es posible que esté con la puta de Amatsu Kira!
—No, no es hostil ni viene con Kira, es maravillosa. Lo verá usted misma. —Corta la comunicación.
Al terminar de hablar, Astrid desaparece.
—Aquí me tiene, yo soy la infiltrada —habla Astrid entre una niebla mágica de color morado, haciendo aparición en medio del cuartel.
Todas las rebeldes, al verla, apuntan sus armas hacia ella, pero no pasa ni un solo segundo para que casi todas las dejen caer al piso, sin poder dejar de verla mientras que otras hacen el esfuerzo para no caer ante el encanto de Astrid. La líder es quien se muestra más reacia a sus encantos.
—Vaya, es impresionante. Al menos le ganas a Kira en esto.
—¿Qué...? —dice con debilidad, pero finge que no le afecta—. ¿La conoces?
—¿Conocerla? Es mi perrita de paseo. —Ríe por lo bajo—. Vine a detener a unos tipos, pero he visto que esta tierra está muy mal parada, así que quiero poner las cosas en orden antes de irme con estos weyes insufribles —comenta de forma muy coqueta.
La líder mira de forma incrédula, ¿Amatsu Kira, la legendaria emperatriz que dominó a casi todas las ciudades de Raigon siendo la perrita de esta mujer? Esto suena, por donde se le busque, a una mala broma, pero ella irradia un aura de encanto. A pesar de eso, reconoce lo último que dijo.
—Weyes..., ¿hablas de la noticia de que un hombre cometió un homicidio a gran escala en la propia ciudad de Raigon?
—Sí, es uno de los tres. Tenemos a uno capturado y a otros dos libres, pero estoy trabajando para tenerlos a los tres bajo mi merced. —Sonríe con malicia—. Aun así, quiero seguir el ejemplo de mi hermano y hacer de este mundo un lugar mejor.
—Entonces, ¿por qué has venido aquí? Dudo que no sepas lo que hacemos, más si es verdad que Amatsu Kira ahora está a tus pies —dice mientras se aleja poco a poco para no verse muy afectada por su encanto.
—Claro que lo sé. —Astrid se percata de lo que hace y chista de su intento. Se acerca de forma despampanante hacia ella—. Es por eso que quiero unificar todo y dejar estas acciones que me resultan demasiado absurdas, ¿en serio deben dejar atrás su feminidad? Sólo mírense, parecen intentos fallidos de hombre. —Ríe.
Ella se aleja lo más que puede, pero es como si el encanto la estuviera arrinconando a más no poder.
—No necesitamos hombres, si hemos logrado sobrevivir a tantos desastres por nuestra cuenta, no hacen falta, son desechables y algún día todas lo comprenderán —dice manteniéndose firme en sus ideales.
—Si los hombres no importaran, ¿entonces para qué fueron creados? ¿No es acaso estúpido lo que dices? ¿Qué dirías tú si hubiera un mundo de hombres que dijera lo mismo acerca de las mujeres? ¿No pensarías que es ridículo? —chista.
Las palabras de Astrid están cargadas de verdad y el encanto ya lo tiene frente a frente, sus mejores soldados ya están rendidas a sus pies y ella siente cómo sus piernas tiemblan y algo húmedo se origina, pero igual se mantiene firme a lo que inició.
—¡No... dejaré que una niña... como tú... arruine... lo que empecé! —Rápidamente, saca un arma y, sin pensarlo, descarga todo el cargador contra Astrid; sin embargo, ni siquiera su hermoso vestido se inmuta ante ninguna de las balas que impactaron contra ella.
Tira el arma al ver esto, mirándola con sumo impacto, pero, sobre todo, miedo.
—Un ser... de exterior —dice con la voz temblorosa.
—¡Ah, pero si es Capitana Obvia! —Ríe—. Ahora, sé mía...
Trata de mantenerse firme, pero el encanto ya está sobre sus hombros, haciéndose cada vez más pesado mientras más trata de resistirlo. Solo afloja el cuerpo y sus piernas ceden, se pone de rodillas ante Astrid, derrotada, sin poder haber hecho más, pero solo con tenerla frente a ella... la hace sentir muy bien.
De inmediato, se abre una fisura a su lado.
—Están atacando la base —dice una voz siniestra del otro lado. La fisura se cierra.
Astrid mira a la líder.
—¿Tú eres la que está atacando a Kira? —alza la ceja.
—Sí, recibimos las coordenadas por parte de una infiltrada, nos dio un dispositivo de teletransportación para poder llegar sin ser descubiertas por nadie. Ahora mismo casi todas nuestras unidades están allí, la base debe de estar a punto de caer —comenta de forma sumisa con la mirada agachada.
—Retira las tropas y que ayuden a curar a las malheridas. Contabiliza a las muertas y júntalas en una fila por separado —ordena con seriedad.
—No se puede, las comunicaciones fueron completamente bloqueadas, no hay forma de hablar con nadie, solo sabremos que ganaron una vez que regresen.
—Agh, maldita sea, James. Espero que ya estés...
—Regresaron las comunicaciones —se escucha de nuevo de una fisura recién abierta para volverse a cerrar de nuevo.
—Más te vale, idiota. —Mira a la líder—. A ver, inténtalo.
Saca su comunicador y lo enciende.
—Maestre, responda, retire a todas las unidades.
Pero no se escucha nada.
—Maestre, responda.
—¡Necesitamos ayuda!
—¿Qué?
—¡Estamos siendo diezmadas por un chico de cabellera castaña! ¡Repito, necesitamos ayu...! —La comunicación se corta.
—Estúpidas, dejaron salir al niño. —Desvía la mirada—. James se hará cargo de él. Mientras tanto, quiero que tú me guíes con las mujeres que no son de tu séquito ni viven en el dominio de Kira.
Ella asiente.
—Pero tardaremos un poco en preparar los vehículos.
—Yo me encargo de eso, llévame a los transportes. Te mostraré un poco de magia. —Le guiña el ojo.
Ella, con humildad, asiente y procede a llevarla hacia estos, mientras las demás la siguen.
Regresando a la base, en lo que esto sucede, se ve a la doctora de las instalaciones en frente de donde está Higi con la jeringa en mano.
—¿Doctora, qué va a hacer? —pregunta Cristal un poco nerviosa, más que nada por ser casi atrapada hablando con él.
—Estamos bajo ataque de Amateratsu, no podemos permitir que este valioso espécimen sea capturado por ella. Será mejor que nos deshagamos de él ahora —dice de forma fría.
Higi mira de forma impactada y reconoce lo que contiene la jeringa.
«Arsénico», piensa al verlo.
—Vamos, sabes que puedes salir de aquí. Hazlo, acepta el trato y acaba con esto. —Escucha la voz de Majin en su cabeza. Solo niega con la cabeza.
—Hazte a un lado —dice la doctora.
—¡No! ¡No voy a dejar que lo hagas! —Empuja a la doctora y hace que la jeringa caiga y se fracture un poco.
—¡Maldita niña estupida! —Le da una tremenda bofetada que la tira al suelo—. ¿Eres consciente de lo que estás haciendo? Bien puedo culparte por proteger a un criminal —dice mirándola con desprecio.
Higi, al ver esto, siente como su temperatura crece y sus venas se marcan, está comenzando a enojarse.
—¡No me interesa, no es un criminal! ¡Es un héroe que me salvó la vida y además es alguien muy lindo y lo quiero! —dice lo último sin pensar.
La doctora la mira de forma gélida, y Higi, al escuchar estas palabras, se enrojece por completo.
—Ya veo, un remanente de la antigua civilización. Creí que ese maldito sentimiento se había extinguido, pero veo que no.
En ese momento, llegan las capitanas de los equipos rápidamente.
—¡Cristal, debemos salir, pero ya...! —Observan la escena.
—¿Por qué sigues aquí? ¡Eres mi protegida, debo sacarte ahora! —exclama Rose con cierto temor.
—¡Estoy aquí por él! ¡La maldita doctora lo quería matar!
—¿Por qué te importa tanto? ¡Déjalo y vámonos!
—¡No!
—Está protegiendo a un criminal de Raigon, llévensela ahora mismo —exclama.
—Lo siento mucho, Cristal. —Tamy la carga contra su voluntad y se la llevan del lugar.
—¡No! ¡Higi! —Extiende su mano hacia él.
La doctora levanta la jeringa y ve que aún está habilitada, procede a acercarse hacia Higi y abre la cápsula. Lo mira fríamente.
—Desearía haber podido experimentar contigo, pero las circunstancias nos orillan a esto, Higi Yato. —Acerca la aguja hacia su cuello—. Tranquilo, una vez que esto termine, serás un excelente cyborg para nuestro re...
De pronto, siente como pierde peso súbitamente. Lleva su mirada hacia abajo y ve que ahora tiene un gran agujero en donde debería estar su pecho, mira otra vez a Higi y cae al suelo muerta antes de poder clavar la aguja en él.
El castaño, desconcertado, mira hacia el frente y se encuentra con nadie más y nadie menos que con Ryuto, el cual tiene los dedos alzados hacia el frente.
—Bang —dice con gracia y ríe un poco.
Higi no puede estar mas feliz de verlo. Ryuto se acerca hacia él, sus manos se vuelven negros como si fueran de un metal oscuro y rompe los grilletes.
—Perdóname por haber tardado tanto, tuve que hacer varios mandados antes de poder venir aquí, si es que me entiendes.
Con sus manos libres rompe el resto de los grilletes y se quita el bozal de la boca, al fin puede moverla y articular palabras.
—Dios, esto sí que fue horrible. —Siente como sus poderes regresan su totalidad y toda herida o defecto que haya tenido sana al instante—. Ahora sí, estoy listo.
—Bien, ahora es nuestra oportunidad de irnos.
—Espera, oí que están atacando este lugar. No podemos irnos aún, debemos ayudarlas.
—¿A quién le importa lo que les pase? No podemos desaprovechar esto, enano.
—¿Cómo dices eso? Puede haber bajas altas, Ryuto.
—¿Después de que te retuvieron aquí como si fueras un conejillo de indias planeas ayudarlas? No podemos confiar en ellas, debemos ir a buscar a Leo antes de que esto escale y se teletransporten más.
—Espera, ¿cómo que más? —Entrecierra los ojos—. Por favor, dime que no tuviste nada que ver.
—Obvio que tuve algo que ver, era la única forma de poder liberarte sin que tuviera que intervenir yo directamente, de lo contrario, este lugar lo habría destruido.
—¡¿Pero trayendo a un grupo para que los ataquen?! ¡¿Qué no piensas?! ¡Podría haber ya varias de ellas muertas!
—¿Y? ¿Eso a quién le importa? Por mí, ellas se pueden ir al infierno. Ahora vámonos antes de que sea ta...
Higi no pierde más tiempo y corre hacia arriba con la decisión de ayudarlas.
—¡Higi, carajo! —dice con mucho fastidio.
En la superficie, el piso está lleno de soldados caídos y las naves de los rebeldes se preparan para lanzar sus misiles de gran poder para devastar todo el lugar.
Casi todas las unidades están detrás de varias barricadas improvisadas, defendiéndose, ni siquiera se puede llegar a las naves de combate, son las primeras en ser destruidas por las rebeldes, todo es un completo caos.
—¡No se rindan! ¡Pronto llegará la ayuda...!
—¡Comandante Sans...! —Escucha el grito de horror de una miembro del escuadrón.
Ella voltea para ver de dónde vino el grito y decide ayudar, pero un misil proveniente de una bazuca impacta de lleno en dónde está. Sale disparada hacia atrás con un pedazo de metal incrustado en su ojo y su pierna calcinada. La mitad de su cuerpo está quemada por la explosion, ella solo mira con su único ojo sano como un segundo misil es lanzado hacia las capitanas Tamy y Rose junto con todo su escuadrón.
Sin embargo, el impacto jamás llega, solo escuchan como el misil sigue avanzando y todas las presentes del lugar miran con completa incredulidad y asombro a Higi, quien hace la más increíble de las entradas: tiene la punta del misil tomada con la palma de su mano y en su otra mano tiene sus auriculares. Higi, con la mirada oculta detrás de su cabello, aprieta el misil y este comienza a deformarse hasta hacerse mas pequeño y lo comprime en una esfera redonda. Con sus manos la estira hasta quedar con la forma de un largo bastón de un metro con ochenta centímetros, básicamente es mucho mas alto que Higi.
Él camina hasta quedar en medio de toda esta masacre, viendo a las soldados caídas en el piso; siente que esto lo ha visto antes, la muerte, la guerra, el caos, ser incapaz de poder hacer algo, pero esta vez..., ¡no esta vez! Siente la presencia de Cristal detrás de él. No perderá a nadie mas de nuevo.
Nunca más.
Se coloca sus auriculares en sus oídos y es cubierto por sus llamas ígneas, las cuales lo rodean hasta vestirlo con una ropa digna de un peleador marcial, se coloca en posición de pelea con su bastón. Las extremistas apuntan sus armas hacia él, pues notan su hostilidad, además de que es un hombre y, por código, debe ser liquidado.
—¡Muy bien, perras! Are you ready? Because I'll Gotta go Fast!
Se lanza hacia ellas como si fuera un relámpago.
Simultáneamente, Sky camina junto al hombre de muy baja estatura en dirección a la base que está siendo atacada. Thania se adelantó para avisarle a Lord Amatsu, quien se encuentra en otra parte.
La prisión en dónde está Leo es movida de forma automatizada mientras levita sobre el suelo.
—¿Cómo sabes a dónde vamos si ni siquiera te he dicho dónde está la base? —pregunta confundida.
—Ya te lo he dicho, sé muchas cosas. —El tono de su voz parece mantenerse siempre igual, es un timbre tan siniestro que realmente causa escalofríos.
—¿Y cuánto sabes exactamente...?
—Sé que tu madre te puso Sky porque le encanta el cielo y quiso que su tesoro llevara el nombre de lo que más amaba, claro que luego te amó más a ti. Sé que, igualmente, te aficionó la idea de surcar los cielos y es por eso que te uniste a las filas del ejército para poder ser parte del equipo águila y así conseguir tu sueño; sé que es gracias a tu precisión de disparo, tu capacidad de observación y persecución y el perfeccionamiento de tus maniobras de vuelo que te ascendieron a capitana...
Sky observa horrorizada todo lo que dice, sabe todo acerca de ella, pero ella nada de él. Su corazón se acelera un poco.
—No... No entiendo..., ¿cómo sabes todo eso...? —El pequeño solo ríe.
—Solo lo sé, Sky. Sé todo lo que pasó, todo lo que pasa y todo lo que pasará. Incluso sé el día en que morirás. —Sonríe malicioso.
Sky siente un súbito escalofrío al escuchar estás últimas palabras. ¿Qué clase de hombre es este? Si Leo le causa mala espina de vez en cuando y le hace dudar de su estabilidad mental, este otro le deja en claro que está completamente desquiciado y que tiene tendencias psicópatas sin chistar.
—Así es, ¡soy un loco por completo! —Ríe—. Y es momento de divertirse —Se adelanta un poco.
—Mierda..., incluso sabe lo que pienso. ¿Pero qué mierda son ellos...?
El hombre se da la vuelta y le habla caminando de espaldas.
—Somos los Dagger y mi nombre es James —revela entre risas para luego seguir caminando bien.
—Es... Es hermano de la pelirroja. —Traga gordo.
Ahora sí que entiende mejor, pero solo le hace tener más miedo. ¿Cómo carajos es que tienen esas habilidades?
De pronto, se empieza a escuchar una gran cantidad de disparos, al igual que explosiones y gritos.
—Ah, el dulce sonido de la muerte —comenta James con singular alegría, algo que deja a Sky asqueada—. Nunca sabes lo que es vivir hasta que mueres.
—¿Cómo puedes decir eso?
—Porque ya he muerto incontables veces.
—¿Qué...?
—La muerte es una descarga de adrenalina exquisita, deberías probarla alguna vez. —Ríe con locura.
—Sí, definitivamente eres un loco en su máxima expresión.
—Tal vez lo sea, pero eso solo lo hace más divertido. En fin, ya llegamos a la base.
Tras cruzar un callejón, pueden observar la mini guerra que se está desatando entre las extremistas y la base.
—Mierda, es peor de lo que pensé.
—Tranquila, Higi Yato está a punto de salir a la vista. —Señala hacia un punto.
—Ya no preguntaré cómo es que lo sabes porque creo que jamás lo entenderé... —Solo se limita a ver hacia donde está apuntando.
En lo que Sky observa, James saca unos cuantos artilugios y se pone a trabajar en unos asuntos, aunque antes abre una fisura por medio de una navaja que tiene un filo oscuro verdoso.
—Están atacando la base —lo cierra con la misma navaja, haciendo el corte a la inversa.
—¿Me hablaste? —pregunta Sky mientras voltea.
—No me hagas caso, solo disfruta de la acción —chista.
—¿Está... bien...? —Regresa la mirada.
Después de esto, transcurre lo sucedido y, ahora, Higi se encuentra peleando con las rebeldes. Ellas disparan, pero simplemente es imposible, la velocidad de Higi y sus movimientos son imperceptibles a los ojos de cualquier humano normal, solo se ve como si una sombra apareciera y desapareciera en mutiples locaciones de una marena simultanea y demente; cuando aparece en frente de una, esta sale volando a causa de un golpe por parte de Higi.
Las veces que se puede notar es cuando se detiene por unos segundos y cambia de posición, moviendo de forma magistral aquel gran bastón como un experto, el cual parece que se le generan grietas a su alrededor.
—¡Mierda! ¡¿Quién se supone que es este niño?! —comenta una de ellas.
—¡Y yo que voy a saber! ¡Los superamos en numero y un puto enano nos esta derrotando con un palo...!
De una estocada en su estómago, es lanzada hacia adelante varios metros, la otra apenas pudo reaccionar cuando siente cómo su rostro es golpeado por el bastón.
Luego de restaurar las comunicaciones, James se dirige a Sky.
—Quédate con él. Voy a divertirme un rato. —Sonríe de forma macabra.
—¿Qué harás?
—Ohhh..., ya lo verás. —Salta a escena.
En el transcurso, Sky puede ver cómo James es recibido por una serie de impactos de bala y observa como este cae muerto al suelo.
—¿En serio se murió...? —pregunta incrédula.
A la distancia, un tipo de gas morado entenebrecido y con tintes rojizos se va deformando hasta reconstruir el cuerpo de James, quien ahora se encuentra dónde Higi está atacando a todas las mujeres.
—Qué mejor manera de llegar que de un salto mortal. —Ríe.
El bastón de Higi se llena de una gran cantidad de grietas y ve cómo brilla.
—Está listo. —Lo pone a girar a gran velocidad hasta que este ya es imposible de ver, salvo porque en frente de este se forma un círculo brillante—. Remanencia fugaz.
Salta increíblemente alto y para de girar el bastón, cae de golpe y toca el suelo con este, lo que genera una explosion de energía en forma de una barrera que llega hasta el cielo, incluso más. Se dirige hacia todo lo que está en su camino, al instante en que toca algo metálico, este queda inutilizado de forma permanente. Las armas de las extremistas dejan de funcionar, más bien, al instante explotan y los aviones caen en picada hacia al suelo, incluyendo sus armaduras, lo que provoca una gran cantidad de bajas hacia las rebeldes.
Higi mira esto con una gran seriedad y voltea a ver hacia todas las militares de la base que están detrás de él. Mas lo único que presencia es a todas las chicas apuntándole a un hombre que parece más un títere que otra cosa. Este tiene a Cristal tomada por la espalda y con un cuchillo en su cuello.
—¡Su... suéltame! —grita asustada.
—¡Déjala ir, maníaco! —ordena Rose sudando frío.
Higi, al verlo, se pone en pose de pelea y muestra una cara de pocos amigos, está listo para lanzarse directo hacia ellos.
Todas gritan que suelte a Cristal, ahora esto ha cambiado. Higi no se percata de que varias soldados se han comenzado a acercar y quedan casi a su lado.
—Suéltala ahora —dice con voz firme.
—¿O si no qué harás, Higi Yato? —Ríe—. Para ser un héroe, acabas de matar a muchas personas. Tienes razón, no eres un héroe. Solo proteges a quien te place —chista.
—¡Él acaba de demostrarnos todo, maldito psicopata! —grita Tamy sin dejar de apuntarle.
—¡Estuvo aquí como un prisione...! ¡No, como un conejito de experimentos! ¡Y aun después de todo nos protege de ser destruidas! ¡¿Con qué derecho crees que vienes a sermonear?!
—¡Y ahora de la nada tú apareces y tomas de rehén a nuestra compañera! ¡Es obvio quién es el bueno aquí! ¡Ahora suéltala, maldito!
Todas listas para disparar hacia James.
—¿Saben? Me importa un comino el asunto. Solo me gusta ver el sufrimiento ajeno, es irónico, pero mientras ustedes lo ven como su protector, otras ya lo ven como a un asesino despiadado. —Sonríe con ironía.
Se ve como las rebeldes sobrevivientes miran a Higi con mucho temor en sus ojos.
—Solo pregúntense..., ¿cómo sería estar del otro lado?
El lugar queda en silencio mientras siguen apuntando. Higi solo se mantiene con la mirada oculta por su cabello.
—¿Y? —Rompe el silencio—. ¿Eso importa?
Se pone firme y, cuando toca el suelo, sale un viento cálido que apaga el fuego provocado por las explosiones.
—Es cierto, yo jamás dije ser un héroe y no me considero uno, por esa misma razón, no importa que acto sea el que haga, no importa lo que decida. En la historia, yo seré el villano de muchos y seré el héroe de pocos, mientras sepa que esto vale la pena, ¡pues bien, que así sea! No existen los héroes ni los villanos, solo gente que te joderá o te ayudará, depende de como lo mires.
—Es un buen argumento. —Sonríe—. Bueno, dado que la situación resalta que no te importa en lo absoluto... —Se alza de hombros—, supongo que tampoco te importará sentir lo mismo... —James, de un movimiento, corta el cuello de Cristal.
La chica cae al suelo desangrándose.
—¡Cristal! —grita Rose mientras lágrimas salen de sus ojos—. ¡Todas abran fuego!
Una lluvia de balas cae sobre James.
Higi solo puede sentir como todo se pone lento y, en su mente, una gran cantidad de imágenes comienzan a llegar, de nuevo pierde a alguien, sombras del pasado caen sobre él.
Personas que jamás pudo proteger, amigos, compañeros, hermanos..., su familia.
—Te lo dije, debiste usar mi poder; de nuevo vuelves a perder. —Escucha la voz de Majin resonar cada vez más fuerte en su mente—. Puedes salvarla y lo sabes, solo debes aceptar, ya sabes el precio a pagar... Tu mente.
Higi está comenzando a ser consumido por la oscuridad de su propio ser, siente como tiene en frente a Majin, quien le estira su mano mientras mantiene esa escalofriante sonrisa.
—Vamos..., ¡hazlo!
Su mano comienza a estirarse hacia el frente, listo para aceptar su propuesta, pero con la otra la detiene, aprieta sus dientes con fuerza mientras hace un esfuerzo titánico para no ceder.
—¿Qué esperas? ¿Por qué sigues dudando?
—No... No caeré en esto... ¡No de nuevo! —dice con toda la fuerza que el mundo le permite tener.
—¿Quieres salvarla? Sabes que puedes, ¿por qué te sigues aferrando a tu moral? Has pecado de tantas formas, pero ya ni las recuerdas, una más no ha...
—¡No! ¡No lo haré otra vez! ¡He fallado tantas veces, pero esta vez no! ¡No lo vale! —dice mientras solo cae de rodillas apretando tan fuerte su mano que esta empieza a ponerse morada por la falta de oxígeno.
—... Eres un maldito y patético mocoso, suerte intentando sobrevivir. Spoiler: no lo harás.
Higi siente como sus oídos zumban a más no poder, siente que regresa a la realidad y de sus ojos solo caen lágrimas. Realmente ha caído de rodillas, apretando su mano con fuerza.
Y en esta realidad, ya todas están muertas alrededor de James. Empieza a caminar lentamente hacia Higi mientras sonríe con cinismo.
—Eres realmente fuerte, felicidades, ¡has pasado la prueba! —Comienza a reír como todo un loco.
—¿Prueba...? —Lo mira sin poder entender y ve a todas muertas—. ¿Qué clase de prueba es esta? ¡Ellas no merecían esto! ¡Solo cumplían con su deber! ¡¿Qué clase de prueba es esta?! —Agacha su mirada sin poder dejar de llorar—. ¿Qué clase de prueba es esta?
—¡Una prueba divertida! Claro, no para ti, ¿verdad? —Ríe de nueva cuenta—. ¡Y vaya puta hipocresía la tuya! ¡Las que tú mataste hacían justamente lo mismo! ¡Por qué no te reclamas a ti también! —Sus risas continúan.
Se escuchan las lágrimas tanto de las rebeldes como las de la base.
—Ahh..., ¿escuchas esa tristeza y frustración? ¿No es acaso exquisito? —James sonríe con suma satisfacción.
Higi solo se mantiene arrodillado sin dejar de llorar. Ante él hay un caos sin precedentes y la muerte de personas que no lo merecían, pero ¿quién le puede decir que esto ha sido justo?
Él solo peleó por estas personas al ver como eran atacadas por un grupo mayor sin precedentes, vio como eran diezmadas sin piedad, ¿quién puede decirle que hizo lo correcto cuando al final tanto buenos como malos terminaron igual? Muertos.
—La vida no es justa, la justicia no la puede concebir el hombre porque siempre la maneja a su antojo. No existe ninguna justicia humana que sea realmente justa en su totalidad, no la hallarás nunca. —Se pone a su lado—. Tal como la justicia incierta acerca de la muerte de tus amigos en el pasado, de tu familia, de tus hermanos, tus compañeros... ¿Qué me dices de Archie...?
—Cállate.
—Realmente que ese Majin te tiene bien agarrado, pero es impresionante tu fuerza de voluntad. Tienes mucha determinación...
—Cállate, por favor... —Sigue apretando su mano, está ya morada por la falta de oxígeno.
—Y Cristal..., se ve que te iba a amar con el paso del tiempo. Es una lástima que ahora... —Se acerca a ella y la patea, deja ver el corte en su cuello— está más fría que un hielo —chista.
Aprieta sus dientes a más no poder, siente la sangre fluir por sus encías, quiere hacer un caos por completo aquí. Está a nada de explotar y dejar todo arder en fuego, pero aun con todo esto, solo cae con la frente al suelo. Sabe que no puede hacerlo, no otra vez, no lo recuerda, pero siente como su corazón está gritando que no lo deje ganar, que no los deje ganar o perderá otra vez.
Nada cambiará y, sólo por esto, se queda con la frente contra el suelo, las lágrimas son pocas pero siguen.
James mira hacia donde está Sky y le hace una señal de que venga. Sky, por su parte, está paralizada.
—Ese sujeto..., ese sujeto no mintió. En verdad es la tortura hecha persona. —Su corazón late con fuerza y el miedo llega hasta el fondo de su alma.
James sonríe y ella nota eso. Lo único que Sky pudo observar durante todo el tiempo de verlo, es que su sonrisa nunca asoma una buena noticia.
Sin perder tiempo, se acerca hasta la escena de la masacre junto con la prisión que retiene a Leo. Se pone a su lado en silencio. James mira a Higi.
—Bueno, ya no hagas esto más difícil y entra a la jaula. —La prisión abre su puerta.
Higi la mira y ve a Leo, el cual aún está desmayado. Lo siente, está en su propia cárcel mental, en momentos como estos, sabe que no puede hacer nada, todas aquí no importa cómo lo vean, lo verán como un monstruo o le reclamarán por haber perdido a sus compañeras, solo procede a ponerse de pie.
—¿En serio así termina esto? ¿Justo en lo bueno? —Se escucha desde lo más alto aquella voz y dirigen su mirada hacia arriba.
—Ryuto.
En un santiamén, cae en escena mientras mira hacia adelante con su báculo sagrado en mano.
—Las cosas se salieron un poco de control, ¿no lo crees? —Ríe de forma peculiar.
—Tal parece que ya llegó el idiota que se pasará por el arco del triunfo lo que pudo haber sido un gran final. —James chista.
—¿Un gran final? —Ríe de nuevo—. No mi estimada marioneta con olor a padalustro, en lo absoluto, este solo es el mejor y más perfecto inicio de una historia; una fuckin' historia.
Múltiples aviones comienzan a llegar al lugar, entre ellos, uno donde viene la misma Kira, la cual observa con sumo detenimiento y seriedad lo que ha pasado.
—Te hace falta consumir más box, putito —dice mientras saca una morro con forma de palmerita.
—Te equivocas en algo, Ryuto... Jamás me refería al final que estás presenciando ahora. —Sonríe con suma malicia.
—Bueno, sorpréndeme —dice inhalando del porro—. Ahh, que buena está, a la loca de Kira le encantará esto, más por el hecho de saber que su base fue hecha mierda y que casi todas aquí vieron como su prisionero las defendió y que, de golpe, una pinche marioneta que plagia al todo poderoso y sensual Jigsaw terminó por matar a las suyas... —Sigue fumando—, un cierre digno para un primer acto, ¿no crees?
—Yo no creo nada, solo me dedico a concentrarme en los hechos y yo conozco todos los hechos. —James sonríe—. Así como el hecho de que sería muy aburrido si yo peleara contra ti, sería demasiado sencillo. Prefiero que tengas algo más placentero y una derrota mucho más humillante.
—Mis oídos solo escuchan que me la vas a chupar delicioso y que tú y todo al que me mandes le voy a dar la perra rastriza de su vida —dice con los ojos ya de un marihuano.
James chista al oír eso.
—Gracias, me acabas de dar la excusa perfecta —James saca un teléfono móvil y marca a un número.
—¿Qué carajos quieres, James?
—Aquí hay un idiota que dice que te puede dar la rastriza de tu vida.
—Tienes suerte que soy el único que distingue cuando mientes, títere de mierda.
Cuelga el teléfono.
Todas las unidades llegan al lugar y Kira baja con una gran cantidad de soldados, se llevan a los que están heridos de gravedad y a los que fallecieron, otro gran número apunta sus armas en contra de James.
—Dame una buena razón para no lanzar toda nuestra artillería contra ti y contra estos idiotas —dice de forma fría y seria.
—Por mí pueden matarme, ya acabé mi trabajo aquí. —Ríe.
—Ohh, Kira, qué bueno que estás aquí —dice todo drogado y la abraza por el hombro.
—Quítate de encima, loco de mierda, apestas horrible —dice con asco mientras tapa su nariz.
—¿Qué crees? Este tipo es como la loca pelirroja que siempre te acompaña y te tiene de mascota —dice en voz alta—. Tienen la misma energía con olor a hobo y desprende la misma energía de: "soy mejor que ustedes y los voy a hacer mierda".
Kira nunca se fía de cosas que salen de la nada, pero es un caso distinto, ya que ve la celda donde está Leo y distingue el poder que emana, entrecierra sus ojos.
—¿Ah, sí? —dice con suma seriedad.
—¡Sí! Ahora dile que deje de andar imitando a Jigsaw, hace un terrible cosplay del personaje, ¿quién piñas tiene las mejillas cuadradas? —Lo señala mientras fuma de nuevo—. ¿No quieres un poquito?
Aunque Kira se lo quita de encima de un empujón, solo se acerca y ve a Higi, el cual aún está en un estado de shock por lo que pasó.
—Así que tú eres quien los está capturando, ¿eh?
—No me hables de tú, Kira. Sé todos tus miedos y puedo hacerte sufrir en ellos por el resto de la eternidad. —Sonríe con locura.
—Genial, otro lunático con problemas mentales y, peor aún, con la omnisciencia, fabuloso —dice con fastidio.
—Sí, ¿qué te digo más allá que "respuesta equivocada"?
De pronto, Kira comienza a desmayarse.
—Realmente... molesto... Si sabes todo... sabes que... ya no están...
Cae desmayada.
—Oye, ¿y la jaula y la chica que está con ella? —Señala una de las soldados para ver que estas ya no están.
Higi logra al fin reaccionar de su estado y ve que ya no están.
—¿Qué pasó? —dice reaccionando al fin.
—Nada relevante, amiguito, yo me haré cargo. Por ahora, Ryuto está a punto de conocer a un rival que no será capaz de tocar —dice divertido.
—¿Rival? —cuestiona.
—Esto sin duda será divertido —comenta Ryuto con emoción.
Frente a Ryuto se abre un portal y de él sale un hombre de figura perfecta, una hermosura envidiable y un porte muy fino.
Ambos se le quedan viendo, Higi mira con sumo asombro la presencia del hombre, pero Ryuto solo sigue fumando y lo ve con indiferencia.
—Meh, he visto mejores, ¿verdad, World? —dice mirando a su manifestación todo mamado y pechugón.
—Así que eres tú, ¿eh? Estaba disfrutando de una cena con mi esposa, maldito idiota.
—Así es, ¡Yo! Quien quieras que seas... —dice comiendo un plátano—, ¿qué hay contigo, viejo?
—Solo soy quien viene a hacerte tragar tus propias palabras. —Truena su cuello—. Quien la va a pelar eres tú. —Su semblante es serio.
—Ohh, síí... —Truena todos los huesos de su cuerpo—. Esto se puso bueno de golpe, al fin, pero antes...
Con su báculo toca el piso dos veces y todos aparecen en un área segura, incluido Higi.
—¿Eh?
—No quiero que digan que no me preocupo por causar más muertes, aunque si fuera por mí, ya habría quemado este planeta hasta hacerlo ceniza, ¡concha de su madre! —dice mientras se termina su plátano—. Bueno, viejo, ¿qué prefieres? ¿De poco a poco? ¿O te parto la madre de una...?
El hombre se pone detrás de él.
—Sólo cállate de una vez. —Lanza el primer golpe.
Aunque ni siquiera lo toca, pues "Around the World" detiene su golpe en un segundo.
—¿Sabes...? Es de muy mala educación dejar a alguien hablando, mal, mal, mal. Se nota que no te enseñaron modales de chiquito, debiste tener una infancia muy mala o muy buena.
World le regresa el golpe, pero con el doble de fuerza, algo que el hombre previene y esquiva con éxito.
—Ya veo, eres de esos copia todo. Que ridículo. —Se limpia el polvo.
—¿Que me la vas a chupar delicioso, dices? —Su báculo sagrado se estira y lanza un barrido hacia él.
La batalla ha comenzado, aunque solo la presencian Higi y las soldados que han bajado con Kira, quien también dejó de estar en el lugar, solo se encuentran unas cuantas hojas de árboles a su alrededor.
—¿Hojas? —pregunta Higi, pues aquí no hay árboles.
Por otro lado, Sky aparece junto a la jaula en la sala principal del castillo de Kira, ve como Leo es sacado aún en su estado por nadie más que Nova, la cual ahora tiene una forma completamente nueva y voltea a verla.
—Vámonos —dice mientras pone a Leo en su hombro.
—Él sabe... —Tiembla de miedo—. Él sabe...
Es abofeteada por Nova, aunque no muy fuerte para no dejarle la mejilla roja.
—No tenemos tiempo para esto, hay que salir de aquí ya. El chico de nombre Ryuto Kuro ha filtrado una gran cantidad de información a la población y las ciudades en general, tenemos poco tiempo antes de que la gente de Raigon se levante en armas. ¡Vamos! —La toma de la mano y comienzan a correr.
—¡No, suéltame! ¡No quiero morir, por favor! —Trata de zafarse de su agarre—. ¡He visto más de lo que puedo soportar! ¡Esta gente está loca! ¡Son demasiado poderosos! ¡Déjame, no quiero que me lleves a morir!
—¡Contrólate, por favor! —La toma de los hombros—. ¿Crees que esto es malo? ¿Tienes idea de lo que yo he visto? Ustedes son nuevas en esto, pero antes de que ustedes entraran o sus madres nacieran, todo este mundo era un infierno viviente, las cosas que hubo fueron demasiadas. Tuvimos que borrar todo rastro de la vieja era para no ponerlas en peligro, dime, ¿por qué crees que a estos tipos los llaman gente del exterior? ¿O por qué crees que nuestro mundo está encerrado?
—La verdad son muy buenas preguntas...
Sky siente que casi se orina encima al escuchar su voz, Nova se pone en guardia.
James solo se limita a caminar tranquilamente hacia ellas.
—No tengas miedo, Sky. Solo quiero a Leo de vuelta, nadie tiene que salir herido, ¿verdad? Nadie más... tiene que morir —chista.
—¿Crees que con eso nos puedes engañar? Ryuto Kuro no solo grabó todo lo que pasó, también lo tuyo, todos en Raigon saben la verdad y muchas cosas más. Ahora por culpa de todos ustedes —dice Nova sin dejar su posición—. No han traído mas que problemas desde que llegaron.
—Claro que debe haber problemas. Los cambios no pasan de a gratis y no todos aceptan los cambios. El mundo viene a mejorar, a equilibrarse y a tener una estabilidad perfeccionada. Estoy consciente de que ya han tratado a gente de fuera, pero nunca se encontrarán a tipos como nosotros. Tienen suerte de que seamos benevolentes y que nuestro padre haya cambiado su mentalidad, porque sino, ya todo estaría negro. —Ríe.
La situación parece completamente perdida por donde se le busque, Nova vio lo que es capaz este tipo, algo que le recuerda los viejos días de este mundo; un mundo que ha sufrido tanto a manos de seres que solo buscaban la muerte o autocomplacerse a ellos mismos, la era que se borró y se decidió eliminar de su historia. Recuerda a los autoproclamados como dioses.
—Si dicen ser tan benevolentes, ¿qué necesidad hay de la muerte de inocentes? Eres igual o mucho peor que este imbécil que mató a nuestra gente solo porque sí, maldita marioneta —dice con enfado.
—Bueno, es claro que mi familia es benevolente... Yo solo me divierto y es muy, muy satisfactorio. —James destila un brillo escalofriante de sus ojos, él es la locura encarnada.
—Maldito... —Aprieta sus dientes mientras se pone en frente de Sky—. El chico se queda conmigo y eso es todo, ya suficiente tendrán con los otros dos para lo que quieran hacer con ellos. Desde el momento en el cual llegaron a este mundo, este quedó condenado otra vez a repetir su historia.
—Eso es lo que piensas, Nova. —James queda a unos pasos de ellas—, pero temo decirte que no puedes llevártelo. Tiene que pagar por sus crímenes. Pero adelante. —Le da la espalda y hace un ademán—, intenta llevártelo si quieres...
—Sus crímenes son ante nuestra gente, me importa un comino lo que les haya hecho a ustedes, aunque viendo como están las cosas, me cuestiono si ustedes no son los que fueron contra él.
Nova se pone lista para cualquier cosa, sabe que está perdido, no hay forma de vencerlo o de tan siquiera hacerle algo, es obvio que ya tiene todo previsto, pero en ese momento, no se espera el sonido de un chasquido.
—¿Eh?
—Me... la... chupas...
No pasa ni un segundo cuando todo el lugar brilla a más no poder, iluminando todo el castillo. Se puede notar hasta la ciudad como este brilla, lo que desconcierta a todas las habitantes de Raigon.
Aquel brillo tan resplandeciente solo se mantiene por unos segundos hasta que se comienza a apagar. Nova abre sus ojos y se percata de que James ya no se encuentra frente a ellos. Leo, como puede, se baja de ella y pone su espalda contra el piso.
—Pero ¿qué acaba de pasar...?
—Lo mandé como a unas diez, veinte..., quizás mil dimensiones fuera de esta y si ya sabe todo, sabe que se tardará como mínimo unos dos días en volver. Tiene que pasar por una muerte tras otra, aunque se nota que lo disfrutara antes que nada, carajo. —Se talla los ojos—. Maldito demente, siento que viví el mismo sueño por miles de años.
Estando en su mente, o más bien, su mente estando en el macrocosmos, estuvo escuchando las mismas palabras una y otra vez de forma infinita. Su cuerpo tardó tanto tiempo en volver a sanar que sintió como sus mismos huesos sanaron muy lento y sus tejidos se volvieron a reagrupar, una cárcel casi eterna para un puto demente y, al despertar, logró verlo; al instante, identificó su voz, esa putrida voz llena de locura que estuvo allí atormentando su mente.
—No puedo creer que se trata de una maldita marioneta, tiene que ser una mala broma y, para rematar, se nota que le gusta copiar a Saw. —Se estira la espalda.
—¿Se... Seguro que ya se fue...? —Sky mira a todos lados, asustada.
—Tan seguro como que mi mente no puede quedar más hecha pedazos. —Suspira, pues sabe que ahora Neon lo ha abandonado y cuando regrese ese loco lo volvera a joder.
Quién diría que el ser que lo eligió ahora tiene las intenciones de hacerlo pasar por un infierno nuevamente para que aprenda la lección y, peor aún, con un ser que encarna la ira de Dios. Para él, esto suena estupido, pero ahora que ya se hace a la idea del porqué pasa todo esto, sabe que tendrá, o bueno, ellos tres tendrán que pasar por todo un calvario, les guste o no.
«Dios, ¿eh...? Si es así, supongo que no me queda otra opción que aprender a las malas», piensa resignado de su destino ya marcado, al menos es mejor que ser devorado por ese tipo.
—Tendremos dos días hasta que regrese, en sí, no se ha ido. Volverá a aparecer en esa misma ubicación una vez vuelva, así que tenemos tiempo antes de que esto se vaya al carajo. —Suspira—. Puedo sentir su energía enterrada en ese lugar.
—¡Entonces ya vámonos, por favor!
—Sí, es hora...
—No, nosotros nos iremos. —Mira a Nova—. Ella no tiene que seguirnos, no más, es libre.
Voltea a ver a Sky, solo se acerca a ella y, sin previo aviso, le da un abrazo. Sky recibe el abrazo con un poco de incertidumbre, ya no sabe qué creer.
—No espero que me perdones por toda la mierda que te hice pasar desde que llegué, ni tampoco que me perdones por haber matado a tu gente, pero si sirve de algo..., lo siento —dice con toda la sinceridad que hay en su corazón, la suelta lentamente—. No tienes que seguirnos y no tienes que pasar por esto, estás libre de culpa, vive tu vida tranquila y solo sé feliz, pagaré por mis errores.
Comienza a alejarse, le hace una señal con la cabeza a Nova para que lo siga. Ella asiente y va con él.
—Cuidate mucho, niña —dice tomando su hombro y procede a retirarse.
Sky está llorando por todo lo sucedido, sus piernas siguen inmóviles por el miedo.
—Por favor..., llévenme a casa... Solo les pido eso...
Leo, estando aún un poco lejos, logra escucharla. Suelta un suspiro y chasquea los dedos, en ese instante, aparece Sky mientras este la carga en su espalda.
—Es lo mínimo que puedo hacer, tú guías —dice sin verla, ya le ha causado muchos problemas, al menos le hará ese favor.
—Eres un tipo de lo más extraño, niño —dice Nova.
—Solo quiero sentir que hice algo bien, antes de volver al infierno. —Retoma el paso.
—Gracias..., al menos... puedo ver qué no eres tan malo, después de todo... Te perdono —dice recostada sobre él, derrotada por todo lo acontecido.
—Lo soy... porque nunca he podido perdonarme yo mismo... Gracias —susurra con una pequeña sonrisa.
Nova lo mira y ve que, por un momento, aquellos ojos perdidos vuelven a brillar por unos momentos. Este chico, aun con todo lo que parece, demuestra querer estar vivo otra vez. Nova se cuestiona si quien está con ellas es realmente alguien llamado Leo o si solo es una capa creada para proteger a la verdadera persona de salir lastimada.
No sabe lo que este tipo es o quién es, ni los crímenes que ha cometido por lo dicho por James, pero si hizo eso, es obvio que no lo hizo solo porque sí. Quizás él mismo decidió convertirse en el villano de este mundo por mero capricho... o para que todas vayan contra un solo enemigo y así sus compañeros no queden como personas buscadas, cargar con el odio de todos para posterior a eso... morir.
«Pero qué gran estupidez», piensa ella ante esta idea.
De ese modo, se retiran del castillo de Kira.
—--------
Mientras tanto, en una base oculta bajo un sótano bien resguardado, se ve una cápsula con una nube negra con tintes morados y chispas rojas. Esta comienza a tomar forma y deja a lucir el cuerpo de un miserable títere.
—Dos días serán los que tendrán para sentirse aliviados... —La cápsula se abre y de este sale James limpiando el polvo de su traje—. Maldición, sí que pasaron años sin usar la cápsula. Debería limpiarla más seguido, pero sé que no lo haré —chista.
La marioneta camina sobre su laboratorio buscando unas cuantas cosas, entre ellas, saca la lámpara de Deus.
—Bueno, es hora de preparar mi siguiente jugada. —Ríe—. Dos días sí que serán suficientes para tener todo en su lugar. —Lleva el artilugio a su mesa de trabajo.
Neon, sentado, mira una infinita cantidad de ventanas. Entre ellas, dos que corresponden a la inexistencia que él escogió para dar inicio a este evento; una línea de tiempo que aún no ha terminado de formarse, pero será la que formará los mundos destinados a contener la maldad de los hombres y, por otro lado, la línea que ahora guarda y que se dirige hacia un destino desconocido, una donde todo se conecta, todo se entrelaza y, una vez más, todo vuelve a estar junto.
—Han pasado tantas eras, tanto tiempo esperando, pero al fin hemos iniciado... Padre, no me importa cuanto tarde: la Inexistencia volverá a ser una sola y nada ni nadie me lo impedirá esta vez. Es hora... de un cruce.
Ve tantas líneas que se dividen y se separan, hasta el gran final, donde todas convergen
... en una sola.
—Lo quisiste por las malas..., a las malas aprenderás, Jonathan.
—Me alegra poder contar contigo, Neon. Estoy seguro de que Adán estaría orgulloso, o mejor dicho, lo está.
—Siempre he estado del lado de nuestro Padre... Simplemente tuve que aguantar mucho tiempo y fingir para esto, pero ya no más... Nunca más. —Aparecen tres imágenes de Leo, Ryuto y Higi frente a él—. Demuéstrenme que ese futuro es posible, o lo verán por las malas.
El Destructor pone su mano sobre su hombro.
—Juntos, amigo mío, juntos cumpliremos los deseos de nuestro Padre. —Lo abraza por el hombro—. Al final, todo valdrá la pena... Y quizá conozcamos a dos coreanas.
Neon ríe a carcajadas por el comentario.
—Estás viendo mucho K-pop..., pero me agrada la idea —dice mientras su aura expresa su felicidad—. Entonces, ¡qué empiece el juego!
El futuro está establecido, pero el viaje será la cosa mas caótica que jamás se pudieron imaginar..., salvo por James, el maldito ya lo sabe.
To be continue...
Dibujo de Higi Yato, listo para combatir:
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