Capitulo 3: Tres idiotas en problemas... ¡Una batalla épica se acerca!
El bello anochecer entre las penumbras está presente en esta ciudad que más bien parece una especie de fusión entre aldea y ciudad: casas pequeñas y grandes por todos lados. Por sus calles, varias militares van caminando con armas de fuego mientras inspeccionan las viviendas y los puestos que hay en los alrededores.
En lo más alto de la ciudad, en el cielo, para ser específicos, nuestros tres protagonistas se encuentran encima de una nube mientras observan con sumo detenimiento su situación.
—De acuerdo, hagamos un recuento de todo lo que nos ha pasado... No llevamos ni un día en este mundo y ya nos están cazando como si fuéramos parte de un cártel de México o, para más jodido, Colombia; hay una loca pelirroja que, por alguna razón, me recordó a una superheroína alienígena, solo que esta tiene un cuerpo de animación para adultos y, para rematar, está la desquiciada de la academia que tiene en su poder un artefacto que, al parecer, forma parte de los Descuidos de Deuz... Está bien..., todo bien, aún no es el fin del mundo, ¿verdad?
Leo mira a sus dos compañeros muy preocupado, aunque estos ni le prestan la más mínima atención.
Ryuto se encuentra pescando comida, aunque lo único que ha conseguido atrapar ha sido ropa interior, lo peor es que no está limpia; Higi ha comenzado a jugar con una cuerda, se nota su estado de aburrimiento absoluto. Leo solo los mira con una gran incredulidad.
—Bien, está decidido, moriremos todos.
—Tranquilo, hermano. Te estás dejando llevar demasiado por la situación. Para empezar, nuestros poderes ya están casi en su totalidad restaurados —habla Ryuto mientras pesca nuevamente un sostén—. ¡Me lleva, ni siquiera es ropa interior comestible!
—Yo también estoy hasta la madre de esto, quiero bajar de aquí. Necesito comida de verdad y las nubes no saben rico con pantis —dice Higi sosteniendo unas nubes en una especie de sándwich.
—Okay, tienes un punto, la verdad. La ropa interior solo es en caso de emergencia extrema, pero no podemos arriesgarnos aún, estas mujeres no son comunes, solo miren.
A lo lejos, hay un puesto donde una soldado está inspeccionando, una mariposa pasa enfrente suya y procede a quemarla viva con una mirada fría. Esto pone nerviosos a los tres imbéciles.
—Bueno..., tienes un punto. —Higi mira hacia el lugar—, pero esto es una locura, las que enfrentamos al llegar no hacían esto, ¿qué les habrá pasado?
—Quizás son de una elite super especial, entrenadas por el mismo Kasashi Hatake para neutralizarnos —comenta Ryuto.
Leo y Higi solo lo miran con una expresión aburrida.
—¿Qué? Nadie ha dicho que no es posible, no me juzguen.
Leo solo se pone a pensar. Sabe que esto es algo más, las mira y lo siente: una energía bastante fuerte proviene de ellas, no sabe el porqué, pero algo no le cuadra; percibe una especie de energía... destructiva, más allá de su esencia mágica que, por más pequeña que luzca, se siente, pero es sobrepasado por lo que sea que tengan ahora, aunque también es pequeño, es poderoso.
«Maldición, me estoy oxidando, pero siento que esto será mas complicado de lo que pude imaginar», piensa mientras sus ojos están amarillos, estos regresan a la normalidad.
Sin embargo, no tarda en descubrir que esa energía es ajena a la que hay en este mundo; está claro, hay otro ser en este mundo a parte de ellos.
Mientras tanto, la malévola y excéntrica mujer suprema está sentada en el edificio principal de la ciudad con su gobernadora a su merced, como si se tratara de una mascota.
—Este chico es muy curioso, es claro que está tratando de averiguar mi procedencia... Me pregunto si llegará a reconocer mi superioridad. —Sonríe con malicia—. Por un lado, me tendrá respeto y es posible que el miedo lo domine; por otro, es seguro que su idiotez lo guíe a querer enfrentarme pensando que tendrá una oportunidad. Al final, el resultado será el mismo —ríe.
Astrid voltea a ver a la gobernadora con un poco de desdén.
—¿Qué suelen hacer aquí? Por lo que veo, es una sociedad de puras mujeres, ¿no es eso acaso aburrido?
—No del todo Oneesama —dice sentada a su lado como buena mascota que ahora es—. Nos centramos en la expansión y conquista, así como la evolución tecnológica, igualmente realizamos combates en coliseos gigantes para entretenimiento o posición y también jugamos juegos de cartas tradicionales. —Saca la lengua de forma lasciva—. Pero tras lo sucedido hace tiempo con un viajero conocido como "El Observador", nos vimos limitadas a estar encerradas en nuestro propio mundo, ya que los hombres aquí escasean en extremo, solemos invadir otros mundos.
—Vaya, sí que tienen un sistema muy rústico —chista—, además, la magia de tener hombres se pierde al momento en que deciden invadir sus mundos. Sería una experiencia más maravillosa si solo entran pacíficamente y los atraen con sus encantos, no cabe duda que les falta mucha feminidad por aquí. —Astrid se pone de pie—. Aunque bueno, ya me encargaré de esos detalles después, varias pláticas con mi hermano mayor me han dado las pautas para poder ser una buena influencia para los demás. —Pone sus manos sobre su cintura—. ¡Ahora a lo importante! Necesito que encuentren a esos idiotas lo más pronto posible, mi otro hermano ya se está encargando de darles una prisión adecuada. —Ríe y después mira hacia el horizonte—. Hagan esto divertido, chicos, no quiero que terminar con ustedes sea algo tan fácil y aburrido. —Sonríe con cierta lascivia.
Y cerca del centro de la ciudad, específicamente en un callejón que conectaba a unas tiendas, se podían escuchar murmullos.
—Están locos si creen que voy a hacer esto.
—Quien era el que decía estar harto, ahora te dejas de quejar y sales.
—No sean mamones, no funcionará.
—No con esa actitud.
—¿Y si no lo hago, que harán pendejos?
—Rezaremos por ti.
—¡Váyanse a la ve...!
Y del callejón sale disparado nadie más y nadie menos que Higi con un disfraz de mujer muy mal elaborado, temblando como chihuahua. Leo y Ryuto miran a la distancia desde el interior del callejón.
—¿No crees que nos pasamos mucho con esto? —cuestiona Leo.
—Nah, no es algo que no haya hecho en el pasado. —Leo se queda ofuscado.
Higi solo tiembla mientras suda balas a más no poder, ve a las mujeres pasar.
«Okay, no temas Higi, ellas pueden oler el miedo, solo... no pienses en nada malo y todo estará bien. Sí, todo bien», piensa muy aterrado, casi con ganas de orinarse encima.
—¿No has notado que la jefa se ha puesto muy rara? —dice una de ellas.
—Sí, quién sabe por qué será, pero órdenes son órdenes.
En eso, voltean y ven a Higi.
—¿Quién es esa... o ese?
—Chingada madre, no otra vez. No puedo creer que estemos pasando por esto de nuevo.
—¿Qué cosa?
—Ya ves, pues. Últimamente hay ideas locas que han salido por ahí de chicas creyéndose hombres.
—¿Crees que esa sea una de esas?
—Tendremos que averiguarlo.
El enano gira su mirada al ver a las guardias acercándose hacia él y eso hace que su temblor aumente.
«Muy bien, Higi. Deja tu lado Komi-san a un lado y demuestra que esta horrible humillación valió la pena.»
Leo y Ryuto le dan ánimos con unas pancartas desde el callejón que dicen:
"Tú puedes Macho Peludo"
"¡Me quedaré con tus Barbies si mueres!"
—¡Qué no son Barbies, coño! ¡Son figuras de Max Steel! —grita ofendido.
—¡Hey, tú! —Una chica le apunta con su lanzallamas—. ¡Identifícate!
«¡¡Ahh, voy a morir!!»
El pobre ya quiere desmayarse, pero cuenta con una gran ventaja en su ser y es... que es demasiado lindo. Logra que el disfraz funcione..., más o menos.
—Este... Yo... soy Lay. ¡Sí! ¡Me llamo Lay! —dice intentando imitar la voz de una mujer.
Leo y Ryuto se vienen abajo, pues reconocen el nombre, en especial porque es nombre de un hombre para empezar.
—¿Lay? —La chica mira a su compañera.
—Maldición, entonces sí es una de esas.
—¿Crees que sea una enfermedad psicológica?
—No tengo idea, no han estudiado esto lo suficiente.
—¿Y si la llevamos con nuestras psiquiatras?
Ambas miran a Higi con indecisión.
—Yo digo que mejor no perdamos el tiempo con ella. —Lo mira insegura—. Oye, no te molesta que te diga "ella", ¿verdad?
—¿Eh? N-no... ¡No! No, claro que no. —Comienza a reír de forma nerviosa.
—Por la virgen del pan tostado, funcionó —dice Leo asombrado.
—A huevo, mi plan mamado resultó, nos toca. —Leo alza el pulgar ante estas palabras.
—Espera un momento —reacciona la compañera—, ya no te entiendo, ¿eres chica o no? —Entrecierra los ojos con cierta sospecha.
—¡Claro que lo soy! ¿Qué? ¡¿Necesariamente debo de lucir bonita para ser una?! —dice de forma ofendida—. ¡Pues lamento no tener una figura o cara como la suya!
—No es eso. —Le apuntan con el arma de nuevo—. Es solo que si dices ser mujer y lo afirmas con suma decisión...
—¿Por qué rayos te llamas Lay, entonces? —Activan sus armas.
Ahora sí que a Higi ya no se le ocurre nada más, está a punto de salir volando como gallina, aunque estas no vuelan siquiera.
—¡Oh, Lay! ¡Allí estás!
Del callejón salen al fin sus otros dos compañeros, solo que, bueno, si Higi ya usa un traje súper obvio, ellos son el colmo de los colmos.
Leo y Ryuto salen luciendo de una forma tan gacha que ni siquiera parecen disimular, Higi solo los mira con incredulidad, esto ya es rayar lo absurdo.
«Me tienen que estar jodiendo», piensa molesta mientras ambos se acercan hacia él.
—Te estábamos buscando amiguis, ¿en donde te habías metido? —dice Leo.
—Sí, hay que irnos rápido, que llegaremos tarde con mi mamá. Muchas gracias por encontrarla oficiales, ¡chao! —comenta Ryuto para que los tres pasaran a retirarse.
«Será el colmo absoluto si esto funciona..., pero dejando eso de lado, ¡gracias, Diosito pan y vino!»
—¡Alto ahí, ustedes tres! —Las dos guardias los persiguen con rapidez—. ¡No somos idiotas!
—¡Es más que obvio que ustedes son hombres! —Una se pone adelante y la otra atrás. Activan sus lanzallamas, una saca un poco de fuego.
—Dejémonos de jueguitos... —La que dispara el fuego le apunta a Higi.
—¡Imposible! ¿Cómo vieron a través de mi infalible disfraz? Es por mi increíble masculinidad ¿no es así? —dice Ryuto haciendo una pose muy masculina.
—¡No mames, cabrón, y tenías que rematarlo! —Leo solo se quita la peluca enojado—. ¿Y por qué lo sacas a él? —Señala a su manifestación dorada y super marcada.
—Para dejar en claro mi masculinidad.
—¡Chingada madre contigo!
—¡Ustedes vendrán con nosotras o serán calcinados! —Dispara fuego a los pies de Higi sin darle.
—¡Ya sabía que me iban a joder! —exclama Higi mirando a ambos weyes.
—Tranquilo, enano, tengo un plan infalible para estos casos —comenta Leo.
—¿Y cuál es se...?
Es empujado hacia la guardia, en el trayecto se tropieza y cae encima de ella y como todo buen protagonista de una historia Harem, comete una acción involuntaria que no se puede describir... Es mentira, en realidad tiene sus manos sobre su busto y, al darse cuenta de esto, Higi se pone rojo como el fuego.
—Espléndido —dice Ryuto tomando fotos del momento.
Y Leo, en un veloz movimiento, toma a ambos y salen corriendo a toda máquina como el correcaminos.
—Bien, señores, ¿ahora a donde?
—¡¿Y eso para qué sirvió?! —exclama Higi echando humo de la vergüenza.
—Para nada, pero las fotos que tomó Ryuto servirán para generar plata.
—Ya lo sabes, hermano.
—¡Chinguen a su putisima madre! —Solo se escucha su grito de ira.
Las guardias, mientras tanto.
—¿Qué fue eso...? —a la que le tocaron los senos está sonrojada a más no poder.
—No lo sé, salieron corriendo despavoridos. ¡Nos tomaron desprevenidas!
—No hablo de eso, me sentí muy rara cuando me tocó.
—Ah. Ahí sí no sé, chica...
—¿Así se siente el tacto de un hombre? —Su compañera le chasquea los dedos y hace que reaccione.
—Ya, ya. No te embobes con eso, tenemos que avisar a la jefa.
—¡Claro! —Toma una radio de su cinturón—. Aquí el escuadrón conejo, los hostiles escaparon de nuestra posición hacia el sur.
—¡Entendido, el escuadrón águila los interceptará! —Guarda la radio de nuevo.
—Venga, ya. Vamos a seguirlos para que no decidan dar la vuelta.
—De... De acuerdo...
La chica está totalmente desconcertada por lo sucedido, algo dentro de ella se siente diferente y, por alguna razón, desea sentirlo de nuevo.
Los tres, cerca del centro, al estilo de un videojuego de la Nintendo Nes, saltan de un edificio a otro y pasan también por las calles, ganándose la atención de todas, principalmente por ver hombres en el lugar.
—¡Bien, señores! Nuestra principal misión es conseguir el "Fasito épico", recuperar nuestros poderes mamalones, robar ese aparato y, si es posible, destruir este mundo —dice Leo.
—Okay..., ¿y qué es un fasito? —pregunta Higi.
—Es lo más cercano al poder de un dios, una vez conocido serás un todo y un nada al mismo tiempo —explica Ryuto de forma filosófica, aunque Higi termina igual—. Es un porro de marihuana para que me entiendas.
—Ah...
—Imbécil.
—Bien, con eso aclarado, hora de la fruti-fantástica aventura —dice Leo con emoción.
—¿Y crees que estará aquí? —cuestiona Higi.
—No lo sé, pero si aquí hay uno de esos Descuidos de Deuz, a lo mejor también está el fasito épico. Ahora, ¡"go to fazz", mijos!
—¡Así no se dice!
—¡Me vale!
Los tres siguen corriendo y la atención sobre ellos incrementa.
—¡Allí están, capitana! —anuncia una chica con un rifle.
—Perfecto, cuando los capture me ascenderán de puesto y no tendré que exigir mi respeto en el estúpido coliseo. —La líder del escuadrón águila desprende unas alas metálicas de una mochila que trae puesta—. ¡Síganme todas, en formación, detrás de mí! —La capitana sale despedida del suelo y sus compañeras la siguen.
El grupo de soldados femeninos alcanzan a nuestros protagonistas con un poco de dificultad, debido a la velocidad a la que van.
—Maldición, sí que son rápidos —bufa la capitana con cierto fastidio.
—¡Chicos! ¡Tenemos compañía! —Los tres voltean hacia abajo para ver a las guardias.
—Wow, fueron bastante rápidas. Bueno, jóvenes, ¡démosles un poco de diversión! —comenta Leo—. A ver chiquitas, ¡quien le dé al prieto gana!
—¡Disparen! —ordena la capitana encolerizada.
El escuadrón empieza el tiroteo y Leo comienza a moverse de un lado a otro como un demonio al igual que Higi y Ryuto.
—Vamos, nenas, aquí está el blanco, cien puntos si le dan al ombligo —dice Ryuto de forma burlona alzándose la camisa, lo que deja ver su estómago.
—Y yo creía que mi puntería en el Fornite era mala, estas sí que me ganan —dice Higi riéndose de ellas.
—Mis soldados serán novatas, pero por algo soy la capitana del escuadrón águila..., yo nunca fallo un tiro... —Apunta con mucha precisión mientras espera el momento exacto para el disparo.
Los chicos se mueven, pero un mal paso hace que Leo tropiece.
—¡Carajo!
—... Te tengo —la capitana dispara y acierta en la pierna de Leo.
Aunque todo se le sale de las manos, ya que la bola lo toca, pero se puede ver como esta sigue su camino mientras la piel de Leo se va estirando a una distancia increíble. El lugar en silencio por este suceso inédito.
—Ser o no ser de goma..., he ahí la incógnita.
Al no poder seguir estirándose más, la piel regresa la bala hacia el lugar de donde vino. Debido a la inercia que esto generó en Leo, sale volando hacia la misma direccion de donde regresa la bala, la cual está por darle en la cara a la capitana, pero algo la detiene: un hilo de color dorado que sale del dedo de Leo.
—¡Por un pelo! —dice con una sonrisa al haber evitado que la bala asesinara a la capitana, aunque todavía no termina su recorrido en los aires y se dirige a un impacto de destino incierto—. ¡Los veo luego, chicos!
Higi y Ryuto solo lo miran a la distancia mientras comen palomitas a lado de las soldados.
—Yo le enseñé a hacer eso —comenta Ryuto recargado en el hombro de una de las guardias—. ¿Palomitas? —Le ofrece.
—Yo tengo de sabor mantequilla —dice Higi comiendo feliz y tiernamente.
—¿Qué demonios son ustedes? —pregunta la capitana anonadada y luego señala a Leo en la lejanía—. ¿Y por qué me salvó después de que intenté lastimarlo?
—Lo primero, pues... no, no lo sé siendo honesto. Somos seres mas allá del entendimiento lógico, seres capaces de desafiar a los más fuertes, somos... dioses —dice Ryuto de forma dramática y hace que todos lo miren sin seriedad.
—Ignoren lo que dice, está mal del cerebro —comenta Higi. Suelta un suspiro—. Es difícil decir que somos y Leo, pues te salvó porque, aunque somos seres sin ningún tipo de lógica, jamás derramaremos sangre de seres inocentes y puros, o que no se merezcan ser lastimados. Ustedes, pues cumplen con su deber, no tenemos razones realmente para lastimarlas, por eso te salvó.
La capitana se queda pensativa por todo lo que dijeron. La verdad es que jamás ha cuestionado las órdenes de sus superiores, pero ahora se ve tentada por diversos factores, la principal de ellas es que no tienen la más mínima posibilidad de vencer a seres con sus capacidades.
—Entiendo... —La capitana guarda su arma e indica a su equipo que también lo haga.
—¿Nos vamos a rendir? —pregunta una del séquito.
—No es una rendición, es una retirada. No podemos vencerlos con lo que tenemos, nuestras balas no les afectan en lo absoluto, solo nos queda reportar a la jefa.
—¡Sí, señora! —responden al unísono.
Al mismo tiempo, el escuadrón conejo ha conseguido alcanzar a todos en la escena.
—¡Cielos! Ahora sí que corrimos demasiado —dice una de ellas muy cansada.
—Aunque sea los alcanzamos... —Mira a Higi a lo lejos—. Es... es el que me tocó. —Se sonroja.
—¡Oh, mira! ¡Enano, tu novia! —Ryuto ríe de forma burlona y hace que Higi se ponga rojo otra vez.
—¡Vete a la fregada! —Higi se hace chiquito y se esconde en el bolsillo de Ryuto—. No existo.
Con Leo, este se ha quedado clavado en la pared de un edificio después de volar de la forma más majestuosa y estúpida posible.
—Rayos, mis poderes de goma regresaron, pero mi resistencia aún es limitada, carajo. —De un jalón, saca su cabeza para proceder a bajar del lugar con tranquilidad—. Bien, por lo visto he caído bastante lejos de su ubicación, eso me dará tiempo para planear mi siguiente movimiento.
Cae al suelo todo tranquilo, pero el muy idiota, por un solo pelo, termina en frente de una niña, la cual, por alguna razon, carga una espada del doble de su tamaño; la pequeña está toda feliz comiendo un helado, aunque este termina cayendo al piso, pues Leo, al caer, lo rozó.
—¿Eh? —Voltea para ver el helado en el piso—. Ay, perdón, niña.
—Túúú... —Lo mira con una cara de ira absoluta, desprendiendo un aura demoniaca por el lugar—. ¿Has osado tirar mi helado...? ¡¿...Y, de paso, llamarme niña!?
—¿Eh? ¿Cómo, pues en qué grados vas? ¿Kinder?
En un veloz movimiento, parte de su cabello es rebanado. Por suerte, esquiva lo suficiente para no haber sido rebanado él.
—Ehh...
—¡Miserable rata de alcantarilla! ¡Prepárate para conocer a tu Creador! —Con gran precisión, desenvaina su arma y comienza a atacar a Leo, quien solo la puede esquivar.
—¡Alto, alto! ¡Yo no le voy a las espadas! ¡Y, sobre lo que dijiste, no gracias! ¡Ese pendejo me caga!
Leo solo comienza a correr por todo el lugar mientras es perseguido por la ahora aparente mujer.
—¡Ayúdenme! ¡Una mujer que parece una niña pequeña me quiere matar!
—¡¿A quien osas llamar niña pequeña?! ¡Bastardo! —Lanza un corte que logra agrietar el piso—. ¡Prepárate que te voy a abrir tu trasero en dos! —dice de forma desquiciada.
—Que mala elección de palabras... —Sigue corriendo por todo el lugar mientras genera un gran escándalo.
Otro escuadrón observa esto desde las sombras, siendo el escuadrón topo.
—¡Escuadrón topo reportándose! Uno de los hostiles está siendo perseguido por una de nuestras mejores guerreras y tiene mucho miedo.
La capitana del escuadrón águila escucha esto y retoma su valor.
—¿Saben lo que eso significa, chicas? —Recarga su arma.
—¿Qué son cobardes?
—¿Guapos? —dice Ryuto.
—¿Muy machos? —pregunta Higi aún escondido.
—¡No, tontos! ¡Significa que no son invencibles! —Le dispara a Ryuto en la pierna para inmovilizarlo.
—¡Auch! ¡Oye! ¡¿Pero qué mierda te pasa?! —Comienza a cojear, pues la bala no logra penetrarlo, pero sí lastimarlo por la fuerza de esta. Se toca la pierna para sobarla.
—¡Rápido, traigan la red electrificada!
—¡Sí, señora!
El escuadrón carga consigo un arma bastante pesada y grande, apuntan a los dos y disparan una red electrificada que los atrapa a ambos. Ryuto empieza a gritar al sentir la electricidad recorriendo su cuerpo.
—¡Ryuto! —grita Higi al ver esto—. Muy bien, señoras, ustedes me obligaron a hacer esto, espero que funcione.
Higi vuelve a su tamaño original y siente la electricidad recorrer su cuerpo, pero soporta el gran voltaje. Exhala una gran cantidad de aire.
«Carajo, por favor... Espero que haya vuelto esto, por lo menos», piensa mientras aguanta el dolor.
—¿Qué está haciendo ese chico? —cuestiona la capitana con suma curiosidad mientras se acerca con cuidado.
«Black volt: ¡Sonic release!»
Su cuerpo absorbe gran parte de la electricidad y libera un grito. Explota en un rayo de gran poder que manda a volar a parte de las guardias, aunque no a todas, pues no ha sido lo suficientemente poderoso, pero sí lo suficiente como para generar una cortina de humo.
«¡Funcionó!», piensa cansado, pues ha tenido efectos secundarios en él.
—Mierda... —La capitana ha salido volando. Aterriza a un lado del escuadrón conejo.
—¡Capitana! ¿Está bien?
—¿Qué rayos... hacen...? —toce—. ¡Vayan... tras ellos!
—¡Pero usted...!
—No importa... —Cierra los ojos para caer desmayada.
—¡Vamos!
—¡Pero no la podemos dejar ahí!
—Ya la escuchaste, déjala ahí... —Sale corriendo para ver que los otros dos no escaparan.
—Por un carajo... —La sigue sin estar muy convencida.
—Hermano... —habla Ryuto aún afectado por la red.
—Hora de irnos, Ryuto. —Higi lo carga con mucho esfuerzo y sale del lugar a toda prisa. Por desgracia, ya no son tan rápidos como antes—. Maldición, ¿cuánto tiempo más durarán los efectos? —Voltea a ver hacia donde están ellas y mira a la capitana—. Lo siento mucho... —Es todo lo que dice para seguir corriendo.
—¡Deténganse! —ordena la otra chica con lanzallamas.
Leo, por su parte, está acorralado por aquella mujer tan peculiar, la cual lo mira con suma seriedad.
—Eres mucho más hábil de lo que pensé, niño.
—¿Niño? ¿Acaso no te has visto en un espejo?
—Dejando de lado tus estúpidos comentarios —dice con una vena que resalta de su cabeza por el enojo—, tienes talento; sin embargo, ya te he reconocido, eres uno de los tres hombres que nuestra Lord Amatsu ha ordenado su captura.
—¿Cómo saben que soy yo y no un hombre cualquiera? —dice haciéndose pendejo.
—No lo sé..., ¿será porque tu estúpida cara está incluso siendo transmitida en lo alto de la gran pantalla de la ciudad? —Señala el gran edificio, el cual transmite la cara de los tres.
—... Carajo.
—No tienes escapatoria y, por si no te has dado cuenta, estás rodeado.
Leo ve como el escuadrón topo está detrás de ella y empiezan a rodearlo.
—Se acabaron tus payasadas, mocoso. —Alza su espada a su cuello—. Es una lástima, los hombres aquí están casi extintos, pero serás llevado con nuestra reina. Hubieras servido para la producción de nuevas generaciones.
«Mierda, ¿qué hago ahora? ¡Piensa, maldita sea!», ve por todos lados buscando una forma de zafarse de esta situación, hasta que se percata de un gran anuncio cerca. «¡Bingo!»
—No lo creo, tabla de surf —Sonríe de forma retadora.
—¡¿Cómo me llamaste pedazo de...?!
Leo señala el anuncio.
—Yo te reto..., ¡a un duelo!
Todas voltean a ver, pues el anuncio da el aviso de que los combates en el gran coliseo han dado inicio.
—Si tantos ovarios presumes tener y dices ser tan mujer, entonces, te reto a una pelea: mano a mano. Si yo gano, me dejarás ir y me ayudarás a buscar a mis amigos.
—¿Y qué razón tendría yo pa...?
—Pero si tú ganas, me entregaré sin chistar nada y, además, ayudaré a tu gente para que la tasa de natalidad aumente y es obvio lo que significa eso —dice de forma sugerente—. ¿Qué dices, Loli? —La mira de forma retadora.
El lugar se mantiene en silencio durante varios segundos, más que nada porque esa palabra es considerada un insulto hacia las mujeres de baja estatura; sin embargo, ella comienza a reír a más no poder.
—¡Por todas las heroínas! ¡Tú debes de ser el hombre más valiente o, más bien, el más estúpido que he conocido! Muy bien, niño, acepto el duelo —Sonríe de forma retadora y aterradora.
Leo, con solo verla, piensa en una única cosa.
«Narrador»
¿Sí?
«La acabo de regar muy feo ¿verdad?»
No, para nada, ¿cómo crees?
«Uff, menos mal.»
Era sarcasmo, pendejo
«Puta madre.»
—Chicas, vayan avisando a Lord Amatsu que tenemos a uno de los hombres, pero será llevado al gran coliseo... por voluntad propia.
—¡A la orden! —Saca una radio—¡Lord Amatsu, aquí la capitana del escuadrón topo!
Ambos solo se quedan mirándose de forma retadora, aunque Leo, por dentro, ya se quiere orinar.
Por otra parte, Ryuto y Higi se encuentran escondidos en lo alto de un techo. Ambos ya se han recuperado, miran desde la distancia a las guardias, pues su número ha aumentado ahora.
—¿Dónde estarán esos idiotas? —pregunta una de ellas.
La chica del escuadrón conejo observa hacia uno de los techos de los edificios y los alcanza a ver. Mira a sus compañeras, pero en el fondo siente mucha curiosidad por el chico que luce más joven de los tres.
—Tal vez pueda ir por mi propia cuenta... —dice para sí misma para entrar al edificio en donde estaban.
—Genial, ahora las cosas se pusieron aún más complicadas. —Higi suelta un suspiro ante la actual situación.
—Perdóname, Higi, me descuidé demasiado. —Ryuto denota demasiada frustración, pues lo han tomado con la guardia baja.
—Está bien, hermano. No te preocupes por eso, esta es la primera vez en mucho tiempo que no estamos al cien por ciento de nuestro poder, la exposición a esa lámpara nos afectó demasiado, nuestro poder irá regresando poco a poco.
—Lo sé, pero lo que me pregunto ahora es..., ¿en dónde estará Leo?
—También me lo pregunto...
Un gran sonido resuena por todo el lugar para dar un gran anuncio que dicta lo siguiente:
"¡Atención, gente de Raigon, la espadachina más fuerte del ejército de élite se enfrentará a uno de los hombres más buscados, el cual ha aceptado ayudar con la reproducción de nuevas generaciones de forma voluntaria si pierde, un evento poco visto! ¡Vengan y gocen de este espectáculo nunca antes visto!"
Ambos se quedan con cara de incredulidad tras escuchar aquel anuncio y no es necesario contar hasta diez para saber de quién se trata.
—Higi...
—¿Sí?
—... Escuchaste lo mismo que yo, ¿no?
—Sí.
—Lo sé, es muy idiota retar a la mejor de nuestras filas... —dice la chica del escuadrón conejo llegando a donde están ellos.
—Dejando de lado eso y el hecho de que tú estás aquí —comenta Higi viéndola—, ¡ese hijo de la chingada va a pelear y no nos invitó!
—¡No es justo! ¡Yo también quiero pelear! ¡Mi báculo sagrado exige el amor de la pelea! —exclama Ryuto sacando su icónico bastón.
—¡No! ¡Yo también quiero pelear! ¡Quiero pelear! —Higi, muy tiernamente, hace un puchero mientras se mueve en el piso.
—Actúan como infantes inmaduros —dice la chica con incredulidad—, imaginaba algo diferente, pero ahora creo que solo me limitaré a reportarlos... —Saca su radio.
En un veloz movimiento, Higi se pone detrás de ella y la toma de la mano para impedir que cometa su acto.
—¿A dónde, mija? —La somete de sus manos, aunque se ha acercado mucho a ella—. Lo siento, pero no puedo permitirlo.
—Ah... —Se sonroja de tenerlo tan cerca y su cuerpo empieza a temblar inconscientemente.
—Mira, sé que haces tu trabajo y todo esto, pero, por favor, solo por favor, al menos escucha lo que tenemos que decir —la mira fijamente a los ojos con seriedad, dejando de lado su actitud infantil de hace unos momentos.
Ryuto mira esto con detenimiento mientras internamente esboza una sonrisa llena de malicia y complicidad.
—¿Y qué te parece esto? Si nuestro amigo gana, no nos delatas con tus superiores y escuchas la razón por la cual nos están buscando para empezar, pero si pierde, nos entregaremos voluntariamente y podrán hacernos lo que quieran, ¿qué dices? No es un mal trato, además, técnicamente estás en suma desventaja por si no te has dado cuenta. —Ryuto esboza una sonrisa ante esto.
Higi no lo quiere admitir, pero tiene razón, aunque no le gusta tener a una mujer en esta clase de situaciones.
—Bueno, esto... Perdón, ¿cómo te llamas?
La chica se logra zafar de Higi y se coloca en una posición defensiva, saca su lanzallamas.
—¡No me subestimen...! —Mira a Higi—. Y me llamo Cristal... —Desvía la mirada un poco avergonzada, pues no deja de recordar lo que ese chico le ha hecho en su primer encuentro.
—Bueno, Cristal. Mira, sé que la situación no se ve favorable y la verdad no quiero empeorar más las cosas, así que, ¿qué te parece si aceptamos lo que Ryuto comenta? Total, si es como dijiste, no tendremos muchas opciones de escapar, así que..., ¿sí, por favor? —Hace ojos de cachorrito.
—¿Cómo te volviste tan tierno de repente? —cuestiona bajando su arma, pero despabila—. ¡Está bien! Igual estoy muy segura de que Xena derrotará fácilmente a su amigo.
—¡Yupi! ¡Gracias! —Feliz, la abraza de golpe y empieza a dar vueltas.
Ryuto sonríe divertido ante esta situación, escucha cómo la gente comienza a ir hacia una determinada dirección.
«Si mi sentido de relleno no me falla, por allí estará el coliseo»
—Bien, hora de movernos y, por cierto, Higi, se nota que te agrada mucho..., ¿no? —dice de forma sugerente.
Este, al darse cuenta de lo que hace, se sonroja de golpe y la baja al instante.
—Pe... Perdón por eso —desvía la mirada con pena.
Cristal está paralizada y sonrojada a más no poder, no puede articular ninguna palabra, ha experimentado muchas sensaciones en esa cargada que jamás creyó sentir en toda su vida.
—Ahh, juventud —dice Ryuto con nostalgia.
—¡Qué juventud! Solo soy tres años más joven que ustedes dos —reclama todo sonrojado.
—Igual siguen siendo tres años que te hacen un chamaco. —Ríe—. Bueno, hora de moverse —dice para dar un salto hacia otro edificio.
—Me lleva la que me trajo. —Suspira y voltea hacia Cristal—. Perdón por eso, de hecho, no tengo mucho de conocerlo. —Se rasca la mejilla aún apenado—. Esto..., cierto, los modales. Soy Yato, Higi Yato, mucho gusto —dice con amabilidad, extendiendo la mano—. Y, bueno, espero que..., bueno, este..., no haya más problemas. —Ríe un poco, pues aún no se disculpa por lo que pasó hace rato y sigue fresco en su memoria.
Ella, como puede, extiende su temblorosa mano hacia él y la estrecha. Sigue callada, pues su cuerpo todavía sigue procesando toda la situación. Inicia a sudar frío.
«¿Por qué no puedo decirle nada...?», piensa para sí misma con mucha inquietud.
Higi siente la atmósfera súper incómoda, por su mente ya pasa que seguramente está molesta con él por sus actos de arrebato hacia su persona, aunque el haber tocado su busto fue sin querer.
—¡Oigan, me hago viejo! —grita Ryuto a la distancia.
—¡Mierda, es cierto! Perdóname por esto nuevamente.
En un movimiento inesperado, la carga como princesa y empiezan a saltar por los edificios, cualquiera diría que esto se ve romántico, aunque desde otra perspectiva, parece un secuestro, por lo que se ganan la atención de las cazadoras.
«¡¿Qué demonios está haciendo?! ¡¿Y por qué me está gustando?!», la chica solo se pone a tiritar de los nervios mientras se sonroja de nueva cuenta.
—¡Está secuestrando a nuestra compañera! ¡Tras él! —manda la capitana del escuadrón águila.
Todas las unidades presentes se reúnen para perseguir a ambos.
Mientras, en un gran y espectacular coliseo, se puede ver como este se llena después de varios encuentros. Todas las mujeres esperan con suma impaciencia a que llegue el encuentro principal, y desde la distancia, en un espacio privado, se puede observar a la reina y, a su lado, a la querida pelirroja.
—Después de mucho esperar, ya era hora de que algo interesante sucediera por aquí —dice Astrid con una sonrisa divertida—. Esto nos dará el tiempo suficiente para que mi hermano termine de perfeccionar ese artefacto, atraparlos será pan comido. —Ríe con malicia.
En eso, llega la golem de hierro que le ofrece una taza de té a Astrid.
—Tardaste un poco, querida, pero tranquila, no te castigaré. —Le da unas palmaditas en su cabeza—. Necesito que me hagas un favor, viendo que las demás chicas están siendo unas completas inútiles... —Astrid forma una esfera de energía negra y se la entrega a la golem—, ve a capturar a los otros dos que andan sueltos. Si no me equivoco, están en una persecusión ahora mismo; es mejor que todo esté en su lugar para cuando esto termine. —Le guiña el ojo de forma sugerente.
La golem solo asiente ante esto mientras su cuerpo cambia a un color más oscuro y su tamaño aumenta. Pasa a retirarse.
—Todo saldrá como planeó Oneesama y, aun con cualquier inconveniente, ya están listas nuestras as bajo la manga —mira hacia una determinada dirección donde están dos mujeres, las cuales denotan una gran impaciencia de su parte.
—Yo no estaría tan confiada, si llegas a usar ese plan de contingencia, avísame primero. —La mira con seriedad—. Me gusta divertirme, pero tampoco puedo tomarme esta encomienda a la ligera. Mi padre me espera victoriosa... —comenta esto con una mirada determinada dirigida al cielo.
—Como usted ordene.
En el centro del escenario, se puede ver como la réferi entra y las luces del escenario cambian para anunciar el evento principal.
—¡Público querido! ¡Es momento del espectáculo principal! ¡La mejor espadachina del ejército de élite se enfrenta a nadie mas y nadie menos que... un hombre! —Las presentes gritan con gran emoción—. Él ha aceptado ayudar voluntariamente a hacer que nuestra población aumente si es que llega a perder y, sin más tiempo que perder, ¡qué entren los contrincantes!
Tras decir esas palabras, entran a escena ambos participantes, siendo la primera Xena, quien porta una armadura a su justa medida junto a su gran arma y, por otro lado, está Leo, el cual solo lleva una gran espada, ya que no hubo ninguna armadura que le quedara, claramente, puesto que todas están hechas para mujeres.
La tensión y la emoción en el lugar va creciendo a medida que ellos dos quedan frente a frente.
Fuera del coliseo, van llegando Ryuto y Higi, este último sigue cargando a Cristal.
—¡Allí está!
—Esto se pondrá bueno —dice Higi con emoción.
Están muy cerca de llegar, pero algo se interpone en su camino, pues la golem, desde lo más alto, les lanza un pilar, lo que los obliga a bajar hacia el piso nuevamente.
—¡¿Pero qué...?! —Ambos llevan su mirada hacia arriba y ven descender a la golem en frente de ellos.
—¡Es ella de nuevo! —exclama Higi al verla.
—Carajo, ¿entonces nos estuvieron observando todo este tiempo? —dice con suma seriedad mientras siente que hay algo distinto en ella, pues desprende una fuerte energía de su ser—. Esto no me huele para nada bien.
—¡E... Es Nova! —señala Cristal, reaccionando por fin de su letargo emocional.
—¿Nova? —preguntan al unísono.
Higi baja a Cristal.
—¿Conoces a esta violadora serial? Digo, con perdón de usted —dice Ryuto señalando a la golem con su cabeza.
—No la trato personalmente, pero es famosa por su desempeño en los combates; dicen que es la mano derecha de nuestra Lord —dice con admiración.
—Pues su mano derecha la tenía en otro lugar, intentando profanar mi pobre e inocente ser —menciona Higi aún con el recuerdo. La golem sonríe de forma perversa mientras les dirige la mirada a ambos.
—Bueno, supongo que tiene métodos dudosos...
Nova, manteniendo su mirada fijamente en ambos, da un impulso en el piso y provoca una grieta en el proceso. Se dirige hacia ellos a una alta velocidad. Lanza un golpe hacia Higi, el cual es interceptado por Ryuto y su báculo sagrado.
—Veo que alguien se quedó con las ansias del día de ayer, ¿eh? —La mira de forma retadora.
—Ryuto, tú ve con Leo. Si la mandaron aquí es porque saben que íbamos para allá, algo no me cuadra —dice Higi mirando a la golem. Mueve sus dedos mientras pequeños rayos salen de estos.
—De acuerdo. Más te vale no terminar con los pantalones abajo otra vez, enano.
Ryuto, de un movimiento, empuja a Nova hacia atrás y salta hacia los edificios. Nova trata de detenerlo, pero es paralizada por un golpe, el cual la hace retroceder un poco. Dirige su mirada hacia atrás en donde está Higi con su mano extendida de la cual salen rayos, una gran seriedad se presenta en ambos.
—¿A dónde crees que vas, golem sacado de una revista pornográfica? —Sonríe con desafío—. ¡Tú y yo tenemos un asunto pendiente que resolver!
Su mano lanza un rayo, el cual bloquea; la energía es tal que genera un gran cráter en la calle que libera bastante humo. Higi se truena el cuello y varios rayos salen de sus brazos: varios objetos metálicos son atraídos hacia estos.
Nova se reincorpora mirándolo fijamente. Los brazos de Higi quedan recubiertos por una gran cantidad de metal y estos pasan a ser unos masivos brazos gigantes.
—Bien, Nova, ¿lista para un poco de... "Punk Hazard"? —expresa con gran ánimo y choca sus puños.
—... Lindo. —Se limita a sonreír con lujuria, relame sus labios mientras aquella energía se hace más presente.
—La verdad, verla en acción es mucho más turbio de lo que pensaba... —comenta Cristal con cierto temor.
Ambos se miran fijamente y, en un parpadeo, asestan su primer golpe chocando los puños, acción que crea una gran onda de viento en todo el lugar, aunque el brazo de Higi se destroza un poco por el impacto.
«Su poder es aún más fuerte que antes, ¡su energía es muy peligrosa para estar aquí!»
La toma de la cintura con su otro brazo, con un impulso, la manda hacia el aire. De un salto, conecta un golpe de lleno en ella y provoca que ascienda a mayor altura.
En medio del combate, llegan todas las soldados que los han estado persiguiendo, siendo la capitana águila quien lidera la persecución y quien también al final decidió cargar a la capitana conejo, pues son compañeras cercanas. Se percata de que su compañera se encuentra cerca del lugar y corre hasta ella.
—¡Cristal! ¿Qué haces ahí parada? ¿Por qué no avisaste que los encontraste? —entrecierra los ojos.
—¡Lo siento mucho, capitana! —se para recta—. Sucede que los había encontrado en el techo de un edificio, pero me sometieron... Afortunadamente, conseguí llegar a un acuerdo con ellos, si nuestra guerrera Xena consigue la victoria, se entregarán por su propia cuenta.
—¡¿De verdad?! Vaya, ¡pues muy bien por conseguir eso! Aunque, ¿por qué la mano derecha de nuestra Lord está peleando con él?
—Siendo honesta, no lo sé.
—Capitana, ¿cuáles son sus órdenes? —se acerca su séquito a la líder.
—He escuchado que a Nova no le gusta que se entrometan en sus peleas, así que esperaremos y, si cae derrotado, ¡lo capturaremos! Viendo lo que hizo antes, quiero que preparen una red anti-elemental.
—¡Sí, capitana, a sus órdenes! —se marchan por lo solicitado.
«No sé por qué..., pero en el fondo no quiero que Higi pierda...», piensa Cristal preocupada de ver al muchachito en batalla.
Higi ve a las soldados y desea que no se metan; sin embargo, desde lo alto cae Nova y lanza una patada giratoria hacia él. Higi reacciona rápido y se cubre con sus brazos mecánicos, pero aquel ataque desprende una cantidad moderada de rayos morados que destrozan sus brazos metálicos por completo. Higi, a duras penas, logra esquivar el golpe directo y regresa hacia abajo.
Nova, quien por fin termina de caer, golpea el suelo y provoca que escombros y piedras salgan disparadas por el impacto hacia todos lados.
«¡Carajo!»
Ve cómo los escombros van hacia algunas soldados. Decidido, se desplaza hacia a ellas y consigue bloquear estos con algunos de los pedazos de metal a tiempo, pero las piedras no las pudo detener.
—Maldici...
Un golpe de Nova conecta directo en su mejilla y lo manda a volar algunos metros. Higi gira para poder frenar y no chocar con algunos de los edificios.
—Mierda, casi me disloca la mandíbula. —Se soba la boca—. Mis poderes aún no están al cien.
Ve cómo se acerca hacia él mientras desprende aquella energía que se hace cada vez más presente en el lugar, la cual está alterando la atmósfera y ocasiona que se vuelva más pesada a cada segundo.
Higi observa como la situación comienza a escalar cada vez más rápido. Suelta un suspiro para tomar los auriculares de su cuello que, por suerte, no perdió y se los pone en sus oídos; en ese momento, el ruido del entorno es cancelado, solo la escucha a ella.
—Bien, hora de jugar como se debe. —La mira con seriedad.
En el gran coliseo, Leo intenta cargar la espada que escogió, pero ni eso puede hacer, solo hace el ridículo, lo que genera las risas de todas.
—¡Hey, réferi! ¡Tiempo, pido tiempo! Quiero un cambio de arma..., ¡hey, réferi! ¡Pido igualdad de género!
Para su infortunio, la réferi ni siquiera le presta atención.
—Eres el hombre más estúpido, sin dudas. —Xena se acerca hacia él con una mirada asesina y con su espada en mano—. Tuviste las agallas de querer enfrentarme y ni un arma puedes usar, me das lástima, niño.
A gran velocidad, se abalanza hacia él y lanza múltiples cortes a su cuerpo, pero Leo los esquiva a su mismo ritmo.
—Al menos sabes esquivar, ¡pero eso no te salvará! —Realiza un gran corte que agrieta el suelo.
Leo se queda pálido ante esto, pues el suelo tiene ahora un gran y profundo corte.
—Ay, mamá... —Se pone a lado de Xena —. ¿Sabes, nena? En lugar de hacer este tipo de cosas, deberías mejor hacer esto. —Saca un par de discos de "My little pony" y "Los Teletubbies"—. Los caballos de colores te enseñarán sobre la amistad y los otros... porque son adorables y también porque me gusta la tubipapilla.
Una gran vena sale en la cabeza de Xena, su gran ira solo incrementa y aprieta su arma con rabia.
—¡Ya me tienes harta de tus estupideces! —Sujeta firme el mango de su arma y lo golpea con la parte sin filo de su espada directo en el estómago, acción que lo manda hacia arriba.
«Mierda, eso... sí me dolió...»
—¿A dónde vas?
En un instante aparece detrás de él y lo golpea nuevamente, algo que lo manda hacia el suelo. Crea un cráter por el impacto.
—Rayos... —Leo tose por el fuerte golpe.
Xena, aún arriba, empieza a dar giros sobre su propio eje y procede a caer directo hacia Leo para cortarlo a la mitad, pero él reacciona a tiempo y la esquiva.
Al conectar su espada en el suelo, crea una gran grieta en gran parte del coliseo.
—¡Su puta madre! —Se incorpora de golpe y observa la gran grieta—. ¿Pues qué les dan de comer aquí? ¿Y por qué no creció esta? No man...
En su distracción, Xena aparece enfrente de él y dirige su arma hacia sus costillas, su ataque resulta exitoso a la vista. Leo queda paralizado.
—Al fin te tengo, miserable mocoso. —Saca su arma y, posteriormente, se puede ver como se derrama un líquido rojizo saliendo de él.
Leo tose mientras cae al suelo.
—No..., ¿por qué? Yo lo único que quería... era un porro... y comer tamales de piña, muchos tamales de piña... —Tose con fuerza.
—¡Aj! ¡Qué asco! ¡¿Piña?!
—¡Aburrido! —La voz de Astrid se escucha en todo el estadio.
—¡Hey! ¡¿Quién ha osado interrumpir mi momento dramático?! —Leo se levanta como si nada mientras expresa su molestia.
—¡¿Eh?! ¡¿Cómo?! —Lo ve con sorpresa e incredulidad.
—¿Eh? Ah, pues no me diste, solo me rozaste mi axila —dice con simpleza.
—Pe.. pero, ¿y la sangre?
—Ahhh, fácil. —Saca un sobre pequeño de ketchup de su axila y la deja caer sin mostrar ningún tipo de vergüenza—. Jamás fallan... Eso sí, tienes una pésima puntería, ¿segura que eres la mejor espadachina?
Esto causa las risas de la mayoría de las presentes y quienes admiran a Xena le reclaman a Leo por el comentario.
—Gracias, gracias, señoritas. Doy clases los viernes, no cobro mucho.
—¡Ahora haz algo interesante de una vez! —ordena Astrid con una sonrisa divertida.
«Este idiota sí que sabe como entretener...», aunque su sonrisa desaparece, «Aunque eso no quita mis pensamientos principales, solo es cuestión de hacer tiempo.».
—Miserable rata de alcantarilla... ¡Ya estoy cansada de ti! —Libera una fuerte energía que la envuelve.
Desde sus pies, surge un pilar de luz que llega hasta el cielo mientras alza su espada.
—Ehh, oye, el trato fue que si...
—¡Me importa un bledo el trato! ¡Estaría loca si permitiera que alguien como tú deje descendencia en nuestro mundo! —Su espada absorbe la energía mientras se posiciona.
Leo termina por cambiar su semblante divertido y despreocupado a uno serio al ver esto.
—Oye, esto puede provocar un daño a es...
—¡Cierra tu impertinente boca! —Desciende su espada—. Ejecutora.
Un gran corte de energía se dirige hacia Leo, pero él lo esquiva con facilidad, aunque esto no hace que detenga, por lo que llega hasta donde están las presentes que se quedan paralizadas viendo como el ataque está ante sus ojos a punto de impactarlas, pero entre la multitud y el ataque aparece Ryuto.
—¡Ora! —Ryuto saca su báculo sagrado, listo para recibir el ataque.
En un movimiento certero, Ryuto consigue desviar la dirección del ataque de Xena, el cual ahora toma su rumbo hacia la luna, ésta recibe el impacto y en ella se genera un cráter.
—Túúú... ¿Eres consciente de lo que estabas por provocar? —La voz de Leo pasa a una de seriedad absoluta mientras mira a Xena, sus ojos finalmente se revelan.
Unos ojos grises y muertos que no denotan ninguna pizca de luz o vida; son los ojos de pez muerto.
Ryuto llega a su lado y mira a la guerrera con un aura asesina.
—¿Puedo matarla? —dice con seriedad.
—No, yo me metí en esto... Yo me encargo. —Dirige su mirada hacia donde están Kira y Astrid—. Estate listo, siento que las cosas están por ponerse bien locas.
Ryuto solo asiente y sale del lugar para quedar en la parte más alta del coliseo, mira fijamente; sin embargo, escucha las explosiones que pasan en la ciudad. Lo sabe, Higi tampoco la está pasando bien.
Él pelea con todo el poder que tiene contra Nova mientras sus puños chocan el uno contro el otro a alta velocidad, pero las capacidades de Nova aumentan cada vez más rápido con forme pasa el combate; el castaño igual se mantiene lo más limitado posible, pues no quiere generar más caos en la ciudad o algún daño. Por desgracia, a Nova esto no puede importarle menos y se aprovecha.
Toma un vehículo con algunas personas y lo lanza hacia Higi, este rápido lo atrapa, mas al momento, la golem aparece a su lado y patea sus costillas, Higi sale disparado hacia un lado; aun con esto, Higi usa sus capacidades magnéticas para impedir que el vehículo sufra daños.
—¡Esto se está saliendo de control! —dice Cristal con suma preocupación—. ¡Tenemos que evacuar a todas de la zona para que no corran riesgos!
—Maldición, ¿qué carajos sucede con Nova? Está actuando más agresiva de lo usual, ella suele ser más sensual, pero ahora..., ¡actúa como un monstruo!
—Capitana, no tenemos tiempo de indagar en eso, ¡hágame caso! —La líder asiente decidida y saca su radio.
—¡Atención a todas las unidades, evacúen a todas las civiles presentes de nuestra ubicación!
Rápidamente, las tropas femeninas se despliegan para rescatar y refugiar a todas las chicas inocentes que están saliendo heridas ante los daños colaterales del enfrentamiento.
«Esto tiene que ser una broma», mira con detenimiento como Nova se va acercando nuevamente, sonríe con locura mientras atrás solo se ve el caos que ha generado.
—Eres una maldita... ¡Mano derecha mi puta cola! —Su ira por fin se hace presente y, a su alrededor, un aro de fuego naranja surge del piso—. Atacas a tu propia gente solo por alguien como yo... Eres una miserable.
—... Lindo. —Su cuerpo vuelve a desprender más rayos y nuevamente se lanza contra él.
—¿Lindo? Bien, déjame mostrarte... lo lindo que soy.
Nova lanza un golpe directo hacia él, lo que genera una onda expansiva de viento que atraviesa varios edificios y crea un gran agujero en estos. Por fortuna, Higi logra evitar el ataque y queda en frente de ella. Pone su palma en su abdomen.
—Bum...
Una gran explosión la saca a volar lejos. Sin perder tiempo, Higi aparece detrás de ella y la patea hacia arriba para mandarla hasta las nubes.
—¡No dejaré que lastimes a más gente! ¡No tienen nada que ver!
De un salto, llega a ella hasta quedar de frente. Lanza un ataque de golpes consecutivos hacia Nova, al instante que conectan en su cuerpo, una monstruosa cantidad de múltiples explosiones aparecen en el cielo nocturno, iluminándolo; con cada golpe, aparecen nuevas explosiones que despejan las nubes y hace que parezca que estas mismas se alejan de esta locura, es... increíble y aterrador a la vez.
—Por Lord Amatsu, ¡esto parece el fin del mundo! —comenta Cristal horrorizada de los sucesos.
—¡Rápido, rápido! ¡No sabemos qué pasará! ¡Diríjanse al refugio de catástrofes graves! —ordena la capitana con suma preocupación—. Mierda, Nova, ¿por qué carajo lastimas a tu gente?
—Parece que los hostiles ahora se han convertido en los buenos... —dice Cristal algo contrariada y asustada por lo que ve. Lleva su mirada a Higi en la lejanía—. Tú puedes...
Después de que el cielo queda completamente despejado, Higi cae y exhala con fuerza.
«Mierda, aunque mis poderes ya están casi recuperados, mis condiciones aún siguen muy afectadas. Debo reponerme pronto, antes que nada», ve hacia arriba. «Eso tuvo que bastar... Ahora, solo necesito... restau...».
Frente a él aparece Nova, quien ha caído como si se tratara de un meteorito y está de un rojo vivo super brillante, debido a las explosiones. Su cuerpo se va restaurando poco a poco.
—... Me tienes que estar jodiendo. —La observa irritado—. Si estuviera al cien por ciento de mis capacidades, esto sería más fácil. —Mira su mano con determinación—. Me quieran capturar o no, un mundo amenazado por un poder así no lo dejaré a tu merced, esto solo me deja claro que ustedes... no merecen gobernar un lugar con tanto potencial.
Su cuerpo se rodea por aquel fuego nuevamente y sus auriculares empiezan a reunir todo el ruido que hay en el ambiente mientras no quita su mirada de ella.
Nova, con sus manos, comienza a reunir aquella energía para crear una esfera morada, la cual sujeta entre sus palmas.
Higi se pone en posición defensiva para recibir el ataque, pero la mirada de la golem se centra en las guardias, más en específico, en Cristal.
Esboza una sonrisa llena de pura maldad y da un gran salto hacia arriba para desatar su ataque, el cual se transforma en un rayo con dirección hacia Cristal. Higi abre sus ojos a más no poder, a toda velocidad, sale disparado hacia la chica y llega justo a tiempo para protegerla del impacto. Retiene de lleno el rayo con sus manos, pero siente como una energía destructiva pasa por todo su cuerpo, tragándose un grito lleno de dolor.
—¡Higi! —grita Cristal asustada por ver cómo el chico parece estar desfragmentándose en tonos negros y morados.
—¡Rápido, Cristal, solo quedamos nosotras! —exclama la capitana con suma preocupación. La toma del brazo, pero ella se rehúsa.
—¡No lo dejaré aquí!
—¡No puedes hacer nada! ¡Esa no es Nova, es un monstruo!
—¡Higi...! —Cristal es arrastrada por la capitana para meterla en el refugio.
Higi solo se queda allí parado tras recibir el ataque, su brazo está carbonizado y su cuerpo desprende humo de ciertas partes. Lleva sus ojos hacia la dirección por donde se fueron y esboza una pequeña sonrisa.
—Lamento... haberte... manoseado... —chista—... Creo que ya es un poco tarde para... las disculpas. —Aun con todo, mantiene esa actitud.
Suspira para regresar su mirada hacia Nova otra vez, la cual sonríe con malicia, relamiendo sus labios. Higi frunce el ceño mientras una gran cantidad de energía comienza a surgir de su ser.
—¿Qué ibas a hacer...? ¡Dime! ¡¡¿Qué mierda ibas a hacer?!! —Un gran pilar de fuego lo rodea mientras una gran cantidad de metal aparece y lo rodea. Su poder está casi completo—. Aunque aún no estoy al cien, esta vez, te mandaré hasta el próximo Universo para que no vuelvas a fastidiar.
Del gran pilar sale Higi, portando en su brazo derecho una arma gigante que parece la fusión entre una escopeta y una bazuca. Empieza a canalizar toda su energía mientras apunta contra Nova, ella sonríe con demencia, preparando otro rayo destructivo en sus manos.
Ambos están listos para disparar.
Antes de ingresar al búnker de la ciudad, Cristal solo observa por última vez esa gran demostración de poder que Higi es capaz de hacer.
—Parece ser que eres nuestra única esperanza... —dice con un sentimiento cálido dentro de ella para después entrar y cerrar la cápsula.
Higi concentra todo el poder que tiene ahora centrando su puntería. De aquella arma sale una especie de altavoz, el cual pone en su boca.
—... Eres... interesante —dice Nova—, pero... tengo órdenes... Perdón si pierdes uno o los dos brazos —Da un salto hacia arriba con potencia y alza su brazo para lanzar el rayo.
—Respeto eso, lo que no tolero es que dañes a otros, para eso... —En la salida del arma algo empieza a brillar—, te haré entender... a las malas.
Ambos se miran fijamente a los ojos, como si el tiempo se detuviera: solo quedan ellos dos listos para disparar entre los restos de aquella parte de la ciudad que ha quedado destruida por su pelea. Es como una escena sacada de una película al puro estilo Cowboy.
«Cañón electromagnético al cien por ciento, energía elemental reunida completo, impulsor vocal perfecto», ve por última vez a Nova. «Preparen la vaselina, ¡que esto se va a descontrolar!»
En un movimiento repentino, Nova lanza el rayo directo hacia Higi, aun así, para Higi el tiempo va sumamente lento. Cierra sus ojos por unos segundos para después abrirlos y fija una mirada llena de seriedad en el rayo, no va a perder esta vez. No está... dispuesto a perder a nadie más de nuevo.
El tiempo vuelve a la normalidad.
«Booster Voice: Damned Punk... ¡Full Counter!»
Dispara y, del arma, sale un gran rayo de color naranja que se mezcla con uno azul celeste, los cuales se fusionan para conectar de lleno con el rayo morado, lo que crea una gran onda que devasta parte de la zona. Ahora es una batalla para ver cual de los dos en este choque de energías es quien prevalece.
Higi da todo de sí para poder ganar.
«No perderé... ¡No pienso perder!»
Da un gran grito hacia aquel altavoz y lanza una última onda que aumenta el poder del impacto, por lo tanto, consigue hacer que el rayo morado retroceda; este, por el poder, se termina por mezclar con el de Higi. Sin poder hacer algo, Nova recibe de lleno el ataque conjugado y sale volando directo hacia arriba. Gracias a la dirección del disparo, Higi evita que la golem caiga directo hacia la ciudad, por lo que impide una mayor devastación de la que ya hay.
Nova sale afuera de la atmósfera dejando un brillo en todo el lugar junto con restos de aquel rayo, debido a la mezcla con el rayo destructivo, Nova es desintegrada en su totalidad lentamente.
El rayo desaparece en la infinidad y Higi solo deja caer su arma, la cual, al instante, se destruye en pedazos y él, en un momento imprevisto, vomita sangre, la cual también sale de sus ojos y nariz; un charco empieza a formarse debajo de él. El rayo anterior lo ha dañado de suma gravedad y sus poderes regenerativos aún no están del todo presentes en él, por lo que el daño fue muy poderoso, está a nada de caer al suelo, mas se mantiene.
—No..., aún... no... —Mira toda la devastación que ha causado en esta parte de la ciudad y escucha que todavía hay gente entre los daños—. Al... al menos... de... de... déjenme... hacer... esto...
Cierra sus ojos y extiende sus manos, de éstas empiezan a salir burbujas, las cuales van directo hacia todos los edificios y comienzan a retirar todo escombro que hay, gracias a esto, las personas que están atrapadas son liberadas. Para sorpresa de todas, estas mismas burbujas van reconstruyendo cada edificación.
Mientras tanto, en el coliseo, Astrid sonríe con complicidad.
—Como supuse, esa tonta piedra no tuvo el carácter emocional suficiente para soportar la energía Darkio..., al menos todas las habitantes están a salvo, eso es un alivio. —Cruza sus piernas y después mira a la Lord—. Comanda a tus escuadrones a que capturen al chico, está muy debilitado; es la oportunidad perfecta para tenerlo entre mis manos.
—A sus órdenes. —Kira asiente y sale del lugar, lamenta la pérdida de Nova, pero su muerte ha valido la pena—. Al final, puedo crear una nueva... y mejor —dice con una sonrisa vacía que no demuestra ningún tipo de sentimiento hacia la golem—. No es la primera vez que pasa, ni será la última. —Pasa a retirarse del lugar.
Mientras tanto, Leo mira con detenimiento a Xena; su cabello se ha vuelto de color blanco y sus ropas han cambiado a negras, la mira con aquellos ojos muertos. Ella siente cómo todo el lugar comienza a sentirse pesado y siente ahora una gran incomodidad ante aquellos ojos.
—¿Y bien? —Xena reacciona ante las palabras de Leo—. Te estoy esperando.
—Humph, veo que al fin te has puesto serio. Entonces..., hagamos esto como se debe.
Su espada nuevamente brilla con intensidad y, a gran velocidad, se lanza hacia Leo para asestar un combo de cortes hacia su persona, sus ataques sean precisos; pero el sable lo atraviesa como si fuera un fantasma. En un segundo, es mandada a volar por un golpe de Leo, aunque consigue sujetarse bien. Lo mira con incredulidad.
—Pero ¿cómo...?
—¿Sabes...? Quería divertirme un rato, pero veo que la señorita perfecta está impaciente por ver algo de su agrado, así que... hagámoslo divertido para ella. —De sus dedos surgen unos hilos de color dorado, los cuales se mueven como si tuvieran vida propia—. Mi poder está casi listo. —Comienza a reír con cierta locura—. Bailemos.
Se lanza directo hacia Xena, ella toma su espada con rapidez y lo imita, conectan un ataque al mismo tiempo. Ella mira impresionada como los hilos chocan con su espada, generando un sonido metálico, pero uno de estos se mueve y se clava en su brazo, la guerrera emite un gran grito.
Leo mueve su dedo y hace que el cuerpo de Xena salga volando hacia arriba, aún sujeta su espada, ella ve como todos los hilos se dirigen hacia su persona, por lo que gira sobre su propio eje y logra repelerlos todos.
—Buen truco. —Voltea hacia atrás para ver a Leo a su lado—. Pero ¿puedes contra esto?
De su mano, una llamarada de fuego aparece y conecta un golpe de lleno en su mejilla, quemándola en el proceso. Xena sale disparada directo al suelo, lo malo es que la intensidad del golpe fue tan potente que incluso rebota sobre la tierra; ni siquiera pudo respirar.
El brazo de Leo se estira hacia ella, la toma del cuello y la lleva de nuevo hacia él. Agarra su rostro y entierra su cabeza directamente en el suelo.
Todas las presentes miran anonadadas el acontecimiento, menos Astrid. Han presenciado como la gran espadachina es aplastada por Leo, él solo se levanta mientras se quita el polvo como si no tuviera ningún significado; suelta un bostezo, dejando claro que esto se le hace aburrido. Saca de un jalón a Xena, la cual tiene toda su frente llena de sangre, la toma de sus mejillas.
—Vamos, tablita, aún estamos lejos de terminar. Lo bueno de esto es que eres legal, por lo tanto, no tengo razones para contenerme, aunque, por desgracia, sí. De lo contrario, destruiría este lugar... —Aquella aclaración hace que abra sus ojos con miedo, Leo la manda a volar hacia otro lado—. ¡Vamos! Sé que debes de tener una última técnica entre tus nalgas, déjame presenciarla —dice lanzando su espada hacia ella, para Leo no es más que un simple juguete.
Xena mira su espada con detenimiento, se levanta de nuevo mientras la toma. Observa con seriedad a Leo y, por un minuto, ve el aura que sale de su ser y como esta comienza a crecer cada vez más, incluso el piso parece oscurecerse paulatinamente.
—Tú... eres todo, menos un ser humano. —Alza su mirada llena de determinación—. No sé porque mi reina desea tu captura, pero de algo estoy segura: tu sola presencia en este lugar es un riesgo absoluto, lo puedo ver... ¡Eres una amenaza para nosotras! ¡Igual que aquellos seres que una vez nos invadieron! ¡Primero muerta antes de permitir que alguien como tú ande libre!
—Ohh..., vamos, tablita, no seas así. Además, yo no quiero estar aquí realmente, solo quiero irme, divertirme, comer..., matar, robar y, si me es posible..., destruir este mundo y a su gente —dice mientras sus ojos se tornan amarillos de golpe y brillan con fuerza.
—¿Por qué...? —dice con incredulidad. Leo se ríe de forma burlona.
—La verdadera pregunta aquí no es "¿Por qué?", sino..., ¿por qué chingados no? —Sonríe con demencia mientras en su mano aparece un fuego azul—. Pero no te preocupes, dejaré que las sobrevivientes puedan tener la oportunidad de tener hombres, al menos así no estarán tan locas como su reina.
—Maldito psicópata...
—Querida..., dime algo que yo no sepa.
Xena lo tiene claro, no puede permitir que este tipo ande libre... No, ¡no puede permitir ni que esté vivo!
Alza su arma una vez más mientras cierra sus ojos. De nueva cuenta, el pilar surge, pero esta vez es de color amarillo y se hace cada vez más pequeño hasta el punto en que la rodea por completo; se coloca en posición para atacar nuevamente. Su espada se convierte en un sable de luz.
Leo la mira con detenimiento, se mantienen en silencio y, en un segundo, salen disparados el uno contra el otro, ni siquiera es posible verlos, solo se ve como un rayo dorado y otro azulado están en una especie de carrera mientras chocan el uno con el otro iluminando todo el lugar.
La velocidad a la que van es tal que ya nadie los puede seguir, sus movimientos dejan una cola de luz; aunque solo hay dos personas que los pueden ver en pleno combate.
—Por fin, esto ya se puso interesante. —Sonrie entretenida de ver el espectáculo como si estuviera a una velocidad completamente normal—, aunque es claro que paulatinamente ella perderá, este idiota ya ha recuperado casi en su totalidad sus poderes.
—Veo que ahora ya te pusiste las pilas, aunque la verdad estaba disfrutando del entretenimiento —comenta Ryuto mirando con una sonrisa como Leo está combatiendo, aunque a la distancia aquellas dos sombras lo miran fijamente esperando.
Con Higi, aquella parte de la ciudad está completamente restaurada. Las mujeres miran con asombro aquellas burbujas, pasan de un lugar a otro mientras dan luz a todo el lugar, incluso toman formas divertidas que las alegra a todas.
Higi observa con una sonrisa feliz, pero con sumo cansancio, pues ha usado casi todo su poder actual, aunque ya no queda mucho para que recupere el resto; aun así, está a un suspiro de caer desmayado y usar el resto de sus fuerzas para aguantar las ganas de vomitar su propia sangre otra vez le produce un dolor infernal en su estómago.
—Tenemos que salir —indica la capitana—, parece ser que Nova consiguió su cometido.
—¡¿Eso qué significa?! —pregunta Cristal alarmada.
—Que podemos capturar al chico con el que estaba peleando. —Mira al resto de las unidades.
Entre ellas, está la capitana conejo, quien ya ha conseguido recuperarse. Camina hasta donde está su compañera y mira a las demás con seriedad.
—¡Preparen la red anti-elemental! Aunque también reportaron su manipulación del sonido, por lo que también usaremos una cápsula metálica insonorizada. Los civiles se quedan por cualquier contingencia, ¡vamos, vamos, vamos!
—¡Sí, capitana! —todas las soldados se forman en fila y salen a buen ritmo del refugio.
—¡Espera, ni siquiera sabemos por qué hay que capturarlo! Él solo quería detener la destrucción de Nova.
—Nosotras solo seguimos órdenes, Cristal. Acóplate a las filas o enfrenta las consecuencias.
—Sí-sí, señora... —dice cabizbaja, pues no está muy convencida de acatar las indicaciones.
Todas salen con el cañón de redes, mientras otro escuadrón carga la cápsula especial. Tras unos minutos, llegan a la escena y ven que todo está restaurado.
—¿Qué? ¿Cómo es posible? —Cristal mira maravillada todo esto.
—¡Fue el chico de las burbujas! —comenta otra chica que señala a Higi, quien está desahuciado en el suelo.
—¡Ahí está, inicien el protocolo de captura! —dice la capitana con seriedad.
—¡Sí, señora! —Las soldados apuntan el cañón y disparan a Higi, quien es envuelto en dicha red.
—¡Escuadrón toro, ahora! —Las que cargan la cápsula se acercan rápidamente.
Las personas miran anonadadas la acción por parte de las soldados.
—¡Oigan! ¿Pero qué están haciendo? —comenta una mujer.
—¡Ese chico nos salvó y restauró todo el lugar!
—¡No puedes capturarlo! ¡Solo miren el estado en el que se encuentra!
Higi dirige sus ojos a las soldados, solo para esbozar una sonrisa, levanta su mano y hace el signo de la paz.
—Yeii... —Dentro de él se aguanta todo el dolor que tiene mientras mantiene las burbujas para que el lugar siga vivo y entretenga a la gente.
—Son órdenes de nuestra Lord Amatsu, cualquier queja será recibida en el gobierno, nosotras solo seguimos órdenes —replica la capitana a la ciudadanía.
—Higi... —Cristal se acerca hasta él y se agacha para poner su mano en su pecho—, ¿es... estás bien?
Por desgracia, al momento de sentir esto, todo su cuerpo remarca sus venas a más no poder y, al instante, vomita la sangre que se ha estado guardando. El resto de su cuerpo cae directo hacia el suelo, todas las burbujas revientan y el lugar queda a oscuras, lo que genera pánico en todo lugar y hace que muchas se acerquen hacia Higi. Notan cómo se está desangrando.
—¡Higi! ¡Necesita una doctora! ¡Está muy grave! —grita Cristal muy desesperada de verlo de ese modo.
En eso, van llegando los refuerzos mandados por Kira y analizan la situación actual. Así mismo, entre los refuerzos está el resto del equipo conejo, pues la capitana las había distribuido por la ciudad para una búsqueda más eficiente.
—¡Atención, escuadrón conejo! ¡Despejen a las civiles lejos del área y comiencen el proceso de análisis de la zona! —ordena y después mira a Cristal—. Y aparten a nuestra compañera del involucrado...
El escuadrón aparta a Cristal en contra de su voluntad junto al resto de chicas que se le han acercado y el escuadrón toro lo encierra en la cápsula metálica, no sin antes asegurarse de quitarle sus audífonos.
—Tenemos un cambio de órdenes, Lord Amatsu nos ha ordenado llevar al sujeto identificado como Higi Yato al centro de investigación y desarrollo armamentístico de inmediato, el anuncio debe de ser transmitido a toda la ciudadanía por alguna razón —comenta una de las allegadas a la capitana—, y una vez terminado el combate en el coliseo, capturar a como dé lugar a los otros dos hombres que se encuentran allí.
—¿No es antiético hacer experimentos con seres vivos? —cuestiona la capitana intrigada.
—Lo es, pero viendo la situación actual, no podemos desperdiciar la oportunidad de tener a un hombre de tal poder en nuestras manos, incluso podríamos ser capaces de liberar nuestro mundo del sello impuesto por El Observador... —Voltea hacia arriba para ver como una nave iba llegando al lugar—. Al parecer, esto no es algo que se pueda tomar en lo absoluto a la ligera. —Lleva su mirada hacia Higi—. ¿Qué demonios se supone que son esos hombres?
—Créeme, me he hecho esa misma pregunta desde que me los topé.
Desde el cielo, la nave desciende mientras ilumina donde está Higi.
—Atención a todas, despejen el área, el escuadrón cóndor bajando hacia el lugar, repito, el escuadrón cóndor bajando hacia el lugar.
Todos los escuadrones van repeliendo a las mujeres que aún miran a Higi con suma preocupación, sin poder entender el porqué no ayudan a quien los salvó. La nave aterriza y varias mujeres con armaduras van descendiendo al lugar; abren la compuerta de la cápsula y rodean a Higi mientras apuntan sus armas contra él, unas que visten gabardinas blancas se acercan rápido para checarlo.
—Necesita tratamiento de urgencia, pero ya. Sus costillas están rotas y sus pulmones perforados —dice una de las mujeres analizándolo con un escáner.
—Cerebro en condición crítica y células cancerígenas aumentando en forma exponencial, riñones fallando, destrucción de células madres y leucocitos a un nivel peligroso, corazón latiendo a un nivel demasiado bajo, pérdida de sangre... mortal —comenta otra de ellas que también lo está analizando.
Una de las mujeres con armaduras se acerca hacia las otras dos.
—Soy la comandante Sans del escuadrón cóndor, recibimos la orden de venir por el sujeto, ¿cuál escuadrón fue su captor?
—¡Capitana Rose, escuadrón conejo! —La comandante Sans saluda de forma militar.
—Capitana Rose, es de suma importancia que usted y su escuadrón vengan con nosotros y nos notifiquen de todo lo que pasó durante este incidente de inmediato.
—Por supuesto, aunque la que convivió más con el implicado fue mi segunda al mando, Cristal. —Señala a la chica que sigue contrariada por la captura de Higi.
—Ya veo, aun así, es necesario tener a todas las presentes de su escuadrón, por lo que se ve, ella está presentando cierta resistencia hacia la captura del individuo, al igual que todas las civiles, por lo que necesitaré el informe de todas las involucradas en la misión de captura y retención.
—Por supuesto, mandaré a elaborar el informe, lo tendrá en su escritorio antes del amanecer.
Sans sólo asiente ante esto.
Higi es trasladado por medio de una cápsula modificada hacia la nave, siendo resguardado por las soldados. La comandante Sans se dirige a Rose para darle una última órden.
—Disperse a la multitud y prosiga con la misión de análisis, si encuentran alguna anomalía en el lugar, reporten en el instante, ¿de acuerdo?
—Sí, comandante Sans. —Asiente ante la orden.
—Bien. —Dirige su mirada hacia su séquito—. Lleven a la soldado Cristal también, su información será de suma importancia.
—¡Sí, comandante! —dicen al unísono.
Cristal observa cómo se acercan a ella, sabe que tendrá que acompañarlas, al menos le reconforta saber que podrá seguir viendo el estado de Higi.
<<Al menos podré ver si estará bien...>>, piensa para sí.
Mientras esto sucede, en el coliseo se ve a Xena extremadamente cansada mientras aquel brillo que la rodea parpadea. Leo la mira con total aburrimiento, su diversión se ha agotado demasiado rápido y sus poderes ya están casi listos, por lo que sabe que es momento de ir terminando con el circo.
—Me diste un buen rato, ¿sabes? Tienes un gran talento para la espada, para tu mala suerte, esto ya no me es divertido... Hay que terminar esto. —De su mano, aquel fuego azul vuelve a emerger—. Dame tu mejor ataque, demuéstrame que esto tenía alguna razón para suceder.
Xena lo mira con seriedad y canaliza toda la energía que le queda en su espada.
—Eso ni le hará cosquillas... —chista Astrid—, pero igual será interesante ver su potencial.
Leo mira con detenimiento el arma y entrecierra los ojos mientras sonríe con suma diversión.
—Sí..., sí... Déjame ver de lo que eres capaz —susurra para sí mismo.
Xena se mantiene concentrada hasta que abre sus ojos y su espada ilumina todo el coliseo, su brillo es ahora mucho más grande. Leo solo sonríe, esperando impaciente. Ryuto observa desde la distancia con suma seriedad, aunque voltea hacia atrás y ve como aquella nave se retira del sitio.
—Enano...
—¡Prepárate, maldito loco! —exclama Xena con todas sus fuerzas, da un último respiro—. Corte dimensional..., Nirvana.
En un segundo, la luz se apaga mientras Xena baja su espada, no se ve absolutamente nada hasta que una gran grieta se va generando en todo el lugar mientras lo ilumina y se dirige hacia Leo; él la ve venir y esboza una sonrisa.
—Fue divertido, sin dudas, muy divertido. —Extiende su mano al frente mientras el fuego azul se centra en la palma de su mano—. Tienes potencial, pero cometiste un error... Me hiciste enojar. —Su semblante se vuelve serio—. "Fire"
Una gran llamarada es liberada y choca con la grieta que se ha creado solo para consumirla y pasar hacia Xena, ella es rodeada en un torbellino de fuego, el cual se acumula en un solo punto para descender hacia el coliseo, lo que lo ilumina como una estrella; se apaga al instante.
El lugar queda en silencio por unos segundos, momentos después, se puede apreciar a Xena, pero solo queda una persona completamente de color negra, es como una estatua carbonizada. Leo camina hacia esta y la empuja, las cenizas se desploman en el suelo.
—Creo que la maté... Bueno..., otra para la lista —dice con simpleza.
Ahora sí, todas las presentes se han quedado impactadas por lo que ha pasado, no pasa mucho para que un grito de horror entre las personas se haga presente. Ryuto solo esboza una sonrisa ante el suceso mientras se levanta de su sitio.
—Bien, ahora, es mejor que me vaya moviendo, ahí que se las arreglen solas —dice para intentar irse, pero es interceptado por aquellas dos sombras que han estado con Astrid y Kira—. ¿Eh?
Leo dirige su vista hacia la mujer pelirroja y la observa con detenimiento.
—¿Y bien? ¿Sigues tú? —pregunta con simpleza.
Astrid solo sonríe con burla. Levita sobre la arena para descender frente a él. Mira en donde la pobre guerrera Xena ha fallecido.
—Sí, eres de esos presumidos, claramente... —Lo observa con desdén—, me das mucha pena, realmente eres patético. —Ríe—. Me recuerdas un poco a mi hermano, tan vacía debe ser tu vida como para querer matar a una chica que solo defendía sus principios y su honor; eres el colmo de las lástimas. —Le da la espalda y se queda pensativa.
<<Esto me trae traumas..., la forma en que murió es tan parecida...>>, Astrid cierra los ojos mientras se contiene las ganas de soltar lágrimas, pero se reserva sus sentimientos. <<Te daré otra oportunidad, sin duda, eres una guerrera que merece vivir, pero tendremos que trabajar en tu conducta agresiva y presumida...>>.
Astrid alza su mano y, con un simple ademán, reconstruye el cuerpo de Xena, volviéndola a su estado natural. La guerrera ha renacido de la muerte, acontecimiento que genera la expectación de todas las presentes.
—¿Estás bien, querida? —pregunta Astrid con ternura mientras la observa con maternidad.
—Yo-yo..., ¿cómo? —Xena no termina de comprender el suceso. Hace unos instantes, aquello le cayó encima y simplemente dejó de sentir, era como estar dormida y, ahora, está aquí.
—El cómo no importa, has visto muchas cosas antinaturales, confórmate con dar gracias. —Acaricia su cabellera.
Xena asiente y la toma de las manos, agradece de todo corazón. Leo mira con sumo detenimiento esto y una sonrisa se esboza en su rostro, comienza a aplaudir, lo que genera la confusión de todas las personas en el lugar, pues el tipo sin un ápice de piedad ahora está aplaudiendo.
—Ya decía yo que esa energía provenía de algún lugar, o mejor dicho, de alguien —dice manteniendo su sonrisa—. No eres de este mundo... No, no eres ni de esta..., ¿cómo le dicen...? Inexistencia.
—Deberíamos dejar esas cuestiones fuera, capitán Obvio —comenta burlona, aunque esto hace que se ría.
—No te creas, sabrosa, hay cosas que no son tan obvias. Solo es cuestión de analizarlas —dice con diversión—, pero ahora tengo una duda que me pica la cabeza y es obvio que tú eres la causa de eso.
—¿Y cuál es esa duda tuya? —chista.
—¿Quién carajo eres y porque estás detrás de mí y de mis amigos? —dice con seriedad.
—¿Por qué? —Ríe—. ¿En serio esa es tu pregunta? —Niega divertida—. En un principio fue por haber desatado la ira de mi padre, pero ahora lo veo... es mucho más que eso. Tipos como tú no merecen la vida; pecadores sin arrepentimiento alguno en sus ojos solo pueden tener un lugar.
Leo solo la escucha y suelta una risa estridente que resuena en el coliseo, las mujeres lo miran sin comprender su actuar.
—Ay, chica, no cabe duda de que eres una estúpida de manual. —La mira como si ella no tuviera ningún valor—. Me juzgas con las mismas palabras que muchos otros lo hicieron y lo irónico es que eran de mi mundo, lo peor de todo... es que son seres peores que yo.
Sus ojos se ocultan detrás de su cabello y sonríe sin ningún remordimiento.
—Observa este mundo, a esta gente, ellos iban a morir a manos de su campeona y solo porque no soportó a un maldito idiota, y de todo esto ahora yo soy el villano por no mostrar piedad a ella, aun después de que ella provocó esto.
Se estira mientras camina con tranquilidad.
—A dónde vaya, yo siempre acabo siendo el villano del cuento narrado, creo que ya está en mí que el mundo me rechace. Cierto, soy un maldito desgraciado, y si el mundo así me ve..., dime, ¿por qué no les cumplo su deseo?
Se estira mientras camina con tranquilidad.
—A dónde vaya, yo siempre acabo siendo el villano del cuento narrado, creo que ya está en mí que el mundo me rechace. Cierto, soy un maldito desgraciado, y si el mundo así me ve…, dime, ¿por qué no les cumplo su deseo?
De su mano sale otra bola de fuego y la gira hacia abajo, como si en cualquier momento la fuera a dejar caer.
—Dime, ¿qué razón tengo para no hacer lo que es obvio que haré? Si la historia pide un villano…, ¿por qué no serlo? —dice sonriendo sin motivo.
—Supongo que es parte de un proceso… —Lo mira con una sonrisa triste—. Desafortunadamente, no todos son capaces de pasar por un duelo de arrepentimiento. Uno siempre tiene la oportunidad de elegir, por eso existe el libre albedrío: podemos perdonar o podemos exterminar…
»Sin embargo, seres como tú, tan creídos y presuntuosos, con aires de divinidades inmerecidas, solo vagan por ahí con el único afán de no aburrirse; su no existencia es miserable. Piensan que pueden asumir el rol que quieran sin tener que enfrentarse a las consecuencias; siempre piensan que todos sus actos quedarán impunes siempre que tengan el control, pero no saben que siempre existirá alguien mayor que ellos; siempre existirá alguien capaz de dictaminar la sentencia, las consecuencias… Tal vez no conozcas a mi primo, pero él es todo un santurrón…, aunque hay algo con lo que jamás estaré de acuerdo con él y eso es el hecho…, ¡de que no los extermine!
Astrid desprende un brillo de sus ojos y su cabello empieza a brillar con intensidad. De sus manos salen unas cuantas chispas moradas con tonos rojizos.
Leo la mira con un semblante serio y alza su mano mientras el fuego se apaga.
—De todos los mundos, jamás pensé en encontrar a alguien con mi mentalidad y forma de pensar, es una lastima, pero cometiste un fallo… Creer saber quién soy. —Chasquea sus dedos.
En un segundo, el coliseo se envuelve en llamas, solo se escuchan los gritos de las mujeres que agonizan… hasta que ya no queda nada, el fuego es tan poderoso que el mismo lugar se derrite ante la temperatura tan monstruosa.
—¿Dicen que no soy consciente? —Ríe un poco—. Oh, mi estimada, si así piensas, es claro que no sabes ni sabrás nunca quién soy porque, si no fuera consciente de cada acto que he realizado, no estaría aquí. —Sonríe con cierta nostalgia—. Ahora mismo sé que seré perseguido y buscarán mi muerte, es mi destino, y créeme que no podría darme igual.
»Me llamas de tantas formas… Cuando lo veo, eres igual que yo, estás tan jodida por dentro que buscas la forma de no dejar a relucir tu naturaleza caótica y destructiva… Eres tan falsa y, si hay algo que yo odio…, es a los falsos. Piensa lo que quieras de mí, eres igual o mucho peor y si te crees superior a un pendejo como yo, temo que eso no te deja en la mejor posición.
El fuego llega hasta él y comienza a desvanecerse.
—Eres libre de cazarme, si así lo quieres, para complacer a tu papi y llenar ese hueco en tu corazón que tu misma te encargaste de cavar. Espero que valga la pena.
De esta manera, desaparece en el fuego, el cual se apaga para mostrar lo que una vez fue el coliseo.
Astrid entonces dirige su mirada hacia atrás para ver a Xena encerrada en una cúpula morada que creó antes de que Leo desatara su fuego. Se acerca a ella y deshace su magia.
—Temo que no terminara como hubieras querido. —Desvía la mirada mientras siente el corazón apretujado, haber visto todo consumido por las llamas solo provoca que quiera llorar.
—Señorita —dice mientras la mira con tristeza—. Perdóneme.
Siente que esto ha sido su culpa, permitió que su ira se apoderara de ella, algo que provocó a ese tipo, el cual ahora se ha ganado su odio total al ver lo que ha hecho, pues no escuchó muy bien lo que él dijo.
—¿Perdonarte? —Regresa su mirada a ella con un semblante decaído. Se acerca a ella y se pone a su altura—. ¿Perdonarte de qué? ¿De una decisión ajena a la tuya? ¿De una acción que no tuvo nada que ver contigo? ¿Perdonarte por la iniquidad de un corazón que no es tuyo?
Xena la mira y solo le da un abrazo, aun si intenta dejar en claro que no es su culpa, ella fue parte de esto, es igual de culpable, por más que se le intente decir lo contrario.
—Tranquila, mi niña… Te prometo que… todas estarán bien. Esto solo es un percance… Todas volverán a ver el amanecer, así como hice contigo. —Acaricia su espalda—. Ese tipo cree conocerme, pero no sabe que existe una gran diferencia entre él y yo: él toma el camino de la venganza, yo tomo el camino del perdón… Así que, te perdono, Xena.
—Gracias —dice soltando lágrimas por esto.
De esta manera, Astrid tampoco consigue evitar llorar.
El vivo recuerdo de su pasado se ha presentado frente a sus ojos, lo peor de todo, es que en el fondo todavía se sigue culpando de todas esas muertes inmerecidas; al principio no le importaba, pero ahora todo es diferente.
Todo cambia cuando se trata de las personas que más amas en tu vida.
Sin embargo, la situación no parece ser mejor, pues tiene la corazonada de que esto puede volver a repetirse… y en proporciones de mayor escala.
Por otra parte, Ryuto se encuentra mirando a lo lejos como esas dos sombras lo están buscando.
«Mis poderes ya están al cien por ciento, pero no puedo intervenir así como así», observa el mundo. «Supongo que no todos tienen que sufrir este destino, además, sería muy aburrido si todo terminara así de golpe», piensa con una sonrisa burlona para después dar un salto.
—¡Nube voladora, ven! —La nube aparece para llevarlo por todo el lugar—. Ahora, debo de encontrar a Leo e idear una forma de poder salvar a Higi de todo este enrollo, al menos así podremos largarnos de este mundo de porquería.
Empieza a volar libremente por todo el lugar mientras se hace intangible.
Leo se encuentra ahora en un callejón comiendo un tamal de piña como si nada hasta que comienza a escuchar un escándalo en todo el lugar.
“¡Atención a todas las personas! Se ha logrado la captura de uno de los buscados, Higi Yato. ¡Atención! Se ha logrado la captura de uno de los buscados, Higi Yato”
—Así que te lograron apresar, enano. Conociéndote, debiste hacer algo estúpido como intentar ser un maldito héroe, que puta estupidez —dice mientras come tranquilamente y ve a la gente pasar con calma—. Esto me trae recuerdos, yo… estando en paz mientras la cotidianidad sigue el ciclo… —Chista.
Mira el suelo con tranquilidad, siempre le ha gustado ver el cielo, dormir afuera… Le hace recordar que el mundo no es un lugar injusto donde el karma hace su trabajo, en donde, por no decir una pequeña cosita, te buscan matar… El megaverso es un caos y ama ese caos, un caos que hace su trabajo…
No, no lo hace.
Jamás lo ha hecho, o bueno, no aquí. La gente que lo ha topado se encargó de traer un caos que solo ha llevado todo al desastre y él fue la prueba de esto; odia a su Creador por todo lo que le hizo pasar y ahora esto… Odia que, mientras otros son elegidos para ganar y tener la vida que quieren, él tiene que ser puesto en situaciones que no tienen nada que ver…
¿Cuántas veces tienen que pasar por la misma mierda para comprender que él… jamás será feliz?
—Bueno, ya estoy acostumbrado. Por eso, aun con eso, me alegra mucho el haber podido conocerlos chicos…, pero ahora las cosas se repiten para mí. Una vez más, seré buscado y quizás por seres peores…, pero quizás pueda dejar algo para que esto resulte bien para todos.
Esboza una sonrisa y empieza planificar un plan que tiene como función dejar a todos bien parados…, menos a él.
Todos están dispersos, Ryuto está escondido pensando en sus próximos movimientos; Higi, llevado por las militares, aunque genera una extraña sensación en todas lo que lo vieron en acción mientras se cuestionan, ¿por qué un chico así fue capturado?
Las piezas están plantadas, es momento de dar rienda al comienzo de esta historia ahora conocida como “El Armagedón del Harem”.
En el macroverso, se encuentra Neon admirando con sumo detenimiento todo lo que sucede mientras flota en aquel espacio negro en el cual no hay nada, hasta que voltea a ver hacia cierta direccion con detenimiento.
—¿Sabes…? Es de muy mala educación espiar a alguien sin tan siquiera saludar, ¿no te parece? —Lo mira fijamente.
—Después de la tremenda paliza que te di hace eones, creí que no querrías volver a ver mi rostro. —De las sombras emerge El Destructor con una sonrisa divertida.
—¿Paliza? —Procede a reírse—. Ni siquiera pudiste tocarme, aunque ni yo lo hice… Ha pasado mucho…, viejo amigo. —Aun con la ausencia de rostro, se nota cierta alegría de verlo.
—De no ser por toda la travesía que he pasado, diría que te jodieras; sin embargo, muchas cosas han cambiado desde nuestro último encuentro y solo puedo decir que, de negro a negro, espero que comprendas que lo que estoy haciendo solo es mi deber…
—Estate tranquilo, no me molesta en lo absoluto; he visto la peregrinación que tuviste que pasar a lo largo del tiempo y al fin comprendiste tu deber en tu Inexistencia, ahora eres casi la viva representación del viejo testamento. —Suelta unas leves carcajadas—. Las cosas han cambiado mucho, aunque… —Dirige su mirada hacia el portal en donde ve lo que pasa con sus escogidos—, algo me dice que ahora será… esta Inexistencia. Además, para ser un capricho por parte de ellos, no voy a desperdiciar ni un segundo esta gran oportunidad para al fin comenzar mi plan.
Su mirar solo se centra en ellos, todo lo que aún les depara el futuro, un futuro incierto… por seguir.
To be continue...
------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Ilustración perrona de nuestros tres protagonistas
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top