Cap 2: Una historia con y sin sentido... Un universo cazador.
El cielo azul cian está despejado y es hermoso, las nubes se mueven con lentitud sobre los aires. Un sol rojo ilumina todo el lugar y, a la distancia, se contempla una gran academia en la que se ve a una gran cantidad de personas habitando en ella; en una de las habitaciones, se alcanza a ver una mujer escribiendo en una computadora.
En ello, alguien entra a la habitación.
—Disculpe la intromisión, pero traigo los informes de esta semana —dice una joven de cabellera rubia y esbelta figura que trae unos papeles.
—Déjalos en la mesa, las cosas se han puesto muy interesantes últimamente —dice mientras agarra una taza de café que tiene a lado—. Por suerte, la academia ya puede volver a sus actividades normales.
Aquella joven asiente bastante alegre por la noticia
—Bueno, las cosas se han calmado para nuestra...
En ese instante es interrumpida por una gran presión que se siente en todo el lugar; una presión que comienza a cuartear las paredes del lugar, es sofocante, aunque la mujer se mantiene en su lugar, a diferencia de la joven que termina arrodillada mientras suda a cántaros, debido a la tensión.
Unos segundos después, el lugar se calma. La mujer voltea su mirada hacia la ventana del cuarto y alcanza a percibir que el cielo empieza a romperse cuál cristal mientras surge un agujero oscuro en el que sobresale un gran brazo.
—¡Lleva a un grupo de exploración para allá, de inmediato!
—¡Sí, mi señora! —dice la joven ya recompuesta y sale rápidamente del lugar.
La luz de la ventana deja ver la hermosura de la mujer que no se inmuta del suceso; su cabello es azul claro mientras que su piel es de un azul fuerte, lo que destaca los cuernos en su frente, sus ojos amarillos brillan con intensidad.
Mira fijamente la ruptura dimensional y siente una presencia conocida salir de la misma.
A través de la brecha dimensional, se ve a nuestros protagonistas ir descendiendo todavía, hasta que Higi logra divisar algo: una pequeña luz dentro de ese túnel oscuro. Se da cuenta de que esta va haciéndose cada vez más grande, es la salida.
—¡Atención, mijos! ¡Preparen la vaselina porque se viene!
—¡No mames! —responde Leo mientras aún tiene algunas lágrimas tras haber llorado como María Magdalena por aquellos tentáculos de ese monstruo gigante.
—... Ah —Es todo lo que dice Ryuto.
De esta manera, salen al fin, aunque se llevan la sorpresa de que están cayendo desde lo más alto del cielo. El portal se cierra de golpe y el cielo vuelve a la normalidad. Los tres quedan perplejos mientras ven hacia abajo y observan un pueblo debajo de ellos.
«¡Carajo!», rápidamente, Higi toma el control y genera varias llamas ígneas en sus manos.
—¡Aquí vamos!
Dos enormes equis de energía se forman en sus ojos, los tres son envueltos por las llamas; crea una cúpula de fuego alrededor y encierra a cada uno en una burbuja, lo que hace su descenso más lento. A su lado, el brazo gigante sigue cayendo a altas velocidades, aunque los chicos están más enfocados en la creación de estas burbujas peculiares.
—¿Pero qué? ¿Cómo se hace una burbuja de fuego? ¿Siquiera es posible...? Qué estupidez digo, si ahora mismo lo estoy contemplando —dice Ryuto viendo esto.
—Obvio microbio, siempre y cuando poseas el conocimiento básico de la estructura primigenia de los elementos, combinar fuego y burbujas es un juego de niños —comenta Higi de forma tierna, aunque orgulloso de su demostración de creatividad.
—Excelente, compadre, esto sí que está muy genial. —Leo alza el pulgar.
—¿Me dejas copiar esto después? —pregunta Ryuto, a lo cual Higi asiente alzando el pulgar—. Genial.
Las burbujas llegan hasta una parte determinada del pueblo en donde no hay mucha gente, aterrizan en el techo de un local. Estas explotan como si nada, aunque la superficie del techo queda algo quemada.
—¡Ay, al fin! Esta cosa iba más lenta que la hora pico en pleno lunes de inicio de clase... y esa ya es una chingadera —comenta Leo.
Observan todo el lugar.
—¿En dónde caímos ahora?
—Iré a echar un vistazo.
Higi pone manos a la obra y salta hacia otro edificio para revisar, pero se detiene de repente al ver hacia cierta dirección. En su rostro comienza a aparecer un gran sonrojo, algo que ni siquiera logró hacer aquella gigante de grandes atributos.
Leo y Ryuto notan que está perdidamente embobado.
—¿Y a este que piñas le pasa ahora?
—No lo sé, ¡Yato, oye! ¡¿Qué pasa?! —Pero este no les responde—. ¿Pues qué tanto mira?
Ambos voltean hacia la misma dirección y observan que es lo que tiene perdido al enano y, bueno, cualquiera se queda ofuscado para ser honestos, pues casi en plena calle se encuentra una chica muy atractiva, vestida de espadachín gótica, y se nota que es una niña adolescente.
En un principio, los dos piensan que Higi es un enfermo, pero al final recuerdan que el joven tiene 15 años, por lo que técnicamente es menor y tiene todo el derecho del mundo a estar enclaustrado en esa chica.
—Es hermosa.
—El vato tiene gustos muy malos —comenta Leo.
—No jodas, hermano. La neta sí está bonita, aunque a mí no me late que sea chaparra —replica Ryuto.
Ambos solo saltaron hacia la dirección de Higi. Leo procede darle un zape para sacarlo de su trance.
—¡Hey!
—Deja de andar acosando menores y apúrate.
—Pero si yo también soy menor y no solo en edad, por si no te has dado cuenta.
—Tiene un punto la verdad.
—Bueno, ahora el chiste es descubrir en qué clase de mundo...
Sus palabras son interrumpidas al sentir una fuerte punzada en su nuca, gira su cabeza y ve como un proyectil se dirige hacia ellos.
Higi reacciona con rapidez e invoca un muro de piedra detrás de él para recibir el impacto.
—No esperaba que nos recibieran tan rápido —dice Ryuto.
—Teniendo en cuenta la tremenda mano gigante que cayó junto con nosotros... —Señala el brazo mutilado que ha dejado un gran cráter en el suelo—, dudo mucho que no se hayan percatado del agujero de gusano que había en el cielo.
El muro de piedra recibe algunos impactos de disparos que provienen de la lejanía, pero en uno de esos, sale un puño de piedra del muro que deja ver una bola pequeña brillante.
—Una bala mágica —reconoce Leo.
—¿Así que hemos venido a caer a un mundo mágico... con armas? —Ryuto dirige su mirada hacia la derecha, solo para ver a un grupo de personas apuntándoles con armas de fuego.
Los tres han sido rodeados por un equipo entero de múltiples personas, aunque se percatan de que todas las presentes son mujeres.
—Esto se puso serio de golpe... Siendo honesto, me gusta la dirección que está tomando la situación. —Higi sonríe.
—¡Atención, individuos! ¡Bajen de inmediato con las manos en alto o de lo contrario abriremos fuego! —ordena una chica, la cual parece ser la líder.
—Bueno, he de admitir que, comparado a lo que pasó en el otro mundo, esto me resulta más familiar, principalmente por la condición general de mi Universo —dice Leo.
—Ya somos dos, aunque estoy más acostumbrado a que sean dioses, en mi caso —comenta Ryuto mientras Higi asiente—. Bueno, ¿qué hacemos?
—¿Las violamos...? —sugiere el enano.
—Sí..., ¿por qué no? Total, nos están amenazando —confirma Leo con simpleza—. Pero no vayan a matarlas.
—Qué aburrido eres.
—Lo sé. —Ríe un poco.
Todas están pendientes de cualquier movimiento, hasta que los tres se ponen en una misma línea. Pensando que están rindiéndose, se acercan a ellos para capturarlos, pero, en un solo parpadeo, desaparecen.
—¡¿Pero qué...?!
—¡Aquí arriba!
Todas voltean hacia arriba, solo para ver a Leo con un brazo gigantesco de color negro
—Aprieten los dientes...
—¡Despliéguense!
Acatan la órden y corren para ponerse a salvo.
—Típico, ¿no? Ven un brazo pajero y huyen como alma que lleva el diablo, pero bueno... —Se alza de hombros y dirige su brazo hacia ellas—. ¡"Elephant Punch"!
El puño conecta con toda la zona, lo que destruye gran parte de ella y manda a volar a gran cantidad de ellas.
Las que logran escapar intactas apuntan sus armas hacia Leo, pero son derribadas de un solo golpe. Varias miran confundidas, pues es como si algo sumamente largo las golpeara.
—Deberían ver más a su alrededor...
Voltean hacia arriba y se encuentran a Ryuto, quien tiene un bastón consigo.
—¡Disparen!
Múltiples balas son disparadas hacia Ryuto, pero, con un solo movimiento de su bastón, destruye todas las balas como si fueran simples piedras.
—Mi turno...
Dando un salto en el aire, cae justo en el centro donde están todas. Antes de poder hacer algo, Ryuto encoge su bastón
—¡A volar!
Da un giro impresionante, el cual libera una ventisca de aire que las manda a volar a todas, aunque también les quita un poco de ropa en el proceso.
—Creo que me pasé un poco.
Las soldados aprovechan que se distrae para atacar.
—¡Fuego!
Ryuto voltea su mirada para observar como varias balas están cerca de su rostro, pero estas se detuvieron en seco, al igual que el resto de las que son disparadas
—¡¿Qué?! —Reaccionan con gran sorpresa.
—Ten más cuidado, compadre, un día te van a picar el ojo y eso sí te va a doler.
Arriba de ellos está Higi, quien tiene su mano extendida hacia el frente. Mueve su dedo hacia sí mismo y hace que, tanto las balas como las armas, se dirijan hacia él
—Veamos qué podemos hacer.
Las armas y las balas se fusionan en un gran cañón electromagnético, el cual está unido a su brazo. Apunta su nueva arma hacia sus atacantes, quienes están mirando con terror.
—Abran la boquita que aquí viene el avioncito...
Todas corren, intentando ponerse a salvo
—... Mala elección.
Después de concentrar el cañón, dispara una gran carga de energía que conecta directamente en todas ellas, acto seguido, caen con espasmos hacia el suelo. Higi baja hacia el suelo junto a Ryuto.
—Buena forma de combinar sus armas.
—Gracias y, con el hecho de que están potenciadas con magia es más sencillo su manejo. Por cierto, tu Bō está chido, ¿me lo prestas después?
—¡Claro, hermano!
Mientras que, con Leo, todas se encuentran atadas por una especie de hilos dorados, colgadas desde lo alto de los edificios.
—¡Suéltanos, maldito! —Leo lo piensa un poco.
—Nah..., ahí arréglatelas tú. —Sigue su caminar hasta que ve a los otros cerca—. ¡Chicos, aquí!
Ellos voltean y se acercan hacia él.
—¿Qué tal? ¿Todo cool?
—Fue bastante tranquilo, no pensé que fueran tan pocas —comenta Ryuto.
—Pero ¿por qué todas son...? ¡Uy!
De golpe, Higi es tragado por un agujero que lo manda hacia abajo.
—¡Hermano...! ¡Uy!
Leo y Ryuto, de igual forma, son tragados por un agujero. Momentos después, los tres caen de boca contra el piso, aunque están ya en otro sitio.
—Ay, mis nalgas, que madrazo...
—¿Qué fue eso?
—No lo sé, pero... —Higi mira hacia el frente—, ¿chicos...? —Señala hacia donde está viendo y llama la atención de los otros dos.
Ambos dirigen su vista hacia esa dirección y presencian a la mujer demonio, quien los observa fijamente sentada en su mesa.
—Vaya problema en el cual se han metido, caballeros. —Se cruza de piernas—. Entrar a un nuevo Universo de golpe y así como si nada meterse en pleitos.
—Bueno, ellas nos estaban apuntando con armas, técnicamente estamos en nuestro derecho de protegernos. —Ryuto se muestra a la defensiva mientras los otros dos asienten—, y a todo esto, ¿quién es usted?
—Me presento, jóvenes, soy Amatsu Kira, directora de la academia de magia superior.
—A huevo, entonces sí es un mundo mágico —dice Leo—, pero ¿por qué nos ha traído aquí?
—Más que nada, para verificar que no se tratara de invasores que vinieran a causar problemas a nuestro mundo.
—Un segundo, ¿invasores? Entonces ustedes...
—Sí, nuestro mundo ya ha sufrido de una incursión en el pasado, una que nos costó mucho poder detener. Por suerte, recibimos la ayuda de alguien que nos regaló algo capaz de ayudarnos en este tipo de situaciones.
Kira abre el cajón de su escritorio y saca una caja de madera de la cual extrae una especie de lámpara pequeña. Procede a encenderla, aunque no ilumina mucho.
—¿Y eso qué se supone que hace? —pregunta Higi.
—Usen alguno de sus poderes y verán... —Sonríe burlona.
Los tres se miran confundidos entre sí.
Leo chasquea sus dedos y extiende su mano, esperando liberar algo de esta, pero no sale nada. Ryuto intenta usar su dominio del Emperador, pero tampoco surte efecto alguno. Higi agita un poco sus manos, pero no pasa nada en lo absoluto.
Para este punto, Ryuto y Higi se sienten extraños, aunque Leo no lo nota en sí. Kira los mira de forma divertida, hasta que el copiador y el hobbit se dan cuenta de algo.
—¡¿Somos humanos?!
—¿Eh?
—Veo que por fin lo notaron... —Mira de reojo a Leo y percibe que está confundido con el asunto—, excepto tú.
—¿Cómo? No entiendo, ¿a ustedes dos qué les pasa?
—¡¿Qué no te has dado cuenta, bruto?!
—Ehh..., no.
Kira ríe a carcajadas.
—Creo que tú eres el único normal entre estos dos. —Se va tranquilizando, su mirada está puesta en Leo—. De forma simple, este aparato que tengo en mis manos tiene la capacidad de rebobinar a cualquier ser hasta la esencia primordial de la cual fueron originados y, ya que sus esencias primordiales son humanas, por lo visto, pues hasta allí llegaron.
—No mames.
—¿O sea que no tenemos poderes? Pero eso no tiene ningún sentido —replica Ryuto.
—Pues, en mi caso, solo me quitó mis deseos infinitos y cualquier poder que tuviera, por lo que no cambia mucho para mí.
—¿Pero cómo?
—Bueno, podría decirse que, ante ustedes, está uno de los Descuidos de Deuz.
La declaración deja confundidos a los tres.
—¿Los descuidos de Deuz?
—Sí, dejen les explico bien esto. En el principio del tiempo, mucho antes del origen de los personajes propios, los únicos seres que gobernaban el Megaverso eran los Precursores, los Supremos y los Celestiales: los primeros habitantes que fueron denominados como dioses.
—Se viene clase de historia, para eso me hubiera quedado en la computadora escuchando al profesor —comenta Higi aburrido.
—Ugh, los Celestiales —Ryuto expresa desagrado en sus palabras.
Leo los silencia.
—Cállense que está bueno el cuento...
—Pero debido al constante caos que estos causan, sin la presencia de un ser capaz de poder ponerle un límite a estos, sin ningún tipo de intervención, fue cuando surgió aquel que se encargaría de balancear todo de forma correcta, creo que saben de quién se trata.
Los chicos piensan un poco la respuesta, mas es Leo quien habla.
—Deuz Ex Machina..., el guionista original.
—Ciertamente —concuerda Ryuto.
—¿Deuz... realmente existió? —pregunta Higi.
—Tanto como nosotros —asegura Leo.
—Así es, por mucho tiempo, él fue quien se encargó de mantener el orden en cada rincón del Megaverso, desde el origen de las primeras historias que se narraron y dieron paso a los distintos Universos.
—Por lo visto, sabe mucho sobre él.
—En un momento les comentare sobre eso, pero igual, Deuz tenía como finalidad equilibrar el Megaverso, así como de mantenerlo en un estado de tranquilidad, pues este mismo solía ser una gran conciencia caótica.
—¿El Megaverso tiene consciencia?
—¿Eso te sorprende?
—Buen punto.
—Sí, por desgracia, después de mucho tiempo, Deuz pasó de ser la entidad más importante a ser el más odiado, debido a sus constantes intervenciones en la estructura de la realidad, lo cual impedía que todo tuviera un correcto curso, gracias a esto, surgieron entidades dispuestas a hacerle frente.
»De igual manera, fueron sellados, pero el riesgo ya era algo. Eventualmente surgieron seres capaces de enfrentarlo y de quitarle el título de El Equilibrista de la realidad.
—Bueno, ya existen seres capaces de poder realizar eso —comenta Ryuto—, pero ¿a dónde quieres llegar con eso? ¿Qué fue de Deuz?
—Fue asesinado... por un habitante de la Inexistencia.
Esto deja en shock a los tres.
¿Deuz había sido asesinado?
Sin embargo, lo que los deja todavía más fuera de órbita, es que hubo alguien capaz de meterse con El Equilibrista y quitarle su puesto a la fuerza, al menos eso parece.
—¿Cómo puede ser eso? —Leo está confundido.
—Deuz fue un ser nacido por una gran cantidad de creadores, lo que le daba bastante poder, pero debido al odio que se le tuvo y el repudio que le tenían a su ser, por más poder que tuviera en el Megaverso, ante un solo creador, él era una insignificante hormiga.
»Pero aun así, tenía el poder suficiente para ser considerado uno, aunque fuera por muy poco, por lo que tomó una decisión riesgosa. Usando a un ser de la Inexistencia, logró manipular a un creador para que este lograra crear un escenario perfecto y, así, poder ser asesinado, haciendo parecer que fue un accidente.
—¿Lo mataron sin querer? Qué jalada —dice Higi.
—Sí, vaya que lo fue y, debido a ello, la misma realidad se vio en una gran crisis. Sin un equilibrista, la misma balanza se vio rota y comenzaron a levantarse seres de gran poder, muchos mayores a Deuz. Todo se estaba yendo a la mierda, hasta que aquel creador tomó la decisión de poner a quien lo asesinó como el nuevo equilibrista.
—¿Un nuevo Deuz?
—Exacto, aunque fue más de manera obligada que por otra cosa. Restauró la Matrix de la realidad y, debido a todo lo que provocó su antecesor, fue establecido que, sin importar de quién se tratase, nadie sería capaz de afectar la Matrix del Megaverso.
»Sin importar que tan fuerte fuera, sin excepciones. En cada fábula narrada por los creadores, ninguna afectaría en lo absoluto a otra fábula, sin importar la clase de consecuencia que causara en la suya y, si algún ser entraba al relato que no fuera al suyo, se vería obligado a seguir sus leyes y conceptos.
El trío sigue bastante sorprendido, pues eso explica muchas cosas de sus respectivos mundos.
—Desde entonces, en cada relato pueden existir seres de poder sin lógica, claro, para quien los mire, pues, en su mundo, sus leyes y argumentos los respaldan.
»Al final, aquel tipo, pues solo desapareció, no quiso verse envuelto en nada que involucrara meterse en Universos ajenos; dejó el puesto del Equilibrista para que cualquiera lo tomara, total, aparecería alguien más poderoso, de eso estaba seguro.
Los tres asienten por eso, pues en la Inexistencia ya hay seres demasiado potentes que hasta miedo infunden y eso los incluye a ellos por las cosas que han hecho en el pasado.
—Pero no tomó en cuenta que, tras la muerte del Deuz original, fragmentos de su ser fueron mandados por el Megaverso, lo que provocó el desbalance en muchos mundos.
»Por suerte, la existencia de estos ha pasado al olvido, pues, para este punto, ya nadie recuerda a Deuz y el actual está en un Universo apartado resguardando el fragmento más poderoso.... Desde entonces, estos objetos son conocidos por pocos como: los Descuidos de Deuz, debido al error que cometieron de no ir tras ellos y dejarlos al alcance de cualquiera.
—¿Y tú cómo es que tienes uno? —pregunta Leo.
—Fue encontrado hace mucho tiempo y, en el momento que lo toqué, su verdad fue develada. Casi muero y enloquezco por ello y, a su vez, una incursión de otro mundo casi destruye el mío, pero gracias a la ayuda de un Vigilante, fuimos capaces de salvar nuestro mundo.
»Me enseñó a ser capaz de usar el poder de este fragmento..., el poder de dar y quitar y de regresar algo a la esencia principal de la cual surgieron, sin importar que tan fuerte sea..., sin excepciones.
—¿Un vigilante? ¿Cómo los de los cómics?
—Más o menos, recuerdo que su nombre era Timael, El Observador. Después de eso, hemos tenido cuidado con aquellos que vienen de otros mundos, pero veo que ustedes no son malos, por lo visto. Son bastante apuestos, debo admitir. —Lo último lo dice en un tono bastante sugerente.
Los tres jóvenes se incomodan.
—Pues... estuvo chido el cuento y la madre, aunque yo lo veo en sí como puro relleno —dice Ryuto mientras los demás asienten—. Creo que será mejor irnos, digo, para no causarle problemas, así que... si muy amable de... apagar esa cosa...
—Oh, no.... No se irán a ningún lado.
Chasquea sus dedos y, en ese instante, la pared se rompe. Ante ellos, se presenta una golem de hierro, la cual lanza una patada directo hacia los tres y los manda a volar hacia otra sala, destrozando la pared en el proceso.
—¡A un lado! —grita Higi.
La golem no tarda en abalanzarse contra ellos, por lo que Higi reacciona y los aparta de su camino, aunque ella cae encima de él.
—¡Agghh!
—¡Higi/Yato!
El castaño dirige su mirada hacia la golem, la cual lo mira fijamente con sus ojos afilados. Su sonrisa cambia parcialmente de forma pervertida y deja caer un hilo de baba.
—¿Eh...?
En un rápido movimiento, comienza a quitarle los pantalones con todo y calzoncillos.
—¡Aguanta! ¡Así no me llevo yo!
—Carajo...
Ryuto ve un palo de escoba tirado, por lo que lo toma y empieza a girarlo como un profesional.
—¡Ahora sí!
Se lanza contra la golem y conecta un golpe en su cabeza. Por desgracia, el palo se rompe y se gana su atención.
—No chin...
No acaba de hablar, pues ella, con su mano, lo agarra del cuello para plantarle un beso de forma feroz al pobre diablo, el cual patalea intentando zafarse mientras siente cómo su lengua metálica casi intenta llegar hasta su garganta.
—¡A ver qué te parece eso!
Leo lleva en ambas manos un gran pedazo de concreto y se coloca detrás de ella, la golpea directo en su cabeza, esta vez logra hacerle daño a la golem, quien termina por soltar a Ryuto. Empieza a rodar mientras se talla la cabeza.
—¡Dios, qué asco! —Ryuto escupe por la sensación del sabor a metal en su boca.
—Lugar feliz, lugar feliz... El osito Teddy y Dino están aquí. —Higi se encuentra en posición fetal tratando de tranquilizarse después de que le bajaran su ropa interior hasta las rodillas.
—¿Van a algún lado...?
Los tres voltean su mirada hacia un lado del agujero sale Kira, quien todavía trae consigo la lámpara. Se empieza a quitar la blusa.
—La diversión apenas comienza.
—Maldita, tu estúpida historia solo fue para distraernos —dice Ryuto.
—¿Qué comes que adivinas? No muchas veces se tiene la oportunidad de tener hombres en este lugar, en especial, si se trata de deidades, aunque el moreno no me llama mucho la atención.
—No sé si sentirme ofendido o alegre... Supongo que ambas.
—Aun así, ¡no desperdiciaré esto!
De sus manos salen unas cadenas de fuego que se dirigen hacia ellos, rápidamente las esquivan. En ello, Higi ve que el lugar tiene una gran ventana, por lo que se le ocurre una idea, por más estúpida que suena, pero no tienen muchas alternativas.
—¡Weyes, la ventana!
—¿Eh? —Voltean hacia esta al mencionarla—. No mames.
—¡¿Tienen una mejor idea?!
En eso, la golem se va levantando mientras su mirada cambia a tener la extraña mezcla entre el placer y el enojo. Observa fijamente a Leo.
—Okay, ya rugiste.
Sin pensarlo, los tres corren hacia la ventana y se avientan, la rompen en pedazos mientras salen del lugar. Los tres gritan emocionados de que por fin han conseguido escapar de la academia.
Aunque, en ese momento, todo se va al demonio, pues estos imbéciles no pensaron que la caída era muy alta. Para su mala suerte, se percatan de que se encontraban en el décimo piso del edificio, el suelo se ve lejano y eso solo significa que el impacto será muy doloroso.
—¡¡¡Maldita sea, Yato!!!
—¡¿Ustedes para qué me hacen caso?!
—¡¡¡No chingues, pendejo!!!
—¡¡¡Oigan!!! —Los dos voltean hacia Leo para ver como de sus manos sale fuego—. ¡¡¡Nuestros poderes volvieron!!!
—¡¡¡A huevo!! —exclaman ambos.
—¡¡Nube voladora, ven!!
A gran velocidad, una nube voladora llega hasta Ryuto, quien se para en esta y comienza a volar.
Higi, por su parte, empieza a girar en su propio eje hasta que su cuerpo pasa a convertirse en el elemento del aire para poder elevarse.
Leo, como si nada, se detiene en el aire como si estuviera parado sobre algo y así es, pues debajo de él hay cuerdas de aire que lo mantienen, por lo que inicia a correr para arriba, gracias a estas.
—Por un pelo y casi no la contamos —comenta Higi.
—Por lo visto, esa cosa tiene un rango limitado.
—Pues yo ni loco me pienso quedar aquí. Ryuto, abre un portal rápido —ordena Leo, a lo que Ryuto hace caso—. Muy bien y, ahora...
Leo voltea a ver hacia aquel edificio y nota que Kira y la golem lo miran con ira. Él solo alza su dedo y genera una gran bola de fuego azul.
—Veamos si esto es de su talla...
—Eso podría destruir este planeta. —Higi se muestra preocupado.
—¿Me ves con cara de que me importe?
—Touche. —Sonríe con malicia y genera, de igual forma, una gran bola de fuego naranja.
—¡Chicos, vámonos! —dice Ryuto tras abrir el portal.
—¡Vamos! Ahora... espero disfruten el calor.
Ambos lanzan ambas bolas de fuego directo hacia ellas, pero Kira no parece inmutarse en lo absoluto.
—¡Sword!
En un pestañeo, ambas bolas de fuego son cortadas por la mitad, haciendo que se desvanezcan. En frente de ellos, aparece una chica de cabellera rubia y cuerpo de infarto, la cual porta una espada al estilo de caballero.
—Impresionante.
—Lo mismo digo...
—¡Weyes, apúrense!
Ambos se dirigen rápido hacia el portal, pero una luz se expande hacia todos los alrededores.
—No lo creo.
El trío, a pesar de que lograron pasar, la luz logra alcanzarlos y el portal los termina sacando en un lago cercano de aquel lugar. Caen como peces en el agua.
—¡Chingada madre, no otra vez!
—¡Chicos, perdí mi forma elemental!
—¿Yo no estaba sobre la nube voladora?
—No puede ser. —Leo chasquea sus dedos, pero nada sucede—. Chicos, perdimos nuestros poderes otra vez.
—¡¿Qué?! ¡Pero si estamos lejos de esa cosa! —dice Ryuto.
—Yo no lo creo. —Higi mira hacia la dirección del edificio y percibe como una imponente luz alcanza todo el lugar, llegando incluso hasta su posición—. Su rango de alcance es aún mayor.
—Mierda, mientras sigamos cerca, seremos imposibles de poder hacer algo... Así que a eso se refería con respecto a las leyes de un mundo —comenta Ryuto.
—Sin importar que tan poderosos seamos, debemos mantenernos apegados a sus leyes hasta que recuperemos nuestro poder, de lo contrario, con esa cosa en sus manos, no somos más que simples civiles —dice Leo.
—Bueno, llegó la hora de la retirada estratégica —sugiere Higi.
—¿Tan rápido? —Ryuto se muestra inconforme.
—Lo digo porque justo ahora se está acercando una legión de mujeres con armas hacia nosotros. —Señala hacia el frente, donde una gran muchedumbre se dirige hacia ellos.
—... Ah
Sin pensarlo mucho, los tres salen corriendo a todo lo que sus piernas les permite, quizás es lo único en lo cual son superiores a un humano normal y es el hecho de que casi toda su vida han sido perseguidos, quien diría que ser una dama en peligro les iba a servir un día de estos.
Regresando con la demonio loca, está mirando hacia el exterior, se enfoca en la gran cantidad de mujeres que persiguen al pequeño grupo.
—Kira-sama, deberíamos mandar al equipo de expedición por ellos —sugiere la golem.
—No, mientras más lejos se vayan, mi fragmento irá perdiendo efecto. debemos ser precavidas, tener a seres como estos es casi un milagro caído del cielo, por lo que deberemos de mandar a la artillería pesada.
—Vaya, vaya... Entonces creo que podría ayudarte con eso
Ambas voltean sorprendidas al escuchar esta voz, la golem se pone en pose de pelea
—Por favor, no se pongan nerviosas por mi interrupción, mejor... pónganse nerviosas por otra cosa...
La golem la mira fijamente hasta que abre sus ojos completamente mientras su rostro se calienta en gran medida. Kira mira de quien se trata, mas termina igual que la golem, pues en frente de ellas ha aparecido Astrid, la cual se va acercando hacia ellas de una forma bastante sensual mientras su mirada coqueta no cesa de posarse en ella.
—Veo que tienen un par de problemas con cierto trío de imbéciles. —Tras decir eso, Kira asiente lentamente sin dejar de verla—. Entonces, deja que mami te ayude un poco, ¿sí...?
Acerca su mano hacia la mejilla de Kira, lo que provoca que tenga una reacción de placer pura, al igual que una animal en temporada de celo.
—S-sí..., Oneesama...
—Perfecto —sonríe alegre y voltea su mirada hacia la golem—. Querida, ve por la persona más fuerte que haya en este lugar.
La golem, como si de una niña pequeña se tratara, asiente y sale del lugar bastante rápido.
—Bien, y ahora... —Observa aquella lámpara, la cual ilumina con intensidad. La apaga y después abre un pequeño portal con magia emanada de sus dedos—. Por lo mismo, aunque sea apagado, mientras más contacto hayas tenido con esto, el poder estará demasiado limitado hasta que regrese a su estado actual.
»Los Descuidos de Deuz, vaya nombre más estúpido, pero tiene su sentido: las leyes universales son algo que no pueden ser alteradas..., por ahora.
Astrid sonríe con complicidad. Está decidida a usar el artefacto a su favor y está segura de que su hermano mayor será capaz de darle un mejor uso, debido a su conocimiento absoluto. Extiende la lámpara hacia la fisura y la arroja.
—Espero te guste el regalo, hermano...
Posteriormente, la puerta se abre y deja ver a la golem junto con otra persona
—Veo que ya la has traído, se ve que es una guerrera excepcional. —Astrid solo la observa con detenimiento.
Una nueva carrera ha empezado, el trío debe recuperar sus poderes lo más rápido posible para escapar, pero están a punto de hallarse con una serie interminable de obstáculos que deberán sobrepasar para conseguir su supervivencia.
La cacería definitiva ha comenzado y las decisiones que tomen será lo que los lleve a una victoria segura o a una infame y humillante derrota.
To be continue...
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