• 2. Evitando el problema •
El auto avanzaba por las calles a paso lento debido al tráfico. Jack y yo estábamos en el asiento de atrás, ya que, por órdenes de nuestra dictadora, quien se iba a encargar de nuestro transporte para que solo pudiéramos ir de la escuela a casa nuevamente, era Tom.
Jack miraba inquisitivamente su teléfono. Cada vez que sonaba debido a una notificación, lo tomaba con rapidez y revisaba todo para luego apagarlo con decepción. Layla aún no le respondía. Su única esperanza en este momento era poder cruzarse con ella en los pasillos de la escuela o en el club para hablar.
Cuando finalmente llegamos a la escuela, Jack salió del auto sin esperar a nadie. Lo vi caminar con prisa hacia el edificio principal, probablemente en busca de Layla.
Yo, en cambio, no tenía prisa. Me bajé del auto con calma, disfrutando los escasos segundos de aire fresco antes de enfrentarme a otro día de clases y miradas juzgonas. Escuché cómo la ventanilla del copiloto se abría, haciéndome girar la cabeza.
—Vendré por ustedes apenas salgan, señorita Mara —informó Tom, quien se encontraba sentado con ambas manos sobre el volante en el asiento del chofer.
—Está bien, Tom —asentí con la cabeza—; espero que tengas una linda mañana.
Tom, con su cordialidad de siempre, asintió con la cabeza y me dedicó una sonrisa amigable antes de subir nuevamente la ventanilla del auto para luego salir de la propiedad escolar.
Solté un suspiro. Habían pasado unos días desde que llegamos de San Francisco, y la verdad es que no había cruzado palabras con Dion desde aquella vez que fuimos a la Academia de Ciencias.
Él trató de hablar del tema, pero yo fingí demencia. No puedo aceptar el hecho de que lo haya besado. Es que, ¿por qué lo hice? No tenía ni idea. Me gustaría imaginar que solo fue un mal sueño o algo por el estilo, pero no, había fotos donde se me veía claramente comiéndole la boca. Fotos que necesitaba quemar y quitar de las manos de Tronchatoro.
Antes de darme cuenta, estaba frente a la puerta de mi salón de clases. Será una mañana dura.
[...]
—Siento que mi cerebro está entrando en cortocircuito debido a la clase de física —Grace se sobaba la sien. Apenas habíamos salido de clases y ahora tocaban las horas dirigidas a los clubes—. ¿Alguna sabe de Layla?
Preguntó y Erika negó con la cabeza.
—No he sabido nada de ella desde que volvimos del viaje.
Ambas me miraron. Estaba sentada frente a una de las computadoras, haciendo el nuevo diseño del periódico mientras ellas hablaban. Hice una mueca al sentir sus miradas interrogativas.
—Yo tampoco sé nada. Lo único que sé es que ni siquiera quiere hablar con Jack —notifiqué. Aparté la mirada de ellas y la centré en la computadora—. No sé qué hacer con él, parece un ser miserable.
—Aún me pregunto qué pasó entre ellos —mencionó Grace. Apoyó su brazo en la mesa para dejar su barbilla sobre su mano—. Debió ser algo horrible. Digo, Layla no dejó de llorar y apenas podía comer. ¿Qué habrá sido eso que pasó?
Apreté los labios. Sabía perfectamente lo que pasó, pero no tenía derecho a revelarlo. Eso fue lo que me había pedido Jack y, al parecer, Layla tampoco tenía intenciones de hablar sobre el tema con los demás. Ella quería ahorrarse preguntas, la entiendo perfectamente en ese punto porque me hace recordar a la versión de mí de hace un año, cuando eso me pasó con…
Sacudí la cabeza, alejando de mí esos recuerdos dolorosos que aún me perseguían pese al tiempo que había pasado desde aquel suceso. Volví a centrarme en la conversación que Erika y Grace estaban teniendo.
—¿Jack no te ha dicho nada? —cuestionó Erika, quien había sacado su cámara de fotos para limpiar el lente.
—No, no me ha dicho nada —mentí. Empecé a teclear en el teclado para terminar de diseñar el nuevo ejemplar que se iba a usar para el periódico de esta semana.
El salón del club se había sumido en un silencio sepulcral, hasta que Grace volvió a hablar cambiando de tema.
—Bueno, ¿qué tienes para contarnos sobre ti, Mara? —indagó Grace con una sonrisa traviesa que hacía resaltar sus hoyuelos.
—¿Sobre mí? —fruncí el ceño—. No creo que tenga nada para contarles.
—¿Ah, no? —Erika alzó una ceja con un aire divertido—. ¿Segura de que no tienes nada que contarnos? No lo sé, puede que sea algo con respecto a un viaje y un chico.
—Sí, y que ese chico sea, de pura casualidad, el mejor amigo de tu hermano, con el cual desapareciste en la discoteca de San Francisco —la siguió Grace.
—Primero: no desaparecimos, ustedes se separaron de nosotros —aclaré, señalándolas a ambas con mi dedo de forma simultánea antes de seguir—. Y segundo: no se hagan películas extrañas en sus cabezas porque no pasó nada.
—Dios, estoy por creer que eres ciega —Grace entornó los ojos—. Dion literalmente babea por ti, y tú no haces más que hacerte la ciega, sorda y muda cuando se trata de ese tema.
—Grace tiene razón, Mara —apoyó Erika—. Hasta yo me doy cuenta de eso, y ambas saben lo distraída que soy con esas cosas… a menos que lo hagas muy obvio, como en el caso de Félix, cosa que es así en este momento.
—No sé de qué hablan —sí sé de qué hablan, solo me hago la desentendida y finjo demencia ante la situación—. ¿Dion babeando por mí? ¿Qué más soñaron?
—A esto me refiero —recalcó Grace—. Parece que hablar del hecho de que le gustas a Dion es un tema tabú para ti.
—No lo es, solo digo que no creo que las cosas sean así —les aclaré—. La verdad es que Dion y yo somos amigos desde hace mucho tiempo, y no me veo en una relación con el mejor amigo de mi hermano.
—¿Pero no has pensado ni por un momento qué pasaría si se dieran una oportunidad entre ambos? —curioseó Erika.
Pensé por un momento antes de responder.
¿Lo había hecho?
Nunca se me había pasado por la mente eso con… Dion. O tal vez sí. No lo sé. No lo digo a mal, solo que él y yo no podríamos estar juntos. Al menos eso creo yo. Desde mi perspectiva, todo lo que somos Dion y yo no pasa de la amistad, aunque no voy a negar que a veces—solo a veces, de verdad—hay una pequeña tensión entre ambos. Pero eso no es algo relevante, ya que siempre la paso por alto, dándola como insignificante para mí.
No me quiero ver envuelta otra vez en un drama con un mejor amigo de Jack. Ya pasé por ese camino una vez y sé lo malo, doloroso e imborrable que es.
—No me lo había planteado, la verdad —confesé. No quería seguir hablando del tema, así que me levanté de mi lugar, guardando el archivo que había diseñado—. Yo debo irme, necesito ir a buscar a Jack.
—¿Estás escapando de la conversación? —Grace enarcó una ceja.
Bufé e hice un ademán con mi mano, como si lo que acabara de decir fuera algo absurdo.
—Claro que no, solo que de verdad necesito ir a buscarlo.
—Sí, está huyendo —comentó Erika, dándole una mirada a Grace—. No creo que nos cuente algo.
—Es porque no hay nada que contar —añadí.
—Es porque no hay nada que contar— añadí, guarde el documento, tomé mi bolso y camine hasta la puerta del club—. Las veo luego.
—¡Vas a contarnos todo en algún momento!— Grito Grace antes de cerrar la puerta.
Solté un suspiro, comencé a caminar por los pasillos hasta el gimnasio, el equipo de básquet tenía práctica así que Jack estaba ahí entrenando para los próximos juegos. Los pasillos estaban desolados, yo era la única alma que caminaba por ellos, finalmente después de girar en varias esquinas llegué frente a las puertas del gimnasio.
Titubeé antes de entrar, había venido aquí para quedarme y ver a Jack practicar y así evitarme las preguntas de Grace y Erika, pero no me había puesto a pensar que tal vez Dion este aquí. Si es así, tendría que hacer lo que llevo haciendo desde que estábamos en San Francisco; fingir que el beso no pasó y que no lo recuerdo debido a que estaba muy ebria.
Abrí las puertas y las atravesé con lentitud, el silbato y los gritos del entrenador resonaban por todo el lugar mientras que los jugadores estaban haciendo sus ejercicios tácticos, Jack estaba delante de uno de los grupos ayudándoles a mejorar sus movimientos con el balón. Tome asiento en las gradas en una de las filas de arriba para tener una mejor visión de todo el lugar.
Al parecer Dion no estaba, no lo encontré por ningún lado mientras escaneaba el gimnasio con la mirada, me relaje en mi lugar sabiendo que por esta vez me libre de cruzarme con él y tener que fingir no saber nada sobre lo que me iba a preguntar.
Tome mi teléfono y empecé a responder algunos mensajes, entretenida en lo que hacía no preste atención a la persona que se había sentado a mi lado hasta que carraspeó.
—¿Qué haces aquí?— Aparte la mirada de mi teléfono para ver de quién se trataba.
—Esperando a Jack y huyendo de algunas — clave mi mirada en él—. ¿Y tú qué haces aquí, Luka?
Los curiosos ojos verdes de Luka se clavaron en los míos mientras se acomodaba en su lugar estirando sus piernas y colocándolas sobre el espaldar del asiento de la otra hilera de gradas que estaba enfrente de nosotros. Paso sus manos detrás de su cabeza y apartó su mirada de mi para enfocarla en la pista de básquet.
—Ya no quería entrenar, así que te vi aquí y quise hacerte compañía— contestó con simpleza.
—Sabes que si no entrenas te sacarán del equipo, ¿verdad?
—Lo se.
—¿Aún así te vas a quedar aquí?
—Si.
Luka es uno de los muchos amigos de Jack con los cuales había interactuando a lo largo de mis años de secundaria, era menor que nosotros por un año, nos veíamos en fiestas a las cuales regularmente asistía con Jack y el equipo. No éramos los mejores amigos pero si cruzábamos palabras de vez en cuando.
—¿Sabes que tiene tu hermano?— Indagó curioso—; está muy distraído, algo triste tal vez.
—Esta…—titubeo un momento mientras buscaba las palabras adecuadas para seguir—, últimamente a estado estresado con cosas familiares.
Luka asintió, giro levemente su cabeza hacia mi otra vez:
—¿Y tú cómo estás?
—Estoy bien— respondí de forma automática.
Luka pareció analizar mi respuesta por un rato, con mucho detenimiento, como si buscará algo en mí actitud que le dijera que no era así. Él era alguien que tenía una buena intuición y a veces ocultarle algo parecía imposible, finalmente volvió a acomodarse en su lugar cerrado los ojos dejando que un alivio recorriera mi cuerpo.
Volví a centrar mi mirada en la pantalla de mi teléfono mientras deslizaba mi dedo por ella sin procesar verdaderamente lo que veía en ella.
—¿Qué hacen aquí?
Me congelé en mi lugar, no me hacía falta levantar la mirada para saber de quién era la persona que había hecho esa pregunta, mantuve mi mirada clavada en la pantalla de mi celular sin tener el valor de levantarla.
«¿De dónde salió?»
Luka soltó un quejido a mi lado ante la pregunta antes de responder:
—Creo que es más que obvio que estábamos disfrutando de la compañía del otro, al menos eso hacíamos antes de que llegarás, Dion.
—¿Disfrutando de la compañía del otro?— Cuestionó, no lo veía pero seguramente tendría su entrecejo fruncido debido a la respuesta de Luka.
—Si, Dion, eso acabo de decir— afirma Luka, en su voz se escuchaba un tilde de aburrimiento ante la pequeña charla con Dion.
—¿No deberías estar en el club?
Finalmente levanté la mirada, sus ojos ámbar estaban clavados en mi esperando una respuesta de mi parte.
—No, en realidad, ya había terminado de hacer mi parte y vine a ver a Jack.
Dion no dijo nada al respecto, pero su mirada no se apartó de mí. Su ceño estaba fruncido, como si algo lo incomodara, y no estaba segura de si era por encontrarme aquí con Luka o por la forma en que lo había estado evitando los últimos días. Quizás sea ambas.
—¿Y tú qué haces aquí? —pregunté, tratando de mantener mi voz neutral. Aunque ya sabía cuál sería su respuesta.
—Vine a entrenar—contestó Dion, metiendo las manos en los bolsillos de su chaqueta—. No esperaba encontrarte aquí.
—Sí, bueno… —hice un gesto vago con la mano—. Solo quería despejarme un poco.
Luka dejó escapar un resoplido, claramente entretenido con la situación.
—No pareces muy contento de verla, Dion —comentó con tono burlón—. Casi pareciera que no la has visto en días.
Dion le lanzó una mirada que decía claramente “cállate”, pero Luka solo sonrió con diversión.
—¿Y qué? ¿Ni siquiera un saludo decente? —siguió Luka, como si disfrutara incomodar a Dion—. Digo, después de todo, han pasado cosas entre ustedes…
Mi corazón se detuvo por un segundo.
—¿Qué cosas? —pregunté de inmediato, dándole una mirada fulminante a Luka.
—Oh, vamos, Mara, no te hagas la inocente —canturreó, inclinándose hacia adelante con una sonrisa socarrona—. Todos sabemos que Dion y tú son muy amigos desde hace años.
El palpitar de mi corazón se había acelerado por los nervios tras las palabras de Luka pero nuevamente se recompuso al oír sobre lo que hablaba. Él no sabía nada, nadie lo sabía; solo Dion y yo.
—Ah, eso —respondí, cruzándome de brazos.
Dion soltó un suspiro y se pasó una mano por el cabello.
—Luka, no es asunto tuyo —dijo con firmeza.
—Lo sé, lo sé —se encogió de hombros—. Pero es divertido verlos reaccionar.
Rodé los ojos y me puse de pie.
—Bueno, yo me voy.
—¿Ya huyes otra vez? —preguntó Luka con una sonrisa de suficiencia.
—No estoy huyendo. Solo tengo cosas que hacer, díganle a Jack que me busque en el estacionamiento cuando termine—contesté con frialdad.
Dion me observó con una expresión indescifrable, como si quisiera decir algo más pero se contuvo.
—Nos vemos luego, Mara —fue lo único que dijo.
Me giré sin responder y caminé con pasos rápidos hacia la salida del gimnasio. Podía sentir la mirada de Dion clavada en mi espalda, pero me obligué a no voltear.
No estaba huyendo.
Solo estaba… evitando otro problema.
[…]
¡Hola, lindas personitas!
¿Cómo están? Yo estoy muy bien.
¡Feliz día de San Valentín!
Hoy tenía la gran necesidad de subir este capítulo como mi regalo para este día, así que aquí lo tienen. También me gustaría saber si quieren que escriba extras de Él Club Del Periódico para fechas especiales como hoy.
Si es así, comenté este capítulo.
Además de esto, le cambié la portada al club del periódico (si, otra vez) y próximamente estaré cambiando la de este, cosa que les estaré avisando por Instagram para los interesad@s.
En fin, espero que pasen un bonito día de San Valentín y que tengan un excelente fin de semana.
Espero que te haya gustado este capítulo.
Deja tu voto y tu comentario.
Gracias por leer.
Besos Gea <3.
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