Parte única
Me encontraba cansado, miré a través de la ventana y pude ver como el aire movía la vieja higuera que se situaba en los restos de los que alguna vez fue el patio de una casa, la cual se encontraba en frente de mi habitación.
Tire hacia arriba de la vieja manilla de la ventana, tuve que hacer mucha fuerza pues era una ventana vieja y el metal se había oxidado. La madera de esta crujió y algún fragmento de la vieja pintura color blanco saltó hacia el suelo.
Me asome a la ventana con la esperanza de que el aire me refrescara un poco antes de meterme a dormir, pero al asomar la cabeza fuera no sopló nada de viento.
Parecía que el aire había parado de soplar y miré hacia el cielo. Pude ver como siempre en lo alto la constelación de la osa menor guardando el firmamento pero lo que me pareció extraño es que no pude apreciar ni una sola nube.
Algo desvió mi mirada hacia una parte oscura del cielo. Ese algo había emitido un grito horrible que hizo que se me erizasen todos los pelos del cuerpo. "Demasiados Creppys por hoy" y me reí.
Mi mente automáticamente pensó que aquello que gritaba no se trataba de otra cosa que no fuese un murciélago pues el grito se había desplazado por el cielo pero algo dentro de mi suplicaba que fuese algo más.
Volví a entrar en la habitación y estaba a punto de cerrar la ventana cuando el árbol se volvió a mover por el viento. Cambié de idea y volví a sacar la cabeza por la ventana pero tan pronto como asome un pelo de mi cabeza por la ventana el árbol dejo de moverse.
"O venga ya, voy a tener que enchufar el ventilador o que" pensé mientras volvía a meter la cabeza dentro de la habitación pero de nuevo aquel grito me llamó la atención. Antes se había escuchado a la derecha de la ventana, lugar por donde se encontraba el pueblo pero ahora lo había escuchado a la izquierda. El árbol se volvió a mover pero esta vez no asomé la cabeza, me quede mirando el árbol, como las ramas eran mecidas por el viento. Llevaba viendo el árbol dos minutos cuando decidí sacar la cabeza pero en cuanto fui a sacarla el árbol se dejó de mover.
Mi enfado era máximo pero cuando fui a cerrar la ventana el grito hizo que me quedase parado en seco. Había pasado por encima de cabeza y justo cuando lo había hecho el árbol se había movido. Asome mi cabeza y como ya era normal el árbol dejo de moverse.
Ya me había cansado a si que volví a entrar a mi habitación y me puse el pijama.
Cuando me disponía a cerrar la ventana algo impacto contra el tejado de la vivienda. Me quede quieto esperando para saber que podía haber sido eso y entonces fije mi mirada en el árbol, lo que vi me dejo horrorizado. No era un árbol normal, las ramas ocultaban grandes brazos con los cuales cubrían un rostro demoniaco. Recuerdo el rostro por que fue algo tan obsceno que no podré olvidarlo jamás.
Aquellos ojos eran grandes, demasiado grandes para ser reales, puedo describirlos por que de ellos emanaba un color amarillo. Una boca grande era cubierta por un sinfín de afilados dientes que parecían no tener un final claro.
Me quede temporalmente paralizado por el horror que mis ojos contemplaban pero algo hizo que mi miedo fuese aun a peor. Aquel grito provenía de encima de mi tejado, aquello que había impactado era lo que había estado volando y gritando en el cielo nocturno.
Empujé con toda mis fuerzas las ventanas hasta que se cerraron y tiré tan fuerte de la cuerda de la persiana que esta se soltó y cayó de golpe. Me tiré en la cama mientras temblaba como un niño que acaba de sufrir una pesadilla. Me tapé con las mantas y me quede en silencio pero temblando hasta que el sueño me venció y caí dormido.
Cuando desperté me asomé con temor por encima de las sabanas. Cogí el móvil y mire el reloj. Eran las nueve de la mañana y podía escuchar como mi padre y mi hermano cargaban las cosas para marcharnos. No tarde mucho en recoger todas mis cosas y bajar hacia la entrada donde mi abuelo me esperaba para darme un beso de despedida.
Guarde mis cosas en el maletero del coche y me fui a darle un beso de despedida. Cuando ya me alejaba mi abuelo me volvió a llamar y cuando estaba lo suficientemente cerca me dijo algo al oído que me dejó paralizado.
Subí a la furgoneta y mi padre arrancó el coche. Mientras salíamos hacia la carretera miré hacia atrás por el retrovisor. Mi abuelo estaba en medio de la carretera diciéndonos adiós con la mano, pero yo no me fijaba en el, si no en una mano cubierta de hojas que asomaba por encima de una vieja pared de adobe y me decía adiós.
Nunca le conté a nadie esto, nunca di muestras de haber padecido lo que padecí aquella noche pero es que ya no puedo más. Jamás conté a nadie que de las ramas de aquel árbol, aquella noche pude ver un montón de cuerdas con gente colgando de ellas y concretamente de una de ellas alguien se retorcía mientras intentaba escapar de su muerte. Jamás le dije a nadie las palabras que mi abuelo me dijo, "No se lo cuentes a nadie", las cuales se han quedado grabadas a fuego en mi mente.
Miro por la ventana y el aire mece los arboles del parque que se encuentra en frente de mi apartamento. Llevo varios días encerrado aquí por lo que decido abrir un poco la ventana para que se ventile el ambiente.
Me vuelvo a sentar en el ordenador para terminar de transcribir esta historia.
Han pasado ya varios minutos y estoy intentando terminar de escribir esto lo más rápido posible, veo como los árboles se llevan moviendo con más ferocidad desde que he abierto hace un rato las ventanas pero todavía no ha entrado ni una gota de aire.
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