Capítulo 8

Cap. 8

MAYA.

Llegamos a la mansión Leonardou y los trabajados están atareados por todos lados. La mansión es de color blanco, de dos pisos y una terraza con vista al mar, también tienen establos y un gran campo para los caballos, todo se ve más lujoso y espacioso que la villa.

— ¡Mi amigo! —Un hombre pequeño y gordo nos recibe, este es Ángelo Leonardou—Feliz viaje espero hayas tenido.

—Sí que lo tuve, amigo. —Se dan un ligero abrazo con palmada—

A lado de Ángelo noto a una señora delgada y de cabello negro hasta la cintura, su piel es blanca y su vestimenta es bastante elegante.

—Mi querido Francesco, te presento a mi esposa Priscila. —La mujer extiende su larga mano y la estrecha con la de mi progenitor—

—Señor Simonetti, es un placer conocer a los socios de mi marido.

Sam de enseño a reconocer a una víbora cuando me la encontrara en el camino, está no parecía de cascabel, pero me hacía estar alerta como si fuese una.

—El placer es todo mío conocer a las hermosas esposas de mis socios. —Francesco besa ligeramente su mano—

—Y tú debes ser mi nuera. —Dice Ángelo—

Hasta que por fin me notan.

—Así es, amigo. Finalmente mi querida Maya, está en casa. —Francesco me abraza ligeramente—Tengo lo que todo hombre quiere, poder y una hermosa familia.

—Y con este nuevo trato que cerraremos será magnifico administrar las ganancias. —Expresa, la mujer vampiro—

—Claro, es que el matrimonio de mi hija es para cerrar un trato y conseguir poder. —Interrumpe mi madre, llevándose una mala mirada de todos—Disculpen la incomodidad, pero nosotras queremos descansar.

—Oh, claro. Por aquí, querida. —Nos indica la mujer de Ángelo—

La señora Leonardou, nos dirige al interior de la casa. Tiene un estilo bastante casual, cuadros de playas, algunas esculturas griegas, las paredes son de color blanco y las cortinas de azul marino, es muy bonito la verdad.

—Está será la suit de Maya, querida. —Le informa Priscila a mi madre—

— ¿Mi hija tendrá su propia suit?

—Evidentemente, querida. Todas la tendrán, hasta su acompañante. —Ella observa a Koral—

—Koral Santana, soy la dama de compañía de Maya. —Se presenta con la frente en alto—

—Un gusto. —Responde tajante, mi futura suegra posa su mirada en mí— ¿Puedo hablar contigo a solas?

Mi madre y Koral me observan esperando mi respuesta, ¿Qué querrá está señora? Nada bueno, seguramente.

Mantengo el contacto visual con Priscila y asiento. Nos abrimos camino por el mismo pasillo por donde llegamos, bajamos las elegantes escaleras de color blanco y llegamos a la primera planta. Noto como ella me detalla, a cada paso que doy mantiene su vista clavada en mí, es escalofriante.

Nos detenemos frente a un cuadro, en él está reflejado un chico de piel blanca, cabello negro y ojos marrones, está vestido con un elegante smoking negro que hace resaltar su cabellera.

—Él es mi Dimitri. —Priscila rompe el silencio—

Estoy segura de que leyó la curiosidad en mi mirada.

No sé qué decir así que me mantengo en silencio, sé que ella desde que llegue tiene varias cosas que decirme.

—Créeme, que no me emociona la idea de que seas la esposa de mi hijo. —Me mira con recelo—

—Pues ya somos dos, señora. —Admito—Yo no quería esto.

—Me lo imagino, sé quién eres. No eres más que una bastarda, la hija ilegitima de Francesco, mi hijo merece algo mejor que tú. —Su mirada se vuelve fría, tanto que los vellos de mi espalda y brazos se erizan—Lo queramos o no debemos convivir como familia, tu matrimonio con mi hijo nos dará una buena alianza con los italianos.

Bufo. — ¿Quiere decir que prácticamente fui vendida por mi padre y comprada por su hijo?

—Más o menos, así funciona esto, linda. —Me toma del brazo con fuerza—Sólo entiende una cosa, niña. El día en que seas esposa de Dimitri tu vida y decisiones estarán bajo mi poder, ¿entiendes?

Mis ojos pican por las lágrimas, maldita sea ¿en qué infierno me metí? Me siento indefensa, está no soy yo. ¿Por qué dejo que está mujer murciélago me hable de esta manera?

— ¿Todo bien por acá? —Escucho la áspera voz de Ángelo—

—Claro que sí, mi amor. —Priscila le regala una sonrisa—Sólo le enseñaba a Maya el cuadro de Dimitri, no sabes lo emocionada que está por conocerlo.

Ella me mira y yo asiento abrazándome a mí misma.

—Sí... me muero de ganas. —Bajo la mirada—Quisiera ir a mi habitación, estoy muy cansada.

—Adelante, querida.

Paso por un lado de ellos y cuando llego al pie de la escalera, tengo que sostenerme del pasamano para no caer al suelo. Mi pecho arde y no puedo respirar, tengo pequeñas convulsiones antes de poder recuperar el aliento.

¿Ahora qué voy hacer? Soy una prisionera de la mafia griega y ahora me pregunto, ¿Dimitri será igual o peor que su madre?

(...)

Después de tomar un largo baño para tratar de relajarme, decido ponerme un vestido playero color azul rey junto con sandalias de estilo griego color blanco.

Salgo al balcón y observo el mar, está habitación y la de la villa tiene mucho parecido, una vista espectacular al mar. Entro de nuevo a la habitación y me acuesto en el sofá.

— ¿Maya? —Escucho la voz de Koral—

La observo, está asomada en el umbral de la puerta, le hago un gesto con la mano para que pase.

— ¿Qué te dijo la mujer esa? —Se sienta a mi lado—

—Pues...—Empiezo—No le agrado en lo absoluto, me dijo que prácticamente soy una prisionera para ella y su familia, soy una bastarda ¿Y sabes qué? No me defendí porque tiene razón.

— ¡¿Qué?! Oye, eso no es cierto. —Frunce el ceño—Maya, ese matrimonio no se va a dar, porque para mañana tú ya estarás en brazos de Harry.

—No, Koral. —La detengo—Me he dado cuenta de algo, hacer que Harry intervenga significa una sola cosa: Ponerlo en riesgo, y eso es lo que no quiero. —Me paso la mano por el cabello—Agradezco tu ayuda y lo poco que has hecho por mí, pero creo que no tengo salida.

—No, no pierdas la esperanza. —Toma mi mano—Tienes que confiar en que todo saldrá bien, ¿sí? Confía en Harry.

Rió sin ganas. — ¿Qué caso tiene? ¿El que yo lo amé, que él me amé? No lograremos estar juntos.

—Maya...—La interrumpo con la mano—

—Quiero estar sola, Koral...—Suplico, pero ella no se levanta—Por favor.

—Estaré con tu mamá.

La morena se pierde por la puerta. Me quedo sola en la habitación hundida en un profundo mar de pensamientos negativos, me he convertido en alguien que ni siquiera reconozco, sólo muerta podría acabar con todo esto.

Muerta...

Miro el horizonte del océano desde el sofá y espero que lo que se me acaba de ocurrir funcione.

***

> En pocos minutos el capítulo 9, les debo dos capítulos que serán publicados hoy <

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-Grecia.

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