Capítulo 3
Cap. 3
MAYA.
Camino por los largos pasillos con ventanales que llegan al techo, es un lindo día en la villa, el océano brilla esplendorosamente y la arena se ve tan blanca como la nieve.
Me detengo cuando llego a la puerta del despacho de mi padre. Toco tres veces antes de escuchar un "pase" del otro lado.
Francesco está sentado en su gran escritorio de madera, ahí como lo veo, parece un rey. O más bien, el demonio en persona.
—Princesa. —Francesco se levanta con los brazos abierto—Pasa, pasa, pasa.
Entro con la frente en alto al despacho, no me dejaré intimidad. Todo está decorado de color negro y rojo, hay un pequeño mini bar y los muebles son de cuero negro, un gran cuadro con la imagen de Francesco fumando un tabaco es el centro de atención.
Noto que está acompañado por Augusto, a diferencia de Francesco este tipo es un poco más joven.
— ¿Me llamaste? —Me mantengo seria—
—Así es. —Vuelve a sentarse y me indica que haga lo mismo—
Obedezco sentándome en la silla frente a él.
—Princesa, quiero presentarte a Augusto Simonetti. —Lo señala—Mi mano derecha, mi hermano y...
Lo interrumpo.
—Mi tío. —Observo al asesino de Paige, con repulsión—
—Dichosos son los ojos que te ven, Maya. —Me sonríe, pero yo me mantengo inexpresiva—La última vez que te vi usabas pañales, que bueno que regresaste a donde perteneces.
Este hombre debe de ser al menos siete años mayor que yo, no me sorprendería si pasa los treinta años. Se ve demasiado conservado, cabello castaño claro, buen cuerpo, alto y ojiazul, sería el partido perfecto para cualquier chica.
Sonrío falsamente y volteo a ver a Francesco.
— ¿A qué se debe esta linda reunión familiar? —Indago—
—Quería que conocieras a tu tío. —Me sonríe—Y quiero que hagamos un pequeño trabajo.
Frunzo el ceño.
— ¿Qué tipo de trabajo?
Francesco sonríe.
—Ya verás.
Los hermanos y yo salimos del despacho, en el camino nos encontramos con mi mamá. Francesco le da un beso en los labios a mi mamá y cuando se separan ella discretamente se limpia.
—Iremos a dar una vuelta, querida. —Informa Francesco—
—No intentes nada, por favor. —Suplica mi madre—
— ¡Por favor, Clara! Tengo derecho a salir con mi hija. —Francesco me mira—Recuperaremos el tiempo perdido.
—Mamá, estaré bien. Enserio. —Aseguro—
Mi madre asiente poco convencida.
Una Homers negra nos espera afuera, Augusto se sube atrás conmigo, mientras que Francesco se sube adelante junto con el chofer.
La manera en la que Augusto me mira me causa escalofríos, sus ojos son de un azul penetrante muy intenso, es como si me analizará. Con este vestido siento como si mirara a través de él, la sensación es asquerosa.
(...)
Minutos después llegamos a una colina con un gallinero abandonado, desde el acantilado puede verse toda la isla y el oleaje agresivo choca con las rocas puntiagudas, cualquiera que caiga no sobreviviría.
Me bajo de la camioneta igual que todos, aparto mi cabello del rostro. La brisa es bastante fuerte desde está altura.
— ¿Qué hacemos aquí?
—Nuestro trabajo. —Contesta Augusto—
Tengo un mal presentimiento.
Francesco abre la puerta del gallinero, adentro está oscuro y el hedor a mortecina es nauseabundo, escucho hasta el sonido de uno que otro ratón. Una luz se enciende y me doy cuenta que hay dos hombres de Francesco al fondo.
—Verás, Maya. —Comienza Francesco—El tráfico de personas, drogas y armas es algo bastante importante en nuestra familia. Es lo que nos ha hecho quienes somos hoy en día, un trabajo especial que lleva generaciones.
—Llega al punto, ¿quieres? —Tiemblo levemente—
—El idiota de Sam te crío para cazarnos, lo que no sabías es que eres parte de esto. —Me mira sombríamente—No fue tan estúpido, te crío en el ambiente adecuado, estás familiarizada con nuestros objetivos.
Chasquea sus dedos y los hombres de Francesco arrastran a un hombre enfrente de nosotros, jadeo llevando ambas manos a mi boca.
Su cara es descubierta y noto que lo han golpeado, sus manos y pies están atados. Sangre cae de su nariz y boca, su ojo esta horriblemente morado y su labio hinchado, es un monstruo.
— ¿Sabes lo que pasan con las escorias que me deben dinero y no lo pagan a tiempo? —Se pasea haciendo círculos alrededor del hombre—Se mueren.
El anónimo se queja y gimotea, la mordaza en su boca no lo deja hablar.
— ¿A dónde quieres llegar? —Mi voz se empieza a romper—
— ¿Has matado antes, no? —Me paralizo—Quiero que lo hagas, ahora.
Francesco está frente a mí, es más alto que yo así que tengo que mirar levemente hacía arriba.
—Estás loco. —Susurro—Sí, he matado pero en defensa propia, no mataré a este pobre hombre.
— ¡¿Pobre hombre?! —Francesco lanza una carcajada que retumba en la madera—Hija, ¿sabes por qué este pobre hombre, como le dices, me debe dinero?
Me encojo en hombros.
—Violó y mutiló a su hija de seis años. —Cierro los ojos, un nudo se instala en mi garganta—Me pidió dinero para que callará a los policías y salirse con la suya... ¡¿Eso lo hace un pobre hombre?!
Trago grueso y susurro. —No.
— ¿Entonces? Quiero que lo mates, Maya. —Me entrega una 9mm—
Nunca en mis seis años de entrenamiento una pistola me había dado terror, pero en estos momentos, el arma que tengo en las manos me repugna.
—Mátalo, princesa.
Sin darme cuenta las lágrimas descienden por mis ojos, mi mano tiembla en el momento en que apunto a la cabeza del desconocido. Veo el terror en sus ojos y en ellos me reflejo yo, siento asco de mi misma, no soy capaz de hacer esto. Maldición, Sam estaría tan decepcionado de mí.
—¡¡Dispara, coño!! —Grita Francesco, irritado—
El hombre amordazado llora y a pesar de no escucharlo, suplica por su vida.
Yo no soy esto. Me repito una y otra vez en la mente.
Sin pensarlo dos veces, mi mano se mueve en dirección a la cabeza de Francesco, ahora lo estoy apuntando a él. Los hombres de Francesco intentan sacar sus armas pero él los detiene.
El italiano sonríe. —Sabía qué harías esto.
Tiemblo y sollozo, está es mi oportunidad de acabar con todo.
—Eres tan predecible, linda. Sam no te enseño lo suficiente.
—¡¡No te atrevas hablar mal de él!! —Grito para después sollozar—
Francesco carcajea.
— ¡Oh, vamos! —Se acerca, ahora su frente está pegada a la pistola—Tu no vas a dispararme.
— ¿Ah, no? —Pongo mi dedo en el gatillo—No me conoces.
—Te veo a los ojos, ¿y sabes que veo? —Sonríe—Miedo.
Mi labio tiembla.
—Sabes que si me matas ahora, mi hermano dará la orden de que maten a todos los García. —Afirma—Y tú no quieres eso... si vas a matarme hazlo ahora, Maya.
Mi respiración se acelera y mis sollozos aumentan, estoy tan confundida.
No sé qué hacer.
—¡¡Mátame!!
Un grito sale de lo más profundo de mi garganta al mismo tiempo que aprieto el gatillo.
No le disparé a él, pero si a la pared a lado de su cabeza.
—Yo...—Tiemblo de pies a cabeza—No soy como tú.
Lanzo la pistola al suelo y salgo del gallinero echa un mar de lágrimas y con un coraje demasiado grande.
------>>
Si te gusto el capítulo recuerda votar y dejar tu comentario <33
Para más información ve y sígueme en Instagram ---> novelsofgreece
El próximo capítulo será el sábado, NO TE LO PIERDAS !!
-Grecia.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top