Capítulo 11

Cap. 11

MAYA.

Al día siguiente despierto a causa del sonido que hacen las cortinas cuando Koral las abre de par en par dejando entrar la luz del sol por completo a la habitación.

—Arriba, princesa. —La escucho decir, gruño en respuesta—

—Vete, es temprano. —Murmuro, colocando la almohada en mi cara—

—Son las 8:30. —Jala mis cobijas y chillo—Además, tú y yo debemos hablar.

—¿De qué?

—Tu encuentro con Dimitri.

Resoplo, abro los ojos y aparto la almohada de mi cara. Observo a Koral, quién me ve con ojos de intriga y curiosidad.

—Pues, ¿para que mentirte? No eres ninguna tonta. —Ella toma asiento—Yo... quedé muy afectada con lo que Priscila me dijo, entre en una especie de limbo, creí que la única forma de escapar de esto era con mi muerte.

—Es lo más estúpido que he escuchado.

—Lo sé. —Hago una mueca—Soy una cobarde.

—No te mentiré. —Vacila—Fue egoísta, porque no pensaste en todas las personas que te quieren, ni el daño que provocarías. Además, ¿no quieres ver cómo caen uno por uno estos imbéciles? Yo creo que Harry estaría decepcionado de ti si te dieras por vencida.

La veo, pero no digo nada.

—No conozco mucho a Harry, pero de la manera en que hablo de ti me hizo entender que eres una chica fuerte y no te rindes con facilidad. Entiendo que estés algo afligida por todo esto, pero no te puedes derrumbar, Maya.

—Tienes razón, es sólo que... ¡Dios! —Pasó las manos por mi cabello—He olvidado quién soy.

—Entonces, déjame recordártelo. —Me mira a los ojos—Eres Maya García.

Koral se levanta y camina en dirección a la puerta.

—Ah, tu mamá y yo iremos a la ciudad a comprar los vestidos de esta noche, Francesco salió junto con los padres de Dimitri, así que tienes la casa literalmente sola para ti. —Me guiña el ojo—Te veo luego.

Me cuesta admitirlo, pero ella tiene razón, soy Maya García, no puedo derrumbarme debo hacer lo que sea para salir de aquí... pero ¿cómo?

Me levanto de la cama y camino hacía el balcón, es una linda mañana en la isla de Santorini. El cielo es azul y el agua es tan cristalina que puede verse lo que hay debajo. Veo el barco de Dimitri en el puerto de la mansión, las letras escritas al costado de él dicen en caligrafía cursiva "Afrodíti"

Curioso...

Me adentro nuevamente a mi suit y me dirijo al baño esta vez, es muchísimo más grande que mi cuarto en Virginia, también tiene un vestidor y closet incluido lo que lo hace ver más extravagante. La ducha es grande y espaciosa con una regadera que cae a estilo de lluvia, me despojo de mi pijama y entro dejando que el agua fría despierte cada musculo de mi cuerpo.

Cuando salgo ya me siento mucho mejor, más fresca y despierta. Abro las puertas del closet y sorpresivamente ya están listos mis outfits, tomo lo primero que encuentro. Unos shorts color beige y una blusa blanca holgada, también tomo unas botas hasta los tobillos color negro para combinar.

Koral dijo que no había nadie en la casa, eso me da un gran alivio. Tomar un respiro de la tensión familiar que abarca está mansión. Bajo las escaleras y a los únicos que veo son a las personas del servicio, camino un poco más y detallo que el gran salón está siendo decorado, claro, está noche es la fiesta de Francesco. Pongo los ojos en blanco y llego hasta lo que parece ser el comedor, una gran mesa de madera rodeada de dieciséis sillas y en una de ellas está sentado Dimitri. Está concentrado leyendo un libro mientras bebe un humeante café.

—¿Interrumpo? —Musito saliendo de mi escondite, espero no se haya dado cuenta que lo espiaba—

Se quita los lentes y me regala una sonrisa mientras se levanta.

—Hola. —Vaya, no olvido mi nombre—Para nada, ven.

Muerdo mis labios viendo cómo llega hasta mí.

—Veo que no eres muy madrugador. —Vacilo mirando su desayuno a medio terminar—

—No, no me apetece que la primera comida del día sea junto a mi familia. Por eso prefiero despertar a más de las 8. —Dimitri hace a un lado una de las sillas y me ofrece asiento—

Él se sienta a mi lado y noto el libro a un lado de su plato.

—¿Qué leías? —Inquiero—

—Ah...—Observa su libro—Un poco de poesía, un poco de Shakespeare y eso.

—Vaya. —Apoyo mi barbilla en mi puño—Un fanático de la poesía, no esperaba eso de ti.

—Ah, ¿no? Y ¿Qué esperabas de mí, que fuese un desalmado como mi padre? Para nada.

Eso me da un impulso de querer preguntarle más acerca de él, pero prefiero mantenerme callada por el momento.

—¿Quieres que pida un buen desayuno para ti?

—Por favor, aún no me familiarizo con el griego. —Él ríe—

—Descuida, yo me encargo.

Dimitri se encarga de que las empleadas me sirvan un gran desayuno estilo muy griego, hay una gran variedad de ensaladas de fruta acompañadas con pan tostado, miel y mermelada.

—¿Cómo está?

—Está rico. —Respondo mientras aún mastico, me limpio las esquinas de la boca con la servilleta y tomo un poco de café—El café colombiano es mejor.

—Golpe bajo. —Dimitri ríe—

—Aun así, está muy rico todo. —Sonrío—

—Me alegra que te gustara, Seirína. —Así me llamo en el barco—

—¿Y eso que significa? Ayer también me llamaste así.

—Significa Sirena en griego. —Enfatiza—

—¿Y por qué?

—Te encontré en el mar. —Muerde una aceituna—Cuando te vi flotando creí que eras una especie de ninfa marina, una criatura completamente hermosa que reside en el mar.

—Eso tiene más sentido.

Aparta su mirada de la mía.

—¿Te gustaría dar un paseo por la playa? Apuesto a que mueres por conocer la isla.

Sé que no debería, pero tengo un plan en mente y tengo que encargarme de que Dimitri sea de fiar.

—Me encantaría.

Salimos por la puerta principal y el aire fresco hace que mi cabello revolotee, Dimitri se coloca unos lentes de aviador y camina junto a mí. Hay que admitir que el lugar es paradisiaco ideal para unas vacaciones soñadas, pero como yo lo veo es una cárcel.

—Háblame de ti. —Él decide romper el hielo—Lo único que sé es lo poco que he investigado de ti y lo que me ha contado mi padre.

—¿Me investigaste? —Lo miro sorprendida—Eso es acoso, ¿sabías?

—No lo es cuando te comprometen con una desconocida.

Ok, el griego tiene un punto.

Aparto mi cabello del rostro y caminamos al muelle dónde se encuentra su barco.

—Y este, es mi barco de pesca. —Dice—

Es grande, de color blanco con unas hermosas velas. Dimitri tiene una tripulación a su mando, me divierte la situación ya que es cómo un pirata griego.

—Afrodita. —Leo el nombre de su barco—¿Cómo la diosa del amor?

—Así es.

—¿Por qué?

Chasque la lengua.

—Pienso que el mar está plagado de hermosas criaturas, Afrodita no sólo era diosa del amor, también lo era de la belleza. Mi barco es una belleza.

—Eres fiel creyente de la mitología, ¿no?

—Típico cliché griego. —Se encoje en hombros haciéndome reír—¿Quieres subir? Daremos una vuelta

—Claro.

Subimos al gran velero y puedo detallar a los empleados de Dimitri arreglando todo para zarpar. Todo es de madera pura, las velas brillan a causa del sol. Subiendo las escaleras se encuentra el timón, también hay una pequeña habitación en el centro del barco, todo está increíblemente limpio a pesar de crudo olor a pescado.

—Asombroso, ¿no? —Su voz me saca de mis pensamientos—

—Es muy bonito.

—No has visto la mejor parte, ven. —Me toma de la mano y me jala con él—

Subimos las escaleras hasta donde está el timón, Dimitri da la orden para que eleven el ancla y rápidamente el barco se aleja del muelle.

Veo lo sereno y feliz que se ve Dimitri al estar en altamar y finalmente llego a la conclusión de que él no es como sus padres, y eso me dará ventaja más adelante.

—¿Y qué hay de ti, Dimitri? —Pregunto yo esta vez. Sus ojos están fijos en el mar— ¿Qué hay de tu vida?

Suspira mirándome, le entrega el mando a uno de sus hombres y se posa frente a mí. Es más alto que yo, lo que me obliga a mirar hacia arriba.

—En el comedor dijiste que no soy lo que tu esperabas... ¿crees que soy un monstruo igual que mis padres? Claro que no.

—Empiezo a entenderlo.

—Yo no pedí nacer en la mafia griega, pero me toco y algunas veces debemos enfrentar lo que nos depara el destino, no tengo escapatoria.

—Tal vez si la hay. —Él me mira confundido—Necesito saber si puedo confiar ciegamente en ti. Por favor, Dimitri, dime que sí.

—Puedes confiar en mí, Seirína.

Suspiro. —Creo que juntos podemos acabar con las mafias griega e italiana. Yo tampoco pedí esto, el matrimonio arreglado, ni que Francesco sea mi padre biológico. —Pongo los ojos en blanco—Pienso que, si trabajamos juntos, podremos ser libres.

—No sabes lo que dices. —Niega con la cabeza—Una vez que naces en esto no hay manera de salir, mi padre tiene contactos en toda Grecia y gran parte de América, es como estar atrapado.

Bajo la mirada. Él me ha demostrado sinceridad, sé que está asustado y por eso se está negando.

—¿Entonces estás dispuesto a mantenerme presa de por vida? —Trago grueso—Sé que estás asustado, pero te necesito para poder escapar, ambos debemos escapar. Porque tú tampoco serás feliz si nos casamos, ayúdame.

Él no dice nada.

—La única forma de acabar con tus padres y Francesco es matándolos.

—No te lo negaré, mi deseo más grande es ver a mis padres muertos... es una locura ya que son mis progenitores, pero no merecen ese título. —Suspira—

—Trabaje para la DEA toda mi vida, otra opción sería mandarlos a prisión.

—Estoy contigo, Seirína. Tienes razón.

***

Los nuevos capítulos de EL APRENDIZ TODO O NADA comenzarán a publicarse nuevamente a partir de hoy, para las que son nuevas recuerden que los días de actualización son los miércoles y sábados, siempre y cuando la electricidad me lo permita.

Gracias a todas por ser pacientes y esperar.

Recuerda votar y dejar tu comentario si te gusto el capítulo, para los próximos días estaré haciendo dedicatorias en cada capítulo nuevo, van a tener que comentar mucho y votar si quieren que les dedique aunque sea un capítulo cada semana :)

Disculpen las faltas de ortografía.

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-Grecia.


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