Cap. 6

Terminé de acomodar todo en la tienda de acampar y me recosté un rato, cerré los ojos relajando mis músculos y escuché los sonidos de diversos animales.

Sam se puede decir que era el típico jefe que le gustaba intimidar a sus soldados, pero conmigo no pasaría eso. Tal vez no soy un agente del FBI pero fui el mejor estudiante en la Academia de Policías. Y el chico, Marco, se notaba a kilómetros que era de esos que siempre buscaban la aprobación de papi, quería ser igual a su padre.

¿Y Maya...?

Solté un suspiro pesado. Maya, esa chica escondía muchos secretos detrás de esos ojos color marrón, la imagen de la chica apuntándome a la cabeza seguía clavada en mi cabeza, se veía que no era la peculiar niña superficial que se escondía detrás de papi por miedo a los villanos, no, esa chica era distinta.

Un movimiento afuera de la tienda capto mi atención, me levanté y abrí, era Crystal.

—Hola.

—Hola—Respondí— ¿Qué haces aquí?

—Quería verte...

—Ah...—Dije simplemente—

—Lamento la forma en la que se presento Sam, es que tiene en la cabeza esta típica idea de líder Alfa y todo eso...

—Me estás diciendo algo que llevaba analizando desde que llegue.

—Oh. —Bajo la mirada— ¿Quieres que demos una vuelta? Sam tiene un jardín muy lindo por aquí.

Sé que no debería, pero Crystal se ha convertido en una buena compañía desde que llegue, así que tomé mi chaqueta y me la coloque.

—Vamos.

Este lugar seguía sorprendiéndome a medida que me adentraba más en él, Crystal nos llevó a un jardín rodeado de luces y fuentes.

— ¿Este sitio no tiene final, o qué? —Pregunté una vez que nos sentamos en los bancos de sementó—

Crystal ríe acomodando su cabellera rubia.

—Cuando Sam se retiró, compro como...veinte o sesenta hectáreas de este bosque, por eso lleva su apellido "García"

—Una buena manera de gastar dinero, ¿no? —Lance una piedra a la fuente de enfrente, Crys volvió a reír—

—Sí, ya lo creo. —Su mirada se perdió en el bosque—

—Sam mencionó...que eras pasante. —Me atreví a decir—

—Ah, sí. —Jugó con sus dedos—Yo...entre a la agencia cuando tenía dieciocho años, era una completa idiota.

— ¿De verdad? —Asintió—

—Una total perdedora. Solía vagar por los pasillos sintiéndome invisible, hasta que conocí a Sam.

— ¿Es por eso que le tienes tanta fe?

—No. —Me miró—Le tengo fe porque he visto de lo que es capaz, y sé que cuando se conozcan más podrán llevarse bien. Conozco tu historia, Harry...y no es muy distinta a la de él.

—No lo sé...no te prometo nada, Crys.

Ella me miró con un brillo peculiar en sus ojos.

—Crys. —Repitió—Así solía llamarme mi padre.

— ¿Y qué le paso?

—Murió. —Dijo encogiéndose en hombros—O eso creo. Al tener su tercer matrimonio no le basto con dejarme en un internado en Suiza.

—Vaya...lo siento.

—Descuida. —Su mano se poso en la mía sorprendiéndome—No eres el único que ha pasado calamidades, Harry.

Nos quedamos mirándonos por un rato.

— ¡Oigan! —Escuché una voz femenina—

Mierda