Cap. 38

Marco estaciona la camioneta frente al hotel, muevo ligeramente a Maya y ella se queja y se remueve en el asiento.

—Maya, ya llegamos. —Le susurró—

Ella abre los ojos somnolienta. — ¿En dónde estamos?

—En el hotel.

Salimos de la camioneta, ayudo a Maya con sus tacones mientras ella camina descalza. El poco personal que aún trabaja en el lobby nos mira escandalizados, claro, estamos hechos un desastre no los culpo.

—Supongo que tenemos que tratar de dormir. —Dice Ashton—

—Mi mejor amigo está muerto. ¿Crees que podré dormir? —Zed está bastante afectado por la situación—

—Chicos, Mckenzie tiene razón. —Afirma Marco—Todos debemos dormir.

— ¿Cómo le diremos a Camila que papá está secuestrado?

—De eso me encargo yo. —Le dice su hermano—

Marco besa a Maya en la frente y se pierde en el elevador, Zed y Ashton son los siguientes en irse.

Suspiro pesadamente y veo a Maya desatar el poco peinado que le quedaba, sus rizos caen por sus hombros mientras los alborota.

—Vaya nochecita. —Dice con ironía—

—Estaremos bien, será mejor que subamos.

Pongo mi mano en su espalda y subimos por el elevador, llegamos a la suit y encendemos las luces. Ya son las 4:40am, no es mucho lo que dormiremos.

—Ah...tomaré una ducha, ¿te importa?

—No, claro que no. Yo usaré el otro baño.

—Claro. —Responde simplemente—

Al cabo de un rato escucho el agua de la regadera.

Empiezo a desabotonar mi cabeza y entro al segundo baño, me quito el chaleco antibalas y el pantalón junto con mi bóxer. El agua caliente cae por mi cuerpo relajándome, fue una larga noche llena de muchas emociones, a pesar de que perdimos a un hombre del equipo y a nuestro jefe completamos el objetivo. Ahora sabemos que Francesco tiene un conflicto con la mafia griega y que si se juntan serían invencibles.

Pasa alrededor de veinte minutos de meditación en la ducha y salgo con una toalla amarrada a mi cintura, llego a la habitación principal y no veo rastro de Maya. Me pongo unos bóxers y un mono de pijama, salgo a la sala y la veo, está en el balcón del living.

Carga una bata de baño blanca y su cabello está mojado.

—Hey...—Ella no se inmuta y se gira a mirarme— ¿Qué haces afuera?

—Nada...sólo. —Hace una pausa—Pensaba.

Camino hacía ella. Aún está oscuro pero a lo lejos del horizonte puede verse que empieza amanecer.

—Lograremos salvar a tu padre. —Ella suelta una risa nasal—

— ¿Sabes cuál es la gravedad del asunto? —Niego con la cabeza—

Maya suspira y muerde sus labios.

—Mi familia tiene una cuenta pendiente con Simonetti.

—No te entiendo.

—Mi mamá...—Baja la mirada—Cuando tenía diecisiete años fue comprada por Francesco, ella era prostituta en un bar de Medellín. Él la compro y se la llevo a Italia, la convirtió en una de sus esposas. Pero a diferencia de las demás mi madre era la principal, la señora de la casa por así decirlo.

Frunzo el ceño escuchando su historia.

—Pero a pesar de que Francesco la llenaba de oro y joyas, mi mamá no era feliz. —Hace una pausa—Ella era una prisionera. Pero todo cambio cuando la DEA dio el primer ataque, en ese grupo de agentes estaba el héroe que necesitaba mi mamá.

— ¿Hablas de tu padre? —Ella asiente—

Sonríe. —Mi papá apenas era un agente en entrenamiento como lo somos nosotros ahora, ella le suplico que la sacara de ahí y él lo cumplió. Diría que mis padres se enamoraron a primera vista, se casaron al poco tiempo y el recuerdo de Francesco se convirtió en eso. —Se encoje en hombros—Sólo un recuerdo.

— ¿Y cómo murió tu mamá?

—Fue un atentado en Barranquilla. —Maya mira en horizonte—Un atentado contra ella. El desgraciado de Francesco después de nueve años encontró a mi mamá, estábamos en una playa fue hace trece años...éramos sólo unos niños, Camila ni siquiera hablaba.

Mi piel se eriza.

—De la nada aparecieron botes, aviones y camionetas con hombres armados. —Recuerdos del atentado en Santorini llegan a mi mente—Arremetieron contra todos, había sangre, gritos, disparos. Mi padre nos tomó a mí y a Camila, pero nos separamos, mamá se quedo con Marco...cuando encontramos a Marco estaba en estado de shock.

— ¿Y tu mamá?

—Marco dice que le dispararon, pero cuando lo encontramos el cuerpo de mamá ya no estaba. —Ella frunce el ceño—La psicóloga que nos trato dijo que Marco alucinó todo y que a lo mejor el perdió de vista a mamá, no sabemos ni siquiera como murió. Hoy en día Marco no recuerda nada, bloqueo completamente sus recuerdos de ese día, mi mamá murió y no pudimos si quiera velar su cuerpo.

—Lo lamento.

—Descuida, se siente bien soltar las cosas. —Me sonríe—Me alegra que estés aquí, Harry.

Ella entrelaza su mano con la mía.

—Maya, sobre el beso...—Trago grueso—Fue algo que disfrute mucho y tú has sido tan sincera conmigo, que no sé como abrirme contigo.

Me mira a los ojos. —Sólo dime, ¿Qué es lo que te atormenta? Desde que llegaste sólo veo culpa en tus ojos y luego estuvo la imagen de la chica en el entrenamiento.

Me tenso.

Paige.

—Yo...—Mi corazón palpita con fuerza—Maya, quiero decirte tantas cosas, joder, muero por hacerlo...pero aún no.

Ella asiente y coloca su mano en mi pecho. Su mano está fría así que tiemblo levemente.

—Tranquilo, cuando estés listo podremos hablarlo. —Susurra—

Maya camina hacia adentro de la suit y se detiene en el ventanal.

—Sólo te diré una cosa, novato. —La miró—Sea lo que sea, no es tu culpa.

Y se pierde dentro de la habitación. Resoplo mirando el cielo.

— ¡Maldita sea! —Exclamó entre dientes—Paige, te quiero sacar de mi mente, pero aún sigues muy clavada en mi corazón...—Suspiró pesadamente—Quiero ser feliz con Maya, pero todos los días te tengo presente...

Paso la mano por mi cabello.

—Cumpliré mi promesa. —Un lucero brilla en el cielo—Por ti, por mi madre y mi hermana...pero también seré feliz con Maya, tengo que unir mis pedazos nuevamente y aclarar mis sentimientos.

Sé lo que tengo que hacer.

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