Capítulo Único


            Era de conocimiento común que las familias más antiguas del mundo mágico tenían todas herencias de alguna criatura mágica. Veelas, Arpías, Vampiros, Hombres Lobo e incluso, habían algunas familias sangre pura que tenían herencia de Dragones. Por ejemplo, los Malfoy tenían herencia de Veelas y los Potter de Dragón. Pero sin duda alguna, la familia que presumía de tener la herencia de criatura mágica más poderosa y majestuosa era la familia Black. Pues poseían sangre de Ángel.

Decían que una ancestro de la familia Black se había enamorado de un hermoso Ángel, mas ese amor era prohibido por Dios. El creador no permitía que sus ángeles, quienes se suponían que debían custodiar y vigilar de su creación, se enredaran románticamente con simples humanos. Por ende, esa clase de relacionamientos eran severamente castigados por Dios. Sin embargo, al Ángel poco le importaba lo que su creador pensara al respecto; después de todo; ¿por qué amar a aquella bruja tendría que ser pecado? ¿Solamente porque ella era una humana? Así que él decidió hacer un trato con un demonio para poder estar con su amada. El demonio se lo concedió a cambio de una de sus angelicales alas; condición que el Ángel aceptó sin dudar. Finalmente él pudo estar con su amada humana bajo la apariencia de un humano, incluso se enteró de que iban a ser padres. Sin embargo, Dios se enteró de esto y mandó a uno de sus Ángeles más leales a asesinarla. Un día, cuando el joven volvía del trabajo, encontró el cuerpo sin vida de su amada; y supo en ese momento lo que había pasado. Su amada había sido asesinada para pagar el crimen que ambos habían cometido. El crimen de amarse siendo uno un Ángel y la otra una humana. En un intento de revivirla a ella y a su pequeño hijo no nato, el joven Ángel recurrió a una antigua magia muy poderosa que requería de un enorme sacrificio; pues un Ángel renunciaba a sus alas para salvar la vida de uno o más mortales, condenándose a desaparecer completamente del plano de los vivos. Y así lo hizo. El joven sacrificó la única ala que le quedaba para revivir a su amada y a su hijo no nato; y tras lograrlo, desapareció para siempre del plano de los vivos. Se dice, que la familia Black desciende de aquél hijo que aquella bruja y aquel Ángel tuvieron.

Sirius creció escuchando aquella historia. A pesar de que su madre y su padre nunca expresaban amor o cariño hacia sus hijos, el recuerdo de su madre contándole a él y a su hermano menor Regulus aquella vieja historia frente al árbol familiar, era de los recuerdos menos traumáticos que tenía con su madre. Y precisamente por eso, era un recuerdo que Sirius Black atesoraba demasiado. Pues era la única vez que su madre parecía demostrarle algo de cariño. Por esa razón, cuando los demás merodeadores escuchaban a Sirius contar aquella historia con gran entusiasmo cuando todos estaban en su habitación, simplemente se sentaban en sus camas a escuchar con gran atención el viejo relato; pues era la forma que ellos tenían para que Sirius no olvidara el que quizás era el único recuerdo feliz con su madre.

Aunque tratara de negarlo, Sirius anhelaba la llegada de su cumpleaños número 16. ¿Por qué? Porque a los 16 años los magos y brujas que nacen con herencia de alguna criatura comienzan a manifestar algunos rasgos físicos característicos de su herencia. Dicho evento era conocido como "el despertar". Sirius esperaba que con su despertar, su madre y su padre mostrarían algo de cariño u orgullo hacia él. Después de todo, aunque no estaba en lo absoluto de acuerdo con la ideología que tenían sus padres y su hermano, eso no significaba que no le hiciera falta el cariño de éstos. Después de todo, y como a toda persona, a Sirius le dolía el gran desprecio de sus padres hacia él.

James, el mejor amigo de Sirius y quien podría perfectamente considerarse el "líder" de los Merodeadores, había tenido su despertar hacía apenas dos semanas. Su despertar como criatura se había manifestado como una piel ligeramente escamosa, ojos dorados y unas enormes alas de dragón del tamaño de su cuerpo saliendo de su espalda. Cuando volvía a su forma humana, lo único que delataba a James como un mago con herencia de dragón eran sus ojos, los cuales eran de un tono dorado el cual no se podía apreciar muy bien por causa de sus lentes.

Sirius tendría su despertar en una semana más. No tenía ni la más mínima idea de cómo se manifestaría su despertar. Pues nadie de su familia se había molestado en decirle siquiera si en el momento sentías algún tipo de dolor. James había intentado ayudarlo explicándole algunas cosas en base a su propio despertar, lo cual no era de mucha ayuda teniendo en cuenta que él y James tenían herencias completamente diferentes. Incluso Lily, Peter y Remus habían intentado informarse del tema lo más que podían para intentar ayudar a Sirius de alguna manera.

El heredero Black agradecía todo el esfuerzo que sus mejores amigos estaban haciendo para ayudarlo. En especial Remus, pues el mismo día que él tendría su despertar era luna llena. Remus por intentar averiguar cosas para ayudar a Sirius con su despertar estaba descuidando el hecho de que la peor noche del mes para él estaba muy cerca. Y eso, era otra cosa que preocupaba y hacía sentir culpable al joven adolescente.

-Ya te dije que no tienes que preocuparte por mi Sirius­- dijo Remus mientras leía un libro que la profesora McGonagal le había recomendado sobre despertares.

-Por supuesto que me preocupo Remus. Por culpa de mi despertar no podré acompañarte ésta luna llena y tú te estas descuidando por mi culpa- dijo Sirius

-No me estoy descuidando Sirius, no exageres- contestó Remus un poco divertido.

-Por supuesto que si Remus, mírate. Ahora mismo estás leyendo un libro sobre despertares cuando tú ni siquiera tendrías que preocuparte por eso...-

-Si me tengo que preocupar por eso porque es algo por lo que pasaras y quiero ayudarte de alguna forma. Además no sé de qué tanto te estás quejando si siempre estoy leyendo algún libro; que esté leyendo sobre un tema diferente ahora no significa que me esté descuidando- lo interrumpió Remus al ver que Sirius estaba intentando exagerar las cosas con uno de sus dramas.

-Eso no Remus. Pero el hecho de que te hayas saltado la cena las últimas dos semanas para leer esos estúpidos libros, aun sabiendo que tienes la luna llena a la vuelta de la esquina si significa que te estas descuidando!- dijo Sirius molesto.

-Ahora resulta que los libros que leo para ayudarte con ésta situación son estúpidos! Sirius, intento ayudarte. Intentamos ayudarte; James, Peter, Lily y yo estamos intentando ayudarte en lo que podemos Sirius y ¿tú ahora estás haciendo un drama solamente porque no estoy cenando? Sirius, ¿es enserio?!- contestó molesto Remus.

-¡Y agradezco su ayuda Remus! ¡Lo digo enserio! La diferencia es Remus que James, Lily y Peter no están descuidando su salud por culpa mía, ¡tú sí! ¡Tú si Remus y me consta que las lunas llenas son muy dolorosas para ti! Y con solamente una semana para que sea luna llena Remus ¡no estás en condiciones de descuidar tu salud de ese modo! ¡Y menos por ayudarme con algo que solamente será una sola estúpida noche de mi vida Remus!- prácticamente gritó Sirius, bastante molesto.

-¡Sirius no te preocupes tanto por MI salud, muchas gracias, que yo en ningún momento te lo pedí! ¡Tampoco les pedí a James, Peter o mucho menos a ti que se convirtieran en animagos para acompañarme en las lunas llenas! ¡Esa fue decisión de ustedes!- contestó del mismo modo Remus.

-¡Me...Nos convertimos en animagos para ayudarte! ¡Para que ya no estuvieras solo! ¿Sabes qué?-

-¡¿Qué?!-

-¡Eres un maldito malagradecido Lupin!- gritó furioso Sirius.

-¡¿Ahora resulta que soy un malagradecido?! Bueno. ¡Al menos no soy un idiota que anda mendigando cariño por y de una familia que lo maltrata física y psicológicamente Sirius!-

Sirius quedó sorprendido y bajó la mirada ante el comentario de Remus. Eso sí que le había dolido y más viniendo de Remus. Al ver como una lagrima se resbaló por la mejilla de Sirius, Remus cayó en cuenta de lo que había dicho e intentó acercarse a Sirius, claramente arrepentido.

-Sirius yo...-

-Lárgate- lo interrumpió Sirius.

Remus se quedó quieto en su lugar. Fue en ese momento que Sirius levantó la mirada, y con los ojos repletos de furia y lágrimas empujó a Remus.

-¡¿Qué acaso no me escuchaste?! ¡Lárgate! ¡No quiero hablar contigo, me quedó muy claro lo que opinas sobre mi Lupin! ¡Ahora largo y no me vuelvas a dirigir la palabra!-

Entonces Remus salió de la habitación, muy arrepentido y furioso consigo mismo. ¿Cómo había sido capaz de decirle esas cosas a Sirius? Entendía si el pelinegro no volvía a dirigirle la palabra en su vida. Después de todo, Sirius solamente intentaba evitar que descuidara su salud. Eso es todo. Y él, como un completo imbécil le había dicho cosas horribles.

La semana pasó muy rápido para algunos y muy lento para otros. Como era de esperarse, Sirius y Remus no se dirigieron ni una palabra en toda la semana, extrañando y preocupando a sus amigos, quienes no tenían ni idea de qué había pasado en la discusión que Lunático y Canuto habían tenido.

Remus logró convencer a James y a Peter de que lo dejaran pasar la luna llena solo y que acompañaran a Sirius. Después de todo, él ya había pasado lunas llenas solo antes, perfectamente podría pasar otra luna llena solo esa noche. Sin embargo, Sirius era quien los necesitaba esa noche. Y así, apenas comenzó a caer el sol, Remus fue hasta el pasaje que lo llevaría hasta la casa de los gritos mientras James y Peter se quedaban con Sirius en su habitación en la torre de Gryffindor para esperar el despertar de Canuto.

Cayendo la media noche, y con la luna llena alumbrando la habitación a través de la ventana, Sirius comenzó a sentir como si los huesos de su cuerpo, en especial los de su espalda, comenzaron a romperse y a tomar una forma diferente. También comenzó a sentir como la piel de su espalda comenzaba a desgarrarse para dejar nacer, lentamente, lo que luego se convertiría en un par de alas de ángel de plumas blancas. La transformación duró alrededor de 7 horas que para Sirius resultaron eternas. Cuando el despertar terminó, las heridas de la espalda de Sirius habían sanado y de ésta ahora salían un majestuoso par de alas blancas. James, Lily y Peter se acercaron a Sirius para ver cómo se encontraba. Por un momento, Sirius se sorprendió de no ver a Remus ahí, hasta que recordó que Remus estaba pasando la luna llena solo, pues habían discutido hace una semana. Sin embargo, por alguna razón sentía la firma de magia de Remus demasiado débil. Algo no andaba bien con Moony. Así que casi por instinto, Sirius desplegó sus alas, salió por la ventana y voló a toda velocidad hasta el lugar del cual provenía la débil firma de magia de Remus.

Cuando James, Peter y Lily habían llegado a la casa de los gritos al amanecer, grande fue su sorpresa al encontrar a Remus inconsciente y el cuerpo sin vida de Sirius. Sin embargo, el cuerpo de Sirius no presentaba ninguna herida causada por un hombre lobo, por el contrario, Sirius parecía tener una sonrisa en su rostro y en su mano derecha un pequeño frasco con lo que parecía ser un recuerdo. Llevaron el cuerpo de Sirius y a Remus hasta Hogwarts, donde los profesores, Madame Pomfrey y el director Dumbledore quedaron tan destrozados como los chicos por la muerte de Sirius, más aun al ver el recuerdo del pequeño frasco. Pues mostraba a Sirius dando sus alas y por ende su vida para salvar la vida de Remus. Por eso es que el licántropo no tenía ni una sola herida a pesar de sus cicatrices.

Remus despertó 2 horas después, con James, Peter y Lily a su lado. Para su sorpresa, no tenía ninguna venda en su cuerpo y se sentía de maravilla. Sin embargo se entristeció al no ver a Sirius. Así que les preguntó a sus amigos por lo que supuso, era la verdadera razón por la que Sirius no había venido.

-Sirius sigue molesto conmigo, ¿no es así?-

­-No Remus...Sirius no está molesto contigo...-dijo Lily, intentando reprimir un sollozo. Al igual que los otros dos chicos. Eso asustó a Remus, quien preguntó

-Entonces...si no está molesto conmigo... ¿Dónde está?- fue ahí que Lily rompió en llanto en los brazos de James. Eso asustó demasiado a Remus. Algo no andaba bien.

-Chicos...me están asustando... ¿Qué le pasó a Sirius?- el corazón de Remus no dejaba de palpitar de una forma acelerada. Fue James quien decidió darle la noticia a Remus.

-Escucha Remus...Sirius...Sirius está muerto...- y fue ahí que el corazón de Remus se detuvo. Todo se derrumbó en el licántropo en esos momentos.

-No...eso no puede ser posible...Sirius no puede...estar...él no puede estar muerto...- entonces lo peor cruzó por su cabeza y con los ojos repletos de lágrimas y miedo preguntó.

-¿A... Acaso yo...?-

-No Remus...no fuiste tú...mejor ve esto. Es el último recuerdo de Sirius...- dijo Peter entregándole el frasco con el recuerdo.

Los tres se retiraron de la enfermería para que Remus pudiera ver el recuerdo solo. Sabían que necesitaba tiempo a solas en estos momentos. Remus vio el recuerdo de Sirius en el pensadero que Madame Pomfrey tenía en su oficina y que amablemente le había dejado utilizar.

Luego de ver el recuerdo, Remus fue hasta donde se encontraba la enfermera y con una voz quebrada le preguntó.

-¿Dónde está?- la mujer señaló una cama que evidentemente tenía un cuerpo cubierto con una sábana blanca.

-¿Me dejaría un tiempo a solas?- la mujer simplemente asintió con la cabeza y se retiró a su oficina.

Remus se acercó lentamente hasta el cuerpo cubierto y con las manos temblorosas retiró la sábana del rostro de Sirius. Y rompió en llanto al ver que nada de eso era una pesadilla. Sirius realmente ya no estaba. Su amado canuto ya no estaba. Sus piernas fallaron y calló de rodillas al lado de la cama, de repente llegaron a su mente las últimas palabras que le había dicho a Sirius.

"¡Al menos no soy un idiota que anda mendigando cariño por y de una familia que lo maltrata física y psicológicamente Sirius!-"

Su llanto se volvió desgarrador. Cualquiera que lo escuchara rompería en llanto aun sin saber la causa del mismo.

-¡Perdóname Sirius! ¡Por favor perdóname! ¡Siempre te preocupaste por mí! Siempre estuviste ahí para mí aun cuando yo me alejaba. Te traté de una forma horrible, te dije cosas horribles y aun así tu diste tu vida para salvarme... ¡Yo no lo valía Sirius!­-sus lágrimas no paraban de salir de sus mejillas.

"Mi luz...mi luna...te amo Moony"

Esas eran las últimas palabras que Sirius le había dicho a Remus antes de morir. Remus, sin poder detener el llanto desgarrador, escuchaba esas palabras en su mente una y otra vez. Se daba cuenta de lo verdaderamente idiota que había sido. Se levantó, acercó su rostro al de Sirius y luego de depositar un corto beso en sus fríos labios, susurró.

-Yo también te amo...mi ángel...mi amada estrella Sirio- Se dio la vuelta para salir de la enfermería. Necesitaba aire fresco para poder digerir la que sería su vida de ahora en adelante. Una vida sin Sirius. Las lágrimas y los sollozos no se detuvieron.

Sin embargo, justo cuando estaba por retirarse, sintió como alguien agarraba su mano. Con sorpresa se dio la vuelta solo para encontrarse con un sonriente Sirius Black mirándolo con un inmenso cariño. El corazón de Remus se detuvo por unos segundos. Esto no podía ser real, Sirius había muerto. Había dado su vida para salvarlo. De seguro esto era una alucinación de su mente que se negaba a dejar ir a Sirius. Y tal y como si hubieran leído su mente, Sirius dijo con una voz rasposa pero repleta de cariño.

-Esto no es una alucinación. No es un producto de tu mente...realmente estoy aquí Moony. Si no me crees, llama a Madame Pomfrey y verás que es cierto- Remus hiso exactamente lo que Sirius le dijo. Y cuando la mujer salió de su oficina no daba crédito a lo que estaba viendo.

-Está...vivo...-fue lo único que pudo articular la mujer antes de sentarse en la silla más cercana para evitar desmallarse por la impresión. Al escuchar las palabras dichas por la enfermera y al ver su reacción, Remus confirmó que lo que estaba viendo era completamente real.

-Pero...cómo...- dijo Remus acariciando el rostro de Sirius, aun con las lágrimas surcando sus ojos.

-Es una historia algo larga...pero solo digamos que la muerte me dio otra oportunidad- contestó Sirius con una sonrisa en su rostro mientras se sentaba en la cama.

Apenas Sirius terminó de sentarse en la cama, Remus lo abrazó y rompió en llanto. Aferrándose a Sirius como si su vida se fuera en eso. Sin embargo, entre llantos dijo

-Perdóname...Perdóname Sirius...fui un idiota, no debería haberte hablado así ni debí haberte dicho esas cosas...perdóname por favor-

Sirius correspondió el abrazo de Remus y con una voz tranquila le dijo:

-Tranquilo...ya te perdoné por eso Moony-

Permanecieron así durante algunos minutos, hasta que Moony salió a buscar a sus amigos y Madame Pomfrey fue a avisarles a los profesores y al director. Quienes al ver como Sirius Black había vuelto de entre los muertos quedaron en un shock casi al borde del desmayo. Sin embargo, no se atrevieron a interrumpir el hermoso y emotivo encuentro entre los chicos que estaban viendo. Sin embargo, ninguno de ellos pudo evitar derramar algunas lágrimas de felicidad.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top