Capítulo Ocho
Eli.-
—¿Quién demonios es ella?—me preguntó Abby en cuanto las puertas metálicas del elevador se cerraron.
—Gabrielle—respondí encogiéndome de hombros.
—No me refiero a su nombre, dah.—protestó mi mejor amiga.
—La novia de Daniel, supongo—respondí.
—¿Tú crees?—me preguntó. La miré de reojo y ella resopló.
—Bueno, ella dejo muy claro que no eran hermanos—respondí mirándole.
—Tú has hablado más con él, tal vez alguna vez la mencionó.—parpadee tratando de recordar si alguna vez en tres semanas, Daniel la había mencionado, pero no. El chico nunca la había mencionado.
—Nunca lo hizo—murmuré observando los botones luminosos del elevador.
—Tal vez sea su prima. ¿Lo viste? Él tenía su maleta—la fulminé con la mirada y después me sentí ridícula.
—Tal vez no deberíamos estarnos metiendo en la vida de Daniel, no tenemos derecho y él es libre. Puede hacer lo que se le dé la gana.—anuncié.
—Pero si estás muerta de los celos—me dijo con una risita tonta.
—¿Qué? Eso no es verdad.—me defendí.
Abby me miró con sus rubias cejas enarcadas, soltó una gran carcajada y negó con su cabeza—Por el amor de Dios, Elizabeth Westfall, te conozco como la palma de mi mano y sin temor a equivocarme, me atrevo a decir que estas muerta de los celos.—suspiré.
No eran celos. NO ERAN CELOS. Claro que no. Tenía que admitir que me había llevado una gran sorpresa, cuando al salir del departamento habíamos encontrado a Daniel con una enorme maleta morada a su lado, pero aquello podría significar cualquiera cosa, pero cuando una hermosa chica rubia de ojos azules había salido de su departamento, mi corazón se había apachurrado un poquito. No podía negar que Gabrielle era hermosa. De hecho, junto a Daniel, ambos parecían modelos recién salidos de una sesión fotográfica de VOGUE. Pero eso no era sentir celos, definitivamente NO.
—Por supuesto que es verdad—protestó Abby en cuanto las puertas del elevador se abrieron.
—Hola chicas—saludó Clarece, el portero del edificio.
—Hola Clar—saludó Abby. Los miré a ambos y negué un poco.
—¿Han visto al joven Radcliffe?—preguntó con media sonrisa.—pensé que siempre volvían juntos—dijo dirigiéndose a mí. Abby me miró un segundo y suspiré.
—Hoy no—murmuré.
—¿Has visto a la hermosa chica con la que llegó hoy?—le preguntó a Abby. Los fulminé con la mirada y después saqué mi celular para hacer más llevadera la espera.
—Si—murmuró mi amiga.—¿Tú crees que sean hermanos?—cuestionó. La miré fugazmente y ella me dedicó una falsa sonrisa.
—Podrían serlo—respondió el hombre encogiéndose de hombros.—¿Has visto sus ojos? Por el amor de Dios, se podría decir que ese azul ni siquiera existe en este planeta—Abby se rio ante aquel comentario y yo suspiré débilmente. Aquello era verdad, el azul de los ojos de Daniel era muy hermoso. Y los ojos de Gabrielle, bueno, eran muy bonitos, pero no tanto como los de Daniel.
—Si lo sé—respondió mi amiga apoyándose en el pequeño mostrador.—¿Entonces crees que sean familiares?—insistió.
—No lo sé. Pero a juzgar por la enorme maleta que el joven Radcliffe estaba sosteniendo, diría que ella viene para quedarse unas semanas con él—mi corazón se aceleró ante aquella posibilidad. NO. Aquello no podía pasar.
Sin malinterpretaciones, no podía pasar porque, si eso llegaba a pasar, entonces perdería al único amigo que tenía que no fueran ni Abby, ni Noah. Gabrielle iba a ocupar cada segundo del tiempo libre de Daniel. No podría competir con ella, no podría competir con su novia. El tiempo que pasábamos juntos en la universidad tampoco contaba mucho, dado que Leah Winfrey, seguía insistiendo en que mi amigo se reuniera con su sequito de chicos populares. Él simplemente seguía negándose.
—Vaya, no me imaginaba que Dan trajera a su novia a vivir con él—dijo mi amiga con una pequeña sonrisa. La miré con los ojos bien abiertos y negué un poco. Clarence la miró un poco y frunció el ceño.
—Ni yo—respondió él.
*-*-*-*-*-*
—¿En dónde está Daniel?—preguntó Noah antes de llevar a su boca un pedazo de pollo agridulce. Abby me miró un poco.
—En su departamento—respondió.
—Pensé que comería con nosotros—anunció mi amigo y frunció el ceño.
—Tenia cosas importantes que hacer—respondió mi amiga con una sonrisa.
—¿Qué puede ser más importante comer con sus amigas y con su amigo, que se encuentra casi al borde de la muerte?—preguntó indignado. Abby se rio.
—Comer con su novia, tal vez—dije poniéndome de pie para ir hasta la cocina y tomar un tenedor de metal, ya que el anterior, dos segundos antes había terminado en dos partes.
—¿Novia?—preguntó el castaño.
—Aja—respondí volviendo a la mesa donde mis amigos se encontraban.
—¿Cómo es que Daniel tiene novia y no me había dicho nada?—cuestionó de nuevo cruzándose de brazos.
—Bueno, no fuiste el único al que nuestro amigo no dijo nada—señalo Abby mirándome. Noah también me miró y negó fugazmente.
Iba a protestar, pero justo cuando mi cerebro terminó de planear todo lo que diría, el timbre de mi departamento resonó en todo el lugar. Mis amigos me miraron fijamente y caminé en dirección a la puerta. Cuando la abrí, mis ojos se abrieron de la sorpresa y solté el tenedor que estaba sosteniendo. Collin me dedicó una pequeña sonrisa y después besó mi mejilla.
—Hola, Eli—saludó entregándome tres flores que tenía en la mano. Las tomé un poco desconcertada y como estaba cien por ciento segura que dejarlo en la puerta de mi departamento, era una grosería, lo deje pasar.
—Hola—saludé una vez que la puerta estuvo cerrada, claro que primero había lanzado una fugaz mirada a la puerta del departamento de Daniel. ¿Qué estaría haciendo mi amigo en ese momento?
—Espero que no te incomode que haya venido a visitarte, ¿sabes? Estaba conduciendo a la casa de uno de mis amigos y bueno, vi el edificio y aquí estoy—dijo Collin metiendo sus manos en los bolsillos de sus pantalones azules.
—No te preocupes, está bien—murmuré tomando nuevamente el tenedor de metal.
—¿Quién es?—cuestionó Abby asomándose de repente. Collin la miró un par de segundos y le dedicó una amplia sonrisa, de esas sonrisas que yo estaba muy segura que derretían a cualquier chica. Sin embargo, Abby no le correspondió la sonrisa, me miró unos segundos y volvió con Noah.
—¿Tu amiga está enojada?—preguntó en voz baja.
—No—murmuré.—No te lo tomes personal, a veces es un poco rara—agregué.
—¿Has pensado bien la propuesta del cine?—me preguntó. Miré en dirección la puerta y suspiré. ¿Qué? Apenas habían pasado como siete horas desde que me lo había propuesto
—Sobre eso...con mis amigos teníamos la intención de ir a ver esa película...juntos—anuncié.
Collin me miró un par de segundos—¿Crees que yo pueda ir con ustedes? Me gustaría llevarme bien con tus amigos, ¿sabes?
Suspiré.—No creo que ellos tengan algún problema con eso—acordé. Sonrió.
—Eso espero—respondió.
—¿Te gustaría comer con nosotros?—ofrecí.
—Muchas gracias, Eli. Pero tengo que ir a donde Logan—me dijo, como si yo en realidad supiera quién era Logan.
—Oh, bien.
—En realidad solo quería darte las flores—señaló mi mano y entonces me di cuenta que las estaba apretando con demasiada fuerza.
—Muchas gracias—respondí ofreciéndole una pequeña pero sincera sonrisa.
Caminó hasta mí, depositó un pequeño beso sobre mi mejilla y después caminó en dirección a la puerta.
Una vez que me encontrè sola en la sala de mi departamento, caminé hasta la cocina donde mis amigos comían en silencio, cuando estuve en el umbral de la puerta, ambos levantaron la mirada de sus platos y me miraron.
—¿Así que Collin Sparks, eh?—me preguntó Noah luego de darle un pequeño sorbo a su zumo de naranja.
—Algo así—murmuré colocando las flores en un pequeño jarrón de cristal con agua. —Abs—agregándole mirándole fijamente.
—No puedes salir con Collin Sparks, Eli. No puedes.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top