El ángel de medianoche

EL ÁNGEL DE MEDIANOCHE

Autora: Clumsykitty

Fandom: Marvel

Pareja: Stony

Derechos: de sobar mi pancita.

Advertencias: una historia algo tenebrosa basada en los mitos del Maestro Lovecraft y un tanto más en varias ideas sueltas. Como siempre, con mucho cariño en honor al cumpleaños de esa paleta helada llamada Steve Rogers. Feliz cumpleaños, capitán.

Gracias por leerme.


*****


"Lo desconocido siempre inspira terror."

Escipión el Africano.



Grabación realizada el 4 de julio de 1962.

Sujeto: P.B.P

Estación Amundsen-Scott.

Antártida.



"Verás, todo comenzó con el Circo de Medianoche...

Sí, como has escuchado, el Circo de Medianoche. No estoy inventándome el nombre, sí existió y estuvo ahí de la misma forma que ahora tú me ves en estos momentos. Te preguntarás por qué le llamaban el Circo de Medianoche, bueno su propio nombre lo dice ¿no? Solo daba funciones a medianoche porque lo que tenía para mostrar no era ciertamente algo que debiera verse a pleno día. Quizá siempre tuvieron razón en eso, habría que pensarlo mejor y yo no soy la mejor persona para hacerlo, mira que solamente soy un viejo ya tratando de hilar ideas mientras se me va la vida.

El circo llegó en una tarde soleada, me acuerdo porque la niña de los Robinson gritó de emoción al ver todos esos transportes pintados entrando por la avenida principal como suelen hacerlo los circos, así que todo el mundo salió a ver qué cosa había llamado la atención de la pequeña puesto que en Shelby todo mundo sabía lo que le pasaba a los demás. Ahí estaba esa caravana con su gente repartiendo los volantes anunciando que estarían en el campo Marvel dando sus espectáculos de medianoche. A mí me tocó uno de los papeles, estaba arreglando la camioneta de la Señora Criddle en esos momentos. Me llamó mucho la atención que tuviese un aire siniestro, pero no malo ¿me entiendes? Simplemente siniestro.

Pero me adelanto.

Todo comenzó cuando volvieron los Stark de sus vacaciones trayendo consigo a su primer y único hijo, un rosado bebé que bautizaron como Anthony Edward Stark. Acá entre nos siempre hubo un rumor de que ese matrimonio se había ido a otra parte del mundo a conseguir ese niño, porque Tony -como le conocieron al crío- fue muy especial. Y cuando digo especial es que no era un mocoso normal. Todos los niños siempre preguntan cosas normales ¿no? Que por qué los grillos suenan así, que por qué el azúcar es dulce o por qué los abuelos se arrugan. Tony no. Él siempre estaba haciendo preguntas algo raras e incluso llegando a incomodar a más de un adulto. María Stark solo decía que les habían dicho en el hospital que sería un niño genio, a mí me pareció que era algo más.

Una vez en el servicio de domingo, Tony le preguntó al mecánico del pueblo de si acaso un motor de auto no funcionaba igual que un corazón humano. La cuestión fue que el debate se puso algo intenso porque el crío no dejaba de insistir en que se podía comprobar si eran iguales si se miraban los dos al mismo tiempo, lo que implicaba ver a un cristiano con el pecho abierto. Te digo que Tony no era un niño normal y eso alborotó a todo Shelby. Como su padre, Howard, era un hombre adinerado, casi siempre le pasaban esas cosas al niño o bien el padre se encargaba de que se olvidaran. Así que fue él quien trajo el circo esperando disipar con ello las ideas que todos andaban ya pensando sobre su pequeño vástago inquieto.

Pues le funcionó el truco porque todos estuvieron emocionados con el Circo de Medianoche, hasta yo no dejaba de pensar en esa cosa. Imagina un pueblo donde no sucede nada interesante de repente se planta un show de fenómenos y magia que raya en lo profano pues tienes a todos con las narices embarradas en la valla alrededor de los carros y la carpa esperando ver algo de ese circo. Pues nada. Como decía en el volante a manera de presentación, lo que se mostraba no se podía ver durante el día porque eran cosas prohibidas, solamente a las horas del Diablo que era la medianoche es que las cajas se abrirían para dejar contemplar los horrores escondidos y extraídos de todos los rincones del planeta.

Ah, pero no te he contado de la atracción principal.

De todas las peculiaridades del Circo de Medianoche -que tenía desde una mujer barbuda hasta un hombre que se transformaba en una mole verde- la atracción principal se hallaba en lo que el maestro del circo llamaba "El Ángel de Medianoche". El santo cura escupió el vino de comunión nada más de enterarse, diciendo que era una herejía contra Dios, lo que ayudó a que todos estuviéramos más que ansiosos por la primera función tan solo por ver al bendito ángel. Yo me puse mi mejor traje, me alisé mis cabellos y fui a comprar mi boleto a tiempo no fuese que se agotaran, aunque el circo iba a estar una semana entera. Hasta niños había en la fila para entrar, con eso imaginarás cuanta era la curiosidad de todos en Shelby.

Claro que más de uno pensaba que todo eso era nada más que una gran estafa, un buen maquillaje, un truco de magos con espejos y eso para crear la ilusión y listo, ahí estaban esos fenómenos desfilando por la pista entre aplausos de quienes jamás habíamos visto algo así. Nuestros ojos solamente buscaban el momento en que trajeran al ángel, cosa que sucedió precisamente pasada la medianoche. Con redobles de tambor el maestro de ceremonias nos dio la bienvenida al espectáculo principal, vestido en una levita azul con muchas estrellas doradas bordadas alrededor.

—Pueblo de Shelby —comenzó el hombre barbudo— Hoy quiero presentarles nuestra mejor atracción no sin antes contarles la historia de cómo es que tenemos en nuestras manos un espécimen único.

Según el cuento del maestro, un grupo de exploradores en el Ártico vieron caer un meteoro cerca de donde estaba su campamento, fueron a ver y hallaron un enorme hueco en el hielo donde estaba el ángel inconsciente. Era ya tarde, por lo que no había nada de sol, así que tuvieron que usar fuego para iluminarse mientras lo llevaban a su campamento para verlo mejor. Como llevaban con ellos un misionero, este les dijo que la oscuridad lo había recibido y así siempre lo debían mantener o de lo contrario los rayos del sol iban a desaparecerlo. Yo no soy un gran experto en esas cosas, ya lo dije, pero la historia me sonó demasiado estúpida. Como fuese, lo dejé pasar porque mientras el hombre narraba cómo habían comprado al ángel en el Medio Oriente a un comerciante árabe, la jaula del ángel entró.

Todos, y no miento, todos se quedaron callados, sin moverse para nada.

Ya mencioné que los demás fenómenos bien se pudieran explicar con trucos de maquillaje bien hecho, acá con el ángel eso no funcionó. Juro por todos los huesos de mi cuerpo y la vida que casi no me queda que era tan real como un cabello tuyo. La jaula era más o menos grande, porque las alas eran extensas, estaban sujetas igual que le hacen con los pollos para que no escapen volando. Tenía grilletes en las muñecas y tobillos, un collar pesado en el cuello. Con todo se veía imponente, a pesar de que le habían pintarrajeado una estrella con pintura dorada en la frente quien sabe por qué razón. El ángel tenía sus cabellos rubios, ojos azules y expresión seria, vestido como si fuese el Arcángel Miguel. Lo que más recuerdo es que sus ojos no eran ojos humanos, no tenían pupila, solo eran dos canicas azules como el cielo claro. Olvidé mencionar que no se veía ciertamente como un "hombre" era más bien como un jovencito de esos que apenas si le va a salir la barba.

—¡Pero adelante! ¡Acérquense y comprueben ustedes mismos al Ángel de Medianoche!

Ni un alma se movió, todos espantados con la criatura. Solamente Tony, que estaba ahí como otros críos de su edad fue que se levantó de su silla para entrar a la pista y mirar por entre los barrotes al ángel. Obviamente su madre fue tras él, lo que hizo que los demás los imitaran porque vamos, si un chiquillo de ocho años tiene más valor que un hombre hecho y derecho eso no está bien. Yo también me acerqué aunque no me pegué a los barrotes como todos. Solamente de lejos, eso me bastó para darme cuenta de que esas alas eran de verdad, salían de su espalda sin truco de por medio. Como esos ojos sin pupila que examinaron los rostros cercanos igual que lo hace una leona cuando va tras una cebra.

Yo no voy a decir que el ángel era malo, pero tampoco afirmaré que era lo que en las Sagradas Escrituras dicen que son. A mí me dio escalofríos luego de echarle el ojo, porque sentí que los atrapados éramos nosotros y no él. Cuando terminó la función todos marcharon silenciosos pensando en la criatura, hablando de ella en la mañana en el supermercado, en mi taller, en la peluquería... Shelby hirvió de chismes sobre aquel adolescente alado. Que si era el mismísimo Gabriel, que si era Lucifer, que si era quien sabe quién. Eso solo hizo que la siguiente función y las que siguieron estuvieran abarrotadas, muchos repitiendo asistencia solo por estar seguros de que en verdad estaban viendo a un ángel de carne y hueso atrapado en una enorme jaula de barrotes oxidados.

Ahora, desde la primera función Tony anduvo extraño, en la escuela dijeron que estuvo preguntando por candados, llaves y cerrojos como si el crío fuese el hijo del cerrajero. Acabaron las clases y los niños ahora tenían campo libre para asistir a las funciones de medianoche que estaban por agotarse. Fue así como nos llegó el 4 de julio, con la última presentación del Circo de Medianoche luego de los fuegos artificiales. Todos muy emocionados, ya unos habían gastado sus dólares ahorrados para comprar una fotografía que vendían del ángel en su jaula.

Entonces pasó.

María Stark comenzó a buscar a gritos a su hijo, todos dejamos los fuegos artificiales para ayudarla, era imposible que un nene de ropas elegantes que además todos conocían se perdiera cuando todo Shelby estaba ahí junto al río mirando las luces. Pues no apareció por ningún lado. Cuando fueron a preguntar al circo por aquello de la curiosidad infantil, nos enteramos de que el dueño estaba asustadísimo porque el ángel no estaba, su jaula que había estado cerrada por años ahora estaba abierta por completo, los grilletes que tuviera la criatura estaban sueltos como mudos testigos de su escape. Nadie había escuchado nada, tampoco hubo huellas.

Sé que dirás que las dos cosas estaban conectadas, en ese momento no lo vimos así. Lo que nos importó fue el crío perdido. Armamos grupos para buscarlo con linternas y unos hasta trajeron sus sabuesos. Nadie durmió esa noche, pero no encontramos a Tony. Fue a la mañana siguiente que el mayordomo avisó a los angustiados padres que el chiquillo estaba en el comedor desayunando como si nada. Cuando le preguntaron dónde había estado todas esas horas, solo dijo que se había quedado dormido junto al río. Mira, a los niños no se les cuestiona, son pequeños. Pero yo fui del grupo que incluso entró en las aguas del río buscándolo, peinamos toda la orilla y jamás lo vimos.

Como fuese, con Tony de vuelta ahora la preocupación fue el ángel, bueno más bien del circo porque todos pensaron bien que la criatura se fue volando lejos. El Circo de Medianoche partió con una gran pérdida y Shelby volvió a la normalidad. Más o menos. Había algo en el ambiente que fue extraño ¿sabes? Igual que cuando tienes un pendiente, más no lo recuerdas y sientes que es muy importante. Algo así fue el sentimiento común. Tuve que reparar el camión de la escuela y me quedé hasta tarde, así que ya salí cuando era casi medianoche de mi taller rumbo a mi casa. Para eso tenía que pasar por la mansión de los Stark, ahí daba vuelta para la calle, pues cuando llegué a ese punto vi de reojo que algo había en el techo de la mansión.

Primero creí que era una de las banderas de adorno que se habían quedado olvidadas, pero cuando vi un par de alas blancas sacudirse, mis pensamientos fueron otros. Detuve de golpe la camioneta, viendo con total asombro y mucho temor una figura gatear por el techo, asomándose a una de las ventanas que correspondía a la recámara de Tony -digo, son cosas que se saben luego de que el mocoso huyera por ahí una que otra vez a pleno día- estaba espiándolo o algo. Quiero que imagines a un adolescente semi desnudo con alas en un techo de dos aguas mirando a una ventana sin resbalarse ni tampoco hacer ruido, mejor que el gato de la Señorita Fontaine. ¿Cómo carajos esa cosa podía estar en semejante posición sin caerse? No lo sé, pero ahí estaba el angelito fisgoneando la ventana.

Saqué mi escopeta, bajando de la camioneta listo para disparar. Me importó un cuerno si era una criatura del Señor o un enviado de Satanás, un niño es un niño aunque fuese Tony. Al escuchar como cargué el arma, el ángel se giró para verme, alejándose en cuatro patas como las arañas lo hacen hasta que echó a volar lejos. Hasta que el viento fresco me dio en la cara me di cuenta de que mi corazón estaba latiendo aprisa golpeándome el pecho. Temblaba con la escopeta en mis manos. No fui el único que tuvo esos avistamientos extraños. Varios en el pueblo dijeron haber visto al Ángel de Medianoche en diferentes puntos, a veces en una valla de la carretera, en el cementerio, sobre la campana de la iglesia...

Pero siempre donde estaba Tony.

Lentamente, esos encuentros fueron haciéndose cada vez más raros hasta que llegó el final del año sin ninguna noticia de la criatura. Eso dio paso a que se creara la leyenda del Ángel de Medianoche con los críos inventándose cosas. Cayó una nevada, de las peores registradas en Shelby, todos nos guardamos en nuestros terruños orando al Padre Santo por su protección. Esa noche fría desapareció para siempre Anthony Edward Stark. El mayordomo de los Stark lo dejó arropado en su cama y a la mañana siguiente lo único que hallaron fue su Teddy olvidado bajo las cobijas. No hubo ventanas forzadas ni tampoco huellas que indicaran que había escapado. Simplemente desapareció como si algo hubiera entrado volando y se lo hubiera llevado.

Sí, yo también pensé lo mismo.

Fue un año muy triste, con un funeral sin cuerpo. Los Stark se marcharon a Nueva York, me parece, no supe bien. Pobres padres. Acá en Shelby se quedó una tumba olvidada. Yo me sentí mal, es decir, era triste ver la lápida y recordar al crío sin saber si de verdad murió o qué había pasado. Creo que no hay amargura más eterna que nunca encontrar la respuesta a lo que le pasó a un hijo desaparecido. Se me hizo costumbre llevar flores a la tumba, limpiarla e incluso llegué a platicarle al viento como si estuviera hablándole a Tony. Cuando uno ya comienza a envejecer como que la mente trabaja diferente ¿no? Una tarde me quedé hasta noche, meditando sobre todo lo sucedido.

—¿Estás muerto, Tony? —pregunté a la tumba en la que estaba recostado.

—¿Muerto?

Quien sabe de dónde saqué la energía para levantarme cual campeón de salto olímpico al escuchar una voz sobre mi cabeza. Ahí estaba el Ángel de Medianoche mirándome igual que lo hace un granjero sobre el bicho que infecta sus campos. Estaba crecido, no sé cómo. Sus ojos eran más penetrantes que antes, igual que sus alas más grandes. La libertad lo había hecho más fornido, peligroso me dije también. Tragué saliva sin saber si echar a correr o buscar una piedra que tirarle. Opté por hablar.

—¿Mataste a Tony?

—Tony está conmigo.

Jamás supe qué pensar de aquella respuesta, el ángel solo me miró sin expresión alguna, encaramado sobre la lápida con esos ojos azules examinando mi vieja figura.

—¿Por qué?

—¿Por qué está conmigo?

Asentí, tragando saliva con un ligero temblor en mi cuerpo. Si me saltaba encima me mataba seguro.

—Me dio un nombre.

—¿No tenías uno? —el ángel negó apenas sin quitarle la vista de encima— ¿C-Cuál es el nombre que te dio?

—Steve.

—Es un buen nombre —respondí de lo más estúpido.

Fue la primera vez que vi al ángel sonreír, sus cabellos meciéndose al viento.

—¿Quieres ver a Tony?

—Ah, no... —atajé porque no quise averiguar qué significaba exactamente eso— Solo quiero saber que está bien. Era... es un niño inteligente.

—Mucho.

—¿Él está bien?

—Está conmigo.

Sé que cualquier otra persona con más sesos en la cabeza hubiera hecho preguntas importantes y no tonterías. Discúlpame si me cagaba del miedo. Fue todo lo que pregunté, alejándome de ahí hasta que llegué a mi camioneta y de ahí directo a la iglesia donde recé hasta que me dolieron las rodillas. Steve ni se movió mientras huía de él a toda prisa. Me vio partir solamente siguiendo mis movimientos con esa mirada azulada inexpresiva y al mismo tiempo mortífera por alguna razón. Oh, sí, me mudé de Shelby a otro lugar que de preferencia no tuviera árboles, campos o lugares donde un ángel pudiera treparse para caerme encima.

Ahora te preguntarás cómo terminé aquí.

Bueno, pasado el susto, quise saber qué era ese ángel. Y qué había sido de Tony. Vendí todo y me convertí en un cazador de mitos. Rastreé al Circo de Medianoche, indagué sobre la compra del ángel, de los exploradores que lo hallaron primero. Me tomó muchos años hasta que finalmente llegué hasta este rincón olvidado del planeta. No, no me equivoqué. Verás... Steve jamás cayó en el Ártico, esa fue la historia que inventó el árabe que lo vendió porque no quiso decir la verdad. Y la verdad fue que a Steve lo hallaron bastante vivo debajo del hielo que tú y yo estamos pisando en las primeras exploraciones de la Antártida, más específicamente cerca de una cordillera helada, dentro de una profunda cueva ahora sellada por razones misteriosas. O no tanto. Los científicos que dieron con el Ángel de Medianoche murieron en circunstancias no explicadas del todo.

Si él fue el responsable o no, no te podría decir nada. Por eso gasté mis últimos ahorros como mi último aliento de vida en venir a esta estación, la más cercana a la cueva donde fue descubierto para verlo con mis propios ojos. Ver esa lápida tallada con formas imposibles, con símbolos que ninguna civilización humana ha escrito nunca rota en dos por alguna fuerza interna que se liberó cuando un grupo de tontos removió el hielo que la contenía. ¿Sabías que un día este continente fue una esplendorosa tierra fértil cual paraíso prohibido? Quizá durante ese tiempo vivió Steve, solo ando haciendo mis últimas conjeturas. Me siento cansado y todo me duele. Quisiera dormir...

Tony, oh sí.

Está con él, no mintió en eso.

A veces...

A veces es difícil afirmar si algo es bueno o malo. Hay cosas allá afuera en el universo que nos superan. Yo creo que a Dios Padre se le olvidó darnos algunos detalles.

Je, je, je.

No me crees, está bien... lo importante para mí era hallar esta verdad. Ahora... ahora quisiera dormir si me lo permites. Haz con esta grabación lo que quieras.

Estoy tan cansado..."

Fin de la grabación.




—¿Y bien?

Natasha arqueó una ceja, mirando el reproductor viejo que Clint le había traído junto con esa grabación.

—¿No tienes algo mejor que hacer?

—Espera, espera. Es que no has leído este informe.

—Y no lo haré, porque vas a decirme qué tiene.

El agente rió, abriendo el folder. —El grupo de exploradores envió el cuerpo de Peter Benjamín Parker a su tierra natal. Todo bien hasta que en aduana al pasarlo por los rayos X se dieron cuenta que el féretro estaba repleto de plumas y no un cadáver.

—¿Qué?

—¿Ah, verdad?

—Trae acá —la pelirroja le arrebató los papeles, abriendo sus ojos a la fotografía que mostraba esa evidencia— Imposible...

—Es lo que todos dijeron, si habían empacado un cuerpo y llegaron plumas blancas.

—¿Las examinaron?

—Claro, y resulta que el análisis de ADN no coincidió con ninguna ave del planeta.

—No...

—¿La cereza del pastel? Los microbios hallados en las plumas son por completo del ecosistema de la Antártida. ¿No crees que merece estar en los Expedientes Secretos SHIELD?

—Definitivamente, ¿el jefe ya lo leyó?

—Tengo su autorización. ¿Qué crees que pasó?

—No tengo idea, pero haremos más exámenes, de seguro tienen las plumas, ¿no?

—Como tienen los bichos esos, trajeron unas acá a la base.

—Vamos.

—¡Ja! Ahora me debes dinero.

—Luego, Barton.

Los dos agentes salieron de su estación, hablando animados entre sí cuando aparecieron los primeros fuegos artificiales. Era 4 de julio. Se detuvieron a verlos en ese enorme patio de entrenamientos vacío por la fecha, ya luego se entregarían a ese caso misterioso de los varios que contenía SHIELD en esa bodega especial. Clint Barton fue el primero en darse cuenta, codeando con tanta fuerza a su amiga que esta le dio un empujón enfadada.

—Nat... —el agente apuntó nervioso con su barbilla detrás de ellos.

Al volverse, la pelirroja abrió sus ojos de par en par. Metros atrás, encaramado sobre uno de los transportes, un ángel de cabellos castaños los observaba. Parecía un hombre maduro con una barba de candado y una sonrisa algo perturbadora, una mezcla de calidez y muerte que hizo a los dos agentes entrar a la base casi a la carrera cuando otro ángel cayó suavemente a su lado, de cabellos rubios y ojos azules.

—Creo que dejaremos el caso —murmuró Barton al azotar la puerta.

Cuando su jefe, el Director Fury les preguntara sobre el por qué archivaban ese expediente, dirían que al final encontraron que todo fue una serie de malos entendidos cuya fuente nunca fue confiable, ninguno de los dos tendría el valor de hablar con la verdad, menos cuando encontraron plumas en sus escritorios que se encontraban varios metros bajo el suelo sin ventanas ni forma de que ave alguna pudiera dejarlas ahí.

A veces hay cosas con las cuales es mejor mantenerse alejados por su propio bien.



F I N

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