29

(Vuelve a narrar JeonGguk.)

Abrí mis ojos, estaba en mitad de la playa, bastante cerca del apartamento a decir verdad, la arena se colaba en mis zapatos cuando caminaba, era incómodo, pero la mezcla entre el aire frío y el olor a mar me relajaban de alguna manera.

Estaba anocheciendo y a penas había gente, no sabía con exactitud cuánto tiempo había pasado desde que los creadores me llamaron, pero sé que estuve hablando con ellos alrededor de cuatro horas, descifrando algunas de mis dudas sin que ellos se enteraran, pues no me hizo falta alguna preguntar nada.

Llegué al apartamento unas horas después de aparecer en la playa, el sol ya se había escondido y la luna brillaba en todo su esplendor. Abrí la puerta de casa, escuchando en seguida el ruidoso ajetreo que había en la cocina.

Me descalcé y caminé, pasándome los dedos por el pelo negro, a través del pasillo, hasta llegar a la entrada de la cocina. Ocho ojos curiosos y llenos de dudas, miedo y alegría se posaron sobre mí. Fue bastante incómodo.

No pude decir una sola palabra cuando tuve un cuerpo sobre mí, abrazándome con fuerza y mojando mi ropa, di un paso hacia atrás por el impulso que llevaba.

La sensación cálida de los pequeños brazos de mi niña de ojos grises me dio la bienvenida a casa, devolví el abrazo casi al instante, la alcé un poco en el aire al abrazarla, ni si quiera intenté evitar hundir mi cabeza entre su pelo desordenado.

Me sentía cálido, aceptado y amado, de una forma extraña.

—P-por fin has vuelto.— susurró contra mi cuello, asentí, incapaz de hablar. Pero las miradas de los siete restantes permanecían sobre nosotros.

Mía rompió el abrazo y la dejé en el suelo, frotó sus ojos para quitarse las pequeñas lágrimas que habían escapado de sus preciosos ojos, del color de la luna, me sonrió mostrando esas perlas blancas y en fila. 

Esa necesidad de unir mis labios con los suyos volvió a aparecer, igual que el tirón en mi pecho.

—¿Cuánto tiempo ha pasado desde que me fui?— la pregunta escapó entre mis labios, miré a mis hermanos, Jimin, Jin y HoSeok se quitaban las lágrimas de los ojos, mientras Nam, TaeHyung y YoonGi me miraban con una leve sonrisa en sus labios. No fui capaz de descifrar la expresión de Hye.

—Dos días.— la mejor amiga de Mía frunció el ceño mientras caminaba hacia mí, Mía se echó a un lado, viendo que Hye se dirigía directamente a mí. Alzó su brazo derecho y en seguida supe que iba a intentar golpearme.— ¡Han pasado dos putos días, desgraciado!— esquivé el golpe que intentó darme, lo que pareció cabrearla aún más. — ¡¿Eres consciente de lo mal que se lo has hecho pasar estos días a Mía?!

Fruncí el ceño, esquivando otro de sus golpes, Hye, seguía empeñada en golpearme, mientras yo sólo podía pensar en lo que acababa de decir, era consciente que Mía me había cogido cierto cariño, al fin y al cabo estuve con ella gran parte de su vida. ¿A caso ella me veía como a un hermano mayor? Mi estómago se revolvió ante ese pensamiento. 

—Para ya, joder.— sujeté a la chica de ambas muñecas y acerqué mi rostro al suyo, con el ceño aún fruncido y bastante cabreado.— Casi me matan ahí arriba, — al final dije lo único que no quería que nadie supiese, pero era agotador tener tantas cosas en la cabeza y, además, a la mejor a miga de Mía intentando golpearme con todas sus ganas. Hye se sonrojó de la misma manera en la que Mía lo hacía.— no estoy de humor para tus ataques de ira. — mantuve nuestras caras cerca durante unos segundos más, mirándola a sus oscuros ojos, apartó la mirada y, por fin, me alejé de ella, soltando sus muñecas en el proceso.

Acababa de volver y ya había tenido un numerito, joder, sólo quería irme a dormir un rato, ¿era tanto pedir? Suspiré otra vez y caminé hacia mi habitación.

—No hagáis ruido, buenas noches.— cerré la puerta a mi espalda y me dejé caer en la cama.

Habían pasado dos días en la tierra y, por primera vez, tuve miedo de lo rápido que pasaba el tiempo para los humanos. Cerré los ojos, necesitaba descansar. 

Poner mis pensamientos en orden.

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