14
No llevaba demasiado tiempo flotando, solamente mirando la imagen de la luna, cuando sentí un leve dolor en las puntas de mis dedos, la media noche había llegado.
Cerré los ojos, completamente dispuesto a asimilar cualquier tipo de dolor.
Aunque no esperé que fuese tan... fuerte, poco después solamente era capaz de gritar del dolor, sentía cómo mis músculos se rasgaban, cómo mis huesos se rompían y la piel se dividía, todo el cuerpo me ardía y dolía como los mil demonios, ni si quiera era capaz de coger aire.
Sólo había agonía en aquel momento, nada más.
El dolor y el proceso se me hizo eterno, interminable, hubo un momento en el que ni si quiera pude mantenerme consciente.
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Abrí los ojos, no sentía absolutamente ningún dolor, suspiré y, entonces me di cuenta, había un techo blanco sobre mí, con lentitud me senté en la cama en la que me encontraba y miré a mi alrededor, la habitación no tenía demasiadas cosas, un armario, la cama y un pequeño televisor colgado en la pared.
Pasé una de mis manos por mi pelo, lo sentí largo y sedoso entre mis dedos. Me levanté con cuidado, no sentía el característico peso de mis alas en la espalda.
Salí de la habitación, un pequeño ajetreo resonaba por toda la casa, al parecer mis hermanos ya habían despertado, entré en el salón y les vi a todos, fruncí el ceño, tenían colores de pelo demasiado llamativos.
—¿Por qué tenéis el pelo de colores?— pregunté, me miraron de arriba abajo y pude diferenciar algunas expresiones en sus rostros, tales como la sorpresa o la incredulidad.
—Buenas tardes para tí también, Kook.— rodé los ojos, estaba hasta las pelotas de ese apodo.
—Ahora entiendo por qué casi nadie pide vacaciones.— Jin sobaba su espalda, como si se tratase de un anciano.— Por cierto, me mola tu estilo, Kook.— ¿en serio?
—Se me hace raro no tener mis alas.— pasé la mano por mi cuello, notando enseguida una cadena, tiré hasta que el pequeño colgante salió por completo de la camiseta que llevaba.— ¿Qué se supone que es esto?— pregunté.
—Es una especie de amuleto, según tengo entendido.— dijo Nam.— Aún no sabemos para qué sirven, pero supongo que lo descubriremos en este mes.— asentí, pues tenía sentido.
—¡Además, todos tenemos uno!— TaeHyung saltó en el sofá, me tapé la boca al ver cómo, sin querer, acabó cayendo sobre YoonGi.— Lo siento, lo siento.—se disculpó, pero YoonGi no dejó de mirarle de mala manera.
Más tarde me encontraba en el baño, mirándome en el espejo, era la primera vez que veía mi reflejo, mi aspecto era algo curioso, aunque tampoco sabía si había cambiado demasiado.
Mi pelo cubrían mis orejas con pequeñas ondas de color negro, mi mandíbula estaba perfilada y mis ojos eran casi tan oscuros como mi pelo. A un lado de mi cuello pude ver una marca, como si se tratase de un tatuaje, de color negro y no muy grande, eran dos pequeñas alas de color negro, supuse que era una forma de ocultar mis alas sin perderlas.
Salí del baño tras un buen rato, necesitaba vestirme, no quedaba mucho para que el anochecer llegase y debía encontrarme con Mía. Busqué en mi armario una bufanda roja, por suerte, la encontré tras rebuscar un poco y... a decir verdad, me sorprendió verla, pues la ropa del armario era completamente negra, aquella bufanda era lo único de color.
Me puse la chaqueta y la bufanda, estuve a punto de salir de la casa cuando me quedé parado en mi sitio.
Mía tendría frío, yo no podía cobijarla con mis alas durante ese mes.
—¡Ey, Kook!, — Jimin me llamó.— ¿ya te vas?— me di media vuelta y caminé hacia mi habitación, tal vez encontraría otra chaqueta, incluso algún gorro o bufanda.
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3/6
Black.
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