25. Te mentí
Y así, todo había cambiado de nuevo. Mads y Félix se conocían y además se gustaban. Me parecía una broma, y también era absurdo el hecho de que esa misma mañana, yo me había declarado —quitando lo torpe que fui al hacerlo—. Me sentí dolido pero sabía que estaba mal, no podía decirle ni recriminarle nada. Mads me miró con enfado desde que entré a su departamento. Y la noté distinta, no solo por reencontrarse con Félix, sino que me dio esa sensación que te da alguien de que quiere olvidarlo todo, y que a la vez se siente triste.
Recogí los trozos de vidrio, sintiéndome perturbado y avergonzado. Casi que se me olvidó cómo moverme cuando me di cuenta de que se habían besado. Me dolía y no lo podía negar. Félix comenzó a ayudarme.
—¿Todo bien?
—Sí, es que Fabiana me llamó llorando... y me dejó un poco... perturbado.
—¿Qué le pasó?
—Algo de que... no había comido y estaba cansada. —Menee la cabeza—. Nada grave.
Félix arrugó la frente y me quedó mirando.
—Si no come va a desaparecer, ha bajado... mucho de peso.
—Sí, me dijo que era porque a veces estaba todo el día con las fotos y grabaciones... pero ahora empezó a comer más y también las famosas barritas así que debería... debería recuperarse luego.
Mads llegó con una escoba y algo para recoger los vidrios. Nos apartó a los dos como si solo estuviésemos molestando y limpió todo ella.
—Oh, no —murmuró Félix, con la vista pegada a su celular. Miró a Mads haciendo una mueca de tristeza.
—¿Qué pasó?
—Me están llamando del hospital...
—Pero no podrías ir, has bebido —dije, señalando el vaso en su mano.
—Sí... ese es el problema. Me dijeron que había una posibilidad mínima de que me llamaran. Y... lo olvidé.
Eso nunca le pasaba a Félix. Era el enfermero más responsable que podía tener ese hospital. Entorné los ojos, lo había hecho a propósito para no irse.
—Puedes hablar en mi habitación. Allí... en el baño puede que no se escuche la música. —Mads le señaló su puerta y Félix fue rápido a contestar. Lo seguí con la mirada y cuando volví mi vista al frente, Mads me observaba fijamente con las manos en las caderas.
—No empieces —gruñó.
—¿Con qué?
—Con caras. Sé que esto no te gusta pero podrías ocultarlo un poquito.
—Te dejaré tranquila con Félix —dije, no muy convencido pero seguro de que eso era lo correcto. Mads rodó los ojos.
—Es que tú no tienes que dejarme tranquila, tú no tienes nada que hacer entre nosotros —siseó, irritada. El alcohol ya se le había metido en la sangre y no tenía ningún interés en ocultar que estaba enojada conmigo. Di un respingo ante la intensidad de sus palabras y a la vez me impresionó lo hermosa que se veía así.
—¿Por qué estás enojada?
—Porque eres un indeciso y cobarde —bramó, entre dientes.
—No soy cobarde por no escogerte a ti, Mads —gruñí, dolido. Me arrepentí de eso porque no era lo que sentía realmente. Osea, es verdad que hasta ese momento estaba con Fai, pero tampoco me encontraba seguro de esa decisión. Es solo que necesitaba tiempo para aclararme. Abrió los ojos—. No es lo que...
Agitó las manos frente a mí.
—No digas nada más. Ya llevamos demasiado con el mismo tema... el mismo día, ¿acaso no nos cansamos? —preguntó, de forma que no sabía si se estaba riendo o preguntándome enserio.
—Es verdad —musité—, ¿por qué?
—¿Por qué, qué?
—Que no podemos dejar ir el tema. —Mads se encogió de hombros. Nos quedamos unos segundos en silencio y de repente abrió la boca.
—Estoy un poco ebria.
—Lo sé.
—Y es por eso que te voy a preguntar algo hoy y mañana haré como que nunca lo hice—musitó, con la mirada perdida en la puerta cerrada de su habitación. Se mordió el interior del labio.
—No lo hagas —dije, meneando la cabeza. Tenía sospechas de lo que podía preguntar. Y me sentí estresado de un momento a otro.
—¿Te acuerdas que me gané una respuesta honesta a cualquier cosa que te pregunte? Cuando... estábamos escogiendo la escena de Phoebe y Daniel —comenzó a decir, ignorando mi petición.
—Sí... —respondí, apenas. Tragué saliva.
—Sé honesto. ¿De verdad terminarías con Fai? —quiso saber. Noté el temblor en sus labios y su pecho subía y bajaba con la misma intensidad que el mío.
—Yo...Mads... —Ella me había dicho que no se sentía confundida conmigo, ¿por qué luego me hacía esta pregunta? Además... en esa fiesta estaba con Félix. No sabía qué decir, no la entendía. Tampoco me entendía a mí... así que podríamos decir que en ese instante me sentía con la misma capacidad intelectual que una planta.
—Responde, Valentín —pidió, y comenzó a darle hipo.
—Es una posibilidad, pero no lo sé. Realmente no lo sé —repliqué, encogiéndome de hombros. Me apoyé en una pared cercana con las piernas cruzadas y me quedé mirando al resto de la gente. No podía mirarla a ella.
Realmente no lo sé.
No me siento capaz de hacer sufrir a Fai.
—Quiero que la próxima vez que empieces a decir cosas que no corresponden porque te confundo... te acuerdes bien de este instante. Ahora mírame —pidió, con calma pero sentía la furia detrás de sus palabras. La miré y sentí que una bola de aire se instalaba en mi garganta—. ¿Está claro?
Asentí, pesaroso. Y así fue como me convencí de que era lo correcto. Era gracioso que últimamente me tenía que estar recordando a mí mismo que era lo correcto o no. Esa vez, me iba a hacer a un lado para que Mads y Félix intentaran algo o salieran o lo que sea que quisiesen hacer o no hacer. Yo era un idiota indeciso y no podía pedir nada.
—Me tienes paciencia, Mads. Gracias. No... —me mordí el labio, en mi vida había sido tan honesto y abierto con mis sentimientos, pero con ella era distinto porque ella sabía mucho de lo que tenía en mi cerebro y conocía una parte de mí que nadie más conocía, esa que solo salía cuando escribíamos juntos—. No te quiero perder.
Exhaló aire, mirando el suelo.
—No es que te tengo paciencia. Es que te quiero —soltó, dejándome anonadado. La miré confundido y ella me cogió las manos de forma inesperada. Me miró directamente a los ojos—. Estamos bien, estamos creando algo increíble, Valentín. Sé que hemos hablado de esto muchas veces y parece que tenemos que estar recordándonoslo constantemente —agregó, seguido de una risita espontánea—. Pero tú tienes tu historia con tu novia, y nosotros debemos trabajar juntos. No lo vamos a arruinar... por nada.
Tragué saliva.
Eso era exactamente lo que sucedía: nada.
Las confusiones no llevaban a nada concreto.
—No lo arruinaremos. —Vi a Félix aparecer por la puerta de su habitación—. Y deja de beber porque mañana tenemos que estar presentables para el video.
—Sí... —dijo, y dejó flotando la palabra unos instantes—, ¿después nos juntamos a escribir en un café? Necesitamos editar el capítulo y agregarle... más cosas —murmuró un poco avergonzada. Desde el beso que habíamos agregado a la novela, la locura por los protagonistas había aumentado increíblemente y Ally quería más.
Sonrió de forma preciosa, y mi estomago hormigueando ante su presencia en vez de producirme felicidad, me daba nauseas.
Estás muy bonita, Mads.
—Por fin tomaré un café decente —bromee, quitando la vista de su cara. Me golpeó el brazo y dejó su mano allí. Exhaló.
—Te mentí —dijo, de repente. Me giré hacia ella confundido.
—¿Qué dices?
—Que te mentí hoy en la tarde —confesó, un poco contrariada. Sentí que mis manos comenzaban a sudar y que mi pecho comenzaba a agitarse—. También me confundes —susurró y pareció que se sacó un peso de encima, peso que me cayó a mí—. Te mentí hoy... cuando me preguntaste si solo eras tú. Eso... yo... no quería quedarme con eso. Ya me dijiste que no sabías si no la dejarías, y está bien. Y yo no me meto con chicos con novias... esa no soy yo. No quiero ser yo. —Y... me gusta Félix......—Félix estaba muy cerca de nosotros aunque eso no lo oyó. Cambió el tema—. Asume que hago los cafés más ricos... dignos de una foto en tu Instagram.
Seguía impactado con las palabras de Mads, sentí que me había hecho una prueba en la que fallé. Ella esperaba que le dijera que sí dejaría a Fai...para...¿estar conmigo? ¿ya era tarde? Sacudí la cabeza.
Soy un desastre.
—¿Y cómo es que yo no he probado ninguno de esos cafés? —preguntó Félix.
Mads soltó una risita.
—Te prepararía uno ahora pero no creo que sea una buena mezcla con vodka, ¿está todo bien?
Félix asintió, feliz.
—Todo bien. Mañana tengo que ir temprano al hospital eso sí...más temprano de lo esperado. No me puedo quedar hasta muy tarde. —Dejó el vaso sobre el mueble—. Y no más alcohol para mí.
—Y para mí tampoco —murmuró, Mads. Abrió los ojos, mirando su celular—. Woow, ¿has visto todos los me gusta que tiene nuestra foto? Nos vemos tan bonitos... —Luego arrugó la frente.
—Que no la vea Fabiana —bromeó Félix.
—Cómo si se fuera a poner celosa —replicó Mads, distraída.
—¿Por qué lo dices? —preguntó, Félix.
—Porque... no sé. ¿Es muy hermosa? —dijo, riendo.
Resoplé.
—Dos cosas: primero, tú también eres hermosa y me molesta que insinúes que no; y segundo... ella si está celosa de ti.
Abrió los ojos, impactada. Félix pareció algo perturbado apenas se me salió la palabra hermosa. Justo comenzó una nueva canción y él tomó de la mano a Mads. Comenzaron a bailar y a mí me llegó un mensaje de Fai.
Casi como un recuerdo de que no debía pensar nada indebido.
Fai: Terminé tempranisimo, ¿dónde queda el departamento de Mads? Voy <3
Me dolió el estómago. En verdad, ya quería salir de allí. Sobraba y no sabía qué pensar de toda esa conversación. Subí la cabeza, Mads y Félix reían por algo. Ella me miró de reojo y por un momento me sentí agradecido de Félix, de que apareciese así. Quizás él iba a ser finalmente la razón de porqué con Mads nada iba a pasar. Él parecía sacado de mis novelas, y si bien, sabía que él no era un príncipe azul... era un buen chico.
Y yo me tenía que ir con Fai. Después de todo yo la amaba.
Resoplé.
Somos un mundo. Somos humanos y somos complejos. Funcionamos con una mezcla de lo que diga nuestro corazón, mente y estómago. Me fastidiaba la idea de que ni yo mismo creía en lo que sentía, simplemente porque apareció alguien más. Me molestaba que sintiese que el amor que le tenía a Fai se sintiese como falso. No era así...las cosas habían cambiado. Y estaba averiguando de qué forma. El problema era que sentía que no tenía tiempo para pensar.
Valentín: ¿Y si nos juntamos en mi departamento? Félix está aquí con Mads.
Fai: ¿Quéééé? ¿y eso? Creo que me encanta la idea... jiji Podríamos salir los cuatro...
Esa idea me provocó una puntada en el cerebro.
Valentín: ¿Entonces...?
Solo quería que me dijera que sí, aunque quizás por la razón equivocada: necesitaba salir de allí.
Fai: ¡Me encanta!, en otra ocasión conoceré a Mads. Además... así pasamos las doce los dos solos (he estado rodeada de gente todo el día)
Valentín: ¿Me vas a cantar cumpleaños feliz?
Fai: Puede ser :P
Me acerqué para despedirme de mis amigos. Seguían hablando de cafés.
—Vayamos a la cafetería donde trabaja Mads uno de estos días y ella te podrá hacer uno de sus cafés con brillitos y dibujitos en el vaso.
—¿Brillos y dibujitos? —Félix alzó una ceja hacia Mads—, ¿Qué me dibujarías a mí?
Mads se mordió el labio inferior mientras pensaba mirando al cielo.
—Unos colmillos —dijo emocionada. No sé qué significaba eso, pero Félix pareció entenderlo de inmediato por su expresión. Me sentí fuera de lugar allí, como si yo no perteneciese a esa conversación. Me molestó que de repente ellos que apenas se conocían, hablaban en clave.
—Yo... debo irme —murmuré. Mads arrugó la frente.
—¿Por qué?
—Porque Fai... llegó a Santiago.
—Pero... —Mads arrugó la boca. No sabía qué decir, tragó saliva antes de seguir hablando—, ¿por qué no le dices que venga?
—Maddie —murmuró Félix entre dientes—. Van a aprovechar que yo estoy aquí —agregó, entornando los ojos. Lo quedé mirando con las palabras atoradas en la boca—, ¿Por qué me miras así?
—No, es solo que... nada. —Esbocé una sonrisa fingida. Me dirigí a Mads, quien lucia un bello tinte rosado en sus mejillas—, ¿nos vemos mañana temprano?
Se aclaró la garganta.
—Sí, mañana temprano. —Me abrazó y me habló al oído—. Te quiero mucho, Valentín. Estoy feliz con tener tu amistad, no quiero perderte. —dijo, inesperadamente. Mads era directa, y prefería preguntar a quedarse con las dudas. Eso ya me había llamado la atención sobre ella.
Se separó antes de que pudiese responderle, aunque yo no sabía si eso era lo que yo prefería. Y daba lo mismo... porque ya era tarde. Había encontrado a Félix.
—¡No más alcohol! Tenemos que estar fresquitos para esa grabación.
Mads asintió.
—Nada más.
Al salir del departamento le escribí un mensaje a Mads.
Valentín: Yo también.
Caminé hacia el departamento pateando todas las piedras que encontré. Incluso me demoré más de lo normal. Estaba tratando de tragar que Félix y Mads en ese mismo instante estaban ligando y que yo no podía ni tenía el derecho a protestar. Emití un gruñido de desesperación.
¿Qué mierda me pasa?
¿La quiero?
¿Acaso me tengo que devolver y decirle que sí me atrevo a dejar a Fai antes de que sea demasiado tarde?
No, porque no estoy seguro.
Justo llegué a la entrada del edificio, y de lejos vi a Fabiana cerrando la puerta de un coche, enojada. Sacó la pequeña maleta del asiento trasero y se dirigió ofuscada hacia el conductor. Era un auto deportivo así que no era un taxi. Cuando se giró, se llevó las manos a la frente y se limpió una lágrima. Subió la mirada al verme, se desconcertó.
No sé por qué en ese mismo instante tuve ganas de girarme y correr de vuelta a la casa de Mads. Lo pensé seriamente durante los segundos en que se demoró Fai en llegar a donde yo estaba. Miré en la dirección por la que yo había llegado y luego deslicé mi mirada a Fai.
¿Y si después es muy tarde?
Menos de una hora atrás me había dicho que era un indeciso y cobarde. ¿Lo era?
Rayos, creo que... creo... creo que debo devolverme.
Ella me quiere... yo la quiero...
De repente una sensación de euforia me invadió. Una sensación de que lo que fuese que hiciese estaba mal y bien a la vez.
Abrí la boca y Fai puso una mano en mi pecho. No alcancé a decir nada.
—Te necesito, Valentín —musitó, como si hubiese sabido lo que yo estaba a punto hacer.
___
Noooo, Valentín al parecer decidiéndose a hacer una locura... pero, ¿será muy tarde?
¿Creen que se devuelva igual?
OMG.
¿Les gustó el capítulo?
¿Qué les gustaría que sucediera en el siguiente?
Ahhhh bbs gracias por sus comentarios!!1
Muak!!!
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