14. Tú, no él.

Sentí a alguien detrás de mí y por la expresión con la que me quedó mirando Mads, tenía miedo de revisar quien era. Exhaló y levantó la mirada lentamente, como si la hubiesen atrapado haciendo algo incorrecto —Aunque podríamos decir que lo que hacíamos sí era incorrecto—. Cuando vio quien era se quedó congelada e incluso podría apostar a que dejó de respirar. Se hizo hacia atrás y salió de encima de mí, ahí me incorporé y me giré.

Lo que faltaba.

Santiago.

Nos observaba congelado en su lugar, con esa expresión que pondrías si el mundo se estuviese derrumbando ante sus ojos.

Pero se lo merece por ser una mierda de novio.

¿Y tú? ¿Qué diría Fai de esto?

Mierda.

—¿Qué... qué haces acá? —balbuceó Mads. Se puso de pie y yo solo quería salir huyendo, no pensaba tener problemas con el ex novio de Mads, ni menos entrar en guerras en las que no debía. Santiago deslizó su mirada hacia mí.

—¿Dónde te he visto? —preguntó con voz molesta. Si hubiese sido una caricatura, hubiese visto el aire furioso salir por su nariz. Yo no soy de meterme en problemas pero algo que odiaba era que me hablaran de esa forma, como si yo tuviese que darle algún tipo de explicación a ese imbécil.

—En la cafetería —repliqué. Me giré y me incliné en la mesa que tenía enfrente para coger mi celular.

Lo siento Mads, pero no me gusta este tipo.

Mads me miró con el ceño fruncido. Me puse de pie, era el momento de irme. Aunque algo dentro de mí quería que él se fuera, no yo.

Porque tenemos que seguir trabajando.

—Estamos trabajando juntos —explicó Mads—. Estamos... escribiendo un libro. Con Vale...

—¿Y estar arriba de él es parte del proceso de escritura? —La amargura de su voz era casi tangible—. No sé... ¿así fluyen mejor las ideas?

Mads me miró preocupada, como si yo tuviese que decir algo. Tenía ganas de decirle: ¡date cuenta que es tu ex y no te tiene que venir a pedir explicaciones de nada! Pero Mads parecía no tener eso en su mente.

—Yo los dejo... me voy. Mads, yo...

—No, tú te quedas. —Santiago extendió un brazo intentando detener mi camino. Me detuve antes de que me tocara.

Bufé.

—¿Qué? ¿me vas a obligar? Me gustaría verte intentándolo —respondí. Di un paso al frente, Santiago no se movió ni un milímetro—. Avísame cuando se acabe tu show de imbécil para irme. —No me dijo nada—. ¿Se acabó ya?

—Valentín... vete —murmuró Mads. Me giré en su dirección y me quedé mirándola, consiente de que mi expresión no era nada amigable. Escuché esas palabras con rabia, porque era irme yo para que se quedara esa basura.

Mads ya me había contado los detalles de su relación y ruptura, aunque yo a él ya lo conocía y sabía que era una mierda. Y allí, Mads me decía que me fuera para que se quedara él. Lo que no solo no me parecía injusto, sino que... a pesar de que nos habíamos desviado del asunto principal al estar jugando, estábamos trabajando. Creí que Mads al menos debía intentar explicar mejor que nosotros teníamos que trabajar. No pedirme que me fuera así como así, parecía que le daba todas las facultades a él para enojarse y demandarle respuestas.

Sin embargo, no dije nada, y comencé a caminar hacia la puerta antes de que alguien más dijera algo. Cuando pasé junto a Santiago me cogió por el brazo.

—Te has aprovechado de ella —murmuró.

Me detuve. Arrugué la frente esperando a que lo repitiera.

¿Aprovechando?

—¿Qué dices? —quise saber, incrédulo de haber oído bien.

—La viste sola y llegaste a lanzarte como si fuese un animal abandonado —respondió.

Solté una carcajada y señalé a Mads.

—¿A ti te parece que está como animal abandonado? —pregunté irónicamente. Solté una carcajada y con fuerza saqué la mano de Santiago. A pesar de que no soy una persona peleadora, y más bien, nunca había golpeado a alguien, estuve a un segundo de hacerlo, si no fuese porque Mads habló.

—Santiago, ¿qué te pasa? ¿Así me ves tú? ¿cómo alguien de quien la gente se aprovecha? —Resopló y se llevó la mano a la cintura—. Vete a la mierda.

Comencé mi camino hacia la puerta al recordarme que esa discusión no era mía y yo no tenía nada que hacer allí.

—Él te va a hacer daño —gruñó Santiago. Ahí me detuve nuevamente y me giré contra todas las advertencias que mi cerebro me dio para que por favor siguiera mi camino. Avancé hacia él y lo empujé, totalmente fuera de mí.

—Oye, ¿de qué mierda estás hablando? ¿Qué sabes tú de mí? —pregunté con la voz gélida, pasando una mano por mi cabello. No iba a dejar que inventara cosas de la nada sobre mí. Santiago se acercó y me empujó.

—De eso. Se nota qué tipo de persona eres —respondió con obviedad, lo que encendió mi enojo aún más. Miré a Mads y ella me hizo una seña para que siguiera hacia la puerta pero no me moví. Cogí a Santiago por el cuello de su camisa, aunque él con fuerza me sacó. Mads se puso entre nosotros.

—Mira Santiago —comenzó a decir con tanta furia que pensé que lo iba a golpear—. A mí nadie me tiene que venir a rescatar, ni a aprovecharse de mí, ni tampoco a hacerme daño. Yo soy fuerte y valiente; y enfrento lo que se me venga. Así que no vengas a decir cosas sobre la gente que me rodea porque no soy una niña indefensa que no tiene voz. —Llegó hasta ponerse de pie frente a él con los ojos llorosos—. No vengas después de todo lo que has hecho a seguir siendo una mierda. Y él —dijo señalándome—. Va a seguir por aquí, te guste o no te guste. No me importa.

Santiago escuchó todo sin decir una palabra. Bajó la mirada.

Está arrepentido.

Antes de responderle a Mads, se giró hacia mí.

—Perdón, me equivoqué. Es solo que... te extraño mucho Maddie —murmuró a Mads, con un nudo en la garganta—. Y verlos así... —Exhaló profundamente, y por un instante creí que iba a llorar. Esa escena estaba digna de novela y la anoté mentalmente para agregarla en alguna—. Discúlpenme, he sido un imbécil pero es que siento que perdí todo mi camino si no estamos juntos.

Sorprendentemente Mads caminó hacia mí y me cogió la mano obligándome a caminar hasta quedar frente a Santiago.

Y así de simple lo perdonó.

Yo seguía enojado y más bien el enojo había comenzado a aumentar. Estaba siendo egoísta, porque yo creía que él era una mierda pero... ¿quién era yo para decir algo así? Apenas conocía a Mads y su historia con él. Además, quizás él realmente entendía que se había equivocado; porque la gente pasa por fases y hay momentos en que te escapas del camino que has estado siguiendo durante un tiempo y todo se enreda en la vida que parecías llevar sin ningún problema.

Porque hay factores que de repente aparecen y ponen tu vida en un caos que no parece poder arreglarse fácilmente.

Y te comienzas a confundir... incluso con la chica que te hizo un café.

Mierda.

Santiago, él es Valentín. Tenemos un proyecto en conjunto así que los dos estaremos mucho tiempo trabajando juntos. Somos amigos y tú eres mi ex novio. No tienes derecho a aparecerte así en mi casa ni menos pidiéndome explicaciones. Y, por supuesto, mucho menos a él.

—Es que no me contestas mis mensajes —murmuró bajito. Ladee mi cabeza hacia él, tenía los ojos llorosos. Me refregué la cara hastiado con la escena.

No lo soporto.

—Hablamos después —dije repentinamente—. Te aviso cuando suba el capítulo. —Me despedí, consciente de que mi voz salió amarga y molesta.

Cerré la puerta del departamento y me quedé allí con el aire faltándome. ¿Cómo en tan poco las cosas se podían mezclar de esa forma? Me sentí imbécil por tener mi corazón acelerado y por la confusión en mi mente.

Sacudí la cabeza como si eso fuese ayudar a ordenar mis pensamientos y corrí al departamento. Llegué rápido y abrí la puerta con rabia. Pero como si no hubiese sido suficiente lo que pasó antes, me encontré con Fai comiéndose un sandwich en el sofá. Y me bastó solo una mirada para que cayera en cuenta que yo seguía lleno de chocolate incluso en el cabello...

Había salido tan rápido y molesto del departamento de Mads que ni tuve tiempo de limpiarme o cambiarme.

Fai se puso de pie lentamente justo cuando Félix salió de su habitación. Ambos me quedaron mirando de pies a cabeza.

Que imbécil que soy.

¿Este día puede tener más drama?

—¿Qué mierda te pasó? —Félix soltó una carcajada—. Tienes chocolate hasta en el cabello—. Fabi, ¿qué le has hecho?

Sí, gracias Félix.

Fai le lanzó una mirada de furia a mí y después a él. Dejó el sandwich encima y cogió su bolso.

—No, Fai. Espera. —Me interpuse en su camino.

—¿Qué? —preguntó secamente. Félix abrió los ojos y volvió a su habitación sabiendo que le había echado más leña al fuego.

—Fue una estupidez —respondí.

—Sí, lo sé. Pero no esperes que te espere aquí para limpiarte luego de que llegues de jugar con ella —soltó, cruzándose de brazos—. No corresponde.

Exhalé lentamente y bajé la cabeza. Sentí que la estaba puro cagando y lo peor es que ya no podía retroceder. Con Mads trabajábamos y así iba a seguir siendo por varios meses más, no era una chica con la que podía dejar de verme y ya.

—Lo sé, no volverá a suceder. —Le expliqué lo que había sucedido con el cucharón que soltó Mads y lo del chocolate. Aunque omití lo del sofá—. Me iré a duchar... Tengo hambre, ¿cocino algo para los dos? Al final no comí con Mads porque llegó su ex novio así que hasta ahí llegó el trabajo de hoy.

—No, yo creo que me voy —gruñó. Hice un puchero.

—Quédate conmigo, nos hemos visto muy poco. —Pestañee rápidamente y Fai esbozó una sonrisa molesta.

—Está bien, pero me preparas algo muy rico porque tengo hambre también.

—Hecho. —La abracé repentinamente manchándola por completo. Se largó a reír. La risa de Fai me volvía loco. Ella era siempre espontánea y le gustaba reír. Sí, es verdad que también era un poco enojona... pero era muy fácil que se le pasaran sus enojos así que rara vez nos quedábamos peleados más de un par de horas. Cogí su cara entre mis manos y la besé.

—Te amo —murmuró sobre mis labios. Se alejó unos centímetros—, Oye te ves muy bonito así, saquémonos una foto. Asentí y saqué mi celular del bolsillo y se lo entregué. Fai estiró su mano para sacarnos una selfie cuando apareció un mensaje nuevo de Mads.

Mads: Se debería haber ido él... no tú. Me equivoqué.

——

¿Whatsss?

Drama ven a mí.

Ayyyy novia y ex novios interponiéndose en los caminos...

Mads y su mensaje sospechoso.

Igual me da pena Santiago. ¿A uds, no?

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top