Unico
Feliz cumpleaños LadyblackSaya
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Yusaku o mejor Yuku como le gustaba que le dijeran, miro frente a ella como esos dos empezaban a discutir y alzar poco la voz para llamar la atención de algunas personas e incluso de algunas chicas que solo soltaban risitas, después se encargaría de ellas. Soltó un pequeño suspiro, saco su celular de su bolsa y cruzo las piernas para poder recargarse en lo que ellos dos se podían poner de acuerdo. Miro la hora como el bonito color rosa de sus uñas, rosa con pequeños brillitos y demás figuritas que se pueden poner en las mismas. Soltó un pequeño bufido mientras empezaba a escribir algunas cosas y esos dos seguían discutiendo. ¿Qué estaba pasando como para que se encontrara de esa manera?
La respuesta estaba frente a ella. Ryoken y Takeru se encontraban peleando y discutiendo mientras se señalaban y mientras la señalaban. ¿Por qué se encontraban discutiendo por ella? Por una simple y sencilla razón.
--¡Este es mi fin de semana con ella, piérdete Kogami! --Gritaba molesto Takeru.
--¡Piérdete tú, Homura! Este es el fin de semana que me toca salir con ella --Gruñía molesto Ryoken.
Si, estaban peleando por ella. Algo cursi y que al parecer, a las chicas que pasaban por ahí, ese detalle se les hacia un tanto romántico aunque solo provocaba que le avergonzaran un poco más por las tonterías que estaban haciendo y como prácticamente, su horrible pelea, consistía en jugar piedra, papel o tijera o una guerra de pulgares donde la fuerza se les pasaba un poco para lastimarse los pulgares. Pero realmente, ¿Qué estaba pasando? Yusaku suspiro. La chica miro su galería y empezó a recordar con una pequeña risita en su rostro.
Yuku siempre ha sido amiga de Ryoken y de Takeru, desde la infancia cabe la redundancia. Eran tres niños que siempre se encontraban corriendo y creando mundos fantásticos y maravillosos. En ese tiempo, los tres no les importaba tomarse de la mano, siempre y cuando, sea Yusaku quien se encuentra en medio. Ellos dos siempre se comportaban como pequeños príncipes al lado de ella aunque de vez en cuando, serán absorbidos por las travesuras que la única niña del grupo, siempre armaba. Para Ryoken, siempre era una desgracia que fuera dos años mayor que ellos porque no podía dormir la siesta al lado de ellos o eso hacía creer cuando la pequeña niña siempre llegaba a casa y dormía, no podía evitar tomar sus manos y dormir de esa manera a su lado. Para Takeru, era una desgracia cuando Yusaku se iba tomada de la mano con Ryoken porque ambos niños vivían más cerca el uno del otro pero eso hacía creer a los demás cuando en la guardería, no podía dejar de tomar su mano para caminar por la pequeña escuela y hacer algunas actividades juntos.
Si alguien le preguntara quien se enamoro primero de la dulce niña, ambos dirían al mismo tiempo que fue cuando ella llego a sus vidas. Cuando Yusaku se mudo a una de las casas cercanas a la de Ryoken y cuando la pequeña niña llego a la guardería y no tenía amigos, más que Takeru en ese momento que la vio, no dudo en acercarse y estar a su lado. Y cuando ambos niños respondían de la misma manera, no podían evitar mirarse con recelo, como si el otro se tratara del mayor enemigo de la historia de la humanidad y tratar de alejar al otro de la dulce niña de ojos esmeraldas que ignoraba completamente sus peleas infantiles y era la única capaz de tranquilizarlos con pequeños besos en las mejillas que les otorgaba a esos fieros caballeros que se odiaban.
--Ryoken y Takeru no se pueden odiar porque yo los quiero a ambos por igual --Hablaba la pequeña Yuku en ese entonces. Un pequeño sonrojo se formaba en la cara de los infantes mientras ella sonreía y les tomaba de la mano.-- Porque me gustan Ryoken y Takeru y porque no quiero perder a mis primeros amigos
Claro, eran palabras tan inocentes como la pequeña niña pero eso no lo pensaron Ryoken y Takeru. Al momento que la niña de ojos esmeralda frente a ellos les dijo que le gustaban, no pudieron evitar que si ponían un huevo crudo en su frente, automáticamente se convertiría en un huevo estrellado. Aquella tierna sonrisa que les dedico como el suave sonrojos y aquellas esmeraldas brillar, fue lo que conmovió sus corazones, fue lo que provoco que le tomaran de la mano con más fuerza y dedicarle un beso en cada una de sus mejillas mientras la escuchaban soltar risitas.
--¡Vete muy al carajo Homura! --Yusaku salió de sus memorias al momento de sentir como Ryoken la tomaba de la cintura.-- Yo ya tengo planes con mi Yuku
--¡Hijo de...!
--¡Ya basta! --Yusaku grito para llamar la atención de esos dos. Inmediatamente, se quedaron en silencio al ver el rostro que ella se cargaba. Daba un poquito de miedo que solo se sentaron como dos infantes que han sido regañados.-- Ninguno se equivoco, yo quería tener una cita con ustedes dos al mismo tiempo para que al fin se llevaran bien pero creo que me equivoque --La chica suspiro un tanto triste, cosa que no paso por desapercibido de ambos chicos que se levantaron y empezaron a pedir disculpas.-- Solo quería tener un buen fin de semana con mis novios
--¡Nos llevaremos bien, lo juro! --Gritaba un tanto desesperado.
--No te arruinaremos el fin de semana pero aún no te vayas, por favor
Aquellas tiernas caritas que los chicos le dedicaron provoco que les hiciera caso. No evito suspirar y tomar ambas manos que en ese momento, ambos le mostraban. Se sonrojo un poco e hizo un pequeño puchero cuando empezaron a caminar. ¿Dónde quedaron esos tiernos niños con los que siempre jugaba? Ella se volvía a preguntar una y otra vez. Nunca creyó que esos inocentes niños se convertirían en uno estúpidos pero muy atractivos jóvenes que ahora solo la guiaban mientras escuchaba las críticas de las chicas celosas con las que se encontraban.
Era imposible el pedirle a su corazón que decidiera cuando amaba a ambos por igual.
.o.
Los tres niños crecieron y se convirtieron en adolescentes, muy unidos a pesar de algunos problemas que se pueden encontrar en frente. Una muy difícil etapa donde Takeru dejo de ser aquel dulce y tierno niño que siempre ocupaba gafas, sonreía por cosas tiernas y le tenía miedo a los fantasmas. Para convertirse en un chico un tanto rebelde que le gustaban las artes marciales y le gustaba meterse a concurso como en algunas peleas donde en algunas ocasiones salía un poco herido. Le seguía teniendo miedo a los fantasmas pero nadie era capaz de comentarlo o realmente se ganaría un golpe de su parte. Su vista era un poco mala pero no tan necesaria como para utilizar lentes. Su cabello peinado hacia tras y aquella mirada intimidante que siempre le dirigía a cualquier persona o ser que quisiera respirar el mismo aire que el de Yuku.
Ryoken se convirtió en un amable chico con aquella sonrisa socarrona que era capaz de dirigirle a todo ser que se acercara a él mientras estuviera con una linda chica como Yuku, casi no cambio en lo que se refiere con la linda chica de ojos esmeraldas. Era bastante inteligente y siempre procuraba no meterse en problemas. Había logrado conseguir algunas becas por su intelecto y a pesar de no hacer ejercicio como Takeru, era un tanto fanático a nadar. Eso podría explicar el porqué su piel cambio un poco de tono como el fornido pecho que mostraba con aquellas camisas que utilizaba del diario. Aquella voz tan grave que era capaz de seducir a cualquier mujer, aunque a la única que le provocaba aquellos sentimientos era a Yusaku.
Mientras que ella. Se desarrollo un poco más. Se avergonzó al darse cuenta que sus pechos crecieron de una manera que llamaba la atención de todos. Sus caderas se definieron como lo delgada que era. Su piel lechosa como aquellos grandes y expresivos ojos esmeraldas. Aquel largo cabello azul oscuro como el muy notorio flequillo que de vez en cuando tenía que cortar para que no le molestara. Dejo de meterse en problemas y solo se enfocaba en estudiar, en trabajar de medio tiempo y evitar que Ryoken y Takeru tuvieran aún esas ganas de seguir matándose cada que se veían la cara. Aquellas ropas coloridas que suele utilizar como algunas acciones que solo ella como chicas, pueden realizar. Pintarse las uñas, tener aretes. Amarrar su cabello en peinados lindos como aprender a cocinar.
Yusaku no pudo evitar soltar una risita al momento que Ryoken y Takeru no se decidían que querían ir a comer. Un lujoso restaurante o un restaurante de comida rápida. El de ojos celestes seguía por preocuparse cuando comía comida chatarra mientras que con Takeru, simplemente podían ir al puesto de perritos calientes y comerlos con extra queso, papas fritas y una soda. Aunque a Ryoken también le gustaba comer de esa manera, ir a comer a un lugar así, no estaba mal de vez en cuando.
--Oh vamos --Se quejo la chica.-- Saben que me conformo con una hamburguesa o hasta con una pizza, después podemos pasar a una cafetería, tomar algo de café con algunos panecillos ¿Les parece?
--Aunque también me gusta la comida que hace Yusaku --Sonrió Ryoken.-- Pero esta vez quiero que tú descanses
--Siempre nos preparas comida para la escuela, el trabajo e incluso en mis entrenamientos --Takeru sonrió al coincidir con Ryoken.-- Aunque me gustan más cuando preparas postres como las galletas
--¡O las tartas!
Yusaku volvió a sonreír al momento de ver como congeniaban en eso para después hablar sobre todos los platillos que les gustaba de ella. Desde que aprendió a cocinar, utilizaba a esos dos como sus conejillos de indias, claro que no se negaron ante esa petición aunque les ocasionaba un severo dolor de estomago pero con el tiempo fue cambiando. Al principio no le quedaba la comida pero con el tiempo y con mucho esfuerzo, su comida empezaba a verse más deliciosa y más pedidos de ellos dos que se acostumbro a cocinarles. Ver la manera en la que se llevaban bien por ese detalle, era algo que le gustaba de ellos. Al final, siguieron el plan de Yusaku, comiendo los tres juntos comida chatarra con algunas carcajadas en sus rostros por algunas cosas que llegaban a recordar de cuando eran niños.
.o.
--Me gustas Yusaku, desde la primera vez que ti, por favor sal conmigo --Fueron las palabras que un joven Ryoken, tan seguro y tranquilo le dijo.
--Me has gustado desde la primera vez que te vi, por favor Yusaku, sal conmigo --Fueron las palabras que un avergonzado Takeru dijo.
Ante aquellas palabras declaradas al momento que crecieron y se convirtieron en jóvenes de 18 y 20 años respectivamente, no pudo evitar sonrojarse por primera vez, estar tan nerviosa que no podía hablar con normalidad. ¿Por qué ambos jóvenes se tuvieron que declarar al mismo tiempo? ¿En el mismo día? ¿Qué fue lo que les dijo en ese momento?
--Solo, déjame pensarlo, no quiero perder nuestra amistad
¿A quién podía escoger? No podía escoger a Ryoken porque eso provocaría una gran tristeza a Takeru. No podría escoger a Takeru porque eso lastimaría a Ryoken. ¿A quién le gustaba realmente? No podía decidir. Le gustaba Ryoken pero también le gustaba Takeru. Sentir que si se alejaba de alguno de los dos, era realmente doloroso. Sentir que si le causaba dolor alguno de los dos por escoger el otro, era algo que no se perdonaría. Le gustaban ambos, los dos eran tiernos a su manera. La tomaban de la mano y siempre le sacaban una sonrisa. Las acciones de esos dos, provocaba que su corazón de enamorara más de ambos. Aquellos lindos detalles, provocaba suspiros que no podía controlar. Al final, tomo una decisión que probablemente, tomarían como una mala broma.
Paso una semana para citar a ambos en el mismo lugar, en la misma hora. Tanto Takeru como Ryoken se miraron de mala manera ese día. Yusaku no era capaz de realizar una broma como esas, ¿O sí? Ella llego unos minutos después, con las mejillas sonrojadas pero con una gran mirada determinada en su rostro.
--Ambos me declararon sus sentimientos en el mismo día --Fue lo primero que dijo. Fueron esas palabras lo que casi ocasiona que Ryoken y Takeru empiecen una discusión y casi llegan a los golpes si no fuera porque Yuku se pudo en medio.-- Sin embargo, no puedo escoger a uno de los dos porque eso provocaría que se alejaran de mi y eso dolería más --Una triste sonrisa apareció en ella. Tomo un poco de aire y volvió a mirarlos.-- No puedo decidir por ninguno de los dos porque me gustan a su manera, porque son demasiado importante para mi así que quiero pedirles una segunda opción
--¿Segunda opción? --Ambos preguntaron al mismo tiempo.
Sintieron como Yuku les tomaba de las manos. Ella les sonreía con tranquilidad.
--Si, salir con ambos al mismo tiempo, que sean mis novios y tener un fin de semana para cada quien
Fue una idea alocada. Tanto Takeru y Ryoken se miraron, después miraron a Yuku por si se trataba de alguna broma pero no fue así. ¿Qué podían hacer en momentos como ese? Aceptaron un tanto dudosos, cosa que provoco una gran felicidad en la chica para abrazarlos y besarles las mejillas.
¿Cómo es que ha funcionado todo ese tiempo?
Como Yuku les prometió desde un principio. Entre semana se veían todos los días pero solo los fines de semana le pertenecían a uno de los dos. Uno para Ryoken, uno para Takeru y así sucesivamente. Donde las citas a ir a lugares era lo principalmente que hacían. Comida y diversión. Unos cuantos besos que se compartían como momentos que solo eran un pequeño secreto para ambos. Había funcionado todo ese tiempo que los tres se notaban bastante alegres, donde se les notaba tan satisfechos que no peleaban, no tanto como antes, había unas cosas que no se podían cambiar. Pero poco le importaba cuando podía estar con ambos y ser feliz a su lado.
La oscuridad era buena y más cuando se encontraban viendo una película. O eso era lo que hacían porque distraían a la chica con pequeños besos que le daban y que ella, no podía siquiera evitar. Aquellas tiernas caricias a sus piernas como a sus manos. Acciones que también la ponían un poco nerviosa. Desde que empezó a salir con esos dos, cambiaron mucho hasta llegar al punto de que estos nunca dejaban de ponerla nerviosa y tal pareciera, que es algo que les gustaba ver porque no dejaban de sonreír, no dejaban de soltar alguna que otra risita, soplarle en las orejas o susurrarle algunas cosas. Que solo los podía calmar con un pequeño manotazo porque no quería que alguien los viera y que mucho menos, los escuchara. Había dejado de prestar atención a la película por prestar atención en esos dos que no podían dejar las manos quietas, era como si se hubieran puesto de acuerdo para hacerla perder la razón.
Decidieron que la película era aburrida para ellos. Decidieron salir en la oscuridad, sin que las personas les prestaran atención.
A perderse en algún lado donde las personas solo veían a un par de chicos que se "divertían" mientras empezaban a correr, cuando realmente, iban hacer otra cosa.
.o.
Una noche agitada y una mañana que llego en un simple parpadeo, la molesta luz que entraba por el cuarto de su casa. Era imposible si quería calmar el sonrojo de su rostro como querer borrar las imágenes de lo sucedido y aunque quisiera, era imposible borrar todo aquello. Agradecía que sus padres no se encontraban en casa o si no, realmente no sabía que iba hacer. Nunca creyó que sería de esa manera. Nunca creyó que se atreverían a hacer eso. Está bien que ya no eran los jóvenes que tenían 18 y 20 años, que ahora tuvieran 21 y 23 pero que estos se sobrepasaran y ahora no podía aguantar el severo dolor de caderas que ahora tenía. Solo le provocaba una furia que los otros dos no sabían a donde tenían que mirar, esos sin vergüenza. Era una verdadera lástima que no pudiera levantarse o realmente les patearía el trasero por ser tan bruscos.
--¡Son un par de idiotas! --Les grito Yuku un tanto adolorida que solo alzaba el puño al aire y se cubría con las sabanas de su cama.
--Pero lo disfrutaste --Murmuro un tanto molesto Takeru.
--Callate Homura --Le susurro Ryoken.-- O nos ira peor
--¿Qué están diciendo?
--¡Nada!
Claro, después de ya no prestar atención a esa película. Ni siquiera pasaron a la cafetería como habían prometido, solo siguieron de largo. Solo caminaron con rapidez sin siquiera prestar atención a la chica que trataba de averiguar, que es lo que tramaban. Aquellas sonrisas tan grandes, la manera en la que miraban. ¿Así era como se sentían los corderitos ante su presa? Una vez que llegaron a su casa y saber que sus padres no iban a estar por un viaje de negocios. Los besos no pudieron parar. Besaba a Ryoken y besaba a Takeru. Poco les importo que ella estuviera besándolos de esa manera. Aquellas lindas y tiernas caricias que recibía, provocaba que poco le importara la situación en donde se encontraba y solo atender a lo que ellos exigían de ella. Comportarse como una muñequita ante aquellas caricias, ante aquellas sonrisas y aquellas palabras. Ciertamente, poco le importo la situación pero el dolor de sus caderas como su piel un tanto morada por tantas mordidas.
No pudo evitar llorar dramáticamente. Incluso se quejo en el momento que le quitaron la sabana de la cabeza pero aquel masaje que recibía, era aun más relajante. No pudo evitar suspirar de alegría al mismo tiempo que sentía como acariciaban su cabello y el dulce aroma del desayuno. Sonrió. No podía enojarse nunca con ellos porque siempre encontraban una manera para poder hacerla sonreír. Sintió un beso en su hombro como el otro alzaba su mano y le besaba el dorso. Aquellas miradas filosas que le dedicaban, aquel cariño con el que siempre la miraban.
--Te amo Yusaku, mi hermosa Yuku --Ryoken sonrió mientras besaba su dorso.
--Nuestra hermosa Yuku, siempre tendrás a dos bastardos que siempre estarán detrás de ti y que siempre te amaran --Sonrió Takeru con complicidad mientras seguía ofreciéndole el masaje a su espalda.
--Son unos tramposos --Hizo un pequeño puchero.-- Es injusto porque no puedo odiarlos --Sonrió un tanto cansada.-- Pero si puedo entregarles todo mi amor y cariño ¿Siguen estando conformes con compartirme con el otro?
--Siendo sincero, no --Respondió Ryoken con tranquilidad. Yuku no pudo evitar temblar un poco.-- Somos egoístas, solo te queremos para uno de los dos
--Pero por ti, somos capaces de soportarlo --Concluyo Takeru con una sonrisa.-- Porque te amamos y adoramos tu sonrisa, somos de eso y más ¿Acaso no lo sentiste en la noche?
--Tal vez se repita --Se burlo Ryoken.
--¡Eso si que no! Me duelen las caderas par de brutos, los amo pero no voy a permitir algo así
--Ya veremos Yuku, querida
--Nunca digas que no
--¡Ya no digan más!
Los dos hombres no pudieron evitar soltar su carcajada mientras aceptaban la culpa y le seguían ofreciendo atenciones. Yusaku no podía enojarse nunca con ellos. Al final, solo suspiro y soltó carcajadas para unirse a ellos mientras volvían a conversar como si nada. Mientras aquel delicioso desayuno llegaba a su cama y le daba de comer. No importaba como las personas los vieran, ella nunca dejaría de amar a ambos por igual, para ella, eran sus dos hombres ideales, eran dos personas muy importantes para ella y con quien, podía tener ese amor por ambos y su corazón, solo les pertenecía. Compartir ese cariño y amor con el otro, aunque puedan existir alguna diferencia, eran capaces de sobrellevarla.
De eso se trataba compartir el amor con las personas correctas.
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