Noviembre

Dedicado a AnVaMiAv por las mejores teorías conspirativas que he visto 😂

__________________________

El invierno se había dejado caer en Oxford. Los cielos surcados por nubes grises que amenazaban constantemente con una lluvia tormentosa, la brisa fría que calaba hasta los huesos y la luz del día duraba menos que un suspiro.

Aquel clima frio representaba a la perfección como me sentía. Una mezcla de melancolía con tristeza me embargaban la mayor parte del tiempo, y había empeorado al enterarme que no podría ir a pasar las navidades con mi familia, debido a que tenía poco más de dos semanas de vacaciones y la doctora Monroe quería que me quedara entre pascua y año nuevo para las entrevistas iniciales a los pacientes con ELA y conseguir las muestras para el estudio genético.

Al menos Tom estaría acá para Navidad y Año Nuevo, por lo que no estaría sola, pero aun así, iba a ser extraño no ver a mis padres hasta dentro de un año, a menos que ellos viajaran, lo que era poco probable.

Había un lado bueno en esta situación: mi proyecto iba viento en popa. La pobre Sara debía soportar que prácticamente todas las paredes estuviesen cubiertas de post it de distintos colores y que mi pizarra estuviese en medio, dejando poco espacio para desplazarse.

—Encontré el libro—dice Aidan de pronto. Ambos estábamos en la biblioteca, el lugar en el que pasaba más tiempo, incluso más que en mi habitación.— Estaba en la "sección prohibida"—bromea. Me rio por lo bajo y se sienta frente a mí, depositando el libro frente a mí. Después del incidente en Halloween, habíamos vuelto a nuestra rutina de antes.

—Bueno, de ti no me sorprendería—replico mientras abro el libro. El abre la boca y se hace el ofendido.

—¿Realmente crees que iría en busca de libros de magia negra?—pregunta él. Sacudo la cabeza y me rio.

—No, pero si lo harías por otra persona—apunto. El rueda los ojos y, tras unos segundos, se encoge de hombros.

—Supongo que tienes razón—admite finalmente.— Pero tu también.

—¿Yo? No, jamás—digo, estirando el cuello con suficiencia. El levanta una ceja y se cruza de brazos.

—¿Por Cedric, o Newt?—pregunta. Ruedo los ojos.

—Ellos no me pedirían que lo hiciera.

—Cierto, pero aun así, lo harías—insiste. Aprieto los labios y finalmente respondo.

—Pues si—admito, haciéndolo reír.

—¿Has conocido a Robert Pattinson?—pregunta curioso. Creo que es la primera vez que me pregunta por algo relacionado con la fama.

—No, ya me gustaría—confieso, sonrojándome un poco.

—Pero que ha trabajado con Tom—dice. Asiento.

—Sí, lo hizo. Aun así, creo que la idea de presentarme a sus colegas es algo complicado—replico. Aidan frunce el ceño.

—¿Por qué?

—Tengo más amores platónicos que células en mi cuerpo—reconozco, y reímos a carcajadas.

Los demás estudiantes nos miran mal y me cubro la boca, para evitar reír. Aidan menea la cabeza y resopla.

—Entonces, básicamente, cada actor que ha trabajado con Tom es tu crush ¿no?

—Supongo que si—rio por lo bajo.—Pero creo que es mejor quedar así. Digamos que soy algo torpe cuando he conocido a alguno.

—¿Solo cuando los has conocido?—pregunta, aguantándose la risa. Entrecierro los ojos.

—Ja ja, muy gracioso.

—Tienes que admitir que tus accidentes no ocurren solo por mala suerte—continua molestándome. Levanto las cejas.

—Sí, es por eso. Estoy... en el momento equivocado en el lugar equivocado.

—¿Subir las escaleras es un lugar equivocado?—pregunta. Le doy un manotazo en el brazo y el contiene la risa.

—Pues sí, lo fue. ¿Quién iba a decir que justo en ese momento iba a fallar mi estúpido corazón?—le digo en voz baja.

—Ah, no lo sé. Tal vez alguien que tenía conocimiento del débil estado de su corazón—replica con inocencia. Le saco la lengua y el ríe.—Realmente creo que deberías replantearte eso de salir de tu habitación el resto de tu vida.

—Y tú deberías replantearte medicina, porque está claro que estas mal de la cabeza. Si sigues provocándome, hare una de mis venganzas, y mira que ganas tengo—espeto, fingiendo que estoy molesta. El vuelve a reír.

—Uy si, que miedo. No sé qué me da más terror, tu estatura de duende o tus mejillas cachetonas—se burla. Abro la boca, completamente ofendida, y le pateo debajo de la mesa.—¡Auch! Me pateaste.

—Pensé que las patadas de un "duende" no te dolerían, como tú eres tan grande—le digo con ironía. Sonríe y abre la boca, mientras asiente con la cabeza.

—¿Así que estamos con esa? Muy bien—susurra, y de un tirón, atrapa uno de mis pies con los suyos y logra quitarme mi zapatilla.

Antes de que pueda hacer nada, me patea y queda a varios metros de distancia. Abro la boca, ahora sí ha despertado al monstruo.

—Me las pagaras—susurro, y acto seguido, imito sus movimientos y le quito una de sus zapatillas.

—¡Hey!—me reclama. La pateo hacia una de las hileras con estantes llenos de libros. Queda aún más lejos que mi zapato. Sonrío triunfante.

—Oh, ya verás—dice, y acto seguida, se levanta de golpe y corre hacia las estanterías.

Pero cuando creo que se dirige a su zapatilla, veo que coge la mía y sale corriendo entre las estanterías. Abro los ojos como platos y salgo a la siga de él. Lo pillo intentando alcanzar lo alto de una estantería para dejar allí arriba mi zapatilla.

—¡Aidan!—le grito, ahí no hay estudiantes por lo que puedo hablar más fuerte.—Ni se te ocurra.

—Intenta detenerme—me desafía mientras ríe.

Se coloca de puntillas mientras yo salto e intento alcanzar mi zapatilla. Es imposible que lo alcance, no si está de pie. Sonrío con malicia, me alejo un poco, y luego corro con fuerzas y lo tacleo, haciéndolo caer. Caigo sobre él y rápidamente me levanto. Ha soltado mi zapatilla y está a medio metro. Corro y la cojo, mientras el aun intenta levantarse del suelo.

—¿Eres jugadora de rugby o qué?—pregunta mientras se sienta en el suelo.

No reparo en él, me coloco como puedo la zapatilla mientras corro en busca de su zapato. El parece saber mis intenciones, porque lo escucho correr a mis espaldas. Logro recoger su zapato y corro por los pasillos entre las estanterías mientras él me llama.

—¡Ni se te ocurra!—me advierte y yo rio traviesa.

Busco lo que estaba buscando: una escalera para los estantes de más arriba. Me detengo y comienzo a subir, pero antes de que pueda alcanzar el tercer escalón, Aidan me coge de la cintura por la espalda y me baja. Pataleo y me remuevo, intentando soltarme, pero comienza hacerme cosquillas, que me hacen convulsionar. Aun aferrada como puedo a la escalera, atino a impulsarme desde esta hacia atrás y terminamos cayendo de espaldas. Deja de hacerme cosquillas y nos quedamos allí, tendidos en el suelo, riéndonos a carcajadas y recuperando el aliento.

—Eres... terrible—dice con voz entrecortada. Me rio aún más fuerte.—Eres un querubín.

—¿Un querubín?—pregunto curiosa.

—Se ven como ángeles pero son en realidad unos traviesos—explica. Me siento en el suelo y lo observo. Aún tengo su zapatilla.

—Tú has partido con lo de la zapatilla, yo solo me defendí—comento, encogiéndome de hombros. Sus ojos se apartan del techo y me miran a mí. Se levanta un poco y se apoya sobre sus codos.

—Me tacleaste y luego me empujaste. Me has botado al suelo dos veces, yo ninguna. Creo que está claro quién es el pequeño demonio entre nosotros dos—dice. Sonrío con suficiencia.

—Sí, tu—replico. El frunce el ceño.

—¿Yo?

—Tú mismo has dicho que soy un ángel...

—Querubín—me interrumpe.

—...Por lo tanto no soy un demonio—continuo, haciendo caso omiso de su comentario. El sacude la cabeza y sonríe.

—Eres...

—¿Ingeniosa, buena?—sugiero bromeando. Él se queda mirándome.

—Asombrosa—dice finalmente.

La expresión en su rostro me recuerda a lo que ocurrió hace unas semanas. Sonrío avergonzada y aparto la mirada.

Nos levantamos y nos sacudimos la ropa, que tiene algo de tierra por haber caído al suelo dos veces.

—¿Ahora me puedes entregar mi zapatilla?—pregunta, volviendo a su tono normal. Me rio por lo bajo y se lo lanza. Lo atrapa en el aire.—Gracias.

—De nada—sonrío victoriosa.

Mientras volvemos a nuestra mesa en la biblioteca, no puedo dejar de pensar en una cosa. Durante esos instantes en que estábamos jugando, logre olvidarme, por primera vez desde que Tom se fue, de la tristeza que me invadía, y de lo mucho que lo extrañaba. No como si me olvidara de él o dejara de extrañarlo, más bien como si eso ya no me hiciese sentir triste. Por unos instantes, volví a ser feliz, a pesar de no tenerlo junto a mí. Y eso me sentaba bien.

_____________________________

Antes de que me maten ¿Podemos apreciar lo bonita que es la nueva portada? 😍 Nuevamente gracias a Love4Holland

Les tengo una pregunta, por si alguna sabe o que sé yo: en los wattys de este año ¿aceptan historias de rayita?

Les leo, lectores insaciables <3

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top