Mi nueva realidad

Dedicado a SofaLatorreCasanova que siempre vota y comenta <3

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Me termino de abrochar el sujetador y me coloco la camiseta. Dejo la bata en el canasto, como está indicado, y salgo del probador, colocándome mis aretes.

—En unos días estará listo el informe—me dice el técnico. Asiento y sonrío.

—Gracias.

Me despido y salgo de la sala de rayos. Por fin había encontrado un hueco de tiempo donde estaría sola y no tenía que ordenar mi habitación. Martin se había ido hace un par de días, y luego de comprar mi pizarra, me organice con mi agenda para dejar este día libre y lograr tomarme los exámenes. Siendo ya mediodía, me sentía al borde de un desmayo, ya que tuve que hacer ayuno para los exámenes de sangre. Las calles de Oxford están llenas, entre nuevos estudiantes, lugareños y turistas. El aroma a café inundo mis fosas nasales, y mi estómago se retorció, muerto de hambre. Entre a una pequeña cafetería de donde emanaba aquel delicioso olor. Me senté en un taburete alto junto al mesón y espere a que alguno me pidiera el pedido. Volteo a la derecha, buscando alguna carta, ya que quería comer algo además de tomar un café. Volteo a la izquierda, un papel color crema, plastificado y con letras en negro, reza el título de "Carta". Estiro el brazo, y cuando la tomo, otra mano se acerca y nos rozamos. Levanto la cabeza y sonrío, disculpándome.

Un chico de cabello rojizo, con rizos, y unos profundos ojos verdes me mira y sonríe. Su tez es clara, tiene la nariz recta y labios gruesos. Se endereza y levanta la mano, señalando la carta.

—Toda tuya—dice, con un acento que me cuesta entender. Creo que es irlandés.

—No, descuida—digo, negando con la cabeza.

—Insisto—dice. Abro la boca para negarme, pero un mesero se acerca y le entrega al chico una carta. El mesero nos sonríe y nos guiña un ojo. Rio nerviosa.

—Gracias—digo, sin mirar al chico de cabello rojizo. Cojo la carta y comienzo a leer.

El chico voltea y mira a su espalda. Las mesas están llenas, excepto por los taburetes junto al mesón, soy la única sentada en ellos. El chico carraspea, haciéndome levantar la mirada.

—¿Está ocupado?—pregunta, señalando el taburete junto a mí. Parpadeo y niego con la cabeza.

—No.

El chico esboza una tímida sonrisa y se sienta. Me concentro en la carta y comienzo a leer los platos disponibles. Me decido por una sándwich de queso a la parrilla y un café con leche. Levanto la cabeza buscando al mesero.

—Disculpa—decimos al unísono el chico y yo. Volteo a mirarlo y nos reímos.

—Parece que pensamos lo mismo—dice el chico. Rio por lo bajo y asiento.

—Mientras no digas que ibas a pedir un sándwich de queso a la parrilla todo bien—comento. El chico levanta las cejas.

—Okey, esto es raro—dice riendo.

—Ahora tengo miedo ¿acaso lees mi mente?—pregunto bromeando. Suelta un bufido, como haciéndose el ofendido.

—¿Yo? Tú eres la que está leyendo mi mente. No creas que no note esa pulsera Hufflepuff—dice, señalando mi muñeca derecha. Claro, la pulsera que Martin me hizo cuando descubrimos que ambos somos de aquella casa. Miro al chico sorprendida.—Eres una bruja—dice bromeando.

—¿Fanático de Harry Potter?—pregunto. El chico levanta el bolso y, en el mango de cuero, una pequeña chapa de Slytherin.—Vaya, tengo que tener cuidado contigo.

—No todos los Slytherin somos malos—se defiende.—Ser ambicioso no implica que sea malo.

—Tampoco implica que seas bueno. Un Slytherin no teme traspasar los límites con tal de obtener lo que quiere—replico.

—Que no tema traspasar los límites no significa que en realidad los traspase—me refuta, con una sonrisa de suficiencia.—Y personalmente, creo que los Hufflepuff deberían aprender algo de nosotros. Son muy... pasivos.

—Velamos por el bien común, nos agrade o no. Tomamos las decisiones más difíciles—digo, levantando el mentón.

—Claro, claro. El bien común—replica, rodando los ojos.

—Ser imparcial no es tarea fácil.

—Tampoco lo es el luchar por lo que quieres—dice.

Nos miramos en silencio unos segundos y luego nos largamos a reír. Esta es una de las conversaciones más ñoñas que he tenido en mi vida (por supuesto después de las que he tenido con Martin, esas son de un nivel casi vergonzoso, que limita con la locura). El chico me tiende su mano.

—Aidan Cavanagh—se presenta. Estrecho su mano.

—______ ______—replico. Alza sus cejas, sorprendido.

—¿Eres española?—pregunta.

—Latina—le corrijo.

—Tienes un muy buen acento, pensé que eras de acá o de Estados Unidos—dice. Rio por lo bajo.

—¿Qué van a pedir?—pregunta el mesero, sobresaltándonos ligeramente. Volteamos a mirarlo. Suelto su mano, y me sonrojo levemente al notar que no lo había hecho antes.

—Café con leche y un sándwich de queso a la parrilla—pido.

—Lo mismo que ella—dice Aidan. El mesero sonríe.

—Enseguida.

Volteo a mirar a Aidan, que me observa con ojos entrecerrados.

—Y dime, ______. ¿Qué te trae a Oxford?—pregunta.

—Me he transferido para estudiar aquí—respondo.

—¿En qué campus estas?—pregunta.

—Trinity College—replico. Abre los ojos sorprendido.

—Vaya. Yo también estoy allí—comenta.

—¿De verdad?—pregunto. El mesero nos sirve nuestras tazas. Coloco un poco de azúcar al café, y mientras revuelvo, Aidan responde.

—Si. Soy de Irlanda, pero vivo aquí hace unos cinco años. Termine la secundaria en Londres, para luego postular a esta universidad.

—¿Y qué estudias?—pregunto. Bebo un sorbo y dejo la humeante taza en el mesón.

—Medicina—contesta. Suelto una risa y sacudo la cabeza.

—Tienes que estar bromeando—digo en voz baja, mirando mi taza.

—¿Qué?—pregunta sin entender.

—Yo entre a medicina—explico. Aidan levanta las cejas, incrédulo.

—¿Bromeas?—sacude la cabeza y suelta una risita ligera.—¿En qué año vas?

—Entre a tercer año.

—Ugh. Suerte con eso—dice, y bebe un sorbo de café. El mesero nos entrega nuestros sándwich y le damos las gracias.

—¿Tan malo es?—pregunto. Aidan asiente.

—El peor año de mi vida—admite. Excelente pienso para mis adentros.—Lo siento, tal vez fui muy directo.

—Está bien—digo, encogiéndome de hombros.

—Si quieres puedo prestarte alguno de mis libros ¿Qué cursos tomaste?

—Neurobiologia y biología cardiovascular—replico.

—Tengo el libro de biología cardiovascular. Ah, y el libro de anatomía clínica, lo tendrás el tercer trimestre—dice, y luego le da una mascada a su sándwich.

—Seria genial—digo, agradecida.

—Excelente. Si me das tu número podemos hablar y coordinar cuando te lo pueda entregar—ofrece. Saca su teléfono del bolsillo y me lo entrega.

—Claro—digo. Cojo su teléfono y anoto rápidamente mi número.

—¿Tienes pensado algún proyecto de investigación?—pregunta. Resoplo.

—Sí, pero es difícil—admito.

—¿Qué tienes en mente?

—Estoy indecisa entre alguna investigación sobre la enfermedad de Parkinson o la esclerosis lateral amielotrófica—replico. Aidan sonríe de lado y sacude la cabeza.

—Te gusta lo difícil ¿no?

—Así parece—admito, encogiéndome de hombros.

Aidan abre la boca, pero ene so suena mi teléfono. Lo saco, es un mensaje de Sara. Lo abro y leo.

—Mierda—susurro.

—¿Sucede algo?—pregunta Aidan. Levanto la cabeza y suspiro.

—Mi roomate no encuentra a Stiles, su perrito—digo. Me levanto del taburete. De mi bolsillo saco unos billetes y los dejo bajo mi taza de café vacía. Con una servilleta cojo mi sándwich.—Me tengo que ir. Un gusto conocerte, Aidan.

—Nos estamos viendo—dice él, sonriendo.

Le doy una corta sonrisa y me despido. Salgo corriendo del café. Mientras camino rápidamente por las calles, comiendo mi sándwich, miro atenta por si diviso a Stiles. Me siento un poco mareada, así que como más deprisa, esperando que pronto me suba el nivel de azúcar en la sangre. Sin embargo, no puedo dejar de pensar en lo agradable que fue charlar de coas ñoñas. Oxford es, definitivamente, el lugar para mí.

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Dejaré esto aquí y me iré caminando lentamente...

Recuerden seguirme en instagram wattpad.lovers4 ayer estuve respondiendo vaaarias preguntitas. Si quieren alguna dinámica o que vuelva a responder cositas, comenten acá :D

Les leo, lectores insaciables <3

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