...In the air tonight

Dedicado a -AnaPaula- , advertencia: agarren los pañuelitos 

____________________________________

Los segundos que tardo en despertar son más que suficientes como para que los demás entren en pánico. Siento unos brazos tomarme en volandas, voces intentando hablar, sin que se les entienda nada a nadie. Intento moverme, mas solo logro abrir los ojos y ver el semblante preocupado de Tom.

—Recuéstala en la cama—dice Sara.

—Denle aire—dice Martin.

—Traigan un vaso de agua—dice Zendaya.

—¿Se va a morir?—pregunta Harrison.—Porque ya tenemos el cadáver de Tuwaine aquí.

—Dios, eres bruto—le replica Sara.

—No estoy muerta—susurro a duras penas.

Todos se callan y me miran. Tom me deposita con cuidado en la cama y se sienta junto a mí, acariciando mi mejilla.

—Estoy bien—les digo, aunque eso no quita sus expresiones preocupadas.

—Creo que será mejor irnos a dormir—sugiere Tom, sin despegar su mirada de mí.

—Está bien—musita Zendaya.

—Estamos acá al lado—dice Martin.

—Bien por mí, estoy muerto de sueño—dice Harrison.

—Aléjate de mi cama, pervertido—le dice Sara.

Los demás se recuestan en sus lugares. Tom se acomoda junto a mí. Lo abrazo por la cintura y apoyo mi cabeza en su hombro. Sin embargo, continua tenso, y su semblante preocupado me mira con intensidad.

—No te desmayabas desde tu cirugía—susurra Tom, con voz monótona.

—Puede pasar cuando el aparato funciona—explico. No es una mentira, aunque tampoco es totalmente cierto.

—¿Y los mareos de los que hablo Sara?—pregunta. Trago saliva.

—Cuando me levanto muy rápido—musito en un hilo de voz. Esa era una mentira bajo toda regla.

Tom se queda en silencio, observándome.

—No estás bien ¿verdad?—pregunta finalmente. Mi labio inferior tirita. Aparto la mirada y cierro los ojos.

—No lo sé—confieso.

Me estrecha entre sus brazos, dejándome caer en un profundo sueño. Había estado negándome a mí misma aquello, y todo porque temía volver a pasar por lo mismo, y que mis amigos también sufrieran aquello por segunda vez. No era inteligente de mi parte no ver los exámenes, pero parte de mi tenía miedo de que estos reflejaran que todos estuvieran mal y todo se hiciera real.

***

Mientras Martin y Sara se disputan la cocina para cocinar un rico desayuno, los destrozos del día anterior se dejan ver en la residencia. Botellas y vasos esparcidos por el suelo, un sostén colgando de la lámpara de la cocina (no tengo idea como llego allí), los borrachos que se quedaron dormidos en el suelo de la sala de estar...

Me sentía responsable de estar en una pieza, todos lo estábamos. Excepto por Tuwaine, que esta desparramado sobre la mesa, con los ojos cerrados. Nadie parece recordar sobre mi incidente, o son muy educados para nombrarlo. Excepto Tom. Su semblante algo distante no se ha ido desde ayer. Está enojado, lo sé, y le he dado motivos, de eso estoy segura. Pero a pesar de eso, me da algo de tristeza su actitud, porque no nos veremos en meses, y yo pretendía disfrutar de aquel día, ya que volvería a Londres por la tarde.

—Tom—le llamo. Voltea a mirarme y me coge de la mano.

—Aquí no—musita, y me jala para alejarnos y salir fuera de la residencia. El día tiene un dejo otoñal agradable, con una cálida brisa y algunas hojas cayendo de los grandes árboles.

—Tom—le vuelvo a llamar, mientras él continua caminando hacia el pasto.

—¿Por qué no me lo dijiste?—pregunta, sin mirarme. Se detiene y suelta mi mano.

—Sé que no es una excusa, pero no quería preocuparte—replico. Me acerco a él. Poso mi mano en su hombro pero el voltea, deshaciéndose de esta.

—Esto no se trata de mí, ______. Es tu salud. Cuando pretendías decírmelo ¿después de que te operaran? Porque es eso ¿no? Tu marcapasos o como se llame no está funcionando.

—La doctora cree que los cables pueden haberse desconectado—explico, sintiéndome incapaz de mirar esos ojos que emanan rabia dirigida a mí.

—¿Cree?—pregunta.

—Aun no recojo los exámenes—confieso. Levanto la cabeza. Su semblante es indescriptible, sé que siente que lo he traicionado.—Tom...

—¿Hace cuánto?—pregunta, apretando los dientes.

—¿Qué?—pregunto sin entender.

—¿Hace cuánto lo sabes? ¿Desde cuándo me estas mintiendo?—pregunta. Mis ojos se llenan de lágrimas.

—Tom...

—Respóndeme—espeta entre dientes. Mi labio tirita, una lágrima se escapa de mis ojos.

—Desde que llegue acá—respondo en un hilo de voz.

—Han pasado dos semanas...

—No he recuperado los exámenes un—le interrumpo. Frunce el ceño, furioso.

—¿Por qué? ¿Por qué me lo has ocultado? Y no digas que para no preocuparme. Esa es una excusa barata—dice él. Trago saliva.

—No quiero volver a pasar por lo mismo—susurro.

—¿Y entonces qué? ¿Crees que ignorarlo te ayuda?—pregunta.

Me quedo en silencio. Limpio mis mejillas de las pocas lágrimas que se han escapado de mis ojos. Zendaya se asoma por la mampara de la residencia y nos llama a desayunar. Intento en vano no dejar que se note mi frágil estado anímico. Para mi suerte, ninguno de nuestros amigos dice nada, en cambio se dedican a hablar de la broma de Harrison y del estado de Tuwaine, que sigue sin estar del todo vivo.

Tom y no nos mantenemos cerca y a la vez distantes. No me mira, no me toca, mas tampoco se aleja. Aquello es más doloroso que el tenerlo lejos, porque está a mi alcance, y no puedo hacer nada por separar aquellos centímetros que nos separan.

Cerca de la hora de almuerzo nos toca despedirnos. Martin y Harrison no dicen palabra de la clara discusión que tuve con Tom, me abrazan, me dan palabras de ánimo. Zendaya en cambio hace que flaquee mi fuerza.

—______... ¿le has dicho?—pregunta en mi oído mientras me abraza. Niego con la cabeza.

—No creo que pueda—musito.

Se separa y me da una mirada comprensiva.

—Llámame ¿sí? Y cuídate.

—Lo haré—le digo, esbozando una sonrisa con desgana.

Me despido con la mano de Tuwaine, que se ha quedado casi dormido en el auto. Dudo si acercarme o no a Tom, porque quiero abrazarlo y despedirme como corresponde, pero temo que sea frio, y no es como lo quiero recordar.

Tom se acerca sin mirarme. Uso todas mis fuerzas para no derramar lágrimas, y aquello requiere de toda mi energía. Su mano se posa bajo mi barbilla, obligándome a mirarlo. Sus ojos me encuentran, en ellos, miles de emociones se entremezclan.

—Cuéntame como te va—dice finalmente. Aquello es una desilusión.

—Te amo—susurro, con las lágrimas amenazando con escapar.

Tom cierra los ojos. Se inclina, abre los ojos y deposita un beso en mi frente. Aprieto mis labios, conteniendo todas las ganas que tengo de llorar en aquel momento.

—Te aviso cuando llegue—susurra.

Se aleja y se sube al coche, dejando mi alma destrozada. Aquel era el peor adiós que había tenido en mi vida, y lo había provocado yo misma. Muerdo mi labio, no me atrevo a mirarlo marchar. Cuando siento que el rugido del motor desaparece dejo que las lágrimas escapen. Me limpio una y mil veces las mejillas, solo para que estas se vuelvan a mojar. Quería escapar de aquel lugar, pero no quería ver a Sara, ni tampoco que todos los demás me viesen. Aquella era la desventaja de ser un rostro visible. Me alejo del aparcamiento y me apoyo contra un árbol, dejándome caer. Doblo mis rodillas y las abrazo, llorando lo más silenciosamente posible.

Siento como mi pecho se oprime ante la angustia. Como tiemblo de pies a cabeza, en aquel inconsolable llanto.

No me toma por sorpresa cuando siento que alguien se detiene frente a mí. Por supuesto, ¿Cuándo ganarían por una foto mía llorando? TMZ definitivamente pagaría miles de dólares.

—______—dice Aidan en voz bajo. Levanto la cabeza y lo miro.

—¿Qué haces aquí?—pregunto con voz trémula. Se agacha junto a mí.

—Estaba yendo de camino al casino y te vi—replica.—¿Qué ocurre?

—Ocurre que no le dije a Tom que mi desfibrilador no estaba funcionando—replico, sin tapujos.—Y que muy posiblemente deban volver a operarme. Y se ha enterado y no pude decirle la verdad.

—¿La verdad?—pregunta.

—De por qué se lo oculte—digo, encogiéndome de hombros. Aidan frunce el ceño y me mira.

—¿Por qué lo hiciste?—pregunta. Lo miro detenidamente, mordiendo mi labio para ahogar un sollozo.

—Porque probablemente fue su culpa—susurro.

Los sollozos escapan de mi garganta. Aidan se acerca y me abraza, dejándome que oculte mi rostro en su hombro. No dice nada, se queda allí, en completo silencio, sin pedir explicaciones.

Si Tom se enterara que por su pelea con Harrison y la caída que tuve sobre mi hombro, se desconectaron los cables, jamás se lo perdonaría. Y yo no podía dejar que cargara con aquella culpa.

__________________________

Sniff, sniff.

Ustedes querían drama

Sígannos en instagram wattpad.lovers4

Recuerden el concurso para la portada de este libro :D

Les leo, lectores insaciables <3

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top