I only have eyes...
Dedicado a HollandFieldd te lo debía querida!
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—Una más—le pido a mi mejor amigo.
Estamos en el puente Carlos, uno de los más famosos de Praga. Martin es mi fotógrafo profesional, y ya se ve que está harto de tantas fotos.
—Esto es una pesadilla—susurra.
—¡Hey!—le regaño.
—Te he sacado mil fotografías. Sin exagerar—dice cansado.
—Ya se, ya se—digo. Resoplo y coloco mi mejor sonrisa.—¿Una más?
Martin pone cara de pocos amigos pero acepta. Me saca una última foto junto a una de las estatuillas del puente y me doy por satisfecha. Continuamos caminando por aquel maravilloso puente. Los demás están filmando, y con Martin hemos decidido venir a dar una vuelta, ya que en un par de semanas deberé volver a Oxford. Era increíble estar en aquel lugar. La cultura era impresionante. Una sensación extraña de emoción mezclada con libertad había invadido mi cuerpo, y hacia locuras que, en ningún momento antes, me habría atrevido a hacer. Era como si por fin me sintiese libre de hacer lo que me diese la gana. Caminaba sin preocuparme de nada, probando cosas nuevas, hablando con los vendedores ambulantes y sacándome fotografías donde pudiese. Era extraño, pero me gustaba. Tenía muchas ganas de conocer a los lugareños, ir a una fiesta autóctona, pasear y perderme en aquel lugar. Era una sensación que había comenzado a sentir en Venecia, pero algo tenia Praga, como una especie de energía, que había liberado por completa esta nueva faceta mía.
Cuando por fin llegamos al otro arco de piedra nos detenemos un poco, apreciando aquel paisaje. El puente es antiquísimo, y de una larga distancia. Habíamos recorrido aquello solo para llegar a Malá Strana, un barrio antiguo de la ciudad, con claras influencias barrocas en sus construcciones.
Avanzamos por las concurridas calles y nos detenemos junto a un café que se ve a rebosar. El sol pega en lo alto. Dijimos que estaríamos a las tres cerca de la Opera estatal. El paseo en el puente nos había tomado mucho más de lo que pensaba, entre las fotografías y la cantidad de artistas callejeros que nos quedábamos viendo, embobados.
—Tenemos una hora para volver—le informo a Martin, cruzamos la vía del tranvía.—Andando.
—No sé si alcancemos—advierte Martin.
—La idea de estar acá es perderse por estas antiguas calles. Y por algo Dios invento internet, podremos ver donde estamos, tomar algún tranvía o el metro y volver—digo, restándole importancia.
—Estoy bastante seguro que Dios no invento el internet.
Caminamos rodeando un hermoso edificio. Los autos avanzan por las calles, estrechas debido a la cantidad de coches estacionados en las orillas. Doblamos a la derecha. Nos acercamos hasta una hermosa fuente donde Martin me saca otra foto. Continuamos caminando, doblamos, sacamos fotos a las edificaciones, volvemos a doblar.
Al cabo de treinta minutos hemos vuelto al punto de partida. Decidimos tomar un helado en la cafetería Amorino. Elijo chocolate y frambuesa. Lo increíble de estos helados es que los sirven con forma de rosa, y con la cantidad de sabores que quieras. Martin se pide todos los sabores posibles. Pagamos (es algo caro, pero vale la pena) y salimos nuevamente a la calle. Comenzamos a caminar de vuelta al puente Carlos, saboreando nuestros deliciosos helados.
—Extrañaré esto, Tintin—digo.
—¿El qué?—pregunta sin mirarme, concentrado en su cono.
—Esto, pasear despreocupadamente. Una vez entre a Oxford todo lo relajada que estoy se acabará—explico.
—Lo dices como si fueses a morir—replica bromeando.
—Ya no seré la misma—susurro. Martin voltea a mirarme.
—______, no puedes pensar que la universidad realmente te cambiará.
—No lo entiendes. Mi vida será entorno a estudiar—le digo. El sacude la cabeza.
—Eso es solo si tú lo dejas. Escucha, sé que lo dices porque en realidad estás aterrada, pero tu vida no puede ser solo estudiar. Uno vive para ser feliz, no para eso. Y puede que sea un gran cambio, pero los cambios no son necesariamente algo malo—Martin me sonríe, infundiéndome ánimos. Suspiro.
—Lo sé. Creo que lo que más miedo tengo es a fallar. Pero por otro lado, me emociona muchísimo poder estar en un lugar tan increíble como Oxford—reconozco.
—Es increíble—admite él.—Y si hay alguien que puede con ello, eres tú.
—Gracias Tintin—le sonrío a mi amigo. Definitivamente es el mejor.
—Disculpa, ¿tú eres la novia de Tom Holland?—dice una chica a mi lado con un extraño acento. Volteo y sonrío nerviosa.
—Hola—levanto y miro alrededor, temiendo que más gente la escuche.
—¿Te molestaría sacarte una foto conmigo?—pregunta.
—Para nada—digo.
Aun me resulta algo extraño aquello, pero ya en Venecia me había encontrado con gente que quería fotos conmigo. Me quito las gafas de sol, me coloco a su lado y con su teléfono nos sacamos una selfie.
—Muchas gracias—me dice ella.—De verdad te admiro, es increíble que hayas sido como una de nosotras, una fanática, y ahora estás con él.
—Gracias. Lo sé, aun no me lo creo ni yo—admito. Suelto una risita ligera.
—Espero que disfrutes Praga—se despide, y continúa su camino.
—Pareciera que yo estoy pintado—dice mi amigo, encogiéndose de hombros. Me rio ante su comentario.
—Después del accidente creí que no querrías estar nunca más involucrado con paparazis.
—Buen punto. Mi pobre coche—se lamenta. Levanto las cejas, incrédula ante su comentario.
—¿En serio? ¿Lamentas lo de tu coche y no el hecho de que murieron cinco personas, dos perdieron una extremidad, y los demás heridos?—pregunto. Martin sonríe como disculpándose.
—Si, por supuesto que lamento eso también.
—Aja.
Intento alejar los pensamientos del accidente, pero me es imposible no pensar en lo mal que la pase. Aquello me desanima un poco, ya no me siento tan emocionada ni alegre. Pasados varios minutos logramos llegar al arco del inicio de aquel gigantesco puente.
Cogemos un tranvía (solo porque Martin quiere andar en uno, el metro hubiese sido más rápido) y llegamos en menos de diez minutos. El edificio de la opera estatal es imposible de perder, es gigantesco, hermoso, con columnas en su frontis. Mostramos nuestros pases y nos permiten ingresar. Por dentro el lugar tiene unas lámparas de araña gigantesca, con cristales colgantes. Las paredes son cremosas, el techo con hermosos dibujos de ángeles, y el arco de ingreso está cubierto por una pesada y delicada tela aterciopelada de color rojo oscuro.
Un chico joven, muy pálido y flacucho, nos abre la cortina y nos permite ingresar a la sala principal donde están rodando. Me quito las gafas y observo las sillas de terciopelo rojo, el gran escenario que se despliega frente a nosotros y la gran cantidad de personas presentes, ayudando en el rodaje. No tardo en divisar a Tom. Está grabando, actuando junto a Jacob. Lleva una camisa blanca, unos pantalones negros y de su hombro izquierdo cuelga una mochila negra. Por un momento me siento como la fanática que tengo dentro, entusiasmada por todo lo que estoy viendo.
El director dice corte y los demás se relajan. Tom ladea la cabeza, y de pronto sus ojos encuentran los míos. Sonríe de lado, haciendo desaparecer todas mis preocupaciones. Tom le entrega la mochila a Jacob y comienza a caminar entre las butacas. Yo hago lo mismo y casi corriendo me encuentro con él. Me cuelgo de su cuello, e inesperadamente, lo beso. Él es la única persona que puede hacerme olvidar todas mis preocupaciones y miedos.
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Hoy estaba mirando los capítulos de la primera temporada (por que aún llegan lectoras nuevas) y no puedo creer lo lejos que hemos llegado 🥺
Muchas gracias por estar apoyándome, no saben de verdad lo mucho que me sorprende todo el apoyo que esta historia recibe 🥺🥺🥺
Dejando el sentimentalismo (no estoy llorando, me entro algo al ojo), estas queridas chicas (valhollander y ShadanaSxs ) han hecho unas increíbles portadas para la primera temporada de esta historia, y me gustaría que ustedes eligiesen cual les parece mejor. Les dejo el enlace aquí y también lo publicaré en mi perfil.
> https://forms.gle/eFsMUtVpQrTjHNZ9A <
Les leo, querides lectores <3
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