Heart of Stone

Dedicado a thef_lovely por su comentario que hace referencia a Harry Potter. Entre potterheads nos entendemos ¿no?
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—¡Hay que ver como es esta gente!—gruño, dejando mi teléfono a mi lado, completamente enfurruñada.

—No sigas viendo las revistas de cotilleo—me dice Harrison, a través de face time. Suelto un bufido.

—¿Qué escribieron ahora?—pregunta Tom. Ellos y Zendaya están juntos mirándome preocupados.

—Que tengo una enfermedad mortal, que estoy embarazada, que lo fingí para no tener más atención, que fingí para tener más atención... ¿quieres que continúe?—pregunto.

—Si tienes una enfermedad—señala Harrison. Lo miro con cara de pocos amigos.

—No es mortal—digo entre dientes.

—Bueno, muy poco—me corrige Martin. Lo fulmino con la mirada.

Mi mejor amigo y yo estamos en el sillón del departamento de Tom, mientras Thor se encuentra a mis pies durmiendo. Los gemelos y Paddy, después de casi morir del susto por mi pequeño problema, insistieron en quedarse, pero Martin logro convencerlos después de una hora que no era necesario y estaba bien. Por supuesto, esto había hecho que las revistas sacaran "noticias" de última hora, y si, les digo "noticias" porque no son más que cotilleos incesantes de gente sin vida. Tom estaba por viajar acá, pero logré convencerlo de lo contrario. El calor y la falta de aire habían hecho de las suyas, y ya que yo no tenía el mejor corazón del mundo, me desmaye.

—Ignóralos—me dice Zendaya.—O échales la culpa. Después de todo, es por ellos que te desmayaste.

—Y tu corazón malito, no olvidemos eso—agrega Harrison. Los cuatro lo quedamos mirando.—¿Qué?

—Limítate a quedarte en silencio—le dice Zendaya, rodando los ojos.

—¿No deberías ir al médico?—pregunta Tom. Me encojo de hombros.

—No creo que sea tan grave—digo, restándole importancia.

—¿No deberías dejar de desmayarte con lo que tienes en el hombro?—pregunta Martin.

—No necesariamente—digo. Sin que se vea en el teléfono, le pellizco el antebrazo.

—Deberías ir—dice Tom, con tono severo.

—No ha sido nada—digo, colocando los ojos en blanco.

—Tenemos que volver—dice Zendaya, mirando su teléfono. Tom suspira.

—Hablamos más tarde—me dice. Le sonrío y asiento.

—Nos vemos.

Corto la llama da, me cruzo de brazos y miro a mi mejor amigo. Levanta las cejas y parpadea un par de veces.

—¿Qué?—pregunta. Le doy un manotazo en el brazo.

—Eres un bruto—le digo.

—¿Por qué?

—¿Es que no se entendió que debías callarte? No digas nada de mis desmayos, ¿de acuerdo?—le advierto. Martin frunce el ceño.

—Es malo ¿verdad?—pregunta. Suspiro y sacudo la cabeza.

—No lo sé, pero Tom tiene razón, e iré mañana al doctor. Después de dejar mis cosas en la residencia. Puedo ir a ver a algún doctor en el campus.

—¿Qué crees que puede ser?—pregunta Martin.

—Puede que simplemente el aparato esté funcionando. Cuando da las descargas eléctricas, la persona se puede desmayar—respondo.

Martin relaja su expresión. Por supuesto que es la mejor opción, y no le diré que lo otro puede ser que realmente el aparato este fallando.

Ordenamos un poco las cosas, le doy comida a Thor, y nos vamos a dormir. Se siente extraño dormir en la cama de Tom sin él. Me había acostumbrado a tenerlo junto a mí, las sabanas olían a él. Cuando los parpados comienzan a pesarme, Tom me llama.

—Hola—susurro somnolienta.

—Hola—saluda él, con una amplia sonrisa.—Veo que tienes sueño.

—Estoy cansada—admito.

—Está bien. Solo quería darte las buenas noches. Ya te extraño—admite avergonzado. Rio por lo bajo y suspiro.

—Yo también—replico en voz baja.

—Antes de ir a Nueva York, estaremos un par de días en Londres—comenta. Sonrío de lado.

—¿Iras a verme?—pregunto.

—Por supuesto, y tal vez allí podríamos hacer esa venganza que quieres hacerle a Harrison—sugiere. Sonrío maliciosamente.

—Tentador—digo, mordiéndome el labio. Tom suelta una risita ligera.

—Ve a dormir, mañana tienes que hacer muchas cosas. E insisto en que veas a un médico—dice. Ruedo los ojos y asiento.

—Lo hare—digo, con tono cansino. Lo observo a través de la pantalla, como me gustaría tenerlo aquí, durmiendo a mi lado.—Te amo—susurro. El esboza una media sonrisa.

—Yo también—susurra.

Nos despedimos, dejo el teléfono en la mesita de noche y cierro los ojos. Pensé que tal vez, con la nostalgia de que no tenerlo aquí, me costaría quedarme dormida, pero inmediatamente caigo en un sueño profundo.

A la mañana siguiente, Martin se encarga del desayuno mientras yo preparo una de mis maletas para llevarla y dejarla en Oxford. Llevaba las cosas más pesadas, como las sabanas, los abrigos, mis botas y los libros. Ya después llevaría el resto de la ropa. Esperaba anotar bien las cosas que necesitaría comprar allá, tal vez incluso algún mueble. De seguro necesitaría mi pequeña pizarra donde anotaba diagramas para estudiar, y otro pizarrón de corcho donde colocar mi calendario y las cosas pendientes por hacer.

La mañana se me hace corta, no me doy cuenta cuando ya vamos en el tren de camino a Oxford. Tom había insistido en que llamásemos a su chofer, pero me parecía innecesario, al menos ahora. Cuando llegásemos a la estación podíamos tomar un taxi o uber que nos llevara hasta el campus, ya que no iba a ser cómodo caminar con mi maleta.

Mientras viajábamos en el tren, no podía dejar de pensar en cómo haría con Thor. Quiero decir, por supuesto que viviría con él, pero tenía que llevarlo un día para que se acostumbrara al lugar, se había acostumbrado bastante a la casa de Tom y a salir al parque allí cerca. De cualquier manera, Thor no era muy problemático, excepto porque le gustaba lanzarse sobre toda persona que se le cruzara por delante, no para atacarlo, sino para recibir cariño.

Cuando al fin llegamos a la residencia, Martin mira embelesado el campus, y como no, si es hermoso. Sara, mi roomate, no estaría (había estado hablando con ella por mensaje de texto), pero dentro de unos días llegaría junto a su mascota Stiles (si, por Teen Wolf), un carlino (o pug) que, esperaba, se llevara bien con Thor.

Cuando acabe de ordenar (todo mientras Martin estaba acostado en la cama), decidí que sería buena idea visitar al médico del campus.

—¿Estás seguro que estarás bien solo?—le pregunto a mi mejor amigo. Suelta un bufido.

—¿Bromeas? Voy a estar aquí, mirando todo el campus. No te preocupes por mí—replica él.

Le sonrío y lo dejo allí, en medio de los adoquines, admirando los edificios mientras yo me adentro en la enfermería. La recepcionista toma mis datos, le entrego mi credencial, y me pide que espere mientras la doctora se desocupa.

Unos minutos más tarde, me hacen entrar a su despacho, un lugar con paredes pintadas de color celeste, con cerámica blanca y un escritorio de madera clara. La doctora me saluda y lee mi ficha rápidamente, con todo el expediente sobre mi desfibrilador y mi enfermedad.

—¿Y hace cuánto tiempo se lo colocaron?—pregunta la doctora.

—Casi cinco meses.

—¿Y además de ese procedimiento y la ablación, algún otro procedimiento en esa ocasión?—pregunta. Niego con la cabeza.

—Tuve un neumotórax después de la instalación, pero no fue grave—respondo.

—¿Ha sido operada de alguna otra cosa?

—Limpieza quirúrgica en mi pierna derecha y un legrado—digo. Mi voz tiembla un poco con esto último. La doctora anota en la ficha electrónica, muy atenta a mis palabras.

—¿Ha tenido algún otro episodio similar a este?—pregunta.

—Después de la colocación del desfibrilador, no.

—¿Mareos, visión borrosa?—pregunta. Niego con la cabeza.—¿Ha tenido algún accidente en que se haya golpeado la zona?

Supiese doctora, tengo menos suerte que yuyin pienso.

—Tuve un accidente de choque hace un par de meses, pero no me golpee allí.

Intento hacer memoria de alguna situación donde allá estirado demasiado el brazo, y entonces lo recuerdo. Oh no. Fui al médico, él dijo que estaba todo bien ¿no? Aunque nunca me tome una radiografía. Puede que tal vez no se haya dado cuenta en esa ocasión.

—¿Señorita?—pregunta la doctora. Levanto la cabeza y la miro preocupada.

—Hace unos cuatro meses me golpee en el hombro con una mesa. Fui al médico, pero me dijo que estaba todo bien—explico, con voz monótona.

—¿Le hicieron una radiografía?—pregunta. Niego con la cabeza. La doctora hace una mueca.—Creo que sería prudente que fuese a hacerse unos exámenes para corroborar que todo esté funcionando correctamente. Cuando los tenga, vuelve aquí a pedir una cita conmigo ¿le parece?

Asiento con la cabeza, sintiendo de pronto terror ante todo esto. Ese fue el golpe que me di por culpa de la pelea entre Tom y Harrison.

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Taran! Si, lo se, la Diosa del drama lo hizo otra vez.

Les recuerdo que el concurso para realizar portadas de este libro aun siguen abierto, si están interesades, no duden en hablarme por interno 😊

Recuerden seguir wattpad.lovers4 en instagram! Hoy haré una dinámica donde responderé sus preguntitas de la saga (si, he decidido llamar a esta historia "Saga Destino")

Les leo, lectores insaciables <3

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