Far from home: parte 2
Dramamometro (recalibrado): nivel 1
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—Ha sido increíble ver como se ve todo con efectos especiales—comento. Jake se ríe.
—Ahora ya no se ve como que estemos haciendo el ridículo—bromea. Suelto una carcajada.
—¿Te pusiste celosa con el beso?—me molesta Harrison. Le doy una mirada asesina.
—Tengo entendido que ______ me beso antes que Tom—replica Zendaya, haciéndome reír.
—¿Qué?—pregunta Sara, arqueando una ceja.
—Engañaste a mi esposo—se ofende Jake.
—El trato era que yo fuera su amante, nadie hablo de exclusividad—le digo.
—Exacto, todos aman nuestro bromance, ___daya—comenta Zenday, haciéndonos reir.
—¿Qué demonios está pasando?—pregunta Sara.
—Lo que pasa es que un día este demonio se volvió loca y beso a Zendaya—explica Harrison.
—No solo la beso a ella—dice Jake. Zendaya y yo lo miramos, intentando hacerlo callar.—También te beso a ti ¿no?
—¿Qué?—pregunta Sara, alejándose de él y mirándolo. Jake abre los ojos como platos, pero ya la ha cagado.
—Yo...—intenta explicar Harrison. Sara me da una mirada dolida, y luego da media vuelta y se va, perdiéndose entre la multitud de la pista de baile.
—Mierda, Hazza. No sabía que tenían algo—se disculpa Jake.
—Es solo un beso—dice Zendaya. Harrison suspira.
—Ella sabe...—se detiene y me mira. No tiene que proseguir, se a lo que se refiere.
—¿Sabe qué?—pregunta Jake. Harrison lo mira, pero yo no despego mis ojos de él.
—Estaba enamorado de ______—dice finalmente. Era extraño tener un silencio incomodo siendo que el bullicio era gigante.
—Oh—Jake no atina a decir más. Esto es más que incómodo.
—Debería ir a hablar con ella—susurra Harrison.
—No, iré yo. Esto es mi culpa—le digo.
—Y del tequila—acota Zendaya.
—La verdad es que creo que es mi culpa—sonríe Jake, avergonzado.
—No—le decimos Zendaya y yo.
—Un poco —replica Harrison al mismo tiempo. Lo miramos mal.
—Vuelvo enseguida—le digo, dándole un apretón en el brazo, y me alejo en dirección a los baños, con la esperanza de que este allí.
—¿Estuviste enamorado de la novia de tu mejor amigo?—escucho que le pregunta Jake.
—Ahora que lo pienso es algo extraño que nos hayamos besado—comenta Zendaya.
—El único al que no ha besado es a mí—bromea Jake.
—Solo espera a los shots de tequila, de seguro llegara tu turno—bufa Harrison.
Sus voces se pierden entre la muchedumbre. Entre el mar de gente, busco el vestido azul eléctrico que llevaba. La diviso junto a la barra, bebiendo como si fuera agua unos shots que, apostaría mi enfermo corazón, eran de vodka.
Tom había desaparecido junto a Martin y Jacob hacia varios minutos. El éxito de la película había sido rotundo, y el after party era de locos. Me siento junto a Sara, que o no repara en mi presencia, o me ignora.
—Sara—le llamo. Levanta una mano con el dedo índice levantado mientras se termina el penúltimo shot. Se ha bebido al menos cuatro.
—Estoy bebiendo—dice, antes de coger el otro vaso y bebérselo de un sopetón.
—Hazza no siente nada por mí—le aclaro.—El beso... fue hace mucho tiempo, casi un año. Él te quiere, a ti.
—No estoy enojada por un estúpido beso—explica. Se voltea a mirarme, apretando los labios, y sacude la cabeza.—Estoy molesta porque no me lo dijo.
—Sara, me he dado besos más largos cuando era niña y practicaba dar besos con mi mano. Honestamente casi no cuenta como beso—digo.
—No me importa si dura un segundo o veinte años—replica.—Digo, sería distinto si hubiesen tenido algo, claro. O si se hubiesen acostado. Sé que es un tonto beso, pero... ¿Por qué no me lo dijo?
Incapaz de responder, me encojo de hombros y hago una mueca.
—Eso pensé—continua ella. Suspira y observa el vaso con el que sus manos juegan.—Siento que si no me lo dice, es porque algo tiene que esconder. Y si algo tiene que esconder es porque aun siente algo por ti.
—Es mi amiga—escuchamos a nuestro lado. Harrison está de pie tras ella.—No dije anda porque no quería que pensaras que aun sentía algo. La quiero, sí. Como mi amiga, probablemente una de mis amigas más cercanas. Aunque sea el mismísimo diablo encarnado.
—¿Gracias?—digo, arqueando las cejas. Sara se ríe. Harrison se acerca y coge su mano.—Iré a buscar a Tom.
Me levanto camino hacia la pista de baile. No quería ser la tercera en discordia. Me coloco de puntillas, buscando a Tom por el lugar. Una mano se posa sobre la mía y me obliga a voltear. Con mi puño preparado para golpear al idiota que ha osado tocarme sin mi permiso, levanto el brazo y me detengo en seco cuando encuentro sus ojos castaños.
—Tom—susurro aliviada. El ríe.
—¿Qué pretendías hacer? ¿Golpearme?—pregunta divertido. Ruedo los ojos.
—¿Dónde estabas?—pregunto, acercándome a él y apoyando mis manos en sus hombros.
—Hablando con Kevin. Hay problemas entre Sony y Disney por el futuro de Spiderman—replica, con una mueca. Enrollo mis brazos en su cuello, acercándome más a él.
—Estoy segura que encontrarán una solución. Eres el mejor Spiderman—le ánimo. Una sonrisa se dibuja en sus labios. La música cambia y comienza a sonar "Señorita", el nuevo éxito de Camila y Shawn. Tom se aclara la garganta y se separa un poco de mí.
—¿Señorita?—dice, ofreciéndome su mano.
Sonrío coqueta y la cojo. Me da un giro y termino entre sus brazos. Me dejo llevar por el ritmo de la canción, olvido la gente que nos rodea y nos movemos como si estuviésemos los dos solos en aquel lugar. Sus brazos rodeando mi cintura, su aliento chocando contra la piel sensible de mi cuello. Sus ojos brillantes despiertan en mí aquella llama que solo él puede aplacar.
El camino de vuelta al hotel es silencioso, pero en el aire se siente la tensión, palpable. Mientras los demás conversan, no puedo dejar de mirarlo. Con mis piernas cruzadas, el acaricia mi rodilla y la piel expuesta de mi muslo, dejando aquel camino de cosquillas que solo aumentan el deseo en mi interior. Casi me siento sofocada de tenerlo tan cerca y no poder hacer nada con tanta gente junto a nosotros.
En el ascensor las cosas no mejoran. El aire se hace pesado, y siento como si vibrara, mientras mi cuerpo sigue comiéndoselo con la mirada, expectante. No dejamos de mirarnos hasta que llegamos a la habitación. El momento en que Tom cierra la puerta, la tensión se desata.
La luz plateada de la luna ilumina el lugar. Me quedo quieta, mirando por las grandes ventanas el resto de Los Angeles. Puedo sentir el calor que emana su cuerpo en mi espalda. Cierro los ojos cuando una de sus manos recorre la piel expuesta de mi columna, deteniéndose en el cierre. Deposita un beso en mi hombro izquierdo, encendiendo en mí el deseo.
—Te amo—susurra contra mi cuello, mientras continúa repartiendo sus húmedos besos, erizando mi piel.
Abro los ojos, sintiendo como algo salvaje y descontrolado despierta en mí. Volteo bruscamente, quedando de frente. El me observa curioso. Me quito los tacones lanzándolos a algún lugar de la habitación. Coloco mis manos en mi espalda y bajo la cremallera del vestido. Tom se queda quieto observando como la tela del vestido se desliza por mi cuerpo, dejándome solo en bragas.
Traga saliva. Sus ojos recorren mi cuerpo, y no me importa no ser perfecta, porque la forma en que me mira me hace sentir jodidamente sexy. Coloco mis manos en su pecho, y las deslizo con lentitud por debajo de su chaqueta hasta dejarla caer al suelo.
Recién entonces reacciona y comienza a quitarse la camisa mientras yo desabrocho sus pantalones. Sus manos atrapan mi rostro y me besa con desesperación. Su lengua busca la mía, exigiendo y provocando. Sus dedos se enredan en mi cabello rizado y mis manos acarician su musculoso torso, repasando y definiendo cada uno de sus músculos que me hacen perder la razón.
Camino de espaldas hasta chocar con el respaldo del sillón de la sala. Sus manos bajan a mis pechos y comienza a masajearlos, haciéndome jadear y gemir. Echo al cabeza hacia atrás, separándome de su boca, y comienza a repartir besos por mi cuello. Rasguño su pecho mientras me acorrala contra el sillón. Puedo sentir lo duro que esta contra mi entrepierna, y eso me excita aún más.
Me coge en brazos y automáticamente rodeo sus caderas con mis piernas. Hundo mis dedos en su cabellera y vuelvo a besarlo descontroladamente. Conmigo a cuestas, camina hasta sentarme en el brazo del sillón. Con un brazo, me afirmo del respaldo mientras sus manos bajan mis bragas con una lentitud tortuosa, erizándome la piel. Su boca comienza a bajar por mi boca hasta mis pechos, donde muerde, chupa y succiona, llevándome al borde de la locura. Continúa bajando por mi abdomen a medida que sus manos deslizan mis bragas pos mis piernas.
Se detiene y levanta la cabeza, mirándome, mientras mi respiración errática hace subir y bajar mi pecho, sintiendo que no hay suficiente aire en el lugar. Con mi otra mano aun enredada entre sus cabellos, comienza a dejar un camino de húmedos besos en mi muslo, haciéndome estremecer. Arrodillado frente a mí, con sus dedos acariciando mis piernas, el continua subiendo sus besos hasta mi intimidad, sin dejar de mirarme a los ojos.
Sus manos acarician la cara interna de mis muslos, obligándome a abrir las piernas. Jadeo y muerdo mi labio mientras arqueo la espalda, al sentir sus besos cada vez más cerca de mi intimidad.
Sus dedos rozan la piel sensible de mi centro y un gemido escapa de mis labios. El momento en que su lengua acaricia mi interior cierro los ojos y suelto un audible gemido. Sus manos rasguñan mis muslos y suben hasta mi trasero, dándole apretones, a medida que yo gimo y jadeo, cada vez más descontroladamente por la magia que su boca hace.
El remolino de placer se asienta en mi vientre bajo. De improviso, su boca se separa. Abro los bajos y aprieto mis muslos, para hacerle saber mi molestia. Con sus agiles brazos me acerca a él, enrollando mis piernas en sus caderas. Se ha quitado el bóxer, y puedo sentir su miembro rozando mi intimidad.
—Te deseo—susurra con voz ronca.
Espera una respuesta, pero no me siento capaz de hablar. Me acerco a su cuello y deposito un besos, mordisqueando ligeramente la piel. Suelta un jadeo, y mis manos rasguñan su espalda.
Una de sus manos agarra mi cabello, obligándome a mirarlo, mientras la otra me sostiene de la cadera. Entra en mi con un solo y profundo movimiento, llenándome por completo, haciéndome gemir. Una sonrisa de satisfacción se dibuja en sus labios, y comienza a moverse en mi interior.
Me afirmo de él, juntando su pecho con el mío en aquel vaivén. Acallamos nuestros gemidos con besos. Jala ligeramente de mi cabello para exponer mi cuello y comienza a atacar. Cierro los ojos cuando siento que me acerco cada vez más al clímax.
—¡Oh, Tom!—grito cuando el remolino de placer explota con sus rápidos y profundos movimientos.
Continúa moviéndose por unos segundos hasta que suelta una especie de gruñido mezclado con gemido y lo siento irse dentro de mí. Apoyo mi frente sudorosa en su hombro, mientras me abraza, dibujando con sus dedos círculos en mi espalda. Nuestras respiraciones agitadas, nuestros corazones latiendo al mismo ritmo frenético. Deposita un beso en el lugar de mi marcapasos y luego sube hasta mi oreja, besándome justo por debajo.
—Adoro que te hayas colocado el implante—susurra. Me rio. Levanto la cabeza y lo miro.
—Yo también, créeme—replico.
Me acerco a besarlo. Sus labios responden con ternura y suavidad, pero mi boca exige. Se separa y me mira, arqueando una ceja.
—Quiero más—susurro, mordiéndome el labio.
—¿Mas? ¿Es que no te cansas?—pregunta. Suelto una risita y niego con la cabeza.
—Nunca—musito contra sus labios.
—Insaciable—me acusa.
—Contigo, siempre.
Y me lanzo a besarlo, mordiendo su labio.
Honestamente ¿alguien puede culparme por querer más?
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No se mal acostumbren, simplemente tenia inspiracion, por eso subi otro.
Hace calor ¿no?
¿Tienes una pregunta? ¡Déjala acá! (no respondo spoilers, así que no pregunten si pasara tal cosa)
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Les leo, lectores insaciables <3
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